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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 1255/2013-L

Sucre, 9 de diciembre de 2013

SALA LIQUIDADORA TRANSITORIA


Magistrada Relatora: Dra. Blanca Isabel Alarcón Yampasi
Acción de amparo constitucional

Expediente: 2012-25137-02-AAC
Departamento: La Paz

En revisión la Resolución 120/2011 de 27 de noviembre; cursante de fs. 640 a 641, pronunciada


dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Edwin Castro Escobar en
representación legal del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz contra Juan Orlando Ríos Luna e
Iván Campero Villalba, Vocales de la Sala Social Administrativa Primera y Tercera respectivamente de
la Corte Superior -ahora Tribunal Departamental de Justicia-; y, Celia Brígida Quisbert Diaz, Jueza
Quinta del Trabajo y Seguridad Social, todos del Distrito Judicial -ahora departamento- de La Paz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA


I.1. Contenido de la demanda
Por memoriales presentados el 12 de agosto y 17 de septiembre de 2011, cursantes de fs. 500 a 512
vta. y 516 a 518 correspondientemente, el representante legal de la institución edil accionante
expone lo siguiente:
I.1.1. Hechos que motivan la acción
El 14 de junio de 1999, inició demanda coactiva planteada por Nancy Tufiño de Tórrez en
representación del Ministerio de Hacienda -hoy de Economía y Finanzas Públicas- a través del
Viceministerio de Tesoro y Crédito Público -ahora Servicio Nacional del Sistema de Reparto
(SENASIR)- apersonándose al Juzgado Quinto de Trabajo y Seguridad Social, a efectos de la ejecución
coactiva de la nota de cargo 07/99 de 10 de junio de 1999, emitiéndose el Auto de solvendo de 7 de
agosto de 1999 por el que se intimó a la entonces Alcaldía Municipal a pagar al tercer día de su
notificación, siendo notificada esta entidad el 23 del mismo mes y año, que opuso excepciones de
falta de personería en la entidad demandante, por ser de preferente aplicación lo dispuesto por el
Decreto Supremo (DS) 25480 de 5 de agosto de 1999. Posteriormente la parte coactivante adjuntó
informes por los que solicitó la modificación de la nota de cargo en ejecución, aclarando la existencia
de un anterior convenio de conciliación de cuentas de 23 de julio de 1996 entre el “GMLP y FCSSM”,
que luego de conciliaciones determinó un adeudo de aportes al régimen básico y complementario
por la suma de Bs8 114 311,71.- (ocho millones ciento catorce mil trescientos once 71/100
bolivianos) que se solicitó agregarse a la nota de cargo 07/99 de 10 de junio de 1999, de acuerdo al
memorial presentado por la representante el 21 de diciembre de 1999, habiéndose aperturado
término probatorio de las excepciones opuestas el 22 de diciembre de 1999, sin que la señalada
haya dado respuesta al traslado de las mismas, solicitando inapropiadamente la modificación de la
nota de cargo 07/99 de 10 de junio de igual año, atribución única del ente fiscalizador y no del Juez
de la causa, siendo este el único trabajo de Nancy Tufiño de Tórrez como representante de SENASIR.
Manifiesta que, por memorial de 16 de agosto de 2002, Federico Iván Escobar Loza en
representación de la Dirección de Pensiones se apersonó junto al Alcalde del Gobierno Autónomo
Municipal solicitando la homologación del convenio de pago 056/02 de 9 de agosto del mismo año,
por el que se hizo conocer a la Jueza de la causa que la Alcaldía se acogía al DS 26470 de 22 de
diciembre de 2001; es decir, a los beneficios y plazos de prórroga de pago de aportes, lo cual, indica,
sería solo sometimiento a la normativa, dejándose de lado la prosecución del proceso a las partes
como instituciones públicas a través de los profesionales de los departamentos de auditoría y
contabilidad sobre el saldo de cuentas pendientes y pagos realizados, para la suscripción de un
convenio de pago 056/02, por lo que el proceso culminó con el convenio de partes sin necesidad de
la intervención de la abogada apoderada de la dirección de pensiones, al existir consentimiento de
parte del Gobierno Autónomo Municipal en el cumplimiento de la obligación, sin necesidad de
intimación ni ejecución de la vía judicial; empero, la Jueza Quinta de Trabajo y Seguridad Social no
precauteló el cumplimiento ni su alcance respecto a la correcta calificación de los honorarios
profesionales, en base a la nota de cargo 07/99 de 10 de junio de 1999 y la cláusula séptima del
convenio de pago 056/02 y el art. 5.I y II del DS 26470; por consiguiente, no correspondía aplicar el
arancel mínimo del colegio de abogados, proceso que al no concluir en todas sus instancias, se debió
calificar los honorarios hasta el momento de la presentación del convenio en base a los obrados que
cursan en el expediente.
Añade que, por Auto de 13 de noviembre de 2007 el Juez Quinto de Trabajo y Seguridad Social,
reguló los honorarios en la suma de Bs176 859,01.- (ciento setenta y seis mil ochocientos cincuenta y
nueve 01/100 bolivianos) del 1% de la nota de cargo y de Bs88 429,50.- (ochenta y ocho mil
cuatrocientos veintinueve 50/100 bolivianos) correspondiente al 5% como apoderada del ahora
SENASIR, que fue apelado por el Gobierno Autónomo Municipal, siendo confirmado por la Sala
Social Administrativa Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz por Auto de 28 de
enero de “2011” y Auto complementario de 12 de marzo y 28 de abril de 2008, siendo un pago de
honorarios excesivo a favor de Nancy Tufiño de Tórrez.
Finalmente refiere que, las autoridades ahora demandadas, pronunciaron el Auto de 13 de
noviembre de 2007 y la Resolución 09/2011 de 28 de enero, respectivamente, las que carecen de
motivación, al no explicar los motivos de su determinación al regular los honorarios profesionales
generando indefensión y ausencia de tutela judicial, por cuanto no señaló cual el trabajo realizado
por la apoderada y en qué normativa se basaron para calificar y después confirmar la señalada
regulación de honorarios profesionales, omisión que pide sea corregida por el Tribunal de garantías
con la instrucción de emisión de un nuevo fallo judicial que se adecue a las normas procesales del
debido proceso, ya que la regulación debió efectuarse con proporcionalidad entre el trabajo
realizado, lo cual no se habría tomado en cuenta, en cumplimento de la norma y una verdadera
justicia.
I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

Señala como lesionados los derechos a la justicia, igualdad, al debido proceso, citando al efecto los
arts. 109, 115.I y II, 116 y 117 de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela y se disponga: a) Se deje sin efecto la Resolución 09/2011, pronunciada
por la Sala Social y Administrativa Primera, y el Auto de 13 de noviembre de 2007, pronunciado por
la Jueza Quinta de Trabajo y Seguridad Social; y, b) “Se repongan obrados hasta fs. 546 del
expediente caratulado Fondo de Pensiones Básicas c/ Gobierno Autónomo Municipal de La Paz,
ordenando a la Juez Quinto del Trabajo y Seguridad Social emita nueva regulación de honorarios
profesionales a favor de la Dra. Nancy Tufiño de Torrez, en cumplimiento del art. 5to. del D.S. No.
26470 de 22/12/01 y cláusula séptima del Convenio No. 056/02 de fecha 09/09/02 sea acuerdo al
avance del proceso y actuados que cursan en el expediente” (sic), la flexibilidad que se debe aplicar
para esta regulación de honorarios ya que el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz es una
entidad pública del Estado.
I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Celebrada la audiencia pública el 13 de octubre de 2011, según consta del acta cursante de fs. 626 a
631, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación de la acción

La parte accionante por intermedio de su abogado, ratificó en su integridad los términos de la


demanda.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Iván Campero Villalba, Vocal de la Sala Social y Administrativa Tercera, presentó su informe escrito
cursante a fs. 524 a 525, por el que manifestó: 1) Observa la notificación con el Auto de admisión de
19 de septiembre de 2011, que señala que se encontraría en suplencia de la Sala demandada, lo que
no sería evidente, al haber sido convocado para conformar Sala para la emisión del Auto de Vista
09/2011, ahora impugnado; 2) El proceso coactivo social de referencia fue radicado en la Sala Social
y Administrativa Primera en apelación del Auto de 13 de noviembre de 2007, dictado por la Jueza
Quinta de Trabajo y Seguridad Social por el que reguló honorarios profesionales de la abogada
externa Nancy Tufiño de Tórrez; 3) Sorteado el expediente a Vocal relator, recayó en el Presidente
de la Sala Social y Administrativa Primera, Juan Orlando Ríos Luna, dictando el Auto de Vista
09/2011, confirmando el Auto apelado y los Autos complementarios de 12 de marzo y 28 de abril de
2008, fallo que fue dictado de acuerdo a los antecedentes del proceso, la valoración probatoria y
sana crítica, en base al principio de la realidad en materia social, analizando que lo pretendido en la
demanda por la actora correspondía; 4) El Auto ahora impugnado, no fue recurrido por las partes
ejerciendo el derecho que les asiste; y, 5) Los Vocales de la Sala “recurrida” enmarcaron sus actos
dentro de la normativa legal vigente y en aplicación estricta de la ley, sin conculcar el derecho a la
justicia, a la igualdad, al debido proceso y a la seguridad jurídica del “recurrente” como aduce en la
acción de amparo constitucional, por lo que manifiesta que corresponde se deniegue la tutela, con
costas y multa de ley.

Celia Brigida Quisbert Diaz, Jueza Quinta de Partido del Trabajo y Seguridad Social, dio lectura al
informe que presentó por escrito cursante a fs. 582 a 584, mediante el cual, manifestó: i) Ante el
juzgado a su cargo se encuentra en trámite el proceso coactivo social seguido por “FOPEBA c/
Honorable Alcaldía de la ciudad de La Paz” (sic), cursando la demanda presentada por Nancy Tufiño
de Tórrez en representación legal del Viceministerio de Tesoro y Crédito Público mediante poderes,
así como el Auto de solvendo de 7 de agosto de 1999, memorial de apersonamiento y respuesta
negativa a la demanda, además de la oposición de excepciones de la Alcaldía Municipal de La Paz. El
memorial en el que señala que adjunta reliquidación en base a los descargos presentados y que a
solicitud de la comuna paceña se procedió a conciliar los saldos adeudados a la nota de cargo,
solicitando la actualización por el transcurso del tiempo y conforme al estado de la causa se sujetó a
término de prueba, de manera posterior la apoderada adjuntó documentación aseverando la
existencia de declaraciones juradas falsas, de conocimiento de la Dirección de Pensiones en fecha
posterior a la reliquidación, señalando que los formularios de pago que reportaban ingresos no
existen en la base de datos, vulnerando el respaldo de la reliquidación, que las fotocopias de
resúmenes de recaudaciones y las órdenes de transferencia son falsificadas así como los números de
cheques, y que se procederá a una nueva revisión de documentos; posteriormente indicó que la
parte coactivada se acogió a los alcances del DS 25809 de 8 de junio de 2000, memorial a partir del
que se solicita el desarchivo de obrados, asumiendo conocimiento de la causa; ii) El Director de la
Dirección de Pensiones hizo conocer que la comuna coactivada se acogió a los alcances de los
Decretos Supremos (DDSS) 25809 y 26470, para la cancelación del monto adeudado emergente de la
nota de cargo 07/99 de 10 de junio de 1999, por medio de un plan de pagos, al haberse suscrito el
convenio de pago 056/02 cursante en obrados; iii) En la cláusula segunda del señalado convenio, la
Alcaldía Municipal reconoce deudas a la dirección de pensiones por concepto de aportes netos
devengados al régimen de largo plazo básico y complementario del sistema de seguridad social;
asimismo, en su cláusula séptima referida a los honorarios señala: “Al amparo del art. 5 par. I y II del
DS 26470 de 22 de diciembre de 2001, la municipalidad asume el pago de los honorarios
profesionales a favor de la patrocinante y apoderada externa de la Dirección Dra. Nancy Tufiño de
Tórrez, en sujeción a lo que se acuerde hasta el 16 de agosto 2002 entre la municipalidad y dicha
profesional mediante documento independiente” (sic), cursando el dictamen fiscal requiriendo
aprobar y homologar; posteriormente se encontraría el Auto de homologación de 4 de septiembre
de 2002, que fue luego ejecutoriado; iv) Que, por memorial de 31 de junio de 2003, Nancy Tufiño de
Tórrez señaló que el convenio transaccional constituye una forma extraordinaria de conclusión de
proceso conforme a los arts. 314 del Código de Procedimiento Civil (CPC) y 949 del Código Civil (CC)
señalando que si bien se acordó los honorarios hasta el 16 de agosto de 2002, pese a las reiteradas
solicitudes no se concretó ningún acuerdo, alcanzando el año de plazo estipulado, siendo los
honorarios equiparables a sueldos, en consecuencia solicitó la regularización de honorarios
profesionales en base al Arancel Mínimo del Colegio de Abogados en calidad de abogada y
apoderada en el 5% conforme “capitulo IV inc. g) apoderado 2.5% de acuerdo capitulo XI inc. d)”
solicitud que la realizó de manera reiterada; v) La Alcaldía Municipal solicitó se promueva recurso
indirecto incidental de inconstitucionalidad, pidiendo la declaración de la inconstitucionalidad del
art. 5 del DS 26470 que legalmente pretende su aplicación preferente contra la Ley de
Administración y Control Gubernamentales y su art. 30, vulnerando el art. 228 de la CPE, adjuntando
la iguala profesional de 1 de enero de 1999, firmada por el Ministerio de Tesoro y Crédito Público y
la abogada externa Nancy Tufiño de Tórrez señalando en su cláusula cuarta que en caso de
transacción y cambio de abogados, el Viceministerio, estipulará los gastos del juicio y honorarios
profesionales a favor de la abogada externa, conforme señala el arancel del colegio de abogados, el
adendum de 18 de febrero de 1999 a la iguala profesional 001/99, en su cláusula segunda señala que
en cuanto a los honorarios profesionales el Viceministerio no cuenta con la partida presupuestaria
para esta clase de servicio, que ante el Juez de la causa y/o la vía legal pertinente solicitó la
regulación de sus honorarios profesionales sobre el monto total litigado a la conclusión del proceso,
los cuales serán cancelados por la parte perdidosa, renunciando el Viceministerio al cobro de los
mismos, de igual manera señala que en caso de transacción por suscripción de convenio de pagos el
Viceministerio estipulará los gastos del juicio y honorarios profesionales a favor de la abogada
externa pudiendo ser menores que el arancel del colegio de abogados y que serán a la empresa
coactivada cursando la iguala profesional 001/01; vi) Mediante Resolución 32/2004, se rechazó la
solicitud de la Alcaldía Municipal de promover recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad,
AC 0458/2004-CA de 20 de agosto, que aprobó el rechazo; vii) Afirma que cursa el Auto de
regulación de honorarios de 13 de noviembre de 2007, en base al principio de proporcionalidad, que
al constituir base de la acción, la nota de cargo 07/99 y Auto de solvendo por la suma de Bs17 685
901,60.- (diecisiete millones seiscientos ochenta y cinco mil novecientos uno 60/100 bolivianos) se
procedió a regular los honorarios en Bs176 859,01.- correspondiente al 1% de la nota de cargo y de
Bs88 429,50.- (0,5%) en calidad de apoderada estableciéndose por ambos conceptos la suma de
Bs265 280,51.- (doscientos sesenta y cinco mil doscientos ochenta 51/100 bolivianos); y, viii) Que
para la regulación de honorarios tomó en cuenta el criterio de proporcionalidad, aplicando la letra
muerta del arancel del colegio de abogados de acuerdo lo solicitado por la entonces representante
Nancy Tufiño de Tórrez, que pretendía inclusive un monto superior, siendo apelado por ambas
partes el Auto de regulación de honorarios de 13 de noviembre de 2007, que fue confirmado por la
Sala Social y Administrativa Tercera por Resolución 09/2011, encontrándose con la conminatoria a la
Alcaldía Municipal de La Paz a solicitud de la abogada apoderada; empero, la institución edil señala
que la Ley del Presupuesto General del Estado Gestión 2011, expresa que cualquier entidad pública
del Estado como la municipalidad pueda disponer de dineros para contingencias legales en
específico, sin auditoría interna, asimismo la abogada apoderada solicitó la retención de fondos a
cuyo efecto ordenó se oficie al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas a objeto de que informe
si la Alcaldía Municipal de La Paz se halla inmersa en la citada Ley, evidenciando que hasta el 29 de
septiembre de 2011, no se dispuso ninguna retención de fondos contra el municipio de La Paz.

Juan Orlando Ríos Luna, presentó informe escrito cursante a fs. 528, por el que indica: a) Fue
notificado de forma irregular con la demanda de amparo constitucional, extrañando la notificación
personal de acuerdo al “art. 100 de la Ley del Tribunal Constitucional” (sic), ya que fue dejado en un
lugar que no es su domicilio legal; b) Existe ausencia de legitimación pasiva, dirigida contra su
autoridad, aseverando que en la demanda de amparo constitucional se indica: “ex Vocal de Sala
Social 1ra.” (sic), y que es de conocimiento público que presentó renuncia a su cargo el 15 de julio
de 2011, por lo que cesó de sus funciones desde dicha fecha de tal manera que el Tribunal garantías
incumplió con observar la falta de legitimación pasiva, al encontrarse mal dirigida; y, c) Actualmente
la Sala Social y Administrativa Primera cuenta con nuevas autoridades que deben responder a las
determinaciones y asumir la defensa, siendo el Auto de admisión impertinente, por lo que solicita su
consideración en audiencia para el 29 de septiembre de 2011.

I.2.3. Intervención de la tercera interesada

Nancy Tufiño de Tórrez, en su calidad de tercera interesada, presentó memorial el 13 de octubre de


2011, cursante de fs. 535 a 538 vta. solicitando la “improcedencia o en su caso la denegación de la
acción de amparo constitucional” (sic), y en audiencia manifestó: 1) El Auto impugnado se encuentra
fundamentado y aplicó las normas extrañadas, siendo este aspecto una cuestión de fondo que
corresponde a la jurisdicción ordinaria, no a la constitucional; 2) Asimismo, respecto a los Autos
impugnados de 13 de noviembre de 2007 y el Auto de Vista impugnado de 28 de enero de 2011, la
parte accionante no señaló cual es el acto vulneratorio, por lo que es ambivalente; 3) Se hizo cargo
del proceso producto de una licitación publica, por lo que ha seguido el proceso coactivo social, que
culminó con el convenio de pagos que en su cláusula séptima tenía un plazo perentorio que decía
que hasta el 16 de agosto del 2001, tenía que haberse suscrito un documento adicional para el pago
de honorarios hasta el 16 de agosto de 2002; sin embargo, no sucedió, e indica que adjunta prueba
al respecto, y refiere que tampoco se habría pagado en base al arancel del colegio de abogados; 4) Si
bien no está su firma en el convenio, fue porque el mandato se lo impedía; 5) Se dice que se debería
fijar el honorario nacional y proporcional al trabajo prestado, por lo que indica que entrega las notas
marginales y el memorial donde lleva su firma para el débito automático para seguir el trámite,
haciendo notar que se estaría por causar un daño a una institución del Estado y que pese a que la
Alcaldía Municipal era la parte coactivada, quien aún haber reconocido que tiene deudas buscaba
que sea el Estado que pague los honorarios profesionales; y, 6) Le molesta que el SENASIR tendría
que pagar un 3% que aparece en la nota de cargo cuando el art. 1 del “Decreto Supremo” al que
tanto se refiere la parte accionante, condona intereses multas y gastos judiciales que tenía que
pagar el municipio de La Paz, por lo que pidió oficialmente que el SENASIR se pronuncie sobre este
punto, es así que se ha pronunciado, quedando claro este aspecto, por lo que pide la denegatoria del
amparo constitucional.

I.2.4. Resolución

La Sala Penal Tercera de la Corte Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal Departamental de
Justicia- de La Paz, constituida en Tribunal de garantías, mediante Resolución 120/2011 de 27 de
noviembre, cursante de fs. 640 a 641, concedió en parte la tutela solicitada; dejando sin efecto la
Resolución 09/2011, dictada por la Sala Social y Administrativa Primera, disponiendo que emita una
nueva resolución debidamente fundamentada bajo los lineamientos de la resolución del Tribunal de
garantías, con los siguientes fundamentos: i) El tribunal ad quem al haber emitido la Resolución
09/2011, así como el Auto de 13 de noviembre de 2007, emitido por la Jueza Quinta de Trabajo y
Seguridad Social no consideró debidamente los fundamentos y elementos probatorios
acompañados, no efectuaron una correcta valoración del Convenio 056/02, ni del DS 26470, a
efectos de considerar de manera cabal y justa los honorarios profesionales de la abogada del
SENASIR, Nancy Tufiño de Tórrez, que estuvo reclamando pese a existir una normativa expresa al
respecto para establecer los honorarios profesionales de la representante del SENASIR; y, ii) Citan la
SC 0871/2010-R de 10 de agosto, refiriéndose al derecho al debido proceso y la protección a la
libertad, “seguridad jurídica” y la fundamentación o motivación de las resoluciones juridiciales, y la
SC 1166/2006-R de 20 de noviembre, referida a la motivación de una resolución, indicando que la
fundamentación permite a las partes a conocer las razones para la decisión.

I.3. Consideraciones de Sala

Por mandato de las normas previstas por el art. 20.I y II de la Ley 212 de 23 de diciembre de 2011; la
Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional, conformó la Sala Liquidadora Transitoria,
posesionando a los Magistrados de la misma, el 15 de febrero de 2012, a objeto de la liquidación de
las acciones tutelares ingresadas a los Tribunales de garantías hasta el 31 de diciembre de 2011,
modificada por la Disposición Transitoria Segunda del Código Procesal Constitucional vigente desde
el 6 de agosto de 2012. Con la referida competencia, se procedió al sorteo de la presente causa,
dictándose Resolución dentro de plazo.

I.4. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional

Habiéndose procedido al sorteo de la causa el 28 de agosto de 2013, y en consideración a que los


datos contenidos en el expediente no eran suficientes para emitir el fallo, mediante decreto de 4 de
octubre del citado año, cursante a fs. 645, se solicitó la remisión de documentación al Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz, así como se dispuso la suspensión del plazo establecido para
dictar Resolución; sin embargo, esta documentación no fue remitida, por lo que se procedió a la
respectiva conminatoria por decreto de 22 de octubre del mismo año de fs. 650, la cual tampoco fue
debidamente atendida, de ahí que se reiteró tal solicitud a través del decreto de 20 de noviembre
del citado año conminándose por segunda vez para el envió de la documentación solicitada; no
obstante de ello, sin haber recibido lo solicitado, y considerando el tiempo transcurrido desde la
solicitud de la referida documentación, se dispuso la reanudación de su plazo por decreto de 4 de
diciembre de 2013, y se resolvió conforme a los datos cursantes en el expediente por lo que, la
presente Sentencia Constitucional Plurinacional, es pronunciada dentro de plazo legal.

II. CONCLUSIONES
De la revisión y compulsa de los antecedentes se llega a las siguientes conclusiones:
II.1. Cursan las igualas profesionales suscritas por el Viceministro de Tesoro y Crédito
Público y Nancy Tufiño de Tórrez, de 1 de enero de 1999, 18 de febrero del mismo año y de 18 de
julio de 2001, ésta última determina en su cláusula tercera, respecto a los honorarios, que la
dirección no cuenta con la partida presupuestaria para esa clase de pagos; sin embargo, faculta a la
abogada externa para que ante el Juez de la causa o por la vía legal pertinente solicite la regulación
de sus honorarios profesionales y posterior cobro el monto litigado a la conclusión del proceso, que
serán cancelados por la parte perdidosa (fs. 177 a 187).
II.2. Los testimonios de poder 0010/99 de 8 de enero de 1999 y 0169/99 de 18 de febrero del
mismo año, este último ratificatorio y ampliatorio del primero, ambos otorgados por Humberto
Marcelo Montero Nuñez del Prado Viceministro de Tesoro y Crédito Público, en favor de Nancy
Tufiño de Tórrez, para que actúe en representación de su persona y del Tesoro General de la Nación
(fs. 1 a 2 vta. y 4 a 7).
II.3. Cursa la nota de cargo 07/99 de 10 de junio de 1999, girada por la Dirección General de
Pensiones contra el municipio de La Paz por la suma de Bs17 685 901,60.- (fs. 8).

II.4. Nancy Tufiño de Tórrez en representación legal del Viceministerio de Tesoro y Crédito
Público, planteó demanda coactiva social ante el Juez del Trabajo y Seguridad Social, contra la
Alcaldía Municipal de La Paz, por adeudar aportes devengados al régimen de largo plazo de la
seguridad social, mediante memorial presentado el 14 de junio de 1999, precisando en el otrosí
séptimo de dicho escrito, respecto a los honorarios profesionales que se suscribía a la iguala que
tenía suscrita (fs. 15 a 16 vta.). Dictando el Juez Quinto de Trabajo y Seguridad Social, el Auto de
solvendo de 7 de agosto de 1999 (fs. 19).

II.5. El 26 de agosto de 1999, la Alcaldía Municipal de La Paz representada legalmente por Ruben
Dario Salcedo Villarreal respondió negativamente a la demanda y opuso excepción de falta de
personería en el demandante, decretándose el traslado de la excepción planteada por el proveído de
27 de ese mes y año (fs. 32 a 33).

II.6. Por memorial de 21 de diciembre de 1999, Nancy Tufiño de Tórrez en representación legal
del Viceministerio del Tesoro y Crédito Público solicitó que la excepción opuesta dentro del proceso
coactivo social, se ajuste al art. 32 inc. d) del Decreto Ley (DL) 10173 de 28 de marzo de 1972;
asimismo, adjuntó reliquidación de la suma adeudada (fs. 61 a 62), disponiéndose por providencia
de 22 de diciembre de 1999, la apertura del plazo probatorio (fs. 62 vta.).

II.7. Cursa el testimonio de poder 1071/2000 de 19 de julio, ratificatorio del poder especial y
suficiente que otorga el Viceministro de Tesoro y Crédito Público en favor de Nancy Tufiño de Tórrez
(fs. 73 a 74 vta.).

II.8. Mediante memorial de 18 de julio de 2001, Nancy Tufiño de Tórrez en representación legal
de la Dirección de Pensiones, solicitó el desarchivo del expediente, disponiendo la Jueza de la causa
su desarchivo por proveído de 19 del citado mes y año (fs. 79 y vta.).

II.9. Cursa el testimonio de poder 0863/2001 de 10 de julio, otorgado por el Director de


Pensiones, Federico Iván Escobar Loza, en favor de Nancy Tufiño de Tórrez (fs. 80 a 81 vta.).

II.10. Mediante el convenio de pago 056.02 de 9 de agosto de 2002, suscrito por Federico Escobar
Loza, Director de Pensiones y Juan del Granado Cosio Alcalde Municipal de La Paz; acordaron la
forma de pago de la deuda asumida, convenio en el que en su cláusula séptima referida a los
honorarios establece que “la Dirección” (sic) y la abogada externa Nancy Tufiño de Tórrez
suscribieron una iguala profesional como abogada apoderada para la atención de procesos, entre los
que se encuentran los coactivos sociales radicados en el Juzgado Quinto de Trabajo y Seguridad
Social sobre cobro de la nota de cargo 07/99 de 10 de junio de 1999, y que “al amparo del art. 5 par.
I. y II del D.S. 26470 de 22 de diciembre de 2001” (sic), la municipalidad asumía el pago de los
honorarios profesionales a favor de la patrocinante y apoderada externa de la Dirección Nancy
Tufiño de Tórrez, en sujeción a lo que se acuerde el 16 de agosto de 2002 entre la Municipalidad y
dicha profesional mediante documento independiente (fs. 110 a 114).

II.11. Por Auto de 4 de septiembre de 2002, la Jueza de Trabajo y Seguridad Social, homologó el
convenio de pago 056/02, disponiendo su cumplimiento en sus términos y contenido de las ocho
cláusulas que lo componen (fs. 126). Determinación ejecutoriada por Auto de 27 del mismo mes y
año (fs. 129 vta.).
II.12. Cursa el testimonio de poder especial y suficiente 381/2002 de 12 de septiembre, otorgado
por Juan Fernando Barthelemi Taborga Director de Pensiones en favor de Nancy Tufiño de Tórrez (fs.
127 a 128 vta.).

II.13. Nancy Tufiño de Tórrez, solicitó la regulación de honorarios por memorial de 31 de julio de
2003 (fs. 132 a 133).

II.14. La Alcaldía Municipal de La Paz, a través de su representante legal por memorial de 19 de


agosto de 2003, pidió que antes de la consideración de la solicitud de honorarios profesionales de
Nancy Tufiño de Tórrez, se cumpla con la cláusula séptima del convenio de pago 056/02, al no
haberse suscrito documento independiente con la solicitante (fs. 136 y vta.). Posteriormente por
memorial de 12 de septiembre de 2003, invitó a la peticionaria a las oficinas de la Unidad de
Procesos Jurisdiccionales con la finalidad de elaborar y suscribir el acuerdo señalado (fs. 142).

II.15. El municipio de La Paz, a través de su representante legal, planteó recurso indirecto o


incidental de inconstitucionalidad contra el art. 5 del DS 26470, por memorial presentado el 21 de
julio de 2004 (fs. 171 a 172 vta.).
II.16. Mediante Resolución 32/2004 de 27 de julio, Celia Brígida Quisbert Diaz Jueza Quinta de
Trabajo y Seguridad Social, dispuso rechazar la solicitud planteada por la Alcaldía Municipal de La Paz
y promover el recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad (fs. 198 a 201), siendo aprobada
esta resolución por el Tribunal Constitucional mediante AC 0458/2004-CA de 20 de agosto (fs. 203 a
206).

II.17. Mediante Auto de 13 de noviembre de 2007, la Jueza Quinta de Trabajo y Seguridad Social,
reguló los honorarios profesionales de la abogada externa Nancy Tufiño de Tórrez en la suma de
Bs176 859,01.- correspondiente al 1% de la nota de cargo y Bs88 429,50.- en su calidad de
apoderada, haciendo un total de Bs265 288,51.- por concepto de honorarios profesionales y
apoderada (fs. 337 a 338). Asimismo cursan los Autos de rechazo a solicitudes de complementación
de 12 de marzo de 2008 y de 26 de abril del mismo año (fs. 341 y 353).

II.18. Maria Reneé Ramirez Chirinos, Jefa de la Unidad de Procesos Jurisdiccionales del municipio
de La Paz, planteó recurso de apelación contra los referidos Autos de 13 de noviembre de 2001 y de
12 de marzo de 2008, mediante memorial presentado el 20 de marzo de 2008, señalando entre sus
agravios: a) La determinación asumida por la Jueza a quo causaría un serio daño económico a la
institución edil; b) El convenio suscrito con la Dirección de Pensiones, no se encuentra suscrito por la
abogada patrocinante, lo cual demostraría que no tramitó el convenio y no realizó gestiones para su
suscripción y no fue fruto de un trabajo realizado por Nancy Tufiño de Tórrez; c) La Alcaldía
Municipal de La Paz, habría demostrado su inmediata predisposición para llegar a un acuerdo dentro
del marco legal, considerando la cláusula séptima del citado convenio; sin embargo, no se dieron las
gestiones, debido a que la abogada no se habría apersonado en el plazo establecido para concretar
el pago, sino mucho tiempo después, pese a que fue ella misma quien solicitó la homologación; d)
No existiría obligación pendiente para que pueda disolverse el convenio suscrito, ya que en la
cláusula quinta se referiría que el incumplimiento en el pago de una o más cuotas, se considerará de
plazo vencido y se volverá liquida y exigible en su totalidad, al respecto refiere que la Alcaldía
Municipal de La Paz vendría cumpliendo el convenio de pago, el que concluiría el 10 de julio de 2017,
quedando pendiente el pago de honorarios que debió ser acordado mediante documento
independiente y que de ninguna manera puede asemejarse a lo solicitado por la representante; e) La
abogada impetrante habría tramitado la causa desde su inicio hasta que se sujetó a término de
prueba la excepción planteada, sin que se haya obtenido sentencia, tampoco ejecutoria de la misma,
ni hubo otras instancias, para que pretenda el cobro de una millonaria suma, debido a que la
tramitación se centró en la etapa inicial de la causa y sólo habría presentado trece memoriales, uno
de ellos con fundamentación, y lo justo y equitativo es que se le pague por un trabajo realizado; f) Se
dispuso un pago de honorarios en base al art. 5 del DS 26470, sin considerar que dicha norma
también estipula que debe ser regulado de acuerdo a los obrados que cursen en el expediente y la
abogada no tuvo ninguna participación en el convenio señalado, por lo que no podría regularse el
monto requerido por esa profesional; g) El convenio consigna un monto inferior al señalado en la
nota de cargo, considerando el total de este último en el Auto de 13 de noviembre de 2007; h) No se
tomó en cuenta el otrosí primero del memorial presentado por la abogada de 21 de diciembre de
1999, que establece la modificación de la nota de cargo 07/09 de 10 de junio de 1999; e, i) No
corresponde el pago de honorarios profesionales en la suma señalada, sino por el trabajo efectuado
y conforme a los antecedentes que cursan en obrados, en aplicación al DS 26470, más aún cuando
no se cumplió con el plazo previsto para el cumplimiento del convenio que es el 10 de julio de 2017,
constituyendo un pago anticipado ante la inexistencia del pago total de los aportes devengados (fs.
344 a 346 vta.).

II.19. Nancy Tufiño de Tórrez interpuso recurso de apelación contra el Auto de 13 de noviembre
de 2007, y los Autos complementarios, por memorial presentado el 21 de mayo de 2008 (fs. 355 a
362).

II.20. Mediante proveído de 25 de enero de 2011, el Presidente de la Sala Social y Administrativa


Primera, Juan Orlando Rios Luna, a objeto de conformar Sala y resolver la causa, convocó al
Presidente de la Sala Social y Administrativa Tercera, Iván Campero Villalba (fs. 436).

II.21. La Sala Social y Administrativa Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz,
dictó la Resolución 09/2011, confirmando el Auto de 13 de noviembre de 2007, así como los Autos
complementarios de 12 de marzo de 2008 y de 28 de abril del mismo año, señalando entre otros
aspectos únicamente respecto a la apelación planteada por la parte ahora accionante: 1) El recurso
planteado por el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, sería únicamente una relación de los
antecedentes del proceso y que concluye que se suscribió un convenio con la entidad coactivante
acordando un plan de pagos que viene cumpliendo y que no corresponde demandar su
incumplimiento, ni el pago de honorarios profesionales, ya que importaría un pago anticipado
puesto que el plazo sería el 10 de julio de 2017, al respecto los vocales ahora demandados,
señalaron que según el convenio 056.02 la entidad coactivada se acogió a un programa de plan de
pagos, acordando pagar su deuda en ciento ochenta meses; asimismo, en la cláusula séptima
reconocería la suscripción de la iguala profesional entre la dirección de pensiones “ex FOPEBA” y la
abogada externa, la que debería ser cobrada en ejecución de sentencia, y que quien debe cancelar
los honorarios profesionales es la municipalidad mediante un documento independiente, sin que
exista cláusula que condicione el pago de los honorarios de la abogada apoderada al incumplimiento
del plan de pagos; 2) Desde ese entonces la abogada de la entidad coactivante viene reclamando la
regulación y pago de sus honorarios; 3) Que lo que se pretendería es postergar el pago, mientras no
se concluye el plan de pagos, con el pretexto de que sería un pago anticipado, cuando ya reconoció
la iguala y el adendum; por otro lado, encontrándose vigente el plan de pagos no es evidente la
supuesta demanda de incumplimiento de convenio; y, 4) Que el recurso de apelación carecería de
sustento legal, incumpliendo el art. 227 del CPC (fs. 437 a 438).

II.22. Edwin Castro Escobar abogado de la Unidad de Procesos Jurisdiccionales de la Alcaldía


Municipal de La Paz en representación legal de Luis Antonio Revilla Herrero, Alcalde, interpuso
recurso de nulidad por memorial presentado el 22 de febrero de 2011 (fs. 445 a 449), declarándose
mediante el Auto de 25 de marzo del mismo año, la ejecutoria de la Resolución 09/2011, y sin lugar
al recurso de nulidad planteado (fs. 454).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO


La parte accionante, denuncia la vulneración de sus derechos a la justicia, igualdad, al debido
proceso, en razón a que dentro del proceso coactivo social instaurado en su contra, por Nancy
Tufiño de Tórrez, representante del Ministerio de Hacienda a través del Viceministerio de Tesoro y
Crédito Público y que culminó con la homologación del convenio de pago 056/02 de 9 de agosto de
2002, suscrito por ambas partes, sin que ésa profesional haya tenido mayor intervención, por Auto
de 13 de noviembre de 2007 y Autos complementarios, se regularon sus honorarios profesionales,
inobservando la nota de cargo 07/99 de 10 de junio de 1999, y la clausula séptima del convenio
56/02 de 9 de agosto de 2002 y el art. 5.I y II del DS 26470, al no corresponder la aplicación del
arancel mínimo del colegio de abogados, siendo apelada esta determinación fue confirmada por el
Auto de Vista 09/11 de 28 de enero de 2011, carente de motivación, generando indefensión y
ausencia de tutela judicial.
Precisado el problema jurídico planteado, corresponde verificar si existe una causal que impida
ingresar al fondo de la problemática planteada y en su caso determinar si existió vulneración de los
derechos fundamentales invocados, a fin de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Naturaleza jurídica de la acción de amparo constitucional


La acción de amparo constitucional, conforme establece el art. 128 de la CPE, tendrá lugar: “…contra
actos u omisiones ilegales o indebidos de los servidores públicos, o de persona individual o colectiva,
que restrinjan, supriman, o amenacen restringir o suprimir los derechos reconocidos por la
Constitución y la ley”. Asimismo, el art. 129.I de la misma Norma Suprema, establece: “La Acción de
Amparo Constitucional se interpondrá por la persona que se crea afectada, por otra a su nombre con
poder suficiente o por la autoridad correspondiente de acuerdo a la Constitución, ante cualquier
juez o tribunal competente, siempre que no exista otro medio o recurso legal para la protección
inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados”.

En el mismo sentido el art. 51 del Código Procesal Constitucional (CPCo), establece: “La Acción de
Amparo Constitucional tiene el objeto de garantizar los derechos de toda persona natural o jurídica,
reconocidos por la Constitución Política del Estado y la Ley, contra los actos ilegales o las omisiones
indebidas de las y los servidores públicos o particulares que los restrinjan, supriman o amenacen
restringir o suprimir”.

Normativa constitucional que encierra la esencia y el contenido de la acción de amparo


constitucional, sobre cuyos fundamentos se procederá a evaluar los derechos fundamentales y
garantías constitucionales, cuya vulneración se alega.

III.2. Requisitos formales para la admisión de la demanda de amparo constitucional

El art. 33 del CPCo, contempla los requisitos formales para la admisión de la demanda de amparo
constitucional, determinando: “La acción deberá contener al menos: 1. Nombre, apellido y generales
de quien interpone la acción o de su representante legal, acompañando en este último caso, la
documentación que acredite su personería. En el caso de terceras personas que tengan interés
legítimo, deberán acreditar el interés alegado. Además, deberá indicarse la dirección de un correo
electrónico u otro medio alternativo de comunicación inmediata. 2. Nombre y domicilio contra quien
se dirige la acción, o los datos básicos para identificarla o identificarlo, así como, en el caso de que se
conozca, el lugar dónde pueda ser notificada o notificado. 3. Patrocinio de abogado cuando
corresponda, o en su caso la solicitud de defensor público. 4. Relación de los hechos. 5.
Identificación de los derechos o garantías que se consideren vulnerados. 6. Solicitud, en su caso, de
medidas cautelares. 7. Las pruebas que tenga en su poder o señalamiento del lugar donde se
encuentren. 8. Petición”.
III.3. La legitimación pasiva en la acción de amparo constitucional

La legitimación pasiva definida como la capacidad jurídica de la (s) persona (as) particular (es),
autoridad (es) administrativa (s) o judicial (es), a quien (es) se le atribuye la comisión del acto
vulneratorio de los derechos y/o garantías constitucionales de la parte accionante, legitimación
pasiva que no perecerá, aún el o la autoridad administrativa o judicial, haya dejado de ostentar el
cargo que asumía, por cuanto esto no deslinda de la comisión del supuesto acto o hecho
vulneratorio de derechos fundamentales, de lo contrario se desvirtuaría la coincidencia que debe
existir entre la autoridad que presuntamente causó la violación a los derechos y aquélla contra quien
se dirige la acción de amparo constitucional.

Bajo esa perspectiva resulta necesaria la precisión de la legitimación pasiva, por cuanto debe
identificarse a la persona o autoridad, sea administrativa o judicial que efectivamente vulneró los
derechos fundamentales del agraviado, no sólo para su obvia reparación, sino también para impartir
la sanción correspondiente si el caso aconseja.

En el caso concreto de autoridades judiciales, siendo que el acto vulneratorio fue iniciado por el Juez
a quo, en revisión el juez o tribunal judicial superior en jerarquía que pudiendo reparar los derechos
del agraviado no lo hiciere, concurre también en la vulneración de derechos, por lo que a momento
del planteamiento de una acción de amparo constitucional, necesariamente debe demandar a todas
las autoridades que han hecho efectivo el acto o hecho vulnerador de derechos, al respecto la SC
0258/2003-R de 28 de febrero, señaló: “…el agraviado debe acusar el acto indebido o ilegal
constituido ya sea en un acto procesal o en una resolución ante la instancia última, pues de no
hacerlo la tutela resultaría ineficaz por cuanto no se puede compulsar la problemática si no ha sido
recurrida la autoridad o persona que tiene la facultad de revisar, consiguientemente, modificar,
confirmar o revocar el acto o resolución puesto en su conocimiento, ya que en la última instancia -si
se acusa el acto ilegal u omisión indebida-, se resolverá definitivamente, de manera que quien
deberá responder por la lesión al derecho fundamental y repararlo en forma inmediata será la
autoridad o tribunal que tenga legalmente la atribución de conocer en última instancia, y por lo
mismo, para el caso de no reparar la lesión al momento de resolver el recurso ordinario, es quien
tiene la legitimación pasiva para ser demandado, responder y cumplir lo que se ordene en esta
jurisdicción si se presentare Amparo”.

Similar criterio ha sido mantenido en la SCP 1004/2012 de 5 de septiembre, al referir sobre la


legitimación pasiva en casos emergentes de procesos judiciales, al señalar: “…para activar una acción
de defensa como es el amparo constitucional, deben cumplirse lineamentos procesales al efecto
establecidos por el mismo ordenamiento jurídico; en este orden el art. 77 de la LTCP, establece los
requisitos de forma y contenido que deben observarse para la presentación de la acción; así, es
imprescindible acreditar la personería del accionante, el nombre y domicilio de la parte demandada
o su representante legal (si fuera una persona jurídica), efectuar una relación fáctica de los hechos
motivo de la acción relacionado con la presunta vulneración de los derechos y/o garantías
constitucionales, adjuntar los elementos de prueba sobre las que se funda la acción, así como
establecer con precisión la tutela requerida, requisitos de cuyo cumplimiento dependerá que tanto
el juez o tribunal de garantías así como el propio Tribunal Constitucional Plurinacional: '…puedan
compulsar sobre la base de criterios objetivos, la legitimación de las partes, así como la veracidad de
los hechos reclamados y los derechos lesionados, para en definitiva otorgar o negar el amparo
expresamente solicitado; a su vez tiende a garantizar también que con tales precisiones puedan
estar a derecho para asumir defensa en debida forma' (SC 0365/2005-R de 13 de abril).

El citado art. 77.2 de la LTCP determina como requisito para la presentación de la acción de amparo
constitucional: 'Indicar el nombre y domicilio de la parte demandada, o de su representante legal y
el de los terceros interesados' (las negrillas nos pertenece), es decir, la identificación e
individualización precisa del servidor público o de la persona individual o colectiva a quien se le
atribuye la vulneración o supresión de los derechos reconocidos por la Constitución y la ley, lo que
permite establecer la legitimación pasiva entendida en el ámbito tutelar como la coincidencia entre
la autoridad o particular que presuntamente incurrió en violación de los derechos y aquella contra
quien se dirige la acción, aclarando que en caso de existir pluralidad de sujetos agraviantes, se
entiende que la acción deberá ser dirigida contra todos los que presuntamente incurrieron en los
actos u omisiones ilegales o indebidas que se denuncia.

En aquellos casos en los cuales mediante la acción de amparo constitucional se impugnan


resoluciones administrativas o judiciales; el extinto Tribunal Constitucional a través de la SC
0384/2010-R de 22 de junio, con relación a la falta de legitimación pasiva en casos emergentes de
procesos judiciales, precisó que: '…para aquellos casos en los que los actos o decisiones denunciados
de lesivos a los derechos fundamentales del recurrente, ahora accionante, hubiesen sido cometidos
en la substanciación de un proceso judicial, la legitimación pasiva le corresponde al juez o tribunal
que inicialmente ejecuto el acto o asumió la decisión, así como al juez o tribunal que tiene
competencia para revisar y corregir esa actuación; criterio coincidente con el entendimiento de la SC
1740/2004 de 29 octubre, que señalo lo siguiente: «…en aquellos casos en los que el acto
denunciado como ilegal es ejecutado por una autoridad y es otra la competente para revisar esa
actuación a efecto de modificar, confirmar o revocar el acto puesto en su conocimiento, el recurso
debe ser interpuesto contra ambas autoridades al tener legitimación pasiva, la primera por ejecutar
el acto ilegal y la segunda por no corregirlo, de modo que al ser ambas responsables, deben asumir
las consecuencias de sus actos».

Por consiguiente, para que el recurso sea admitido o concedido, si es el caso, contra determinadas
personas es imprescindible que éste sea dirigido contra todos los que cometieron el acto ilegal o la
omisión indebida; es decir los agraviantes'.

En este mismo sentido la SC 0711/2005-R de 28 de junio, concluyó que: '…para que sea viable el
recurso de amparo, cuando es planteado contra decisiones judiciales o administrativas pronunciadas
por tribunales y órganos colegiados públicos o particulares, sea como emergencia de procesos, o de
cualesquier tipo de decisiones o actos, es de inexcusable cumplimiento que esta acción tutelar este
dirigida contra todos los miembros que asumieron dichas decisiones y, por lo mismo, se constituyan
en agraviantes de los supuestos actos lesivos denunciados…'”.

III.4. La aplicación del principio pro actione ante la existencia de duda razonable, de vulneración
de derechos fundamentales, para lograr una verdadera justicia material

En cada caso concreto sujeto a análisis, si bien es necesaria la revisión del cumplimiento de
los requisitos formales para la admisibilidad de la demanda de amparo constitucional, por parte del
juez o tribunal de garantías, ante la evidente vulneración de derechos fundamentales, hacen precisa
la aplicación del principio pro actione, plenamente justificada para lograr la reparación de los
derechos aparentemente vulnerados, observando la finalidad de un real acceso a la justicia
constitucional a través de la acción de amparo constitucional.

Similar discernimiento ha sido construido por este Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de
la SCP 0030/2013 de 4 de enero, que señala: “…la activación de este mecanismo de defensa, es la
petición de tutela constitucional para el resguardo de sus derechos a la defensa, al debido proceso,
la igualdad entre las partes, acceso a la justicia, tutela judicial efectiva y a la posesión;

(…)
En el contexto descrito, la acción de amparo constitucional se configura como una verdadera
garantía jurisdiccional destinada a través de procedimientos rápidos y oportunos, a resguardar
derechos fundamentales expresos o inferidos del bloque de constitucionalidad, cuya vigencia debe
ser asegurada en el Estado Constitucional de Derecho, por esto, a la luz de su naturaleza jurídica, se
colige que dentro del núcleo duro o contenido esencial de esta garantía jurisdiccional se encuentra
la tutela de todos los derechos fundamentales con excepción de aquellos que encuentren resguardo
en mecanismos específicos de defensa.

(…)

Ahora bien, los requisitos esenciales de forma y también los presupuestos eventuales antes citados,
aseguran que la acción de amparo constitucional se desarrolle en el marco de las reglas de un
debido proceso, razón por la cual, los supuestos disciplinados por el art. 33 del CPCo, se caracterizan
por ser subsanables.

En el marco de lo señalado, se tiene que los requisitos antes precisados, deben ser observadas por
los jueces y tribunales de garantías en etapa de admisibilidad; en este contexto, para asegurar un
equilibrio procesal y un real acceso a la justicia constitucional, se colige que la inobservancia de
requisitos de forma disciplinados en el art. 33 del CPCo, puede ser subsanada en esta etapa por la
parte accionante en el plazo de tres días, así lo establece el art. 30.I.1 del Código referido.

Por lo expuesto, en caso de no ser subsanado en el plazo antes indicado algún requisito de forma
observado, la acción se tendrá por no presentada, así lo establece el art. 30.I.1 del CPCo, supuesto
en el cual, al no haberse ingresado al análisis de fondo de la problemática, la parte accionante podrá
presentar una nueva acción, cumpliendo con los requisitos de forma regulados por el art. 33 del
CPCo y siempre y cuando no concurran requisitos de improcedencia reglada disciplinados por el art.
53 de la norma procesal constitucional antes citada, interpretación que asegura un real acceso
efectivo a la justicia constitucional, como pilar esencial del Estado Constitucional de Derecho.

(…) La duda razonable para la aplicación del principio pro-actione en la etapa de admisibilidad

(…)

En efecto, el valor axiomático y dogmático-garantista de la nueva Constitución, constituye


precisamente el fundamento esencial para la aplicación de los presupuestos procesales aplicables a
las acciones tutelares en general y a la acción de amparo constitucional en particular, los cuales
estarán siempre guiados por valores esenciales y supremos como ser la justicia.

En este contexto, en el nuevo orden constitucional, la constitucionalizacion del valor axiomático y


dogmático-garantista del nuevo modelo constitucional, encuentra génesis directa en la parte
dogmática de ésta, en particular, en el art. 109.1 que consagra el principio de aplicación directa de la
Constitución.

En efecto, el principio de aplicación directa de la Constitución, obliga al contralor de


constitucionalidad a materializar el fenómeno de irradiación de esta Constitución axiomática y
dogmático-garantísta, por tanto, el ejercicio del control de constitucionalidad aún en etapa de
admisibilidad, debe asegurar la materialización de las directrices axiomáticas del modelo
constitucional imperante. En el marco de lo señalado, cabe precisar que el valor justicia constituye
un estándar axiomático y presupuesto para el ejercicio del control tutelar de constitucionalidad
destinado a asegurar la eficacia de los derechos fundamentales, con génesis directa en el valor
supremo del Estado, que es el 'vivir bien', valor inserto en el preámbulo de la Constitución, a partir
del cual deben ser entendidos los valores ético-morales de la sociedad plural, plasmados en los dos
parágrafos del artículo 8 de la Constitución.

Por lo mencionado, se establece que las bases y postulados del Estado Constitucional de Derecho,
constituyen el elemento legitimizador y directriz del ejercicio del control de constitucionalidad, por
esta razón, no puede consentirse actos que impliquen una manifiesta y 'grosera' violación a
derechos fundamentales, por ser estos contrarios al pilar estructural del Estado Plurinacional de
Bolivia, por tanto, cuando en etapa de admisibilidad, se genere una duda razonable sobre una lesión
manifiesta y 'grosera' a derechos fundamentales que en un análisis de fondo de la problemática,
podría implicar la aplicación del principio de justicia material a la luz de la pauta de interpretación
denominada pro-actione, la causa deberá ser admitida en mérito a la duda razonable para la
aplicación del principio pro-actione, en resguardo de la materialización de los valores justicia e
igualdad.

En el marco de lo señalado, la decisión de admisión por el supuesto antes señalado, responde a los
postulados propios del Estado Constitucional de Derecho, máxime cuando el principio pro-actione se
configura como una pauta esencial no solo para la interpretación de derechos fundamentales, sino
también como una directriz esencial para el ejercicio del control de constitucional y la consolidación
del mandato inserto en la cláusula estructural del Estado plasmada en el art. 1 de la CPE, cuya
aplicación no vulnera el principio de igualdad formal, sino por el contrario está destinada a
consolidar la igualdad material y por ende la justicia material.

En efecto, el principio pro-actione, asegura que a través de la metodología de la ponderación, para


casos concretos en los cuales exista una manifiesta y grosera vulneración a derechos fundamentales,
el contralor de constitucionalidad, en ejercicio del mandato inserto en el art. 196.I de la CPE, debe
hacer prevalecer la justicia material a cuyo efecto, su labor hermenéutica de ponderación, generará
la flexibilización a ritualismos extremos para que en casos graves se repare un derecho manifiesta y
groseramente vulnerado, así, el rol del control de constitucionalidad, en virtud del cual, la justicia
formal ceda frente a la justicia material, consolida el fenómeno de constitucionalización de un
régimen constitucional axiomático, en el cual todos los actos de la vida social se impregnan de
contenido no solamente de normas supremas positivas, sino también de valores supremos y
rectores del orden jurídico imperante como ser la justicia e igualdad.

En virtud a lo señalado, cuando en un caso concreto, exista una duda razonable sobre una lesión
manifiesta y 'grosera' a derechos fundamentales, en etapa de admisibilidad y en aplicación de los
postulados del Estado Constitucional de Derecho, deben flexibilizarse presupuestos procesales para
que en un análisis de fondo de la denuncia, el control de constitucionalidad, mediante la
metodología de la ponderación aplicable al caso concreto, pueda en esa problemática, asegurar una
justicia material, admisión cuyo sustento constitucional se encuentra en los arts. 13.1 y 4; 256 de la
CPE y 29 del Convención Americana sobre Derechos Humanos Pacto de San José de Costa Rica,
disposiciones que constituyen la fuente normativa para la aplicación del principio pro-actione”.

Asimismo la SCP 0139/2012 de 4 de mayo, determina que el principio pro actione es: “…una pauta
esencial no solo para la interpretación de derechos fundamentales, sino también como una directriz
esencial para el ejercicio del órgano de control de constitucional y la consolidación del mandato
inserto en el art. 1 de la CPE; además, asegura el cumplimiento eficaz de los valores justicia e
igualdad material, postulados axiomáticos directrices del nuevo modelo de Estado y reconocidos de
manera expresa en el Preámbulo de la Constitución Política del Estado y en el art. 8.1 también del
texto constitucional.
En efecto, el principio pro actione, asegura que a través de la ponderación de los derechos para el
análisis de los casos concretos en los cuales exista una manifiesta, irreversible y grosera vulneración
a derechos fundamentales, debe prevalecer la justicia material a cuyo efecto, su labor hermenéutica
de ponderación, generará la flexibilización a ritualismos extremos para que en casos graves se
repare un derecho manifiesta y groseramente vulnerado, así, el rol del control de constitucionalidad,
en virtud del cual, la justicia formal ceda frente a la justicia material”.

Adicionalmente se debe tener presente el principio de verdad material establecido en la propia


Constitución Política del Estado, cuya búsqueda a través de cada acción de defensa debe ser
fielmente atendido, por cuanto la exigencia de requisitos formales, lejos de contribuir a este
principio van a aletargar la otorgación de la tutela impetrada, aspectos que sostiene también el
principio del no formalismo, principios, que junto al pro actione, constituyen particularidades
propias de los derechos fundamentales, al respecto la SCP 1414/2013 de 16 de agosto, señala: “A
efectos de lograr una justicia constitucional eficaz y eficiente, la Constitución Política del Estado
introdujo criterios hermenéuticos para la concreción material de los derechos humanos;
estableciendo además, principios rectores para la función judicial en el art. 178, al sostener que la
potestad de impartir justicia emana del pueblo boliviano y se sustenta en los principios de
independencia, imparcialidad, seguridad jurídica, publicidad, probidad, celeridad, gratuidad,
pluralismo jurídico, interculturalidad, equidad, servicio a la sociedad, participación ciudadana,
armonía social y respeto a los derechos.

Conforme se aprecia, la función judicial ejercida por las diferentes jurisdicciones que componen el
órgano judicial, y también por la justicia constitucional, tiene entre sus principios, el respeto a los
derechos, el cual, se constituye en la base de la administración de justicia. Este principio, guarda
armonía con la preeminencia que en nuestro sistema constitucional tienen los derechos
fundamentales, los cuales si bien tienen como garantes, en general a las diferentes jurisdicciones del
órgano judicial, encuentran en la justicia constitucional, y en particular en el Tribunal Constitucional
Plurinacional, su máximo resguardo, protección y órgano de interpretación.

Por ello, atendiendo a los fines de la justicia constitucional y con la finalidad de garantizar su acceso,
el Código Procesal Constitucional a través de su art. 3, le ha dotado de principios procesales que
permiten que los procesos constitucionales alcancen el objetivo de tutela inmediata de los derechos
fundamentales, como el principio de impulso de oficio, por el que las actuaciones procesales deben
efectuarse sin necesidad de petición de las partes; celeridad, que obliga a resolver los procesos
evitando dilaciones en su tramitación; concentración, por el que debe reunirse la mayor actividad
procesal en el menor número de actos posibles y, fundamentalmente; el no formalismo, de acuerdo
al cual sólo deben exigirse las formalidades estrictamente necesarias para la consecución de los fines
del proceso.
A dichos principios debe sumarse el principio de prevalencia del derecho sustancial respecto al
formal, el pro actione y el de justicia material, que derivan de las características de los derechos
fundamentales y de los criterios constitucionalizados de interpretación, y se conectan con los
principios de celeridad y no formalismo.

'(…)

Por otra parte, el art. 196 establece que: «El Tribunal Constitucional Plurinacional vela por la
supremacía de la Constitución, ejerce el control de constitucionalidad, y precautela el respeto y la
vigencia de los derechos y las garantías constitucionales». (…) no debe de olvidarse que una de las
finalidades de la justicia constitucional es precautelar el respeto y la vigencia de derechos y garantías
constitucionales'.
Este principio, se vincula con el principio de verdad material (…).

(…)

(…) sobre la base de los referidos principios la justicia constitucional debe romper las prácticas
formalistas reproductoras de la justicia colonial, tutelando de manera inmediata los derechos y
garantías efectivamente lesionadas, dando concreción a los roles de la justicia constitucional
previstos en el art. 196 de la CPE.

(…)

Empero, si el juez constitucional, a tiempo de admitir la demanda, no advirtió el incumplimiento de


los requisitos de admisibilidad, pero en el análisis de fondo de la acción constató la efectiva lesión a
derechos y garantías constitucionales, la justicia constitucional debe asumir en su verdadera
dimensión el rol asignado por la Constitución Política del Estado, en cuyo mérito, en el marco del
constitucionalismo plurinacional y comunitario, bajo los principios de respeto a los derechos
fundamentales, directa justiciabilidad de los derechos, justicia material, prevalencia del derecho
sustancial respecto al formal y pro actione, así como los principios procesales de la justicia
constitucional contenidos en el art. 3 del CPCo, que han sido explicados anteriormente, le
corresponde hacer una compulsa de fondo de la problemática planteada siempre que las
invocaciones de la demanda y los antecedentes cursantes en el legajo procesal permitan tener una
comprensión cabal de cómo pudo haberse materializado el acto ilegal, prescindiendo inclusive de los
requisitos establecidos en el Código Procesal Constitucional, por cuanto la protección de los
derechos fundamentales y garantías constitucionales, frente a su lesión, no puede estar supeditada
al riguroso cumplimiento de requisitos de orden estrictamente formal”.

III.5. Flexibilización de la legitimación pasiva en procesos judiciales, en los que las autoridades
llamadas a reparar los derechos fundamentales son las actuales autoridades en ejercicio, quienes si
bien son ajenos a la comisión del acto vulneratorio deben repararlo

En coordinación con los fundamentos jurídicos que anteceden, para el presente caso, donde la
demanda es dirigida contra todas las autoridades que habrían incurrido en la vulneración de los
derechos fundamentales de la parte accionante, y cuya legitimación pasiva es ampliamente
justificada, evidenciándose de la lectura de la demanda como de los antecedentes acompañados una
grosera vulneración de derechos fundamentales, resulta necesario activar la justicia constitucional
acudiendo a los principios plasmados tanto en la Constitución Política del Estado como en el Código
Procesal Constitucional, como son la verdad material, pro actione, informalismo, ejerciendo el
control de constitucionalidad, precautelando los valores justicia e igualdad material, postulados
axiomáticos directrices del nuevo modelo de Estado altamente garantista de derechos
fundamentales, y que a través de la ponderación de los derechos para el análisis del caso concreto,
donde debe prevalecer la justicia material, justificando de esta forma la flexibilización de
formalismos que de ser observados, lejos de coadyuvar esta labor, la entorpecerían, como es la
ausencia de cita específica de las actuales autoridades a cargo de la oficina o despacho en reemplazo
de las autoridades que evidentemente cometieron el acto vulneratorio y que fueron plenamente
identificadas; por cuanto, cuando se está ante una inminente vulneración de derechos
fundamentales, debe prevalecer la justicia material sobre la formal, otorgando la tutela a los
justiciables de forma pronta y oportuna.

Similar criterio ha sido sustentado por este Tribunal, a través de la SCP 1616/2012 de 1 de octubre,
al señalar: “ (…) Flexibilización de las reglas de la legitimación pasiva respecto a instancias de
dirección vacantes, en entidades públicas o privadas
Respecto a la legitimación pasiva dentro de las acciones de amparo constitucional, tanto el Tribunal
Constitucional como el actual Tribunal Constitucional Plurinacional, en su abundante jurisprudencia
concluyeron que la acción de amparo debe hallarse dirigida necesariamente contra la persona
particular o autoridad que ocasionó el agravio acusado de vulneratorio de derechos; o, contra la
autoridad que ha sustituido a aquella que originó la lesión en el ámbito del sector público cuando el
demandante sea un administrado. La legitimación pasiva es un requisito de procedencia, por el cual
el accionante se halla obligado a identificar claramente a los actores que lesionaron sus derechos y la
relación directa.

No obstante lo expresado precedentemente, existen situaciones fácticas excepcionales en las cuáles


puede darse el extremo que alguna instancia colegiada o de dirección de determinada entidad sea
pública o privada, acusada de vulnerar derechos, quede acéfala y sin el sustituto procesal idóneo
para la reparación de las supuestas transgresiones, acefalía originada en distintas causales
establecidas en su propia normativa o en normas de carácter general, como ser entre otras:
renuncia, muerte, inhabilitación, suspensión o cumplimiento de periodo de funciones;
consecuentemente, quedando la entidad sin el sujeto procesal competente y capaz de responder
frente a una acción de carácter constitucional.

En el caso de darse ésta situación excepcional, el demandante no puede encontrarse sin la efectiva
posibilidad de interponer la acción de amparo constitucional que correspondiere…”.

III.6. De los derechos supuestamente vulnerados

III.6.1. Derecho al debido proceso

La SCP 0270/2012 de 4 de junio, reconoce el triple dimensionamiento del debido proceso, al


señalar: “Realizando un análisis a lo establecido por el art. 117.I de la CPE, el debido proceso además
de haber sido desarrollado ampliamente por la jurisprudencia, fue comprendido de una mejor
manera acorde a lo expresado por la CPE, de tal forma que la actual jurisprudencia constitucional, a
través de la SC 0702/2011-R de 16 de mayo manifestó:

«I. Ninguna persona puede ser condenada sin haber sido oída y juzgada previamente en un
debido proceso…». Considerando los criterios de la doctrina, en su jurisprudencia previa este
Tribunal ha señalado que el debido proceso consiste en «…el derecho de toda persona a un proceso
justo y equitativo en el que sus derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas
generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una situación similar (…) comprende el
conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales, a fin de que las personas
puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda
afectar sus derechos» (SSCC 0418/2000-R, 1276/2001-R y 0119/2003-R, entre otras).

La trascendencia del debido proceso se encuentra en íntima vinculación con la realización


del valor justicia en el procedimiento, así lo ha entendido este Tribunal cuando en la SC 0999/2003-R
de 16 de julio, señaló que: 'La importancia del debido proceso está ligada a la búsqueda del orden
justo. No es solamente poner en movimiento mecánico las reglas de procedimiento sino buscar un
proceso justo, para lo cual hay que respetar los principios procesales de publicidad, inmediatez, libre
apreciación de la prueba; los derechos fundamentales como el derecho a la defensa, a la igualdad,
etc., derechos que por su carácter fundamental no pueden ser ignorados ni obviados bajo ningún
justificativo o excusa por autoridad alguna, pues dichos mandatos constitucionales son la base de las
normas adjetivas procesales en nuestro ordenamiento jurídico…».
En similar sentido se ha pronunciado la reciente jurisprudencia de este Tribunal en las SSCC
0533/2011-R de 25 de abril y 0806/2011-R de 30 de mayo entre otras.

En el ámbito normativo, el debido proceso se manifiesta en una triple dimensión, pues por
una parte, se encuentra reconocido como un derecho humano por instrumentos internacionales en
la materia como el Pacto de San José de Costa Rica (art. 8) y el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (art. 14), que conforme al art. 410.II de la CPE, forman parte del bloque de
constitucionalidad, y también se establece como un derecho en el art. 115 parágrafo II; al mismo
tiempo, a nivel constitucional, se le reconoce como derecho fundamental y como garantía
jurisdiccional, configuración jurídica contemplada ya por el art. 16 de la CPEabrg, que se ha
mantenido y precisado en el art. 117.I de la CPE, que dispone: «Ninguna persona puede ser
condenada sin haber sido oída y juzgada previamente en un debido proceso…».

En consonancia con los tratados internacionales citados, a través de la jurisprudencia


constitucional se ha establecido que los elementos que componen al debido proceso son el derecho
a un proceso público; derecho al juez natural; derecho a la igualdad procesal de las partes; derecho a
no declarar contra sí mismo; garantía de presunción de inocencia; derecho a la comunicación previa
de la acusación; derecho a la defensa material y técnica; concesión al inculpado del tiempo y los
medios para su defensa; derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas; derecho a la congruencia
entre acusación y condena; el principio del non bis in idem; derecho a la valoración razonable de la
prueba; derecho a la motivación y congruencia de las decisiones (SSCC 0082/2001-R, 0157/2001-R,
0798/2001-R, 0925/2001-R, 1028/2001-R, 1009/2003-R, 1797/2003-R, 0101/2004-R, 0663/2004-R,
022/2006-R, entre otras); sin embargo, esta lista en el marco del principio de progresividad no es
limitativa, sino más bien enunciativa, pues a ella se agregan otros elementos que hacen al debido
proceso como garantía general y que derivan del desarrollo doctrinal y jurisprudencial de éste como
medio para asegurar la realización del valor justicia” (las negrillas nos pertenecen).

III.6.2. Derecho a la defensa

Respecto al derecho de defensa la SC 1674/2004-R de 14 de octubre, indica: “…es necesario precisar


el concepto del derecho a la defensa reclamado por la recurrente, sobre el cual este Tribunal
Constitucional, en la SC 1534/2003-R, de 30 de octubre manifestó que es la: '(…) potestad inviolable
del individuo a ser escuchado en juicio presentando las pruebas que estime convenientes en su
descargo, haciendo uso efectivo de los recursos que la ley le franquea. Asimismo, implica la
observancia del conjunto de requisitos de cada instancia procesal en las mismas condiciones con
quien lo procesa, a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo
de acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos'; línea jurisprudencial de la que se
extrae que el derecho a la defensa implica el: i) ser escuchado en el proceso; ii) presentar prueba; iii)
hacer uso de los recursos; y iv) la observancia de los requisitos de cada instancia procesal, por parte
de la autoridad judicial o administrativa que sustancia un determinado proceso”.

III.6.3. El principio de igualdad

El art. 180 de la CPE, con relación a los principios en que se funda la jurisdicción ordinaria señala: “I.
La jurisdicción ordinaria se fundamenta en los principios procesales de gratuidad, publicidad,
transparencia, oralidad, celeridad, probidad, honestidad, legalidad, eficacia, eficiencia, accesibilidad,
inmediatez, verdad material, debido proceso e igualdad de las partes ante el juez. II. Se garantiza el
principio de impugnación en los procesos judiciales. III. La jurisdicción ordinaria no reconocerá
fueros, privilegios ni tribunales de excepción. La jurisdicción militar juzgará los delitos de naturaleza
militar regulados por la ley”.
III.6.4. La tutela judicial efectiva

La SCP 2235/2012 de 8 de noviembre, respecto al alcance de la tutela judicial efectiva como


garantía jurisdiccional, ha señalado: “Respecto de la tutela judicial efectiva, la Norma Suprema la
considera como una garantía jurisdiccional, así el art. 115.I de la CPE, establece que: 'Toda persona
será protegida oportuna y efectivamente por los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e
intereses legítimos', por lo que toda persona tiene acceso a los órganos encargados de la
administración de justicia haciendo efectiva así el ejercicio de sus derechos y al dictarse una
resolución o decisión sea siempre tutelando éstos y procurando la defensa del justiciable, en tal
sentido la SC 1388/2010-R de 21 de septiembre, indicó: 'La tutela judicial efectiva comprende la
posibilidad de activar o iniciar ante los órganos jurisdiccionales un proceso, en el que obtenga una
sentencia fundamentada que declare el derecho de cada una de las partes conforme corresponda en
justicia, además implica la posibilidad de poder interponer los recursos que la ley establezca y la
eventualidad de obtener el cumplimiento efectivo de la sentencia, con el objeto de garantizar el
restablecimiento de una situación jurídica vulnerada, evitando la indefensión, involucrando el acceso
a los tribunales; la efectividad de las decisiones judiciales; y el ejercicio del recurso previsto en la
ley'" (las negrillas son nuestras).

III.6.5 El derecho a la fundamentación de decisiones como elemento esencial del derecho al debido
proceso, y el derecho de acceso a la justicia o tutela judicial efectiva

La fundamentación y motivación que debe contener cada resolución, responde al elemento esencial
que contiene el derecho al debido proceso, más aún al tratarse de decisiones judiciales donde las
resoluciones deben responder a lo impetrado, sea, ante el juez a quo o ante un tribunal o juez ad
quem, a través de las alzadas; quienes deben precautelar por otorgar la respectiva tutela judicial
efectiva, por cuanto las partes tienen el derecho a conocer las razones en las que la resolución funda
su decisión, este aspecto no supone que las decisiones jurisdiccionales tengan que ser extensas, ya
que bastará que de forma precisa y clara, se permita conocer las razones que motivan la
determinación, respondiendo a cada agravio denunciado por el justiciable, ya que el dar respuestas
genéricas y que disfrazan una carente motivación, de igual forma vulnera este componente del
debido proceso, provocando indefensión al tutelable.

La jurisprudencia constitucional a través de la SCP 1414/2013, respecto al derecho a la


fundamentación de decisiones como elemento esencial del derecho al debido proceso, y el derecho
de acceso a la justicia o tutela judicial efectiva ha señalado: “El derecho a la fundamentación de un
fallo es una garantía de legalidad que establece que todo acto de autoridad precisa encontrarse
debidamente fundado y motivado, entendiéndose por lo primero la obligación de la autoridad que lo
emite para citar los preceptos legales, sustantivos y adjetivos, en que se apoye la determinación
adoptada; y por lo segundo, que exprese una serie de razonamientos lógico-jurídicos sobre el
porqué considera que el caso concreto se ajusta a la hipótesis normativa.

Al respecto, el Tribunal Constitucional ha establecido, mediante la SC 1291/2011-R de 26 de


septiembre, que: '…el fallo debe dictarse necesariamente con arreglo a derecho, esto es con la
debida fundamentación que consiste en la sustentación de la resolución en una disposición soberana
emanada de la voluntad general. Este requisito exige que el juez, a través del fallo haga públicas las
razones que justifican o autorizan su decisión, así como las que la motivan, refiriéndonos al proceso
intelectual fraguado por el juez en torno a las razones por las cuales, a su juicio, resultan aplicables
las normas determinadas por él, como conocedor del derecho para la solución del caso a través de la
cual el juzgador convence sobre la solidez de su resolución y a la sociedad en general le permite
evaluar la labor de los administradores de justicia'.
Por su parte, la SCP 0894/2012 de 22 de agosto, sobre el tema ha establecido lo siguiente: '…la SC
0012/2006-R de 4 de enero, en su Fundamento Jurídico III.1.7, ha señalado que: «La motivación de
los fallos judiciales está vinculada al derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional eficaz,
consagrados en el art. 16.IV Constitucional, y se manifiesta como el derecho que tienen las partes de
conocer las razones en que se funda la decisión del órgano jurisdiccional, de tal manera que sea
posible a través de su análisis, constatar si la misma está fundada en derecho o por el contrario es
fruto de una decisión arbitraria; sin embargo, ello no supone que las decisiones jurisdiccionales
tengan que ser exhaustivas y ampulosas o regidas por una particular estructura; pues se tendrá por
satisfecho este requisito aun cuando de manera breve, pero concisa y razonable, permita conocer de
forma indubitable las razones que llevaron al Juez a tomar la decisión; de tal modo que las partes
sepan las razones en que se fundamentó la resolución; y así, dada esa comprensión, puedan también
ser revisados esos fundamentos a través de los medios impugnativos establecidos en el
ordenamiento; resulta claro que la fundamentación es exigible tanto para la imposición de la
detención preventiva como para rechazarla, modificarla, sustituirla o revocarla»'.

Ahora bien, el derecho de acceso a la justicia o tutela judicial efectiva, '…implica la posibilidad de
toda persona, independientemente de su condición económica, social o de cualquier otra
naturaleza, de acudir ante los tribunales para formular pretensiones o defenderse de ellas, de
obtener un fallo de esos tribunales y, que la Resolución pronunciada sea cumplida y ejecutada.

Conforme a lo anotado, el derecho al acceso a la justicia podría ser analizado desde una triple
perspectiva: 1. el acceso propiamente dicho, es decir la posibilidad de llegar al sistema judicial, sin
que existan obstáculos para el ejercicio de dicho derecho, 2. lograr un pronunciamiento judicial que
solucione el conflicto o tutele el derecho, siempre que se hubieren cumplido con los requisitos de
admisión que establece la ley, y 3. lograr que la Resolución emitida sea cumplida y ejecutada, pues si
se entiende que se acude a un proceso para que se restablezca o proteja un derecho, un interés o un
bien, en la medida en que el fallo no se ejecute, el derecho de acceso a la justicia no estará
satisfecho.

(…) En el plano procesal, es necesario que el derecho de acceso a la justicia sea interpretado
ampliamente por los jueces y tribunales que deben conocer, tramitar y resolver las demandas y
recursos, con la finalidad de subsanar los defectos procesales, evitando su rechazo.En este sentido,
el derecho de acceso a la justicia pregona el antiformalismo, bajo la idea rectora de que el proceso
es sólo un instrumento para hacer efectivo un derecho, y la gratuidad de la justicia, con el objetivo
de facilitar el acceso al sistema judicial a quienes carecen de recursos económicos'.

El derecho de acceso a la justicia se encuentra consagrado en los diferentes convenios y tratados


internacionales.

(…) el entonces Tribunal Constitucional también se ha referido y ha desarrollado este derecho en la


SC 0492/2011-R de 25 de abril; la misma que, citando a la SC 0600/2003-R de 6 de mayo, ha
establecido que: 'Según la norma prevista por el art. 8.1 del Pacto de San José de Costa Rica, «toda
persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un
juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecidas con anterioridad por la ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter», como podrá
advertirse la norma transcrita consagra dos derechos humanos de la persona: 1) el derecho de
acceso a la justicia; y 2) el derecho al debido proceso, entendiéndose por aquélla la potestad,
capacidad y facultad que tiene toda persona para acudir ante la autoridad jurisdiccional competente
para demandar que se preserve o restablezca una situación jurídica perturbada o violada que lesiona
o desconoce sus derechos e intereses, a objeto de lograr, previo proceso, una decisión judicial que
modifique dicha situación jurídica. Conocido también en la legislación comparada como «derecho a
la jurisdicción» (art. 24 de la Constitución Española), es un derecho de prestación que se lo ejerce
conforme a los procedimientos jurisdiccionales previstos por el legislador, en los que se establecen
los requisitos, condiciones y consecuencias del acceso a la justicia; por lo mismo, tiene como
contenido esencial el libre acceso al proceso, el derecho de defensa, el derecho al pronunciamiento
judicial sobre el fondo de la pretensión planteada en la demanda, el derecho a la ejecución de las
sentencias y resoluciones ejecutoriadas, el derecho de acceso a los recursos previstos por ley.
Finalmente, este derecho está íntimamente relacionado con el derecho al debido proceso y la
igualdad procesal'”.

III.7. Consideraciones previas al análisis del caso

III.7.1. Sobre la legitimación pasiva y su flexibilización en el caso concreto de evidenciarse la


vulneración grosera de los derechos acusados a través de la acción de amparo constitucional

En el presente caso sujeto a análisis, se observa que la acción de amparo constitucional es


planteado por la entonces Alcaldía Municipal de La Paz, representado por Edwin Castro Escobar en
representación de Luis Antonio Revilla Herrero, Alcalde contra las autoridades ahora demandadas,
quienes en su oportunidad evidentemente pronunciaron las resoluciones impugnadas a través de la
presente demanda de amparo constitucional, y en las que se observa la coincidencia entre sus
personas y el acto vulneratorio, por lo que los demandados cumplen con la legitimación pasiva
observada por Juan Orlando Ríos Luna en su informe escrito.

No obstante de ello si bien es evidente que para el cumplimiento de las determinaciones que se
asuma en una demanda de amparo constitucional, la ejecución debe ser encomendada a las actuales
autoridades en ejercicio del cargo, tratándose de nuevos pronunciamientos de resoluciones
judiciales, no es menos evidente que dentro de los requisitos específicos para la admisión de la
demanda de amparo constitucional previstos en el art. 33 del CPCo, no se prevé expresamente que
deba dirigirse la demanda contra las nuevas autoridades en ejercicio del cargo, entendiendo, como
previó el constituyente, simplemente el cumplimiento de la legitimación pasiva como se expuso en
el Fundamento Jurídico III.3 de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, la cual fue
cumplida en el caso presente.

Asimismo en conformidad a que en etapa de admisibilidad no fue observada la demanda de amparo


constitucional sobre este aspecto, en etapa de revisión, de acuerdo al principio pro actione, de
informalismo y de verdad material, se observa no solo la duda razonable de vulneración de derechos
fundamentales, como se explicó en el Fundamento Jurídico III.4 del presente fallo, sino también la
grosera vulneración de estos derechos fundamentales por parte de las autoridades demandadas, por
lo que el retrotraer la causa al estado de admisibilidad por un requisito formal, como Tribunal
llamado a conceder garantías constitucionales a los accionantes en forma pronta y oportuna, se
debe flexibilizar formalismos en cuanto a la identificación de las actuales autoridades que serán las
llamadas a reparar el acto vulneratorio, quienes de alguna forma carecen de la legitimación pasiva
exigida, al no existir coincidencia entre sus personas y la comisión del acto vulneratorio, siendo
justificado entonces el ingreso al análisis del caso concreto, de acuerdo a lo expuesto también en el
Fundamento Jurídico III.5. del presente fallo.

III.8. Análisis del caso concreto

En el caso de autos, la parte accionante acusa la vulneración de sus derechos a la justicia, igualdad,
al debido proceso, señalando que Nancy Tufiño de Tórrez en representación del Ministerio de
Hacienda a través del Viceministerio de Tesoro y Crédito Público -ahora SENASIR- instauró demanda
coactiva social en su contra, para la ejecución de la nota de cargo 07/99, donde se opuso la
excepción de falta de personería, aperturándose periodo probatorio, estado en el que se presentó el
convenio de pago 056/02 de 9 de agosto de 2002, suscrito por ambas partes, en el que se hizo
conocer a la jueza de la causa que la entonces Alcaldía Municipal de La Paz, se acogía al DS 26470; es
decir, a los beneficios y plazos de prórroga de pago de aportes, culminando el proceso, sin la
intervención de la abogada apoderada de la Dirección de Pensiones, al no existir necesidad de
intimación ni ejecución de la vía judicial; sin embargo, por Auto de 13 de noviembre de 2007, la
Jueza Quinta de Trabajo y Seguridad Social a momento de regularizar los honorarios profesionales
de la abogada no observó la nota de cargo 07/99, la cláusula séptima del convenio 56/02, ni el art.
5.I y II del DS 26470, no así el arancel mínimo del colegio de abogados, por cuanto esta calificación
debió comprender hasta el momento de la presentación del convenio en base al expediente, que
recurrido de apelación el señalado Auto por la entidad edil, fue confirmado por la Sala Social y
Administrativa Primera por Auto de 28 de enero de 2011 y los Autos complementarios de 12 de
marzo y 28 de abril de 2008. En consecuencia tanto el Auto de 13 de noviembre de 2007 y la
Resolución 09/2011, carecen de motivación, lo que genera indefensión y ausencia de tutela judicial.

De la revisión de los antecedentes acompañados, así como de lo manifestado por la parte


accionante y los informes elevados por las autoridades demandadas, se establece que Nancy Tufiño
de Torrez en representación legal del Viceministerio de Tesoro y Crédito Público, el 14 de junio de
1999, planteó demanda coactiva social ante el Juez de Trabajo y Seguridad Social, contra el Gobierno
Autónomo Municipal de La Paz, por adeudar aportes devengados al régimen de largo plazo de la
seguridad social, precisando en el Otrosí Séptimo del memorial de demanda que respecto a los
honorarios profesionales existía la iguala que tenía suscrita.

Durante la prosecución del proceso, la Alcaldía Municipal de La Paz representada legalmente por
Rubén Darío Salcedo Villarreal respondió negativamente a la demanda y opuso excepción de falta de
personería, decretado el traslado de Nancy Tufiño de Tórrez en representación legal del
Viceministerio del Tesoro y Crédito Público, solicitando que la excepción opuesta se ajuste al art. 32
inc. d) del DL 10173; asimismo, adjuntó reliquidación de la suma adeudada (fs. 61 a 62),
disponiéndose por providencia de 11 de diciembre de 1999, la apertura del plazo probatorio, meses
después, por memorial de 18 de julio de 2001, Nancy Tufiño de Tórrez, en representación legal de la
Dirección de Pensiones, solicitó el desarchivo del expediente.

Posteriormente, el 9 de agosto de 2002, ambas partes suscribieron el Convenio de pago 056.02,


acordando la forma de pago de la deuda, siendo homologado dicho documento por Auto de 4 de
septiembre de 2002, pronunciado por la Jueza Quinta de Trabajo y Seguridad Social, acto procesal
por el que culminó el proceso instaurado contra la parte ahora accionante.

La cláusula séptima de éste convenio refiere a los honorarios profesionales de la abogada externa
Nancy Tufiño de Torrez, donde establece que “la Dirección” (sic) y la abogada externa suscribieron
una iguala profesional como abogada apoderada para la atención de procesos, entre los que se
encuentran los coactivos sociales radicados en el Juzgado Quinto de Trabajo y Seguridad Social sobre
cobro de la nota de cargo 07/99, y que “al amparo del art. 5 par. I. y II del D.S. 26470 de 22 de
diciembre de 2001” (sic), la municipalidad asumía el pago de los honorarios profesionales a favor de
la patrocinante y apoderada externa de la Dirección Nancy Tufiño de Tórrez, en sujeción a lo que se
acuerde el 16 de agosto de 2002 entre la Municipalidad y dicha profesional mediante documento
independiente (las negrillas están añadidas).

Por memorial presentado el 31 de julio de 2003, Nancy Tufiño de Tórrez, solicitó la regulación sus
honorarios profesionales, por su parte la Alcaldía Municipal de La Paz a través de su representante
legal pidió que antes de su consideración, se de cumplimiento con la cláusula séptima del convenio
de pago 056/02; es decir, la suscripción del documento independiente con la solicitante, por lo que
invitó a la peticionaria a las oficinas de la Unidad de Procesos Jurisdiccionales para esa finalidad.

Por Auto de 13 de noviembre de 2007, la Jueza Quinta de Trabajo y Seguridad Social, Celia Brígida
Quisbert Diaz, reguló los honorarios profesionales de la abogada externa Nancy Tufiño de Tórrez en
la suma de Bs176 859,01.- correspondiente al 1% de la nota de cargo y Bs88 429,50.- en su calidad
de apoderada, haciendo un total de Bs265 288,51.- por concepto de honorarios profesionales y
apoderada, siendo rechazadas las solicitudes de complementación a este Auto, por providencias de
12 de marzo de 2008 y de 26 de abril del mismo año. Contra esta determinación Maria Reneé
Ramirez Chirinos, Jefa de la Unidad de Procesos Jurisdiccionales de la Alcaldía Municipal de La Paz,
interpuso recurso de apelación, manifestando los agravios expuestos en la Conclusión II.18 del
presente fallo. Asimismo por su parte Nancy Tufiño de Tórrez interpuso recurso de apelación contra
el Auto de 13 de noviembre de 2007 y los Autos complementarios, por memorial presentado el 21
de mayo de 2008.

Que para conformar cuorum en la Sala Social y Administrativa Primera, el Presidente a cargo de la
misma por proveído de 25 de enero de 2001, convocó al Presidente de la Sala Social y Administrativa
Tercera, Iván Campero Villalba, con quien pronunció la Resolución 09/2011, confirmando el Auto de
13 de noviembre de 2007, así como los Autos complementarios de 12 de marzo de 2008 y de 28 de
abril del mismo año, señalando entre otros aspectos únicamente respecto a la apelación planteada
por la parte ahora accionante: i) Que el recurso planteado por el municipio de La Paz, sería
únicamente una relación de los antecedentes del proceso y que concluye que se suscribió un
convenio con la entidad coactivante acordando un plan de pagos que viene cumpliendo y que no
corresponde demandar su incumplimiento, ni el pago de honorarios profesionales, ya que
importaría un pago anticipado puesto que el plazo sería el 10 de julio de 2017, al respecto los
Vocales ahora demandados, señalaron que según el convenio 056.02 la entidad coactivada se acogió
a un programa de plan de pagos, acordando pagar su deuda en ciento ochenta meses; asimismo, en
la cláusula séptima reconocería la suscripción de la iguala profesional entre la dirección de pensiones
“ex FOPEBA” y la abogada externa, la que debería ser cobrada en ejecución de sentencia, y que
quien debe cancelar los honorarios profesionales es la municipalidad mediante un documento
independiente, sin que exista cláusula que condicione el pago de los honorarios de la abogada
apoderada al incumplimiento del plan de pagos; ii) Desde ese entonces la abogada de la entidad
coactivante viene reclamando la regulación y pago de sus honorarios; iii) Que lo que se pretendería
es postergar el pago, mientras no se concluye el plan de pagos, con el pretexto de que sería un pago
anticipado, cuando ya reconoció la iguala y el adendum; por otro lado, encontrándose vigente el
plan de pagos no es evidente la supuesta demanda de incumplimiento de convenio, iv) Que el
recurso de apelación carecería de sustento legal, incumpliendo el art. 227 del CPC, sin que se hayan
dado respuesta a todos los agravios señalados en la alzada planteada por la parte ahora accionante
conforme se desprende la Conclusión II.18 de esta Sentencia Constitucional Plurinacional; en
consecuencia, esta resolución carece de fundamentación y motivación, elemento esencial que
contiene el derecho al debido proceso, más aún al tratarse de decisiones judiciales; donde las
autoridades deben precautelar por otorgar la respectiva tutela judicial efectiva, por cuanto las
partes tienen el derecho a conocer las razones en las que la resolución funda su decisión, lo que no
ha ocurrido en el presente caso de autos, puesto que no se respondió a cada agravio denunciado por
el justiciable, ya que el dar respuestas genéricas y que disfrazan una carente motivación, de igual
forma vulnera este componente del debido proceso, privando de la tutela judicial efectiva, y
provocando indefensión al tutelable, como se tiene ya señalado en los Fundamentos Jurídicos del
presente fallo.

III.9. Actuación del Tribunal de garantías


El Tribunal Constitucional Plurinacional -como contralor de la constitucionalidad y del resguardo de
los derechos fundamentales y garantías de las personas- también debe emitir pronunciamiento
sobre la actuación de los jueces y tribunales de garantías, respecto al procedimiento constitucional y
las resoluciones que pronunciaron y fueron remitidas en revisión.

Bajo ese entendimiento es menester señalar que la demanda de amparo constitucional fue
presentada el 12 de agosto de 2011, siendo observada por Auto de 18 del mismo mes y año, fue
admitida por Auto de 19 de septiembre del citado año, señalándose día y hora para audiencia el 29
de del señalado mes y año, llegándose a efectuar la audiencia el 13 de octubre del referido año, que
al existir disidencia entre los componentes del Tribunal de garantías, se ordenó se convoque a un
tercero dirimidor, siendo suspendida la audiencia de amparo constitucional, para luego pronunciar la
Resolución 120/2011 el 27 de noviembre, en franca vulneración del art. 129 de la CPE y 56 del CPCo,
causando incertidumbre a los justiciables, teniendo presente además que durante la realización de
la audiencia de amparo constitucional no se pueden decretar cuartos intermedios ni mucho menos
suspenderla, conforme se ha desarrollado en la SCP 0506/2013-L
de 18 de junio, que señala: “En el caso de que la disidencia se presente en audiencia de
consideración de la acción tutelar, en el mismo acto se dará a conocer la existencia de disidencia,
debiendo ser convocado en forma inmediata el juez o vocal dirimidor a la audiencia, a quien se le
hará conocer una síntesis de lo expuesto y pruebas presentadas, para que pueda formular preguntas
a las partes de necesitar aclaraciones y para mayor aprehensión del conocimiento de la acción
tutelar, asimismo deberá escuchar el dictamen fiscal, si lo hubiere y los votos de los miembros del
tribunal de garantías que motivaron la disidencia, con la finalidad de que el juez o vocal convocado
dirima en el mismo acto.

Todo ello a efectos de dar continuidad a la audiencia, por cuanto en el desarrollo de la audiencia no
puede decretarse recesos hasta dictarse la correspondiente resolución, para lo cual de ser necesario
se habilitarán días y horas extraordinarias, en conformidad a los arts. 126.III, 129.IV, 131.I, 134.III y
136.II de la CPE y 36.7 del CPCo, por cuanto la prosecución de la audiencia hasta el pronunciamiento
de la resolución, constituye una seguridad jurídica para las partes, respecto a que la tutela
constitucional que buscan a través de la acción de defensa ha sido resuelta de forma ágil y
sobretodo transparente”, de lo que se concluye que el presente caso ha sido objeto de dilación en su
tramitación, desvirtuando la naturaleza jurídica de la acción de amparo constitucional, por cuanto
además de incumplirse los plazos establecidos por la norma, se ha soslayado que toda parte
accionante necesita la protección inmediata de sus derechos supuestamente vulnerados y no puede
estar sujeta al negligente trabajo tanto del Tribunal de garantías como del personal subalterno.

En consecuencia, el Tribunal de garantías, al haber concedido en parte la tutela, aunque con


diferente razonamiento obró correctamente.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Liquidadora Transitoria, en virtud de lo previsto
en el art. 20.II de la Ley 212 de 23 de diciembre de 2011; en revisión, resuelve:
1º CONFIRMAR la Resolución 120/2011 de 27 de noviembre, cursante de fs. 640 a 641,
pronunciada por la Sala Penal Tercera de la Corte Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal
Departamental de Justicia- de La Paz, y en consecuencia, CONCEDER la tutela solicitada, respecto al
derecho al debido proceso, disponiendo dejar sin efecto la Resolución 09/2011 de 28 de enero de
2011, pronunciada por la Sala Social y Administrativa Primera, ordenando que las actuales
autoridades a cargo de la misma, pronuncien una nueva resolución en base a los fundamentos
expuestos en la presente Sentencia Constitucional Plurinacional.

2º DENEGAR con relación a los principios de justicia e igualdad y respecto al Auto de 13 de


noviembre de 2007 y los Autos complementarios, pronunciados por la Jueza Quinta de Trabajo y
Seguridad Social, así como la reposición de obrados, considerando que éstos serán sujeto de análisis
en el nuevo fallo que pronuncie el Tribunal ad quem.

3º Se llama severamente la atención al Tribunal de garantías y al personal subalterno, por la


demora injustificada en la tramitación de la presente acción de amparo constitucional.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Fdo. Dra. Blanca Isabel Alarcón Yampasi


MAGISTRADA

Fdo. Dr. Macario Lahor Cortez Chávez


MAGISTRADO

Fdo. Dra. Carmen Silvana Sandoval Landivar


MAGISTRADA

Fdo. Dra. Edith Vilma Oroz Carrasco


MAGISTRADA

Fdo. Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales


MAGISTRADO

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