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1. LAEDAD MEDIA (c. 1000-c. 1450). CONFIGURACION Y PRIMER DESPEGUE DE LA ECONOMIA EUROPEA Jos ANTONIO SEBASTIAN AMARILLA Universidad Complutense de Madrid 1.1. INTRopuUCCION La Edad Media constituye la etapa de configuracién de la economfa europea que, en gran parte, persistié hasta el siglo x1x. Una etapa, ademés, de creci- miento econémico stricto sensu, durante la cual el PIB por habitante tendié a elevarse en Europa. Los cdlculos, aunque precarios, debido a que la escasa base factual obliga a incluir mas supuestos que datos, dan idea de la dimensién de di- cho crecimiento y de sus principales fases. Van Zanden," al estimar el creci- miento del PIB per c4pita europeo para el lapso 1000-1800, apunta un resultado llamativo: la mayoria de éste habria tenido lugar entre 1000 y 1450, presentan- do, ademas, dos fases bien definidas. En Ja primera, hasta 1300 o 1330, el au- mento del PIB per capita habria sido especialmente «sano»: proveniente de un incremento del PIB algo mayor que el de la poblacién, habria venido acompa- fiado de un crecimiento sustancial del tamaiio de la economfa europea. Malani- ma,’ por su parte, ha efectuado célculos similares para el centro y norte de Italia, la vanguardia de la economia europea de Ja época. Entre 1000 y 1300-1310, el PIB per capita de dicha regi6n aumenté un 61 por 100 y su poblacién casi se tri- plicé. En la segunda fase, entre 1300 y 1450, el PIB por habitante europeo, se- gun Van Zanden, seguirfa creciendo, pero como resultado de un intenso desca- labro demogr4fico, mayor que la consiguiente caida del PIB. Malanima, sin embargo, entre 1300-1310 y 1450-1460, aunque comprueba un brutal descenso de la poblacién de 1a mitad septentrional de Italia, del 43 por 100, detecta un practico estancamiento del PIB per c4pita. Por tanto, puede afirmarse que el cre- cimiento econémico medieval fue relevante —quizé mds de lo que suponia- mos—, dominando con claridad durante los siglos x1-xm, y que, entre 1300 y 1, Van Zanden (2005, 24-26) 2, Malanima (2002, 450). 16 HISTORIA ECONOMICA MUNDIAL, SIGLOS X-XX 1450, si el PIB por habitante siguiéd aumentando, lo hizo a costa de una intensa contraccién de la economia europea. Pero todos estos cdlculos atafien sélo a un aspecto del significado de la Edad Media para la economia europea. La configuracién de ésta en su transcurso re- sulté de la interaccidn de distintos factores, algunos de enorme trascendencia por introducir discontinuidades en trayectorias que se remontaban a la Antigtiedad. Entre éstos destacan tres. Uno, la sedentarizacién de las sociedades europeas, ge- neralizada a todo el continente desde el siglo x1, en territorios estables y durade- ros. Dos, el proceso de colonizacién agraria mas relevante habido en Europa des- de el Neolitico. Y tres, la ruptura del techo demografico logrado en el apogeo del Imperio Romano, en torno al afio 200 de nuestra era, que se habria producido ha- cia 1200. Procesos de magnitud algo menor fueron la conformacién de paisajes agrarios y tipos de poblamiento que alcanzarfan el siglo xx, la creacién de Ja red urbana m4s densa que habia conocido Europa, la profunda homogeneizacién cul- tural, con una fuerte impronta religiosa, 0 la (re)creacién del Estado. Y, en un plano estrictamente econémico, los fundamentos de numerosos senderos de de- pendencia trazados en todos los sectores, como podré apreciarse en las siguientes paginas. Tras esta introducci6n, el capitulo consta de tres apartados. En el segundo, dedicado al perfodo aproximado 1000-1300, se efecttia un recorrido, atendiendo especialmente al surgimiento de caracteristicas de larga duracién en el seno de una economia en crecimiento, por la poblacién, el sector agrario, las actividades artesanales, el comercio, la moneda, el crédito y los instrumentos mercantiles y financieros. En el tercero, el lapso 1300-1450, sin abandonar el enfoque sectorial, se analiza considerando la coyuntura de crisis que la Peste Negra convirtié en du- radera depresién y la adaptacién a ésta de Ja economfa europea. Un epflogo cie- ira este apartado. Y en el cuarto se ofrecen algunas notas sobre Espafia. 1.2. La Plena Epap Menta (c. 1000-c. 1300). ‘'TRES SIGLOS BAJO EL SIGNO DE LA EXPANSION. Alza de los efectivos demogrdficos, configuracién del poblamiento y expansién exterior Cifras, motivos y caracteristicas del crecimiento demografico La poblacién europea crecié notablemente entre los aiios 1000 y 1300. Du- rante el siglo x1 consolid6 la lenta recuperacién que venfa conociendo desde el si- glo vit —cuando registré el nivel mas bajo de los dos tiltimos milenios—, y mantuvo un apreciable ritmo de aumento hasta mediados del siglo xu; Juego, éste se ralentiz6, menguando en las primeras décadas del siglo x1v. Los testimo- nios indirectos abundan, pero Ja escasez de fuentes cuantitativas para reconstruir dicha evolucién obliga a utilizar estimaciones; el Cuadro 1.1 recoge —para éste y otros capitulos— las més aceptadas. Considerando Europa hasta los Urales, la ESTIMACIONES DE LA POBLACION EUROPEA (ALGUNOS PAISES Y AGREGADOS REGIONALES) Cuapro 1.1. YY DE OTRAS ZONAS DEL MUNDO (HASTA 1913). MILLONES DE PERSONAS 1800 1820 1850 1870 1900 1913 1650 21700 1750 0 1000 ©1300 «1400 1500 1550 1600 Palses o regiones 36,5 45,7 22,7 32, 315° 41,5 58 89 12,0 17,9 15,5 20,9 27,4 10,2 51 8,0 2.0 21 23 «30 41 52 31 39 4,8 61 75 52 65 17 2,0 0,7 0.8 Reino Unido e Irlanda Bélgica Inglaterra a7 62 65,1 6,7 51 56,1 3,6 41,0 48 37,7 43 31 33,4 34 24 24,9 3,0 1 218 25 19 175 19 14,1 15 19 95 22,0 21,5 115 1,3 1,5 16,2 17 13 14,0 1,3 10 12,0 0,8 0,6 6,5 13 08 12,0 04 0,3 35 0,3 0,2 3,0 Alemania Francia Italia Holanda 415 40,7 294 31,6 365 24.6 60 160 110 164 19,0 20,0 5.0 37,3 20,3 6,0 14,1 33,2 18,6 5,4 12,5 26.8 165 44 96 39,9 15,5 38 24,7 3,0 6,0 12,2 20,2 18,1 11,0 3,0 5,0 15,5 94 24 13,5 Wd 2,0 6,0 “a aan 7 TeeRa 2 13,3 6,8 15 6.0 14 2,0 41 39,5 1,0 1,5 9,0 55 6L 8,0 3,8 0,9 12,5 13 18 8,6 33,8 5,2 35 351 0,6 7.0 45 05 Espana Portugal 8,0 34,8 36 14,7 2,9 11,9 25 10,9 13 45 1,0 27 118 0,5 Europa septentrional* 59,5 130,4 53,2, 118,1 7 3 37,7 16 62,6 34,3 13 98 14,0 Europa noroccidental** Europa central*** 96,0 85,5 43,4 51,2 38,3 33,5 21,9 68,9 159,6 62,2 131,9 305.4 340.5 51,3 94,5 2411 47,1 247 © 29,0 27,5 20,5 20,1 13,5 16,5 10,3 Europa meridional**** Europa oriental ***** 58,7 78,2 169,2 210,7 3 5.7 138 128 17,3 188 21,3 238 35,0 116.2 148,0 142.2 30.9 2,8 29,5 684 81,1 90,5 85,7 97,4 105,5 102,7 117.4 52,0 70,0 Europa sin Rusia 405,4 465,5 358,0 400,0 437,1 312.8 253,0 270,7 381.0 412.0 209,0 14,0 213,3 1 80,4 103,0 10,0 790 61,0 59,0 100.0 34,9 15,0 315 Europa hasta los Urales China India 138.0 165,0 160.0 135,0 72.0 59,6 303,7 284,5 235,8 0. 12,7 91,0 50 32,0 34,4 pl 51,7 31,0 1.041,8 1.200,0 1.271,9 1.563,6 1.791,3 27,0 603,5 10,5 15,4 18,5 556,2 75 3.0 230,8 2683 360,0 350,0 438.4 Japon Mundo +: Dinamarea, Suecia, Noruega y Finlandia ¥*: Reino Unido, Holanda y Bélgica ‘r+: Francia, Alemania, Suiza, Reptblica Checa, Eslovaquia y Austria ‘ws; Portugal, Espafia, Italia y Grecia #44: Polonia, Hungrfa y Rusia hast Fuentes: McBvedy & Jones (197 g 8 2 a 4 = g 2 et 2 S 8 3 3 i a > z g a 8 8 3 € 5 i 1ben (1979); De Vries (1994); los Usales ‘Malanima (2000) y (2003); y Maddison (1991), (2002) y (2003). 18 HISTORIA ECONGMICA MUNDIAL, SIGLOS X-XX tasa de crecimiento anual para 1000-1300, 0,27 por 100, resulta relevante. De he- cho, es casi igual a la correspondiente al perfodo 1500-1800 (0,28 por 100); sila poblacién europea se multiplicé por 2,29 entre comienzos del siglo xv1 y finales del xvm, lo habria hecho por 2,26 entre los afios 1000 y 1300. Su importancia también se percibe de otro modo: si en 1000, la poblacién europea suponia el 13 por 100 de la poblacién mundial, en 1300 implicaba el 22 por 100, propor- cidn, por cierto, que no volveria a alcanzar hasta 1850. En dicho Japso, la inten- sidad del crecimiento demogrdfico europeo fue sustancialmente mayor que las estimadas para las dos éreas del planeta mas pobladas por entonces, China (0,17 por 100) y la India (0,06 por 100). Este crecimiento demogréfico no fue regular en el tiempo, pero sobre sus fluctuaciones sélo caben hipétesis: probablemente no alcanzé el ritmo promedio calculado durante gran parte del siglo x1, quizé se acelerd desde 1070-1080 hasta 1250 y, con certeza, se ralentizé tras esta fecha. Seguramente hambrunas y epi- demias locales 0 regionales lo debilitaron mas de una vez, pero su persistencia durante tres siglos resulta un rasgo muy destacable. Sus contrastes espaciales también fueron [amativos. Aunque empezo hacia 950 en el sur del continente y no alcanzé el norte de Francia, Flandes e Inglaterra hasta después de 1050, al fi- nal, la expansién demogréfica de las regiones centrales y septentrionales —ex- cepto Escandinavia— acab6 siendo més importante que la de las meridionales. Como recoge el Cuadro 1.1, las poblaciones de Europa noroccidental y central se triplicaron entre 1000 y 1300, mientras que la de Europa meridional s6lo se du- plic6. En este perfodo, la Europa mediterrénea, el centro de gravedad tradicional de la poblacién europea, perdié peso especifico: en 1000, ésta albergaba al 30 por 100 del total; en 1300, al 25 por 100; en 1500, al 21 por 100. Varios factores originaron este crecimiento demogrdfico. Dos de ellos pudie- ron favorecer un ligero descenso de la mortalidad catastr6fica: la ausencia de epi- demias generalizadas tras la desaparicion de la peste en 693, y la relativa pacifi- cacién que, entre 950 y 1050, supuso el fin del tiltimo gran ciclo de invasiones de Europa occidental. Al asentamiento y conversion al cristianismo, tras décadas de saqueos y masacres, de los escandinavos —en Normandia, Inglaterra y el sur de Italia—, los magiares —en Hungrfa— y los eslavos —en Europa oriental y los Balcanes—, se uni¢ la expulsi6n de los sarracenos de Provenza y Sicilia. Por su parte, aunque la feudalizacién de las sociedades europeas no estuvo falta de violencia, la consolidacidn de los setiorios y la construccién de fortalezas debieron de proporcionar seguridad a las zonas rurales. Respecto a la mortalidad ordinaria, Ja mejora de la alimentacién —se ha subrayado el mayor consumo de Jegumino- Sas, por su aporte de hierro y aminodcidos— seguramente tuvo efectos Ppositivos. Este tiltimo factor debié de ser la clave del aumento de Ja natalidad, al cual también contribuiria el éxito de la Iglesia en la erradicacién de practicas como el abandono de recién nacidos y el infanticidio de nifias. Una vez afianzado el cre- cimiento demografico, el sostenimiento de aquélla durante tres siglos resulté de Ja combinacién entre el incremento de la productividad del trabajo en la agricul- tura y la expansién de la superficie cultivada, bases del aumento de la produccién. de alimentos. Una natalidad creciente pero acompaiiada, pese a todo, de una mor- LA EDAD MEDIA (Cc. 1000-c. 1450) 19 talidad también alta, incluso sin graves epidemias, sustentada por una pavorosa mortalidad infantil y juvenil: era frecuente que un quinto de los nacidos vivos muriese antes de cumplir un afio y que apenas la mitad lograse cumplir los vein- te. Y una natalidad creciente, pero no a tasas desmesuradas: el promedio de hijos por matrimonio en edad fecunda calculado para el norte de Francia e Inglaterra pasé de 4,3 en 1000-1050 a 5,4 en 1200-1250. No en vano, durante los siglos x1- xi, se fueron configurando los elementos de un modelo demografico europeo muy duradero, que tendia a encauzar dicha variable. : EI primero de ellos fue la consolidacién, ya desde el siglo x1, de la familia conyugal como forma de hogar predominante. El segundo lo constituye la cre- ciente aceptacién del modelo matrimonial propugnado por la Iglesia, monégamo, exogémico e indisoluble. La combinacién de ambos introdujo una condicién fé- rrea para que los hijos, llegados a la edad mibil, formasen una nueva familia: la de hacerse antes con medios de vida propios, ya se tratase de una parcela de tie- tra, el conocimiento de un oficio o el dinero obtenido trabajando unos afios como asalariados. De ese modo, la edad a la que se contrafa matrimonio y el ntimero de enlaces se hicieron muy sensibles al cariz de 1a coyuntura. Cuando la presién de la poblacidn sobre los recursos aumentaba, dificultando el rapido acceso de los jévenes a Ja independencia econémica, crecia el nimero de los que se casaban a una edad relativamente elevada y el de los que segufan solteros. Como la pro- creacién extramarital, aunque existfa, era muy reducida, la edad al matrimonio —obviamente, de las mujeres— determinaba el miimero de hijos que podia tener- se: si aquélla se elevaba, éste se reducia. Y al contrario ocurria tras un episodio de sobremortalidad que abriese huecos en‘la poblacidn adulta y permitiese alos jévenes conseguir antes un medio de vida. En el sur de Inglaterra, a comienzos del siglo xiv, cuando el crecimiento econémico ya declinaba, més de la mitad de la poblacién en edad de procrear permanecia soltera, siendo la edad media al ma- trimonio de 23 afios para las mujeres y 26 para los hombres. Con una elevada mortalidad adulta, que rompfa muchas parejas durante su etapa fértil, y una espe- ranza de vida al tiempo de casarse de 40-45 ajios, tales cifras limitaban clara- mente el tamafio de la descendencia. El matrimonio tardio y las altas tasas de ce- libato, fruto de conductas sancionadas por la costumbre y la religién, constitufan un poderoso mecanismo regulador de la fecundidad. Una poblacién creciente sobre un espacio que se puebla... El crecimiento demografico plenomedieval sustenté cuatro procesos cruciales para la economfa europea: una ocupaci6n mas densa del espacio, que permitio su explotacién més intensa; la configuracién de un poblamiento rural caracteristico; una notable urbanizacién; y una espectacular ampliacién del espacio controlado por los europeos. | La densidad demografica de Europa (sin Rusia) mas que se duplicé entre 1000 y 1300, pasando de 6,4 a 14,5 habitantes/km’. Este incremento fue espe- cialmente relevante en una gran franja que, desde el sur de Inglaterra, abarcaba 20 HISTORIA ECONOMICA MUNDIAL, SIGLOS X-XX Flandes, el nordeste de Francia, el valle del Rin y el sudoeste de Alemania, enla- zando por el valle del Rédano con el Mediterraneo y por los pasos alpinos con el norte y centro de Italia. Y en dos de estas regiones, Flandes (34 habitantes/km? en 1300) y la mitad septentrional de Italia (48 habitantes/km? en 1300), se produ- jeron ademés intensos procesos de urbanizacién. La configuracién del poblamiento rural, paralela a la expansién agraria, la protagonizaron aldeas, sefiorfos y parroquias, tendiendo a Ja concentracién del habitat. La constitucién espontdnea de pequefias aldeas por familias campesinas, ya apreciable antes del afio 1000, se intensificé después, especialmente en los frentes de colonizacin fronteriza del Este y de la peninsula Ibérica. La forma- cidn de sefiorfos también tenfa precedentes pero, a comienzos del siglo xi, sus ti- tulares lograron un avance decisivo; afiadieron a su condicién de grandes propie- tarios de tierra la privatizacién de tres funciones antes —en tiempos del Imperio Romano y, en menor medida, del carolingio— péblicas o estatales: la justicia, la fiscalidad y el ejercicio de las armas. Ello les permitié imponerse sobre los cam- Pesinos y sus aldeas; se ha estimado que, hacia 1200, s6lo una quinta parte de las tierras y los habitantes de Europa no estaba encuadrada en sefiorios. Tal imposi- cidn, creando nuevos sefiorfos o remodelando los existentes, tuvo resultados di- versos sobre la configuracién del hébitat rural. En unos casos, el poder sefiorial se impuso sobre las aldeas sin modificar profundamente su configuracién, aun- que introdujo cambios en la ordenacién del terrazgo. En otros, numerosos en el rea mediterranea, los sefiores combinaron la ordenacién del terrazgo y la con- centracién de sus pobladores en nticleos fortificados; este incastillamento, con Variantes regionales, se difundié hacia el norte desde 1030. En otros, en fin, en las fronteras orientales, fueron los sefiores los que fundaron aldeas, atrayendo pobla- cin fordnea. Conviene afiadir que, en zonas muy urbanizadas como Flandes yla Italia septentrional, las ciudades también reordenaron Pprofundamente el habitat tural circundante. En todo caso, la aldea se convirtid en Ja claye del poblamien- to rural; y, conforme el sefiorfo se imponfa sobre ella, también se reforzé en su seno la comunidad de aldea. La red de aldeas que cubria Europa, sin embargo, mostraba huecos en algu- nas regiones donde el poblamiento disperso seguia predominando. Sobre una y otras, las parroquias, formando una malla sin fisuras, se extendieron en los siglos xJ-xmiI, conforme se creaban diécesis y se implantaba el pago del diezmo. Asi, los ambitos de relacién y de encuadramiento econémico y social —la familia conyu- gal, la aldea, la parroquia, el sefiorio— se desarrollaron a la par del crecimiento demogréfico con una enorme vocacién de continuidad. Un espacio que se urbaniza... Frente a la tesis tradicional que vinculaba exclusivamente el crecimiento ur- bano medieval a la restauracién, desde el siglo x1, del comercio a larga distancia, hoy sabemos que lo crucial para aquél fue el aumento de la produccién agraria y de la poblacién rural. El comercio —como la artesanfa— tuvo un papel capital en LA EDAD MEDIA (c. 1000-c. 1450) 21 la urbanizacién, pero mas como comercio local, comarcal o regional que como gran comercio, salvo en el caso de las mayores ciudades. Fueron las materias pri- mas del agro y los alimentos Iegados en cantidades crecientes a las urbes los que sostuvieron su crecimiento, como fue la emigracién rural la que permitié el aumento de la poblacién urbana. En un sentido, deben destacarse infinidad de burgos y pequefias ciudades-mercado —incluso de menos de dos mil habitan- tes— como los nexos primarios de los nuevos circuitos de intercambio, donde acudian los campesinos a vender sus productos y a comprar manufacturas. En el otro, debe subrayarse que los nticleos urbanos, especialmente expuestos a crisis de subsistencias y epidemias que elevaban sus niveles de mortalidad, dependie- ron para acrecentar su poblacién de Ja continua Iegada de gentes del campo. , En su primera etapa, durante los siglos x1-xn, el crecimiento urbano arraigé en las regiones occidentales, en viejas ciudades de origen romano reducidas ase- des episcopales con escasas funciones econémicas en la Alta Edad Media. En ellas, se repoblaron los antiguos recintos amurallados y surgieron extramuros nuevos arrabales. También se formaron ciudades partiendo de elementos altome- dievales, como aglomeraciones artesanales y comerciales junto a monasterios, Mara 1.1. Las CIUDADES DE LA EUROPA MEDIEVAL, i TAMANO DE LAS { CIUDADES Muy grandes @ Grandes + Medianas » FurntE: Pounds (2000, 224). 22 HISTORIA ECONOMICA MUNDIAL, SIGLOS X-XX fortalezas y pequefios puertos. En el norte, burgos semejantes originaron ciuda- des sin antecedentes romanos (como Gante y Brujas; en Italia, exclusivamente Venecia), u otras en que aquéllos casi habian desaparecido (como Colonia y Lon- dres). En este perfodo, la urbanizacién apenas progres6 al este del Elba. En la segunda etapa, el siglo xm, se consolidé en Occidente la red urbana previa, afia- diéndose pequefias ciudades fundadas de nueva planta, como las bastidas france- sas e inglesas de Aquitania y Gascufia, zonas en disputa entre ambos reinos, y las numerosas ciudades-mercado erigidas en Inglaterra, Francia y Alemania. Este fue el periodo decisivo en el este europeo, donde cristalizaron importantes ciuda- des combinando enclaves y burgos mercantiles eslavos con 1a aportacién de la colonizacién alemana. Entre 1300 y 1450 no se produjeron ampliaciones desta- cables de la red urbana europea; de hecho, del conjunto de ciudades con 20.000 0 més habitantes en 1800, el 93 por 100 ya existfa en 1300. No obstante, en este lapso surgieron en el este muchas urbes Ppequefias y medianas, completandose su red urbana. En los siglos x1-xm se modificé la diversidad geografica de la urbanizacién europea. La pauta observable hacia el aiio 1000, la mayor 0 menor romaniza- cién —de ms a menos urbanizacién desde la zona mediterranea hacia el norte y el este—, fue sustituida Por otra, visible hacia 1300, entre el oeste, antes y mas densamente urbanizado, y el este, de urbanizacién mas tardia y menos intensa. Pero conviene no exagerar el grado de urbanizacién europea a finales del siglo xm: la tasa de urbanizacion estimada para 1300 —parte del total de la poblacién viviendo en ciudades de 5.000 o més habitantes— es del 9,5 por 100, situandose proxima al 12 por 100 en Occidente y al 8 por 100 en Europa oriental. Sin em- argo, quizé se hubiese duplicado desde el afio 1000. La urbanizacién europea de los siglos XI-XII supuso la recuperacién y am- pliacién de las funciones econémicas de las ciudades, sin abandonar las politicas, religiosas © militares. Por ello, las regiones europeas mds urbanizadas en 1300 eran las que se habian convertido en ejes del crecimiento econdmico, combinan- do una notable riqueza agraria, relevantes actividades artesanales y mercantiles, Cuapro 1.2. CIUDADES ITALIANAS ORDENADAS POR TAMANO (1300-1500). ESTIMACIONES DE MALANIMA Y EPSTEIN 1300 1400 1500 Habitantes Malanima Epstein Malanima Epstein Malanima Epstein 80.000 y mis 4 3 2 2 3 3 40.000-79.000 8 9 1 1 7 10 20.000-39,000 14 12 12 u 8 8 10.000-19.000 52 62 11 10 33 29 5.000-9.000 139 129 69 4 105 101 Total 217 215 95 98 156 151 Fuente: Epstein (2000, 91), LA EDAD MEDIA (C. 1000-C. 1450) 23 y una situacién de encrucijada en las principales rutas comerciales maritimas y fluviales. Primero, el centro y norte de Italia, que en 1300 contaba con decenas de ciudades con mas de 10.000 habitantes y cuatro de las mas grandes urbes euro- peas (Mildn, Venecia, Génova y Florencia), que rondaban los 80.000. Su tasa de urbanizaci6n, el 21,4 por 100, quiza triplicaba Ia del afio 1000 y duplicaba la es- timada para toda Europa. Y, en segundo lugar, Flandes, un pequefio territorio con quince ciudades de mas de 10.000 habitantes y una tasa de urbanizacién cercana al 20 por 100. Este, en realidad, estaba integrado en una gran franja que abarcaba la cuenca del Sena, las tierras flamencas y la cuenca del Rin. Aunque en la Baja Edad Media hubo cambios en los principales focos econémicos de Europa, in- corporandose las urbes de la Hansa germanica, del sur de Alemania y de Holan- da, estos dos grandes conjuntos urbanos siguieron albergando a las principales ciudades europeas. Y un espacio que se expande El crecimiento y la movilidad de la poblacién no sélo permitieron el floreci- miento de las ciudades medievales. De hecho, las migraciones mas espectacula- res fueron las que acompafiaron, desde 1050, la expansién territorial del Occi- dente europeo. Su dinamismo se manifesté tanto en empresas de corto recorrido, como la penetracién anglonormanda desde Inglaterra en Irlanda y Gales, como en otras de mds envergadura. En los siglos x1-x1n, destacan cuatro procesos expan- sivos que ampliaron enormemente el espacio controlado por los europeos. Dos de ellos, la Reconquista hispanocristiana de la peninsula Ibérica y el avance hacia el Este de los alemanes en pugna con los eslavos, conllevaron relevantes movi- mientos migratorios y tuvieron consecuencias permanentes. La colonizacién del Este, dirigida por la aristocracia alemana, la protagonizaron desde 1.100 campe- sinos flamencos, renanos y sajones que cruzaron el Elba y se asentaron en los te- rritorios orientales, erigiendo aldeas, creando campos de cultivo e impulsando la urbanizaci6n. Hacia 1300, este despliegue, que prosiguié en el siglo x1v, abarca- ba asentamientos en la franja costera bdltica, Austria, Silesia y las zonas occi- dentales de Bohemia, Polonia y Hungria. En comparacién, el tercer proceso expansivo, las Cruzadas hacia el oriente mediterrdneo que permitieron la instala- ci6n en Palestina y Siria (1099-1291) y el control de Bizancio (1204-1261), tuvo menos trascendencia: aunque con apreciables resultados comerciales, su acen- tuado cardcter militar implicé una escasa emigracién, suponiendo sdlo un au- mento transitorio del espacio europeo. El cuarto fue mucho més relevante sin pre- cisar grandes desplazamientos de poblaci6n: consistié en el creciente dominio de los mares que bafian Europa, del Mediterraneo al Baltico. En efecto, hacia 1280, cuando los procesos de expansi6n terrestre se habian debilitado o detenido, la ampliacién del espacio maritimo europeo y el desarrollo de los instrumentos que 1a sostenian prosiguieron, senténdose las bases de la for- midable expansién maritima del siglo xv. En los siglos x1-x1l, se registraron dos avances decisivos: la mejora de las técnicas de navegacién y el logro de Ja supe- 24 HISTORIA ECONOMICA MUNDIAL, SIGLOS X-XX rioridad naval de Occidente en el Mediterraneo. Hacia 1200, dos importantes novedades salieron de los astilleros del norte de Europa: el timén axial o de codaste y las cocas, los primeros navfos que lo incor- poraron aumentando su maniobrabilidad y su capacidad de carga. Por la misma época, en el Mediterraneo, donde dominaban las galeras y las naos latinas de ti- mones laterales rectos, se difundi6 la brijula. Entrado el siglo xm, gracias a ésta y a las primeras cartas nduticas, los genoveses salieron al Atl4ntico e inmauguraron la rata maritima hacia el norte, incrementdndose los contactos entre dos areas cu- yas técnicas de navegacién venian evolucionando por separado. El primer frato se coseché en 1291, cuando la expulsién de los tiltimos cruzados de Palestina re- dujo la demanda de fletes y frend Ja construccién naval en el Mediterraneo. Los armadores italianos, para ahorrar costes, impulsaron Ja sustituci6n de las naos la- tinas por las cocas nérdicas: a igual tonelaje, el gobierno de una coca precisaba la mitad de hombres que el de una nao. Los genoveses liquidaron su flota de naos entre 1310 y 1330, y los venecianos hicieron otro tanto desde 1312. El resultado fue un notable aumento de Ia productividad del transporte maritimo. Respecto a la supremacia naval en el Mediterraneo, los competidores eran los musulmanes y bizantinos, que dominaron aquél hasta finales del siglo x1. Por entonces, los normandos expulsaron a los unos de Sicilia y alos otros del sur de Italia, declinando su empuje en el oeste del Mediterraneo. En el siglo xu, el con- trol de las islas occidentales permitié romper el eje maritimo musulmén situado entre el delta del Nilo y Almeria. La ocupacién de Chipre en 1191 afianz6 la pre- sencia europea en el este del Mediterraneo, y la Cuarta Cruzada, en 1204, que- bré el poderio naval bizantino. Muchas islas orientales, como Creta y Rodas, ca- yeron bajo control veneciano, En 1261, la expulsién de los occidentales de Bizancio supuso que Génova, aliada de Ja nueva dinastia griega, desplazase a ‘Venecia como primera potencia comercial en el Egeo; los genoveses atravesa- ton el Mar Negro y fundaron factorfas en Crimea, conectando con las rutas de Extremo Oriente. En suma, hacia 1300, el espacio europeo habia afiadido varios cientos de mi- les de km’ a los que abarcaba en el aio 1000. Por el norte, Hegaba a Groenlandia e Islandia, inclufa el sur de Escandinavia y la costa del Baltico hasta el golfo de Finlandia. Por el este, llegaba a los Carpatos, habfa integrado a los reinos de Bo- hemia, Polonia y Hungria, y, por tierras austrfacas, alcanzaba las posesiones ve- necianas del Adriético. Por el sur, pasaba de este mar al Egeo, inclufa numerosas islas del Mediterraneo oriental y todas las del occidental, legando hasta Gibral- tar, excepto el reino nazar{ de Granada, al sudeste de la penfnsula Ibérica. Y por el oeste, el océano Atléntico era tratado con creciente familiaridad Por los nave- gantes europeos. LA EDAD MEDIA (C. 1000-C. 1450) 25 Bases y dindmica del crecimiento agrario Los marcos del crecimiento: sefiorfos, explotaciones campesinas, comunidades aldeanas El crecimiento agrario plenomedieval acaecié en su mayoria en el seno de una institucién, el sefiorfo, perfilada hacia el afio 1000 con dos componentes, el dominio sobre cierta extensién de tierra y el poder sobre sus habitantes, capaces ambos de generar ingresos cuyo agregado conocemos como renta feudal. El pri- mer componente, un conjunto de predios de variable extensién —algunas hecté- reas en el caso de pequefios sefiores, centenares o miles en el de la aristocracia y los grandes monasterios—, inclufa labrantios, pastizales y bosques. Su parte ro- turada solfa presentar a comienzos del siglo x1 una estructura dual, formada por la reserva, la porci6n gestionada directamente por los administradores del sefior, y las tenencias, cedidas a familias campesinas a cambio de ciertas contrapresta- ciones. Su objetivo era articular la gran propiedad y la pequefia explotaci6n cam- pesina, subordinando ésta a aquella, para asegurar el trasvase de excedente hacia la primera, trasvase que tomaba formas diversas. Las formulaciones del gran do- minio previas al afio 1000 se habian configurado en un contexto de aguda esca- sez de mano de obra; por ello, insistfan en el trabajo forzado de los labriegos. La més rigida, tipica de la zona situada entre el Loira y el Rin en época carolingia, contemplaba el laboreo de la reserva s6lo mediante los servicios de trabajo (cor- veas) realizados por los cultivadores asentados en las tenencias. El trasvase de excedente consistfa en la cesién gratuita de trabajo, y el tamafio y mimero de las tenencias estaba estrictamente ligado a las necesidades de fuerza de trabajo de la reserva. Otro modelo més flexible, vigente en la Europa meridional, no estable- cia esa relaci6n orgdnica entre los dos elementos del dominio, incluyendo reser- vas mds pequefias, cultivadas por unos cuantos esclavos y algunas corveas efec- tuadas por los tenentes; el grueso del trasvase de excedente, en este caso, se hacia mediante el pago de censos. Desde el afio 1000, el aumento demografico y el crecimiento econémico pro- piciaron la tendencia a reducir o eliminar las formas de trabajo forzado, menos adecuadas al nuevo contexto y objeto predilecto de la resistencia campesina. Ya enel siglo x4, la esclavitud fue extinguiéndose y las corveas se reformularon, pa- sando a un lugar secundario dentro de la renta feudal. Pero ni corveas, ni reser- vas, desaparecieron, imperando una amplia diversidad entre dos extremos: uno, el de los manors ingleses, cuyas reservas, relativamente pequeiias, siguieron cul- tivindose mediante duras corveas —dos o tres dfas de trabajo por semana y te- nencia, mas diversas labores estacionales— hasta el siglo x1v; y otro, el de Lom- bardfa, donde las reservas habfan desaparecido, repartidas en lotes a los colonos, en el siglo xu. En el caso mas general, Jas reservas tendieron a menguar, por ce- siones a los guerreros de las huestes sefioriales, repartos sucesorios y entregas en tenencia, lo cual permitié su continuidad, cultivandose mediante la combinacién de domésticos, asalariados y algunas prestaciones de trabajo. Paralelamente, las 26 HISTORIA ECONOMICA MUNDIAL, SIGLOS X-XX corveas semanales se conmutaron por censos en dinero y las estacionales se re- dujeron, manteniéndose algunas por resultar estratégicas para la cosecha 0 el aca- sreo de productos. Avanzado el siglo xii, las reservas tendieron a reducirse mds, el trabajo asalariado gané posiciones en su explotacién, y comenzaron a cederse en arrendamiento 0 en aparcerfa. De este modo, en zonas donde la demanda ur- bana generaba incentivos, labradores y ciudadanos acomodados pudieron hacer- se con explotaciones de tamafio medio respetable. Conforme el peso de las tenencias crecié en el seno de los dominios, los se- fiores incorporaron a éstos un ntimero creciente de aquéllas, en un proceso de concentracién de la propiedad que mermé Ja pequefia propiedad campesina, atin abundante hacia el afio 1000. En este sentido, el uiltimo impulso importante en 1a formacién de grandes dominios lo protagonizaron, en la segunda mitad del siglo xu, 6rdenes mondsticas como la cisterciense. Desde el siglo x1, por tanto, el centro del escenario lo ocupé la pequefia ex- plotacién familiar cuyos cultivadores pagaban por el uso del suelo. Esta conté con notables estimulos para convertirse en Ja principal protagonista del creci- miento agrario: mas brazos, al crecer el tamafio de las familias, mas tiempo de trabajo para su laboreo, y unas formas de extraccién de excedente que, de recaer sobre la mano de obra, pasaron a hacerlo sobre su produccién. La consiguiente transformacién de la renta feudal elevé el interés de los sefiores por las cosechas de las explotaciones campesinas, permitiendo que se roturase més tierra y se creasen nuevas tenencias en sus propiedades. No en vano, recaudaban censos fi- jos en dinero 0 especie —por el usufructo de la tenencia, la conmutacién de las corveas y en reconocimiento de sefiorio—, diezmos —como duefios de iglesias en sus dominios— y, desde 1100, censos proporcionales a las cosechas, Estos tl- timos, resultantes de cesiones de tenencias en aparcerfa, muestran la difusién de esta formula que, en el siglo xm, habia arraigado en Alemania y, especialmente, en el 4rea mediterranea, con el métayage del sur de Francia y los precedentes de Ja mezzadria italiana, propia del siglo xiv. En cl seno de Ja renta feudal, por tan- to, las rentas territoriales comenzaron a adquirir personalidad propia, aunque atin tardarian en ser predominantes. A ello contribuy6, también en el siglo xu, la fi- jacién por escrito de los contratos de cesién, uno de los resultados de la recupe- racién del derecho romano. Esta evolucién de los dominios sefioriales, ni convirtié en meros rentistas a todos los sefiores, ni hizo de la pequefia explotacién campesina, pese a su predo- minio, la tinica existente. De un lado, hubo sefiores que mantuvieron reservas en gestién directa, otros que promovieron las roturaciones y el avance colonizador, y otros que, cuando recurricron a aparcerias y arrendamientos, aportaron parte del capital de explotacién (simiente, aperos de labor, ganado, edificios), reservandose incluso la capacidad de decidir qué se debja cultivar. De otro, las entregas de gran- jas completas, sobre todo en las zonas mas urbanizadas del continente, supuso que surgiesen grandes arrendatarios 0 aparceros al frente de explotaciones de conside- raci6n. Pese a todo, la mengua de las reservas y el debilitamiento de las corveas en los siglos x1-xi debieron de reducir la influencia sefiorial en el Ambito de la or- LA EDAD MEDIA (€. 1000-C. 1450) 27 ganizaciOn productiva. En éste, las comunidades aldeanas irfan asumiendo fun- ciones coordinadoras crecientemente relevantes. Con su concilium formado por los cabezas de las familias asentadas en las explotaciones, su papel seria crucial en el desarrollo de prdcticas agricolas y pastoriles, la organizacién de las labran- zas y el aprovechamiento colectivo del espacio inculto. Conforme los campesinos ampliaron sus competencias sobre la organizacién de la produccién agraria, los sefiores reaccionaron actuando sobre el otro compo- nente del sefiorfo, y tradujeron sus potestades judiciales, fiscales y militares en una pléyade de exacciones. Es posible, ademas, que la nobleza decidiese reforzar sus mecanismos de extraccién de excedente tras comprobar su relativa debilidad frente a los de Ja Iglesia, que ampliaba sin pausa su participaci6n en los diezmos y recibia una corriente continua de donaciones piadosas. Sea como fuere, la par- te de la renta feudal ajena a la faceta del sefior como gran terrateniente tendié a acrecentarse en dos etapas: una, de proliferacién de las cargas, hasta mediados del siglo xu, y otra de codificacion y cierto alivio de aquéllas, mediante la con- cesién a las aldeas de cartas de franquicia, desde 1150. En la primera, se implan- taron cargas personales (hospedajes, multas, capitaciones), derechos sobre el trafico comercial (portazgos, peajes, pontazgos) y monopolios sobre ciertos pro- cesos de transformacién (el uso obligado, pagando tasas, del molino, el horno 0 el lagar del sefior). En la segunda, pese a la menor arbitrariedad que supuso la co- dificacién escrita de las exacciones, el afianzamiento del cardcter hereditario y alienable de las tenencias campesinas —y su tendencia a la fragmentacién, debi- da al crecimiento demografico— multiplicé los Jaudemios, derechos en metélico pagados al sefior por la transmisién de aquéllas por herencia, permuta o venta. Este despliegue del poder sefiorial actué como un factor relevante de dinami- zacién econémica. De un lado, extrajo del mundo rural recursos considerables que, por vias como el gasto sejiorial, contribuyeron al desarrollo urbano. De otro, para ensanchar las bases de una fiscalidad ubicua, estimuld Ja introduccién de equipamiento en los sefiorfos —molinos, puentes—, y la creaci6n de mercados locales en los burgos sefioriales; los peajes sobre el tréfico mercantil lo encare- cian, pero también financiaban la proteccién de las rutas comerciales. Respecto a los campesinos, incentivé que incrementasen sus producciones y vendiesen los excedentes, para conseguir dinero con que pagar las cargas exigidas en metdlico, Jo que favorecié su relacién con el mercado y la difusién de la moneda en el me- dio rural. No obstante, la absorci6n por la renta feudal de una elevada proporcién de la produccién campesina —o de su valor— hubo de exponer a notables ries- gos a muchas explotaciones, especialmente ante rachas de malas cosechas. No parece, pese a todo, que las exacciones sefioriales situasen al borde de la inviabi- lidad de modo generalizado a las explotaciones familiares; es posible, incluso, que, debido al peso que tenian en ellas las tasas y censos fijos en dinero, su pre- sién aflojase en el siglo xi, al crecer la inflacién. 28 HISTORIA ECONOMICA MUNDIAL, SIGLOS X-XX La dindmica del crecimiento: intensificacion del uso del suelo y expansion de la superficie cultivada Las iniciativas campesinas y las exigencias sefioriales, en un contexto de cre- cimiento demogrdfico y de avance de los estimulos mercantiles, sostuvieron du- rante casi tres siglos un aumento continuado del producto agrario europeo. Este se debié a una formidable ampliacién de la superficie cultivada, acompafiada de mejoras organizativas y técnicas sin las cuales su dimensién y su capacidad de traducirse en incrementos del producto habrfan sido menores. La expansién de las roturaciones transformé marismas, eriales y bosques cn campos cultivados de cereales y, en menor medida, de viiiedo, olivos, leguminosas, hortalizas, fru- tales y plantas de uso industrial. Pero ademés, dicha expansién implicé, como he- mos visto, una ocupacién més densa y estructurada del espacio; ésta, junto a un habitat mas concentrado, fomenté la organizacién de los terrazgos y del aprove- chamiento colectivo de los pastos, impulsando Ja integracion entre agricultura y ganaderia. Ello profundiz6 la intensificacién del uso del suelo derivada de su mera puesta en cultivo, contribuyendo al aumento de la produccién. Por ultimo, diversas mejoras energéticas y técnicas pertrecharon mejor a los cultivadores, elevando su productividad y coadyuvando también al alza de! producto agrario La mejora mas difundida fue el creciente uso del hierro en 1a fabricacién de herramientas. Sin grandes rupturas técnicas, la proliferacion de minas y forjas elev la produccién de hierro en Europa, multiplicdndola quiz4 por seis entre 1000 y 1300, Ello amplié la eficacia del trabajo campesino en dos tareas clave: el desbroce del bosque y la preparacién del suelo para el cultivo. Testimonio del primero, el retroceso de las masas forestales europeas de comienzos del siglo x1 a finales del xm se ha cifrado en un 40 por 100; respecto a la segunda, la mejora de los arados fue lo més significativo. Al arado romano, el mds difundido, que abrfa surcos poco profundos y no volteaba la tierra, se le adosé una reja de hierro y, en ocasiones, una cuchilla delantera. A éste se sumé, en el noroeste europeo, el arado pesado de ruedas, reja asimétrica y vertedera —presente en Inglaterra y el norte de Francia en el siglo x—, que cortaba la tierra profundamente y la vol- teaba, fertilizéndola con los residuos orgdnicos que enterraba. Su uso se extendié en los suelos pesados y htimedos de la Europa atléntica y central, no en las zonas. mediterréneas, donde el arado romano era idéneo para sus suelos ligeros. Rastri- llos, azadas y layas con puntas o filos de hierro, también contribuyeron a un me- jor laboreo de! suelo. Ademés, la difusién de novedades en el atalaje de las bestias de labor, intro- ducidas en la Alta Edad Media, implicé un uso més eficiente de su fuerza de trac- cién y un aumento de la misma: el yugo frontal para los bueyes; el freno, el estri- bo y la collera rfgida para los caballos; y las herraduras, para unos y otros. La collera y el yugo frontal permitfan aplicar al tiro la fuerza de los animales sin di- ficultar su respiraci6n, y aprestar en fila bueyes 0 caballos, multiplicando su ca- pacidad de arrastre. La sustitucién del buey por el caballo en la traccién se ex- tendié en el noroeste europeo —en Flandes, se generalizé en el siglo xu—, LA EDAD MEDIA (c. 1000-c, 1450) 29 Ficura 1.1. ARADOS DE RUEDAS SIN VERTEDERA BESSON FurnTE: Malanima (1997, 210). gracias al aumento de la produccién de avena, debido a cambios en los sistemas de cultivo. , La falta de abono —el principal problema técnico de la agricultura medie- val— exigia que los labrantios reposasen periddicamente para Tecuperar sus NU trientes. Por ello, en la produccién de cereales, la mas importante con diferencia, la alternancia entre siembra y descanso o barbecho de la tierra era la base de cual- quier sistema de cultivo. En la Europa mediterranea, la sequia estival limitaba drdsticamente la siembra de cereales de primavera (avena, cebada) y el sistema bienal, segim el cual cada afio se sembraba la mitad del terrazgo mientras la otra mitad descansaba, sélo inclufa cereales de invierno (trigo, centeno). Sin embar- go, en tierras de calidad, como las de Toscana y Lombardfa, los campesinos lo- graron combinar el cultivo de trigo y centeno con el de mijo y panizo, gramineas de ciclo corto, e introdujeron leguminosas en algunas parcelas. En la Europa tem- plada y htimeda del noroeste, 1a difusién de siembras de primavera en porciones del barbecho bienal, principalmente de avena, desembocé en la rotacién trienal; 30 HISTORIA ECONOMICA MUNDIAL, SIGLOS X-XX Figura 1.2. ARADOS LIGEROS 0 ROMANOS FUENTE: Malanima (1997). ésta, alternando cereales de invieno, de primavera y barbecho, proporcionaba grano para consumo humano y cereales-pienso, permitiendo la citada sustitucién de bueyes por caballos como animales de tiro. Se fue perfilando asi en el cultivo Cerealista un sistema tecnoldgico septentrional (rotacién trienal, avena, caballos arados pesados) adaptado a las condiciones ecoldgicas de la Europa atlantica y central, y, por ello, de dificil difusion hacia el sur, donde se consolidé otro (rota- cién bienal, cereales de invierno, bueyes, arados ligeros). En ambas zonas, eso si. se aplicaron en los barbechos dos formas adicionales de paliar la carencia de abo- no, coordinadas por las comunidades aldeanas: efectuar varias labores para airear y mullir la tierra —dos 0 tres eran habituales en el norte de Francia en el siglo xu—; e introducir regularmente los ganados para que los pastasen. , Gradualmente, del siglo x1 al xm, fueron cuajando paisajes agrarios defini- des por la organizacién planificada de los terrazgos. Dentro de una notable va- tiedad, destacaron dos. Para los entornos urbanos, el centro y norte de Italia ofrece la imagen de un espacio agrario estructurado en zonas concéntricas: la més préxima, Ja de los huertos, cercada y destinada a plantas hortofruticolas y de uso industrial; la intermedia, dedicada al cultivo intensivo de cereales y legu- minosas; y la m4s exterior, donde los pagos de vifiedo coexistfan con el cultivo de cereales en rotacién bienal. En los terrenos alejados de las ciudades, la orde- naci6n del terrazgo cerealista fue conformando el sistema de campos abiertos u LA EDAD MEDIA (Cc. 1000-C. 1450) 31 Ficura 1.3. ATALAJES DE CABALLOS DE LABOR a, Sobre la garganta y el estémago, tipico de c. Collera rigida, sobre el pacha, difuncida en la Antigiiedad la Edad Media b, De cincha, utilizado en la antigua China FUENTe: Malanima (1997). openfield. Este, en su versi6n del noroeste europeo del siglo xm, inclufa la par- celacidn en campos estrechos y alargados, insertos en hojas sometidas a rotacién. trienal, derrota de mieses y pastoreo de barbechos, bajo la autoridad de las co- munidades aldeanas. Sus distintos elementos fueron apareciendo gradualmente: en Picardia, en el nordeste francés, las parcelas longitudinales databan de fina- Jes del siglo x1, la planificacién de los terrazgos en hojas homogéneas, del xu, y la implantaci6n de la rotacién trienal y de la derrota de mieses, del xut. En el sur, aunque la integracin en hojas de las parcelas, mds pequefias y cuadradas, fue més tardfa, la rotacién bienal y el pastoreo comunitario de rastrojos y barbechos se consolidaron. Los rendimientos medios de la cerealicultura, con oscilaciones y notables contrastes espaciales, debieron de crecer durante los siglos x1-x1m, aunque no sa- bemos en qué cuantia, Aparte de la roturaci6n de tierras vitgenes, de altos rendi- mientos al principio, la causa més general de dicho aumento debié de ser la mul- tiplicacién de Jas labores en los terrazgos (aradura, cava, escarda, rastrillaje) y, por tanto, la aplicacién de fuerza de trabajo en un entorno rural crecientemente organizado. En este sentido, las novedades energéticas tuvieron un importan- te papel. Aunque el grueso de la energfa empleada siguid origindndose en el pro- pio sector agrario —productor de madera, 1a principal fuente de calor, y de los alimentos que sustentaban el esfuerzo humano y animal—, se desarrollé lo que Malanima (2000) Hama un subsidio energético, mediante el uso de la energfa la hidrdulica y el de la edlica. El molino hidrdulico, presente en la Alta Edad Media, se difundié répidamente desde el afio 1000, ahorrando mano de obra que pudo emplearse en otras tareas. Los 20.000 molinos hidraulicos atribuidos a Francia a comienzos del siglo xu, con una potencia media de 6 caballos de vapor, repre- sentaban la energia de 600.000 trabajadores, un 8 por 100 de la poblacién fran-

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