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GUSTAVO MIZRAIM GONZÁLEZ RODRÍGUEZ

A modo de prólogo

En la experiencia del día a día permitirse echar “una mirada hacia


el pasado con la intención de observar los hechos, situaciones y
contingencias que configuran la vivencia del docente”, no es lo común, y
hasta podría decirse que es una experiencia que pocas veces
realizamos.
Tal situación no es producto de algo difícil, sino de la poca
costumbre que no asumimos a veces dentro del activismo laboral y
profesional en el que nos sumergimos y es la falta de reflexión, de volver
a nuestras fuentes, al origen, al principio de este reto que cada uno
asume.
Es por ello que éste es un nuevo reto, que se convierte en
condición de posibilidad para que la reflexión personal se mantenga
como una actitud-habilidad-hábito de nuestra experiencia docente, que
toca en el fondo lo personal y hasta lo más íntimo, porque se plantea a
la persona, a uno mismo, desde una visión holística e integral.

Datos, formación académica y génesis vocacional

Nací en Caracas el 21 de junio de 1979 y tengo 28 años. Estudié


en el Colegio La Sagrada Familia (Propatria) y en el Liceo San José (Los
Teques).

De inmediato inicié estudios de Filosofía en el Instituto


Universitario Salesiano Padre Ojeda (Los Teques). Ya en el año 1998,
tenía doble inscripción, pues cursaba el Baccalaureato en Filosofía por la
Universidad Pontificia Salesiana de Roma, y Educación, Mención Filosofía
por la UCAB-Los Teques. Con materias comunes y materias específicas
viví un momento intenso de formación, investigación, lectura,
profundización junto a mis compañeros.

También viví momentos arduos de trabajo y ejercitación educativa


formal y no formal, organización, planificación, producción de material
educativo, coordinación académica, deportiva, cultural, cursos, en fin, un
tiempo privilegiado de formación y ejercicio docente. En 2002 obtuvimos
(mi amigo Gerardo, otros compañeros y yo) el Baccalaureato en
Filosofía. Y en 2003 egresé de la UCAB-Los Teques con la Licencia en
Educación, Mención Filosofía.

Ese mismo año, ya estaba cursando el V Semestre de la


Licenciatura en Teología en la UCAB (mediante traslado interno se logró
el reconocimiento de estudios de los cuatro semestres previos
correspondientes al bienio filosófico). Otra etapa, otra exigencia, otro
nivel, no sólo por el tratamiento de cosas Divinas y religiosas, sino
además por el compromiso de las temáticas, la base previa y el ingreso
a la docencia en Educación Superior, para mí un camino de Dios.

En julio de 2007 culminé con el Examen de Universa (Examen final


correspondiente al TEG) la Licenciatura en Teología en la UCAB y el
Baccalaureato en Teología en la UPS-Roma-Caracas, agregando no sólo
títulos, sino la exigencia de un mejor desempeño personal y profesional.

La docencia para mí es un regalo de la vida. Sé que no es la mejor


pagada, pero sin duda es indescriptible la satisfacción de acompañar,
guiar, formar y aprender día a día con tu trabajo, esmero y desarrollo.
Doy gracias a Dios, a mi maestra Eva (Sexto Grado), a Hilario (maestro
de vida) y a todos los que han puesto un granito de arena en mi
formación... Sin ese aliciente, no sentiría la exigencia que siento ahora:
ser maestro: eso que disfruto y comparto con quienes me rodean.

De este reto de ser mejor persona y mejor profesional, me


incorporo al Curso de Evaluación de los Nuevos Ambientes Tecnológicos
de E-A con la expectativa fundamental de cualificación, reflexión y toma
de decisiones pedagógicas para un mejor servicio educativo.

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