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Drenaje transversal y longitudinal.

Drenajes transversales.

Las obras hidráulicas que encauzan y conducen las aguas a


través de las vías de comunicación, para descargarlas y eventualmente
restituirlas a los cauces interferidos por la vialidad, son las que constituyen
el drenaje transversal. Hay gran variedad de obras de drenaje
transversal, pero las mas representativas son: las alcantarillas y los
puentes con sus cabezales, los estribos, los disipadores de energía, y
otras obras similares relacionadas con ellos.

Es de advertir que, a pesar de los muchos tipos y diversas formas,


tamaño y materiales de las alcantarillas, las metodologías que rigen sus
proyectos tienen en común muchos de los puntos que se exponen a
continuaci6n, dejando el procedimiento y cálculos hidráulicos. Por otra parte,
los puentes, que pueden calificarse aisladamente como las obras más
importantes del drenaje transversal, interfieren sensiblemente con la hidráulica
fluvial.

Drenaje longitudinal.

Las obras de drenaje longitudinal, como su nombre lo indica, son


aquellas que conducen las aguas en dirección paralelas a la vía. Hay obras de
drenaje longitudinal que se proyectan en la misma vía con el objeto de
recoger las aguas pluviales que escurren sobre el pavimento y desalojarlas
antes de que se conviertan en un impedimento al trafico; tales son los canales
adyacentes a la vía, los sumideros y los colectores cerrados con todas sus
obras conexas, que sirven para la descarga al sistema general de drenajes.

Es oportuno recordar que la calzada propiamente dicha tiene pendiente


transversal, lo que favorece el escurrimiento de las aguas hacia estas obras de
drenaje longitudinal, por lo que uno de los primeros análisis de un sistema de
drenaje debe referirse a los puntos bajos y depresiones creados por curvas
verticales o peralte.
Hay otras obras de drenaje longitudinal que son proyectadas para interceptar
las aguas antes de que lleguen a las cercanías de la vía, protegiéndola así
contra los efectos de erosivos; entre ellas se encuentran las obras de
canalización de los causes adyacentes a la vía, los canales de protección de
cortes y rellenos; y las obras que encauzan el drenaje natural cuando este se
hace difundido sobre los conos aluviales. Además de las obras citadas, hay
otras que, si bien se han clasificado así, no podrían identificarse estrictamente
como parte del drenaje longitudinal, tales son las obras de drenaje en sitios de
bote creados para la construcción de la vía y las modificaciones tanto al
drenaje urbano como al drenaje agrícola interferido por la vía.
Diseño.

Para la obtención del caudal de diseño y la definición de cada obra


específica de drenaje transversal, se han seguido las siguientes dos etapas,
mediante las cuales se permite su determinación.

En primer lugar se determinan las cuencas interceptadas por las obras


de la carretera proyectada, y se determinan sus caudales de diseño.

En segundo lugar, con los caudales de diseño ya definidos y la


localización de las obras también definida se procede a diseñar las distintas
obras que constituirán el drenaje transversal en cuanto a sus especificaciones
básicas: tipo de obra, entrada, salida, dimensiones, pendientes, definición de
su funcionamiento hidráulico, etc...

La definición de las cuencas que se ven interceptadas por la carretera


proyectada y los estudios que se han llevado a cabo con las mismas para la
determinación de los caudales que aportan a la altura del punto de intersección
y desagüe, se han realizado en sucesivas etapas:

- Delimitación de las cuencas interferidas por las obras.

- Evaluación de las características físicas de las cuencas.

- Selección del método de cálculo.

- Selección del período de retorno.

- Obtención de la Intensidad media de Precipitación.

- Obtención del coeficiente de Escorrentía.

- Caudales de referencia de cada cuenca.


Definida las cuencas, se procede a la determinación de sus parámetros
físicos más significativos, que servirán para el cálculo de los caudales según el
método a utilizar.

Los parámetros determinados han sido los siguientes:

- Superficie.

- Desnivel entre cota máxima y mínima de la cuenca.

- Longitud del cauce principal.

- Pendiente.

- Tiempo de concentración.

El método de cálculo que se emplea para la obtención de los caudales


de cada cuenca, así como para el dimensionamiento del sistema hidráulico de
drenaje transversal, es el contenido en la Norma 5.2-I.C. "Drenaje Superficial".
Según esta norma, se ha seleccionado el Método Hidrometeorológico para el
cálculo de los caudales.

La aplicación de este método, basado en asignar una intensidad media


de precipitación a una superficie cuya escorrentía ha sido estimada
previamente, es apropiado sólo en pequeñas cuencas, tal y como sucede en
nuestro caso, motivo por el cual lo elegimos para el cálculo del caudal de
diseño de la obra de drenaje transversal.

El coeficiente de escorrentía, que define la proporción que la


componente superficial de la precipitación supone respecto a la total caída
sobre una cuenca, dependerá de la razón entre la precipitación diaria Pd
correspondiente a la intensidad de dicha lluvia I y a su período de retorno T y a
la precipitación Po o umbral de escorrentía a partir de la cual se inicia ésta.
Para el diseño de la Obra de Drenaje Transversal se han considerado
por separado sus elementos: entrada, colector o desagüe y salida. Las
tipologías empleadas para estos elementos han sido:

- En embocadura, para acoplar el colector al terreno en la entrada de la obra


de drenaje, se han considerado las incluidas en la Instrucción 5.2-I.C. de
Drenaje superficial. Éstas son las de "conductos exentos", "con aletas" y las
"ataluzadas". Por el mejor funcionamiento que presentan para los desagües, al
mismo tiempo que protegen los terraplenes y la estabilidad de excavaciones,
se ha procedido a la implantación de embocadura con aletas a 30º respecto del
eje de la obra de drenaje.

-Los colectores se ha considerado tubos rígidos tipo 3, 5, y 7 realizados en


hormigón armado y marcos unicelulares de todos los tipos. Se han extraído de
la colección de Pequeñas Obras de Paso.

- En la salida de esta obra se ha seguido siempre el mismo criterio que en la


embocadura, utilizándose muros de acompañamiento o aletas y solera de
hormigón, siempre que esto sea posible.

- En los casos en los que sea necesario bajar la cota del la obra de drenaje
transversal, debido a la falta de cota roja, porque se rebasaría la cota de la
rasante de la carretera, se ejecutará una rápida de hormigón y protegida con
escollera unos 20 metros antes de la tubería o marco, garantizando así el
correcto funcionamiento de los mismos.

Las conducciones se han diseñado de forma que tengan una única


alineación tanto en planta como en alzado, para mejorar las características del
funcionamiento hidráulico evitando giros y cambios de pendiente que pudieran
originar variaciones bruscas del régimen hidráulico en el interior, originando
daños por depresiones y sobrepresiones, sedimentaciones o erosiones
localizadas, etc. Además así se mejora su mantenimiento y revisión durante la
explotación de la carretera.
Características de los drenajes superficiales.

A la hora de proyectar el drenaje de una carretera deben tenerse


presentes una serie de características que influyen directamente en el tipo de
sistema mas adecuado, así como en su posterior funcionalidad. Los mas
destacables son:

CARACTERISTICAS TOPOGRÁFICAS: Dentro de este grupo se engloban


circunstancias de tipo físico, tales como la ubicación de la carretera respecto
del terreno natural contiguo en desmonte, terraplén a media ladera, la tipología
del relieve existente llano, ondulado, accidentado o a la disposición de sus
pendientes en referencias a la vía.

CARACTERISTICAS HIDROLÓGICAS: Hacen referencia al área de la cuenca


de recepción y aporte de aguas superficiales que afectan directamente a la
carretera, así como la presencia, nivel y caudal de las aguas subterráneas que
puedan infiltrarse en las capas inferiores del firme.

CARACTERISTICAS GEOTÉCNICAS: La naturaleza y la características de los


suelos existentes en la zona condiciona la facilidad con la que el agua puede
llegar a la vía desde su punto de origen, así como la posibilidad de que
ocasione corrimientos o una erosión excesiva del terreno. Las propiedades a
considerar son aquellas que afectan a su permeabilidad, homogeneidad,
estratificación o compacidad, influyendo también la existencia de la vegetación.
Objetivos y finalidad de los drenajes.

o Evacuar de manera eficaz y lo mas rápidamente posible el agua caída


sobre la superficie de la rodadura y los taludes de la explanación
contiguos a ella. Por supuesto, deberán evitar la inundación de los
tramos más deprimidos de la vía.
o Alejar del firme el agua freática, así como los posibles acuíferos
existentes, empleando para ellos sistemas de drenaje profundo.
o Prestar especial atención a los cauces naturales, tales como barrancos o
ramblas, disponiendo obras de fábrica que no disminuyan su sección
crítica para períodos de retorno razonables. Debe recordarse que las
avenidas son la principal causa mundial de destrucción de puentes.
o No suponer un peligro añadido para la seguridad del conductor,
empleando para ello taludes suaves y redondeando las aristas mediante
acuerdos curvos, evitando así posibles accidentes adicionales.
o También debe cuidarse el aspecto ambiental, procurando que produzca
el menor daño posible al entorno.

Diferencia básica entre el drenaje transversal y longitudinal.

La diferencia principal es que el drenaje longitudinal canaliza las aguas


caídas sobre la plataforma y taludes de la explanación de forma paralela a la
calzada, restituyéndolas a sus cauces naturales. Para ello se emplean
elementos como las cunetas, caces, colectores, sumideros, arquetas y
bajantes… Mientras que el drenaje transversal permite el paso del agua a
través de los cauces naturales bloqueados por la infraestructura viaria, de
forma que no se produzcan destrozos en ésta última. Comprenden péqueñas y
grandes obras de paso, como puentes y viaductos.
Introducción.

El objeto del drenaje en las vías, es en primer término, el reducir al


máximo posible la cantidad de agua que de una y otra forma llega al mismo, y
en segundo término dar salida rápida al agua que llegue a la vía.

Para que un vía tenga buen drenaje debe evitarse que el agua circule
en cantidades excesivas por el mismo destruyendo el pavimento y originando la
formación de baches, así como también que el agua que debe escurrir por las
cunetas se estanque y reblandezca las terracerías originando pérdidas de
estabilidad de las mismas con sus consiguientes asentamientos perjudiciales.
Debe evitarse también que los cortes, formados por materiales de mala calidad,
se saturen de agua con peligro de derrumbes o deslizamientos según el tipo de
material del corte, y debe evitarse además, que el agua subterránea
reblandezca la subrasante con su consiguiente peligro.

El prever un buen drenaje es uno de los factores más importantes en el


proyecto de una vía y por lo tanto debe preverse desde la localización misma
tratando de alojar siempre la vía sobre suelos estables, permanentes y
naturalmente drenados. Sin embargo, debido a la necesidad de un
alineamiento determinado, la vía puede atravesar suelos variables, permeables
unos e impermeables otros, obligando ello a la construcción de obras de
drenaje de acuerdo con las condiciones requeridas. La experiencia en el
análisis y estudio de muchas vías en mal estado ha enseñado que el drenaje
inadecuado más que ninguna otra causa, ha sido el responsable del daño que
han sufrido.

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