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PRODUCCIÓN DE VERDAD
El régimen de producción de verdad de las historias de vida, es una estructura en la que
cinco aspectos distintos, pero complementarios entran en relación.
Frank López.
Profesor de la Cátedra de Técnicas de Estudio e Investigación Documental.
FACES - UC Núcleo La Morita
Candidato a Doctor en Ciencias Sociales
INTRODUCCIÓN
Un gran verano desolador ha secado los campos, otrora fértiles, de la sociología.
Más allá de una que otra producción agónica, la matriz sociológica pareciera haber
llegado al grado extremo de la esterilidad:
¡No hay producción teórica importante hoy en la sociología y los sociólogos
estamos -como el poema de Baudelaire- ¡igual que un libertino que besa y exprime el
seno maltratado de una vieja ramera, lo mismo que una naranja seca!
En consecuencia, una nueva discursividad sociológica se impone, con las
historias de vida, y abre un renovado espacio para la discusión teórica y para la
producción práctica.
Este trabajo, que presentamos al Seminario Historias de Vida, pretende,
precisamente, discutir un aspecto bien importante de esta nueva propuesta teórica cual
es su “régimen de producción dé verdad”.
Trabajamos con la idea de que toda verdad -y por tanto la de las historias de
vida- es producida merced a un régimen de poder, el cual funda la condición de la
verdad producida. En este sentido, entendemos como régimen, un campo de poder que
recorta el diagrama de fuerzas, en razón del cual unas normas y una lógica define una
estructura operativa en la cual se despliega la práctica metódica.
El trabajo ha sido dividido en tres aspectos a saber: Un marco de referencia en el
cual se definen categorías claves del discurso. Un cuerpo donde son tratados cinco
aspectos, tenidos como las reglas constitutivas del régimen de producción de verdad de
las historias de vida. Y finalmente, un capítulo en el que se redondea, apretadamente,
una conclusión.
Una intención guió siempre este trabajo: Cometer el atrevimiento de pensar con
libertad, lo cual vuelve cierta la posibilidad de equivocarse. No obstante, de ellos nos
hacemos responsables sin ambigüedades.
MARCO DE REFERENCIA
Una característica dramática se ha sumado a la angustia agónica de estos
tiempos. Una característica que engrosa el rosario de calamidades intelectuales que
hacen de tal condición un desgarramiento sudoroso. Al gran desencanto frente a los
grandes relatos, a la constatación del horror que ha fundado el progreso científico-
técnico, al dantesco panorama de los socialismos existentes (con sus gulags y su terror)
se ha sumado la falta de legitimidad de los paradigmas exegéticos, que otrora le dieron
1
fuerza a la palabra .
Esta crisis de referente teórico impone como imperativo de primer orden, que
toda reflexión explícito su propio marco de referencia, merced al cual el pensamiento
encuentre su sentido exegético y merced al cual los conceptos y categorías hallen su
propia identidad. En razón de ello y a los fines de este trabajo se puntualizarán aspectos
tales como: Las historias de vida y el régimen de producción de verdad; los cuales
constituyen los aspectos neurálgicos de este reflexión.
Las historias de vida tienen diversas definiciones, no obstante conviene exponer
la definición que de ella hacen algunos autores a los fines de indagar los elementos
comunes y sustanciales que permitan recortar una definición operativa.
(1)
Hornero R. Saltalamacchía (1970: 225) sostiene “la historia de vida es una
técnica mediante la cual se pretenden, consultando diferentes tipos de documentos
personales, reconstruir el acontecer, completo o parcial, de vida de un ser humano”. Se
trata, pues, según el autor, de una reconstrucción de lo vivido.
(2)
Jorge Vegara Stévez (1988:16) sostiene, por su parte, que “la historia de vida
puede ser definida a partir de los siguientes elementos: 1. La incorporación a la
sociología de las relaciones interpersonales cara a cara y las actividades comunes no
especializadas. 2. El reconocimiento de la dimensión subjetiva del fenómeno social. 3.
La ruptura con el modelo de las ciencias naturales. 4. La valoración de la capacidad
autorreflexiva de los agentes humanos para ser monitores de su propia práctica. 5. La
revaloración del lenguaje, de las posibilidades teóricas que ofrece su análisis. 6. El
retomar “la vida”. 7. El replanteamiento de la noción aristotélica de ciencia; definición
ésta, que como se ve, involucra y trasciende la de Saltalamacchía.
(3)
Maritza Montero (1988:8) sostiene que “las historias de vida, que sustituye a
las entrevistas tradicionales, es una técnica en la cual interactúan dos sujetos...Ambos
activos, en la cual el primero proporciona un conocimiento procedimental, unos
objetivos y un análisis, y el segundo, un conocimiento vivencial, participando ambos en
la construcción del conocimiento buscado y en la reconstrucción del recuerdo”. Podría
llamarse -agrega- “análisis integrales del discurso que la conforma”. Lo cual incorpora,
a las historias de vida, una dimensión discursiva: Sintáctica, semántica y pragmática.
Tales definiciones, destacan cinco elementos cardinales, merced a los cuales
puede definirse las historias de vida, ellos son: Una relación intersubjetiva de sentido
presencial, en la que el entrevistador y el entrevistado fundan un encuentro “cara a
cara”. Una preeminencia metodológica a la práctica del hablar y escuchar (práctica
audioparlante) como regla metodológica de denigración de la función ocular céntrica,
que caracterizó al método tradicional de la ciencia. El imperativo en la práctica
metodológica de un intercambio de roles epistemológicos entre el entrevistador y el
entrevistado, cuya sustancialidad lo constituye el énfasis en la igualdad entre ambos.
Una relación dialógica en la práctica metodológica que se incorpora a esta estructura de
saber y que incorpora, a su vez, a la práctica discursiva a su particular régimen de
producción de verdad. Y una valoración epistemológica al recuerdo como fuente
privilegiada de la verdad, que abre para la sociología -el espacio de la subjetividad
como la dimensión jerárquica del saber.
(1) A este propósito sostiene Liscano que: “El período de la Guerra quebró el mundo
desgarrándolo en dos: el que precedió a la primera conflagración mundial -orden
paternalista, de seguridades materiales, jerarquía, confianza en el progreso, en la técnica
y en la razón- y el que siguió, el de la tenebrosa Postguerra con sus revoluciones,
desmoronamientos, destrucción del núcleo familiar, pérdida de seguridad, confusión de
valores y toma de consciencia apocalíptica. Es decir, se descubrió que a la muerte de
Dios siguió la muerte del Hombre”. (Juan Liscano. Descripciones. Monte Avila
Editores. Caracas, 1983, pp. 10,33).
Y esta lucha, desde luego, más que un acto libre es, por lo contrario, un juego
estratégico de operaciones que asemejan una conducta teatral en la que el guión ha sido
previamente elaborado. Son pues los elementos normativos que rigen los encuentros y
que se evidencian cuando son trasgredidos.
Aunque, como dice Wolf (1983:25) “se trata de una reglamentación huidiza”.
Es esta reglamentación huidiza y su despliegue, lo que define los perfiles de la
estructura del encuentro cara a cara. Es en ella donde se objetivan sus reglas de
estructuración y su lógica estructurante. Y es ello, pues, lo que hace que esta regla del
modo operativo de las historias de vida sea, en sí misma, a su vez, una estructura con
régimen propio.
Pero es este régimen particular, en tanto campo o diagrama de fuerzas, que se
conecta con los otros regímenes o diagramas particulares, define un campo general de
fuerza o régimen operativo de las historias de vida.
Ahora bien, analizado el aspecto anterior, conviene abordar el aspecto siguiente
de la estructura metódica de las historias de vida, cual es lo que se ha denominado:
LA RELACIÓN DIALOGICA.
Otra de las reglas que constituye la estructura metodológica que funda el estatuto
de verdad del régimen de saber de las historias de vida, es la que hemos denominado “la
relación dialógica en el momento metódico”. Este imperativo metodológico de las
historias de vida, en tanto regla es en si misma una estructura a cuyo interior operan un
conjunto de normas y una cierta lógica que gobierna su despliegue.
Empero, conviene adelantar antes de fundamentar esta afirmación- que dicha
regla (la relación dialógica, se entiende) presupone el desplieque de las tres reglas
anteriores, a saber: el encuentro cara a cara, la preeminencia metodológica de la práctica
audioparlante y el intercambio de roles epistemológicos.
Ahora bien, este momento dialógico en el régimen de producción de verdad en
la práctica de saber de las historias de vida, no puede ser confundido con la primera
regla, esto es: Con la relación cara a cara. La relación dialógica, en tanto forma de
relación de una modalidad comunicativa, se diferencia de la pura relación entre dos
(21)
personas. Wolf sostiene (1970:54) que “el descubrimiento de que el término
comunicación podía ser usado para indicar en general aquello que sucede cuando dos
individuos están reunidos ha sido casi desastroso. La comunicación entre las personas -
dice-, unas en presencia de las otras, es de hecho una forma de interacción o conducta
cara a cara, pero esta ultima no es sólo ni en todos los casos una forma de
comunicación”. Vale decir, ambas cosas son realmente diferentes, no importa que una
suponga a la otra. Ambas, comunicación e interacción, tienen márgenes distintos. Los
márgenes de la interacción son, verbigracia, más amplios que los de la comunicación.
Aunque ambos estén continuamente intermezclados.
El proceso de comunicación, a despecho de sus propios incidentes,
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interferencias, etc. es en sí mismo, por lo general, “transparente”. (Wolf 1970: 76) .
La comunicación es -siempre con Wolf- “el traspaso, más o menos afortunado, de
paquetes de información, de un extremo a otro”. Aunque también -dice- debe ser
entendida como “negociación”, dado que lo que en ella se quiere decir “viene imputado,
atribuido por el destinatario”.
Esta diferencia, entre interacción y comunicación que venimos señalando, bien
pudiera ser destacada, si se usara una metáfora Wolfmaniana: La conversación -dice-
“es un montón de desperdicios en el que están mezclados pedazos y residuos de todas
las operaciones sobre FRAMES propios de una cultura”. No obstante que sobre ese
montón “de desperdicios” operan reglas que le son inherentes y que gobiernan el acto
comunicacional. Con lo cual se cumple aquella sentencia del interaccionalismo
simbólico según la cual: “siempre que el sujeto está en presencia de otros debe
mantenerse un orden ceremonial por medio de rituales interpersonales”.
(23) “
Tal ceremonial indica que, como sostiene Wolf (1970: 50) , manteniendo un
comportamiento correcto, el individuo da crédito y contenido a las entidades
interaccionales mismas (...) y se hace a sí mismo accesible y utilizable para comunicar”.
Lo cual indica, por ejemplo, que cuando se entra en una relación dialógica no se está,
simultáneamente, silbando, cantando, etc. dado que, tales actos -si ellos no son
adecuados- violentan la lógica que ordena la estructura dialógica: Quizá es esto lo que
(24)
hizo decir a Wolf (1970:50) : “La conversación es una parcela muy reducida hecha de
confianza y lealtad, con sus propios héroes y sus propios prisioneros”.
Tal es, pues, lo que se ha denominado la estructura misma del momento
dialógico, a cuyos imperativos se somete esta regla metódica del régimen de producción
de verdad de las historias de vida y en cuyo despliegue los interlocutores se prestan a
valorar el recuerdo como fuente de verdad.
CONCLUSIÓN
El régimen de producción de verdad de las historia de vida, es una estructura en
la que cinco aspectos distintos pero complementarios entran en relación. Estos cinco
aspectos, cada uno por separado operan merced a sus propias normas y a su propia
lógica. Cada cual por separado es un campo de fuerza, un régimen propio, que se
articula, en una relación de fuerzas, definiendo -como su correlato- un régimen mayor a
partir del cual emerge el discurso- que no la verdad aún -de las historias de vida.
Ahora bien, este discurso que se produce merced a este régimen epistemológico,
reproduce a su interior -aunque expresado en elementos de naturaleza discursivas- las
relaciones de fuerza merced a la cual se produjo. Por tanto, el criterio de certeza de lo
narrado se desplaza al orden del discurso y busca finalmente en las estructuras
sintácticas, semánticas y pragmáticas su propia condición de tal. Y en este sentido, lo
narrado es la verdad de como el entrevistado ha vivido su propia subjetividad, la cual
pasa a constituirse en las representaciones que definen el marco de mediaciones
intradiscursivas, con las cuales es producido lo real.
Debe entenderse, entonces, que la verdad así producida, es la verdad de la
subjetividad del entrevistado, pero es también la verdad del régimen que gobierna esta
práctica discursiva merced a la cual, el sujeto parlante estructuró el discurso de este
régimen de producción de verdad: ¡fue hablado, el mismo, por el régimen de poder!
BIBLIOGRAFÍA
1. ALTAMACCHIA, Homero R. Historia de Vida y Movimientos Sociales.
Revista Mejicana de Sociología. 1987.
2. STEVES, J. Vegara: Consideraciones sobre las Historias de Vida. CLACSO.
Caracas, 1988.
3. MONTERO, Maritza: Las Historias de Vida. CLACSO. Caracas, 1988.
4. WOLF, Mauro. Sociología de la vida cotidiana. Ed. PAIDE 1.983
5. WOLF, Mauro. Ob. cit
6. WOLF, Mauro. Ob. cit.
7. WOLF, Mauro. Ob. cit.
8. WOLF, Mauro. Ob. cit.
9. WOLF, Mauro. Ob. cit.
10. WOLF, Mauro. Ob. cit.
11. COUZEN, David. hoy (Comp) Foucault. Ed. Tauro. 1988
12. COUZEN, David. hoy (Comp). Ob. cit.
13. MARZOA, Felipe Martínez. Historia de la Filosofía. Edi. Ismo 1973.
14. COUZEN, David. hoy (Comp) Ob. cit.
15. FOUCAULT, Michael. El Nacimiento de la Clínica. Siglo XXI. Editores.
1970.
16. FOUCAULT, Michael. Vigilar y Castigar. El nacimiento de las prisiones.
Siglo XXI. Editores. 1971.
17. SABATO, Ernesto. Hombre y Engranaje. Alianza Editorial. 1973
18. COUZEN, David, hoy (Comp) Ob. cit.
19. WOLF, Mauro. Ob. cit.
20. MONTERO, Maritza. Las Historias de Vida. CLACSO. Caracas 1988.
21. WOLF, Mauro Ob. cit.
22. WOLF, Mauro. Ob. cit.
23. WOLF, Mauro. Ob. cit.
24. WOLF, Mauro. Ob. cit.
25. COUZEN, David, hoy (Comp) Ob. cit.
26. MARZOA, Martínez. F. Ob. cit.
27. COUZEN, David. hoy (Comp.) Ob. cit.
28. COUZEN, David. hoy (Comp). Ob. cit.
29. COUZEN, David. hoy (Comp). Ob. cit.
30. FOUCAULT, Michael. La Microfísica del poder. Ediciones La Picota. 1979.
31. COUZEN, David, hoy (Comp) Ob. cit.
32. GUILLES, Deleuze. Ob. cit.
33. GUILLES, Deleuze. hoy (Comp) Ob. cit.
34. COUZEN, David, hoy (Comp) Ob. cit.
35. LISCANO, Juan. Descripciones Ed.
36. GUILLES, Deleuze. Ob. cit.