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Ana Carolina Piña Zurutuza

06-06-2018

La imaginación1 y los aparatos ideológicos de Estado

Toda sociedad depende de un modo específico de producción y, por lo tanto, de reproducción

de las condiciones de producción. Y esta reproducción no solamente involucra los materiales

para crear ciertos productos, o las instalaciones e infraestructuras para dichos procesos;

ninguna producción y reproducción es posible sin una fuerza de trabajo. Louis Althusser en

su texto Ideología y aparatos ideológicos de Estado, Freud y Lacan no pretende explicar en

qué consiste la reproducción de las condiciones de producción “materiales”2, sino qué es lo

que posibilita que los miembros de la sociedad continúen con dicha reproducción, en la

mayoría de las ocasiones sin ser de manera “voluntaria”.

El propósito principal de este ensayo será no sólo establecer una relación entre el elemento

de la imaginación en el concepto de transindividualidad de Étienne Balibar y los de la

ideología y AIE de Louis Althusser, sino también mostrar cómo estos conceptos, a pesar de

basarse en supuestos semánticos y ontológicos diferentes3, pueden convivir de tal forma que

… Para esto, comenzaré por dar una explicación más o menos detallada del concepto de la

transindividualidad, para después pasar al elemento de la imaginación en dicho concepto, y

así poder establecer la relación y convivencia entre las ideas de estos dos autores.

El concepto de la transindividualidad de Balibar no es, desde mi lectura, una propuesta nueva

para definir al individuo spinoziano, sino un recordatorio de que este individuo no puede ser

asociado con teorías individualistas. Para entender lo que Spinoza entiende por individuo, y

1
A lo largo de todo el texto, me referiré a la imaginación en el sentido spinoziano del término.
2
Aquí me estoy refiriendo a recursos naturales, manufacturados, etc.
3
Considerando que Étienne Balibar fue discípulo de Althusser, sería muy ignorante de mi parte decir que no
hay una clara relación entre ambos pensamientos. Sin embargo, el caso específico de la imaginación, la
ideología, y los AIE, es diferente, principalmente porque Althusser apela en muchas ocasiones al
psicoanálisis, mientras que Balibar únicamente se basa en la filosofía de Baruch Spinoza.

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su relación con su teoría política, es necesario comprender la relación de éste con el sistema

de causalidad de su teoría ontológica. De igual forma, resulta muy interesante hacer una

comparación entre el elemento de la imaginación de la transindividualidad con la forma en

la que operan los AIE4.

El que la ontología de Spinoza contenga un sistema de causalidad, no quiere decir que ésta

elimine la individualidad/singularidad de todo lo que forma parte de este sistema; no es una

ontología de unificación, sino de "determinación o diferenciación,"5 en la que se establece

una relación de interdependencia entre todo lo existente. De acuerdo con Balibar, 6 el

individuo de Spinoza es una unidad que siempre está compuesta de muchas partes, el cual

tampoco puede ser pensado como un átomo, físico o espiritual.7 Los individuos son

construidos, activos, y productivos; esta construcción implica una conexión original y previa

con otros individuos, no sólo como una adaptación recíproca del individuo y su entorno, sino

también como procesos de individuación e individualización8 interdependientes. Todo

individuo llega a ser único y separado porque otros individuos también llegan a ser únicos y

separados a su manera. La existencia de un individuo implica la existencia de una

colectividad de más individuos porque, “los procesos que llevan a separar las singularidades

no están separados ellos mismos.”9

4
Aparato ideológico de estado.
5
Etienne Balibar, De la individualidad a la transindividualidad, p. 10
6
Ibid, p. 17
7
Ibid, p. 19
8
Balibar entiende por individuación al proceso por el cual un individuo se distingue de su entorno, el cual
está compuesto por otros individuos, mientras que individualización es el proceso por el cual todo individuo
es único. Es decir, todo individuo es individuo en tanto que es único y se distingue de su entorno. Cfr. Ibid
p.17. Nota al pie
9
Ibid, p. 18

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Toda cosa finita es una causa en un sentido absoluto, y al ser una causa, también es

necesariamente el efecto de otra cosa.10 En este sentido, todo lo existente está necesariamente

relacionado, puesto que todo es causa de cierto(s) efectos al mismo tiempo que es efecto de

otra(s) causa(s); por lo tanto, existir implica actuar sobre otras cosas; “'causar' es una

operación por la que algunas cosas modifican o modulan la forma en que otras cosas actúan

(o producen sus efectos).”11 Y estas cosas finitas o singularidades tienen que ser individuos,

puesto que solamente ellos son capaces de afectar para ser afectados.12

Recordando la definición que da Spinoza del deseo como “la esencia misma del hombre en

cuanto es concebida como determinada a hacer algo en virtud de una afección cualquiera

que se da en ella”13, podemos darnos cuenta tanto de la congruencia del sistema de causalidad

como de su similitud con la esencia del individuo humano; “la esencia de la causalidad es la

unidad de actividad y pasividad […] dentro de uno y el mismo ‘sujeto’ (o individuo, como

Spinoza prefiere decir), una unidad que define el conatus singular de un individuo y lo

relaciona con la multiplicidad infinita de otros individuos.”14

Debido a su conato, todo individuo siempre buscará relacionarse con aquellos individuos de

naturaleza común, pues considerará que esa es la mejor manera de preservar su ser. Sin

embargo, esto no quiere decir que la relación entre esos individuos que viven en sociedad

será armónica y pacífica. Como se dijo, todo individuo siempre buscará la manera de

autopreservarse, vivir en sociedad en el caso del ser humano; sin embargo, la mayoría de los

seres humanos están gobernados por las pasiones, lo cual inevitablemente provocará que

10
E1P28 y E1P36
11
Ibid, p. 26
12
Ibid, p. 28
13
E3AD1, las cursivas son del autor
14
Ibid, p. 29

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estas personas que viven en sociedad entren en conflicto, y lo que antes veía un individuo

como algo que iba acorde a su naturaleza, lo puede ver ahora como algo que va en contra de

ella y que amenaza su propia preservación. Estos dos factores, la mutua necesidad de

existencia del individuo y la colectividad, y la posibilidad de que un individuo pueda afectar

y ser afectado de manera negativa, demuestra que no toda relación individuo/colectividad es

potenciadora o buena.

Es ahí donde entre el segundo elemento, o la segunda manera, que utiliza Balibar para

comprender la transindividualidad, el concepto de integración “[…] como la clave para la

construcción de sucesivos órdenes de individualidad, u órdenes de integración de individuos

más ‘simples’ dentro de los más ‘complejos’ […].”15

Balibar introduce dos órdenes de complejidad para este concepto de integración. El primero

plantea la equivalencia lógica, o dualismo, entre la idea de cada existencia individual actual

y la idea de las relaciones múltiples entre los individuos16; básicamente se está haciendo

referencia a la teoría del paralelismo17 en la ontología de Spinoza. El segundo orden de

complejidad habla del individuo como “un nivel determinado de integración”18, en el cual

incorpora tanto a otros individuos en niveles “inferiores” de integración, como se incorpora

él mismo a niveles “superiores” de integración. La distinción entre “totalidad” y “parte”,

incluso la distinción entre individuos, es completamente relativa.19 Es imposible considerar

al individuo como un átomo, o algo que puede existir aislado de su entorno; un individuo

puede ser la totalidad en un nivel, y ser meramente un componente de otra totalidad "más

15
Ibid, p. 23
16
Ibid, p. 30
17
Aquí estoy haciendo referencia a lo expuesto en E2P7
18
Ibidem
19
E2P19 y E2P24

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grande" en otro nivel. Y estas relaciones entre individuos se dan y mantienen gracias a una

proporción constante de movimiento y reposo característica de cada individuo. Lo que hace

a los individuos ser únicos y distinguirse de su medio, lo que les permite permanecer en sí20,

el conatus, es su proporción dinámica de movimiento y reposo21.

Nuestra individualidad se preserva en tanto que nuestra proporción de movimiento y reposo

también se preserva. Esta relación de autopreservación entre los individuos es una de

continua regeneración/reproducción y destrucción de estas proporciones; el individuo

continuamente da a otros individuos parte(s) de sí mismo al mismo tiempo que éste

incorporamos a sí mismo parte(s) de otros.22 Sin embargo, este proceso de intercambio no

es necesariamente equitativo, sino que puede ser todo lo contrario. Al regenerar mi

proporción dinámica “tomando” partes de la proporción de otro individuo, ésta puede

disminuir al grado de desaparecer en caso de que ni yo ni otros individuos le cedan partes

suyas. Nuestra preservación como individuos en muchos casos implica, inevitablemente, la

destrucción de otros. De ahí se sigue la idea de que no toda relación individuo/colectividad

sea benéfica.

El Estado es un individuo compuesto de muchos otros individuos, que interactúan en una

multiplicidad de niveles. Idealmente, la autonomía de los individuos que lo conforman no

será reducida, sino ampliada, de la misma manera que la soberanía del Estado será ampliada

con la creciente autonomía de los individuos23. En este sentido, la soberanía del Estado es

proporcional a la autonomía y libertad que tienen los individuos que la conforman. Para crear

20
Etienne Balibar, De la individualidad…, p. 33
21
Ibid, p.34; E2P19 y P24, E3P6-P8
22
Ibid, p. 35
23
Ibid, pp. 19-20

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y preservar la existencia del individuo Estado, el individuo humano también establece esta

relación de regeneración/destrucción con el Estado y con los demás individuos que lo

conforman, pero no de manera horizontal, sino en una multiplicidad de niveles; podríamos

compararlo con el individuo cediendo al Estado su derecho de actuar por decisión propia para

así poder vivir pacíficamente con los demás24. Idealmente este proceso de regeneración y

destrucción funcionaría de tal manera que ningún individuo humano tendría miedo de ser

destruido en esta relación de regeneración/destrucción con el objetivo de preservar a otro

individuo humano; y si se diera ese caso, se tendría la certeza que tal destrucción es benéfica

para todos los miembros del Estado. Sin embargo, incluso Spinoza sabe que eso no es posible.

Por medio de su teoría ontológica y política, Spinoza no pretende explicar solamente como

debería ser la relación ideal entre el individuo humano y el individuo Estado, sino también

cómo y por qué los Estados fallan. La opresión del Estado, las rebeliones de las masas,

incluso la explotación a la someten y son sometidos los individuos, todo puede ser explicado

desde la noción de transindividualidad ¿Cuántas veces ha ocurrido que el Estado no ha

recurrido a la eliminación de individuos para así poder preservar su esencia, y viceversa?

¿Cuántas veces un individuo ha considerado la explotación de otro individuo necesaria para

su preservación?

Este podría ser quizá el punto donde hay una mayor divergencia entre Spinoza y Althusser,

ya que para el filósofo francés el Estado es una máquina que cuya única función es la de

asegurarse que la clase dominante siga gobernando sobre el proletariado. En el caso de

Spinoza, la institución y preservación del Estado es un acto consensuado y, sobre todo,

24
TTP 411-412; Etienne Balibar, Spinoza y la Política, p. 44

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racional entre todos los individuos que lo conforman. Evidentemente, puede pasar, y Spinoza

sabe que ha pasado, que dicho Estado sea monárquico u oligárquico, y que haya una clase

dominante que someta a las demás a través de la ignorancia, demagogia y miedo. No

obstante, siempre existe la posibilidad de que haya una revolución, y con ello un cambio en

la forma de gobierno.

Y es aquí donde quiero recurrir a la tercera explicación de la transindividualidad que da

Balibar, la de la transindividualidad como “mediación entre ‘imaginación’ y ‘razón’”25.

Por medio de las interacciones con los Otros individuos, el individuo será afectado de

distintas maneras; estas afecciones le generarán ya sea alegría o tristeza, las cuales asociará

con la imagen de los Otros individuos, se despertarán en el individuo sentimientos de odio o

amor hacia ellos, así como el deseo de agradarles o desagradarles.26 Como dice Balibar: “[l]a

relación con el Otro emerge entonces como un doble proceso de identificación: nos

identificamos a nosotros mismos con otros individuos porque percibimos una semejanza

parcial (i.e. una semejanza de partes del cuerpo o de la mente, que convierten en objetos de

deseo positivos o negativos) y proyectamos nuestras propias afecciones sobre ellos (o las de

ellos sobre nosotros).”27 Esta comunicación de afectos entre individuos forma parte del

proceso de regeneración/destrucción del concepto de integración antes mencionado; tanto las

identidades colectivas como las personales son construidas por este proceso, “tratamos de

imitar a otros y actuar de acuerdo con la imagen que hemos construido de ellos.28

25
Etienne Balibar, De la individualidad…, p. 45
26
Ibid, p.51
27
Ibid, pp.51-52
28
Ibid, p. 52

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¿No es acaso la función de los AIE moldear y controlar, en cierta forma, las imaginaciones

que tienen los sujetos? De acuerdo con Althusser, "[d]esignamos con el nombre de aparatos

ideológicos de Estado cierto número de realidades que se presentan al observador

inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas". 29Se necesita de algo

externo al espacio de trabajo que garantice que el trabajador se presentará cada día, a la

misma hora, para repetir la misma labor30. No sólo basta con que los sujetos tengan el

conocimiento necesario para realizar las tareas que se requieren, se necesita que también

estén dispuestos a hacerlas.

[L]a reproducción de la fuerza de trabajo no sólo exige una reproducción de su calificación

sino, al mismo tiempo, la reproducción de su sumisión a las reglas del orden establecido, es

decir una reproducción de su sumisión a la ideología dominante por parte de los agentes de

la explotación y la represión, a fin de que aseguren también 'por la palabra' el predominio de

la clase dominante31.

Incluso en un Estado ideal el conflicto político entre individuos es inevitable. Se necesitaría

una visión única sobre el mundo, que todos tuvieran las mismas opiniones, y que todos

desearan lo mismo para poder garantizar una coexistencia completamente armónica y

pacífica32, y eso es imposible. Las opiniones de los humanos provienen de la imaginación,

dado que la imaginación se basa en las experiencias y relaciones de cada individuo con la

colectividad, y las experiencias y asociaciones de un individuo difieren de las de otro,

entonces es imposible que todos opinen lo mismo. Hay una ambivalencia pasional en los

29
Louis Althusser, Ideología y aparatos ideológicos de Estado, p. 11
30
Ibid, p. 2
31
Ibid, p. 4
32
Étienne Balibar, Spinoza y la política, p.47

8
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individuos, la cual puede ser tanto benéfica como perjudicial. Sin embargo, los AIE permiten

manipular hasta cierto grado33 las imaginaciones de todos los sujetos de la sociedad, no

solamente los de la clase trabajadora. El propósito de los AIE no es imponer cierta(s)

realidad(es) únicamente a algunos sectores de la sociedad sino a todos. El que los AIE

respondan a los intereses de la clase dominante no quiere decir que los que pertenecen a esa

clase puedan mantenerse “externos” a esas realidades.

Cada grupo está prácticamente provisto de la ideología que conviene al rol que debe cumplir

en la sociedad de clases: rol de explotado (con 'consciencia profesional, 'moral', 'cívica',

'nacional' y apolítica altamente 'desarrollada''); rol de agente de la explotación (saber mandar y

hablar a los obreros: las 'relaciones humanas'); de agentes de la represión (saber mandar y

hacerse obedecer 'sin discutir' o saber manejar la demagogia de la retórica de los dirigentes

políticos), o de profesionales de la ideología que saben tratar a las consciencias con el respeto,

es decir el desprecio, el chantaje, la demagogia convenientes adaptados a los acentos de la

Moral, la Virtud, la 'Trascendencia', la Nación, el rol de Francia en el Mundo, etcétera.34

¿Por qué un trabajador sigue creyendo que es trabajador, y acepta que lo sigan explotando?

¿Por qué tantas personas aceptan que el jefe de una empresa tenga más dinero del que

necesita, mientras el trabajador del nivel más bajo ni siquiera tiene lo suficiente para tener

una vida digna? Balibar, a partir de Spinoza, diría que es por las imaginaciones que todos

tenemos a partir de nuestras experiencias. Nuestra forma de “ver” el mundo depende

completamente de nuestras experiencias, pero lo que “aprendemos” o la forma en la que

“aprendemos” de estas experiencias, parecería que nunca es consciente o racional.

33
Aunque es un grado muy alto.
34
Louis Althusser, op. cit., p. 19

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Es cierto que cada persona tiene experiencias diferentes, pero la experiencia desnuda nunca

dice nada. Los AIE son los que dan significación a nuestras experiencias, relaciones, y todo

lo que nos rodea. Todo nuestro proceso identitario y de sujeción es interdependiente con otros

individuos y los aparatos ideológicos de Estado. Sin embargo, por medio de los propios AIE

podemos creer/imaginar que eso no es así, que somos seres completamente autónomos, libres

e independientes; que todo lo que poseemos nos lo merecemos porque nos lo ganamos y

“nadie” nos lo dio; que es cierto que existe la explotación, pero que nosotros no tenemos

nada que ver con eso, porque son otras personas los perpetradores.

Otro aspecto de los aparatos ideológicos de Estado que también me interesa revisar es la

forma en la que se maneja la dicotomía de lo público y lo privado.

“[P]odemos comprobar que mientras que el aparato (represivo) de Estado (unificado)

pertenece enteramente al dominio público, la mayor parte de los aparatos ideológicos de

Estado (en su aparente dispersión) provienen en cambio del dominio privado."35; es

importante aclarar aquí que, aunque para el pensamiento spinoziano esta distinción no tiene

ningún significado real, y los teóricos marxistas se oponen a esta distinción, es importante

tomarla en cuenta, pues esta tiene una gran relevancia en el proceso identitario de la realidad

occidental y colonizada. Más adelante, Althusser hace esa misma aclaración36. Esta

distinción es, desde mi punto de vista, sumamente importante para la preservación de la

“armonía” dentro de los Estado en la actualidad. Podemos ver que, a lo largo de la historia,

e incluso en la actualidad, el ser humano siempre ha valorado su supuesta libertad sobre todas

35
Ibid, p. 11
36
"La distinción entre lo público y lo privado es una distinción interna del derecho burgués, válida en los
dominios (subordinados) donde el derecho burgués ejerce sus 'poderes'. No alcanza al dominio del Estado,
pues éste está 'más allá del Derecho': el Estado, que es el Estado de la clase dominante, no es ni público ni
privado; por el contrario, es la condición de toda distinción entre público y privado” Ibid, p. 12

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las cosas; a nadie le gustaría vivir sabiendo que el Estado, y el capitalismo, controla cada

aspecto de su vida, tanto sus acciones como sus pensamientos. Nos gusta imaginar que,

aunque tenemos que obedecer al Estado en el ámbito de lo público, tenemos la libertad de

actuar, pensar, y ser como nosotros queramos en el ámbito de lo privado, siempre y cuando

no rompamos alguna ley. El que los AIE pertenezcan al ámbito imaginario de lo privado,

hace que todos nosotros imaginemos que los pensamientos y las conclusiones a las que

llegamos son nuestras, y que nuestro proceso de razonamiento no fue manipulado de ninguna

manera; pensamos que el Estado puede controlar nuestras acciones, pero no nuestros

pensamientos.

Bibliografía:

Althusser, Louis, Ideología y aparatos ideológicos de Estado, Freud y Lacan, Ciudad de


México: Tomo, 2009.
Balibar, Étienne. Spinoza, De La Individualidad A La Transindividualidad. Córdoba
(Argentina): Encuentro, 2009.
--- Spinoza y La Política. Trad. César Marchesino y Gabriel Merlino. Buenos Aires:
Prometeo Libros, 2011.
Spinoza. Ética, demostrada según el orden geométrico. Trad. Oscar Cohan. Madrid:
Gredos, 2011.
--- Tratado teológico-político. Trad. Atilano Domínguez. 3era ed. Madrid: Alianza, 2014.

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