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En cada Estado hay tres clases de poderes: el poder legislativo, el poder ejecutivo de las
cosas relacionadas relativas al derecho de gentes y el poder ejecutivo de las cosas que
dependen del derecho civil.
En virtud del primero, el príncipe o jefe del Estado hace leyes transitorias o definitivas, o
deroga las existentes. Por el segundo, hace la paz o la guerra, envía y recibe embajadas,
establece la seguridad pública y precave las invasiones. Por el tercero, castiga los delitos
y juzga las diferencias entre particulares. Se llama a este último poder judicial, y al otro
poder ejecutivo del Estado.
La libertad política de un ciudadano es la tranquilidad del espíritu que proviene de cada
uno en su seguridad; para que esta libertad exista, es necesario un gobierno tal, que
ningún ciudadano pueda temer a otro.
Cuando el poder legislativo y el poder ejecutivo se reúnen en la misma persona o en el
mismo cuerpo, no hay libertad; falta la confianza, porque puede temerse que el monarca
o el Senado hagan leyes tiránicas y las ejecuten ellos mismos tiránicamente.
No hay libertad si el poder juzgar no está bien deslindado del poder legislativo y del poder
ejecutivo. Si no está separado del poder legislativo, se podría disponer arbitrariamente de
la libertad y la vida de los ciudadanos; como que el juez sería legislador. Si no está
separado del poder ejecutivo, el juez podría tener la fuerza de un opresor.
Todo se habría perdido si el mismo hombre, la misma corporación de próceres, la misma
asamblea del pueblo ejerciera los tres poderes: el de dictar las leyes, el de ejecutar las
resoluciones públicas y el de juzgar los delitos o los pleitos entre particulares4.
1
Esta parte de la materia sobre la separación de los poderes está basada en Alejandro Silva Bascuñán,
Derecho Político. Ensayo de una Síntesis, pp. 56-58. Editorial Jurídica (1984).
2
“En todo gobierno hay tres poderes esenciales a cada uno de los cuales el sabio legislador debe dar
lugar de la manera más conveniente. Cuando estas tres partes están bien ordenadas el gobierno va
necesariamente bien y es de sus diferencias de donde saca las suyas.
El primero de estos tres poderes es el que delibera sobre los negocios del Estado. El segundo
comprende todas las magistraturas o poderes constituidos, es decir, aquellos de que el Estado tiene
necesidad para obrar, sus atribuciones, la manera de proveer a ellas. El tercero abraza los oficios de la
jurisdicción” (Aristóteles, política, Capítulo X, párrafos en lecturas sobre la separación de funciones).
3
Locke, Dos Tratados de Gobierno Civil.
4
Montesquieu [1698-1755]. El Espíritu de la Leyes [1748], Libro VI, Capítulo VI.
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DERECHO ADMINISTRATIVO I (2009)
Julio Pallavicini Magnère
Facultad de Derecho
Universidad de Chile
– Asegurar que cada uno de estos tres órganos actúe separadamente con
independencia de los otros dos, o sea, que su propia decisión no pueda ser
presionada o influida por otro órgano.
– Especializar a cada órgano en sólo el desempeño exclusivo de una de esas tres
funciones, de modo que la satisfaga sin intervención ni participación de los otros dos
poderes.
– Impedir que la decisión de cada uno de estos tres órganos pueda ser invalidada,
neutralizada o dejada sin efecto por la decisión de los otros órganos.
5
Valentín Letelier, Génesis del Estado y de sus Funciones Fundamentales, Buenos Aires, 1917. Citado
por Enrique Silva Cimma en Homenaje a don Valentín Letelier, en Revista de la Agrupación de Abogados
de la Contraloría General de la República, N°1, pp. 53.
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– Participación, a través de sus ministros, en los debates que tengan lugar en el
Parlamento (artículo 37).
– Representación de la urgencia en el despacho de las leyes (artículo 74).
– Formulación de observaciones a los proyectos de ley aprobados por ambas
cámaras (artículo 73, inc. 1°).
– Sanción de las leyes despachadas por el Congreso Nacional (artículo 75, inc.
1°).
– Promulgación, con posterioridad a la sanción, de las leyes despachadas por
el Congreso Nacional (artículo 75, inc. 2°)
– Publicación de las leyes promulgadas (artículo 75, inc. 3°)
– Participación, a través de sus ministros, en los debates que tengan lugar en el
Parlamento.
– Representación de la urgencia en el despacho de las leyes.
– Formulación de observaciones a los proyectos de ley aprobados por ambas
cámaras.
– Sanción de las leyes despachadas por el Congreso Nacional.
– Promulgación, con posterioridad a la sanción, de las leyes despachadas por
el Congreso Nacional.
– Publicación de las leyes promulgadas.
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