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EL SACO LARGO

Personajes
1. Mujer mandona (Ruperta)
2. Marido Sumiso (florentino)
3. Compadre.
4. Mujer del Compadre

(EN LA ESCENA APARECE EL MARIDO HACIENDO LOS QUEHACERES DE LA CASA)


Mujer: (Con voz de autoridad) Hiciste todo lo que te ordene
Marido: Si Ruperta
Mujer: y la comida
Marido: ya está lista.
Mujer: (Prueba la comida de la olla) pero esto es un asco…limpia acá
Marido: Pero si ya lo limpie hace rato.
Mujer: de nuevo limpia (Tira la olla al piso)… límpialo…se ha ensuciado otra vez…lo que pasa es que no te gusta hacer nada.
Siempre estás cansado…te la pasas haraganeando…
Marido: (Asustado y nervioso) está bien mi amor.
Mujer: Bueno, bueno. Mira lo que me compre (saca de una bolsa un vestido lindo y hace que se lo prueba y a él le da un
mandil de regalo) que tal me queda…y para ti te traje esto…
Marido: este…un poquito chico.
Mujer: ya vas a empezar de nuevo… siempre con los mismo (se hace la que llora)…no te das cuenta que yo me sacrifico
para que a ti y a los chicos no les falte nada…yo me mato trabajando
Marido: Te queda lindo el vestido…póntelo… para apreciarlo mejor mi amor…yo también me pondré el mío.
Mujer: Lo compre por que hoy es el cumpleaños de mi jefe y quiero verme regia.
Marido: Siéntate te voy a servir tu comida…
Mujer: (Mira su reloj) Huy no… se me hace tarde…en el camino como algo…ha y cuando vuelva…quiero encontrar todo
limpio…me has entendido (Gritando) pobre de ti que no me obedezcas.
Marido: si mi amor. (Limpia la casa)
ENTRA EL COMPADRE QUE ESCUCHO TODO DESDE AFUERA.
Compadre: (Se saludan) Hola compadrito…(Sorprendido) mi compadre…limpiando…lavando platos, barriendo no pues
compadre…estas ofendiendo al sexo masculino…
Marido: es que… la mujer es de carácter fuerte
Compadre: Muy mal compadre…aunque así fuera compadre…usted es el hombre de la casa…malo compadre. Muy malo… se
imagina compadre si se enteran los amigos…
Marido: por favor compadre no se los cuente. se lo ruego…
Compadre: está bien compadre, no se los diré…pero esto tiene que cambiar…se acuerda compadre, cuando éramos
chibolos…como todas caían rendidas a sus pies…con esa pinta que se manejaba…esa paradita de tigre que tenía … y ahora ni
para el gato.
Marido: si compadre, se acuerda (eleva su autoestima)
Compadre: sabe compadre le voy a dar unos consejos…así chato como me ve, yo mando en mi casa.
Marido: Verdad compadre con esa mujeraza.
Compadre: Claro compadre, ella hace todo lo que yo le digo…hasta me besa los pies… pero ahora le voy ayudar…le voy a dar
un consejo (Piensa) Haber parece firme…
Marido: Así (Se para como tonto)
Compadre: más o menos…más o menos … ahora diga esto , en voz alta... esto se acaboooo¡
Marido: esto se acabó (con voz débil)
Compadre: pero póngale más ganas compadre, con voz de tigre….esto se acaboooo.
Marido: esto se acabooo… ¿y usted cree que dará resultado?
Compadre: Si compadre resultara ¡es efectivísimo…hágalo como le digo…cuidado creo que ya viene mi comadre….buena
suerte compadre… me esconderé aquí para darle fuerza.
ENTRA LA MUJER.
Mujer: hiciste todo lo que te ordene… (El marido la mira en silencio) que me miras…
Marido: (Grita) esto se acabooo!
Mujer: que diceeeeees!(Grita con fuerza y asusta a su marido)
Marido: (Con miedo y temblando) este…se acabó el detergente, la leche, el arroz, el aceita, el gas, el azúcar, etc.
Mujer: ha yo pensé que era otra cosa…
SALE EL COMAPADRE DEBAJO DE LA MESA RAPIDAMENTE Y SORPRENDE A LA COMADRE
Compadre: comadrita de mi corazón…
LA MUJER DEL COMPADRE ESCUCHA DESDE AFUERA LA VOS DE SU MARIDO Y ENTRA MUY ENOJADA, GRITA.
Comadre: Oye tu sinvergüenza que haces aquí…quien te dio permiso para salir a la calle.
Compadre: esteeee mi amooor…(Muy nervioso y lloroso)
Comadre: Ya hiciste las cosas en la casa… (Grita)dimeeeee…sinvergüenza¡¡ …ven aquí…ya te he dicho yo…que no salgas de
la casa sin mi permiso¡¡…(Lo golpea y grita furiosa) sinvergüenza(lo cachetea) … Aprovechas rápido mi ausencia para salir a la
calle…que te crees haaaaaa… …ya me imagino lo que habras dicho…seguro que tu mandas en la casa y yo te beso los
pies….típico de ti decir siempre eso. Ya me tienes cansadaaaa…con ese cuento.
Compadre: Perdóname mi amor…no me pegues. (Grita de miedo)
Comadre: Callateeee….tuuuuu mandas en la casaaaa…dime pues….dime….dime…dime
Compadre: No mi amor…perdón…no lo vuelvo hacer (se pone de rodillas y llora)
LA COMADRE LO SACA A EMPUJONES LO GOLPEA.

Obra teatral: Los ladrones


LOS LADRONES

PERSONAJES:

Dueño.
Ladrón 1
Ladrón 2
Ladrón 3
Matilde.

Escenografía (Sala de una casa, un escritorio.)

(Los ladrones entran en casa encuentran a una mujer sola la atrapan forcejean con ella la amarran y la encierran en su cuarto, luego un
ladrón forcejea cajón, los demás con sacos al hombro)
Dueño: (ENTRANDO VIOLENTAMENTE) ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Dónde está Matilde? (MIRA A TODOS LADOS SORPRENDIDO)

Ladrón 1: (DEJA CAER LOS SACOS) Está en su cuarto amordazada.


Dueño: ¿Amordazada?... ¿Y por qué? (FURIOSO)
Ladrón 2: ¡No grite!... y empiece por decirnos ¿quién es usted?
Dueño: ¡El dueño de esta casa pues!
Ladrón 3: (SORPRENDIDO) Pero si Matilde nos ha dicho que Ud. viajo. Si pero...se me ha ocurrido volver. ! Y aquí
estoy! (MIRA A LOS TRES). Y ahora ¿Puedo saber qué diablos están haciendo en mi casa?
Ladrón 1: Buscamos las llaves de estos cajones...(SEÑALA EL ESCRITORIO). Pero ha llegado usted muy a tiempo.
Dueño: !Si¡... ya lo veo (IRÓNICO)
Ladrón 2: Nos hemos vuelto locos buscándolos, queríamos evitarnos la molestia de romper estos cajones.
Dueño: !Ahhh¡ !Canallas¡ ¿Se han metido en mi casa para robarme?...¡Espérense que me comunique con la policía!...
(VA AL FONDO)
Ladrón 3: (CORRE Y SE LO MUESTRA). No se moleste señor, hemos cortado el cable del teléfono.
Dueño: !Gritare¡ (ASUSTADO)
Ladrón 1: Seria inútil no se olvide que estamos en el séptimo piso. Lo mejor será que nos entregue las llaves.
Dueño: ¿Y para que quieren ustedes, las llaves del escritorio?
Ladrón 2: !Para buscar el dinero pues¡(BURLÁNDOSE DEL DUEÑO DE LA CASA)
Dueño: !Ladrones, bandidos¡ No tardaran en tener su castigo.
Ladrón 3: ¡Qué tontería caballero! ¡No se ponga así! ¡Sea razonable!
Dueño: ¡No puedo hablar de otra manera con sinvergüenzas como ustedes…!
Ladrón 2: (LO COGE DEL CUELLO Y LO AMENAZA CON EL ARMA) !Mida sus palabras¡ No contestaremos a sus
injurias, pero si no se porta bien.
Dueño: (ARREGLANDOSE EL CUELLO DE LA CAMISA). ! Tiene gracia! Póngase en mi lugar ¡Se meten en mi casa,
me arruinan y aun pretenden que los trate como si fueran personas decentes!
Ladrón 3: (ENFURECIDO) Pero no podemos tolerar que nos insulte.
Dueño: Bueno… No les insultare más, veo que son personas inteligentes y razonables. Si me dan su palabra de honor
de no llevarse las cosas, les diré dónde está el dinero y les prometo no denunciarlos. ¿Aceptan?
Todos: ¡Si señor!
Dueño: Muy bien, ahora escuchen, abran esos cajones y encontraran el dinero en el fondo de los sobres.
Ladrón 1: (CONTENTO)! Aquí esta!(LO MUESTRA Y SE LOS REPARTEN)
Ladrón 2: Tome sus cosas (PONEN EN SUS BRAZOS DEL DUEÑO)
Dueño: Gracias. (QUEDA CON LSO SACOS EN LOS BRAZOS). Entraron por la escalera de servicio… ¿No es cierto?
Ladrón 3: Siii
Dueño: Pues al salir, háganme el favor de cerrar con llave no sea que entren ladrones.
Ladrón 2: ¡Descuide!
Ladrón 1: A la pasada avisaremos a la compañía del teléfono para que vengan a arreglarla.
Dueño: ¡Muy bien y muchas gracias!
Ladrón 3: ¡Adiós Señor. Y no se olvide que nos prometió no denunciarnos!
Dueño: ¡Adiós y buena suerte!(AL PÚBLICO) Cuando les cuente esta historia a mis amigos, tendrán que reconocer que
se arreglármelas muy bien en las circunstancias más difíciles

Obra de teatro: Esto es un asalto


Título: ¡¡¡Esto es un asalto!!!
Autor: Fabián Choque

Personajes:
El Pillo
El Gandaya
La Cajera
La Clienta
El Policía

(Mientras se encuentran haciendo sus cosas rutinarias en el banco, dos personas con máscara entran y gritan)

El Pillo: ¡¡¡Esto es un asalto!!! ¡¡¡Arriba los monos!!! (La clienta y la Cajera se miran extrañados. Él pone la punta de la pistola en su cabeza y se
queda algo pensativo) No, esperen.
El Gandaya: (Le dice en el oído y en voz baja) Se dice, “Arriba las manos”
El Pillo: ¡Ah, chuma verdad! ¡¡¡Arriba las manos!!! (Las dos reaccionan y recién comienzan a asustarse)
El Pillo: ¡Quiero que me den todo el dinero que tienen! ¡Para hoy!
La Cajera: Muy bien. ¿Me dan el número de su cuenta, por favor?
El Pillo: Sí, anote es el… (El Gandaya golpea la cabeza de su compañero)
El Gandaya: ¡No seas tonto, oe! (Mira a la encargada) Mételo todo en estas bolsas ¡Y rápido!
La encargada: ¡Sí, en seguida! (Va a colocar el dinero en las bolsas que les dio).
La Clienta: ¿¡Pero dónde está la policía cuando se le necesita!?

(En eso, sale del baño el oficial; flojo y totalmente indiferente ante la situación)

El Policía: ¡Ay, qué rico! (Voltea y ve a la Cajera y a la Clienta tiradas en el suelo boca abajo) ¿Qué está haciendo ahí? ¿Qué, está calientito el
piso o qué? (Ella le señala con el dedo a los asaltantes) ¿Qué pasa? (Voltea y ve la punta de las pistolas en su cara) (Se asusta y comienza a
gritar) ¡¡¡Mamaaaaaaaa!!!! (Al instante se arrodilla y junta sus manos) ¡Por favor, no me maten tengo esposa con dos hijos y otros tal vez por
ahí!… ¡Yo que sé pero por favor no me maten por su madrecita linda!
La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Pero qué clase de policía es usted, que no cumple su deber aprehendiendo a esos rufianes!?
El Policía: (Le quita la pistola al Pillo y se la muestra a la Clienta) ¿¡Y qué, no ha visto el tamañote de arma que tienen!? (Se la devuelve al
asaltante)
La Clienta: (Se coge la cabeza) ¿Y para esto pago mis impuestos?
El Gandaya: ¡Al suelo usted también! ¡¡¡Rápido!!!
El Policía: ¡Ya voy! ¡Ya voy! (Se echa al suelo, al costado de la Clienta y ella le dice)
La Clienta: (Dice con sarcasmo) “¡Ahora que usted está a mi lado, me siento más tranquila!”
El Policía: ¿Ah sí? ¿Y qué cree? ¿Qué yo soy superman, que las balas me chocan y rebotan?
La Clienta: ¡Ya mejor…cállese la boca!

(Llega la Cajera con las bolsas de dinero)


La Cajera: (Le da toda atemorizada) Acá está.
El Gandaya: Espero que esté todo.
La Cajera: Si desea, lo puede contar.
El Pillo: A ver... (Abre la bolsa y sacando el dinero, comienza a contar) 100, 200, 300… (El Gandaya toma la mano de su compañero y lo mira con
ojos furiosos) ¡Pero compañero! Hay que estar seguros que no nos falte nada…
El Gandaya: Guarda… eso… ahora… ¿Ok?
El Pillo: Muy bien, pero luego no vengas a reclamar que te han robado, ah.
El Gandaya: Si no te callas ahora, vas a estar con ellos en suelo.
El Pillo: No te quejes después, no más…
El Gandaya: ¡¡¡Ya!!! (Mira a la Clienta y a la Cajera) Bueno bueno, estos caballeros, se retiran. Muchas gracias por su colaboración.
El Pillo: Sí, y para cualquier asalto o secuestro, acá está nuestra tarjeta (Se las entrega mientras lo quedan mirando con extrañeza)
El Gandaya: Este… (Extiende su mano hacia la tarjeta) ¿Me lo prestas un momento?
El Pillo: Sí, las acabo de mandar a hacer, ¿Te gusta? (Comienza a leerlo y mientras lo hace, la expresión en su rostro comienza a cambiar)
El Policía: ¡Inaudito!, ¡Ahora hasta los asaltantes hacen su “cherry”! ¡Qué tal raza!
La Clienta: ¡Usted cállese, que para policía es un completo inútil!
El Policía: ¡Oiga no le permito que me insulte! ¡A la policía, se le respeta!
La Clienta: ¡Qué “a la policía se le respeta”! ¡Si usted para lo único que sirve, es para comer e ir al baño! (Los asaltantes discutían en silencio
sobre la tarjeta)
El Gandaya: ¿¡Pero has gastado la plata en esto!? ¿¡Qué tenías en la cabeza!?
El Policía: Una pierna de pollo. Sí, eso es lo único que pude comer. Me va a perdonar ¿Pero, sabe usted a qué se parece?
El Pillo: A la “Tía Camote”, a ella le encargué las tarjetas.
El Gandaya: Mira ya olvídalo y vámonos (Ve a las personas) Bueno fue un gusto hacer trato con ustedes, nos vamos (Los dos se retiran
apuntándoles con sus armas mientras que los otros se quedan en el suelo asustados, hasta que se fueron. A los pocos segundos, entra El Pillo
rápidamente y les deja la tarjeta)
El Pillo: (Habla en voz baja) Acá abajito está el número, llámenos (Al instante de dejarles la tarjeta, se va. Todos se quedan mirándolo muy
sorprendidos y extrañados. Luego, se levantan).
El Policía: (Todo cursi, toma la palabra) Tuvieron suerte esta vez (La Clienta lo mira con indignación).
La Clienta: Mire, mejor cállese antes que me amargue (Va donde la Cajera y la encuentra maquillándose) ¿¡Y usted, qué está haciendo?
La Cajera: ¡Ay pues con todo esto, se me cayó todo el maquillaje!
El Policía: Bueno lo que es por mí, esta pelea me ha dado hambre. ¡Ya regreso, voy a comer!
La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Y usted a dónde cree que va!?
El Policía: ¿Qué? ¿También quiere un sanguchito? Hay de pollo, de chancho de…
La Clienta: ¡Qué sanguchito, ni que “ocho cuartos”! ¡Lo que debe hacer es investigar este asalto para atrapar a los asaltantes!
La Cajera: Este lo único que atrapa es una papa rellena con ensalada.
El Policía: Y un poco de ají.
La Clienta: ¡Esto es el colmo de la desfachatez! ¡Me voy de aquí! (Se retira totalmente molesta)
El Policía: Bueno, yo sí me voy a comer. Ya vengo (Se va todo despreocupado)
La Cajera: Y aprovechando que no hay clientela, voy al baño a maquillarme. (Se va caminando como si fuera una modelo de pasarela

Obra Teatral: Se vende una mula


“SE VENDE UNA MULA”

PERSONAJES:

Don Briagoberto___________________ 40 años


Doña Brígida______________________ 38 años
July______________________________ 19 años
Leocadia__________________________ 32 años
Alberto__________________________ 30 años
Pantaleón________________________ 35 años

PRIMERA ESCENA
(Briagoberto y su esposa Brígida)

Briagoberto (leyendo el periódico): Nada, nada bueno, en este periódico.

Brígida: ¿Pues qué noticias estas leyendo viejo?

Briagoberto: Un poco de todo. Aquí dice que la mayoría de los hombres se están yendo al otro lado del río.

Brígida: ¿Al Apatlaco?.


Briagoberto: ¡No mujer!, me refiero a los U.S.A. Dicen que sus salarios son miserables, que gana más un chofer o un fayuquero que ellos.

Brígida: ¿Y porqué no protestan?.

Briagoberto: Pues...porque se les arrugan...las palabras digo...porque están divididos y se temen unos a otros.

Brígida: Bueno, ¿Y qué otras noticias leístes?.

Briagoberto: También leí un artículo de política. De cómo los candidatos se parecen a Daniela Romo...prometen y prometen...y nada.

Brígida: Ay, viejo, mejor vamos a comer que tengo un hambre feroz.

Briagoberto: Tienes razón, vamos. (Salen de escena los dos).

SEGUNDA ESCENA
(Brígida y su hija July)

July: Mamita, mamita, quiero mostrarte algo muy íntimo


.
Brígida: Pues, con que no sea tus calzones remendados o el lunarcito que tienes por la coliflor, ¿No sé qué otra me quieres enseñar?

July: Ay mamá, me estás apenando. Lo que te quiero enseñar es una carta de Alberto, en la que me pide que le dé...que le dé...

Brígida: No hija, no se lo des. Yo sé por qué te lo digo. Así me pasó con mi primer novio...y no me cumplió.

July: Mamá, sospecho que no me entendiste bien, mi novio desea que le de mi mano, ¿Comprendes?, quiere casarse conmigo.

Brígida: ¡Ay chispas!, ya me quemé.

July: Dice en su carta que vendrá hoy mismo para hablar con papá y pedirle mi mano, tengo miedo que lo reciba mal, ya sabes qué genio tiene.

Brígida: Hija, no temas el que temió ya se murió.

July: No mamá si está vivo y va a venir a la casa.


Brígida: ¿Qué me habrá querido decir?. Haber dame la carta yo me encargaré de arreglar esto.

July: Tenla mami, lela, lela.

Brígida: Noo me insultes, no me insultes, que soy tu madre. Bueno ya déjame leer tu carta. (Leyendo en voz alta). Mi querida guerita.

July: No mamá, güerita. Lo que pasa es que le faltó las diéresis

Brígida: ¡Ah, vaya!, ya me extrañaba (Continúa leyendo). ¡Tú sabes que mi caca...cariño es infierno!

July: No mamá, es eterno.

Brígida: “Y que yo no puedo permanecer lejos de ti, tú sabes cuanto te araño por las noches”, ¡July!.

July: ¡Ay mamá!, pareces jardinera cuando lees sin lentes: las riegas. (Le quita la carta y la empieza a leer). Él dice: “T extraño por las noches”.
Mira mami, mejor ponte tus lentes (Le coloca los lentes que están puesto en algún lugar cercano a ellas) y sigue leyendo.

Brígida: “Y estoy decidido a pedir tu mano, hoy hablaré con tu Padre, tuyo....Alberto”.

July: ¿Verdad, qué es maravilloso esto, mamá?, pero tengo miedo.

Brígida: Hijita, “no te apures, para que dures”; yo arreglaré esto con tu padre. Mira hablando del buey de Roma y él que se asoma.

July: Rey mamá, rey.

Briagoberto: Oye vieja, ¿la comida es para hoy o para el mes que entra?, porque ya llevo un buen tiempo esperando en el comedor, y no veo
claro, no veo claro.

Brígida: Has de tener legañas en los ojos. Bueno ya cállate viejo gruñón. ¿No ves que estoy toda atarantada con lo de la niña?

Briagoberto: ¿Y qué tiene la niña?, ¿A poco, ya empezó a soñar con Luis Miguel, Ricky Martín, Mijares o Chente Fernández?

Brígida: No seas sonso, viejo. Lo que ocurre es que hoy vendrá su novio a pedirte su mano.

Briagoberto: ¿Cómo que su novio?, si yo ni sabía nada.


Brígida: ¿Y eso qué importa?. Lo importante es que vendrá y debes dar tu autorización.

Briagoberto: Primero muerto, que dar mi permiso.

Brígida: Mira viejo, no le busques tres pies al gato sabiendo que tiene dos. Recuerda como te deje la última vez.

Briagoberto: ¡Ah!, eso fue porque me agarraste como el Tigre de Santa Julia...en el baño.

Brígida: Mira por el motivo que sea, pero te puse un ojo de cotorra y otro de mapache. ¡Y ya no quiero discutir!. Piensa en que los hombres están
muy escasos y no debemos dejar escapar esta oportunidad.

Briagoberto: ¡Está bien!, ¡Está bien!. Si quiera díganme que tipo de chango es, para saber en qué manos vino a caer mi hija.

July: Mira, papito lindo, consiente en dar mi mano, no seas malo. Ya que cayó alguien, tú no quieres aceptar. Si supieras cuántas veladoras le
puse a la Virgen de las solteronas, y que además puse a San Antonio de cabeza comprenderías mi desesperación.

Brígida: No se hable, más del asunto. Ellos son jóvenes y merecen esta oportunidad, o ¿Quieres que nuestra hijita ande por atrás de ti?.

Briagoberto: ¡No!, ¡No!, ¡Por ahí no!, ¡Por ahí no!.

Brígida: No seas mal pensado, me refiero a esconderse. Además piensa que el amor es la luz.

Briagoberto: Sí, pero el matrimonio es el recibo. Que me pregunten como me ha ido a mí.

Brígida: No te quejes, no te quejes, que a otros les ha ido peor. Bueno entonces estamos todos de acuerdo.

Briagoberto: Estamos Kimosabi.

Brígida: Sì estamos, bueno iré a ver que la comida esté lista (Sale de escena).

Briagoberto: Qué vieja tan más alcahueta es tu madre...voy a aceptar pero que quede claro hija, sólo porque de que la mujer dice “me caso” y la
mula “no paso”, la mujer se casa y la mula no pasa, es decir, son igual de necias. No vaya a ser que vayas a salir con tu “domingo siete”.

July: ¿Y qué significa eso, papá?.

Briagoberto: Que no me vayas a salir con tu chipote chillón. Es decir, embarazada.


July: ¡Ay papá!, se nota que me tienes confianza.

Briagoberto: Bueno, hija. La burra no era arisca, los palos la volvieron así. Además, si quiera cuéntame cuánto tiempo tienes de conocer a ese
espantajo.

July: No le digas así papi. Él es un hombre decente y muy mono.

Briagoberto: ¿Entonces sus padres, fueron chita y king-kong?.

July: No seas así con él, eres muy injusto. Además ya tenemos mucho tiempo de conocernos, 15 días.

Briagoberto: ¿¡15 días!?, ¿Y crees que con dos semanas ya es suficiente para conocerse?. ¡Ay, hija!, tu madre y yo, duramos de novios 7 años y
ya de casados todavía no terminamos de conocernos.

July: Papá, no todos los casos son iguales. Nosotros sentimos eso que llaman: “amor a primera vista”.

Briagoberto: Ya tienes el demonio por dentro, muchacha. Que la Santa Torcuata de las Peras te ayude. No quiero ni imaginarme qué será de ti.

July: Estando a su lado no me pasará nada; además, la ciencia ya está muy adelantada.

Briagoberto: La adelantada fuiste tú...bueno, si aceptaré, no deseo que nada malo pase...aunque esto me hule mal, me hule mal.

July: Caray papi, pues ya lávatelo.

Briagoberto: No seas mandada hija, que en cuestiones de limpieza yo soy el primero. Ya sabes que no me falla mi baño los sábados.

July: Sí papá, ¡Qué lastima que sean sólo los sábados...pero de Gloria!.

Briagoberto: Ay July, siempre de bromista, ¿Qué pensará esta hermosa gente de mi?. Mira hija, dejemos este asunto por la paz y avísale a
Leocadia que si viene alguien a comprar la mula vieja que tengo en el corral, dile que le diga que me espere, porque ya me anda por deshacerme
de ella.

July: ¡Ah, sí!, la mula esa a la que le pusiste mi nombre. Mira que llamar July a una mula. Está bien papá, le avisaré inmediatamente.

Briagoberto: Bueno, mientras voy a comer porque ya hace hambre. (Salen de escena).
TERCERA ESCENA
(Alberto conoce a su Suegro)

(Leocadia se encuentra en escena, haciendo quehacer, entra a escena July buscándola)

July: (Gritando) ¡Leocadia!, ¡Leocadia!, ¿dónde estará?.

Leocadia: (Cantando la canción que se elegirá).

July: Leocadia, pues ¿Qué no me escuchaste?. Ya te busque por toda la casa, desde hace 10 minutos y no te hallaba. ¿Dónde estabas?.

Leocadia: Ay niña, pues es que cuando una está enamorada no escuchamos más que teñidos de campanitas.

July: Tienes razón Leocadia, tienes razón. (Haciendo una expresión de muy enamorada).

Leocadia: ¿Y de verás niña, para que me andaba buscando?.

July: Ah, mira, ya sabes que mi padre vende a july, la mula. ¿verdad?, bueno, si viene algún caballero a preguntar por ella, lo haces pasar y le
dices que espere un momento, mientras le avisas a mi papá.

Leocadia: Está bien, señorita así lo haré.

(Tocan la puerta, y no entra Pantaleón todavía).

July: (Diciéndolo al público) ¡Ay San Rodolfo el Greñudo!. Ojalá que mi papi no se arrepienta y le conceda mi mano a mi novio Alberto.

(Mientras termina el diálogo July Leocadia abre la puerta, y al terminar su dialogo le dice Leocadia).

Leocadia: Señorita en la perta esta, un caballero que desea hablar con su papá.

July: (Hablando al público). De seguro que es Alberto. ¡Ay, el corazón late y late como un burro sin mecate! (Diciendo a Leocadia). ¿Qué esperas
Leocadia hazlo pasar inmediatamente?.
Leocadia: Pásele señor, ésta usted en su casa.

Pantaleón: Buenas tardes, ¿Está el señor Briagoberto?.

July: (Aparte). No es él...que desilusión. (Refiriéndose a Pantaleón) Siéntese, caballero, mi padre vendrá en un momento. De seguro que ya
estará terminando de comer

Pantaleón: Deje usted que termine bien de comer y volveré dentro de 10 minutos. Por favor dígale que deseo comprarle la mula que vende.

July: Está bien señor, le daré el recado a mi padre. Ya me estoy impacientando porque no viene Alberto. Dijo que vendría como a las 2...y ya son.

Briagoberto: (Aparece en escena). Hija, pues, que no piensas comer hoy. Tu madre ya está impaciente porque llegues.

July: Ya voy, papacito, ¡Ah!, de verás papi vino un caballero, dijo que deseaba comprar la mula

Briagoberto: ¿Y porqué no me hablaste?.

July:No quería perturbarte mientras comías. Acuérdate que una vez por salir corriendo, se te iba a quedar la boca chueca. Además dijo que
regresaría en unos cuantos minutos. Espéralo mientras lees el periódico.

Briagoberto: ¡Está bien!, no me moveré de aquí, pues ya me andaba por vender es bendita mula. Es más lo que gastó en mantenerla que el
servicio que me presta.

(se sienta Briagoberto y se pone a leer el periódico)

July: Bueno, yo iré a comer papi. (Sale de escena).

Briagoberto: “Los habitantes de Chinameca tendrán agua en abundancia, porque ya vienen las lluvias”. “En el zócalo de Cuautla una niña realizó
un acto de exorcismo...le quito los diablos a su bicicleta”...puras tonterías y babadas, puros chismes, como si no tuviéramos con lo que se platican
en la tortillería de aquí.

(Tocan la puerta y Leocadia le avisa a Briagoberto).

Leocadia: ¡Patrón!. Aquí lo busca un caballero.

Briagoberto: Dile que pase inmediatamente. De seguro es el que viene a comprar la mula.
Alberto: (Al público). Me hace 5,5 el corazón por los nervios. Pensar que me tengo que enfrentar al gruñón de mi suegro. (A don Briagoberto).
Perdone ¿Es usted Briagoberto de la Cueva Ancha?.

Briagoberto: Su servilleta. Tome usted asiento.

Alberto: Pues... ¿Sabe usted?...esté...yo... yo esté quería...

Briagoberto: No me digas más. Sé a que viene usted, mi hija me ha dicho todo.

Alberto: Entonces, ¿Ya lo sabe usted?:

Briagoberto: ¡Claro mi amigo!, aquí no hay secretos para mí...y menos en cosas tan importantes.

Alberto: Entonces, ¿Usted no se opone?.

Briagoberto: Qué me voy a oponer, creo que usted y yo llegaremos pronto a un arreglo.

Alberto: Pues cuánto me alegro,...sabe tengo una fortuna que acabo de heredar de mi tío Panuncio y tengo pensado emplearlo en esto.

Briagoberto: Tanto mejor, así la podrá mantener bien, porque la verdad yo ya no le aguanto el ritmo...come demasiado, es muy tragona.

Alberto (Al público) Pero que viejo tan tacaño y tan indiscreto, miren que hablar así de su hija. (A Briagoberto) No me importa cuánto
coma...así la quiero.

Briagoberto: ¡Claro!. Usted tiene dinero qué le puede interesar un detalle como ese. Además, voy a ser sincero con usted para que después no me
reclame. Ha de saber que tiene una llaga junto a la cola, pero eso no es nada.

Alberto: ¡Qué barbaridad!, como que no es nada.

Briagoberto: Pues no, porque también está coja de una pata.

Alberto: Oiga pero si yo no se lo he notado. Sí he visto que se mueve mucho, pero yo imaginé que así caminaba.

Briagoberto: Bueno, la verdad no se le nota mucho y si le digo lo de la llaga es para que usted la cure, porque creo que ya le apesta.
Alberto: (Al público) ¡Que cochina! y yo que la creía un ángel (A Briagoberto) ¿Y qué otro defecto tiene?.

Briagoberto: Pues, déjeme pensar...¡Ah, sí!, ya recuerdo. Debería de ver usted cuando la bañan, se necesita amarrarla, porque tira cada patada
que...para qué le cuento.

Alberto: Dios mío entonces ¿Tienen que bañarla entre varios?.

Briagoberto: Pues, claro, yo sólo no puedo. A veces me ayuda el Pingüino, en otras ocasiones Artemio y Luis Carlos o Lalo. En fin...

Alberto (Al público) Y ella que me dijo que nadie la había visto desnuda. Se me hace que es una mosquita muerta.

Briagoberto: Bueno, ¿Entonces qué, se la lleva o no?

Alberto: Ni que estuviera loco, adiós señor (Sale de escena).

Briagoberto: (Al público Qué mala suerte. Se me hace que no podré vender a esta mula. Nadie la quiere. La tendré que regalar aunque sea al
circo Ataide para alimento de los leones (Sale de escena).

CUARTA ESCENA
(Pantaleón reconoce a Leocadia)

Leocadia: (Se encuentra haciendo aseo, bailando y cantando la canción que se escoja, en eso la interrumpen pues alguien toca la puerta). A jijos
como molestan, ¿Ahora quién será?.

Pantaleón: Buenas tardes. ¿Ésta el señor Briagoberto?

Leocadia: Sí señor, pase usted, le hablaré enseguida.

Pantaleón: Oye, espera, ¿Acaso no eres tú Leocadia de los Cerros Prietos, originaria del Tepehuaje?.

Leocadia: La mismita señor, ¿Acaso, usted me conoce?.

Pantaleón: ¡Claro Leocadia!, Te conozco desde atrás.


Leocadia: ¡Óigame señor!, le prohíbo que me ande espiando cuando voy al baño. ¿De seguro ya me vio el lunarcito que tengo en el cachete
derecho?.

Pantaleón: ¡No Leocadita!, ¡No!, me refiero a que ya varios años que te conozco. Los dos somos del mismo pueblo. Yo soy hijo de la jitomata, ¿Te
acuerdas de mi mamá?. Era la que te espulgaba y te mata los piojotes que tenías. ¿Recuerdas que hasta te encontró una garrapata?.

Leocadia: Órale, tampoco se mande. Sí ya me acorde de ti. Cómo no, sobre todo me acuerdo cuando íbamos los dos a cortar nopales...y no
cortábamos.

Pantaleón: Caray, Leocadia, cómo has cambiado desde entonces...estás como la yerbabuena.

Leocadia:¿Y cómo es eso?.

Pantaleón: Pues, entre más vieja...más buena.

Leocadia: ¡Ay Pantaleón!, cómo serás, ya hasta hiciste que se me arrugara el...vestido. mira mejor después platicamos porque ahí viene el patrón.
Yo mejor me voy (Sale de escena).

QUINTA ESCENA
(Don Briagoberto confunde al novio de su hija)

Briagoberto: Buenas, tardes caballero.

Pantaleón: Buenas tardes señor.

Briagoberto: (Al público) Vaya gustos los de mi hija. (A Pantaleón) Pero tome asiento señor.

Pantaleón: Gracias, ¿Sabe?, pues yo deseo que lleguemos pronto a un acuerdo sobre July.

Briagoberto: (Al público) Ni modos es el novio de mi hija, le hablaré de ella. (A Pantaleón) Caray amigo, deberás que se lleva usted un tesoro.

Pantaleón: Sí ya lo sé, por eso estoy aquí.

Briagoberto: ¡Cuídela usted mucho!, mi mujer y yo la adoramos.


Pantaleón: Hombre, amigo, no necesita decírmelo. Creo que tengo buen corazón y la trataré con mucho cariño.

Briagoberto: Eso lo enaltece a usted. Por favor no vaya a pegarle, ella es muy trabajadora.

Pantaleón: Sinceramente ya anduve pidiendo informes aquí en el pueblo y me dijeron que es muy floja.

Briagoberto: ¿Cómo pero dígame quién fue el infame que le platicó esa mentira?.

Pantaleón: No se enoje, no se enoje. Mire, si quiere dejamos las cosas como están. Total, yo la quiero para cargar leña y para que jale una carreta
que tengo y ya.

Briagoberto: Pero, ¿Qué esta usted diciendo?, mal nacido.

Pantaleón: Pues, la verdad ni modo que me la lleve para tenerla en un nichito. La quiero para que trabaje...y cuando ya no sirva para eso...pues le
haré lo mismo que a todas... al matadero.

Briagoberto: ¡Desgraciado!, esto lo arreglaremos; usted y yo como los hombres.

Pantaleón: (Asustado) Óigame, óigame, ¿Acaso está loco?.

Briagoberto: ¿Loco a dicho?.Espere a que llegue mi hija y a ver si es capaz de repetir usted todo lo que acaba de decirme.

Pantaleón: Me parece bien, será mejor arreglarme con ella, porque con usted no se puede. Ya verá como ella me da la razón.

Briagoberto: Pero que cínico es usted. Espéreme tantito voy a traer a mi hija. (Sale de escena).

Pantaleón: A este señor se le borra la cinta del cassette, está chiflado. (Al público) Miren que ofrecer una mula y no quiere que la maltrate, esta
loco.

SEXTA ESCENA
(Pantaleón cuenta a Leocadia l disgustado que esta)

Leocadia: (Entra a escena) ¿Qué Pantaleón?, ¿Ya arreglaste tu asunto?.

Pantaleón: Qué voy arreglar, con ese hombre no se puede tratar.


Leocadia: ¿Cómo que no se puede tratar?. Si conmigo es re buena gente.

Pantaleón: ¡Claro, cómo no te va tratar bien!, si tú eres un bombón. Oye, a propósito ¿Eres casada?.

Leocadia: No, soy soltera.

Pantaleón: ¿Y porqué no te casas?.

Leocadia: ¿Y quién quieres que se fije en mi?.

Pantaleón: ¿Cómo que quien?, pues yo. A mi me gustaría casarme contigo.

Leocadia: Y...si ya tienes mujer y además, con muchos hijos. Que tal si ya te robaste una de la escuela MARIANO ESCOBEDO, de San Gabriel
Tetelpa o de Chinameca, ya sabe como son esas chavas de...mejor no lo digo.

Pantaleón: Leocadita, de verdad del Osito Bimbo y la Virgen Marínela que soy soltero. Ni siquiera tengo novia. Me gustaría que fueras mi
noviecita, aceptas.

Leocadia: Bueno...acepto, pero júrame que no me engañas y que me serás fiel siempre.

Pantaleón: Te lo juro. Prometo serte fiel hasta que la otra nos separe. ¿Ahora si estás convencida?.

Leocadia: Sí.

Pantaleón: Entonces...puedo abrazarte.

Leocadia: Sí pero no me aprietes mucho, que la fruta magullada ya nadie la quiere.

Pantaleón: No seas arisca, que tanto es tantito. Ándale dame un beso en japonés.

Leocadia: (Se persina) ¡Ay Dios santo!, ¿Y cómo es eso?.

Pantaleón: Pues, hocico con hocico.

Leocadia: Eso sí que no. Yo no suelto prenda hasta que el señor cura nos haya dado la bendición.
(Pantaleón y Leocadia se abrazan)

SÉPTIMA ESCENA
(Enojo de Don Briagoberto)

(Aparece Don Briagoberto por el fondo y se detiene al ver la escena del abrazo)

Briagoberto: (Al público) Pero, ¿Qué es lo ven estos ojos tan hermosos que se han de comer los gusanos?. El novio de mi hija abrazando a la
criada.

Leocadia: Entonces, ¿juras amarme toda la vida?.

Pantaleón: Sí...te lo juro.

Briagoberto: (Se acerca muy molesto y los separa). ¡Basta!, ¿Pero qué clase de hombre es usted, acaso es nieto de Don Juan Tenorio o de Juan
Cherón?, ¿Cómo es posible que se haya atrevido a abrazar a la criada en mi casa y en mis barbas?, ¿Y tú Leocadia porqué te dejaste?.

Leocadia: ¡Ay señor!, pues, es que me estaba gustando mucho...(Molesta) Hasta que usted llegó y echó todo a perder.

Pantaleón: Bueno, ¿Y usted qué tiene que ver con esto?.

Briagoberto: Pues, casi nada, que soy el papá de July su novia.

Leocadia: ¿Cómo?, ¿Entonces, él es el novio de la señorita?.

Briagoberto: Como lo oyes. Y ahora vete a la cocina.

Pantaleón: Oiga pero que disparate esta diciendo.

Briagoberto: Pues, la verdad, la puritita verdad, que usted es el novia de mi hija...por desgracia.

Leocadia: (A Pantaleón) Y yo que te estaba creyendo...pero si pareces político, nomás prometes...¡falso! (Sale de escena).

Pantaleón: No comprendo nada Leocadita, te juro que no es cierto, yo sólo quería...


Briagoberto: Ah, no comprende, pues ya comprenderá, éntrele ahí. (Al público después de que lo encierra en un armario) ¡Nunca imagine que este
pelado fuera tan abusivo...hasta con la gata quiere andar!.

OCTAVA ESCENA
(Briagoberto desilusiona a su hija)

(En ese momento entran Brígida y July).

Brígida: Pero, ¿Qué gritos son esos Briagoberto?, hasta el comedor se escuchan tus berridos.

July: Es verdad, ¿Qué ocurre papi, acaso ya llegó mi novio?.

Briagoberto: Sí era con tu novio, con quien discutía y lo encerré ahí y tiene que darte una explicación, o morirá como cucaracha.

July: Perdónalo papacito, perdónalo.

Briagoberto: ¡Qué perdónalo ni que ocho cuartos!.

Brígida: Mira viejo zopilote, ¿Quién te ha dicho que así se debe tratar a los yernos?. Déjalos que se casen.

Briagoberto: ¿Cómo que se casen?, ¿Saben ustedes lo que ha dicho y ha hecho ese sin vergüenza?.

July y Brígida: ¿Qué ha dicho?, ¿Qué ha hecho?.

Briagoberto: Pues, que eres una floja.

July: No lo creo papá, el es incapaz de decir algo malo de mi.

Brígida: A mí se me hace que son intrigas tuyas para evitar que ellos se casen. Si ya te conozco, mosca. Se como eres de embustero.

Briagoberto: ¿Embustero yo?, si también dijo que pondría a July a cargar leña.

July: (Se pone a llorar) Ay mamá, que desdichada soy.

Brígida: ¡Mira lo que has hecho!, ya no sigas mintiendo porque te va a pasar lo que a pinocho.
Briagoberto: ¡Bien!, para demostrarles que no estoy mintiendo llamaré a Leocadia para que ella les diga.

Brígida: Otra que bien canta.

Briagoberto: Canta...y abraza...si la hubieran visto.

Brígida: ¿Porqué dices eso?.

Briagoberto: Porque sorprendí al novio de July abrazando a Leocadia.

July: ¡Qué vergüenza Dios mío!.

Brígida: Leocadia...Leocadia...ven inmediatamente.

Leocadia: ¿Me llamaba usted señora?.

Brígida: Sí, ¿Es verdad que te abrazó el novio de July?.

Leocadia: Sí señora, y no sólo eso, sino que me besó... y mejor ni le sigo.

Briagoberto: Ya oyeron, ahora sí me creerán. Espérate hijita para que lo veas y le reclames.

July: Ya no lo quiero ver ni en pintura.

Brígida: ¡Quién lo hubiera creído!, y pensar que este señor es todo un abogado.

Leocadia: No señora, si no es eso, yo lo conozco bien, es carretonero.

July: (Aquí July esta detrás del sofá) ¡Ay, mamita!, creo que voy a desmayarme.

Brígida: ¡Rápido, traigan alcohol! (Todos salen de escena menos July).

NOVENA ESCENA
(Alberto y July discuten)
(Alberto llega a la casa de July, entra al ver que la puerta esta abierta).

Alberto: Bueno, ya que la puerta esta abierta pasaré. Y no me iré de aquí hasta decirle a esa hipócrita unas cuantas verdades. Miren que
ocultarme que está coja, y que ya se la han llevado cuatro veces. Y yo que pensé que iba a estrenar...novia, pero no. (Voltea a ver detrás del sofá
y July se encuentra parada) Ah, ahí esta, ahora verá señorita.

July: ¿Pero qué esta, usted haciendo aquí?, no creí que tendría el valor de venir. De verás que es usted un cínico.

Alberto: La cínica es usted, mentirosa.

July: Después de todo lo malo que dijo de mi, aún me insulta, mida sus palabras, que está hablando con una señorita de respeto.

Alberto: ¿Señorita?, eso sería antes de que se la llevarán las cuatro veces.

July: ¿Qué tonterías está diciendo?, es usted un majadero. Márchese de aquí inmediatamente o llamo a mi padre.

Alberto: Pues, llámelo, así delante de él, le dirá a usted lo de la llaga junto a la cola.

July: ¿Quién mi papá?.

Alberto: ¡Claro que no!, sino usted.

(En ese momento entran Briagoberto y Brígida).

Briagoberto: ¿Qué es lo que pasa aquí?.

July: ¡Qué me ha ofendido este caballero!.

Alberto: ¿Con qué derecho a ofendido a mi hija?.

Alberto: Pues, con el que usted me dio.

July: ¡Ah!, ¿Con que usted le dio el permiso de ofenderme?.

Briagoberto: Este señor miente. Yo nunca le di ningún derecho de ofenderte.


Alberto: Acuérdese, si hasta me dijo que me la llevará que ya estaba cansado de mantenerla.

Brígida: ¿Fuiste capaz de decir eso de tu hija?, ya me imaginó que habrás dicho de mi.

DÉCIMA ESCENA
(Se resuelve el enredo)

(Se escuchan golpes en el armario y gritos).

Pantaleón: Abran, abran o tumbo la puerta...abran.

(En ese momento aparece Leocadia).

July: ¿Quién está ahí papá?

Briagoberto: Es el sin vergüenza de tu novio. Déjame sacarlo. A ver usted, salga y si tiene los pantalones bien puestos, repítale a mi hija lo que
antes dijo de ella. Hija aquí esta tu novio.

July: ¿Cómo que mi novio?, si a este señor ni lo conozco.

Alberto: ¿De manera que este señor es otro de los de tu harem?

Brígida: ¿Pero cómo es posible mi lic.?, que usted piense que este pobre hombre con cara de renacuajo, ojos saltones, boquita de oso
hormiguero, orejas de Dumbo y otros defectos, puede ser el novio de July.

Alberto: ¿Entonces, quién es?.

Pantaleón: Yo soy Pantaleón, el carretonero, y vine aquí con la finalidad de comprar la mula.

Briagoberto: ¡Uppps!, en la torre, y ¿Porqué no me lo dijo antes?.

Pantaleón: Pero, ¿Cómo iba poder decírselo si usted no me dejó hablar?.

Briagoberto: ¿Quién, yo?.


Pantaleón: Sí usted, viejo loco.

Briagoberto: A ver repítame eso que me dijo.

Pantaleón: ¡Viejo loco!.

Briagoberto: ¡Ah, sí!, pero luego se me quita. Bueno ya no existe ningún problema para que usted y July se casen, ¿O sí?.

Alberto: A si que usted cree, que yo voy a aceptar a su hija con todo y sus males. ¿Acaso piensa que soy veterinario para curarle la llagota que
tiene cerca del culantrito?, y lo de la pata coja, ¿Cómo voy a arreglársela?

July: Pero, de que llaga y que pata coja, esta hablando. Si yo estoy sanita. ¿No se me nota?.

Alberto: ¡Claro que sí!. La culpa es de tu padre que me platicó de ciertas intimidades tuyas.

Briagoberto: Pero como será usted. Yo no le hablaba de mi hija, si no de la mula que se llama igual que ella. Mi hija esta completamente
sana...Tiene todas las vacunas, hasta la de la rabia.

Brígida: Entonces, ¿El de todo el enredo has sido tú, cabezota de clavo?. De castigo esta noche te toca petate.

Pantaleón: Bueno, como este relajo ya se aclaró, yo quisiera señor Briagoberto, pedirle la mano de Leocadita, así cuando regrese a mi rancho me
llevo a las dos.

Leocadia: ¿Cómo que a las dos?.

Pantaleón: Sí mi amor, a la mula y a ti.

Leocadia: Ah, bueno.

Briagoberto: Oiga, ¿No podría llevarse también a mi mujer?.

Brígida: ¿Cómo que a tu mujer?, ya te casaste, ya te amolaste. Ahora como dijo Herodes te jodes.

Briagoberto: Bueno, si no hay más remedio tendré que aguantarte otros 50 años, hasta completar 100, que son los mismos que espero que
aguanten los futuros esposos.
“Colorín, colorado, esta obrita a terminado y brinden muchos aplausos si creen que se los han ganado”

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