Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
La institución moderna del museo como una arquitectura planeada y acorde a la idea
europea de las bellas artes empieza a suscitarse en el seno del siglo XVIII a la par de otros
espacios destinados a otras obras tales como las salas de ópera y concierto. Podrían
localizarse antecedentes del museo, considerada según un templo de las musas o en
ambientes palaciegos, en las colecciones privadas y en las galerías personales como la de
Carlos V o la[ahora Instituto] de los Médici, cuyo acceso era limitado y privativo y en las
cuales se desplegaban otras relaciones y se producían otro tipo de sujetos; pero es a partir
de la generación de ciertos saberes y movimientos inscritos en un campo político que se
efectúa la transición del antiguo paradigma del arte al moderno así como los elementos
propios de dicho dispositivo: uno de ellos es la misma institución del museo como un lugar
(implícitamente estratégico y disciplinario) en el cual el nuevo sistema de arte pueda
realizarse, conservarse y funcionar. Pueden mencionarse algunos ejemplos de tales saberes
y movimientos como: el surgimiento de la idea europea de las "Bellas Artes"; la distinción
ya no de physis-techné, ars-natura sino de arte-artesanía, artista-artesano; la producción de
sujetos habilitados para relacionarse con las nuevas modalidades del arte; la diferenciación
de lo estético y lo funcional; la producción de criterios específicos y procesos de selección
para designar a que obras les corresponde el estatuto de arte; la jerarquización de la
contemplación y la utilidad dada su proximidad o distancia con el espíritu, de lo artístico
García Gómez Fabián Problemas de Estética.
con respecto a aquello que antes era considerado bajo la forma de arte y que ahora viene a
ocupar un papel de secundario; la confección de conceptos y personajes propios del nuevo
paradigma; la actitudes propias de la estética, etc.
La figura del museo es bastante peculiar, ya que ella misma además de ser un espacio
privilegiado que contiene a las obras artísticas y en el cual se tiene acceso a la experiencia
estética, es una figura que oscila o mejor dicho, habita en el en medio de la división
García Gómez Fabián Problemas de Estética.
Algunos dirán que puede omitirse o puede no tomársele tanta seriedad al carácter funcional
de la arquitectura y sobre todo a una de sus singularidades, el museo, y remarcar más su
índole artística; que dicha singularidad arquitectónica es una obra de arte exhibida junto a
las demás obras de arte que contiene. Pero tal postura implicaría negar la posibilidad de
realizar las preguntas: ¿Es el museo un espacio cuyo carácter es únicamente estético? o
afirmando este acento funcional ¿Es dicha funcionalidad únicamente una funcionalidad
referida a lo artístico? ¿No se desenvuelven en el museo otro tipo de relaciones además de
las relaciones artísticas? Aseverar y remarcar la función de la pieza museística además de
su estatuto artístico es un acto necesario si se desea encontrar y develar en ella
implicaciones políticas, relaciones de poder, violencia dentro del sistema del arte, ejercicios
de poder en la modalidad de la contemplación, etc.
Es curioso notar que la constitución del museo como la conocemos hoy en día (excluyendo
las flexibilidades museológicas y museográficas de nuestro tiempo) se suscito y constituyo
a la par de los espacios penales durante el s. XIX. Dicho diseño arquitectónico se distribuyó
García Gómez Fabián Problemas de Estética.
de tal forma para poder asumir el sistema panóptico de control, vigilancia y disciplina.
Entendido de esta manera, el espacio penal fungía como un espacio disciplinario. Con
respecto a la disciplina Foucault nos dice:
“La "disciplina" no puede identificarse ni con una institución ni con un aparato. Es un tipo
de poder, una modalidad para ejercerlo, implicando todo un conjunto de instrumentos, de
técnicas, de procedimientos, de niveles de aplicación, de metas; es una "Física" o una
"anatomía" del poder, una tecnología"2
"(…) yo llamo sociedad disciplinaria por oposición a las sociedades estrictamente penales
que conocíamos anteriormente. Es la edad del control social"4
Dentro del campo del poder se gestan estas dinámicas, estrategias y relaciones dedicadas a
disciplinar hombres o mejor dicho (antes de designar individuos bajo el concepto de
humano) al sí-mismo, a disciplinar cuerpos. Las relaciones de poder así como las
estrategias disciplinarias hacen del cuerpo su blanco, su objetivo al cual apresan,
descomponen, organizan, marcan, someten, desarticulan, articulan y confeccionan dentro
de un área organizada, demarcada con tal de que el cuerpo pueda ser localizado, observado
y se comporte según lo espacios que se le asignen y en los cuales quede situado para
desenvolverse de maneras especificas. El cuerpo, el sí-mismo, en el momento de su
aparición es presa inmediata de estas estrategias y queda sujetado a estas relaciones de
poder.
"Pero el cuerpo está también directamente inmerso en un campo político; las relaciones de
poder operan sobre él una presa inmediata; lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a
suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos
signos". 5
García Gómez Fabián Problemas de Estética.
Todos los espacios según este dispositivo, quedan entonces organizados, constituidos de tal
manera que el cuerpo pueda ser siempre observado, domesticado y orientado a ciertas
actitudes y modalidades de despliegue. Y de esta constitución y distribución espacial el
museo no logra escaparse. Antes de atribuir el surgimiento de la singularidad
arquitectónica del museo al creciente valor de exhibición de la obra de arte, debe notarse
que el espacio museístico fue diseñado y construido como los demás espacios según este
dispositivo disciplinario. En él, desde su surgimiento, se ejercen tales dinámicas de poder,
las cuales fueron perfeccionándose al mismo tiempo que el desarrollo del sistema penal.
Todo el saber del moderno sistema del arte producido entre el siglo XVIII y XIX, a saber,
las nociones ya mencionadas con anterioridad (el surgimiento de la idea europea de las
"Bellas Artes"; la diferenciación ya no de physis-techné, ars-natura sino de arte-artesanía,;
las nuevas modalidades del arte; la diferenciación de lo estético y lo funcional; la
producción de criterios específicos y procesos de selección para designar a que obras les
corresponde el estatuto de arte; la jerarquización de lo artístico con respecto a aquello que
antes era considerado bajo la forma de arte y que ahora viene a ocupar un papel
secundario; la confección de conceptos y personajes propios del nuevo paradigma; las
actitudes propias de la estética, etc.), proporcionan ya de manera implícita tecnologías,
modos, dinámicas, métodos, para abordar e incidir en lo cuerpos y en la sensibilidad. A
partir de esto, el cuerpo, atravesado siempre por el poder, inscrito e inmerso siempre en un
campo político, ya es colocado y dispuesto de maneras especificas en el momento de
enfrentarse con el ámbito artístico. Estas dicotomías de arte-artesanía, contemplación-
utilidad, etc., desarticulan, descomponen y organizan de cierta manera al cuerpo, a la
experiencia y la sensibilidad. Situándonos en una cierta posición y adoptando una mirada
microscópica puede observarse como los sentidos y los órganos aquí juegan un papel
decisivo: en este arreglo (y en otros tantos) se sustenta el sistema mismo de las bellas artes.
El cuerpo al ser descompuesto permite vislumbrar como los sentidos son ordenados según
un plano de estratificación y se les atribuye relevancia según su relación con la obra de arte.
De los 5 sentidos la vista y la audición son los sentidos privilegiados, los indicados para
posibilitar la experiencia estética; a los demás se les otorga un papel secundario dada su
cercanía con lo funcional. En la descomposición de las bellas artes logra notarse que ellas
se construyen a partir de los mixtos conceptual-aconceptual, figural-afigural, imagen-ritmo,
García Gómez Fabián Problemas de Estética.
etc., y tanto la vista como la audición son adecuadas a estos mixtos y cumplen con los
requisitos necesarios para la percepción adecuada de las obras de arte. Los demás sentidos
son bastante difusos y se corresponden más con las artesanías, la funcionalidad y la
experiencia no-estética. Benjamin en sus estudios sobre la arquitectura logra notar dichas
organizaciones y jerarquías:
“Las edificaciones pueden ser recibidas de dos maneras: por el uso y por la contemplación.
O mejor dicho: táctil y ópticamente. De tal recepción no habrá concepto posible si nos la
representamos según la actitud recogida que, por ejemplo, es corriente en turistas ante
edificios famosos. A saber: del lado táctil no existe correspondencia alguna con lo que del
lado óptico es la contemplación. La recepción táctil no sucede tanto por la vía de la
atención como por la de la costumbre. En cuanto a la arquitectura, esta última determina en
gran medida incluso la recepción óptica. La cual tiene lugar, de suyo, mucho menos en una
atención tensa que en una advertencia ocasional. Pero en determinadas circunstancias esta
recepción formada en la arquitectura tiene valor canónico. Porque las tareas que en tiempos
de cambio se le imponen al aparato perceptivo del hombre no pueden resolverse por la vía
meramente óptica, esto es por la de la contemplación. Poco a poco quedan vencidas por la
costumbre (bajo la guía de la recepción táctil).”6
Puede observarse entonces está manera de ordenar el aparato sensitivo y como se disciplina
y organiza al cuerpo según una docencia estética, es decir, un conjunto de saberes
encargados de producir y componer un cuerpo dispuesto para la contemplación y la
adecuada recepción. De los órganos a los ojos y al oído se les domestica de manera tal que
puedan posibilitar la realización de la experiencia estética: situar la mirada a cierta
distancia, en puntos y coordenadas específicas durante una exposición de pintura y
escultura; dirigir y localizar puntos de relevancia en el campo de audición y otorgarle
mayor importancia a los sonidos de lo instrumentos que al sonido proveniente de otros
puntos así como guardar silencio en las salas de concierto; dirigir el campo de visión y
atribuirle mayor importancia al escenario teatral y a lo que en él se desenvuelve y reducirle
o disminuirle importancia visual al rededor; etc. Todo ello es un conglomerado de
tecnologías, prescripciones, rituales, métodos y saberes que intentan fabricar y darle cierta
disposición al cuerpo en el momento de situarse en el ámbito del arte. En el museo se le
García Gómez Fabián Problemas de Estética.
“En 1897, el director del Metropolitan Museum de NuevaYork podía describir con orgullo
el éxito de la vigilancia, de las advertencias y de unas pocas expulsiones: <ya no se ve a la
gente en las galerías de pintura hurgándose la nariz: ya no llevan a los perros consigo... ya
García Gómez Fabián Problemas de Estética.
no hay escupitajos de tabaco en el suelo de las galerías... ni criadas tomando a los niños en
brazos para que se asomen a las ventanas… ni gente silbando o llamándose entre sí a los
gritos> (Tomskin, 1989,84-85). El asunto pronto se convirtió no sólo en una cuestión de
decoro de la clase media sino más bien en la actitud estética adecuada en el <templo el
arte>" 7
Desde el principio, el diseño arquitectónico del museo asumió las estrategias disciplinarias
así como la estructura del panóptico para un mejor control y una mejor disciplina de los
cuerpos con respecto al sistema del arte moderno que no tiene más de trescientos años, -de
manera semejante que el diseño arquitectónico de las cárceles- y no fue sino hasta el siglo
XIX que se volvió evidente dicha adopción, al grado de que, a pesar de que en nuestros días
haya una mayor flexibilidad en la museografía, la museología, las interacciones, dinámicas
y los modos de desplazarse en el espacio museístico, sigue habiendo rezagos del dispositivo
disciplinario en la particularidad arquitectónica del museo:
1
Schelling F. Sistema del Idealismo Trascendental. Anthropos Editorial, 2005.
2
Foucault M. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Siglo veintiuno editores, 1998.
3
Foucault M. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Siglo veintiuno editores, 1998.
4
Foucault M. La verdad y las formas jurídicas. Gedisa Editorial, 1978.
5
Foucault M. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Siglo veintiuno editores, 1998.
6
Benjamin W. La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Discursos
Interrumpidos I. Taurus, 1989.
7
Shiner L. La invención del arte. Una historia cultural. Paidos Ibérica Editorial, 2004.
8
Foucault M. La verdad y las formas jurídicas. Gedisa Editorial, 1978.
García Gómez Fabián Problemas de Estética.
Fabián et ál.