Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
EN EL BICENTENARIO
DEL CRUCE DE LOS ANDES
Equipo de Educadores de la Biblioteca Popular Monte Chingolo • Coordinación: Fernando Martínez
Patricia Bote. Liliana Carísimo. Ester González. Patricia Páez. Andrea Rodríguez. Vanesa Rodríguez. Gisela Montenegro
En estas páginas hay una historia
iniciada en cada capítulo con una
narración literaria que nos ubica
en el medio del cruce de los
Andes pero desde allí mismo
comienza el relato en versos de la
historia de San Martín y la lucha
por la independencia. Y para que
La historia de nuestra lucha por la independencia los hechos tan valiosos para
nuestra patria no pasen de largo,
al final de cada capitulo, hay
El prócer más querido y reconocido por todos los argentinos propuestas de trabajo,
es principalmente recordado por la epopeya del Cruce de documentos y textos en Anexos
los Andes. Tanto fue señalado únicamente este episodio que para profundizar el trabajo en el
terminó quedando al margen del proceso revolucionario. aula.
“San Martín cruzó los Andes” se repite muchas veces
convirtiéndolo en un alpinista solitario y un superhéroe a la
vez. Capítulo 1:
Nos animamos a escribir estas propuestas para el aula para
que podamos ver que la historia de San Martín y el Cruce de San Martín nace en la
los Andes son parte de la compleja y larga historia de la lucha historia de América
por la independencia. ¿Qué relación hay entre San Martín y
el 25 de mayo de 1810? ¿Qué importancia tuvo el encuentro
entre Manuel Belgrano y San Martín en el Norte? ¿Por qué Capitulo 2:
el Cruce de los Andes fue parte de un plan libertador y San Martín se involucra
continental? en la lucha de su pueblo
nos proponemos explicar. Y a la vez ir al rescate de la
participación popular. Visibilizar la entrega y compromiso de
los pueblos originarios, negros esclavos, campesinos y Capitulo 3:
gauchos, hombres y mujeres silenciados por los relatos
San Martín en el Norte
escolares e historiográficos tradicionales.
se cruza con Belgrano
Estas páginas realizan el entrecruzamiento de San Martín
con las injusticias de la sociedad colonial, es el encuentro
entre “el padre de la Patria” y la Patria real: el baqueano
Justo, el tropero Sosa, los negros de la banda, los indígenas Capítulo 4:
pehuenches y el soldado con sotana pionero de la industria La independencia y el
nacional. Todos ellos, juntos con otros de su misma clase, San Martín gobernador
integraron el popular Ejército de los Andes.
Ver a San Martín en contexto permitirá descubrir al hombre
con decisiones fuertes, con sus problemas de salud, Capítulo 5:
aplicando políticas de gobierno a favor de las mayorías San Martín y su pueblo en
postergadas y limitando los privilegios de los poderosos. el cruce de los Andes
Capítulo I
San Martín nace
en la historia de América
Enero de 1817, San Martín y el ejército popular que supo formar,
compuesto de gauchos, negros, indios y criollos se pusieron en marcha
y la cordillera de los Andes comenzaron a cruzar.
El terreno es inhóspito y peligroso, el viento frío lo cubre todo.
San Martín observa a todos los integrantes de ese ejército
mientras avanzan a paso lento y cuidadoso,
reconoce el valor y coraje admirable de su gente.
Sabe que cada uno de ellos lleva consigo, en sus historias personales,
300 años de masacre y de barbarie que tiñen nuestra tierra de sangre.
San Martín los observa, cierra los ojos y comienza a recordar
cómo comenzaron aquellos años de masacre y sufrimiento colonial…
En Montevideo también
apareció otro virrey español
que desde la otra orilla del río
amenazaba con hacer mucho lío.
En 1812, llegó a Bs As
un soldado español
que se pasó para nuestro bando
y no se trata de un traidor,
pues es un hijo de esta tierra.
San Martín desembarcó
para colaborar con nuestra Revolución llegó.
Felipe Pigna. “La voz del gran jefe. Vida y pensamiento de José de San
Martín”. Planeta. Bs As. 2016. p 61
Carta de San Martín al Director Supremo José Rondeau, presentando su
renuncia, Mendoza, 21 de Junio de 1819, citada en Felipe Pigna. “la voz del gran
jefe. Vida y pensamiento de José de San Martín”. Planeta. Bs As. 2016. p 110
El historiador Felipe Pigna señala que San Martín, había nacido en Yapeyú –actual provincia de Corrientes- pero creció y se
formó como un militar profesional en España. Sin embargo, no olvidaba sus orígenes criollos y quiso incorporarse a la lucha
por la independencia americana. En 1811 se retira del ejército español y un año después llega a Buenos Aires. Es recibido por
el Triunvirato –el gobierno patrio- que le respeta su grado militar de teniente coronel y le encarga la creación de un regimiento
para custodiar las costas del Paraná frente al peligro de los ataques de los españoles provenientes de Montevideo. El nuevo
regimiento que organizó San Martín se llamó de "Granaderos a Caballo" y se instalará en el Retiro.
La primera y única batalla que libró San Martín en territorio argentino: la Batalla de San Lorenzo. A principios de 1813 los
granaderos de San Martín ya están listos para emprender su primera misión: defender las costas del Paraná atacadas por los
españoles que buscaban extender su inuencia. Los españoles robaban ganado y atacaban los poblados de la costa.
San Martín siguió el movimiento de la escuadra por tierra y se instaló en el convento de San Carlos, posta de San Lorenzo.
Allí los esperó hasta que el 3 de febrero de 1813 unos 300 españoles desembarcaron. San Martín ordenó un ataque envolvente
y los españoles fueron empujados hacia el río.
“Aquel 3 de Febrero de 1813, San Martín lideró el combate de San Lorenzo y salió victorioso. ¿Por qué fue importante este
combate? Porque, como dijimos antes, en Montevideo había una fuerte presencia de los partidarios del Rey español y la
victoria de San Martín les quitó a los realistas la idea de entrar en nuestro territorio por el río Paraná o de bloquear nuestros
puertos”.
La Revolución que había empezado en 1810 ya llevaba tres años en la lucha por la independencia, y San Martín, realizó un
valioso aporte, ya que, por primera vez, la Revolución contó con un ejército profesional. Recordemos que Manuel Belgrano y
Castelli, quienes organizaron los ejércitos y batallas en el Alto Perú no eran militares sino abogados y en aquellos ejércitos del
Norte en su mayoría las tropas estaban integradas por soldados sin preparación, campesinos, indígenas, esclavos africanos e
incluso mujeres y niños.
“El ejército de San Martín y la lucha por la independencia”. Cuadernillo: “Libertad, Libertad: las batallas por la
independencia”. Biblioteca Popular Monte Chingolo. 2016. pag 11
Capítulo III
San Martín en el Norte
se cruza con Belgrano
“Es de noche en la cordillera de los Andes, el frío helado llega
hasta los huesos.
Todo el campamento se ha detenido a pasar la noche,
multiplicando las fogatas, tapados todos con frazadas y mantas,
uno bien al lado de otro para darse calor.
San Martín y algunos oficiales, junto a un fogón, agregan agua
caliente a su Charquicán para alimentarse.
-General hace diez días que estamos intentando cruzar estas
montañas, y cada día que pasa se nos mueren más animales,
soldados y campesinos que caen al vacío, vencidos por el frío o
por algún accidente al errar el paso.-expresó el soldado.
El general San Martín lo miró serio y permaneció un momento en
silencio, tomó un sorbo de su improvisada sopa caliente, y le dijo:
-Continúe soldado no se quede con las cosas por la mitad…
-Muchos estamos preocupados porque si seguimos perdiendo
hombres y demorando llegar del otro lado… ¿A caso no hay un
gran riesgo de que del lado chileno los realistas nos superen en
número y nos ganen en la primer batalla? Durante un año hemos
preparado en Mendoza este cruce, usted solicitó armas y todo tipo
de recursos a todas las provincias, y por eso es muy probable que
los mismos realistas se hayan enterado de nuestro plan.
Muy nervioso y poniéndose de pie frente a San Martín, el soldado
agregó:
-Con todo respeto general ¿Cómo está tan seguro que los
realistas no han reunido todas sus fuerzas del otro lado de la
cordillera para esperarnos y vencernos?
-El frío, el cansancio y el miedo lo han mareado a usted soldado, y
le han hecho perder la memoria. Respondió San Martín. Y
sonriendo añadió:
-No estamos solos en esta lucha. En este mismo momento en el
Norte los realistas continúan intentando pasar por encima a los
ejércitos patriotas de Belgrano y Güemes. Y eso les quita fuerzas,
armas y hasta el sueño.
Levantando su jarro de metal, en voz bien alta, gritó el general:
¡Viva Belgrano y su gente! ¡Viva Güemes y sus gauchos! ¡Es
increíble la ayuda que ellos nos dan desde allá!
Manteniendo la sonrisa en su rostro, San Martín volvió a sentarse
junto al fogón, recordando sus días en el Norte donde a su amigo
Manuel Belgrano conoció”.
San Martín en el norte se cruza con Belgrano Capítulo III
Pero luego los realistas lo derrotaron
en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma
y así Belgrano se encontró pensando:
“Acá un día ganan los patriotas
y otro día ganan los realistas. -
se gana y se pierde fácilmente
pero ninguno logra vencer denitivamente”.
Luego de la Batalla de San Lorenzo, San Martín fue designado a dirigir el Ejército del Norte, en el Alto Perú. En el ejército del Norte
San Martín se dedicó en primer lugar a organizarlo de acuerdo con su criterio militar, ya que después de las derrotas se había
quebrado la disciplina. Concentró las tropas en Tucumán y adoptó una estrategia defensiva (o de desgaste) que sirviera de apoyo a
la estrategia ofensiva (o de aniquilamiento) que él pensaba hacer cruzando los Andes llegando a Chile y desde allí dirigirse a Lima, el
gran bastión de los realistas.
A n de analizar mejor las posibilidades, conó en los hombres que tenían mayor conocimiento sobre la geografía y la gente del
lugar, preguntándoles su opinión sobre la estrategia a aplicar. Su comandante de vanguardia, coronel Manuel Dorrego, le aconsejó
dejar muy bien preparado un piquete de pocos soldados y apoyarse en el paisanaje (los gauchos de Güemes) para hacer una
guerra de recursos, donde no pudieran ser destruidos de un solo golpe.
Con estas sugerencias y la de Belgrano, decide incorporar a las tropas de Dorrego a su ejército y nombrar al teniente coronel Martín
Miguel de Güemes a cargo de todos los servicios y comandos.
El historiador Felipe Pigna nos cuenta ¿Cuándo y dónde planeó el cruce de los Andes? Pigna dice que en 1814 (…) San Martín
aceptó hacerse cargo del Ejército del Norte pero hizo saber a las autoridades de Buenos Aires que sería inútil insistir por la vía del
Alto Perú y que se retiraría a Córdoba para reponerse de los dolores causados por su úlcera estomacal y terminar de delinear las
bases de su nueva estrategia militar consistente en cruzar la cordillera, liberar a Chile y de allí marchar por barco para tomar el
bastión realista de Lima. Repuesto parcialmente de sus males, pero con el plan terminado y aprobado, logró ser nombrado
gobernador de Cuyo.
2º Momento:
San Martín en el Norte
1 ¿Qué acciones realizó San Martín en el Norte y cómo esas acciones ayudaron a la lucha por la independencia?
3. Según el historiador Felipe Pigna ¿Qué les informó San Martín a las autoridades de Buenos Aires? ¿Y cuál fue la nueva estrategia
militar de San Martín para vencer a los españoles?
San Martín en el norte se cruza con Belgrano Capítulo III
se concretaría.
San Martín llevaba órdenes del gobierno porteño de detener y enviar a Belgrano a
Buenos Aires, para juzgarlo por las derrotas que este sufrió en el Alto Perú. San
Martín se negó a cumplir esas órdenes. Luego de conocerlo personalmente y
comprobar su entrega y sacricio por “sacar a nuestros paisanos de la esclavitud en
que viven” San Martín le escribía a Tomás Godoy Cruz sobre el creador de la
bandera:
Y al mismo tiempo
San martín desde Cuyo continuaba preparando
a su ejército y a su pueblo para su plan
que nos garantizaría la libertad continental.
Cuando llegó a Mendoza, en los primeros días de septiembre de 1814, hacía menos de un año que la región había obtenido, tras
largos pedidos, la condición de gobernación intendencia (..) La capital de la nueva jurisdicción era la ciudad de Mendoza, mientras
que en San Juan y San Luis ocupaban el cargo de teniente de gobernador, respectivamente, Manuel Corvalán3 y Vicente Dupuy.5
Todos ellos pronto se convirtieron en rmes colaboradores de San Martín, tanto en la administración de la región como en el
esfuerzo que requirió crear, organizar y abastecer al ejército libertador. (…)
Un gobierno ejemplar
Al año siguiente, cuando tuvo que establecer una “contribución extraordinaria de guerra”, la jó como un impuesto a la riqueza,
a razón de medio peso por cada mil de bienes declarados. Así, la contribución recaía más sobre los más ricos, lo que era toda
una novedad en el sistema impositivo vigente desde la colonia, cuyos principales rubros eran los que gravaban las operaciones
comerciales y que se trasladaban a los precios, perjudicando particularmente a los más pobres.
Entre la extraordinaria y extensa obra de gobierno de San Martín en Cuyo cabe destacar los siguientes puntos:
· Expropió las propiedades de los españoles prófugos, declaró de propiedad pública las propiedades de los españoles
muertos sin testar.
La independencia y el San Martín gobernador Capítulo IV
Propuesta de trabajo. Anexo 9
· Gravó con un peso cada barril de vino y con dos, los de agua ardiente que se vendieran fuera del territorio.
· Estableció un laboratorio de salitre y una fábrica de pólvora y un taller de confección de paños para vestir a sus soldados.
· Creó canales, desagües, caminos y postas existentes y mejoró los ya existentes.
· Construyó el bello paseo de la Alameda y embelleció la ciudad de Mendoza.
· Impulsó planes de fomento agrícola, que incluyeron la venta de tierras públicas que hasta entonces no eran cultivadas, en
la zona de Barriales (actual General San Martín), en la provincia de Mendoza, y en Pocito, provincia de San Juan.
· En Barriales, además de propiciar la colonización de un pueblo, se construyó un canal de riego siguiendo la notable
tradición de los habitantes originarios de la región, los huarpes. El propio San Martín, en octubre de 1816, adquirió 50
cuadras en esa zona, donde estableció una chacra.7
· En Pocito, la medida fue tomada por el teniente de gobernador sanjuanino, José Ignacio de la Roza, quien hizo dividir
parcelas de quintas y chacras, que también se completarían con las obras del primer canal matriz de riego, que permitiría
incorporar a la producción tierras en lo que entonces era el departamento de Angaco (actuales Albardón, Angaco y San
Martín).8
· Las tierras incorporadas a la producción se destinaron principalmente a cultivos de alfalfa (vinculados a la actividad
ganadera) y de trigo. En los años siguientes, los intentos por introducir el cultivo del tabaco en San Juan y la plantación de
moreras en Mendoza, con vistas a iniciar la cría de gusanos de seda, fueron parte de una búsqueda de alternativas a las
dicultades que afectaban a la producción vitivinícola.
· Fundó de la mano de fray Luis Beltrán la metalurgia a nivel nacional, indispensable para fabricar las armas del ejército. La
fragua y los talleres montados en Mendoza fueron, en su tiempo, el mayor establecimiento industrial con que contó el
actual territorio argentino: unos 700 operarios trabajaban en ellos.
· Organizó y reglamentó el servicio de correos y de policía; empleó a los desocupados en el blanqueo de las casas y en el
cuidado de la ciudad.
· Dictó la primera ley protectora a nivel nacional de los derechos del peón rural, obligando a los patrones a certicar por
escrito el pago en tiempo y forma de su salario.
· Fomentó la salud y la educación para todos.
· Reglamentó el sistema carcelario.
· Prohibió los castigos corporales que se aplicaban a los niños en las escuelas.
· Promovió la primera ley de protección a un producto nacional, el vino cuyano.
Su acción no tenía límite ni se frenaba ante ningún poder terrenal o eclesiástico. Tenía un anado servicio de inteligencia que lo
mantenía al tanto de todo lo que pasaba en su jurisdicción. Así pudo enterarse de que el padre Manuel Benavídez estaba
extorsionando al vecino Francisco Javier Guiñazú, amenazándolo con denunciarlo como colaborador de los españoles. San Martín
sabía que Guiñazú era un patriota y dictó el siguiente decreto ejemplicador: “Resultando los antecedentes de un falso calumniante,
ordeno que el Padre Fray Manuel Benavídez salga inmediatamente de esta ciudad para San Juan a disposición del Prelado del
Convento de su orden, a quien se ociará que vele sobre su conducta con apercibimiento que en el menor desliz en lo sucesivo se le
aplicarán las penas de la ley, considerándosele el hombre más prostituido en su corazón indigno de cargar el hábito que profana”.9
La política de San Martín le ganó el afecto de los auténticos patriotas de todas las clases y la resistencia de no pocos poderosos
criollos y españoles a los que no les gustaba para nada este “excesivo” intervencionismo estatal. A éstos San Martín les recordaba:
“Cuando América por un rasgo de virtud sublime quebrantó las cadenas de la opresión peninsular, juró a la patria sacricarlo todo
por arribar al triunfo de aquel glorioso empeño. Así es que desde entonces debió desaparecer entre nosotros el ocio, la indiferencia,
la molicie y todo cuanto podía enervar la fuerza de aquella valiente resolución. Consecuente a esto, la actividad, la dureza de la vida
armada, es el verdadero carácter que debe distinguirnos. No es suciente el sacricio de nuestra fortuna. Es preciso dar el sosiego,
nuestra existencia misma”. 10
Nació el 7 de septiembre de 1874, en el camino que va de San Juan a Mendoza. A los 16 años entró en el Colegio San Francisco de
Mendoza. Con los hábitos conseguidos fue enviado a Chile, donde prosiguió con sus estudios hasta consagrarse como sacerdote.
Mitre arma que era muy inteligente y tenía una predisposición especial para las matemáticas, la música, y toda clase de ocios tales
como relojero, carpintero, herrero, dibujante, pirotécnico, cordonero, físico, químico, bordador y médico. Todo lo que sabía lo había
aprendido por la lectura y sus observaciones prácticas. Estudió química, matemática, física, mecánica, ciencias que aprendió a
dominar con amplitud.
En 1812, ya sacerdote entró como Capellán del ejército chileno de Miguel Carrera. Pronto sus conocimientos lo llevaron a hacerse
cargo de las armas de los patriotas. O”Higgins lo puso al mando de la maestranza de su ejército. Después de la derrota de
Rancagua cruzó la cordillera a pie con un bolso en donde portaba sus inventos y herramientas. O'Higgins lo recomendó a San
Martín, quien inmediatamente y con el grado de teniente lo puso al frente de la fabricación de armas. En sus talleres trabajaban más
de setecientos hombres, ininterrumpidamente, para hacer lo que San Martín necesitaba. Los historiadores lo han llamado, “Vulcano
con sotana”, “El Arquímedes de la patria”, “Artesano del cruce”.
Un día le dijo al general: “Si los cañones tienen que tener alas, las tendrán”, como remedando al Molinero Tejeda. Pronto no
quedaron campanas, ni ollas, ni rejas en Mendoza. Todo metal le servía a Fray Luis Beltrán para cumplir con sus encargos. Fue
asombrosa su tarea: hizo cañones, granadas, fusiles, municiones, sables, lanzas, vehículos de transporte, elementos de seguridad,
estribos y herraduras, puentes colgantes, grúas, pontones para doblar quebradas intransitables. Inventó “las zorras”, carros
agostos de cuatro ruedas tirados por caballos con los cuales cruzó los cañones por los Andes. Comenzó su propio cruce de la
Cordillera el 19 de enero de 1817 al mando de la maestranza y encargado de los pertrechos de guerra. Después la campaña lo llevó
hacia el Norte, al Perú. Acompañó a San Martín y luego a Bolívar. Luchó como un soldado más en la última batalla del Ejército
Americano, la denitiva Ayacucho.
La independencia y el San Martín gobernador Capítulo IV
Propuesta de trabajo. Anexo 11
PIGNA, FELIPE - “LA VOZ DEL GRAN JEFE. Vida y pensamiento de José de San Martín”,
páginas 270/72, Editorial Planeta, Buenos Aires, 2014.
1. ¿Qué opinión y valoración tenía San Martín sobre el desempeño de los soldados negros?
2. ¿A què se reere Felipe Pigna cuando habla de “la lámina escolar que nos perdimos”?
Busquen y observen atentamente diferentes imágenes en los manuales escolares o en
internet sobre el Cruce de los Andes y comprueben ustedes mismos si aparecen los
soldados negros.
San Martín y su pueblo en el cruce de los Andes Capítulo V
Propuesta de trabajo. Anexo 14
Los Negros de la banda. Fuente: Jorge Sosa. “Los Hombres de San Martín”. Especial Diario Jornada. Mendoza. 2013
Rafael Vargas era hacendado, tenía sus tierras, sus animales y sus sembradíos, y como era costumbre de la época, tenía esclavos
(…) Rafael Vargas amaba la música aun cuando en aquella Mendoza del 1810 no había oportunidad de escucharla, salvo alguna
guitarra andariega y la voz de un cantor trashumante. Los negros cantaban en los descansos. Era la única parte libre que tenían.
Cantaban los cantos de su terruño, el moreno candombe. (…)
Al oírlos cantar Rafael Vargas se dio cuenta rápidamente quiénes sobresalían en el canto.
Tuvo una idea. Eligió a 16 de sus esclavos y los mandó a Buenos Aires a estudiar música con Víctor del Prada, que entonces dirigía
una afamada academia instrumental. Mendoza iba a tener por n una banda. Para hacer posible el intento Rafael le encargó a su
apoderado que hiciera traer desde Bélgica instrumentos, sobre todo de viento, uniformes y partituras. En cuatro años de estudios se
prepararon adecuadamente.
Entonces se pudo escuchar en la Alameda a los morenos deleitando a una población que los aplaudía con fervor. Así comenzaron a
escucharse las famosas retretas en la Alameda. Sus piezas musicales eran sencillas, marchas, valses y pasodobles.
(…) El General Espejo cuenta en su libro “El paso de los Andes”: “Cuando en 1816 San Martín realizó la expropiación de los
esclavos, el señor Vargas le obsequió la banda completa con su vestuario, instrumental y repertorio de música”. Después de la
batalla de Chacabuco entró a Santiago el ejército triunfante, deslando al son de dos bandas. Una era la de Rafael. La de los negros.
Por primera vez se escuchaba fuera de nuestro país la melodía y el canto del Himno Nacional Argentino.
Aún no se ha hecho un reconocimiento formal, adecuado, generoso, para los negros que combatieron por la libertad de un
continente que no era el suyo. No se recuerda, como se debiera, la bravura de aquellos hombres que con la promesa de su libertad
individual fueron a buscar la libertad de todos. Según estimaciones fueron 2.500 los libertos argentinos que cruzaron los Andes
hacia Chile en 1817. De todos ellos, solo volvieron a Mendoza 143 (…) A muchos negros San Martín les pidió que se enrolaran a
cambio de la libertad. Incluso les ofreció tierras al regreso. Así se formaron los valerosos regimientos 7 y 8 de infantería, que tuvieron
acciones decisivas en la guerra por la emancipación.
Actividad: ¿Consideras que Martín de Pueyrredón cumplió con su palabra y lo ayudó a San Martín con todo lo que pudo? ¿De qué
manera lo ayudó?
“..Dicen que tenía la tez trigueña, pero no de nacimiento sino que el sol se la tiñó en sus innitos viajes entre Mendoza y Buenos Aires. En ese
camino, en el que casi hizo surcos de tanto andarlo, sólo era acompañado por los yuyos que bailaban en los remolinos. Era uno de los
comerciantes más populares de su época y a pesar de ser analfabeto, se las ingeniaba para hacer buenos negocios. Pero se hizo leyenda
cuando decidió ponerle el hombro a la campaña libertadora del General San Martín”.
Pedro Sosa, el tropero cuyano, una especie de transportista, o “carrero”, quien junto a su hermano Severino, batió todos los records de
velocidad para cubrir en 45 días la distancia de 261 “leguas” entre Mendoza y el puerto de Buenos Aires, tras dejar atrás las 45 postas que
unían Cuyo con el Atlántico (…)
En la mentada travesía de los Sosa viajaron solo dos carretones, cuando la costumbre generalmente establecía la rutina de movilizarse en
delegaciones de 30 carruajes con el n de protegerse, multitudinaria y cooperativamente, ante los factores climáticos, el peligro de ataques
indios, los robos de “bandoleros” (una especie de “piratas del asfalto” vigentes), las convulsiones políticas internas, las crecidas de los ríos,
el peligros de los desiertos y los grandes médanos, las escases de agua potable, las manadas de pumas que atacaban por las noches, y
tanto ayer como hoy, de los vaivenes del mercado.
Pedro Sosa fue un criollo “ducho” en las artes del acarreo. El ocio le permitió conocer pueblos y ciudades. Sus habituales viajes al puerto le
enseñaron “recovecos” y “atajos” que ahorraban kilómetros y días. Perspicaz, astuto. Y aunque analfabeto, forjado en la facultad de “la
huella”. Hoy diríamos: “un tipo con calle”.
Naturalmente las postas fueron el ámbito del encuentro. El espacio para la recreación de la cultura y para la transmisión de las ideas. Como
nota saliente y “colorida” resaltaremos que en el mismo paraje estaba la “pulpería” (licorería y almacén). Las pulperías se convirtieron
rápidamente en el lugar de la concentración ciudadana y el eje socio – comercial del lugar. En torno a sus mesas se difundirían las ideas
políticas, historias fantasmagóricas, hazañas heroicas y milagros divinos. Las postas además constituyeron la cuna de trovadores, los
juegos de naipes y de míticos duelos como respuesta al honor herido. La presencia femenina era escasa, aunque “calicada”, siendo
motivo sustancial de más de una rencilla. Pero así como cumplían el rol de proveeduría también era el ámbito natural de las transacciones
comerciales, trueques y reclutamiento de peones o soldados para completar “las milicias”. Y como en nuestras escuelas, “el visor o
cartelera” de la información lugareña y el pizarrón donde se “escribía” la última noticia.
De todo eso “mamó” el tropero Sosa, y eso fue seguramente lo que hizo conar en él a San Martín.
“Yo puedo General. Y lo haré en varias semanas menos que lo habitual”. Habrá gritado Sosa. “Volveré por acá antes de la Navidad”:
Lo promete por la patria, invocándose a la Virgen del Buen Viaje antes de salir a remontar el desierto.
Así fue. “San Martín necesitaba de las provisiones que Pueyrredón le había prometido para la campaña libertadora que debía iniciarse en
enero de 1817. Y los tiempos se acortaban”. Entonces mandó a llamar a todos los troperos y les pidió que alguno hiciera el viaje a Buenos
Aires para traer cañones, herraduras, fusiles, sables, barriles de pólvora, herraduras y trajes de soldados, en la mitad del tiempo normal (que
eran más o menos de 70 días) a cambio de doble paga”.
“¡Yo puedo General!”; más fuerte lo habrá gritado. Y el tropero Sosa cumplió.”A guascazos y reventando bueyes”, tal como se lo expresó a
San Martín cuando lo recibió en el campamento establecido en Mendoza.
Finalizaba diciembre de 1816. Algunas semanas antes que el Ejercito Libertador marchara a Chile, cuando el general recibió el mejor regalo
navideño. Ahí venía Pedro y su hermano. “Corajudos”, nacidos en “la Mendoza inmortal cuyos hijos todo lo pueden. Mendoza donde todo
se hace”. Dirá una carta de un emocionado José de San Martín.
La actual replica de su carruaje en El Plumerillo conmemora su hazaña. Aunque también tuvo su reconocimiento en vida, porque después
de la batalla de Chacabuco, el 29 de agosto de 1817, el Libertador lo distinguió con una medalla de plata como premio al mérito y por
cumplir con la palabra empeñada…”.
San Martín y su pueblo en el cruce de los Andes Capítulo V
Propuesta de trabajo. Anexo 17
“Ningún movimiento ni avance sin el baqueano”, había advertido San Martín a sus ociales. El baqueano era el que sabía de los
caminos, de los obstáculos, del clima y sus sorpresas, de los peligros, de esos atajos largos y sinuosos que a veces son más rápidos
y convenientes que la línea recta.
Era chileno de nacimiento. Había cruzado muchas veces la cordillera en arreos de ganados o en encargues de los señores de
ambos lados. Su padre fue su primer maestro, después tuvo de consejeros al Ande, el sacricio, el dolor, y hasta el desconcierto.
Llegó una vez más a Mendoza con los que huían del desastre de Rancagua. San Martín supo de su valía y lo tuvo cerquita. Muchas
veces le hizo preguntas que tenían que ver con su estrategia. Siempre obtuvo respuestas, breves, certeras. Lo usó también para la
guerra de zapa, llevando y trayendo mensajes, cartas e informes engañosos.
En Cuyo Justo Estay era muy importante, del otro lado podía pasar como un paisano más, y entonces podía abrir bien los ojos y los
oídos y enterarse de lo que ocurría para después, de este lado, contar. El baqueano no era hombre de muchas palabras. Las
necesarias, las justas. Cuando las tropas del cruce ya estaban del otro lado de los Andes y la batalla primera se acercaba, Estay
estuvo en Santiago, observando como un aldeano más. Vio salir las tropas españolas, vio sus armas, su artillería, sus pertrechos,
pudo calcular la cantidad de hombres, de caballos, se jó hasta en el ánimo de los que pasaban a su lado. Después, tomando atajos
que tal vez sólo él conocía fue a contarle al General los datos que le fueron utilísimos en la batalla que se avecinaba. San Martín diría
después que había que agradecerle a Justo Estay gran parte del triunfo de Chacabuco.
Nota Nuestro recuerdo y homenaje para Juan Antonio Cruz, baqueano y compañero de Estay, que también tuvo importancia
en el cruce y en la posterior batalla de Chacabuco.
Ñacuñan. El encuentro.
Fuente: Jorge Sosa. “Los Hombres de San Martín”. Especial Diario Jornada. Mendoza. 2013
Pelo blanco, piel de sol. Ñacuñán escuchaba lo que Fray Inalicán decía en un correcto mapundungun, pero sus ojos estaban
clavados en ese hombre de uniforme azul del cual hablaba toda la tribu. “Huinca Señor”, lo había nombrado y eso era como un título
de honor entre los pehuences. Los capitanejos, los jefes guerreros, sentados a su alrededor, también escuchaban sin hacer un
gesto. Inalicán, en el nombre del “Huinca Señor”, prometía y pedía. Prometía ayudarlos a defender sus tierras, prometía alimento,
prometía ganado, prometía remedios para la viruela. Pedía que se hiciera un acuerdo de amigos y que los pehuenches ayudaran a
ese ejército que se estaba preparando para luchar contra aquéllos que los habían tratado tan mal: los españoles. Pedía Inalicán que
dejaran pasar las tropas por sus dominios sin hostilidades y, si podían, que se unieran a ellos en la lucha que iba a darse detrás de las
montañas grandes. Ñacuñán, el anciano sabio, conocía bien a los huincas. Les conocía su mañas, sus mentiras y sus traiciones.
Incluso sabía que el “Huinca Señor”, a través de su intérprete, en ese mismo momento, le estaba mintiendo. Inalicán terminó su
discurso. Hubo un silencio largo. Habló el anciano brevemente y después hablaron todos sus hombres. Todos escuchaban a todos,
nadie fue interrumpido en su decir. San Martín también escuchaba con cierta ansiedad en sus ojos. Era muy importante contar con
los pehuenches, la guerra de las armas los necesitaría dentro de un tiempo, pero la guerra de zapa los necesitaba ya. Cuando el
último de los jefes habló, otra vez el silencio se apoderó del recinto. Ñacuñán levantó su mano pidiendo atención. El gran cacique iba
a hablar. Y habló. Dijo que aceptaban la amistad y los regalos. Dijo que haría todo para que los huincas de Chile tuvieran su
merecido. Dijo, también, que no todos estaban de acuerdo, que tres de sus jefes se oponían, y eso era respetado entre los
pehuenches. Dijo también que él podía controlar a los disidentes. San Martín sonrió, hubo un abrazo de Jefe a Jefe y Ñäcuñán
ordenó que sus hombres entregaran en custodia a los soldados, sus armas y sus caballos. El gesto era denitivo, nunca un
pehuenche haría eso de no sentirse entre amigos. Después se desató una esta de alcohol y gritos, de bailes y cantos, de placer y
lujuria hasta que todos quedaron desparramados por el patio del fuerte.
Poema: “Digo el llamado” ANTONIO ESTEBAN AGÜERO
Y después en caballos redomones con ves dos de pardas estameñas,
que ur caba la prisa de la espuela al umbral de Dupuy para decirle:
galoparon los Chasquis por las calles "Vuesa Merced conoce mi pobreza,
de la ciudad donde Dupuy gobierna, yo no tengo rebaños ni vacadas,
conduciendo papeles que decían: ni un anillo de bodas, ni siquiera
"El General de San Mar n espera una mula de silla, pero tengo
que acudan los puntanos al llamado este muchacho cuya barba empieza".
de Libertad que les envía América". De Mendoza llegaban los mensajes
Y firmaba Dupuy, sencillamente, breves, de dura y militar urgencia:
con la mano civil y la modes a . "Necesito las mulas prome das;
de quien era varón republicano necesito mil yardas de bayeta;
hasta el cogollo de la misma médula. necesito caballos, más caballos;
Y los Chasquis par eron, con el poncho necesito los ponchos y las suelas,
como un ala flotando en la carrera, necesito cebollas y limones
hacia todos los rumbos provinciales para la puna de la Cordillera;
por los caminos de herradura o huella, necesito las joyas de las damas;
ignorantes del sol y la fa ga, necesito más carros y carretas;
sin pensar en la noche o la tormenta; necesito campanas para el bronce
llegaron hasta el Morro por la tarde, de los clarines; necesito vendas;
y por el alba cabalgaron Renca, necesito el sudor y la fa ga;
y entregaron mensajes en La Toma, necesito hasta el hierro de las rejas
en La Carolina y La Estanzuela, que clausuran canceles y ventanas
en la villas de Merlo y Piedra Blanca, para el acero de las bayonetas;
en el Paso del Rey y Cortaderas, necesito los cuernos para chifles;
en Nogolí también y San Francisco, necesito maromas y cadenas
en cada población y en cada aldea, para alzar los cañones en los pasos
y en estancias y oscuras pulperías donde la nieve es una flor eterna;
y en velorios, bau zos y cuadreras, necesito las lágrimas y el hambre
dondequiera paisanos se juntaran para más gloria de la Madre América..."
en solidaria diversión o pena. Y San Luis obediente respondía
Propuesta
Y los hombres dejaban de trabajo.
el arado, Anexoahorrando
15 en la sed y la miseria;
río oscuro de hombres que subía,
o soltaban azada o podaderas,
o la hoz que segaba los trigales, oscuro río, humanidad morena
o la taba o el truco en la taberna, que empujaban profundas intuiciones
o el amor de las jóvenes esposas, hacia quién sabe qué remota meta,
o la estancia feudal, o la tapera, entretanto el galope levantaba
o el cedazo que el oro recogía remolinos y nubes polvorientas
cuando lavaban misteriosa arena, sobre el anca del úl mo caballo
o el telar, o los muros comenzados, y el crujido final de las carretas.
o el rodeo de toros en la yerra, Y quedaron chiquillos y mujeres,
para ir hasta el Valle de las Chacras sólo mujeres con las caras serias
donde oficiales anotaban levas. y las manos sin hombres, esperando...
Y hasta había mujeres que llegaban, en San Luis del Venado y de las Sierras.
Bibliografía
Jalil, Vanesa. “San Martìn para chic@s” Editorial Sudestada. Bs As. 2016.
Cuadernillo ¡Oíd Mortales, el grito sagrado! Biblioteca Popular Mte Chingolo. 2016
Cuadernillo ¡Libertad, Libertad: las batallas por la independencia! Biblioteca Popular Mte Chingolo. 2016
Felipe Pigna. “La voz del gran jefe. Vida y pensamiento de José de San Martín”. Planeta. Bs As. 2016
Pablo Camogli. “Nueva historia del cruce de los Andes”. Aguilar. 2015
Gutierrez Mendez, Patrcia. “9 de Julio de 1816: entre todos hacemos patria. Boulogne: Càntaro. 2015
Graciela Meroni,“La historia en mis documentos”.Huemul. Buenos Aires.1984. Tomo 2.
Norberto Galasso, “Seamos libres y lo demás no importa nada”, Buenos Aires, Editorial Colihue, 2000.
-Poema: “Digo el llamado”. Antonio Esteban Agüero.
-“Poesía azteca y maya”. Buenos Aires. Eudeba. 1967
Jorge Sosa. “Los Hombres de San Martín”. Especial Diario Jornada. Mendoza. 2013
www.afrol.com
http://www.elhistoriador.com.ar/frases/san_martin/belgrano_es_lo_mejor_que_tenemos_en_la_america_del_sur.php
http://www.elhistoriador.com.ar/aula/argentina/preguntas_sobre_san_martin.php
http://tiempodeleste.com/el-tropero-sosa-uno-de-los-apoyos-fundamentales-de-jose-de-san-martin/