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StLVIA CHEREM Trazos y revelaciones Entrevistas a diez artistas mexicanos GiuneRTo AcevEs NAVARRO LEONORA CARRINGTON José Luts Curvas: Manuet Fevoutnez ‘ALnERTO GIRONEILA ROGER VON GUNTEN Jor Lavine VicENTE Rojo JUAN SORIANO: Franotsco Torso Biblioteea Dantel Coste Village. EL COLEGIO DE MEXICO, A.C. g je FONDO DE CULTURA ECONMICA (Cher Su ivi “Tames, tei dc itt ese Sti Chere Sl México 205 "ao psa ary cm (Cole Tenor) Conia ene Gro Acres Nave Leonora Catign, Jos Las Cea, Namal Foc Aero Goel, Roger von Gnten Joy Lil, Ves Roe Jean Soi Pano Tes |. Pret ~ Eats ~ Masi, har Msc Aces Naa, Ger |. Crna, Leonor 5 Cutan Felgen, Mal Groot Bisco Gaaen Rog son Laie foyo-Ray,Vieen.Sorlan, a ‘2 ad, Fanci lsSrIht 16 Noss Dewey 139572 Chess Cooetinsci editorial Miguel Cervantes sient de a connie ito David Taree Diseso Daniela Rocha Cores de texts Rafe! Altre Valens Ga Edicén y Producisn DGE | Baur (© Portos textos Silvia Cherem {© Dorel prog, Jaime Moreno Vile D.R. © 2003, Fondo de Cultura Econsmics (Carters Dich Ajuso 23714200, Meco, DF ‘wor fondodeculuracconomica com La selec dear que aparece en eta ii ie realiada por ada artista, ism 9686-71630 ex Micon in Mexico Pri la epreducin ttl opal Contenido Pértico Reyes S. Tamez Guera ‘La visita confidente Jaime Moreno Vilareal Gilberto Aceves Navarro (1931) Leonora Carrington (1917) José Luis Cuevas (1934) ‘Manuel Eelguérez (1928) Alberto Gironella (1929-1999) ‘Roger von Gunten (1933) Joy Laville (1923) Vicente Rojo (:932) Juan Soriano (1920) Francisco Toledo (1940) ‘Agradecimientos 8 8 6 88 8 1 aes an 304 32 7 Leonora Carrington Siecen sane Sai heen tate Etemamente desposada ¢el viento Teo advierto, me niego a ser objeto” aclara la octogenaria Leonora, obligindome a quitar las grabadoras,cimarasfotogrificas inclusive Jos euadernos para notas. Los peciodistas del mundo entero lo saben ‘de antemano: Leonora Caeringten (Lancashire, 1917), una de las mis grandes pintoras contempordness, no habla con ellos. Tampoco lo hace con las decenas de académios o especalistas que la buscan para snalizar sa obra pictérica, literara, 0 para profundizar en el entomo ‘de los surrelistas Ella no coopea, no le interes. Desconfiada yfri- til, se abriga con un caparazn de hostilidad. Asegura que la fama mata las elaciones y bumilla al ser convirtiéndolo en un *monstruo de consumo”. ‘Quieres esribie?, me pregunta en inglés, cuando me ve mis que desea de hacerlo. “Bueno, pues anota este dicho, Melo decia mi Nanny ‘y nunca lo he olvidado: Fool's names/Like chic faces/ Always appear/ In public places... ¥ pore50, como yo no soy tonta, no me teresa que ri nombre aparezca en las calles 9 en los peridicos” {Ls lucha para legar 8 ardua, Meses de leerras, de constantes la smadas las que Leonora se niega, de generar un cuestionario, de tocar fas puertas de 1s hijo, I galeria, sus corredoras, st marido, algin amigo? Hasta que llega el dia deh suerte. Eneré a su casa alla, con ls ‘onsigna de evitar una “entrevista forma”, de aquellas que busean “Sinsulss opiniones” 0 “confesiones de escindalo” porque, sein dice, su edad prefiereevitar los dogmas o las pasiones; "Nunca me ha gus ‘ado desnudarme como si fuera exrella de Playboy, y mucho menos, a os 86 aos!” ‘Su verusta casa en Ia colonia Roma, donde ain hay algunas cons: ‘rucciones en ruinas por el temblor de 1985 y en tna zona en Ia que ahora proliferan burdeles funeriia, ha so su hogar desde hace més ‘de medio siglo, Bl reducido patio esté tan invadido por las gruesas y pleedricas ramas de una jacaranch que agin dia planté, que no queda yy espacio para que penetren los rayos de luz, Categérica y mordar, asegura que esa casa es oscura y gélida: “fra como la caridad” ‘Los tres estudio pequetios ¢e los que Leonora se fe apropiando uno de ellos en a sotea, frente alos condones de la ropa— estén hoy limpios y en orden. Sofocada por su encierro, pinta poco, csi no los visita, Pasa sus das preacupada por la cuestiones cotidianas de la esa, inclayendo las compras que ela misma hace, velando por la salud de (Chik, yesperando la Hamada de sus hijos, que viven en el extranjero, “Ya no tengo horarios ni tna disciplina, Quisiera pintar mis, pero cstoy consciente de mi edad y sf que las cosas salen solas cuando tienen aque salir” Leonora nunca compra flores cortadas, las considera “cadiveres” “Tampoco decora su casa con adornos o fotografias, slo prolifera los libcos en anaquelesen casi todas las paredes. Salpcadas hay un par de csculturas suas de recente factura en bronce, y también dos o tres ccuadros que le regalé hace varias décadas a Chiki y asus hijos. Se le ilumina el rosto de orgullo cuando muesta las pinturas y pequetias ‘sculturas desu hijo Pablo, médico de profesién y artista por convic- ‘id: un gto alado leyendo, un demonio cocodrilo romando un bao, tun hombre mosco, una mujer campana En la lobrega planta baja esti Ia cocina que funge como comedor, sala sito para recibir alos visitantes. En este espacio que asemeja un sgarae, casi nada se guarda en alacenas. Aceites, sls, pltos, vaso, me- clcinas,exjas de t€y alimento para gatos, figuran en visibles repisas de las cuales también penden hileras de sartenes mancilados y herumbro- sos cucharones. Como decoracéo, hay unas cuantas postales y ecortes de revistas que Leonora ha atesorado: Ia foto de la realeza inglsa, in- ‘luyendo por supuesto aLady Diyala reina Isabel I, los escritores ifan- dese, un gato egipco, algunas piezas arqueoldgicas precolombinas, asi ‘como una invitacién a un cologuio internacional que en su honot se Hlevé a cabo en noviembre del 2000 en el Museo Rufino Tamayo en la ciudad de México. COcupa el centro de la habitacién una mesa afiosa redonda recu bierta con mantel de plistico, rodeada de cuato sills que resienten cl ‘paso del tiempo. En una de ellas, Emeric Weis, el esposo de Leonora, ‘quien los cercanos llaman Chik, se senta erguido no obstante sus fatigados 94 ats, Antes siempre vestia taje y boina, era fordgrafos pero ahors, apesadumbrado por los achaques de la edad, jams sale de lacass, Asegura él que en su cuarto oscuro, donde atesora sus negativos de toda una vida, hay pocas imigenes de su mujer: “Leonora nunca ine dejaba tomate fotos, insistfa que siempre slia como Boris Karloff cn Frankenstein", ‘Ramona y Monsieur, los dos gatos siameses que hace més de una écada llegaron a esa cas por propia voluntad, caminan sobre la mesa, ‘maiilanexigiendo aimento, husmean¢ intimidan acechantes.“Hablan ‘conmigo, on mas cares que los humanos’ segura Carrington mirsn- dome de fente; el nido de arrugas en su cuts no merma el garbo que todavia posee; su mirada es sagu, atin brillant, tan electrizante como la de sus gatos ‘Lleva el pelo cano secogido, cala tenis de tela azul y eubre su del sgado cuerpo con una gabardina morada que dice que compré por 25 dlares en Estados Unidos. Insite en que sia su edad tiene pis sanos, «x porque siempre ha usado zapatos cdmodos que compra en el merc do, Ademas, dasiamente camina para mantenerse gil. Como a inglesa que ain es, offece café ot, quiz4ana copa ce whisky 0 vodka. Est dis puesta a conversa, a interambiar puntos de vista, No le gusta hablar earte yadvierte que csi nunca asste a muscos 0 exposiciones porque repele as aglomeraciones. Goza mis en el cine, caminando 0 tomando cd té, En cuanto al conocimiento, e interesa la cienia, la filosofia yy sobre todo, los temas esotéricos 0 mistcos, ya sea cdbala, buismo 7en ‘ conocimientos tibetanos, Tambi lee las teoras de Cal Jung, quien lantepone sobre Freud por su plantamiento del inconsciente como “un ‘igante desconocido”, contra la propuesta del padre del psicoanslisis {que lo concibe como “una especie de inferno”, Disfruta ls libros de fisica como The Tao of Physics de Fritiot Capra, o los textos de Iya Prigagine, tan complejos que asegura que sélo puede ler dos lineas al dia. Lo que mas le gusta, sin embargo, son las novelas de detectives, “pero 20 las historias de horror nit aquellas ‘empalagosas que se eceden en el romance” “Aunque el mundo la conoce como surrealist, porque viv de 1937 411940 con el pintor Max Ernst, ella prefere ser ubicada como defen sora de los derechos de la mujer. “Aunque me gustaban las ideas de los surralistas, André Breton y los hombres del grupo eran muy machi tas, Solo nos querian a nosotras como musasalocadas y sensuales para cliverilos, para atenderlos. Ademés mi reoj no se deruvo en e8¢ mo~ mento, slo vvi tres afios con Emst,y odio cuando se me quiere enca- jonar como si fsera uma tonta, 360 porque compartla vida con un pet sonaje famoso” subraya. TLamenta que la mujer haya vivido oprimida siempre: “Yo, por cjemplo, vengo de un pucblo, Lancashire, donde as bruja fueron ‘quemadas. Estoy segura de que no se les quemé por su condicién de brujas, porque équién ha vito ana? sino por azones politica y por venganza” “May a su pesar,sefiala que Foy en da las mujeres atin no han ga nado suficiente terreno: “Basta son ver lo que hacen los fundamenta lists Reconoce, sin embargo, que algo ha cambiado porque muchas, ‘como ella, han allanado el camixo pata las que legaron después. “Tit ro puedes imaginartecwnta basura he tenido que tragarme", express con cone Inquietud y rebeldfa FB. de abril de 917 —cuando Lenin legaba a Petrograco para dar ini- cio a la Revolucién Rust—, Leonora Carrington nacfa en una aris- toceitica mansién llamada Clayton Green, cerca ce Chorley, Lancaster, cence condado de Lancashire. Tes afios después, la familia se mud6 2 (Crookhey Hall, un castillo neogético —ubicado en ese mismo conda- do al norte de Inglaterra, rodeado de inmensos jardines y bosques ‘que Leonora inmorealizaria, écadas después, en obras como *Green ‘Tea, pintado en 1942 en Nueva York, Dice ela: “Tenfamos caballos y ‘numerosos perros, Los westhighland terriers blancos podian entrat a Ja casa, pero habia otros —labradores y cocker spaniels— que mi padi ocupaba slo para ie a cava Esa absurda matanza de pars me parecfa aberrante” ue la segunda hija del matrimonio que formaban Harold Carring ton y Maurie Moorhead Carrington. El primogénito de la familia era Patrick (“me llevaba cuatro ats y me peleaba constantemente con ”); _y despucsllegaron Gerard (“mai compaitero de juegos”), y Arthur, ben: jamin de I familia (era un bebé al que le levaba nueve afos y, por supuesto, con él no me podia pear”) Por scr mujer, su destino parecia es- tar sellado, Ente las familias burguesas seesilaba que la educacién de ls jove nes fuera enfocad a refinar sus modales 1ybrindarles las bases para ser dignas mu jeves de sociedad, para que, legado el ‘momento, pudieran ser presentadas ante la corte y partcipar en el “mercado del Sin embargo, lahistoria de Leonora Carrington no ocurrié como se espera ba, Desde pequetia se mutrié de cono- cimientos y aprendi6 a cuestionar: “a diferencia de las nifias de mi alrededor, ‘yo crec{ con una mente abierta” Su yer ta educacién en el convento del Santo Septlero, en la ciudad de Chelmsford, Esse, en donde estavo enearelado Os car Wilde, se complementaba con ls char las sobre diversos temas que sostenfan cen sit casa los jesuitas del colegio de sus hermanos, el Stonyhurst, quienes acu fan cada semana a decir misa en la cpl Ia de su madre “Aprend{ mucho de algunos de 808 jesuitas, unos se interesaban s6lo ten Ia pesca pero, ottos, como el pa dre O’Connor, eran muy inteligentes. ‘0 Connor, interesado en Ia astrono- ‘pops runic Ken SSSA mia y la filosofia, nos reunia aver las estrellas, No te puedes imagi- nat mo era el cielo en el norte de Inglaterra, podiamos ver la esp ralde la nebulosa Andrdmeds y varias constelaciones, Me gustaba tam- bin hablar con © Connor de a tenue linea que existe entre lo real yo imaginario” ‘Leonora no se conteataba slo con lo racional, su mundo citco y fantistico bullia desde muy pequeia. En él figuraban gnomos, due cles, gigantes y fantasmas, producto de su edueacinirlandesa y del contacto con la mitologia celta. Su made, irandesa, quizé de origen sgitano y ferviente catia, le coataba numerosas historias y fbulas que ‘se mezclaba en st imaginacidn con ls evocaciones de fantasmas de lz ‘Nanny Kavanagh. ‘Aco también se sumé “a! pais dels maravillas” que Lewis Carol invents para Alicia, y los sarcistins ensayos de Jonathan Swift quer no sélo cts ala sociedad dublines con la invenciin de Giver, sino que aconscjé el establecimiento de un hospital para iditas y lunitcos” en Tilanda, porque —sesn dijo~ no habia nacén que mis lo necesita. ‘Leonora, cpaz de conecir con sarcasm e ironfa a hipocresfa de la aristocracia, encontraba en la prosa de Swift argumentos y soluciones ‘onvincentes. Este autor —que como Leonora concebia la supeioridad ‘de los equinos sobre los humanos—, ya en el siglo xvi cucstionaba ls sobrepoblicién, Ia pobreza y la maldad del género humano, Fue él {quien escandalzs ala decente sociedad ilandesa al sugerices que, para remediar estos males, se comieran asus propios hijos. Leonora, quiad determinada por €,sfala: “Yo no tengo mucha esperanza en lacspecie Inumana, Este planeta esté cada vez mis sobrepoblado cl hombre lo epreda sin conciencia ni contol. La sniea manera en que podria preservarse ser‘a imponiendo una politica de esterilzacién mulktuci- bua o un severo control de a natalidad. No encuentro otra solu” Desde muy temprano en su vida, Carrington se dio cuenta de que cn ella era natural Jo que otros consderaban sobrenaturl. A los dos atios commend a tenee visions yexperencias extras con espris y fantasmas. Era una nia diferente, incomprendida, Las monjas del ‘Santo Sepulero, en cuanto pudieron la expulsaron del convento argu mentando que era distraida durante el juego y el trabajo, y que st “efecto” de escribir con dos manos y en espeo, era una mcs Feba- ciente desu deficiencia mental ‘slain sos es Please make tis simple, comienza a escribir con letra cursiva sobre un papel, a dos manos y condos plums dejando ax testimonio de su csritura perfectamentealineaa y en expo. Cuando era nia —euenta Leonora— a os zirdos les inmoviliza- than la mano izquierda amartindolsen la sll; imaginateentonces lo aque me espera por ser ambidiestra Crefan que tenia un toll zfi- do, Aquellas horrendas monjas nunca imaginaron que quizé los Ib Jos de mi cerebro estin mis comunicados. Afortanadamente, por mi caricerobstinado y hos sobrevivié mi mano izquicrda?” ‘Ase inicio, desde los ocho © neve ais, su incursién en un sin- fin de escuela, consccuencia de las expalsiones que la acsarfan. Del Santo Sepulcro pasé al Saint Mary’s Convent en Ascot, ciudad en onde se levaban a cabo las carreras de caballo pero ahi tampoco dur mis de un par de aes. Leonora se rornaba cada vex ms rebelde como respuesta alos estrechos limites que le imponian. A sus 130 14 aifos ya ningin convento la aceptaba, la consideraban “ineducabe” “Detestaba ess euacin: me abut, no enajaba, Siempre enconere bala forma de hui o de ser expulsada. Las monjas no me aguantaban ¥ mi maclre montaba en oéler cada vez que me echaban. Terminé por auitoeducarme leyendo con voracidad” ‘Sa interés por el arte el disci ya estaba defnido, pero sus padres no estaban dispuestos a apoyarla. Bra correcto que estuiara arte 0 que trabajara en obras de caridad pinando objets, como lo hacia su madre, no que fuera artista: “para ellos ser artista era inmoral: ‘Para saciar su voracidad, st madre a mandé en 1931 a una escuela de jovencitas, Miss Penrose School for Girls, en la Piazza Donatello de Florencia, donde més que aprender a ser dama de sociedad se vol a disfrutar los museosflorentinos durante ocho intensos meses. Era ella Ja mis joven de las alumnas de Miss Penrose, y recuerda con enorme sg0z0 los dias que ahi pass conociendo cl arte de la Escuela de Siena, y Ia obra de fos maestros de los silos xy xIV como Francesco di Gior- gio 0 Giovanni di Polo, quiees la impactaron por su talento en el uso del color —los dorados, cafés y el bermellén, que Leonora emplearia posteriotmente en su obea—, "Taco me resultaba impresionante, mis ‘ojos se abrieron. Me sorprendian desde los eruifijos de Cimabue en ‘Arezzo, Boloniao en la Galerh de los Uri, hasta la obra de Leonardo. ‘Considero que Cimabue fue uno de los primeros moxlerists, iy vvis cencl siglo xin!” A principio de 1932 partis a Suiza para pasar el invierno con sus padres en el pueblo de Mirren, cerca del Jungffau, en un resort pars ‘esquiar donde soian vacaciorar,*Mi madre patinaba y mi padre prac- ‘cabs curling, que consiste en empujar enormes piedas sobre cl hielo. Yo era péima para los departs, Jo tinico en lo que medianamente sobtesalia era montando a caballo” Abi, en Suiza, supo que Hlizabeth Apple, una quetida compafera, habia enfermado de febre esalaa y, por temor al contagio, Leonora 18 no regres6 con Miss Penrose. Parti entonces a Pris para estudiar ‘en un “finishing schoo!” una escuela privada de modales pata sefioritas Leonora no soports el aburriniento, y una vez mis, encontré la manera dde que la expulsaran. Siguié un estrictointernado con Miss Simpson cn Paris, fente a una iglesia y un cementerio, yantes de un mes, sais hhayendo. Llegé asf con un profesor de arte de apellido Simon, que inexplicablemente la dejé hospedarse en su casa. Ahi, pintando y dibu jando, permanecié durante vatios meses, y —segtin dice— Simon fue auien le ensesé adibujar de manera realists, 'Alos 170 1 aos regresé a Londees, Sus padres consideraron que cra ya momento de presenta ante el rey Jorge V en el Palacio de ‘Buckingham, Para fstejarlo, na paps, Harold Carrington, socio mayo ritario de la prestigiada comgaaifa textile Cartingron and Dewhurst, offeci un gran banquece en el Hotel Ritz. Leonora no estaba dispues ta a ceder, "Para no aburvrse”y para desafia a ese mundo esnob que ella consideraba hipderita y superficial, cuenta que lev a la festa ct libro Eyeles in Gaza, de Aldous Huxley que, asegura, ley6 completo «sa misma noche. “Mi padre era el ejemplo perfecto de un hombre comin que acept ba las normas sociales. Reconozco que era un ser humano ético, tle ‘ante y honest, un indviduo que se horrorizaba ane a maldad y la vio lencia, pero vivia atado a la racionalidad y no supo comprenderme, ‘Cuando le deci canto me aburea en la casa, me ect Breed foster «er, como si ponerme a evar perros hubiera sido de mi inter; 0 ‘eam to cook, cuando ni siquiera me importaba saber si para fer un huevo idea poner antes en el sareén el huevo o el aceite! Era élun hombre in pretensiones, quizd slo lo hubiera hecho feliz si me hubieracasado con tun hombre rico y hubier sido wna diga sefiora de sociedad” Leonora # menudo lo retaba, repudiaba la falsedad de la aristocrs cia. No en balde, la critica a su poderoso padre y alos excess de la Durguesia a la que pertenecd, se reflejan de manera recurrent cn st ‘obra pictrica, Por ejemplo, en “The Meal of Lon Candlestick” (5958), hace na parodia de la arstocrcia, pintando a Jos ilustres caballeros como caballos enjoyados y excéntricos que se alimentan de nifios. En “El ensayo de Seraputina” (1040) s6lo el animal gigante, poderoso y de numerosos brazos, quiad su padre, es el que puede liberarse y hur aunque sea en una pequetia lancha, de ese espacio desproporcionado, asfsiane, ausente de tiempo. Ruptura: tinica disyuntiva “No psicoanalices mis cuadros" —me ordena enojada fumando uno mas de sus cigarillos Vantage, al que cuidaclosamente le coloc6 una ‘boquila itradora de nicotina “i sigues, me pondré en hug”: A ‘Leonora, quien acepta que durante su vida acudié con cerca de 12 psicoanalists para tratar de entenderse, no le interesa ya el psico- andlsis por ser reduccionista, por querer limitar todo al entorno de Ia raconalidad, “sncabé reconociende que uno no puede comprender la realidad —asevera—. Los paradigmas son una convencidn transitoria para cl hombre. Nos conviene eer que sabemos, peo es obvio que no exis- ‘en verdes absolutas com ls que se aceptaron en tempos de Newton ‘0 de Euclides?” Leonora nunca ha intentado entender los motivos de su are: pints porque le nace. De nifa, garsbatos como todos, y luego, con su dosis Ae faneistica creatividad, comienza a crear sus animales antropomor- os, principalmentecaballos como su Black Bess, con el que se idemti- % {cay al que adoraba montar. Los caballos se wuelven también fos per sonajes principales de sus cuentos y de su obra de reatro Pendlope En 1936, Leonora pinta su autorretrato “The Inn of the Dawn Horse" donde su rosto undo al cueepo de un caballo parte en su afi- rosa busqueda de liberad. Este cuadro result6 premonitorio, porque para huiry romper definitvamente con su pasado n0 le faltaba mucho. ‘En ese mismo afo, cerca de Picailly Circus, en las Nuevas Galrias ‘Burlington de Londres se presentaba la Exposicién Intemacional del ‘Sarrealismo. Los artistas ingleses Roland Penrose y David Gascoyne, poctase investigadores del movimiento surrealist en Gran Bretasa, se hicieron acompatiar de los franceses Edouard Mesens, André Breton y Paul Eluard. Sheila Legge, creadora de objetos surrelista, se pre scntaba en la Dlaza de Trafalgar, rodeada de cerdos, vestia con una Iaega bata de satin, el rosto cubierto de rosas, una piema artifical en tuna mano y una costila de cerdo en la otra, mofindose asf de lo con ‘vencional. Los periicos hablaban del “fantasma surrealist’, En ese entonces, Leonora comenvala a iberarse de las norma reel- citrantes de su entorno, Primero cursé clases de grabado en la London ‘School of Ast, y luego, en un granero en West Kensington. Comenzs a ‘estudiar con el maestto Amédée Ozenfant, amigo de Le Corbusier ¥ fandador junto con Fernand Léger del movimiento purist ‘Sein sefla, Ozenfant fe el primero que erey6 en ela a puso pintar durante seis meses tuna manzana para lograr un dijo lineal de un solo trazo, Asegura que, con el paso del tiempo, la Imanaana acabé por convertise en una momia, pero que, no obstante elo, considera que Ozenfant Fae su gran maestro: “Aunque ain sigo aprendiendo a dibujar, porque nunca acaba uno de aprender, Ozenfant fue cra cial en mi desarol, Como buen purisainssta obsesi vvamente que comprendiéramos la quimice de todo lo «que utilizsbamos, ineluyendo el papel y os lipices. Me dio as primera hetramientas? En cuanto pudo, Leonora asstié a la magna exposi- cién del grupo surrealista. Conocia ya el libro alusivo cscito por Herbert Read. Se lo habia regalado su madre Ja Navidad anterior. Le habia impactado particular mente el cuadro de Max Ernst, Dos nifios amenazados por un ruisefior, que ilustraba la portada “Mi madre me introdujo al surreaismo sin darse ‘cuenta, No tenfa ela nila menor idea de quignes eran 0 cul eras idcologi, pero yo tan sdlo con hojear aquel libeo, sent inmediataainidad con el grapo: comprend ‘1 mundo imaginativo”, pantualiza (Cuando acudié a las Nuevas Galerias Burlington, caminé por los pasilos admirando la obras de Picasso, Magritte, Duchamp, Klee, Man Ray y especialmente las de Ernst. Se fasciné con esta muestra de talento, autonomy cteaividad individualizada, cuyos autores no slo encontraban tn espacio de comuinign en sus afanes de libertad, sino en su ferviente oposicién a la Iglesia, al franquismo, al nazismo 0 a cualquier otro tipo de Estado toalitario. ‘Unas semanas mis tare, Ursula Blackwell de Goldfinger —ija cde tno de los duetios de la mermelada ‘Cross and Blackwell, esposa de Emo Goldfinger, tn revolucionarioarquitecto jutio-hiingaro, y com pafiera de Leonora en las clases de Ozenfant—, onganizé una cena para presentar a Leonora con Ernst. “Estaba yo muy emocionada —recuerda—, slo bamos a esta los cuatro en casa de Ursula, Ella pens6 que yo le araeria a Max, que era tan vital, Supuso que preferra a una divertida joven, estudiante de arte, que a una intelectual de sesenta aos” La batalla surrealista Asi se conocen el Ave Loplop (Max Ernst) y la Desposada del Viento, como lamaba éla Leonora. Ahi se enamoran pasionalmente el ave, hom- bre easado de 46 aos, ye caballo, de apenas 1. El padre de Leonora se opaso a la relacién, pero su opinién ya cera ievelevante, Varios surrealistas, entee ellos Man Ray y Roland Peneose, al igual que Ernst, esrenan pasiones y disfrutan de sus rmusas. De hecho, tuna noche en casa de Penrose las nuevas muss bailan en el campo dejando que los faros de los automsviles ilumi- shen sus cuerpos, Ta edlera de Harold Carrington se exacerba y, para amainarla, paren Max y Leonora a Paris; meses mis rade, para aljarse de la ira de Marie Berthe Aurenche, la esposa de Emst, deciden vivir en el poblado de Saint Martin ’Ardeche. ‘Al lado de Emst, Leonora pinta y escribe cuentos: La casa del iodo, La dama oval y El pequeso Francis. A esta época pertenece también el retrato que le pinta Ernst donde el Ave Loplop la leva a «lade su mano en un entomo fio, de témpancs de hiclo. “Bs obvio que mis libros no los escribi con a inflaencia de Max; smanifestéen ellos mi propia forma de pensar. No entiendo por qué la gente quiere pensar que yo era na nifita bajo el embrujo de Emst. Es cierto, aprendf mucho de él y me liberé, pero yo pintaba y eseribia desde que tenia cinco afi, sguramente cosas horrible, pero final mente nac{ con mi vocacién y mis obras eran s6lo mis’ segura La sombra del nazismo comenzé a apoderarse de Europa. Al rededor de 1937, cuenta Leonora que ella y Ernst partieron a Alsacia para conocer el “Retablo Iserheim” de Mathias Grunewald —con- temporineo de Lucas Cranach y Durero, reconocido por su capaci- dad para distorsionar las figuras representando Ia trageiay sus sor prendentesclaroscuros—, expuesto en el Museo Untelrinden, ea ka ciudad alsaciana de Colmar. Luego visitaran la Catedral de Colonia, cen la ciudad fronterizaalemana. Sin embargo —relata Leonora— al ‘nazar el Rhin rumbo a Coloria, encontraron una bandera con letras rojas que decia “Ein Volk, ein Reich, ein Fulrer”: un pueblo, un Reich, un Fuhrer, "Ya no quisimos seguir. Antes de estar en Paris, yo ‘no conocia la discriminacién religiosa o racial. Fue Max quien me habl6 con claridad de las pretensiones del antisemitismo nazi y de la ‘maldad de Hitler” En su natal Inglaterra, Leonora habia crecido en un ambiente de to- Jerancia y no conceal odio racial. "Mis padres renfan amigos derodas las religiones, y eso resultaba perfectamente natural. Por los apllidos, ahora sé que algunos eran julio, pero eso en mi casa jamds fue rele ‘ante’ Inclusive cuenta que, con el paso del tiempo, supo que st padre fue un dique contra el increment del antisemitismo en Manchester “Era un hombre justo y se opaso activamente contra Oswald Mosley, fundador de la UniGn Britinica Fascista, seuidor de Mussolini y amigo cercano de Hitler. Mosley incitaba el antisemitismo arengando en plazas piblicas en ls que se hacia acompafiar por ls camisas negras, tun grupo de bandoleros que hacian destrozos” Segin recierda Leonora, a mediados de ls teint, tas el ascen- s0 de Hitler al poder, los sirealistas comenzaron a reunirse peri ddicamente en el parisino Café de Flore, en Boulevard St. Germain, con [a intencidn de generar un movimiento de resistencia contra el nazismo, Varios de ellos apoyaban a los republicanos en la Guerra Civil espaiiola y contaban con experiencia y contactos. Conformaron asi el Kunstler Bund, liga de artistas de la resistencia en Pars, cuyo “objetivo era intentar sacar a judios de a Alemania nazi. Asegura que ‘on el respaldo del padre de Meret Oppenheim —artista surrealista suiza que aleanzé notoriedad por su taza en piel, lograron salvar 4 muchos judios que introdujeron clandestinamente de Alemania & Suiza, EL idio entre Leonora y Max se vio truncado cuando estallé a agucrra el 1° de septiembre de 1939 porque Emst, de nacionalidad ale mana, fie apresido por el régimen francés unos cuantos meses despuds. De nada valia su oposicin al nazismo; su ciudadania lo con- verta de tao en “enemigo de Francia’: “Estibamos en Saint Marin dArdéche, al norte de Avignon, donde viviamos, cuando la polica leg intempestivamente para apre sarlo, Cai en una crisis, intentéliberario. Busque a un senador de ape- llido Laugier, caya esposa era amiga de los surrealist, ylogré que lo soltaran, Pero poco tiempo después, ahorz en Marsella, nuevamente lo marginaron con los eiudadanos alemanes, todos bajo custodi. Logré verlo una sola ve, y sélo por unos cuantos minutos” Leonora y Max no se volvieron aver en Europa, La escalada de vio lencia iba in crescendo, Los frnceses con los que Leonora se rela cionaba, suponian que Ia Knea Maginot seria invulnerable, pero en junio de 1940 los nazis la cruzaron y se asentaron en la capital francesa En el regimen de Vichy, bajo el mando del general Henri Pilippe Peétain, los miembros del grupo surrealist, entre ellos por supucsto ‘Max Emst, fueron condenados 2 muerte. Cuenta Leonora que los libros de Ernst fueron quemados por los nazis, apoyados por colabo- racionista fanceses: “su libro de collages, Une semine de bonté (La ‘semana de bondad) ard en ls llamas de la intolerancia’ En el famoso Café ce Flore, Leonora recuerda haber visto Varian Fir, un norteamericano que contribuys a liberar a miles de intlectua- les judos apresados por el régimen de Vichy. Sin ninguna preparacién ‘en movimientos dandestinos, 24 horas después de haber legado a Pari, Fry ya estaba en contacto con artists intelecruales como Marc Chagall cl escultor Jacques Lipehit, la seritora Hannah Arent, incisive Max Emat, a quienes ayudé a hur de Francia. Guerra, locura y esperanza ‘Con la guerra comienza lalocura y Ia pétdida del amante. En la sole- dad de su casa en Saint Martin d’Andéche, Leonora comienza a enlo- {quecer Su amiga ingles, la ceramista Catherine Yarrow, que hua de Paris con su novio, el hiingaro Michel Lukacs,colaborador del pro= ductor cinematogrifico Gabriel Pascal, legé a buscarla para intentar tescapar juntos. Ellos, como Leonora, deestaban la presencia de los nazis en Francia y sabjan que trde temsprano sean perseguidos por sv oposicin al régimen. “Laakacs habia peleado contra Franco y repudiaba ls dictaduras. En su Fat partimos a Andorra. Al llegar ala feontera franco espafola, cn los Pirineos, un grupo de militares franceses nos inspecsiond, Fue ‘nerrador. Finalmente nos dejaon parts, ‘porque éramos ingeses” ‘Con la ayuda de un “misttioso jesita, que envi el padre de Leo: ‘nora a Perpignan, pudieron cruzat la frontera de Francia a Espa, “Legamos a Seo de Urgel, en Catala, y de ah tomamos la carretera 1 Barcelona, donde vendimos ef coche. A Madrid viajamos en tren, ‘Nos quedamos en el Hotel Riv, que estaba leno de sodados alemanes. La sensacién de persecucién me enloquecié” Leonora ain no sabia dénde estaba Ernst, afectada por la guerra, sufre una crisis nerviosa que se agrava. En su libro Memorias de abajo, nde narra su descenso ala losura —un episodio de su vida que detesta ecordar—, dice que se aia entonces como el centro del mundo, como Ja cincaredentora capazde slaral planeta purifcéndoo de las “espesas ceapas de sucedad de los conceptos aceptados que lo empaiiaban. El embsjador britinico la interna primero en una habitacién del Hotel Ritz, donde ya se hospedaba, pero luego, fuera de contro, la conducen aun sanatori “leno de monjas”yfinalmente, en agosto de 1940, ala Villa Covadonga del Hospital Psiguitrico de Santander, et abel para “loos peligrosos eincurables En la actuiidad se niega 4 repasar aquellos momentos de dolor y drama; “eseibi un libro de es y quiero olvdarl”, "En Memorias de abajo (esto originalmente en inglés y publicado por primera vez en la Revista VWY, no. 4 de febrero de 1944) cuenta {que despus de haber salad alo alto del armario con la agilicad de un ‘mono, de haberse colgado de los barrotes como murciago, de haber arafado, rugido como lesa, zafido y ladrado, fue atacla con correas, ddesmada, en cima, teniendo que soportar la rortura que le infligian Jos mosquitos y el hecho de dormir sobre sus propios excrementos, cofina y sudor. “Yo no queris otra cosa que ser buena con el mundo entero y all estaba, aad como un animal salvaje esribié en ese tor mentoso relato. Despues de varios meses en la Villa Covadongga,logra salir con la ayuda de un primo médico, Parecia, empero, que no podria hur de st destino de locura: su padee, poscecor de importantes contactos €o- merciales, dispuso que la condujeran a Sudiftica —via Lisboa, don- de esperaba que, lejos de Europa, pudiera “sana. En Portugal, de camino quia a un nuevo hospital, Leonora se aventuré astutamente a emprender la huida, No obstante que iba custodiada por una mujer de “rostro avinagrado”, aprovech6 un bari con doble puerta en una cafeteria para escapar, Sin tegua, tomé ‘presurosa un taxi ala embajada mexicana en Portugal. Ahi solicit la presencia del poeta Renato Leduc, a quien conocié en Pars a través de Pablo Picasso. “Renato habia sido empleado de la embajada mexicana en Pars y sabia yo que, com la egada de los nazis a Francia, casi todos los diplo- niticos esperaban barcos en Portugal con el fin de huir de Europa, ‘rambo a Nueva York. Meses antes, Emst habia invtado a Picasso a cenar ‘a nuestra casa y éte legé con Leduc. Recuerdo que como regalo me ‘rajo una bora espafola para el vino. Cenamos y acabamos aquella no- che balando.en un njghe club cubano que Renato y Pablo cligieron. Por ‘90 se me ocurrié que Renato posi ser‘mi salvador” ‘Leonora permartecié en la embajada, en espera de Leduc. Cuando ste legs, acepes hacerse cargo. Para ficiltar los rimites de sada de Porsugal, amablemente” —como dice Leonora— acces a casarse con ella, “Cualquier cosa era mejor que ita Sudifiea 0 someterme a los designios de mi familia, Me gustan los ingleses por su equilibrio, Essa Ye ar eine pe SSDS agate Jmaginacién y actitad mesurada que les permitié oponerse a los nas, pero no podia volver. Emprendé un camino sin retomo” ‘Con Renato tom el baree Exererrumbo a Nueva York. “Todo ola muerte ya maldad —sefaa eeordando a Gerard, su querido hermano, «uno mis de los soldados ingleses que, al érmino de la guerra, iberaron refugiadosjudios en condiciones de inanicién de los campos de exter rminio nazis—. El horror de lo que ahi vo, le results insoporable® ‘Leonora abrigaba I esperanza de volverareuniese en Nueva York con sus amigos surealsas y, pan su suerte, casi todos estaban ahi: André Breton, Luis Busuel, André Masson, su maestro Amédée Ozenfant, emand Léger y Piet Mondrian, entre otos. “Breton y Jacqueline, su mujer, fueron muy carfiosos conmigo. ‘Todos teniamos que sobrevsir y ninguno de nosotros contaba con dinero. Renato trabajaba en el consulado mexicano de Nueva York y yo pinté mucho en aquellos acs. Colaboraba también con dibujos en las pblicaciones surealistas View y VVV": “Tambin en Nueva York estaba Max Eenst,recién easado con la mi- Ionaria Peggy Guggenkieim, cya coleccidn de arte modermo era, des dle aque! tiempo, una de las mis notables del mundo. Marcel Duchamp viva con ellos en la mansidn que tenfan a un costado de rio, en Sutton Place, al este de Manhattan. “Leonora se arropaba con sus méscaras ytelarais. Acompatiada de caballos voladores,parlantesy festvos; de hiena dsfrazadas de duque- sas; de adas peludas; cerdos gigantes,eabras, mandrles,unicornios y gatos. Lograba defenderse, asi manera, de a hostlidad del conformis- ‘mo. A finales de 1942, Renato y Leonora partieron a México, donde su ‘matrimonio, tan fri, acabaria por resquebrajarse “Renato era un hombre bueno y decente, pero tenfamos interes totalmente opuestos —sefala Leonors—. Su mundo, con corridas de totos, sangre y muerte, acabs por fastidiarme’ El México de su cotidiancidad En ese entonces Carrington no imaginaba que echarfa taices en quel México nacionalista: “Me parecia un pais sumamente exético, ‘Todo era nuevo: desde el espirtu de la gente o la variedad de comi- das, plantas y animales, hasta el paisje y el contacto con los muer- tos. Una de las actividades que mas me gustaban era ir al mercado, fue funtistico descubrirloschileschipotles 0 los gusanos de maguey. Vivia entonces en la calle ¢e Giordano Bruno, en el bartio de Mix- conc, y a nas cuantas calles de mi casa habia un colorido mercado popular" [A través de Renato, Leonora conocié a Diego Rivera y, un poco ind de cetea, a rida Kalo, cuya pintura le gustaba, De hecho, cuen ta que la segunda vez que Diego y Frida se casaron, ella asst a la bod, También conoid en una ocasidn a José Clemente Orozco y se familiarizd con la ideologia del muralismo mexicano, Sin embargo, aunque aos ms tarde la misma Leonora pintaria el mural “Et mundo ‘magico de los mays” (1963) en el Museo de Antropologi, se mantu- ‘yo con una posicion excéntrica en sa arte ys vida, sin aliase ni eon la Escuela Mexicana ni con los opositores de la misma. No me interesaba el mensaje socal en la pintura, y mi mural fue totalmente ajeno a ese diseurso”, dice. Comenzé ademis wna sélida amistad con Octavio Paz. y Juan Soriano, con quienes trabajé haciendo escenografias para “Poesfa en vor. alt” Y socializd con otros refugiados como la fotSgrafs: Kati Horna y #1 esposo José, el poeta Benjamin Péretcasado con Remedios ‘Varo, el cineasta Luis Busvel, los pintores Esteban Francés y Gerardo Lindrraga, este ikimo primer marido de Remestos. “A Remedios, que llegs a ser mi mejor amiga, la conocfa desde tiempo atris. Habiamos coincidido en Paris en las reuniones que ‘organizaba Breton y fue un gusto reencontrarme con ella en México. La gente tiende a querer ver puntos de contacto en nuestra obra, pero jams pintamos juntas. De hecho, cuando yo la conoct sus cuadros ‘ran cubist” as anéedotas con Remedios se sucsden unas a otras. Recuerda que sgustaban de organizar comidas juntas: “en una ocasién preparamos tapioca que pintamos con tina de pulpo, ya nuestros invitados los hi ‘cimos creer que er caviar, Divertdas lamamos luego a la funerasia Gar ‘yosso para darle buen fin a nuestro “costoso caviar. Otra vez, tratamos ‘de cocinar un pltillo de un libro inglés de cocina del siglo xvu, pero results borrendo”, Bn casa de Remedios y Péet, Leonora conocis en 1943 al foxdgrafo judio-tiingaro Chiki Weisz, sobreviviente del Folocausto. Chiki habia Togrado escapar de Europa rambo a México, gracias a la intermedia cidn del forigrafo Robert Cappa, también hiingaro, que conocia a ‘Miguel Alemén. Viajéen el barco Serpa Pinto en donde asimismo iban Remedios, Benjamin y Breton. En 1046, Chiki y Leonora se asaron. Ese mismo afo nacié su hijo Gabriel, y en 1047, Pablo. “Fue una soepresa tener nifios —sefiala (Chiki—, Leonora no pareca tener ese interés, pero se voleé rotalmente ello con un instinto maternal inesperado” De hecho, hasta hoy es el bienestar de sus hijo lo que mis le quita el suefo: “a veces quisiera que se inventara una pidora para cura la obsesién matera’ dice quien hoy cs madre de dos varones de mis de so aos. ‘Aunque ahora estan famosa, su iniio como artista no fue ici. Su primera exposicdn en México, en la déeada de los cuarenta, fe en una tienda de mules lamada Clardecor, en Reforma, Eran tiempos en que Jas galerses, como Inés Amor, cefan slo en el discurso nacionalista y as ‘pocrasestaban cerradas para cualquier otra tendencia artista ‘Sin embargo, dice ella que cuando Inés vio que su obra fe tecon0- da y apreciada, la bused conel fin de vender sus cuadros. Ya después Leonora expondria con Antoaio Souza, “un hombre sensible e inteli- gente’ cuyo interés era impulsar las propuestas de los j6venes y de los refiugiados, desdefiados entonze. [Al hablar de sus coleccionisas y galeristas, Leonora recuerda con caifio ala corredora de arte norteamericana Julien Lévy, quien antes de [a guerra impulsé a los surralistas y luego seria su amiga. Asimismo a Hlelena Rubinstein —fabricane de eosmeéticos y articulos de belleza—, ‘ya su hermana Manks, que en Nueva York la apoyaron comprindole tcdros que Iiego donaton al Pabellén Helena Rubinstein de Arte (Contemporineo en Tel Aviv ‘Gran parte de su obra Ia adquiré el coleccionsta inglés Edward James, a quien conocié en 1924 a través de Esteban Francés, amigo de ‘Remedios y Péret, James, un rico y extravagante inglés, mecenas de los ‘surrealistas —que a Dal{ le compré su produccién durante dos afios—, Hlegé a vistala y al ver su obra quiso adquirir 1s cuadros. Cuenta CChiki que cuando Leonora ledio el precio, James arguyé que era muy caro para “una desconocida” Ella se enoj6y lo corris de a casa. Para hacer las paces, ego Te rega6 unos pinceles. Afiade Leonora: “slo nos volvimos amigos hasta que me pag los 200 délares que me debia ‘como pago por los 15 cuadeos” Edward James finalmente s instal en México. En Xilil, wn pueblo perdido en la huasteca potosina, entre ios, cascadas y pozas naturales, construys “Las Pozas? su suiiosurre- alist, una ciudad magica con flores de concreto escaleras que s6lo ‘onducen al ciclo enmedio dela colosal selva. Ahi, Leonora, *s6lo por juego”, pints en las paredes sus seres fantsticos, los cuales perduran hasta el dia de hoy. ‘Afanosa biisqueda de libertad (Chik y Leonora viven juntos en la ciudad de México desde hace seis décadas, pero cada uno en sa propio mundo. #1, quien contempls el rosto mis perverso de la humanidad huyendo de los campos de con centracin en los que aesinacon a dos de sus hermanos, detuvo ahi st reloj y hermético pasa sas horas, eratando de comprender lo incom prensible. De hecho, desde que leg a México se niega a vsjar 0 par tira ningsin otro sitio por terror a volver ser prea de un pogromo. Ni siquiera ha estado dispuesto a mudarse de cas. ‘Leonora por su parte, es inasequible. Despues de la guerra hubiera deseado regresar a Europa. No lo hizo, y aunque en més de una cocasidn ha queride buir de México, “soy alegica a este are contami- nado”, siempre regresa, Ast Jo hizo cuando en 1968, después de la masicre de estudiantes en Tlateloleo, partié durante un afio con sus hijos a Estados Unidos, Asimismo cuando en la década de los setenta se establecié durante varios meses en los bosques neoyorquinos para «estudiar com los lamas tibetanos, y cuando, después del reremoto que devasté la ciudad de México en 198s, se establecid en Nueva York, cerea de su hijo Pablo, Chiki ha sido sa ancla, la verdadera azén que ba impedido que Leonora zarpe definitivamente de México en busca de ‘otros horizontes. “Aunque dice que su trabajo es menos intelectual de lo que los his- toriadores han supuesto, ella no ha eesado de busca respuestas. Desde la década de los sesenta, por ejemplo, emtré en contacto con los tibetanos cuando Mao Tse-tung ordens la destruccién masiva de sus rmonasterios y prohibié la prctica de sus costumbresy religion, “Un amigo me conté que en Escocia habia mumerosos refugiados del Tibet, y entre ellos, un alto lama. Yo habia lefdo el libro My jour- ney to Lhasa de la francesa Alexandra David Néel, que 1946 viaié al Tibet y se convirtié en la primera mujer europea aceptada en ese ‘mundo prohibido, Me straa ese mundo mistico,ajeno al dogma de las religiones. Aproveché un viaje a Escocia para visitar a mi her mano y a mi madee, que atin vvia, y entré en contacto con ellos. ‘Aflos después, en los bosques cereanos a Nueva York, estudié con racstros tibetanos y asisti también a algunas conferencias con el Dalai Lama, un hombre que por su senillez me impacts desde el primer momento.” (Obsesionada por hallar el sentido de a vida y de la muerte, Leonora hha nuerido su mundo imaginativo de conosimiento y mistcismo. Desde que acudié con el primer sicoanalista le pregunté sobre elo. Sabe, sn embargo, que las respuestas no estén ain asualeance. Arguye aque aunque tenga “spatiencia de mujer inteligente’, sa vida ha sido Finalmente abutrida; “muchos quisieran que hable de las orglas de lagartos y lagarijas, pero mi vida no ha sido eso Le reme a la wjez, a Ja muerte y aa enfermedad; y siente que, ahora si, esti en el proceso dle aprender a morir Desconfiads, busca su soledad, desea apaciguar riedos y faneasmas, ‘Curiosamente, el ito que tanto repel, ocasiona que muchos que ran apeehenderla Se disputan su pertenencia arguyendo que Leonora CCarsingron es mexicana ingles, idandesa y hasta francesa por su coo- Ae ts pores ene aamen

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