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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 2548/2012

Sucre, 21 de diciembre de 2012

SALA TERCERA
Magistrada Relatora: Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez
Acción de amparo constitucional

Expediente: 02046-2012-05-AAC
Departamento: Chuquisaca

En revisión la Resolución 295/2012 de 30 de octubre, cursante de fs. 48 a 51, pronunciada dentro de


la acción de amparo constitucional interpuesta por Iván Francisco Moscoso Durán en representación
legal de Milton Eloy Cutipa Arancibia, Jimena Cutipa Arancibia, Rossemary Cutipa Arancibia, Nora
Cutipa Arancibia, Martha Arancibia Ortega de Cutipa contra Delma Miranda Arancibia, Presidenta de
la Sala de Familia, Niñez y Adolescencia y de Violencia Intra familiar; Rodrigo Erick Miranda Flores,
Vocal de la Sala Civil Primera y Sandra Gladys Aldayuz Avilés, Jueza Segunda de Partido de Familia,
todos del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Los accionantes mediante memorial de 5 de octubre de 2012, cursante de fs. 16 a 21, manifestaron
que:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El 20 de enero de 2012, iniciaron demanda de asistencia familiar ante el Juez Primero de Instrucción
de Familia, la que fue acumulada al proceso de divorcio a demanda de Eulogio Cutipa radicado en el
Juzgado Segundo de Partido de Familia que contestaron y reconvinieron, notificándose con el Auto
de relación procesal el 26 de abril del mismo año en la secretaría del Juzgado y la otra parte el 3 de
mayo de 2012 y al tener conocimiento de la fecha de notificación del último, presentaron su
proposición de prueba el 7 de mayo del citado año, habiendo presentado su prueba la otra parte el 8
de de igual mes y año; es decir, dentro de los cinco días establecidos en el art. 379 del Código de
Procedimiento Civil (CPC), que se constituye en un plazo común para ambas partes, y que se
computa a partir de la última notificación, conforme estipula el art. 140.II del citado cuerpo
normativo.

Sin embargo, la Jueza de Segunda Partido de Familia, entendió que el plazo no era común para
ambas partes y que tampoco corría desde la última notificación, sino por el contrario, que era
individual, por lo que sin fundamentación alguna rechazó la prueba presentada dentro del proceso
de divorcio e incluso la presentada en el proceso de asistencia familiar, señalando que debió
presentarse esta última nuevamente. Esta actuación motivó a que presentaran el 14 de mayo del
mencionado año, un recurso de reposición con apelación subsidiaria; empero, la Jueza nuevamente
confirmó el rechazo de su prueba, decisión que fue confirmada por la Sala de Familia, Niñez y
Adolescencia y Violencia intrafamiliar del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca,
dejándolos en completa indefensión.

Aducen que el recurso de reposición con apelación subsidiaria, se sustentó en la SC 0914/2002-R y


la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia citada en dicha Sentencia Constitucional, fallos
que -a criterio de la Jueza demandada- efectúan un análisis muy pobre en cuanto a la interpretación
del art. 379 del CPC y, por otra parte, los miembros de la Sala codemandada obviando pronunciarse
sobre la interpretación contenida en la SC 0914/2002-R, decidieron que la correcta interpretación
del art. 379 del CPC, es que el plazo es individual y no así común, sin considerar jurisprudencia
alguna. Ante cuya decisión plantearon explicación y complementación solicitando pronunciamiento
expreso sobre el entendimiento asumido en la merituada Sentencia Constitucional, solicitud de
enmienda que fue resuelta en sentido de que no había lugar a la misma.

Los accionantes, después de citar nociones doctrinarias, finalizan señalando que esos actos
constituyen lesión a su derecho a la prueba consagrado en la SC 0531/2011-R y que existen
innumerables Autos Supremos que interpretaron que el término de cinco días perentorios previstos
en el art. 379 del CPC, para el ofrecimiento de pruebas es común a las partes y comienza su cómputo
a partir de la notificación del último de los justiciables, criterio también asumido en la SC 0914/2002-
R, que conforme al art. 203 de la Constitución Política del Estado (CPE), es vinculante y obligatorio
además de estar vigente por no haber sido modulada hasta la fecha.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

Los accionantes estiman vulnerados sus derechos a la defensa, a producir prueba, al debido proceso
y a una resolución fundamentada, sin citar norma constitucional alguna.

I.1.3. Petitorio

Solicitan se les conceda la tutela impetrada, y en consecuencia se deje sin efecto: a) El decreto de 9
de mayo de 2012, pronunciado por el Juzgado Segundo de Partido de Familia; b) El Auto
interlocutorio de 15 de junio de 2012, dictado por el referido Juzgado; c) El Auto de Vista 116/2012
de 27 de junio; y, d) El Auto de 1 de agosto de 2012, dictado por la Sala de Familia, Niñez y
Adolescencia y de Violencia Intra familiar del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca; con
calificación de costas, daños y perjuicios.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Celebrada la audiencia pública el 30 de octubre de 2012, según consta en el acta cursante de fs. 44 a
47, se produjeron los siguientes actuados:
I.2.1. Ratificación de la acción

El abogado de los accionantes ratificó y reiteró la acción de amparo presentada.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

En el informe escrito presentado por el representante de Sandra Gladys Aldayuz Avilés, Jueza
Segunda de Partido de Familia, cursante de fs. 36 a 38, solicitó se declare improcedente la acción de
amparo constitucional, con calificación de costas y multa por la temeridad y malicia, al no haberse
vulnerado el debido proceso ni al derecho a la defensa y por el contrario garantizado la igualdad
procesal de las partes, alegando lo siguiente: 1) Dentro del proceso de divorcio seguido por Eulogio
Cutipa contra Martha Arancibia Ortega, por proveído de 9 de mayo de 2012, rechazó la prueba de la
parte demandada por haber sido ofrecida fuera del plazo previsto en el art. 379 del CPC, toda vez
que fue notificada con el Auto de relación procesal el 26 de abril del citado año y recién presentó
dicha prueba el 7 de mayo de igual año, cuando fenecía el 1 de mayo del año mencionado;
resolución que fue confirmada por la Sala de Familia, Niñez y Adolescencia y de Violencia Intra
familiar, por Auto de Vista 116/2012 de 27 de junio, resolviendo el recurso de reposición con
alternativa de apelación; 2) El Tribunal Supremo de Justicia y los Tribunales Departamentales de
Justicia, han asumido que el plazo para la proposición de la prueba previsto por el art. 379 del CPC,
debe ser computado de manera individual, a efectos de asegurar la igualdad efectiva de las partes
en el proceso y no así como pretenden los ahora accionantes que sea común a las partes, por lo que
no se lesionó el debido proceso, el derecho a la defensa y el derecho a producir prueba; 3)
Contrariamente a lo aseverado por los accionantes, la resolución de 15 de junio de 2012, es una
decisión que esgrime los fundamentos jurídicos y constitucionales que la sustentan, por cuanto
señala que las partes procesales gozarán en igualdad de las mismas oportunidades para ejercer
durante el proceso las facultades y derechos que les asisten, por lo que está debidamente
fundamentada; y, 4) En cuanto a la única Sentencia Constitucional que ampara la interpretación
efectuada por la parte ahora accionante en sentido de que el plazo para el ofrecimiento de prueba
es común a las partes, cuál es la SC 0914/2002-R, esta Sentencia no le es vinculante por cuanto la
Constitución anterior no establecía como mandato constitucional el carácter vinculante de las
resoluciones del Tribunal Constitucional y dicha Sentencia es anterior a la Constitución vigente,
última norma que si bien efectivamente en su art. 203, refiere al carácter vinculante de la
jurisprudencia constitucional; sin embargo, para que una sentencia sea considerada como
precedente debe necesariamente contar con un conjunto de sentencias previas respecto de la
resolución de un determinado problema jurídico conforme establece la Corte Constitucional de
Colombia en la Sentencia T-292 de 6 de abril de 2006.

Por su parte, Delma Miranda Arancibia, Presidenta de la Sala de Familia, Niñez y Adolescencia y de
Violencia Intra familiar Rodrigo Erick Miranda Flores, Vocal de la Sala Civil Primera, ambos del
Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca, en el informe escrito cursante a fs. 42, señalaron
que no se lesionó el derecho a la defensa de la parte ahora accionante puesto que el Tribunal de la
causa actuó dentro del marco estricto de la ley confirmando la determinación de la Jueza de la
causa, puesto que respecto al cómputo del plazo para la proposición de la prueba se computó desde
la notificación con el Auto de Relación procesal a cada una de las partes, que además conforme al
art. 375 del CPC, corresponde a las partes, que en el caso dejaron precluir su derecho.

I.2.3 Intervención del tercer interesado

La abogada del tercer interesado -Eulogio Cutipa- señaló que tanto la Jueza de Primera instancia
como los Vocales en segunda instancia actuaron correctamente al hacer el cómputo para la
presentación de las pruebas de forma individual y que por tanto debe negarse la tutela. (fs. 44 vta.).

I.2.4 Resolución

La Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca, constituida en Tribunal
de garantías, por Resolución 295/2012 de 30 de octubre, cursante de fs. 48 a 51, denegó la tutela
solicitada. Los fundamentos jurídicos de esta Resolución son: i) Teniendo en cuenta que el problema
jurídico se circunscribe a la aplicación de la norma prevista en el art. 379 del CPC; es decir, sobre si el
plazo concedido de cinco días a las partes para la proposición de la prueba es individual o común, se
tiene que -a criterio del Tribunal de garantías- dicho plazo para la proposición de prueba es
individual, teniendo cada una de las partes cinco días después de la notificación con el Auto de
relación procesal; vale decir, del que fije los hechos a demostrar, norma concordante con el art. 370
del CPC, referente al plazo probatorio con un mínimo de diez días y un máximo de cincuenta, que en
este caso sí resulta ser común a las partes la producción de prueba, activándose a partir del día hábil
siguiente a la última notificación conforme dispone el art. 140.II del citado Código; ii) Admitir que el
espíritu del art. 379 del CPC, sea común a las partes es atentatorio al derecho a la igualdad de las
partes ante la ley, dejando en desventaja a quien se notificara último con el Auto de relación
procesal, teniendo mayor plazo el primero, por lo que la Jueza Segunda de Partido de Familia al
rechazar el ofrecimiento de prueba por extemporánea, ha aplicado correctamente el art. 3 inc. 3) del
CPC, no por capricho sino por mandato de la ley en su condición de directora del proceso previsto en
el art. 87 del referido cuerpo normativo. De igual manera, los Vocales “recurridos” han obrado
conforme a las disposiciones legales citadas sin lesionar el derecho al debido proceso, el derecho a la
defensa y el derecho a ser oído; iii) La parte accionante no precisó su petición, que es un requisito de
fondo, limitándose a solicitar se deje sin efecto cuatro resoluciones, sin especificar qué efecto
jurídico posterior produciría aquello, extremo que no puede ser subsanado por el Tribunal de
garantías; iv) El art. 24 de la CPE, reconoce el derecho de petición, el que no se lesionó por cuanto
las autoridades judiciales demandadas dieron respuesta en las resoluciones ahora impugnadas
señalando que el plazo para ofrecer la prueba prevista en el art. 379 del CPC, es individual para cada
parte y corre a partir de la notificación con el Auto de relación procesal, que no es común conforme
afirman los accionantes. La respuesta formal y oportuna no significa que necesariamente debe darse
la razón a quien efectúa una petición, la respuesta puede ser negativa con la debida
fundamentación; v) Las resoluciones impugnadas tampoco lesionaron el derecho a la defensa de la
parte ahora accionante, porque se aplicó la norma contenida en el art. 379 del CPC, salvaguardando
el derecho a la igualdad de ambas partes; y, vi) La acción de amparo constitucional ha sido
interpuesta dentro del plazo de los seis meses que estipula el art. 129.II de la CPE.

I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional

Al no haber encontrado consenso en Sala, de conformidad al art. 30.I.6 de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional (LTCP), se procedió a convocar al Presidente del Tribunal Constitucional
Plurinacional de Bolivia a fin de dirimir con su voto el caso en análisis.

II. CONCLUSIONES

Hecha la debida revisión y compulsa de los antecedentes se llega a las conclusiones que se señalan
seguidamente:

II.1. Mediante providencia de 9 de mayo de 2012, Sandra Gladys Aldayuz Avilés, Jueza Segunda
de Partido de Familia del departamento de Chuquisaca, rechazó la prueba ofrecida por los
demandados del proceso de divorcio -ahora accionantes-, con el argumento de haber sido ofrecida
fuera del plazo previsto por el art. 379 del CPC (fs. 12).

II.2. Por Auto interlocutorio de 15 de junio de 2012 (fs. 9 y vta.), la Jueza Segunda de Partido de
Familia del departamento de Chuquisaca, resolviendo el recurso de reposición bajo alternativa de
apelación planteada por los ahora accionantes, confirmó el rechazo a la proposición de la prueba por
extemporánea, con los siguientes argumentos jurídicos que pueden resumirse en los siguientes
puntos:

a) La obligatoriedad de los precedentes constitucionales no es un valor absoluto, porque los


jueces pueden apartarse de los mismos siempre que exista debida y adecuada fundamentación;

b) Apartándose del entendimiento de la SC 0914/2002-R -referido al plazo común del


ofrecimiento de prueba previsto en el art. 379 del CPC, señaló que la misma se basa en
jurisprudencia de la entonces Corte Suprema de Justicia del año 1981 y 1987, que fue modificada en
forma posterior. Además, en todo caso, la interpretación efectuada en la Sentencia Constitucional
señalada, lesiona el derecho a la igualdad, permitiendo que uno de los sujetos procesales que fue
notificado hace una semana con el Auto de relación procesal, tenga mayor tiempo para conseguir y
proponer los medios probatorios que el que se notifica posteriormente;

c) Actualmente tanto el Tribunal Supremo de Justicia como los Tribunales Departamentales de


Justicia asumieron que el plazo para la proposición de prueba previsto en el art. 379 del CPC, debe
ser necesariamente individual, a diferencia del plazo para producir la prueba previsto en el art. 377
del citado Código, que en este caso sí resulta común a ambas partes; es decir, existe distinción entre
los actos procesales de “proposición de prueba” anterior y “producción de prueba”.

II.3. Por Auto de Vista 116/2012 de 27 de junio, la Sala de Familia, Niñez y Adolescencia y de
Violencia Intrafamiliar del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca (fs. 7 a 8), resolviendo
el recurso de reposición con alternativa de apelación planteada, confirmó la providencia de 9 de
mayo de 2012, descrita en la Conclusión II.1, con los siguientes argumentos relevantes:

1) El 7 de mayo de 2012, la parte demandada del proceso de divorcio presentó su proposición


de prueba y Eulogio Cutipa en su condición de demandante fue notificado el 3 de mayo de igual año,
por ello tenía hasta el 8 del mismo mes y año para presentar su memorial de proposición de la
prueba;

2) El art. 379 del CPC, sobre la proposición de la prueba señala que las partes propondrán sus
pruebas por escrito dentro de los cinco días primeros de la notificación con el Auto de fijare los
hechos a demostrarse, sin que exprese que el plazo sea común a las partes y tampoco que deba
computarse desde la última notificación, por lo que según la práctica jurídica y la amplia
jurisprudencia, el plazo comienza a correr al día hábil siguiente de la notificación individual para cada
una de las partes; lo contrario supondría sostener que la ley permite ventajas en razón del tiempo
respecto de una de las partes sobre la otra, vulnerando de esa manera las garantías de un proceso
equilibrado y generaría conflictos entre las partes para conseguir los primeros actuados en pro de
sus pretensiones, dando lugar además a la deslealtad entre las partes;

3) El art. 140.II del CPC señala: “Los plazos comunes para ambas partes correrán desde el día
hábil siguiente a la última notificación”, pero el plazo para la proposición de prueba no constituye un
plazo común porque el mismo es un ejercicio del derecho a la defensa absolutamente individual de
cada una de las partes, en tal sentido la actuación de la una parte no beneficia ni perjudica en
manera alguna a la otra parte, son términos totalmente independientes, de tal manera que corren
en forma individual para cada una de las partes a partir del día siguiente hábil de su legal notificación
y no como erradamente lo ha entendido el apelante desde la última notificación;

4) Existen otros plazos que son comunes a las partes como ser la proposición de la prueba en
segunda instancia cuyo cómputo comienza a partir de la radicatoria de la causa y corre para ambas
partes, o como el plazo del término de prueba que comienza a partir de la última notificación y es
común para ambas partes, porque dentro de éste plazo se producirán todas las pruebas que ya
fueron ofrecidas, este plazo es común porque dentro del mismo debe planificarse el tiempo de tal
manera que alcance para la producción de las pruebas ofrecidas por ambas partes. Sin embargo, el
plazo de proposición de la prueba es un ejercicio individual y voluntario de cada una de las partes
que debe ser ejercido indefectiblemente dentro de los cinco días computables desde su notificación
individual. Que en mérito a lo brevemente expuesto y analizado se tiene que el apelante fue
notificado con el decreto apelado el 26 de abril de 2012 y su plazo para proponer prueba era hasta el
1 de mayo del mismo año, al haber presentado su proposición de prueba el 7 del citado mes y año,
es evidente que su plazo ha vencido.

II.4. Según Auto de 1 de agosto de 2012, la Sala de Familia Niñez y Adolescencia y de Violencia
Intra familiar, del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca; declaró no ha lugar a la
solicitud de complementación y enmienda solicitada por los demandados del proceso de divorcio,
conforme aseveró la parte accionante en el memorial cursante de fs. 16 a 21.

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

Los accionantes alegan la vulneración de sus derechos a la defensa, a la producción de prueba, al


debido proceso y a una resolución fundamentada, aduciendo que: i) Dentro del proceso de divorcio
en el que son parte demandada, la Jueza Segunda de Partido de Familia, rechazó ilegalmente la
prueba propuesta, con el argumento que fue presentada extemporáneamente, por cuanto a decir de
la juzgadora el plazo de cinco días previsto en el art. 379 del CPC, es individual y se computa a partir
de la notificación con el Auto de relación procesal y no así común a las partes cuyo cómputo corre
desde la última notificación, decisión que fue ratificada en la reposición; y, ii) Confirmada por los
Vocales de la Sala de Familia, Niñez y Adolescencia Niñez y Adolescencia y de Violencia Intra familiar,
ahora demandados. En consecuencia corresponde determinar en revisión, si se debe conceder o
denegar la tutela solicitada.

III.1. Jurisprudencia reiterada sobre la acción de amparo constitucional y su configuración


constitucional

La SCP 0002/2012 de 13 de marzo, refiriéndose a la configuración constitucional de la acción de


amparo, ha señalado: “El orden constitucional boliviano, dentro de las acciones de defensa, instituye
en el art. 128 la acción de amparo constitucional como un mecanismo de defensa que tendrá lugar
contra los ‘actos u omisiones ilegales o indebidos de los servidores públicos, o de persona individual
o colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los derechos reconocidos por
la Constitución y la ley’.

Del contenido del texto constitucional de referencia, puede inferirse que la acción de amparo
constitucional es un mecanismo de defensa jurisdiccional, eficaz, rápido e inmediato de protección
de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, cuyo ámbito de protección se
circunscribe respecto de aquellos derechos fundamentales y garantías, que no se encuentran
resguardados por los otros mecanismos de protección especializada que el mismo orden
constitucional brinda a los bolivianos, como la acción de libertad, de protección de privacidad,
popular, de cumplimiento, etc. Asimismo, desde el ámbito de los actos contra los que procede, esta
acción se dirige contra aquellos actos y omisiones ilegales o indebidos provenientes no sólo de los
servidores públicos sino también de las personas individuales o colectivas que restrinjan o amenacen
restringir los derechos y garantías objeto de su protección.

En este contexto, el amparo constitucional boliviano en su dimensión procesal, se encuentra


concebido como una acción que otorga a la persona la facultad de activar la justicia constitucional en
defensa de sus derechos fundamentales y garantías constitucionales.

El término de acción no debe ser entendido como un simple cambio de nomenclatura, que no incide
en su naturaleza jurídica, pues se trata de una verdadera acción de defensa inmediata, oportuna y
eficaz para la reparación y restablecimiento de los derechos y garantías fundamentales, y dada su
configuración, el amparo constitucional se constituye en un proceso constitucional, de carácter
autónomo e independiente con partes procesales diferentes a las del proceso ordinario o por lo
menos con una postura procesal distinta, con un objeto específico y diferente, cual es la protección y
restitución de derechos fundamentales con una causa distinta a la proveniente del proceso
ordinario, esto es, la vulneración concreta o inminente de derechos fundamentales a raíz de actos y
omisiones ilegales o indebidos con un régimen jurídico procesal propio.

En este orden de ideas, la acción de amparo constitucional adquiere las características de


sumariedad e inmediatez en la protección, por ser un procedimiento rápido, sencillo y sin ritualismos
dilatorios. A estas características se añade la de generalidad, a través de la cual la acción puede ser
presentada sin excepción contra todo servidor público o persona individual o colectiva.

Finalmente cabe señalar, que dentro de los principios procesales configuradores del amparo
constitucional, el constituyente resalta la inmediatez y subsidiariedad al señalar en el parágrafo I del
art. 129 de la CPE, que esta acción ‘(…) se interpondrá siempre que no exista otro medio o recurso
legal para la protección inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o
amenazados’.

Lo señalado implica que la acción de amparo forma parte del control reforzado de constitucionalidad
o control tutelar de los derechos y garantías, al constituirse en un mecanismo constitucional
inmediato de carácter preventivo y reparador destinado a lograr la vigencia y respeto de los
derechos fundamentales y garantías constitucionales, siempre que no exista otro medio de
protección o cuando las vías idóneas pertinentes una vez agotadas no han restablecido el derecho
lesionado, lo que significa que de no cumplirse con este requisito, no se puede analizar el fondo del
problema planteado y, por tanto, tampoco otorgar la tutela”.

III.2. La función obligatoria de uniformar la jurisprudencia por los máximos tribunales de justicia
dentro de cada una de sus jurisdicciones: Fundamento constitucional

Conforme entendió la SCP 1478/2012 de 24 de septiembre, la Constitución, es la que determina


cuáles son los órganos que tienen la potestad de impartir justicia (art. 179.I, II y III de la CPE), que
por mandato de la propia Ley Fundamental y desde su propia concepción plural (pluralismo jurídico)
es la facultad del Estado Plurinacional a administrar justicia emanada del pueblo boliviano (art. 178
de la CPE) a través de: a) Los órganos formales competentes (jurisdicción ordinaria, jurisdicción
agroambiental y jurisdicciones especializadas: en materia administrativa, coactiva, tributaria, fiscal,
conforme a la Disposición Transitoria Décima de la Ley del Órgano Judicial (LOJ) y, también; b) Las
naciones y pueblos indígenas originario campesinos a través de sus autoridades naturales
(jurisdicción indígena originaria campesina).

Todas las jurisdicciones previstas en la Constitución, que conforman un modelo de justicia plural, se
articulan y forman una unidad a partir de la posibilidad de que las resoluciones de las diferentes
jurisdicciones sean revisadas por la justicia constitucional (ejercida por el Tribunal Constitucional
Plurinacional y los jueces y tribunales de garantías), a través del control de constitucionalidad en sus
tres ámbitos: 1) Control normativo, que precautela la compatibilidad de las normas con la
Constitución Política del Estado y el bloque de constitucionalidad; 2) Control tutelar, que resguarda
el respeto de los derechos y garantías reconocidas en la Constitución; y, 3) El control competencial,
sobre las competencias asignadas a los órganos del poder público, a las entidades territoriales
autónomas y a las jurisdicciones, dando así contenido al principio de unidad de la función judicial
previsto en el art. 179.I de la CPE, que estipula que “La función judicial es única…”, que implica que
la pluralidad de jurisdicciones reconocidas por la Constitución y la justicia constitucional tienen: i) La
misma autoridad para ejercer la función judicial; ii) Están sometidas a la Constitución y al bloque de
constitucionalidad (art. 410.II de la CPE); y, iii) Deben velar por el respeto a los derechos (art. 178
CPE).
En ese orden, la Constitución Política del Estado asigna a los máximos tribunales de justicia de la
pluralidad de jurisdicciones, como son el Tribunal Supremo de Justicia, máximo tribunal de la
jurisdicción ordinaria y el Tribunal Agroambiental, máximo tribunal especializado de la jurisdicción
agroambiental, la función obligatoria de uniformar la jurisprudencia dentro de cada una de sus
jurisdicciones. Ocurriendo similar situación en el caso de la Justicia Constitucional, cuyo máximo
tribunal es el Tribunal Constitucional Plurinacional. Uniformación jurisprudencial que adquiere
especial relevancia constitucional porque otorga a quienes concurren a cualesquiera de las
jurisdicciones la convicción que la solución de problemas jurídicos con supuestos fácticos análogos a
los que se presentaron anteriormente tendrán la misma ratio decidendi y serán resueltos de la
misma manera, defendiendo con ello el respeto a la igualdad en la aplicación de la ley en su doble
dimensión, esto es, como derecho fundamental del justiciable (art. 14.II de la CPE), como principio
de la potestad de impartir justicia (art. 180.I de la CPE) y la defensa del principio de seguridad
jurídica (art. 178.I), normas constitucionales principios que se constituyen en la base principista que
otorga obligatoriedad a la función de unificación jurisprudencial de los máximos tribunales de
justicia.

III.2.1. La función obligatoria de uniformar la jurisprudencia por el Tribunal Supremo de Justicia

La Ley del Órgano Judicial -Ley 025 de 24 de junio de 2010-, establece cuál es la instancia a quien le
corresponde, por razones funcionales, la tarea de uniformar la jurisprudencia en la jurisdicción
ordinaria.

En efecto, el art. 38.9 referido a las atribuciones de la Sala Plena, señala: “La Sala Plena del Tribunal
Supremo de Justicia tiene las siguientes atribuciones: (…) Sentar y uniformar la jurisprudencia”. En el
mismo sentido, el art. 42, enlistando las atribuciones de las Salas Especializadas, el numeral 3,
estipula: “Las Salas Especializadas del Tribunal Supremo de Justicia, de acuerdo a las materias de su
competencia, tienen las siguientes atribuciones: (…) Sentar y uniformar la jurisprudencia”.

De ahí que, las diversas áreas del derecho que conoce el Tribunal Supremo de Justicia son
susceptibles de uniformidad vía recurso de casación. En efecto, el recurso de casación se constituye
en el instrumento a través del cual este órgano jurisdiccional debe cumplir con la función de
uniformar la interpretación y aplicación de la legislación ordinaria desde y conforme a la
Constitución. En este sentido se pronunció la SC 1468/2004-R de 14 de septiembre, citada por la SC
0819/2006-R de 22 de agosto, señalando: “...la casación es un recurso extraordinario y excepcional
que tiene una doble función, de un lado, la de unificar la jurisprudencia nacional; y, del otro, la de
proveer la realización del derecho objetivo, función que en la doctrina se ha denominado
nomofiláctica o de protección de la ley. Dada su naturaleza jurídica, así como sus raíces históricas, la
casación no es una instancia adicional del proceso, sino un recurso extraordinario que tiene por
objeto el enjuiciamiento de la sentencia, y no del caso concreto que le dio origen; de ahí que, tanto
la doctrina cuanto la legislación, le reconocen un carácter excepcional a este recurso, toda vez que,
en primer lugar, no procede contra toda sentencia sino sólo contra aquellas que el legislador
expresamente señala en la Ley; y, en segundo lugar, porque su fin principal es la unificación de la
jurisprudencia nacional y no propiamente la composición del litigio, es decir, la dilucidación de los
hechos objeto del litigio, sino que el Tribunal de casación ponga correctivos a la diversidad de las
interpretaciones del derecho realizadas por los distintos jueces o tribunales de instancia, así como a
las transgresiones en que éstos puedan incurrir contra la legislación” (el resaltado es añadido).

Sin embargo, ello no implica que los asuntos que no son susceptibles de casación, carezcan de una
instancia que unifique los criterios de conformidad con los cuales debe interpretarse la normatividad
desde y conforme a la Constitución. En estos supuestos -aunque no lo diga expresamente la norma
(Ley del Órgano Judicial)- el deber de uniformidad jurisprudencial debe ser asumido funcionalmente
por los tribunales superiores, esto es, los Tribunales Departamentales de Justicia en respeto a la
igualdad en la aplicación de la ley en su doble dimensión, esto es, como derecho fundamental del
justiciable (art. 14.II de la CPE) y como principio de la potestad de impartir justicia (art. 180.I de la
CPE) y la defensa del principio de seguridad jurídica (art. 178.I de la CPE).

Ahora bien, los criterios y pautas interpretativas de la norma y legislación desde y conforme a la
Constitución asumidos por el Tribunal Supremo de Justicia; es decir, la jurisprudencia proferida en
las distintas materias, tiene dos efectos precisamente con el fin de garantizar la igualdad en la
aplicación de la ley y el principio de seguridad jurídica a todos los ciudadanos y definir la coherencia
interna del sistema de justicia plural. Estos son:

a) La vinculación vertical del precedente judicial. Esta vinculación implica que los jueces de la
jurisdicción ordinaria se encuentran vinculados al momento de asumir sus decisiones por la
jurisprudencia, que para el caso concreto análogo, ha dictado el órgano unificador, que en el caso de
la jurisdicción ordinaria es el Tribunal Supremo de Justicia y en los asuntos que no son susceptibles
de casación, quienes se encargan de dictar la pauta hermenéutica o interpretativa uniformada en
materia judicial son los Tribunales Departamentales de Justicia.

De donde resulta que la autonomía interpretativa judicial de los jueces se ve limitada y restringida
por la vinculación vertical del precedente judicial, por lo que si bien le está permitido apartarse del
mismo es exigible un mínimo de fundamentación. Ello significa que los jueces y tribunales inferiores
no pueden apartarse de los criterios y pautas interpretativas asumidas en la jurisprudencia del
Tribunal Supremo de Justicia, salvo que, en ejercicio de la autonomía interpretativa judicial, lo hagan
por resolución fundamentada que contenga al menos estos elementos: 1) Consideración, cita
expresa del contenido interpretativo asumido por el Tribunal Supremo de Justicia; 2) El
entendimiento o subregla asumidos en los casos anteriores no es aplicable al supuesto bajo estudio
o caso concreto que se analiza; y, 3) Expresión de argumentos que respeten elementos básicos de la
racionalidad y razonabilidad para separarse del precedente judicial, que se consideren de mayor
peso argumentativo desde y conforme a la Constitución y al bloque de constitucionalidad, a la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional Plurinacional o la Corte Interamericana de Derechos
Humanos que hubieren pronunciado jurisprudencia más progresiva a los derechos fundamentales.

b) La vinculación horizontal del precedente judicial. Esta vinculación, significa que la


jurisprudencia emitida por las diferentes Salas del Tribunal Supremo de Justicia están atadas a sus
propias decisiones anteriores y de las otras Salas en la respectiva área del derecho. Es decir, por
ejemplo, la Sala Civil Primera está sometida al precedente judicial de su propia Sala, pero también de
la Sala Civil Segunda del mismo Tribunal Supremo de Justicia. Por lo que, la concreción del art. 42.3
de la LOJ, que señala que las Salas Especializadas del Tribunal Supremo de Justicia, de acuerdo a las
materias de su competencia, tienen las siguientes atribuciones: “Sentar y uniformar la
jurisprudencia”, será por los mecanismo funcionales para uniformizar la jurisprudencia en casos de
criterios contradictorios o dispares.

En ese orden, si bien le está permitido apartarse de sus propios precedentes al Tribunal Supremo de
Justicia; es decir, no sujetarse a los mismos, del mismo modo que en el supuesto anterior, es exigible
un mínimo de fundamentación. Ello significa que pueden hacerlo a través de resolución
fundamentada que contenga al menos estos elementos: i) Consideración, cita expresa del contenido
interpretativo asumido por el Tribunal Supremo de Justicia; ii) El entendimiento o subregla asumidos
en los casos anteriores no es aplicable al supuesto bajo estudio o caso concreto que se analiza; y, iii)
Expresión de argumentos que respeten elementos básicos de la racionalidad y razonabilidad para
separarse del precedente judicial, que se consideren de mayor peso argumentativo desde y
conforme a la Constitución y al bloque de constitucionalidad, a la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Plurinacional o la Corte Interamericana de Derechos Humanos que hubieren
pronunciado jurisprudencia más progresiva a los derechos fundamentales.

III.2.2. La jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia sobre la interpretación del art. 379 del
CPC, referente a la proposición de la prueba

Conforme se detallará a continuación, existen Autos Supremos contradictorios respecto a la


interpretación de la norma contenida en el art. 379 del CPC, respecto a la proposición de la prueba
que señala: “Las partes propondrán sus pruebas por escrito dentro de los cinco días primeros de la
notificación con el auto que fijare los hechos a demostrarse”.

En efecto, por una parte, la Sala Civil Segunda en los Autos Supremos que a continuación se
glosan sostuvo que el término para proponer la prueba es dentro de los cinco días primeros de la
notificación el Auto de relación procesal y que dicho término se computa individualmente a partir de
la notificación a la parte procesal.

Así, el Auto Supremo (AS) 75 de 7 de abril de 2005, señaló: “…de acuerdo a la norma prevista
por el art. 379 del CPC, las partes deben proponer sus pruebas por escrito dentro de los cinco días
primeros de la notificación con el Auto que fije los hechos a demostrarse, entendiéndose de la ratio
legis de la referida norma, que el término ahí consignado, no es un término común a las partes sino
que es individual, puesto que corre, para cada una de ellas, desde el momento en que han sido
notificadas con el Auto de relación procesal, por el contrario, debe entenderse que los plazos
comunes a las partes, corren a partir del día siguiente hábil de la última notificación efectuada, esto
con la finalidad de uniformar el plazo asignado, por ejemplo en el periodo probatorio que se fija en
la relación procesal a efectos de la producción de la prueba propuesta, así está establecido en la
norma prevista por el art. 140.II del código adjetivo”.

En el mismo sentido el AS 285 de 29 de agosto de 2005, señaló: “Ahora bien, la norma prevista por el
art. 379 del CPC, establece: ‘Las partes propondrán sus pruebas por escrito dentro de los cinco días
primeros de la notificación con el auto que fijare los hechos a demostrarse’. Al respecto, la
jurisprudencia de este Tribunal estableció que éste es un término común a las partes, cuyo cómputo
debe iniciarse con la última notificación efectuada. Empero, cabe hacer la siguiente digresión:
debemos entender que el término común para las partes es el establecido para el término
probatorio; es decir el previsto por el art. 370 del CPC; en el caso de autos cincuenta días, cuyo
cómputo se inició a partir de la última notificación con el Auto de relación procesal; empero, el
término para la proposición de pruebas establecido por el art. 379 del referido procedimiento civil -
cinco días- es individual para cada una de las partes, y debe computarse desde su notificación con el
Auto de relación procesal. Por eso, en la especie se tiene que el demandado Emilio Bauer Somoza, al
haber sido notificado con la referida resolución el 12 de agosto de 2002, propuso su prueba dentro
de los cinco días previstos por la norma del art. 379 del adjetivo civil, es decir dentro del término
legal; de igual manera, el demandante Odín Bauer Somoza, notificado el 2 de septiembre de 2002,
ofreció sus pruebas el 3 del mismo mes y año, también dentro de los cinco días de su notificación
con el auto de apertura de prueba, tal cual prevé el artículo en análisis”.

Del mismo modo, en el AS 141 de 28 de julio de 2006, citando la jurisprudencia anterior, señaló:
“…el Tribunal Supremo haciendo una interpretación sistematizada y armónica de las normas
anteriormente citadas, ha establecido que el término para la proposición de la prueba, debe
computarse de manera individual para cada una de las partes desde el momento de su notificación
con el Auto de relación procesal (5 días), en tanto que el término o plazo establecido por el art. 370
del CPC, en relación a lo dispuesto por el art. 140.II del mismo cuerpo legal, referido al periodo de
prueba (no mayor de 10 ni menor de 50 días), debe ser entendido como un plazo común a las partes
cuyo cómputo se inicia, precisamente, desde la última notificación con el auto de relación procesal.

Lo contrario implicaría que quien se notifique primero con la referida resolución, debe estar
pendiente y a la espera de la notificación de los demás sujetos procesales, con el riesgo de no
proponer sus pruebas dentro del referido término y supeditando su derecho a probar sus
pretensiones a los actos procesales desarrollados por los demás contendientes, aspectos que no
condicen con la igualdad efectiva de las partes y el debido proceso en sus elementos de la tutela
judicial efectiva y la defensa”.

Por otra parte, la Sala Civil Primera, en el año 2008, sostuvo que el término para proponer la prueba
es dentro de los cinco días primeros de la notificación con el Auto de relación procesal y que dicho
término corre desde la a última notificación y se computa de manera común para ambas partes.

Así a través del AS 216 de 25 de septiembre de 2008, entendió: “…el plazo concedido por el art. 379
del Código de Procedimiento Civil para el ofrecimiento de prueba, ‘es común’ y corre desde el día
siguiente al de la última notificación a las partes con el auto que fija los hechos a demostrar. En el
presente caso, se evidencia que el auto de 14 de marzo de 2002 de fs. 126 de obrados, y el
complementario de 12 de abril de 2002 de fs. 127 vlta., ha sido notificado a Cinthia Herrera Ribera
en fecha 19 de abril de 2002 y el 22 de abril del mismo año a hrs. 11.10 a Carlos Montaño, fecha a
partir de la cual, corre el término común a ambas partes para la proposición de la correspondiente
prueba”.

De la jurisprudencia glosada se evidencia que existe jurisprudencia contradictoria asumida por la


Sala especializada en materia civil del Tribunal Supremo de Justicia, por cuanto la Sala Civil Segunda
asume la tesis que el término para proponer la prueba que tienen las partes según la norma
contenida en el art. 379 del CPC, es dentro de los cinco días primeros de la notificación con el Auto
de relación procesal y que dicho término se computa individualmente a partir de la notificación a la
parte procesal y por otra parte, la Sala Civil Primera entiende que el término para proponer la
prueba es dentro de los cinco días primeros de la notificación con el Auto de relación procesal y que
dicho término corre desde la a última notificación y se computa de manera común para ambas
partes.

Esta situación, desconoce la vinculación horizontal del precedente judicial como uno de los efectos
de la función obligatoria de uniformar la jurisprudencia que tiene el Tribunal Supremo de Justicia
como máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria, que significa, conforme se desarrolló
anteriormente, que la jurisprudencia emitida por las diferentes Salas del Tribunal Supremo de
Justicia están atadas a sus propias decisiones anteriores y de las otras Salas en la misma área del
Derecho, sin que se advierta que la Sala Civil Primera hubiera cumplido el estándar mínimo de
fundamentación que le permita apartarse de los precedentes proferidos por la Sala Civil Segunda,
omitiendo: a) La consideración y cita expresa del contenido interpretativo asumido por la Sala Civil
Segunda del Tribunal Supremo de Justicia respecto a la interpretación del art. 379 del CPC; b) Que el
entendimiento o subregla asumidos en los casos anteriores no es aplicable al supuesto bajo estudio
o caso concreto que se analizaba; y, c) La expresión de argumentos que respeten elementos básicos
de la racionalidad y razonabilidad para separarse del precedente judicial, que se consideren de
mayor peso argumentativo desde y conforme a la Constitución y al bloque de constitucionalidad, a la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional Plurinacional o la Corte Interamericana de Derechos
Humanos que hubieren pronunciado jurisprudencia más progresiva a los derechos fundamentales.

Por lo mismo, esta falta de uniformación jurisprudencial adquiere especial relevancia constitucional
porque en lugar de otorgar a quienes concurren a la jurisdicción ordinaria en materia civil la
convicción que la solución de problemas jurídicos con supuestos fácticos análogos a los que se
presentaron anteriormente tendrán la misma ratio decidendi y serán resueltos de la misma manera,
defendiendo con ello el respeto a la igualdad en la aplicación de la ley en su doble dimensión, esto
es, como derecho fundamental del justiciable (art. 14.II de la CPE) y como principio de la potestad de
impartir justicia (art. 180.I de la CPE) y la defensa del principio de seguridad jurídica (art. 178.I de la
CPE), los quebranta.

Este extremo induce para que este Tribunal Constitucional Plurinacional en ejercicio de la justicia
constitucional exhorte al Tribunal Supremo de Justicia para que en aplicación de las normas
contenidas en los arts. 38.9 y 42.3 de la LOJ, a través de las instancias funcionales que correspondan,
vía recurso de casación, uniforme su jurisprudencia sobre la interpretación y aplicación del art. 379
del CPC, defendiendo con el ello el respeto a la igualdad en la aplicación de la ley en su doble
dimensión.

III.3. Sobre el precedente constitucional contenido en la SC 0914/2002-R de 31 de julio, respecto


a la interpretación del art. 379 del CPC, referente a la proposición de la prueba

Antes de analizar el precedente contenido en la SC 0914/2002-R, corresponde, referirse a lo


desarrollado por la SCP 0846/2012 de 20 de agosto, referida al análisis técnico jurídico de la
jurisprudencia constitucional para su aplicación e invocación. Esta Sentencia señaló:

“El Derecho jurisprudencial está positivado en el art. 203 de la CPE, cuando señala: ‘Las decisiones y
sentencias del Tribunal Constitucional Plurinacional son de carácter vinculante y de cumplimiento
obligatorio, y contra ellas no cabe recurso ordinario ulterior alguno’, norma que ha sido reproducida
en el art. 8 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, referida a la
obligatoriedad y vinculatoriedad de la jurisprudencia.

Es más contundente aún el Código Procesal Constitucional, aprobado mediante Ley 254 de 5 de julio
de 2012, -que si bien aún no está vigente, empero es ilustrativo- debido a que en su art. 15 bajo el
nomen juris de carácter obligatorio, vinculante y valor jurisprudencial de las sentencias, refiere que:
‘I Las sentencias, declaraciones y autos del Tribunal Constitucional Plurinacional son de
cumplimiento obligatorio para las partes intervinientes en un proceso constitucional; excepto las
dictadas en las acciones de inconstitucionalidad y recurso contra tributos que tienen efecto general;
II. Las razones jurídicas de la decisión, en las resoluciones emitidas por el Tribunal Constitucional
Plurinacional constituyen jurisprudencia y tiene carácter vinculante para los Órganos del poder
público, legisladores, autoridades, tribunales y particulares’.

Esta norma regula el valor de la jurisprudencia constitucional como fuente directa del Derecho;
asimismo, la diferencia entre vinculatoriedad y los efectos de la parte resolutiva (parágrafo I y II),
para precisar qué parte de las resoluciones emitidas por el Tribunal Constitucional Plurinacional,
tienen carácter vinculante para los órganos del poder público, legisladores, autoridades tribunales y
particulares.

El Derecho jurisprudencial positivado, en la Constitución (art. 203), la LTCP (art. 8) y el Código


Procesal Constitucional (CPCo), Ley 254 de 5 de julio de 2012 (art. 15), deberá ser complementado
con los precedentes constitucionales que emitió y emitirá el Tribunal Constitucional anterior, el
Transitorio y el Plurinacional a través de su labor hermenéutica cotidiana, debido a que el Derecho
jurisprudencial no se agota en las normas constitucionales ni legales señaladas. En efecto, si
realizamos un recorrido de la jurisprudencia constitucional emitida por el Tribunal Constitucional
anterior, el Tribunal Constitucional transitorio y este Tribunal Constitucional Plurinacional,
podríamos concluir en las siguientes subreglas, normas adscritas o concretas normas de la sentencia
que desarrollaron el Derecho jurisprudencial, en sus diversas comprensiones:

III.3.1. Sobre el valor de la jurisprudencia constitucional

La jurisprudencia constitucional tiene valor de fuente directa del Derecho, de ahí que se reconoce su
carácter vinculante para los órganos del poder público y particulares (SC 1781/2004-R y SC
1369/2010-R).

El respeto y aplicación del precedente constitucional está vinculado al respeto del derecho a la
igualdad en la aplicación de la ley (arts. 8.II y 14.III de la CPE) y la garantía de seguridad jurídica (art.
178.I de la CPE) (SC 0493/2004-R y SC 1781/2004-R).

La importancia del precedente vinculante es que da coherencia y unidad al sistema jurídico (SC
0457/2004-R y SC 1369/2010-R).

El respeto a los precedentes constitucionales, no implica que el Tribunal Constitucional Plurinacional


petrifique su jurisprudencia, impidiendo el replanteamiento de problemas jurídicos aparentemente
ya resueltos; por el contrario, puede cambiarla, mutarla, siempre que sea con motivación suficiente
(SC 1781/2004-R). Sobre este punto, se tiene que uno de los criterios para cambiar la jurisprudencia
constitucional: En la medida que los precedentes sean más acordes con los principios, valores,
derechos fundamentales, garantías constitucionales de la Constitución Política del Estado y del
bloque de constitucionalidad, el Tribunal Constitucional Plurinacional preferirá su fijeza. A contrario
sensu, éste Tribunal aperturará su capacidad de cambio cuando no esté acorde a ellos.

III.3.2. Análisis estático de una sentencia constitucional: La ratio decidendi, el obiter dictum y el
decisum

III.3.2.1. Diferencia entre vinculatoriedad y los efectos de la parte resolutiva

Efectos de la parte resolutiva

Cuando señala el art. 15.I del CPCo, que: ‘Las sentencias, declaraciones y autos del Tribunal
Constitucional Plurinacional son de cumplimiento obligatorio para las partes intervinientes en un
proceso constitucional; excepto las dictadas en las acciones de inconstitucionalidad y recurso contra
tributos que tienen efecto general’, se está refiriendo a los efectos de la parte resolutiva de la
sentencia, es decir, a los efectos del decisión, es decir, del ‘Por Tanto’, de la resolución.

Estos efectos de la parte resolutiva son dos: 1) ‘inter partes’, que implica la obligatoriedad para las
partes intervinientes, es decir, solo afecta a ellas, como ocurre en las sentencias de acciones de
defensa (acción de libertad, acción de amparo constitucional, acción de protección a la privacidad,
acción popular y acción de cumplimiento), declaraciones y autos del Tribunal Constitucional
Plurinacional; y, 2) “erga omnes”, que implica la obligatoriedad para todos, es decir, tiene efecto
general, como ocurre en el caso de las acciones de inconstitucionalidad y el recurso contra tributos.

La SC 1310/2002-R de 28 de Octubre, ya señaló que: “…Si bien todo fallo que emite este Tribunal en
recursos de amparo constitucional y hábeas corpus, tiene efectos inter partes (sólo afecta a las
partes), los fundamentos determinantes del fallo o rationes decidendi, son vinculantes y, por tanto,
de obligatoria aplicación para los Poderes del Estado, legisladores, autoridades, tribunales y jueces
(en todos sus niveles jerárquicos), así lo determina el art. 44 de la Ley del Tribunal Constitucional…”.

Carácter vinculante de las resoluciones emitidas por el Tribunal Constitucional Plurinacional


En ese orden, de razonamiento, cuando el art. 15.II del del CPCo, refiere que: “Las razones jurídicas
de la decisión, en las resoluciones emitidas por el Tribunal Constitucional Plurinacional constituyen
jurisprudencia y tiene carácter vinculante para los Órganos del poder público, legisladores,
autoridades, tribunales y particulares”; no se está refiriendo a los efectos de la sentencia
constitucional, sino por el contrario a qué parte de la sentencia constitucional tiene carácter
vinculante. Según el artículo mencionado el carácter vinculante recae sobre las razones jurídicas de
la decisión, es decir, sobre la ratio decidendi; sin embargo al respecto, debe realizarse la siguiente
precisión que distingue entre el precedente constitucional y la ratio decidendi.

III.3.2.2. Distinción entre precedente constitucional y la ratio decidendi

En efecto, si nos preguntamos ¿qué parte de las resoluciones constitucionales es vinculante?, no


podríamos concluir simple y llanamente que es la ratio decidendi, debido a que todas las
resoluciones tienen una o varias razones jurídicas de la decisión, empero, no todas crean Derecho,
Derecho de origen jurisprudencial, a través de la interpretación, integración e interrelación de las
normas. Por ello, que existe diferencia entre ratio decidendi y precedente constitucional.

Entonces, se puede llamar precedente constitucional vinculante cuando éste es el fruto, el resultado
de la interpretación y argumentación jurídica realizada por el Tribunal Constitucional Plurinacional.
Como ocurrió en las siguientes resoluciones: La interpretación de una norma jurídica Declaración
Constitucional 003/2005-R de 8 de junio, (interpretación del art. 118.5 CPE); SC 0101/2004-R,
interpretación del art. 133 y de la Disposición Transitoria Tercera del Código de Procedimiento Penal.
La integración SC 1351/2003-R de 16 de septiembre, e interrelación, SC 0421/2007-R de 22 de mayo,
de las normas jurídicas.

Por lo que, el precedente constitucional es una parte de toda la Sentencia emitida por el Tribunal o
Corte Constitucional, donde se concreta el alcance de una disposición constitucional, es decir, en
donde se explicita qué es aquello que la Constitución Política del Estado prohíbe, permite, ordena o
habilita para un tipo concreto de supuesto de hecho, a partir de una de sus indeterminadas y
generales cláusulas.

Entonces, es posible afirmar que es vinculante el precedente constitucional contenido en la ratio


decidendi. Es decir, en la ratio decidendi se encuentra el precedente constitucional. El precedente
constitucional es vinculante siempre que exista un supuesto fáctico análogo (AC 004/2005-ECA y SC
186/2005-R).

Entonces ¿Qué es el precedente constitucional vinculante? Para responder a esta cuestionante, es


preciso redundar en que: No es el texto íntegro de la sentencia, no es sólo la parte resolutiva de la
sentencia (decisum), no es el obiter dictum, no es toda la ratio decidendi.

Los precedentes constitucionales están sólo en las sentencias relevantes. Se identifican a las
sentencias relevantes porque son sentencias fundadoras, moduladoras, que reconducen o cambian
una línea jurisprudencial expresamente o tácitamente. En el precedente constitucional se consignan:
‘las subreglas de Derecho’, ‘normas adscritas’ o ‘concreta norma de la sentencia’, resultantes de la
interpretación, interrelación o integración de las normas de la Constitución Política del Estado o de
las disposiciones legales. Estas tienen más jerarquía y fuerza jurídica que las propias leyes, porque el
Tribunal Constitucional es el último aplicador del Derecho. El profesor Cifuentes, señaló que la sub-
regla, “Es el corazón de la decisión, de la cosa decidida”.

III.3.3. Análisis dinámico de la jurisprudencia constitucional: Las líneas jurisprudenciales


No es suficiente la identificación del precedente
constitucional, a través del análisis estático de la jurisprudencia, se debe analizar la jurisprudencia
constitucional también a través de un estudio dinámico, es decir, se debe apreciar de manera
sistemática el desarrollo de la jurisprudencia, para ubicar el precedente constitucional en vigor en la
línea jurisprudencial.

Las líneas jurisprudenciales, son la técnica para hacer el análisis dinámico de la jurisprudencia
constitucional. Son las respuestas o soluciones que la jurisprudencia ha dado a determinado
problema jurídico, está conformada por un conjunto de sentencias que abordaron determinada
temática.

La jurisprudencia constitucional al ser en esencia evolutiva, se va modulando, ya sea extendiendo, o


en su caso, restringiendo sus alcances, de ahí que es preciso hacer un recorrido entre las sentencias
básicas o creadoras de líneas, sentencias moduladoras de líneas, sentencias confirmadoras o
reiteradoras de línea, sentencias mutadoras o cambiadoras de línea y sentencias reconductoras de
línea, porque sólo con este análisis dinámico de las sentencias que conforman la línea jurisprudencial
se identifica el precendente constitucional en vigor.

III.3.4. La jurisprudencia constitucional en el tiempo

Jurisprudencia constitucional retrospectiva

Un precedente constitucional, al constituirse en un medio por el cual la Constitución Política del


Estado desplaza su eficacia general, tiene validez plena en el tiempo y, por ende, no está regido por
el principio de irretroactividad, lo que significa que puede ser aplicado a hechos pasados en forma
retrospectiva, sin importar que los hechos a los que ha de aplicarse el entendimiento jurisprudencial
hubieren acaecido con anterioridad al precedente constitucional.

Sin embargo de ello, la aplicación restrospectiva tiene límites, estos son: 1) La cosa juzgada, en la
medida en que los nuevos entendimientos jurisprudenciales no pueden afectar los asuntos ya
resueltos y que se encuentran firmes o inimpugnables, esto es, que tenga la calidad de cosa juzgada
formal y material, por lo mismo, sólo puede aplicarse retrospectivamente a procesos en curso; y, 2)
La jurisprudencia que perjudica al imputado en materia de derecho penal sustantivo; lo que implica
que, en este último caso, no se pueden aplicar en forma retrospectiva los entendimientos
jurisprudenciales que afecten o desmejoren las esferas de libertad del imputado o condenado (SC
0076/2005-R de 13 de octubre); (SC 1426/2005-R de 8 de noviembre, sobre el tema del garante
hipotecario, se aplicó la SC 0136/2003-R, cuando el proceso había adquirido la calidad de cosa
juzgada).

Se puede aplicar retrospectivamente un precedente constitucional a procesos en curso, únicamente


cuando no perjudique o restrinja derechos consolidados por un anterior entendimiento
jurisprudencial (SC 0494/2007-R de 13 de junio, mujer embarazada con beca trabajo).

Ahora bien, a dichos límites, se añade la prohibición de aplicar retroactivamente un precedente que
podría restringir el derecho de acceso a la justicia constitucional, ya sea porque con dicha
jurisprudencia se imponen o se endurecen los requisitos para la presentación de las acciones
constitucionales, o se generan nuevas causales de improcedencia o, en su caso, el nuevo
precedente, pese a efectuar una interpretación favorable del derecho -por ejemplo derecho a
recurrir- podría dar lugar a que en su aplicación resulte desfavorable para el acceso a la justicia
constitucional, conforme precisó el voto disidente a la SC 2461/2010-R de 19 de noviembre.
Jurisprudencia constitucional prospectiva: El overruling prospectivo

El Tribunal Constitucional Plurinacional, a partir de la SCP 0032/2012 de 16 de marzo, en una acción


de libertad, aplicó el overruling prospectivo, es decir a futuro, en un caso en el interpretó las reglas
de competencia material para conocer acciones de libertad. Esta sentencia, señaló que: “…la eficacia
prospectiva de la jurisprudencia o conocida como prospective overruling, referida al cambio de un
precedente vinculante o la sustitución por otro que a partir de la introducción de un nuevo
razonamiento adquiere carácter vinculante en casos posteriores; dicho de otro modo, el cambio o
reemplazo del precedente vinculante, es aplicable en lo sucesivo y conforme a los criterios asumidos
en el nuevo fallo. En ese sentido, la presente Sentencia Constitucional, a partir de su publicación
tendrá carácter vinculante por mandato del art. 203 de la norma fundamental y del art. 8 de la LTCP,
por cuanto resulta aplicable a todos los casos posteriores”.

III.3.5. Reglas básicas para la aplicación o invocación del precedente constitucional

Del análisis, estático y dinámico de la jurisprudencia constitucional, es posible concluir que la


aplicación o invocación del precedente constitucional tiene reglas básicas que debe seguir el
justiciable a tiempo de invocar un precedente, como el juez o cualesquier autoridad pública o
particular a tiempo de aplicarlo, como son:

Lo que se debe hacer a tiempo de aplicar o invocar un precedente constitucional, lo que la doctrina
llama citas técnicas o de buena aplicación o uso de los precedentes

Cita del precedente que tenga analogía en los supuestos fácticos (SC 0502/2003-R y SC 0186/2005-
R).

Cita del precedente identificando previamente el precedente constitucional en vigor. Para ello, debe
compararse el precedente constitucional a aplicarse con la línea jurisprudencial.

Lo que NO se debe hacer a tiempo de aplicar o invocar un precedente constitucional, lo que la


doctrina llama citas antitécnicas o de mala aplicación o uso de los precedentes

Cita de un precedente constitucional sin que exista analogía en los supuestos fácticos.

Cita del obiter dictum (cuestiones incidentales, referencias doctrinales, citas de derecho comparado,
mención a disposiciones jurídicas aplicables al asunto pero no decisivas de la resolución) como si
fuera el precedente.

Cita de fundamentos jurídicos conclusivos o relacionales.

Cita de la Sentencia Constitucional confirmadora/reiteradora


de línea sin hacer mención a la Sentencia Constitucional fundadora, moduladora o reconductora de
línea.

Cita incompleta del precedente y solo de la parte que nos favorece para el caso.

Cita del precedente que no está en vigor sin haber realizado previamente análisis de la línea
jurisprudencial.

El uso incorrecto de la aplicación de la jurisprudencia en el tiempo” (las negrillas son agregadas).


En ese orden, corresponde señalar que en efecto la SC 0914/2002-R, constituye un precedente
constitucional obligatorio y vinculante por cuanto declara procedente el amparo y dejó sin efecto el
Auto impugnado disponiendo que la proposición de la prueba a la que se refiere el art. 379 del CPC,
se la haga dentro de los cinco días de la última notificación con la relación procesal con el siguiente
precedente constitucional:

“…en los procesos civiles ordinarios, la relación procesal define los puntos sobre los cuales ha de
pronunciarse sentencia por lo que las pruebas aportadas deben guardar pertinencia con los mismos
de manera que resulta ser la base esencial del desarrollo del juicio, por lo mismo la notificación con
dicha relación constituye una garantía para que las partes ofrezcan las pruebas que respalden sus
pretensiones, sea el actor o demandado, razón por la cual el plazo de los cinco días al que se refiere
el art. 379 del Código de Procedimiento Civil debe entenderse que es común a las partes y corre
desde la última notificación efectuada, de lo contrario se atentaría contra el principio a la seguridad
jurídica y a la defensa. Así lo ha establecido la jurisprudencia sentada por la Corte Suprema de
Justicia, de manera constante y uniforme, y si bien no es obligatoria para los jueces y tribunales, no
puede prescindirse de su línea y contenido, sobre todo si, como en el presente caso, está dirigida a
precautelar las garantías constitucionales que deben tener las partes en un proceso, señalando entre
ellos el Auto Supremo N° 109 de 30 de marzo de 1987 y Nº 105 de 21 de mayo de 1981: " Que
interpretando el espíritu de las nuevas disposiciones, se ha establecido que para la proposición de
pruebas, el término es común y corre desde el día siguiente al de la última notificación a las partes,
con el auto que fija los hechos a probarse" (las negrillas son agregadas).

No obstante lo expuesto, el precedente constitucional contenido en la SC 0914/2002-R, debe ser


cambiado a través de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, asumiendo el
entendimiento interpretativo tomado por la Sala Civil Segunda del Tribunal Supremo de Justicia, en
los siguientes Autos Supremos glosados anteriormente (AS 75 de 7 de abril de 2005, AS 285, de 29
de agosto de 2005 y AS 141 de 28 de julio de 2006), que entendieron que la norma contenida en el
art. 379 del CPC, que establece que las partes deben proponer sus pruebas por escrito dentro de los
cinco días primeros de la notificación con el Auto de relación procesal que fija los hechos a
demostrarse, debe interpretarse en el sentido de que el término para la proposición de la prueba
(cinco días), debe computarse de manera individual para cada una de las partes desde el momento
de su notificación con el Auto de relación procesal. Un entendimiento en contrario implicaría que
quien se notifique primero con la referida resolución, debe estar pendiente y a la espera de la
notificación de los demás sujetos procesales, con el riesgo de no proponer sus pruebas dentro del
referido término y supeditando su derecho a probar sus pretensiones a los actos procesales
desarrollados por los demás contendientes, aspectos que no condicen con la igualdad efectiva de las
partes y el debido proceso en sus elementos de la tutela judicial efectiva y la defensa.

Interpretación del art. 379 del CPC, que asume este Tribunal Constitucional Plurinacional, al tener
mayor peso argumentativo por estar conforme a los derechos a la igualdad procesal de las partes en
el proceso previsto en su dimensión procesal en el art. 14.II de la CPE, al debido proceso y a la
defensa de ambas partes procesales.

III.4. Análisis del caso concreto

En el caso concreto, de los antecedentes arrimados al expediente se tiene que dentro del proceso de
divorcio en el que los accionantes son la parte demandada, la Jueza Segunda de Partido de Familia,
autoridad ahora co demandada, por providencia de 9 de mayo de 2012, rechazó la prueba ofrecida
por los demandados del proceso de divorcio -ahora accionantes-, con el argumento de haber sido
ofrecida fuera del plazo previsto por el art. 379 del CPC. Dicha autoridad judicial, esgrimió los
argumentos de la interpretación de dicha norma procesal civil en el Auto interlocutorio de 15 de
junio de 2012, que resolvió el recurso de reposición con alternativa de apelación planteada por los
ahora accionantes, confirmando el rechazo a la proposición de la prueba por extemporánea, que en
esencia señala que: 1) Se apartaba de la interpretación asumida en la SC 0914/2012-R, que entendió
que el término para proponer la prueba es dentro de los cinco días primeros de la notificación el
Auto de relación procesal y que dicho término corre desde la última notificación y se computa de
manera común para ambas partes, porque dicha Sentencia Constitucional se basó en jurisprudencia
de los años 1981 y 1987, y no así en jurisprudencia vigente que la modificó y además dicha
interpretación lesiona el derecho a la igualdad procesal de las partes, permitiendo que uno de los
sujetos procesales que fue notificado hace una semana con el Auto de relación procesal, tenga
mayor tiempo para conseguir y proponer los medios probatorios que el que se notifica
posteriormente; y, 2) Actualmente tanto el Tribunal Supremo de Justicia como los Tribunales
Departamentales de Justicia asumieron que el plazo para la proposición de prueba previsto en el art.
379 del CPC, debe ser necesariamente individual, a diferencia del plazo para producir la prueba
previsto en el art. 377 del CPC, que en este caso sí resulta común a ambas partes. Es decir, existe
distinción entre los actos procesales de “proposición de prueba” anterior y “producción de prueba”.

La providencia de 9 de mayo de 2012, pronunciada por la Jueza Segunda de Partido de


Familia, fue confirmada mediante Auto de Vista 116/2012 de 27 de junio, por la Sala de Familia,
Niñez y Adolescencia y de Violencia Intrafamiliar del Tribunal Departamental de Justicia de
Chuquisaca, resolviendo el recurso de reposición con alternativa de apelación con los siguientes
argumentos relevantes:

i) El 7 de mayo de 2012, la parte demandada del proceso de divorcio presentó su proposición


de prueba y Eulogio Cutipa en su condición de demandante fue notificado el 3 de mayo, por ello
tenía hasta el 8 de mayo para presentar su memorial de proposición de la prueba;

ii) El art. 379 del CPC, sobre la proposición de la prueba señala que las partes propondrán sus
pruebas por escrito dentro de los cinco días primeros de la notificación con el Auto de fijare los
hechos a demostrarse, sin que exprese que el plazo sea común a las partes y tampoco que deba
computarse desde la última notificación, por lo que según la práctica jurídica y la amplia
jurisprudencia el plazo comienza a correr al día hábil siguiente de la notificación individual para cada
una de las partes; lo contrario supondría sostener que la ley permite ventajas en razón del tiempo
respecto de una de las partes sobre la otra vulnerando de esa manera las garantías de un proceso
equilibrado y generaría conflictos entre las partes para conseguir los primeros actuados en pro de
sus pretensiones, dando lugar además a la deslealtad entre las partes;

iii) El art. 140.II del CPC, señala: “Los plazos comunes para ambas partes correrán desde el día
hábil siguiente a la última notificación”, pero el plazo para la proposición de prueba no constituye un
plazo común porque el mismo es un ejercicio del derecho a la defensa absolutamente individual de
cada una de las partes, en tal sentido la actuación de la una parte no beneficia ni perjudica en
manera alguna a la otra, son términos totalmente independientes, de tal manera que corren en
forma individual para cada una de las partes a partir del día siguiente hábil de su legal notificación y
no como erradamente lo ha entendido el apelante desde la última notificación;

iv) Existen otros plazos que son comunes a las partes como ser la proposición de la prueba en
segunda instancia cuyo cómputo comienza a partir de la radicatoria de la causa y corre para ambas
partes, o como el plazo del término de prueba que comienza a partir de la última notificación y es
común para ambas partes, porque dentro de éste plazo se producirán todas las pruebas que ya
fueron ofrecidas, este plazo es común porque dentro del mismo debe planificarse el tiempo de tal
manera que alcance para la producción de las pruebas ofrecidas por ambas partes. Sin embargo, el
plazo de proposición de la prueba es un ejercicio individual y voluntario de cada una de las partes
que debe ser ejercido indefectiblemente dentro de los cinco días computables desde su notificación
individual. Que en mérito a lo brevemente expuesto y analizado se tiene que el apelante fue
notificado con el decreto apelado el 26 de abril de 2012 y su plazo para proponer prueba era hasta el
1 de mayo del mismo año, al haber presentado su proposición de prueba el 7 de igual mes y año, es
evidente que su plazo ha vencido.

De donde resulta que tanto la Jueza Segunda de Partido de Familia como los Vocales de Sala de
Familia, Niñez y Adolescencia y de Violencia Intrafamiliar -ahora demandados- actuaron
correctamente cuando se apartaron de la jurisprudencia de la Sala Civil Primera del Tribunal
Supremo de Justicia, que establecía en diferentes años, inclusive el 2008, que el término para
proponer la prueba es dentro de los cinco días primeros de la notificación con el Auto de relación
procesal y que dicho término corre desde la a última notificación y se computa de manera común
para ambas partes y, por ende, se vincularon a la jurisprudencia asumida por la Sala Civil Segunda
del Tribunal Supremo de Justicia, que sostuvo en gestiones anteriores (2005 y 2006) que el término
para proponer la prueba es dentro de los cinco días primeros de la notificación con el Auto de
relación procesal y que dicho término se computa individualmente a partir de la notificación a la
parte procesal.

Sin embargo, únicamente la Jueza ahora demandada esgrimió los fundamentos de su apartamiento
jurisprudencial, cumpliendo el canon mínimo de una resolución fundamentada, conforme se
advierte del Auto interlocutorio de 15 de junio de 2012, lo que no ocurrió con el Auto de Vista
116/2012 de 27 de junio, cuyos elementos mínimos son: a) Consideración, cita expresa del
contenido interpretativo asumido por el Tribunal Supremo de Justicia; b) El entendimiento o
subregla asumidos en los casos anteriores no es aplicable al supuesto bajo estudio o caso concreto
que se analiza; y, c) Expresión de argumentos que respeten elementos básicos de la racionalidad y
razonabilidad para separarse del precedente judicial, que se consideren de mayor peso
argumentativo desde y conforme a la Constitución y al bloque de constitucionalidad, a la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional Plurinacional o la Corte Interamericana de Derechos
Humanos que hubieren pronunciado jurisprudencia más progresiva a los derechos fundamentales.

Si bien resulta correcto el hecho de que las autoridades judiciales demandadas se hubieran apartado
de los precedentes judiciales emitidos por la Sala Civil Primera del Tribunal Supremo de Justicia,
debido a que no existía uniformidad en la jurisprudencia e incluso de la jurisprudencia constitucional
contenida en la SC 0914/2002-R, atendiendo razones más acordes con el derecho a la igualdad
procesal de las partes y por ende estableciendo que la interpretación del art. 379 del CPC, debe ser
entendida en sentido de que el término para proponer la prueba es dentro de los cinco días
primeros de la notificación con el Auto de relación procesal y que dicho término se computa
individualmente a partir de la notificación a la parte procesal, en cuya consecuencia es el propio
Tribunal Constitucional Plurinacional a través de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional,
que cambia la merituada SC 914/2002-R; empero, no es menos cierto, que debe tenerse en cuenta la
jurisprudencia en vigor sobre la aplicación de la jurisprudencia constitucional en el tiempo.

En efecto, atendiendo la doctrina constitucional sobre jurisprudencia en el tiempo, es posible


sostener que el cambio jurisprudencial asumido sobre la interpretación del art. 379 del CPC, en el
presente fallo, no puede aplicarse retrospectivamente al caso concreto, por cuanto, lesionaría el
derecho de acceso a la justicia ordinaria en su concreción del derecho a la defensa, por cuanto el
justiciable vinculándose a la SC 0914/2002-R de 31 de julio, que señalaba en su ratio decidendi que
el término para proponer la prueba es dentro de los cinco días primeros de la notificación el Auto de
relación procesal y que dicho término corre desde la a última notificación y se computa de manera
común para ambas partes, propuso su prueba bajo ese cánon interpretativo. Es decir, no puede
aplicarse el nuevo entendimiento jurisprudencial asumido, respecto a que el término para proponer
la prueba es dentro de los cinco días primeros de la notificación con el Auto de relación procesal y
que dicho término se computa individualmente a partir de la notificación a la parte procesal, puesto
que si bien de manera general, en otros casos, es una interpretación que materializará y protegerá
de mejor forma el derecho a la igualdad procesal de las partes; empero, en el caso concreto, lesiona
el derecho de acceso a la jurisdicción ordinaria en su concreción del derecho a la defensa y el
derecho a producir prueba, por cuanto, el justiciable tenía certeza y certidumbre que la invocación
del precedente constitucional contenido en la SC 0914/2002-R, era vinculante para los jueces y
tribunales ordinarios, inclusive por encima de los Autos Supremos que hubieren generado diferente
interpretación, hasta tanto el Tribunal Constitucional Plurinacional no lo cambie.

Finalmente, se exhorta a las y los jueces que en aplicación a su facultad contenida en el art. 3 inc.3)
del aludido Código de Procedimiento Civil y a fin de asegurar la “…igualdad efectiva de las partes en
todas las actuaciones del proceso”, notificar a éstas con el auto de apertura de prueba dentro del
mismo día, evitando de esta manera que en los hechos exista desigualdad de oportunidades de las
mismas.

De todo lo expuesto, se concluye que el Tribunal de garantías, al haber denegado la tutela, no evaluó
de manera correcta el caso de autos.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la autoridad que le confiere


la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional, en revisión, resuelve:

1º REVOCAR la Resolución 295/2012 de 30 de octubre, cursante de fs. 48 a 51, pronunciada por


la Sala Civil Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca; y, en consecuencia,
CONCEDER la tutela solicitada.

2º Exhortar al Tribunal Supremo de Justicia a uniformar la jurisprudencia emitida sobre la


interpretación de la norma procesal civil contenida en el art. 379 del CPC, en su función obligatoria
de uniformar la jurisprudencia establecida en el art. 42.3 de la LOJ.

3º Anular: 1) El decreto de 9 de mayo de 2012, pronunciado por la Jueza Segunda de de Partido


de Familia; 2) El Auto interlocutorio de 15 de junio de 2012, dictado por el Juzgado de Partido
Segundo de Familia; 3) El Auto de Vista 116/2012, de 27 de junio; y 4) El Auto de 1 de agosto de
2012, de la Sala de Familia, Niñez y Adolescencia y Violencia Intra familiar del Tribunal
Departamental de Justicia de Chuquisaca; y disponer se admita la prueba propuesta por los
accionantes, por cuanto el cambio jurisprudencial constitucional asumido en esta Sentencia
Constitucional Plurinacional no puede ser aplicado retrospectivamente en desmedro del derecho de
acceso a la justicia, la defensa y el derecho de proponer la prueba que les asiste.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional

Se hace constar que no interviene la Magistrada de la Sala Tercera, Dra. Ligia Mónica Velásquez
Castaños, por ser voto disidente.

Fdo. Dr. Ruddy José Flores Monterrey


PRESIDENTE
Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez
MAGISTRADA

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