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C olección dirigida p o r
con la colaboración de
Diván
eBfeRwIss
BIBLIOTECA NUEVA
I
y
ocupamos de las palabras: son nuestro instrumento
de trabajo porque el inconsciente de cada cual está
hecho de lenguaje, es decir, en tu caso, de todo lo que se dice
y se ha dicho de ti, incluso desde antes de que tú n acieras...
Preguntem os a Freud
Bueno, pero hay algo más, y muy fundamental que está con
tenido en los significados posibles de la palabra adolescencia
que hemos ido apuntando. Es decir, algo que también y, sobre
todo, tiene que ver con el crecimiento y con el cambio en el
cuerpo; con lo infantil de lo que te estás separando; con algo
que falta y que se pierde; y con el sufrim iento; pero, a la vez,
con una forma inédita de gozar: de gozar tu cuerpo y tam
bién, cuando eso ocurre, y por algunos momentos, el cu er
po del otro. N os estamos refiriendo a la nueva sexualidad
que este crecim iento te ha aportado; esa que posiblemente
traiga ligado (¿o desligado?) al a m o r... Pero este tema sí que
m erece un capítulo aparte, ¿no lo crees?
Pues sí, para Freud hay una sexualidad infantil; y aún más, lo
sexual se hace presente desde que el cachorro humano vie
ne al mundo. ¿Cóm o es esto? Bueno, eso puede pensarse así
porque Freud dejó muy claro que la sexualidad es algo más
amplio que la genitalidad (que es la posesión y el uso de los
órganos genitales, masculinos y femeninos, ya maduros para
poder reproducir).
Y, ¿cuánto dura?
¿Con qué tiene que ver esto que nos falta? Lógicamente con
muchas cosas; pero te nom brarem os tres (aunque verás que
tú ya las sabes bastante, pero ahora lo verás desde este nue
vo punto de vista).
Bien, lo prim ero, como ya eres grande, hay que quitarles ese
apasionamiento. Pero, ¿no te has ido a veces al otro e xtre
mo? De papás todopoderosos a totalm ente imperfectos.
Pero entonces, ¿dónde poner ahora el apasionamiento?
¿Dónde los ideales? «¿Qué podría ser, si ya no es seguro que
quiera ser como ellos?»: podemos form ular así otra versión
de la pregunta de Pablo.
¿Encontrando la respuesta?
¿Es más fácil ser un tigre? Parece que sí, a juzgar por Calvin
y Hobbes (quizá les conozcas), dos personajes de una tira
cómica muy popular que se edita en periódicos de bastantes
países.
Calvin es un niño inteligente y rebelde, que a menudo hace
preguntas que de hecho no corresponden demasiado con su
edad aparente; eso es un recurso muy utilizado por los dibu
jantes para representar en un niño diversos conflictos que
no son sólo de la infancia, sino también de la adolescencia y
hasta de la edad adulta.
Com o ocurre a menudo con los mitos, hay una verdad estruc
tural en el fondo de lo imaginario de esa historia en cuestión.
Escoger precisamente a José como paradigma del padre es
una elección muy inteligente dado que pone el acento en la
dimensión no-biológica de la función paterna. ¿Sabes por qué
a menudo a los que llevan el nombre de «José» se les llama
familiarmente «Pepe»? Viene precisamente de «padre putati
vo», cuyas iniciales son «pe-pe», y que quiere decir ni más ni
menos «aquel a quien se supone que es el padre», el reputa
do como tal. Es que, en el fondo, todo padre es un padre
«putativo», porque se trata de una nominación sostenida por
la madre (que le da un padre a su hijo) y por el padre (que
recibe esa nominación, y la acepta) independientemente de si
se corresponde o no con la verdad de la biología.
Por supuesto que hay casos extremos de padres que han fun
cionado muy mal en el oficio paterno, por tratarse de perso
nas muy enfermas, perversas en ocasiones, o por circunstancias
complicadas que han dificultado extraordinariamente que las
cosas se fueran procesando dentro de los límites de una cier
ta normalidad. Pero incluso en esos casos es posible acceder a
una posición en la que la vivencia de los padres sea distinta y
no cause demasiado dolor. N o te estamos diciendo que haya
que reconciliarse siempre con ellos y/o perdonarles; no se tra
ta de eso, pero sí de intentar vivirlos de un modo diferente,
recapitulando, re-dimensionando, construyendo respuestas,
aunque no todo pueda ser comprendido ni justificado.
Sugerencias
¿Y la diferencia sexual?
Algo dicen, claro que sí. Los chicos y chicas suelen hablar de
estos temas en nuestras consultas. Ellos, com o casi todos, en
el fondo saben eso que Freud descubrió: que el inconscien
te y sus malestares tienen que ver con lo sexual. Con esa
parte de la sexualidad que no se acaba de asimilar, con esos
aspectos que, como decíamos en los puntos anteriores, no
siempre nos quedan claros, pero en cambio sí son muy com
plejos para los seres que hablamos. Entonces, nuestros jóve
nes pacientes a veces se quejan de que, en cuestiones de
sexo y en temas de am ores, las cosas no siempre son como
querrían que fueran.
Recordó que la prim era vez que hizo el amor, pensó: «¡Vaya
poca cosa!» Y no porque le fuera mal o no hubiera obteni
do p la c e r... sino porque éste era inferio r al esperado, ¡tan
grande y perfecto era lo idealizado! A continuación se refi
rió a dos libros que había leído: el prim ero hablaba de
Taoísm o y sexualidad.Y en él se enseñaba «cóm o conseguir
multiorgasmos en el h o m b re... evitando la eyaculación». El
segundo libro relataba una extraña historia en la que un
joven tiene una relación sexual con su padre. El hijo tiene
orgasmos, pero no eyacula.
Hay algo que dijimos para ti y que vale también para ellos:
seguramente aquí no encontrarás las cuestiones más parti
culares que les conciernen a esos chicos o chicas (o ambos)
que pasan tantas horas contigo; porque cada uno de ellos es,
como tú, singular y diferente. De modo que, mientras él o
ella no hable ante nosotros y no se nombre, no sabremos
quién e s ... quiénes son. Pero de entrada ya estamos dicien
do algo para tener en cuenta: cada uno de ellos es como tú,
pero a su vez diferente de ti, precisamente porque es como tú
de singular. ¿Parecen térm inos contradictorios? Es posible.
T ú , él y el espejo
Analista: ¿Y tú te entiendes?
O tra manera de clasificar las drogas, que tal vez hayas escu
chado en alguna ocasión, es aquella que intenta dividirlas en
«duras» y «blandas». Es una dualidad que, por suerte, ya se
está abandonando casi por completo, debido a su ingenuidad
subyacente. Se suponía que las llamadas drogas duras son las
más peligrosas tanto por sus efectos físicos nocivos como
por su capacidad de crear adicción, mientras que las blandas
serían menos nocivas y crearían menos adicción. Sin em bar
go, determ inar objetivamente dónde está la frontera entre
unas y otras resulta harto complicado, por no decir prácti
camente imposible. Piensa una cosa: ¿el alcohol es una droga
blanda o una droga dura? En nuestro contexto socio-cultu
ral se trata de una sustancia legalizada, que se puede conse
guir con facilidad (aunque, en teoría, los menores no puedan
adquirirla), profundamente enraizada en la historia y en la
cultura, y alrededor de la cual existen múltiples negocios.
Pese a ello, desde un punto de vista estrictam ente médico,
puede afirmarse que es una sustancia altamente peligrosa,
responsable de muchísimas muertes, numerosísimos acci
dentes de tráfico y laborales, causante de todo tipo de agre
siones y maltratos, así como un ingrediente básico en diver
sas patologías mentales y en el absentismo laboral.
Tal vez te preguntes por qué los padres suelen ponerse tan
pesados con el tema de las drogas y su constante tem or a
que acabes convirtiéndote en una víctima de las mismas. En
algunos casos, se trata de un problema de desinformación.
No tienen los elementos suficientes para distinguir entre
unas sustancias y otras, y entre diferentes modalidades de
consumo. Están aplastados por ciertos discursos demasiado
simplistas que circulan en los medios de comunicación.
Co m o ya explicábamos en el capítulo dedicado a los padres,
no es nada fácil desempeñar bien el papel de padres. El asun
to de las drogas es uno de los muchos que pone en eviden
cia esa dificultad. Un padre puede estar echándole un ser-
món a su hijo acerca de los peligros de las drogas con un
vaso de güisqui en la mano o incluso con algunas copas de
más en el cuerpo, y sin darse cuenta de la contradicción en
la que está instalado. En éste, como en otros terrenos, suele
ser más eficaz el buen ejemplo cotidiano que los discursos
apasionados. Vosotros los jóvenes tenéis una sensibilidad
especial para captar los modelos de vida de los mayores y las
posibles incoherencias de los mismos.
L a dependencia
U n poco de historia
L a influencia social
¿La prevención?