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DIRECCIÓN

CONFESIÓN Y COMUNIÓN
m*

ZG^.e r<..
-í:"y i V
DIRECCIÓN
DE LA

CÓNFESIÓN Y CÓMUNIÓN
PARA LAS ALMAS CUIDADOSAS DE su SALVACIÓN,
sacada de las máximas /£«
DE SAN FRANCISCO DE SALES, ^í
IllJt ÚTIL PARA CONFESORES T PENITENTES.

NOVÍSIMA EDICIÓN,
TRADUCIDA POR

un Sacerdote devoto del Manto.

CON LICENCIA DEL ORDINARIO.

MADRID,
LIBRSRtA DE D. LEOCADIO LÓPEZ,
talle del Carmen, Núm. 15.

1863.
Madrid, 1863.— Imp. de N. RIVABBKETRA.

X
DIRECCIÓN

PARA LA CONFESIÓN.

INVOCACIÓN A DIOS PADRE.

Oh Señor mio y Dios mio ! Yo os


invoco ahora , que vuestra bondad quie
re que piense sériamente en recono
cerme y volverme á vos ; dadme luz
para que os busque y halle ; haced que
sea atraido por amor, para que yo vuel
va de todos mis extravíos. Soy, es ver
dad, aquella oveja descaminada que
se perdió entre la confusion del mundo,
corriendo en seguimiento de toda suer
— 2 —

te de vanidad , y despreciando volun


tariamente su salvacion por seguir sus
inclinaciones y aficiones pecaminosas.
Mas perdonadme todas mis infidelida
des , y no me arrojeis de vuestra pre
sencia, por los trabajos y muerte de
Jesucristo, vuestro único Hijo, aquel
divino Pastor que se sacrificó por sus
ovejas. En solo este Señor pongo toda
mi confianza ; permitid, pues, que me
sirva, para implorar vuestra gracia , de
la oracion que nos enseñó él mismo.
Padre nuestro, ele.

ORACIÓN ANTES DEL EXAMEN.

Oh Padre celestial ! Veisme aquí de


vuelta del viaje desgraciado de mis
maldades ; vengo á arrojarme á los pies
—— 3 —

de vuestra Majestad para volver á en


trar en vuestra gracia. ¿Podeis reco
nocer al que huyó de vuestra casa y os
perdió de vista despues de tanto tiem
po? Partí de vuestra casa cargado de in
finitos bienes , con que vuestra bondad
me habia liberalmente enriquecido ; y
yo, más que pródigo, he abusado in
felizmente de ellos, y los he disipado
entre vuestros más mortales enemigos,
que se rien ahora de mi caida y se es
fuerzan para arruinarme y abatirme
enteramente ; mas en la reflexion de
mis desórdenes , cuyos remordimientos
me oprimen interiormente, me acuerdo
de vuestras bondades y de vuestras
misericordias, con cuya esperanza me
presento á vuestra Majestad, confuso
el rostro , los ojos bañados en lágrimas,
— 4 —

movido vivamente en lo íntimo de mi


alma , más de lo que parece en lo exte
rior, y lo que mi lengua procura expli
car. Padre mio divino, pequé contra el
cielo y en vuestra presencia , y no me
tengo por digno de ser llamado hijo
vuestro : vos penetrais mi pensamiento
y herís el secreto de mi corazon. Y
pues conoceis la sinceridad de mi ar
repentimiento, perdonadme todas mis
maldades; dignaos de borrarlas, laván
dolas con la sangre preciosa de vues
tro Hijo, aquel Cordero inmaculado
que satisfizo por los pecados de todo
el mundo; y despues de haberme pu
rificado, volved á vestirme la ropa
blanca de la inocencia , adornad mi
mano con el anillo de oro de la fe como
con una prenda preciosa que me man
— 5 —

tenga en vuestro temor y amor, y reci


bidme al ósculo de paz, para que los
espíritus bienaventurados se regocijen
de mi conversion, como los impíos se
habian alegrado de mi pérdida. Nada
es imposible á vuestra Majestad. ¡Oh
Padre soberano y misericordioso, que
es!ais siempre más pronto y más dis
puesto para socorrer nuestras necesi
dades que nosotros para representáros
las! A vos sea gloria, honor y accion
de gracias por todos los beneficios que
cada dia recibimos de vuestra liberal
mano. Amén.

MÉTODO PABA CONFESAR BIEN.

Para que la confesion sea válida es


necesario que esté acompañada de al
— 6 —

gunas condiciones , sin las cuales es


nula ; y el que se confiesa sin ellas co
mete un sacrilegio en lugar de recibir
el perdon de sus pecados.
La primera condicion es el examen
de conciencia , que debe preceder á la
confesion ; y el que por falta de exámen
olvida algun pecado mortal, pecamor-
talmente.
La segunda es la contricion, ó á lo
menos la atricion, con la confesion:
aquella consiste en un pesar de haber
ofendido á Dios por su bondad infinita,
con firme propósito de no ofenderle
más, y esta voluntad no debe tener
otro objeto que el amor de Dios , y no
otra alguna consideracion , como el
temor de las penas del infierno, ó el
de haber perdido el derecho de poseer
el cielo, porque entonces seria atri
cion. Y áun cuando uno se confesase
— 7 —
únicamente de pecados veniales, es
necesario hacer actos de contricion ó
atricion, y tener voluntad deliberada
de no volver á cometerlos, con el auxi
lio de la divina gracia. En este punto
faltan áveces algunas personas devotas,
que se confiesan como por costumbre,
y hacen una accion ordinaria de este
Sacramento, que practican indiferente
mente á la tarde y á la mañana, sin par
ticular atencion ; en lo cual cometen
muchas veces sacrilegios, diciendo lo
que no han hecho, y no diciendo lo que
han hecho, ni teniendo pesar alguno de
sus culpas, ni voluntad deliberada de
no volver á cometerlas, y de hacer
penitencia de ellas.
La tercera condicion es, que la con
fesion sea entera , exacta , sincera y sin
rebozo, así en orden á los pecados que
se han cometido, como las circunstan
ciasquemudanespecie.Hay, pues, obli
gacion de declarar el número de los
pecados mortales cuando se puede acor
dar de ellos; si no, se debe decir el nú
mero poco más ó menos, y notar el tiem
po que ba continuado en pecar, sin que
la vergüenza ó temor haga callar alguno,
por grande é infame quesea. Por loque
mira á las circunstancias que mudan la
especie del pecado, es necesario obser
varlas y explicarlas muy exactamente;
pongo ejemplo : si ha robado cosas
sagradas en lugar sagrado, porque en
tonces el robo tiene la malicia de sacri
legio; si ha pecado con escándalo, por
que entonces es causa del pecado de
su hermano; y así de otros pecados.
Es tambien necesario notar si ha hecho
alguna accion buena por mal fin, como
dar limosna ó hacer algun regalo con
designio de pecar.
— 9 —

Fuera de estas tres condiciones , que


son de esencia del sacramento de la
Penitencia, conviene (cuanto es posible)
que la confesion sea clara , sincera y
breve, diciendo solamente la especie
del pecado; sin contar his:orias, porque
entóuces más es excusarse que acusar
se. Sobre todo, se deben guardar mucho
de dar á conocer ni nombrar la persona
que puede haber sido cómplice de vues
tro pecado. Es necesario despues bus
car un confesor prudente, sabio y ad
vertido, y creo que los que procuran
ejecutar fielmente lo que acabo de de
cir, harán, con la gracia de Dios, una
confesion saludable y santa.
DIRECCIÓN PARA LA CONFESIÓN.

Para prepararse bien á la confesion


conviene retirarse en algun lugar secre
to, y allí con un profundo silencio del
— 10 —
alma reconocer la grandeza infinita de
Dios, anonadarse en su presencia y
hacer este acto de adoracion :

Soberana y adorable Majestad, á


quien creo aquí presente, mirándome,
oyéndome y sondeando los más secre
tos pensamientos de mi corazon, yo os
adoro, os tengo y reconozco por mi
Dios, por mi Criador y mi legítimo
Soberano; por aquel Señor que es, y
siendo por su naturaleza la plenitud
del sér, no puede dejar de ser; en cuya
consideracion os rindo la adoracion de
bida á vos solo, humillando mi alma y
doblando las rodillas para reconocer
con estos homenages el absoluto domi
nio que teneis sobre todas vuestras cria
turas.
— H -
Es bien representarse despues que
esta confesion puede ser la última de
vuestra vida, y disponerse como una
persona que estuviese á la hora de la
muerte , pidiendo á Dios con instancia
la gracia de hacer bien el exámen , y
luz para conocer bien sus pecados : se
puede decir á este fin el Veni Crealor,
ó lo que se sigue:

;0h Dios de luz, que iluminais á todo


hombre que viene á este mundo, gra
bad , si es vuestro beneplácito, en mi
corazon un rayo de luz, de amor y de
dolor, para conocer bien , aborrecer y
detestar todos los pecados de que me
reconozco culpado delante de vos! Ma
dre de Dios, tan favorable á los peca
dores que tienen un deseo sincero de
convertirse , asistidme con el poder de
— 12 —

vuestra intercesion. Santo Angel, mi


guía fiel , columna de fuego que debo
seguir, penetrad mi alma con una luz
tan viva, que pueda yo descubrir en
lo interior de mi alma hasta las menores
infidelidades que he cometido contra mi
Dios. Y vosotros, santos y sanias del
cielo, rogad por mí, para que yo haga
frutos dignos de penitencia.

OFRECIMIENTO I)KL EXAMEN Á JESUCRISTO.

Oh Salvador y Dios mio! yo os


ofrezco el examen exacto que voy á
hacer de mis pecados para glorificaros
en vuestra divina justicia , creyendo
firmemente que por los méritos de vues
tra muerte y pasion me serán perdona
dos mis pecados en este Sacramento,
si llevo á él todas las disposiciones
— 13 —
necesarias. Espero por esta misma san
gre que me dareis la gracia de dispo
nerme bien, y no ofenderos en adelan
te. Os le ofrezco tambien con espíritu
de amor y con designio de agradaros,
cnmpliendo vuestra santísima voluntad,
y por todas las intenciones que os pue
dan dar mayor honor y gloria.

Conviene despues examinarse sobre


los diez mandamientos de la ley de Dios;
considerando en qué ha pecado, sea
por pensamientos, palabras ú obras;
sobre los siete pecados capitales , y de
tenerse por lo ménos una hora cuando
no se ha confesado más que dos ó tres
veces al año ; en orden á los que se
confiesan cada mes, les basta menos
tiempo. Los que desconfian de su me
moria, podrán poner sus pecados por
—u—
escrito, y esto alivia sin duda mucho
al confesor y al penitente.

CÓNSIDERACIÓN PRIMERA.

Conviene considerar que los pecados,


por veniales que sean, desagradan su
mamente á Dios, y le hacen un ultraje
muy sensible : porque Dios es infinita
mente bueno, infinitamente perfecto, y
por consiguiente, digno de un amor infi
nito, y que pecando ofendes al Señor,
que te ama tan tiernamente. ¿Y esto no
es una cosa muy horrenda y muy injusta?
Ay de mí! Nosotros no lo podemos
comprender hasta que estemos en el
cielo; no, no conoceremos jamas bien
en esta vida cuán grande mal es el
pecado, y qué castigo merece el que
le comete.
— Í5 —

ACTO DE CONTRICIÓN.

Dios mio, todo mi bien, infinitamente


amable , confieso que mis pecados son
más en número que los cabellos de mi
cabeza y las arenas del mar, y cuando
no hubiese cometido más que uno solo,
ofendo con este vuestras infinitas per
fecciones. Oh! ¡que no tenga yo dolo
res y pesares infinitos, pues tengo infi
nitos motivos que me obligan á tenerlos!
Yo he pecado contra vuestra bondad,
prefiriendo una vil criatura, un honor
vano, un placer pasajero, un pequeño
bien, á vuestro amor. Yo he ofendido
á vuestra soberana Majestad, á quien
debia adorar, servir y honrar con todo
el respeto y exactitud posible. ¡Ah,
Señor! Perdonadme mis pecados por el
— 16 —
amor de vos mismo. ¡Oh hermosura y
bondad infinita! ¿Cómo he tenido atre
vimiento de aborreceros y menosprecia
ros? ¡ Oh cuánto dolor tengo de este
brutal é irracional odio! Oh Dios mio!
no quiero jamas volver á ofenderos; ja
mas, jamas. Quiero perder mil veces
las riquezas, el honor y la vida antes
que desagradar á un Dios tan bueno
como sois vos. Y particularmente me
enmendaré de tal pecado con tal me
dio, lo que es necesario ejecutar cuanto
antes se pueda.

Considera á qué pecado estás más sujeto,


y propon corregirte cuanto antes.
— 17 —

CONSIDERACIÓN II.

DE LOS MOTIVÓS PARA FORMAR LA CONTRICIÓN.

Conviene considerar que Dios es un


bienhechor infinito, que nos colma de
bienes en general, y nos hace olros mil
en particular : nos crió á so imagen sin
tener necesidad de nosotros ; nos ha
conservado y redimido con la preciosa
sangre de su Hijo hecho hombre ; nos
hizo cristianos , dejando muchos otros
hombres en la infidelidad ; nos ha sufri
do nuestros pecados hasta ahora sin
condenarnos; nos ha dado tantos medios
y tan fáciles para salvarnos, y le paga
mos con ingratitud; crió todas las cria
turas para nosotros, y nos servimos de
ellas para ofenderle.
— 18 —

ACTO DE CONTRICIÓN.

Oh ingratitud! No hay, ni jamas


puede haber semejante. ¡Oh mi amado
Salvador! ¿Es esta la recompensa que
os doy por haberme sacado de la nada,
donde estaria todavía sin vos? ¿Así re
conozco la sangre preciosa de vuestras
venas, derramada con tanto amor y
dolor por mi causa? ¡Oh qué ingrato
soy! ¡Quién dará suspiros á mi corazon
y lágrimas á mis ojos para llorar y lasti
marme de la muerte de mi alma , y de
las traiciones que ella ha hecho á so
Dios! ¡Oh Señor lleno de ternura y bon
dad, tened misericordia de mí! Yo tengo
un sumo deseo y una voluntad firme
y constante de no ofenderos más. Ah!
¿Convenia nacer y recibir tantos bene
— 19 —
ficios de Dios para ofenderle tan fre
cuentemente como le he ofendido? ¿Con
venia recibir las manos, los pies, los
ojos, los oidos y un corazon puro para
servirse de ellos para hacer ultrajes á
Dios? Oh funesto y deplorable estado!
Oh culpados ojos! ¡Oh manos desgra
ciadas! ¡Oh corazon infeliz, que con tus
pecados has sido causa de los trabajos,
dolores y de la cruel muerte que el Hijo
de Dios, mi Salvador, padeció en la
cruz!

CONSIDERACIÓN III.

DE LA PRESENCIA DE DIOS DELANTE DE QUIEN


tL HOMBRE PECA.

Conviene considerar que como Dios


lo llena todo con su inmensidad, por
más cuidado que ponga el que peca
— 20 —

para librarse de los ojos de los hombres,


no podemos ocultarnos á los de Dios.
Delante de aquella alta Majestad , en
cuya presencia los serafines se cubren
el rostro con sus alas, y las más puras
inteligencias están con un temblor res
petuoso delante de la alta Majestad del
Dios del cielo, hemos osado cometer
cosa que nos avergonzaríamos hacer
delante del hombre más miserable de
la tierra.
Conviene también mirar á este mismo
Dios como á nuestro soberano Juez, que
ha de examinar á la hora de nuestra
muerte hasta el menor de nuestros pen
samientos, de nuestras palabras y de
nuestras obras. Despues de esta re
flexion formaréis este
u —
ACTO DE CONTRICIÓN.

Seberano y justo Juez de vivos y


muertos, que veis y conoceis lo más
secreto de mi corazon , ¿es posible que
yo me atreva á presentarme delante de
vos despues de haberos sido tan infiel?
Mas, ay de mí! yo no puedo huir de vos,
que estais en todas partes ; ni esconder
me, porque lo veis todo. Pues qué! yo
he herido tantas veces la santidad de
vuestra presencia con tantos pensa
mientos y acciones abominables á vues
tros ojos; yo, que hubiera temido tener
entonces por testigo al ínfimo de los
hombres. Ah Dios mio! no me juzgueis
con el rigor de vuestra jasticia, mas
perdonadme segun la extension de
vuestras misericordias : vo detesto de
— 22 —
todo mi corazon todo lo que os ha po
dido desagradar en mí, y estoy pronto,
con el auxilio de vuestra gracia, á re •
parar lo mejor que me sea posible to
dos los ultrajes que os he hecho.

orno acto de contricion sobre


LA MISMA CONSIDERACIÓN.

Oh Dios mio! ¡cuánta confusion


tengo de haberme hallado tan fre
cuentemente en vuestra presencia con
tan poco respeto, y de haber fallado
tantas veces á la -palabra que os he dado
de no ofenderos más! Oh Dios mio! Si
hubiera prometido tantas veces algu
na cosa á un hombre de la tierra , y
me sorprendiese faltando á la palabra,
qué vergüenza tendría? Y en cuanto á
vos, oh Dios mio! yo no hago caso al
- 23 —

guno, pues todos los dias os ofendo á


vuestra vista. jAy de mí, cuáo bueno
sois en sufrirme tan largo tiempo! ¡Oh
Dios de mi corazon! pues en el tiempo
de mis mayores pecados habeis teni
do paciencia conmigo , no me negueis
vuestra misericordia ahora , que me
arrepiento de haberlos cometido.

Notad que conviene usar con pro


porcion de estas consideraciones, y no
abrazarlas todas de una vez : es nece
sario dejarse penetrar sólidamente de
una ántes de pasar á otra, detenién
dose no obstante más en aquellas que
nos moviere con más eficacia , y no me
dir las reflexiones con sn viveza , sino
con la aplicacion que pide un ejercicio
tan santo.
— 24 —

OTRO ACTO DE CONTRICIÓN.

Oh Dios mio! el dolor que tengo de


haberos ofendido, y el odio que tengo
á mis pecados, no siendo cual debia
ser, yo os suplico ¡ oh Dios de santidad
infinita! que recibais el odio que vos
mismo los teneis, y el de vuestro hijo
Jesucristo, con su santa vida y muerte
dolorosa, que yo os ofrezco en satis
faccion de todos mis pecados.

ACTO DE ESPERANZA.

Oh Dios miol que os dejasteis mover


tan fácilmente de la súplica del Publi—
cano, de las lágrimas de la Magdalena
y de la peticion del Ladron penitente:
vos que recibís con los brazos abier
tos, y con tanta bondad á todos los pe
— 25 —
cadores que vuelven á vos é imploran
vuestra clemencia, ah! Señor todo
poderoso, ¿no me habeis convidado á
esperar vuestra misericordia tanto como
á otro cualquiera? Yo espero, pues, ¡oh
Dios mio! que me hareis la misma gra
cia, pues estoy resuelto á no ofenderos
más; y aunque yo sea un miserable in
digno de perdon , confio en vuestra pa
labra, que me asegura que no quereis
la muerte del pecador, sino que se con
vierta. ¡Oh cuánto motivo tengo de
esperar en vos, Redentor mio, pues
habeis padecido tanto por el perdon de
mis pecados! Sí, Señor, no negaréis
esta gracia por el amor de vos mismo;
y creo firmemente que áun cuando os
viese dispuesto á precipitarme en el
infierno, no desesperaria de vuestra
- 26 -
misericordia ; porque vos sois mi Dios,
mi Criador, mi Salvador, mi Conser
vador, la vida y alimento de mi alma:
en tin vos sois todas mis cosas , y aquel
solo que mi alma quiere amar siempre
con todo mi corazon.

ACTO DE BUEN PROPÓSITO.

Yo protesto , oh Dios mio ! todo


bueno y todo misericordioso, que si
puedo tener la dicha de volver á vues
tra gracia , y participar los divinos y
amorosos favores que comunicáis á
vuestros hijos muy amados, estoy re
suelto á seros siempre fiel, y morir
ántes que ofenderos jamas voluntaria
mente.
— 27 —

ORACIÓN Á LA SANTÍSIMA VIRGEN.

¡Oh santísima y gloriosísima virgen


madre de Dios, en quien los mayores
pecadores hallan refugio seguro , y es-
tais siempre pronta para consolar á los
miserables! Madre de misericordia,
jamas ha esperado alguno en vos, que
haya quedado confuso; por lo cual re
curro á vos, para que, ayudado con
vuestros merecimientos y sostenido con
la gracia de vuestro Hijo, pueda yo
hacer dignamente mi confesion.
Ángel que Dios me ha dado para
consejero y guía , asistidme y rogad por
mí; y vosotros, santos y santas bajo
cuya proteccion me he puesto, os su
plico me consigais con vuestras oracio
nes el perdon de mis pecados, y la
— 28 —
gracia de hacer ésta confesion tan ente
ra y perfecta como si hubiese de ser la
última de mi vida.

Despues de haberse preparado de


esta suerte, conviene llegarse al con
fesonario con toda humildad exterior é
interior, sin precipitacion ni prisa al
guna; sino, al contrario, aguardar mo
destamente su vez , sin querer ser dis
tinguido de los otros, por más elevado
que seas sobre ellos: débese tener en
todo el modo de un reo, y mirar al
sacerdote, cualquiera que sea, como
al mismo Jesucristo, pues tiene su lo
gar y le representa. Cuando se volvie-
re hacia donde estais , le hablaréis con
los ojos bajos; y ántes de acusaros de
vuestros pecados, direis : Benedic mihi,
Paíer , quiapeccavi, y direis la confe
sion hasta mea culpa, declarando des
— 29 -
pues vuestros pecados, y diciendo el
número y la especie, el mal ejemplo y
el escándalo que hubiereis dado. Cuan
do hubiereis acabado vuestra confesion,
podreis concluir de esta manera :

Fuera de todos los pecados que me


he acusado, me acuso de todos los que
hubiere cometido, y de los que no co
nozco y se me hubieren olvidado.

Despues acabaréis el Confíteor, co


menzando desde mea culpa, procuran
do hacer un acto de contricion mien
tras el sacerdote dice : Misereatur, etc.
Cuando recibiereis la absolucion por
mano del sacerdote, conviene que
creais (para valerme de los términos
de san Crisóstomo) que la mano del
mismo Dios está -extendida invisible
mente sobre vos. De aquí podeisjuzgar
— 30 —

con cuán profunda humillacion debeis


estar. Al mismo tiempo debeis hacer
un acto de contricion, y pedir á Dios
perdon de todas las culpas con toda
sinceridad y con todas vuestras fuerzas.

ACTO DE FE DESPUES DE LA CONFESIÓN.

Oh Dios mio! yo creo firmemente


que por los méritos de vuestra precio
sa sangre, mis pecados me lian sido
perdonados en este santo sacramento
de la Penitencia , que acabo de recibir,
si he traido á él todas las disposicio
nes que vuestra justicia pide de mí en
este estado. Creo tambien que sola la
virtud de esta misma sangre puede ha
cer mis obras meritorias. Aplicadme,
Señor, toda su eficacia, para que, repa
rando lo que puede fallar en mi confe
— 31 —

sion , nada os impida confirmar desde


el cielo la absolucion que vuestro Mi
nistro acaba de darme en la tierra.

ORACIONES DESPUÉS DE LA CONFESIÓN.

Oh Dios mio! yo os suplico por los


méritos de la bienaventurada virgen
Ajaría, vuestra madre, y de todos los
santos, que sea agradable esta confe
sion á vuestra misericordia. Supla todo
lo que yo hubiere faltado, así en esta
como en todas las otras que hubiere
hecho hasta aquí, ya sea en la since
ridad é integridad de la confesion , ya
sea en la satisfaccion , para que por ella
os digneis de tenerme por absuelto
plena y perfectamente en el cielo, don
de vives, etc.
— 32

ACTO DE CONTRICIÓN.

Oh Redentor mio y Dios mio! ¡qué


desgraciado soy, y cuánto pesar tengo
de haberos ofendido! Os suplico con
profunda humildad y con mi corazon
herido de pesar y dolor, que me per
doneis todos mis pecados por vuestras
misericordias, que son sin número, y
me establezcais en la gracia para que
yo participe de los frutos y méritos de
vuestra dolorosa pasion. Yo os prometo
oh Diosmio! no ofenderos en adelante,
y espero, con vuestros auxilios, seros
fiel en mis propósitos, y evitar hasta las
menores ocasiones que puedan hacer
me caer en pecado.
— 33 —

ACTO DE RECONOCIMIENTO.

Oh Dios mio! Padre de misericordia,


no sé cómo agradecer vuestra suma
caridad en este inestimable beneficio
que acabais de concederme : por el cual
confieso que no puedo jamas satisfaceros
sino ofreciendo á vuestra Majestad los
méritos y perfecciones infinitas de mi
soberano Señor Jesucristo, que ha que
rido dármelos. Yo os los ofrezco, Dios
mio, para suplir mi imposibilidad; y os
presento tambien los méritos de la San
tísima Virgen , de mi Ángel de Guarda,
de todos los serafines, profetas, patriar
cas, apóstoles, mártires, confesores,
vírgenes, y de toda la Corte celestial,
protestando, soberano Criador mio,
que quisiera tener tantas lenguas como
— 34 —
ha habido y hay criaturas en el cielo y
en la tierra, para emplearlas todas
hasta el fin del mundo en publicar
vuestra bondad y daros gracias por
toda la eternidad.

ACTO DE CONTRICIÓN.

Dios mio, todo bueno, todo miseri


cordioso, que me mostrais en este Sacra
mento el paternal amor que me teneis,
despues que yo os he despreciado tantas
veces, y he disipado los bienes y gra
cias de que me habeis colmado tan libe-
ralmente, ¡cuán fácil es vuestra justicia
en desarmarse, y qué poco pide á los
que más le deben , pues se contenta con
una tan pequeña satisfaccion en pago
de una deuda tan grande! Y como si
en esto tuvieseis alguna ventaja, venis
— 35 —
así con los brazos abiertos, movido de
las lágrimas que vos mismo habeis sa
cado de la dureza de mi corazon, y
bajais á mí desde el Irono de vuestra
gloria con toda la rapidez de vuestro
amor para darme ósculo de paz : sufrid,
pues, que yo me arroje á vuestros pies,
herido de dolor y cubierto de vergüenza
á vista de mis infidelidades pasadas.
Ay de mí! ¡que no pueda yo á lo menos
tener un dolor igual á su enormidad!
Dios mio, vos sabéis que yo quisiera
que fuese más vivo. Aumentadle, Señor,
é inspiradme un dolor tan fuerte, que
corresponda de alguna manera á vues
tro amor.
- 36 -

DETESTACIÓN DEL PECADO»

Ah maldito é infeliz pecado! yo te


detesto y aborrezco, te tengo un odio
irreconciliable , y te aborrezco más que
á la muerte y al infierno, y quiero ántes
morir que cometerte ; y si con mi muer
te pudiera yo destruirte , daria gastoso
mi vida para que mi Redentor y mi
Dios no fuese más ofendido. Maldito sea
el pensamiento que te dio entrada en
mi corazon.

OTRO ACTO DE CONTRICIÓN.

Oh buen Jesus! ¡dulce Salvador


de mi alma! postrado humildemente á
vuestros pies, de lo más íntimo de mi
corazon os pido perdon de todos los
pecados que he cometido contra vues
— JT —

tra divina Majestad. Ay de mí ! mi ado


rable Jesus, que por exceso de vues
tra caridad me habeis amado ab eterno,
y por mi amor habeis querido derramar
vuestra preciosa sangre para abrirme
las puertas del cielo; os ofrezco evitar
en adelante el pecado, no ya por el
temor del infierno ni por el premio de
la gloria; sino puramente por amor que
os tengo, porque sois mi Dios, la biena
venturanza de mi alma, y aquel solo
que debo amar únicamente.

ACTO DE ACCIÓN DE GRACIAS.

Oh Dios mio! mi alma os bendiga,


y todo cuanto hay dentro de mí alabo
vuestro santo nombre, pues me habeis
esperado para volver á entrar en vues
tra gracia. La bienaventurada Virgen,
— 38 —
madre de mi Salvador, los ángeles y
los santos os muestren su reconocimien
to por mí, pues yo soy incapaz de ha
cerlo dignamente : os ofrezco con esta
intencion todas las gracias que os ha
dado y os dará eternamente mi Señor
Jesucristo, por los bienes que habeis
hecho á la Iglesia, su esposa, y á sus
hijos por sus merecimientos.

ORACIÓN Á DIOS PADRE.

Oh Dios mio! hallándome despro


veido de buenas obras, y no teniendo
con qué satisfaceros por mis pecados,
os presento los méritos de Jesus, vues
tro Hijo, que son de un precio infinita
mente mayor que la gravedad de mis
pecados y los de todas las criaturas.
Oh Padre eterno! yo os ofrezco el
— 39 -
precio de mi redencion , y la paga que
mi Salvador hizo por mí, espirando
sobre el árbol de la cruz. Señor, vol
ved los ojos sobre su rostro divino, y
mirad su cuerpo como muerto sobre el
aliar, y su preciosa sangre en el cáliz;
y aunque no hable alguna palabra, no
obstante, tiene tantas bocas como heri
das y tantas voces como gotas de san
gre, que se hacen oir más altamente
que los gritos de nuestros pecados.
Escuchadlo, pues, Señor, que sois mi
Dios de bondad ; y si no estuvisteis sordo
á las voces de la sangre de Abel, que
os pidió venganza, estad más atento
á las de la sangre de vuestro Hijo y
nuestro hermano, que os pide miseri
cordia, que os ruega por nosotros al
morir, y clama tambien desde este altar,
- 40 -

como lo hizo en el Calvario : Padre mio,


perdonadlos, que no saben lo que hacen,
implorando vuestra misericordia para
nosotros, que somos miserables peca
dores, y le hemos crucificado mil veces
con nuestros pecados.
Si al presente mis ojos no vierten
lágrimas para llorar mis pecados, y mi
corazon los detesta sólo interiormente,
mirad , oh Dios mio! las golas de san
gre que vuestro Hijo derramó por mis
pecados en su vida y en su muerte, cuya
eficacia y mérito me aplicó cuando se
hizo cargo de satisfacer por todos los
hombres, siendo fiador de todos en
general y de cada uno en particular.
Perdonad, pues, oh Dios mio! mi orgullo
y mis vanidades por la humildad de
vuestro amantísimo Hijo. Por su amor
- 41 —

y su caridad concededme el perdon de


mis pecados, y por su pobreza el de
mi avaricia. Por su cerne virginal y su
desnudez en el pretorio y en la cruz,
perdonad mis impurezas interiores y
exteriores.
Perdonad mi destemplanza y mi gula
por la hambre y sed que padeció mi
Salvador en el desierto, en la cruz y
casi por toda su vicia. Por la mansedum
bre y dulzura de este Cordero sin man
cha, concededme el perdon de mi ira,
de mis resentimientos, venganzas y ene
mistades; y por la diligencia con que
obró nuestra salvacion, perdonad mi
pereza y mi negligencia ; en fin , por
todos los méritos y perfeccion de mi
Salvador, perdonadme todos mis vi
cios, mis culpas é imperfecciones.
— 42 —
Si ademas de esto, ¡oh Padre sobera
no! deseais de mí una penitencia inte
rior y exterior, para que lo que dio
contento á la carne dé disgusto al
alma, y lo que dio placer al alma y á
la carne haga sentir dolor al cuerpo,
veisme aquí postrado muy humilde
mente á los pies de vuestra Majestad,
donde detesto todos mis pecados, y
aborrezco todas las ocasiones que me
pueden llevar á ellas, teniendo un pesar
interior y sensible de haberlos cometi
do, y no tanto por la pena que mis peca
dos merecen, como por la considera
cion de vuestra bondad infinita; y por
el motivo de vuestro amor, que sois mi
Dios sumamente adorable y digno de
todo honor; proponiendo firmemente,
oh Señor! con vuestra divina gracia
— 43 —

no volver á caer en mis pecados, huir


los, y evitar todas las ocasiones; y por
penitencia y satisfaccion de todos mis
pecados, sufriré con mucho gasto, si
vos lo quereis, todas las penas, disgus
tos, injurias, dolores y enfermedades;
en fin, todo lo que puede sucederme
molesto y penoso, que procede directa
mente de vos, ó por medio de las cria
turas, conforme á lo que vuestra pro
videncia ordenare, á la cual me sujeto
de todo mi corazon , hasta el último
suspiro de mi vida , sabiendo bien que
no habeis determinado cosa alguna para
mi perdicion , pues me habéis criado
para salvarme, con tal que yo corres
ponda de mi parte á los secretos movi
mientos de vuestra gracia. Haced, pues,
en mí, oh Dios mio! todo lo que me
— 44 —

habeis ordenado, y mandadme todo lo


que quisiereis. Amén.
Despues de haber implorado de esta
suerte la misericordia de Dios, pedid
á nuestro Señor que ofrezca por vues
tros pecados y por los de todos los
hombres lo que padeció por nosotros.
MÉTODO ÚTILÍSIMO
l'AHA ASISTIR COX DEVOCIÓN > BEC OCilli ESTO

A LA SANTA MISA.

Como se asiste de ordinario á oir


Misa antes de comulgar, se ha teni
do por conveniente poner aquí fór
mula de oraciones para ocuparse
santamente en tiempo de este au
gusto y tremendo sacrificio, y para
no dejar vacío un tiempo que se de
be llenar con toda suerte de actos
de fe, esperanza y amor. Conviene,
los diasde Comunion, omitir las ora
ciones que se acostumbran rezar
— 46 —
en aquel tiempo, ó dejarlas para
otro, empleando útilmente todos
los momentos de la Misa haciendo
actos de fe, esperanza y caridad.
Podrán servir los que se hallan es
parcidos en este librito, como tam
bién las consideraciones para ántes
de la santa Comunion , que se pon
drán despues.

AL PRINCIPIO DE LA MISA DIREIS :

Señor, yo soy indigno de acer


carme á vuestro altar; mas, como
vuestra misericordia me lleva á él,
permitidme que yo os adore, y os
muestre el dolor que tengo de ha
beros ofendido tantas veces.
— 47 —

Á LA CONFESIÓN.

Decidla con el sacerdote: Yo


pecador me confieso á Dios Todo
poderoso, ele. Recibid la bendición
con humildad , y excitaos á la con
trición de vuestros pecados.
Oh Dios mio ! ¡cuánta bondad es
la vuestra en recibirme aún en
vuestro santuario , y no prohibir
me la entrada ! Yo vengo á presen
tarme á los piés de vuestra justicia
para pedir perdon de mis pecados,
clamando de lo íntimo de mi cora
zon:
Señor, tened misericordia de mi.
Señor, tened misericordia de mi.
Señor, tened misericordia de mí.
— 48 —

AL GLORIA IN EXCELS1S.

Santos Angeles , alabad á com


petencia la bondad de Dios ; quiere
bajar hoy del cielo á la tierra y na
cer en mi alma, que es un lugar
mil veces más indigno para recibir
lo que el establo de Belén.

» i LA EPÍSTOLA.

Todas las criaturas callen en


presencia de su soberano Señor;
venid, habladme vos mismo, Se
ñor, porque vuestro siervo os oye;
inspiradme el celo de vuestros
Apóstoles, y haced que cesen en
mi alma todos los oráculos con
vuestra venida, cumpliendo den
- 49 —
tro de mí mismo todos sus deseos
y promesas.

AL EVANGELIO.

Oh Dios mio ! yo tengo necesi


dad de dos cosas: miéntras estoy
en la prision de esta carne mortal
necesito de luz y de alimento; no
me le negueis, Señor; haced que
vuestra palabra alumbre mis pa
sos y resplandezca en el camino
por donde ando , y dadme vuestro
cuerpo para que me alimenteis, y
no desfallezca en el camino que me
resta por caminar.

AL CREDO.
Rezaréis el Credo, protestando
4
— 80 —
que queréis vivir y morir en nues
tra santa fe católica.

Creo en Dios Padre Todopode


roso, criador del cielo y de la tier
ra; y en Jesucristo, su único hi
jo, nuestro Señor, que fué conce
bido por el Espíritu Santo, y nació
de santa María virgen. Padeció
debajo del poder de Poncio Pilato.
Fué crucificado , -muerto y sepul
tado. Descendió á los infiernos. Al
tercero dia resucitó entre los muer
tos. Subió á los cielos, y está sen
tado á la diestra de Dios Padre To
dopoderoso. Desde allí ha de ve
nir á juzgar á los vivos y á los
muertos. Creo en el Espíritu San
— si
to, la santa Iglesia católica, la co
munion de los Santos, etc.

DESDE LA OBLACIÓN DE LA HOSTIA


HASTA LA ELEVACIÓN.

Usaréis de esta oración de san


Ambrosio :

Sumo sacerdote, divino Jesus,


que os ofrecisteis como víctima á
vuestro Padre por nuestros peca
dos, y dais vuestro cuerpo y san
gre por alimento á hombres mi
serables que no podían satisfa
cer; os ruego por este mismo
cuerpo y sangre, y por el amor
inefable que mostrasteis á los hom
bres en la institucion de este au
- Sí —
gusto Sacramento, me concedáis
la gracia de llegarme á él con to
do el respeto, temor y amor que
me pedis. Conozco que un favor
tan grande sólo puede ser efecto
de una misericordia infinita, qué
no la merezco.
Penetrad, pues, mi entendimien
to con una fe tan viva, que yo crea y
piense de este misterio todo lo que
vos me obligais á creer y pensar.
Vuestro espíritu de dulzura y sabi'
duría óigase hoy dentro de mí
mismo sin ruido de palabras, y
enséñeme vuestra verdad ; porque
este misterio es por sí mismo muy
profundo, y el velo que le cubre,
muy santo.
— 83 —
Rey de las vírgenes , que sois la
corona de las almas santas, apa
gad en mí el fuego de la impureza ;
mortificad la ley de mis miembros,
que resiste sin cesar á la de vues
tro espíritu , para que con el cuer
po casto y el corazon puro beba yo
esta preciosa sangre.
Aniquilad en mí el espíritu de di
vision, de soberbia, de dureza, de
envidia, de tibieza y de relajacion,
y dadme las virtudes opuestas.
Permitidme que yo os ofrezca
mi comunion por la salvacion de
todos. Por indigno que sea dero
gar por otros, suplid que os pre
sente las necesidades de vuestra
Iglesia, las de los pueblos, el pe
— 54 —
ligro de los grandes , el abatimien
to de los pequeños, los gemidos
de los cautivos , la miseria de los
huérfanos, la necesidad de los po
bres, el descaecimiento delos en
fermos, la caducidad de los viejos,
los suspiros de los mozos, los de
seos castos de las vírgenes, y el
triste estado de las viudas; alum
brad á los infieles y á los here
jes, convertid á los pecadores, ha
ced bien á los que tienen el co
razon recto, derramad vuestras
misericordias sobre mis parientes
y amigos, recompensad á mis bien
hechores, colmad de gracias á mis
enemigos, y llevadnos á todos á
vuestra gloria. Amén.
— 55 —

Á LA ELEVACIÓN DE LA HOSTIA.

Adorárnoste, preciosísimo cuer


po de nuestro Señor Jesucristo,
Dios y hombre verdadero, que en
el ara de la cruz fuisteis digno sa
crificio para la redencion del uni
verso mundo.

AL ALZAR EL CÁLIZ.

Adorárnoste , preciosísima san


gre de nuestro Señor Jesucristo,
Dios y hombre verdadero, que der
ramada en el ara de la cruz, la
vaste nuestros pecados.
Yo os adoro, oh mi divino Jesus!
que sois nuestro Pontífice y nues
tro Rey , y os bendigo porque por
- 86 -
vuestra cruz y la oblacion san
grienta de vuestro cuerpo y de
vuestra sangre me habeis rescata
do, y reconciliado con vuestro Pa
dre. Os pido con instancia, por to
da la inmensidad de vuestro amor,
que me hagais participante con
vuestra Iglesia de todas las gracias
que nos ha ganado vuestra muer
te , de la gloria de vuestra resur
reccion, y del triunfo de vuestra
ascension al cielo.
Oh Dios mio! los ojos de mi al^
ma os descubren por el velo de las
especies que cubre vuestra Majes
tad; éste es el Salvador del mun
do, la Verdad eterna del Padre, el
Hombre-Dios todo entero, que está
_ 5T —
invisiblemente en la hostia, su san
gre, que está en el cáliz, es la mis
ma que se derramó por nosotros
en la cruz.
Oh Dios mio! mudadme como
mudasteis el pan y el vino, trans
formándome en vos con la virtud
de vuestro amor, para que no pa
rezca en mí más que lo exterior de
lo que era antes, y que de impuro,
me transforme, en casto , en libe
ral con los pobres ; de colérico , en
pacífico; de presuntuoso, en hu
milde; de ingrato, en agradecido ;
de murmurador, en piadoso y ca
ritativo ; de indiferente y flojo, en
de voto y celoso.
— 58 —

AL PATER NOSTER.

Rezadle en latin ó en castellano,


y ponderad todas las peticiones
con atencion , deteniéndoos parti
cularmente en aquella con que pe
dimos á Dios que nos dé el pan
nuestro de cada dia , la cual con
viene entender entonces de la san
ta Eucaristía.

AL A GNUS DEI.

Cordero de Dios, que quitáis los


pecados del mundo, tened miseri
cordia de mí. Cordero de Dios, etc.
Cordero de Dios, etc.
Si comulgareis en esta Misa,
podréis usar de las aspiraciones
— 89 —

que están después de la direccion


para la Comunion , y las que inme
diatamente la preceden , haciendo
ante todas cosas, por loménos un
acto de cada una de las virtudes
teologales, que son fe, esperanza
y caridad; y si no supiereis hacer
los por vosotros mismos, hallaréis
diversas fórmulas, esparcidas en
este librito. Si no comulgareis has
ta despues de la Misa, direis:
Señor, que sois nuestra vida,
nuestra gloria y nuestra felicidad ,
librad á mi alma de todos los peli
gros que la cercan, apartadla de
todos sus afectos desordenados,
para que se una perfectamente con
vos; no sufráis que os pierda des-
-60-
pués de haberos recibido , y no os
deis á ella por un momento solo,
sino para siempre; hacedla cono
cer lo que es poseeros, para que,
considerando su bajeza, se man
tenga siempre en una profunda hu
mildad, que es la disposicion más
propia para haceros morar gusto
samente en un corazon.

AL DOMINIO, NON SUM DIGNÜS.

Señor, yo no soy digno que en


tréis en mi pobre morada ; mas de
cid una palabra sola, y mi alma se
rá salva.
Conviene decir esto tres veces.

Comulgad aquí espiritual mente con


— «1 -
el Sacerdote, esforzándoos con actos
de amor á traer á Jesucristo dentro de
vosotros mismos, rogándole con ins
tancia que entre en vuestro corazon con
su divina gracia , diciéndole :

Señor, que sois todo amor , y ba-


jais á la tierra para comunicaros a
los hombres de buena voluntad,
venid, Señor, venid de dentro de
mí mismo para disponer en mi alma
todas las cosas á recibiros , sabien
do bien la imposibilidad en que me
hallo de ser morada digna de vues
tra Majestad. Vuestra gracia, Se
ñor, se apodere de toda mi alma,
limpie todo lo defectuoso, mude la
disposicion de mi corazon , y borre
todo lo que puede ofender los ojos
de vuestra Majestad ; adornad todo
mi interior, vestidle vuestros bie
nes, preparadle con el esplendor
de vuestras riquezas, porque yo
no tengo de mí mismo cosa que no
sea menospreciable é indigna de
vos. Protesto, Dios mio, recono
cer con humildad que todos los
adornos de que estará vestida mi al
ma son vuestros ; yo me atreveré
solamente á rogaros, pues sois su
mamente magnífico y liberal, que
me deis algun don cuando os par
tiereis de mí, para traeros más fre
cuentemente en mi alma, y para
que habiéndoos servido de habita
cion en la tierra, seais vos mismo
su morada en el cielo.
— 63 —

A LA BENDICIÓN.

Bendecidme, Señor, para que


yo sea un templo consagrado, que
os digneis despues llenar de Vos
mismo.

DIRECCIÓN

PARA LA COMUNIÓN.

Mientras el Sacerdote reza el


Evangelio de San Juan.

Oh mi adorable Jesus! que le


vantais á la dignidad de hijos de
Dios á los que os reciben , como lo
enseña vuestro santo Evangelista
- 64 -
y apóstol muy amado : sufrid que
me acerque á vos con este designio,
y romped para esto todos los lazos
que puede tener todavía la carne y
sangre; después de haberme he
cho hacer de nuevo por la gracia
en el sacramento de la Penitencia,
hacedme caminar en una nueva vi
da por vuestro amor en la Eucaris
tía; haced que yo rinda el testimo
nio á la verdad de vuestra real pre
sencia en mi alma, por la profun
da veneracion , con la cual queda
ré delante de vos, y para la union
íntima que espero y deseo ardiente
mente tener con vuestra Majestad ,
para que despues que hubiereis
habitado en mí por el sacramento
— 65 —
del Altar, pueda yo gozar de vues
tra gloria , que es la del Hijo único
del Padre, y que sea yo lleno de
gracia y de verdad. Amén.

INTENCIONES Y MOTIVOS
POR QUÉ SE DEBE COMULGAR.

1 ." El amor de Dios, para que por


medio de este santo Sacramento se una
el alma á su Criador con un amor más
perfecto.
2.° El conocimiento de nuestra pro
pia enfermedad , para que por la pre
sencia de este divino Médico seamos
curados de todos nuestros males.
3." El conocimiento de nuestros pe
—M—
cados, para que por medio de esta hos
tia divina y este Sacramento de propi
ciacion se nos perdonen.
4.° El trabajo de alguna desgracia
ó de alguna tentacion particular, para
qae por virtud de este Señor todopo
deroso, seamos libres y defendidos con
tra los asaltos de nuestros enemigos.
5." El deseo de conseguir alguna
gracia particular del Eterno Padre por
medio de lesucristo para nosotros ó
para cualquiera otra persona.
6.° El reconocimiento de los bene
ficios que hemos recibido, pues no po
demos mostrarle al Padre Eterno de
otro modo que le sea más agradable
que ofreciéndole su divino Hijo, que
está en este augusto Sacramento.
7.° El deseo de alabar á Dios en sus
— 67 —
santos, pues no sabríamos bendecirle
y honrarle de un modo más augusto
que ofreciéndole, en memoria de los
santos, este sacrificio de alabanza.
8.° El celo de la salvacion y compa
sion del prójimo, pues nada puede in
terceder con más eficacia delante de
los ojos del Padre Eterno por la salva
cion de los vivos y difuntos, que la
preciosa sangre que 6U Hijo derramó
por ellos.
9." El ardor de renovar la memoria
de la muerte y pasion de nuestro Se
ñor, que nos manda llegar á este di
vino misterio en memoria de lo que
hizo por nosotros.
40. Cumplir la voluntad de" Dios,
pues el Señor instituyó este santísimo
Sacramento para morar siempre con
_ 68 —

nosotros, y nos convida á recibirle por


este fin.
11. Un ardiente deseo de adquirir
el espíritu de Jesucristo, y de transfor
marnos enteramente en el Señor; lo
que es el principal fin de esta accion,
que no es otra cosa que procurar, por
medio de este Sacramento, imitar á Je
sucristo en su vida y representarnos
sin cesar todas sus virtudes como un
perfecto modelo sobre el cual debemos
formarnos, procurando copiar en nos
otros, segun la gracia que nos fuere
comunicada, su caridad, su humildad,
su paciencia , su obediencia , su pobre
za de espíritu, su desasimiento, etc.
Pues el fin más perfecto que debemos
tener, y el efecto más natural de este
— 69 —
Sacramento, es transformarnos en el
Señor por imitacion.

ACTOS QUE CONVIENE HACER


ANTES DE LA COMUNIÓN.

CONSIDERACIÓN PRIMERA.

Quién viene y á quién se ha de re


cibir. Considera que el que viene es
nuestro Señor Jesucristo , verdadero
Dios y verdadero hombre, nueslro pa
dre y nuestro hermano, el esposo, pro
tector, consolador, perfecto amigo y
médico de nuestras almas.
- TO-

ylcfo de fe.
¡ Salvador mio y Dios mio ! yo creo
firmemente que estais en el santísimo
Sacramento del Altar, verdadero Dios
y verdadero hombre : lo creo porque
vos lo habeis dicho, vos qae sois la
eterna verdad ; y no quiero otra razon
para creerlo, sino que vuestro poder es
infinito, capaz de hacer todo lo que que
reis, porque nada, ¡oh gran Dios! es im
posible á la omnipotencia de vuestro
amor. Yo creo que sois el Criador del
cielo y de la tierra , y que vuestra di
vinidad y santa humanidad están con
tenidas y cubiertas debajo de estas es
pecies, y así voy á recibir aquel cuerpo
que encarnó en las purísimas entrañas
de María , aquel cuerpo que murió por
— 71 —
mí en la cruz, aquel cuerpo que resu
citó al tercero dia y ahora resplandece
con todo su esplendor en la gloria; voy
á recibir aquella alma santísima , com
pendio, ó por mejor decir, consuma
cion de todas vuestras maravillas; voy
á recibir vuestra divinidad , y por con
comitancia la Trinidad Santísima con
todas sus infinitas perfecciones; crea
que poseeré este tesoro. Oh alma niia!
¿cómo es posible que te atrevas á pre
sentarte delante de aquel Señor tan
grande , tan poderoso y tan incompren
sible , y á quien has ofendido tantas ve
ces? Perdonadme, Señor j vuestra bon
dad me convida y me llama, diciendo:
« Venid á mí todos los que estais carga
dos, y yo os aliviaré». Salvador mio,
veisme aquí, que traigo la pesada car
— 72 —

ga de mis pecados , y la pongo á vues


tros pies; anegadlos con vuestra pre
ciosa sangre para que queden entera
mente borrados.

OTRA CONSIDERACIÓN.

Considerad á quién viene el Señor:


á una criatura baja, abyecta, abomi
nable , soberbia , orgullosa , la más in
grata del mundo, que ha ofendido á su
Dios con tanta suerte de pecados , y se
ha hecho indigna de recibirle.

Acto de contricion .

¡ Oh Dios mio , todo bueno y ' todo


misericordioso, que no habeis menos
preciado los más miserables pecado
— 73 —
res! ¿cómo es posible que despues de
haber sido yo tan infiel , y haberos
obligado mil veces á alejaros de mí, y
echado como por fuerza de la morada
de mi alma para dar entrada en ella y
entregarla toda al pecado, que es vues
tro más cruel enemigo, cómo, digo, es
posible que vos, Señor mio, querais
abatiros hasta venir á mí? ¡Ah, cuánto
pesar tengo de haberos ofendido, y de
haber reconocido tan mal las infinitas
gracias que cada dia recibo de vuestra
liberal mano ! Vos ardeis incesante
mente en el deseo de mi salvacion;
¿hasta cuándo, pues, ¡oh Dios mio!
menospreciaré yo los medios de conse
guirla? Alma mia, ¿no te avergüenzas
de tu tibieza, viendo el poco froto que
has sacado de un tesoro tan inestima
— 74 —
ble como el cuerpo sacrosanto de tu
Salvador, que has recibido tantas ve
ces? Señor mio y amado Redentor !
tened misericordia de mí por los méri
tos de vuestra preciosa sangre ; perdo
nadme todas mis infidelidades pasadas,
haced mi alma digna de recibiros, dad
me ósculo de paz , y protesto velar tan
exactamente sobre mí mismo, que coa
el auxilio de vuestra gracia evitaré en
adelante hasta las menores ocasiones
de pecar.

Acto de humildad.

Oh gran Dios ! soberana é infinita


Majestad, fuente de toda laz y de toda
santidad, delante de quien, no sólo yo,
que no soy más que una vil y misera
— 75 —
ble criatura , mas todos los ángeles, to
dos los coros y potestades celestes, con
todo lo restante de las criaturas, son
nada y bajeza, ¿cómo me atreveré yo
á acercarme á vos, que soy y me juzgo
indigno de recibiros? Si con la santidad
y perfeccion de los ángeles , de los hom
bres y de todas las criataras juntas no
merecia yo este favor infinito, ¿qué
debo juzgar siendo tan grande pecador,
oscurecido con tantos vicios y lleno
de tantas imperfecciones y flaquezas?

CONSIDERACIONES PARA QUÉ VIENE DIOS

Á NOSOTROS.

Lo primero, viene para comunicar


su divinidad á todos los hombres en
particular; no habiéndose unido más
— 76 —
que á una humanidad sola este amoro
sísimo Señor, va como extendiéndola
á todos, pues entra real y personal
mente en todos, y se comunica á todos
los que dignamente le reciben.
Lo segundo, viene para aplicar al
hombre que le recibe con amor, la
abundancia de los infinitos méritos de
su vida y muerte, para enriquecerle
con sus tesoros , para santificar su cuer
po y alma, y consagrarnos como en sa
crificio á su Eterno Padre, como le con
sagró su cuerpo y alma para hacerle
vivir con una vida del todo divina, de
algun modo como la suya, é imprimir
en él una semilla eficaz de la bienaven
turanza que ha de poseer algun dia.
Lo tercero, para mostrar á los ánge
les , á los hombres y á todas las cria
— 77 —

loras del universo, el deseo incom


prensible que tiene de comunicarse co
mo soberano bien la extension de su
misericordia , la dulzura inefable de su
bondad , el exceso de su liberalidad , la
grandeza de su magnificencia y el amor
infinito que tiene al hombre, entrando
en él con abatimiento tan prodigioso.
Lo cuarto, viene para tener el gusto
y alegría de hacer sus méritos eficaces
y ver logrados sus trabajos.

Acto de esperanza.

¡Oh cuántos bienes espero de esta


vida y posesion sumamente deseable!
Espero que aquellas santas y medici
nales manos tocarán todas mis llagas,
y las curarán con su contacto ; que
— 78 —
aquellos ojos lan dulces me mirarán
con misericordia, y que aquella divina
boca me dirá palabras de consuelo, de
bendicion, de gracia y vida. Espero
que su santísima alma santifique la mia ,
que su memoria fortificará la mia, que
su entendimiento esclarecerá el mio, y
su voluntad, toda abrasada y encen
dida en el amor que tiene, abrasará la
mia. Creyendo quien es su Majestad,
que viene á mí, y los fines por que
viene, ¿no tengo motivo de esperar de
su bondad y amor todos estos bienes y
otros muchos? Oh prodigioso amor!
¿No es mostrarme un incomparable
afecto venir á mí tan pobre y misera
ble? ¡Ay de mí, qué indigno soy de
este beneficio !
— 79 —

Acto de gozo.
Oh qué inefable motivo de gozo!
¡qué motivo de un contento sumo y
una satisfaccion infinita poseer al Hijo
de Dios, Señor nuestro, su cuerpo, su
alma, su divinidad, y poseerle tan ín
timamente y para fines tan deseables!
Venid, pues, venid, deseado de mí co
razon. Mi cuerpo y mi alma os desean
con todas las afecciones imaginables;
venid, venid.

Sobre este punto conviene formar


grande deseo de esta venida. Lo pri
mero , por la consideracion de Dios,
nuestro Redentor, para procurarle , y á
toda la Santísima Trinidad , la suma
gloria que se le da en la Comunion j lo
— 80 —
segundo, por nuestra salvacion y la de
todos los hombres.

Acto de deseo.
¡Quién me dará á mi amante fiel y
amado esposo para que yo le tenga y
le posea , y le meta en lo más secreto
de mi corazon, donde tenga el bien y
contento inefable de verle, escucharle,
hablarle libre y familiarmente , descu
brirle hasta el menor de mis pensa
mientos, acariciarle y abrazarle con los
afectos del amor más tierno y apasio
nado que hubo jamas !
— 81 -

Acto de ofrecimiento.
Oh Dios mio! yo os ofrezco esta
sania comunion con toda la pureza de
vuestro amor, y con el designio sólo de
agradaros , sabiendo que esla accion os
es sumamente agradable y para satis
facer al deseo que teneis de venir á mi
alma, siguiendo el testimonio auténtico
que me habéis dado con aquellas pala
bras tan amorosas y tan llenas de cari
dad que dijisteis al instituir este Sacra
mento de amor ántes de vuestra pa
sion : Acordaos de mí: todas las veces que
hiciereis esto, hacedlo en memoria de ini
muerte y pasion. Para ejecutar lo que
me habeis mandado, para unirme con
vos, oh Dios mio y todas mis cosas,
y para conseguir el don de vuestro
6
- 82 —
amor, el perfecto conocimiento de mi
nada, la fortaleza para vencer tal vi
cio y adquirir tal virtud , llego á reci
biros.

CONSIDERACIÓN DEL CUERPO Y SANGRE DE


NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN EL SAN
TÍSIMO SACRAMENTO.

A las palabras de la consagracion


que dice el sacerdote, baja Jesucristo
del cielo á la tierra , y se pone en la
hostia al mismo tiempo que se acaban
de pronunciar las palabras de la con
sagracion. Expone á los ojos de nues
tra alma mil prodigios de abatimiento,
de amor, de dulzura y bondad que ad
miran todos los espíritus bienaventura
dos: hace poner eu la hostia la más
— 83 —
rica y más preciosa union que la Salu
daría divina pudo jamas hacer, que es
union hipostática del Verbo con la na
turaleza humana; pone allí su sagrado
cuerpo, el más bello y perfecto que ja
mas hubo ni habrá.
Se pone todo entero, no sólo en toda
la hostia, mas tambien en cada una de
sus partes , estrechándose y como ani
quilándose de esta suerte por el amor
de los hombres; y por otra parte por
su amor, multiplicándose en cada hos
tia tantas veces y en tantas partes como
se divide, pues está todo en toda la
hostia, y todo en cada parte de ella.
— 84 —

Acto de adoracion.
Oh maravilla incomprensible! ¡Ba
jar Dios de su Irono, y del cielo á la
tierra por mí; esconder y encubrir por
mí su grandeza infinita y su Majestad
soberana con el velo de las especies,
con accidentes de pan y vino; encer
rarse y reducirse, y como aniquilarse
en un punto por mí ; trastornar todas
las leyes de la naturaleza, y hacer tan
tos milagros por el amor que me tiene!
¡Oh qué prodigio digno de admiracion
y de sagrados éxtasis! ¡Cuánta verdad
es, Señor mio, que habiendo amado á
los vuestros, los habeis amado parti
cularmente en el fin , instituyendo este
adorable y divino Sacramento I
— 85 -

CONSIDEHABION DE LA BONDAD Y DE LA
HERMOSURA DE DIOS,

Oh Dios mio, qué bueno sois! Vos


sois esencialmente la bondad misma.
Nada hay bueno sino vos : todas las
criaturas están llenas de defectos. Si
tienen alguna bondad, es preciso que
la hayan recibido de vos, que sois la
fuente y el principio de todo lo bueno.
¿Cómo es posible que yo pueda amar
otra cosa que á vos, pues sólo vos sois
amable? Oh alma mia ! si pudieses ver
la hermosura y bondad de Jesus, jamas
te podrias resolver á amar otro objeto.
Oh Dios mio 1 atraedmo con más fuerza
que jamas con el dulce atractivo de
vuestras gracias , para que yo adelante
siempre en vuestro amor, y sea todo
— 86 —
abismado en este profundo abismo de
dulzura y bondad. Yo quiero ¡oh Dios
mio! preferir vuestro amor á cuanto
hay en el mando. Vos sois el objeto
sólo de mis deseos y de mis afeelos;
no quiero amar en adelante otra cosa
que á vos; quiero dejarlo todo, y re
nunciarme á mí mismo, y abandonar
todo lo que poseo, mi cuerpo, mi alma,
mi honra y mi vida para amaros; ha-
cedme , oh Dios mio ! esta gracia , por
que nada puedo sin vos.

CONSIDERACIÓN DE LO QUE SOMOS EN


ORDEN DE DIOS.

Conviene hacer reflexion sobre la


gravedad de nuestros pecados pasados,
que nos hacen indignos de la gracia , y
— 87 —
por consiguiente de la Comunion ; des
pues considerar la poca disposicion,
pureza , humildad , amor y fervor que
llevamos á este santo misterio , compa
rando lo que somos y hacemos, con lo
que nuestro Señor es y hace para ve
nir á nosotros.

Acto de humildad.

¡Oh Dios mio y todas mis cosas! Yo


vengo á vos para ser instrumento de
vuestra voluntad, como soy obra de
vuestra omnipotencia ; conozco que es
nada todo cuanto puedo hacer hasta la
muerte ; por lo cual os suplico, con todo
mi corazon , obreis en mí todo lo que
puede contribuir más á vuestra gloria .
Ay de mí, amado mio! Si quereis que
- 88 —
yo os mire , miradme primero , y por
vuestro espíritu atraed el mio, que no
podrá elevarse á vos si vos no os ba
jais á él ; por esta causa me detengo
aquí con una profunda reverencia y
un sincero reconocimiento de mi nada,
confesando con humildad que nada soy,
nada sé, y nada puedo sin vos; no me
dejeis, Señor, aquí solo sumergir en
una ignorancia voluntaria, y vivir sin
algun sentimiento de tantas gracias y
beneficios como os habeis dignado der
ramar sobre mí; yo me ofrezco á vues*
Ira Majestad enteramente y sin recelo;
consagro mi entendimiento con todos
eus pensamientos, mi voluntad con
todos sus afectos, mi cuerpo con to
dos sus movimiento?; privadme, si es
vuestra voluntad , de todos los con-
— 89 —
suelos sensibles que no son necesarios
para mi salvacion ; cubridme de con
fusion delante de los hombres; afligid
me con enfermedades, con la pérdida
de mis bienes , con la falta de mis pa
rientes ó con otra cualquiera pena que
os agrade; con tal que yo os posea,
seré muy dichoso y muy rico. Vos sois
mi único bien, y el que sólo debo bus
car; venid, pues, ¡oh mis delicias, mis
riquezas y mi felicidad ! Conceded, ¡oh
Dios mio! que yo os reciba en este au
gusto Sacramento, y mi principal fin es
unirme á vuestra Majestad tan perfec
tamente, que jamas sea separado de
vos.

Conviene considerar aquí los peca


dos, y decir:
-90-
¡Oh Dios mio! yo tomo todos mis
pecados, todas mis negligencias, todas
mis ingratitudes y todos mis desórde
nes, que son sin número, y los pongo
en vuestras sagradas llagas para qae
en ellas sean aniquilados; los arrojo,
mi muy amado, en el fuego admirable
de vuestro amor, para que os digneis
de consumarlos ; los echo en el abismo
infinito de vuestras misericordias, para
que os digneis sumergirlos en ellas, y
que no parezcan más; así ¡oh Padre
Eterno ! mi alma celebra la memoria de
la muerte y pasion de vuestro amantí-
simo Hijo ; yo os la ofrezco por mi sal
vacion y por la de todo el mundo; no
mireis mis pecados, y poned los ojos en
las muestras inefables de su amor para
con nosotros, porque no presentemos
—w —
nuestras acciones delante de vuestra
Majestad con la confianza que tenemos
en nuestra justicia , mas sí con la espe
ranza de vuestras misericordias. Esta
caridad que ha Iraido aquí mi Salva
dor, y cuyo peso infinito es sobre to
dos los pecados del mundo; esta mis
ma caridad, Dios mio y Padre mio, os
convida á tener misericordia y piedad
de mí, que soy tan flaco como culpado.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN.


¡Oh gloriosa Virgen, madre de mi
Salvador, esperanza de los miserables
y refugio de los pecadores! implorad
para mí la divina misericordia. ¡Oh ex
celentísima azucena de la Santísima
Trinidad I esparcid en su presencia y
— »2 —
en mi fovor el olor precioso de vues
tras oraciones, para que por vuestra
intercesion vuestro Hijo me reciba al
ósculo de paz, me una consigo, y yo
sea un alma segun su corazon. ¡Oh
bienaventurados espíritus , puras inte
ligencias, y vosotros, santos y santas,
que gozais de la gloria , rogad por mí,
para que por vuestro medio agrade en
todo á mi Señor y mi Dios, alabándole
y glorificándole en la tierra, como vos
otros lo haceis en el cielo.

Acto de contricion al Confíteor.

El pesar que tengo, oh Dios mio ! de


haberos ofendido, y el odio con que
aborrezco mis pecados, estando muy
lejos de ser el que debia , os suplico,
— 93 -
ob Dios de santidad infinita! acepteis
el que vos mismo los teneis , y recibais
el que vuestro Hijo, mi Señor, tiene á
todos los pecados de los hombres, y
particularmente á los míos, para suplir
la falta de mi dolor, y satisfacer plena
mente á vuestra justicia.
Conviene considerar aqiá su nada y su
indignidad, reconocer con profunda hu
mildad su bajeza y su malicia, y decir
un poco antes que el sacerdote comience
Domine non sum dignus :
Ay de mí! Mi adorable Redentor,
yo me reconozco infinitamente indigno
de acercarme á vos y recibiros, no so
lamente por la desproporcion infinita
que hay entre vuestra soberana gran
deza y ai nada, pero mucho más por
— 94 —
la enormidad y número de mis peca
dos, que me apartan de vos mil veces
más que la bajeza de mi naturaleza,
por mi poco dolor, poco amor y poca
disposicion para recibiros. Por esta
causa digo de todo mi corazon, hi
riendo mi pecho, y con el más vivo
sentimiento que pnedo formar: Señor,
no soy digno que entreis dentro de mi pe
cho; mas decid una sola palabra, y mi al
ma quedará sana.
Y repetirlas con el sacerdote, sin fa
tigarse para hacer otros actos en este
tiempo.

CONSIDERACIONES QUE CONVIENE HACEB AL


RECIBIR LA SAGRADA COMUNIÓN.

Representaos que el pecado, por li


gero que sea , ofende todas las perfec
— 95 —
ciones de Dios, que es un ser suma
mente bueno, sumamente poderoso y
sumamente amable. Haced reflexion so
bre la grandeza de su amor, conside
rando que aunque nosotros seamos tan
viles, tan miserables, tan indignos, y
Dios tan-santo y tan perfecto, esta des
proporcion infinita no le impide venir
á nosotros con una singular dulzura y
amor indecible.

Comparacion.

Si un gran monarca sentado á la me


sa , rodeado y servido de sus príncipes
y de todos los señores de su Corte , que
todos con su silencio y respeto mostra
sen la profunda veneracion que tenian
á su soberano; si este monarca, digo,
— 96 —
por un efecto de compasion extraordi
naria, se acordase de un hombre redu
cido á la última miseria (el cual, mori
bundo y echado en tierra en un lugar
abandonado, no tuviese qué llegar á la
boca , y se tendría por dichoso de co
mer las migajas de los menos acomo
dados); si en este estado el monarca le
enviase de las viandas qae le servian,
admiraríamos sin duda el exceso de la
bondad de este soberano ; y si mandase
á uno de los príncipes que le llevase
las viandas, y le visitase de su parte,
de esta accion quedarían todos sorpren
didos y asombrados. Mas si el monarca
se levantase de la mesa , y fuese él mis
mo á llevar la comida á este pobre, te
niendo el plato en sus manos, esta
maestra inaudita de una compasion sin
- 97-
ejemplar y de ana benevolencia exce
siva, parecería demasiada, y del todo
indigna de la majestad de un rey, y
aun se tendría tambien por ridículo y
extravagante este procedimiento. Mas
si no se contentase el rey con esto, y
le diese hasta la sangre de sus vejs?
para curarle de la lepra , esto no po
dría jamas caber en la imaginacion de
alguno de los que no hubieran estaco
presentes á este espectáculo ; y lejos de
que los testigos de esta accion pudie
sen persuadir esta verdad á otros, apé
nas ellos lo creerían, aun viéndola con
sus ojos.
I Oh amor incomprensible é infinito
de Dios ! ¡Oh exceso de caridad sin me
dida y sin término! Lo que no podia
Jamas venir al pensamiento de un rey
— 98 —
de la tierra , que no es más que un hom
bre y un gusano de la tierra , se prac
tica todos los dias por el Soberano del
universo cuando baja del cielo á la
tierra , y él mismo trae , sin querer ser
virse en esto del ministerio de los án
geles, que hubiera sido gran favor, la
vianda más exquisita que hay en el ban
quete del cielo, su cuerpo, su alma, su
divinidad , al hombre pobre y misera
ble, que está en la tierra, débil, lán
guido y enfermo, como en un lagar de
miseria y afliccion.
Conviene ejercitarse , lo más que sea
posible, en esta comparacion que nos
hace la bondad de Dios más sensible y
palpable, porque no podiendo conocer
las perfecciones divinas como son en sí,
no podemos formar idea más justa que
_ 99 —
con su oposicion. Nos podemos servir
tambien de las consideraciones prece
dentes, ó tomar algun capítulo, y en
tre otros, el séptimo del libro cuarto
de la Imitacion de Jesucristo , y medi
tarle segun el espacio qae hubiere para
no hacer cosa alguna con precipita
cion.
Antes de recibir la sagrada Forma,
cuando el sacerdote la muestra , con
viene mirarla, teniendo los ojos mo
destamente fijos en ella , y decir con el
corazon ó con la boca , con una fe viva,
sencilla y animada:

Creo firmemente , oh Dios mio ! que


estais realmente en esta santa hostia;
que vuestro cuerpo, vuestra alma,
vuestra divinidad y vuestra santa ha
— 100 — x
inanidad están cerradas en ella ; y aun
que mis ojos no os ven , no obstante,
penetrado de esta tan cierla verdad,
os adoro y doy gracias con todo el po -
der de mi alma , de que os habeis puesto
en este estado por mí, y venis á mi
pecho ; y así me acerco á vos para
unirme Con vuestra Majestad y glorifi
caros en mí.

DEVOTAS ASPIRACIONES PARA DECIRLAS


INMEDIATAMENTE ANTES DE LA COMUNIÓN.

Venid, Señor, venid, todo bueno y


Iodo amable, y haced en mí aquello
para que venis.
Oh amado de mi corazon! no dila
teis más tiempo vuestra venida.
— 101 —

¡Oh Dios mio, cuan ardientemente


deseo recibiros en mi corazon !
Él es una morada indignísima de vos,
es verdad ; mas sois lan bueno, que os
dignais de habitar en él , y tan magní
fico, que podeis adornarle.
Venid, pues, mi amado Salvador, y
no tardeis más.
Confieso que no soy más que peca
dos, corrupcion y malicias; mas sé que
vuestras misericordias son sobre todas
mis maldades.

En la comunion.

Oh Dios mio! Venid á mi alma y


santificadla , Dios mio; tomad posesion
de mi corazón y purificadle ; entrad en
— 102 —
mi cuerpo y guardadle, y no permitais
que yo me separe jamas de vos.
Consumid, oh fuego consumidor 1
todo lo que veis en mí indigno de vues
tra presencia , y pueda ser algun em
barazo á vuestra gracia y á vuestro
amor.
Oh maná celestial! dadme que yo
os guste, para que se me hagan desa
bridos los placeres del mando.

Es de suma importancia saber apro


vecharse del tiempo que se sigue in
mediatamente á la sagrada Comunion,
para sacar el fruto por que fué institui
da, pues entonces todos los momentos
son preciosos , y las gracias se comu
nican abundantemente á los que tienen
cuidado de recogerlas, recogiéndose
— 103 -
ellos mismos en su interior; Jesucristo
nos comunica entonces sus más íntimos
favores. Mas, ay! que frecuentemente
nos ocupamos en otra cosa, dejando
solo á este Bienhechor adorable, y cor
remos á todos los objetos que nos re
presenta la imaginacion : ¿qué se diria
de un hombre (áun cuando fuese de la
primera calidad) que volviese las es
paldas á su soberano, que hubiese ve
nido á visitarle con el designio de lle
narle de honras y riquezas? ¿Y acaso
hay alguna comparacion entre un rey
de la tierra y el Rey del cielo? ¿Entre
los bienes que un hombre puede ha
cernos, y los tesoros de bondad que
el Verbo eterno viene á comunicarnos?
No obstante, ¿de qué manera es reci
bido de la mayor parte de las almas?
— tu —
Oh malicia! Oh confusion 1 Oh insen
sibilidad ! Oh poca fe ! Oh dureza del
corazon humano !
Luego que se ha recibido á nuestro
Señor, conviene retirarse, y cerrando
todas las avenidas de los sentidos, ol
vidar las criaturas para entregarse tó>-
talmente á Dios en una profunda calma
de espíritu , y gozar sin turbacion de la
dulzura de su presencia. Conviene ad
mirar en silencio su divina bondad , y
despues arrojarse en espíritu á sus pies,
abrazarlos por la fe y besarlos amoro
samente como la santa amante Magda
lena. Las personas poco adelantadas en
la edad ó en la vida espiritual, y todas
las que no se juzgaren capaces de man
tenerse en este recogimiento, podrán
inmediatamente despues de la sagrada
comunion servirse de las aspiraciones
siguientes, que se podrán aprender de
memoria , ó leerlas con toda la atencion
posible en este libro.

ASPIRACIONES DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

¡ Dios de amor y de majestad , fuente


de gracia , vía y luz de hostia sagrada!
yo os adoro, yo os bendigo, yo os ala
bo, yo os abrazo dentro de mi corazon.
Potencias de mi alma , conmoveos y
saltad de alegría : inclinaciones malas,
volved contra vuestra corriente en la
presencia del Señor.
Oh mi divino Jesus! may poco es
un corazon para amaros, muy poco es
para reconocer todas vuestras bon
dades.
— 106 —

Abrasados seraQnes, dadme vues


tros ardores para que mi alma quede
abrasada para siempre en el amor de
mi Dios.
Oh Salvador mio ! pues estais den
tro de mí , no sea yo más mio; vivid en
mí y animadme para siempre.
No tenga gusto en adelante sino para
vos, ni sensibles afectos sino para vos,
ni ojos, ni oidos, en fin, ni corazon
sino para vos , oh Dios mio !
Oh alma mia ! no más pecado , no
más division entre las criaturas y el
Criador.
Olvide yo todas las cosas ; olvídeme
de mí mismo para no acordarme sino
de vuestra bondad , oh Dios mio !
Seais eternamente bendito por todos
los ángeles y bienaventurados en el
- 107 —
cielo, y por todas las almas santas en
la tierra, en reconocimiento del bene
ficio inestimable que acabo de recibir.

Acto de fe para cuando el alma se siente


movida en esta visita.

Oh Señor mio y Dios mio! bien lo


decia yo y lo creia que vos estabais en
cuerpo y alma en ese augusto Sacra
mento, y las gracias que derramais en
mi alma me hacen conocer que estais
en él. Creo sin duda alguna que estais
en cuerpo y alma en mi estómago, que
vuestra divinidad está ahora dentro de
mí y unida conmigo.
- 108 -

Acto de adoracion.

Señor mio y Dios mio, con el más


profundo respeto, el sentimiento más
humilde y la veneracion más sincera
que puede mostrar una criatura, os
adoro, honro y reverencio, abatién
dome con los espíritus bienaventurados
que os acompañan en este Sacramento,
no como ellos, porque no puedo, sino
como haría un pequeño gusano de la
tierra , que arrastraria humildemente en
el polvo de su nada, para mostrar mi
fidelidad y el deseo que tengo de glori
ficaros tanto más, cuanto soy ménos ca
paz de hacerlo.
100 —

Acto de admiracion.

Mas ¿es posible, Señor, que esteis


dentro de mí? ¿Es posible, ¡oh sobe
rana é infinita Majestad ! que os digneis
visitar la ínfima de vuestras criaturas,
y abatir vuestra grandeza incompren
sible hasta mi nada? ¡Vos-, gran Dios,
que ahora cuando os hablo estais reco
nocido y adorado con infinitos respetos
de los más altos querubines! ¡Oh sobe
rana é incomprensible Majestad 1 ¿Es
posible que esteis sobre mi corazon, y
que os sienta dentro de mi estómago,
habiendo hecho tantos milagros y tras
tornado toda la naturaleza para venir
á él? Yo estoy asombrado con la con
sideración de este favor inafable.
— HO —

Acto de accion de gracias.


Oh Salvador mio! Con un profundo
sentimiento, y el corazon todo enterne
cido y lleno del mayor reconocimiento
que puedo expresar, os rindo gracias
por este inestimable beneficio. ¡Oh cuan
amable me es este favor, y cuán po
derosamente me arrebata e.1 corazon!
Seais, pues, mil veces bendito; y pues
no soy capaz, ni tengo término ni pa
labras dignas de daros gracias por el
más pequeño de vuestros beneficios,
¿qué haré por éste que acabo de reci
bir, que sois vos mismo con todas vues
tras infinitas perfecciones? ¡Ay de mí,
cuán indigno soy, mi amado Salvador,
y cuan poco capaz de rendiros gracias
por este inestimable beneficio! Mas
— 111 —
pues vos solo, oh Dios mio! podeis
inspirarme este afecto, haced que mi
corazon os dé todas las gracias de que
vos sois digno, y que vuestra santí
sima Madre, todos los ángeles, todos
los santos, todos los hombres y todas
las criaturas juntas os rindan las mis
mas gracias ; y yo, la más vil y la más
indigna de todas las criaturas, os las
doy con toda la fuerza de mi espíritu,
de todas las potencias de mi alma y de
todos los afectos de mi corazon ; mas
porque este agradecimiento no se acer
ca con mucho á lo que mereceis, tam
bien os ofrezco todas las oraciones,
aniquilamientos, respetos, honores, ala
banzas, bendiciones y acciones de gra
cias que os han dado, dan y darán eter
namente todas las criaturas; os ofrezco
-m-
las mismas que vos, en cuanto hombre,
disteis á vuestro Eterno Padre ; os las
doy como una cosa que me pertenece,
pues me hicisteis partícipe de todos
vuestros méritos.

PETICIONES.

Este es un punto de los más impor


tantes en que se puede aprovechar
mucho si se hace bien , o perder mu
cho si se trata con negligencia- Con
viene, pues, pedir á nuestro Señor
todo lo que necesitamos , hasta las me
nores necesidades espirituales , ya sea
para nosotros , ya sea para otros , y
particularizarlas ; conviene pedir gran
des cosas: una virtud muy heroica,
una abundancia de gracias muy eficaz,
— 413 —
un conocimiento clarísimo del Señor y
de nosotros . una caridad muy encen
dida, una viva fortaleza para vencer-e,
y ei verdadero espíritu de la cruz para
padecer. Conviene pedir todas estas
cosas con todo el afecto, instancia y
confianza posible, importunándole y ha
ciéndole violencia con razonen sacadas
de la misma materia.

Acto de peticion.

¡Oh Señor mio y Dios mio! haced


en mí aquello para que ve'nis á mi al
ma : venis para uniros conmigo , para
aplicarme eficaz y abundantemente los
mériloá de vuestra vida y de vuestra
muerte , para enriquecerme con vues
tros tesoros, para santificar mi cuerpo
— H4 —
y mi alma , para hacerme vivir una vi
da divina, de algun modo como la
vuestra ; venís para hacer ver á los
ángeles, á los hombres y á todas las
criaturas por esta inestimable comuni
cacion , y por los dones inefables que
con ella quereis hacerme, cuán bueno
sois, cuán dulce, liberal y magnífico;
venis para procuraros una suma y jus
tísima gloria , y para tener el contento
y placer de hacer útiles y fructuosos
vuestros trabajos; haced, pues, Señor,
en mí aquello para que venis á mi al
ma ; haced en mí todos estos efectos
eo un grado muy eminente. ¿Habreis
bajado del cielo á la tierra , habreis he
cho tantos milagros, obrado tantas ma
ravillas, trastornado toda la naturaleza,
y hecho tantos preparativos (vos, que
no habeis hecho jamas la menor cosa en
vano) para que todo esto quede inútil?
Y así, ton Dios mio, todo btieno, todo
sabio y todopoderoso ! no perdais el fru
to de vuestro viaje; haced en mí aquello
para que venís; unios conmigo y yo
con vos con una union inseparable,
apretada con el nudo de vuestro amor;
unid vuestros abismos á mis abismos,
el abismo de vuestras misericordias al
abismo de mis miserias, el abismo de
vuestras luces al abismo de mis tinie
blas, el abismo de vuestro poder al abis
mo de mi insuficiencia , y el abismo de
vuestras riquezas al de mi pobreza.
Aplicadme plenamente los méritos de
vuestra vida y vuestra muerte. Santi
ficad mi cuerpo y mi alma , todos mis
pensamientos, todas mis palabras y
— M6 —
todas mis acciones, y hacedme vivir
con una vida del todo divina. Glorifi
caos en mí de una manera muy subli
me, y recibid el contento de hacer
vuestros méritos eficaces y vuestras
penas útiles.

Conviene insistir despues en pedir


le aquello de que tuviereis necesidad,
asegurándoos de que os haréis más
agradables á nuestro Señor , cuanto le
pidiereis más cosas y más grandes, con
más ardor y confianza para su honor,
su gloria y vuestra salvación ; porque
este es el tiempo Je su beneplácito, de
su magnificencia y de sus larguezas.
r- «7 -

Otro acto de peticion.


¡ Oh mi amable Jesus que estais cu
medio de mi corazon ! Vos sabeis lo
que me falla, sabeis que sin vos nada
puedo, mas con vos lo puedo todo; vos
veis qne no lengo humildad, amor ni
paciencia; que soy tan frágil, que en
ja menor ocasion me dejo caer en ella,
y no tengo fuerzas para levantarme
sin vos. jAy de mí, amado y divino
objeto de mi amor! moveos de mi
miseria y socorred mis grandes necesi
dades ; derramad al entrar en mi alma
vuestros beneficios sobre todas sus po
tencias; dadme una profunda humildad
y un conocimieato verdadero de mi na
da, una gran pureza de corazon, el don
de vuestro amor en sumo grado para
— 118 —
amaros con todo mi corazon , una en
tera conformidad con vuestra santa y
adorable voluntad; una fortaleza y cons
tancia para vencer mis malos hábitos,
y principalmente tal y tal N. N. sobre
todo la remision de mis pecados , y la
gracia de no volverlos á cometer ; una
grande pobreza de espirita , y an entero
menosprecio de todas las cosas criadas,
de suerte que no ame más que á vos
solo; dadme una fortaleza interior que
me detenga é impida dejarme llevar del
consentimiento de mis pecados; dadme
tambien la prudencia y sabiduría nece
saria para desempeñar mi profesion , y
sobre todo la paciencia para sufrir por
amor vuestro todo lo que me sucediere;
fortificadme, mi adorable Jesus, en
mis buenos propósitos y santas resolu
— 1 19 —
ciones de serviros, y dadme la gracia
de comenzar santamente, porque todo
lo que he hecho hasta ahora es nada.
Vos sabeis que de vos solo espero to
das estas cosas , y que solo vos me lo
podeis conceder con vuestra gracia pa
ra perseverar hasta el fin.

Conviene pasar despues á los actos


que el amor más ardiente puede formar
para conversar con su amable Señor,
para agradarle y darle contento. Unas
veces se mantendrá el alma pacíficamen
te delante del Señor como mirándole y
y oyéndole , porque entonces mny par
ticularmente dice y pronuncia al cora
zon palabras de vida; otras veces, co
mo arrebatada de la dulzura de su pre
sencia, y al ver las bellezas incom
— «o —
parables y perfecciones infinitas dol
cuerpo, dol alma y de la divinidad de
su divino Señor , estará algun tiempo
con un reposo profundo, sin baeerotro
acto que el de una dulce y pacííica
admiracion de las raras cualidades del
Señor que posee. Pasará después á los
actos del amor y complacencia , trans
portando todo el placer en sí misma por
tantas perfecciones y maravillas que hay
y ve en Jesucristo , y podrá contarlas
en particular de esta manera :

Yo confieso, Dios mio, mi único bien,


que sois un ser infinito, eterno, inmen
so y todo perfecto. Yo me gozo de esa
infinidad de perfecciones de que sean
vuestras, y tengo mil veces más com
placencia que si fueran mías. ¡Qli qué
— 121 —
gozo tengo de que ninguna cosa del
mundo os las pueda quitar, ni dismi
nuirlas la menor cosa. Vivid, pues,
eternamente feliz , perfecto é infinito
en vuestras grandezas, dulce Jesus, mi
amor y mi Dios, ¡oh que bello sois,
bueno, sabio y misericordioso! Dios
mio, cómo os alabaré? Enseñadme el
modo de hacerlo perfectamente.

Actos de fervorosos deseos de amor.

Jesus, mi Salvador, por esa bondad


infinita que os hizo bajar á la tierra
para librar á todos los hombres de las
desgracias eternas en que les habia
precipitado el pecado, os suplico hagais
sentir á mi corazon el poderoso afecto
de. vuestro amor, y que. su calor
- 122 -
consuma de tal suerte mi alma, qae
menospreciando cuanto hay en la tier
ra , se eleve siempre al cielo para no
mirar oira cosa que á vos , no pensar
mas que en vos y no respirar sino á
vos; de suerte que como el amor os
hizo morir por mí en el árbol de la cruz,
este mismo amor me haga morir en
vos para vivir eternamente en la pose
sion de vuestra gloria. Amén.

Acto apreciativo.

\ Oh Dios de mi corazon y Señor de


mi alma , que mereceis por vuestras
perfecciones infinitas y favores inesti
mables que continuamente me haceis
ser preferido á todas las cosas y ama
do sobre todas las criaturas ! protesto
t- 123 —
delante de todas las criaturas del mun
do que os reconozco por el único obje
to de mi corazon, de todos mis afectos;
prefiriendoos á todo cuanto hay en el
mundo, yá mí mismo, y todos los bie
nes del cuerpo , del espíritu ó tempo
rales que poseo , no habiendo nada de
todas estas cosas que pueda quitarme
la resolucion que tongo de amaros y
serviros, aunque sea perdiendo mi for
tuna , mi honor y mi vida , protestando
guardaros ana fidelidad inviolable y
no apartarmejamas de vos.

Aclo de resignacion.

Oh Señor mio y Dios mio 1 yo me


resigno y entrego enteramente á vos,
recibiendo con gozo , abrazando con
— 11* rJt
amor, adorando con respeto y,revQ-
renciando con sumision todo lo que
quereis con los sapientísimos, justísir
mos y sumamente adorables designios
que teñeis sobre mí, suplicándoos, con
una profunda humildad, que todo lo
que- habeis resuelto en orden á mí,
sea por tiempo, sea por la eternidad,
de cualquier modo que sea , se cum
pla en mí y por mí con la mayor per
feccion que es posible.

Despues de esJos actos conviene har


cer uno de esperanza de que Dios
os ayudará y os guiará; que su provi
dencia velará sin cesar sobre vos ; que
tendrá muy particular cuidado de vos,
de vuestro cuerpo, de vuestra alma_y
de. todo lo que 09. pertenece.; que .os
— 111 —
hará la grada de vivir y morir bien, y
que por su misericordia os düiá lugar
en el cielo para verle allí, honrarle,
adorarle y amarlo por toda la eterni
dad , y direis con una entera confianza
llena de amor:

Yo espero qoe ese rostro resplan


deciente y luminoso no estará siempre
cubierto ; espero que esa hermosura
divina é infinita no estará siempre es
condida , sino que disipándose todas
las sombras que me lo ocultan ahora,
se descubrirá visible á mis ojos, que
le verán como es en sí eternamente.

. Conviene hacer huenas resoluciones


y practicarlas particularmente en este
día, y procurar conseguir en cada co
— 126 —

munion victoria de algun vicio y de


alguna imperfeccion.
Despues de rezar alguna oracion ala
Santísima Virgen, al Santo Ángel de
su guarda y al Santo de su nombre,
implorando su asistencia para dar
gracias á nuestro Señor, rogándoles
con instancia que se las den por
nosotros.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN.


¡ Oh gloriosa Virgen , madre de mi
Salvador y Redentor! tened compasion
de mí , que soy indigno por mí mismo
de conseguir gracia alguna, j Oh exce
lentísima azucena de la Santísima Trini
dad ! rogad por mí , para que por vues
tra intercesion abrace con un perfecto
— 127 —
amor á vuestro Hijo , mi Salvador, y se
haga mi alma segun su corazon, i Oh
bienaventurados Espíritus, y vos par
ticularmente , Ángel de mi guarda ! os
suplico me ayudeis á dar gracias á mi
Señor del beneficio que me ha hecho
con esta visita ; rogad por mí , santos
y santas, para que por vuestro medio
agrade en todo á mi Señor y mi Dios,
alabándole aquí abajo en la tierra, co
mo vosotros le alabais en el cielo.
¡ Oh Virgen santísima , mi amantísi-
ma madre , os suplico deis gracias á la
Santísima Trinidad por el honor que
me ha hecho de venir hoy á mi alma;
dadlas tambien á vuestro amado Hijo
por mí, y pedidle por el amor que os
tiene , que me conceda en gracia vues
tra lo que he pedido y pediré toda mi
- 128 —
vida, que es serle fiel, y honraros
hasta lo último de mi vida.

CONCLUSIÓN.

Despues de haber conversado así


con nuestro Señor, cuando probable
mente las especies se han digerido, y
por consiguiente cesa de estar el Señor
en vos con su presencia corporal, co
mo estaba ántes , conviene suplicarle
que no se ausente , diciendo :
¡ Oh mi amable Jesus , bien único de
mi alma ! quedaos conmigo , y no me
dejeis solo, porque yo, ¿qué haré sin
vos? ¿Qué haré en ausencia de mi sol,
sino vivir en tinieblas? ¿de mi mé
dico , sino ser oprimido de enfermeda
des ? ¿ y de la alegría única de mi co
razon , sino gemir y pasar mis dias en
tristeza? Mas pues habeis resuelto au
sentaros (jorporalmente , y conviene
que esto sea así? yo me someto á vues
tra santísima voluntad , y acepto esta
separacion, aunqye me sea muy amar
ga, y más dura que la misma muerte;
mas en recompensa os pido y ruego
con instancia que os quedeis conmigo
con vuestra gracia y con vuestro amor,
y entre tanto viviré en deseos, .espe
rando con una santa impaciencia vues
tra vuelta.
Las oraciones siguientes se pueden fa
jar para despues de comer y lo restante del
día, según el tiempo y comodidad de ca
da uno.

Después de comer á la tarde, se-


9
— 130 —
gun la comodidad del tiempo, será
bien hacer frecuentes actos de fe y ac
cion de gracias en orden al beneficio
recibido en la Comunion, y esto se pue
de hacer con breves y frecuentes ele
vaciones del corazon á Dios, sin que
sea necesario ponerse de rodillas, ni
dejar ocupaciones, que deben ser to
das santas este dia, á lo menos por la
intencion cuando no se pueda de otra
suerte.

Acto de fe.
Verdad es, y lo creo firmemente,
que he recibido al Señor en el santísi
mo Sacramento ; que esta mañana ba
jó del cielo á la tierra por mí , y que
su sagrado cuerpo , milagro de la her
mosura, su alma santísima, obra ex
- 131 —
celentísima de las manos de Dios con
su divinidad , entraron verdaderamen
te dentro de mí; y aunque yo sé ¡oh
Salvador mio! que no estais en mí
corporalmente , no obstante creo que
como Dios estais en mí por esencia , pre
sencia y potencia , por esta causa 03
adoro, os honro, os glorifico, os re
conozco por legítimo Soberano de todo
el mundo, y por este motivo os rindo
mis obsequios , y doblo las rodillas de
lante de vuestra divina Majestad.

Acto de accion de gracias.

Oh Dios mio! os doy gracias por


este inestimable beneficio, y suplico
muy de corazon á todos los espíritus
bienaventurados os den gracias por mí.
— 132 —
¡Oh Señor, cuán obligado estoy á ama
ros! Por esta causa no deseo poseer
otra cosa que á vos, que sois el único
bien, reposo y consuelo de mi alma.
Oh Dios mio ! atraedme á vos para
amaros , y abrasadme con el fuego ar
diente de vuestro amor, con el cual
deseo estar siempre consumido y ani -
quilado. ¡ Oh más que admirable po
der, sabiduría y bondad de mi Señor
y mi Dios , que no pueda yo de cada
criatura hacer un alma, y de cada alma,
especialmente de la mia, fabricaros un
reino celestial , en el cual podais habi
tar con gozo , en recompensa de todos
los dolores y tristezas que habeis pa
decido por mil Abridme, os suplico, las
riquezas inmensas de vuestra divinidad,
y escondedmc dentro de vos mismo,
— 133 —
para que no pueda ser hallado jamas
de los hombres.

Aclo de ofrecimiento.

Oh Dios mio ! yo os ofrezco en re


conocimiento de esta soberana gracia
que esta mañana me habeis hecho, to
das las acciones de virtud que os ha
cen y harán hoy en todo el mundo : os
ofrezco todo lo que hiciere y padeciere
en toda mi vida, y particularmente el
dia de hoy : os ofrezco vencerme en la
ira , ó en otro cualquier vicio (como lo
hubiereis propuesto); mas haced en mí
misericordiosa y francamente aquello
porque habeis venido á mi alma. San
tificad mi cuerpo y mi alma , haced que
yo viva una vida del todo divina y que
— 134 —

se conozca en mí que os he recibido, y


no permitais que vuestra venida sea
inútil.

De tiempo en tiempo se podrán re


novar estos actos liasla la primera Co
munion , conservando así una perpétua
memoria de la presencia de nuestro
Señor.
Porque de la misma suerte que el
pobre enfermo de quien he hablado no
podria olvidar tan presto las muestras
extraordinarias de la ternura de su so
berano, sino que conservaria eterna
mente la memoria, así debemos nos
otros tener sin cesar presente á los ojos
de nuestra alma la bondad de nuestro
Dios en la Eucaristía.
La segunda cosa que conviene hacer
— 135 —
despues de la Comunion , es imitar per
fectamente á Jesucristo , nuestro Señor,
procurando que todos nuestros pensa
mientos, palabras y obras tengan al
guna relacion con las suyas, y que
conformándose nuestra vida con la que
Jesus vivió entre los hombres, el Pa
dre Eterno le vea representado viva
mente en nosotros ; porque con este
fin Jesucristo se une con nosotros en
este divino Sacramento, para imprimir*
en nuestras almas todas sus virtudes,
y para darnos la gracia habitual y ac
tual ; y para que como el Señor es ima
gen perfectísima y sustancial del Padre,
nosotros seamos tambien de algun mo
do imágenes del Hijo.
Sea por siempre alabado et Santísimo Sacramento
del atiar.

ORACIÓN A LA SANTISIMA VIRGEN PARA


CONSEGUIR LA GRACIA DE MORIR BIEN.

Ave María.
I Oh bienaventurada María , mi so-*
berana Reina! yo os suplico por la co
municacion que el Padre Eterno os hi^
zo de tan sublimes gracias , haciéndoos
madre de su Hijo , y eximiéndoos de
todo pecado , que consigais el perdon
de mis culpas, y al fin de mi vida me
asistais contra todo el poder del demo
nio,apartándole de mí, y defendiéndo
me contra él. Amén.
- 137-

Ave María.
¡Oh bienaverilurada María, mi so
berana Reina! por toda la luz con que
el Padre Eterno Os vistió, y la gloria
con que os coronó, os ruego ilustreis
mi alma en la hora de mi muerte con
las verdades de la fe , de suerte que no
se pierda ni por error, ni por ignoran
cia. Amén.

Ave María.

I Oh bienaventurada María , mi so
berana Reina ! yo os pido , por la pro
fusion infinita con que el Espíritu San
to os llenó de la plenitud dé su amor,
que cuando yo esté cerca de mi fin,
derraméis Vuestra dulzura en mi alnia,
— 138 —
como dispensadora de (odas las gra
cias, para que con esto toda amargura
me sea agradable. Amén.
Madre del Dios de amor ,
Claro Astro, bella Flor,
Derramad en mi muerte
La luz y el ardor.

DEVOTAS ASPIRACIONES Á DIOS PADRE.

1. | Oh Padre omnipotente, abismo


de misericordia y bondad! ¿quién soy
yo, y cómo he merecido que vuestra Ma
jestad me haya mirado desde toda la
eternidad, que me hayais amado y
querido dar vuestra gloria; y que des
de la eternidad, que vuestro único Hijo
reposa en vuestro seno, yo tambien
haya reposado en vuestro corazon?
— 139 —
2. Gran Dios, que sois el principio y
fin de todas las cosas , yo quiero vivir
en una entera dependencia de vuestra
grandeza soberana , reconociendo el
dominio absoluto que teneis sobre to
das las criaturas , y con este fin vengo
á haceros homenaje de cuanto soy y
cuanto debo ser por vuestra bondad.
3. Oh Diosmio! mis huesos se se
quen de dolor, mi rostro se cubra de
tristeza , y mi corazon se cierre de
afliccion, para que en el último dia del
juicio no me cubrais de la confusion
que merezco.
4. Oh Dios mio! nada se pierde en
serviros; el trabajo sólo es para los que
le temen; nada es trabajoso en vuestro
servicio ; la pena misma sirve de re
compensa.
— 140 -
5. Gran Dios, que veis el fondo de
nuestras almas, ilustradlas con una luz
tan viva, que caminemos derechos á
Vos sin descaminarnos.
6. Soberano Señor, que nos dais á
Jesus por maestro y doctor, que nos
mandais oírle, haced que obre su pa
labra en nosotros, y concedednos la
fortaleza de seguirle , despues de ha
ber recibido de vos la gracia de escu
charle.
7; Entreguémonos á Dios ¡oh alma
mia! enteramente y sin reserva; no
seamos de aquellos siervos que dan la
corteza y no el árbol. Oh gran Dios!
mi corazon y mis lábios os alaben ; mi
cuerpo , mis sentidos y todas las poten
cias de mi alma obren sólo por vos;
mi voluntad solo sea libre para ir á
— J4I —
vos; no haya en mí cosa alguna que
no os glorifique.
8. Dios mio y mi Soberano Señor,
pues vuestra Omnipotencia me ata con
vos muy estrechamente por la soberanía
universal de su imperio, y mi particu
lar necesidad hace esta union más IIBT
cesaria , y estrecha sus nudos , haced
que vuestro amor y mi reconocimiento
me una, si puede ser, más insepara
blemente á vos, que vuestro poder y
mis necesidades.
9. Dios mio y todas mis cosas, no
quiero buscar cosa alguna fuera de vos,
pues las puedo hallar todas en vos.
ÍO. Yo os alabo, Padre Eterno, por
habernos dado un Redentor tan bueno,
que aunque es el Santo de los santos, no
se desdeña de abrazar á los pecadores,.
— 142 —
\ 1 . Gran Dios, que sois nuestro pa
dre, moved nuestros corazones con un
afecto filial; y pues nos dais ocasion
de amaros, dadnos tambien los afectos
de amor, porque miéntras estamos des
nudos de los bienes de la gracia , somos
incapaces de pedíroslos , y de amaros
despues de haberlos recibido , si vos
mismo no nos inspirais vuestro amor.
12. Oh alma mia! sometamos nues
tros juicios á los de nuestro Dios; ado
rémoslos aunque no los conozcamos;
creamos firmemente que nada hace sino
por nuestro bien; recibamos con alegría
todo lo que nos viene de su mano, pues
áun cuando nos hiere en este mundo,
es misericordia suya.
13. ¡ Oh pecientísimo Señor, que es
perais con divina longanimidad á los
— 143 —

que os ofenden tan frecuentemente!


dadme tiempo de hacer penitencia pa
ra pagar lo que os debo ; y no tenien
do con que satisfaceros , me valdré de
la cruz , y os ofrezco la sangre de mi
Redentor, por cuyo medio espero sa
tisfacer, con el auxilio de vuestra gra
cia , el entero empeño de mis deudas.
14. Oh Padre amabilísimo! os doy
gracias por la providencia paternal que
ejercitais conmigo : inspirad á mi alma
el deseo de serviros como vuestro hijo,
pues teneis cuidado de proveerme co
mo padre; haced que no busque en
adelante más que agradaros, y nada
tema más que ofenderos.
— U4 —

ASPIRACIONES MUY DEVOTAS Á JESUCRISTO,


QUE PUEDEN SERVIR DE PENSAMIENTOS
PARA CADA DIA DEL MES.

1. Oh Verbo divino I joh Verbo en


carnado ! ¡ oh Dios hecho hombre ! ¡ oh
humanidad deificada! concededme la
gracia de amaros sumamente; apartad
de mí todo lo que puede distraerme de
vuestro amor; vuélvase mi corazon sin
cesar á vos: no respire ni desee más que
á vos, pues vos sois todo s,u bien y toda
so felicidad, y estará siempre turbado
y con pena hasta que descanse en vos,
que debe ser el centro de sus .afectos.
2. Jesus, divino amante de nuestras
almas, que habeis bajado á la tierra
para habitar en nuestros corazones, po
seed el mio como vuestra herencia,
— 14b —

adornadle como vuestro palacio , con


servadle como á vuestro templo, y
hacedle desde ahora, por vuestra gra
cia , "el objeto de vuestro amor , para
que sea lleno de vuestra gloria por to
da la eternidad.
3. Jesus, Rey de los hombres, dete
neos en medio de nosotros para asis
tirnos. Jesus, entrad dentro de mi al
ma , y mirad todas sus necesidades;
no podeis sin duda verlas sin socor
rerla y ayudarla ; ilustrad mi entendi
miento, inflamad mi voluntad , ocupad
mi memoria, detened mi imaginacion,
gobernad mis sentidos, poned freno á
mis pasiones, y sometedlas á la razon,
para hacerla más obediente á vuestras
leyes.
4. ¡Oh Jesus todopoderoso , que es
10
— 146 —
tais queriendo siempre, y no obstan
te , no podeis muchas veces obrar en
nuestras almas por falta de correspon
dencia á vuestras gracias ! quitad en
mí todo lo que impide ó retarda los
efectos de vuestro poder y de vuestra
benevolencia sobre mí; y si mi volun
tad os resiste, yo me despojo de ella,
la renuncio, osla consagro, y la some
to enteramente á la disposicion de
vuestro poder y de vuestro amor.
5. Jesus, tened misericordia de mí,
pues vuestra misericordia me puede
sacar de mi miseria. Señor , decid á mi
alma : Yo te quiero libertar de todo lo
que te hace esclava, de tu impureza,
de tu avaricia, etc. ; porque vuestra
palabra no puede quedar sin afecto, y
con decírselo, mi alma quedará sana.
- 147 — ]
6. Oh Jesus! tocad la dureza de mi
corazon , heridle , haced salir de él lá
grimas ; acercadle al vuestro, para que
con este contacto sagrado se abrase en
vuestro amor, porque vos sois al mis
mo tiempo un horno de caridad siem
pre ardiendo, y una fuente de miseri
cordia , que jamas cesará de correr.
7. Oh alma mia ! pues tenemos aho
ra tiempo para trabajar, empleémosle
como quisiéramos haber hecho en la
hora que se nos presente el salario de
nuestros pequeños trabajos; démonos
prisa ; el tiempo es breve , la recom
pensa noble y colmada , y cualquiera
grado de gloria que merezcamos será
eterno. Ay de mí! ¡qaé ceguedad per
der por desidia lo que debe durar eter
namente en la gloria 1
— 148 —
8. Oh alma mia! ¿en qué y cómo
pasamos el tiempo? Nuestro pensa
miento no está ocupado en Dios; ¿y
qué puede servirnos , no digo buscar,
mas poseer todo lo restante del mando?
Ay de mí! ¿cuántas horas y momentos
hemos perdido , pues hemos empleado
toda nuestra vida en correr tras las
criaturas? Ah Señor! ¡cuánto debo te
mer, no habiendo hecho todavía cosa
alguna! ¿Qué puedo hacer en este es
tado , sino entregarme enteramente á
vos? Sí, Salvador mio, yo me ofrezco
á vos, me consagro á vuestro servicio;
quiero trabajar sin intermision seria
mente en salvarme, y estoy dispuesto
á cargar con vuestra cruz, llevando
con paciencia todos los trabajos de esta
vida por glorificar vuestro santo nom
— 149 —
bre y tener parte en vuestras penas.
9. Oh buen Jesus! traspasad mi al
ma con vuestros dolores, coronadme
con vuestras espinas; si estas hieren
la carne, curarán el espíritu.
10. Oh Dios mio! si me preguntais
qué quiero que hagais en mi favor,
responderé: Señor, haced que crea en
vos con una fe viva para conoceros y
amaros, pues en este conocimiento amo
roso consiste la vida eterna ; añadiré
despues: Oh buen Jesus! haced que
yo vea y conozca vuestra santa volun
tad para cumplirla ; que vea tambien
las criaturas , no por curiosidad con los
ojos del cuerpo, mas con los del alma
para la contemplacion , mirando en ellas
á mi Criador, de quien recibo lanlos
bienes; que me vea á mí mismo, para
— 150 —
conocerme tan disforme, que me hu
mille y aborrezca ; en fin , que vea en
la eternidad vuestro divino rostro, y
con esta vista mi alma sea bienaventu
rada. Oh rey mio! Decid á mi alma:
Ve lo que deseas; porque vuestro decir
es hacer, y diciéndola que vea , al ins
tante recibirá la vista, y nada se la
ocultará.
11. ¿Qué fin de establecerme en la
tierra tengo yo para buscar riquezas?
¿No es más razonable olvidar sus bie
nes, pues me abris el cielo y me ofre
ceis todos sus tesoros? ¿Adonde debo
llevar mi corazon, sino al cielo, donde
reside nuestro sumo Bien? Divino Jesus,
yo le llevo donde vos estais, porque
en vos solo están todas mis riquezas y
toda mi gloria.
— Ibl —
12. Ay de mil ¿Cuántos pensamien
tos vanos é inútiles se levantan en mj
corazon cuando vos os apartais de él?
Venid á mí, Señor, y se disiparán.
Oh Jesus! en cualquier estado que yo
esté , entrad en mi alma para apaciguar
las turbaciones que se levantan en ella,
para ordenar mis sentidos , para aquie
tar mis pasiones, para ilustrar mi en
tendimiento, para curar mis enferme
dades; en -fin, para ser todo vuestro, y
vos todo mio.
13. Dios de bondad y misericordia,
abrid vuestros ojos sobre mi vida , en
terneced vuestro corazon sobre mis en
fermedades ; quiero deberlo todo á
vuestros favores, y contar mi salva
cion, no sobre mis virtudes, que son
muy débiles, sino sobre vuestras libe
ralidades, que corroboran todas mis
obras.
14. Dios mio, ¡cuánto tiempo ha que
estoy llevado de mis malas inclinacio
nes y estoy asido á mi amor propio!
Oh mi dulce Jesus! dadme fortaleza
para vencerme, porque sin vuestro so
corro soy incapaz de todo bien.
15. Corazon mio, desprendámonos
de este mundo ; pasemos de los sentidos
á la razon , y de la razon á la gracia ;
entremos en comercio con los ángeles
para conversar y hablar con Jesus, y
ser suyo del modo más íntimo en la
vida y en la muerte , en el tiempo y en
la eternidad.
16. ¿Hasta cuándo oh alma mia! vi
viremos por los ojos de otro? ¿Hasta
cuándo correremos tras los fantasmas
- 453-
de vanidad, que sólo dejan ilusiones
en nuestro espíritu y corrupcion en
nuestros corazones? Vivamos para los
ojos de Jesus, pues con su dulce mirar
hacen toda la dicha de los sanios. Mi
radme, pues, oh fuente de luz! y res
plandeced en mi alma con algun rayo
de aquella claridad que reviste de in
mortal gloria á los ángeles y á los pre
destinados en el cielo.
17. Oh mi dulce Salvador! sé que
he cometido muchos pecados; mas quie
ro que vuestra bondad litigue por mí
en vuestro corazon. He consumido mis
bienes; mas no he podido consumir
vuestras misericordias, que exceden in
finitamente al número de mis miserias.
18. Oh Señor! haced que yo tome
vuestra voluntad por gnia de mi vida,
— 1S4 —
no la naturaleza ni los sentidos, no nii
propio juicio ni los respetos humanos,
ó el amor y complacencia de las cria
turas.
19. ¿Qué hemos ganado ¡oh alma
mia ! en correr tras los placeres del
mundo, sino inflamar nuestra sed á la
medida que pensábamos apagarla?
20. Escribid en mi corazon ¡ oh ama
bilísimo Jesus! la ley de vuestro sanio
amor; imprimidla tan fuertemente en
él, que el tiempo no pueda borrarla,
ni mis pecados hacer que yo la olvide.
21. Almamia, arrojemos todas nues
tras esperanzas y nuestros deseos en el
seno de Jesus : penetremos hasta sa
corazon , que no nos faltará ; su amor
hablará en favor nuestro, y su provi
dencia nos conservará. Recurramos al
— IbS —
Señor antes de buscar los socorros hu
manos, que nos serán inútiles si Jesus
no habla , si no guia el espíritu y la
mano de aquellos cuya asistencia pe
dimos.
22. Ay de mí! ¿Qué hemos hecho
oh alma iiiia ! cuando hemos seguido al
mundo, y cerrado los ojos á la viva
luz de Jesus, que nos alumbraba? La
vanidad ha poseido nuestro espíritu , la
ambicion nuestros mejores pensamien
tos, el amor propio ha dispuesto de
todas nuestras horas, la envidia nos ha
despertado por la noche, la avaricia
nos ha ocupado todo el dia ; pensába
mos seguir un astro, y hemos cami
nado siguiendo un fatal cometa, que
nos ha conducido á los abismos de la
muerte.
— 156 —
23. ¡Oh cuánta confusion tengo de
ver á mi alma toda manchada delante
de los más puros rayos de vuestra glo
ria ! Divino Jesos , borrad hasta la me
nor de sus manchas, renovad mi cora
zon en las llamas de vuestro amor, y
el ardor de este horno sagrado consu
ma toda su dureza, y la purifique de to
do lo bajo y terreno.
24. Oh buen Jesus! dadme la gracia
de conoceros y conocerme; conoceros
oh Jesus! es la verdadera sabiduría;
conocerme en mi nada es el camino
para la perfecta humildad.
2o. Oh dulce Jesus ! yo me arrojo á
vuestros pies como uno de vuestros es
clavos ; permitid que os rinda mis ho
menajes , y que adore vuestras glorio
sísimas llagas, rogándoos que animeis
— 157 —
mi corazon con la esperanza de que con
su contacto sagrado sanaré yo de aque
llas con que he ofendido vuestro honor
y herido mi alma.
26. Miradme, Señor, como una imá
gen que habeis hecho , y no los peca
dos que me han desfigurado. Por bor
rada que esté, tiene siempre los carac
téres de vuestro amor; no os dedigneis
de retocarla por vuestra gloria, y por
no dejar perecer las obras de vuestras
manos.
27. Oh alma mia! no pierdas el
aliento, aunque te veas embestida de
todas partes; confia en la gracia de Jesus
y no serás jamas vencida; si la carne
combate contra el espirita , procura que
el espíritu venza á la carne. La casti
dad es una virtud angélica, una flor
— 158 —
del paraíso, que no puede estar en nues
tros cuerpos sin ser acometida ; es muy
bella, para no tener enemigos; espera
grande gloria en el cielo, para no ser
combatida en la tierra ; pero saldrá
victoriosa de los enemigos con las ar
mas que nos da nuestro amable Jesus.
28. Dios mio, yo estoy resuelto á
padecer por vos todo lo que los santos
han padecido; y cuando no hubiese
castigo para los malos ni premio para
los buenos, no dejaria de amaros, ado
raros y querer padecer por vos los más
crueles tormentos, para confesar vues
tro nombre delante de los hombres.
29. Oh Jesus! haced que yo corres
ponda á vuestros designios, que me
una á vuestros deseos, y que me haga
digno de estar lleno de vuestro amor en
— 1Ü9 —
la tierra , y coronado de vuestra gloria
en el cielo.
30. Oh Jesus! yo protesto que en
adelante vos sereis el único objeto de mi
amor y el Dios de mi corazon, mi par
te y m¡ herencia para siempre. No quie
ro ya seguir mi propia voluntad , que
es ciega ; me dejaré llevar con confian
za de la corriente delas disposiciones de
Dios en todo lo que puede sucederme
en el tiempo y en la eternidad.
3Í. Oh Verbo encarnado! por vues
tro santo nombre de Jesus, que quiere
decir Salvador , salvadme ; grabad todos
sus caractéres sagrados en mi alma,
atad mi corazon con los lazos de este
nombre adorable, y selladle con las
cifras de vuestro amor. ¡Oh nombre
amable! ¡Oh nombre más dulce que la
— 160 —
miel ! i Oh nombre venerable á los án
geles y álos hombres, y terrible á los
demonios! Yo os adoro y reverencio con
espíritu de la más profunda humildad,
y la sumision más fiel que puedo con
cebir.
Viva en nuestros corazones Jesús y su
imperio .
¿ Hay soberano más amado y más dulce ?
No habla , no obra , no padece , no es
pira,
No triunfa sino por nosotros.

ASPIRACIONES Á LA SANTÍSIMA VirGEN.

1 . ¡Oh Virgen santísima, á qaien to


do el mundo llama raiz de Jesé, torre
de David, puerta del cielo, casa de la
sabiduría ! yo quiero llamaros, con el
ángel, llena de gracia y casa del Señor;
haccdme agradable á vuestro Hijo,
para qae yo le cante todos los dias nue
vos cánticos de alabanzas con un fer
vor nuevo de espirito .
2. Oh Virgen incomparable! ¿quién
podrá conlar la sobreabundancia de
vuestras gracias? Los otos santos son
semejantes á los rios. y vos al mar; os
doy gracias, oh Trinidad Santísima"! por
la plenitud de gracias con que habeis
inundado, por decirlo así, este campo
virginal para hacerlo fecundo ; y os su
plico por sus merecimientos, que me
deis alguna pequeña parle, para que mi
alma quede llena segun su capacidad.
Oh Madre de misericordia ! haced cor
rer en mi seno algun riachuelo de esta
plenitud de gracias , para que el vacío
u
- *6á -
de mi corazou quede Heno , y que estas
mis obras sean llenas y perfectas de
lante de Dios.
3. Oh Virgen santísima! yo me gozo
de que hayais hallado gracia delante
de Dios y de que hayais ganado so
corazon. Y si la reina Ester , por haber
sido favorecida de Asuero, fué causa de
que el pueblo hebreo recibiese de este
príncipe toda suerte de favores y pro
teccion, yo estoy seguro de que si os
dignais interceder por nosotros con este
celestial Monarca , de quien sois mira
da con tanto amor, hallaremos gracia
delante de sus ojos, y por medio de
esta misma gracia conseguiremos la
vida eterna, que es su consumacion.
4. Virgen santísima I por vuestras se
cretas uniones, unidnos estrechamente
— 163 —
con vuestro divino hijo Jesus ; comuni-
cadnos algo del amor inexplicable que
tuvisteis á vuestra madre , y esta seño
ra sintió por vos; meted mi corazon
entre el suyo y el vuestro, para que
quede cerrado con el esfuerzo de vues
tra ternura recíproca , y no pueda ser
ya llevado por las criaturas.
5. Virgen santísima ! perfecto mode
lo de todas las virtudes, enseñadme á
practicar las que ejercitasteis más par
ticularmente, para que me hagan agra
dable á vuestro Hijo, y digno de perte-
necerle como hijo vuestro, y so here
dero en la gloria.
6. Oh Virgen santísima ! conseguid
nos el favor y la gracia de usar bien
de todas aquellas gracias que Dios nos
comunicare , y de cooperar á ellas fiel
— 164 —
mente ; de adelantarnos generosamente
en espíritu , honrarle en todas nuestras
acciones, así interiores como exterio
res , cumpliendo todas las obligaciones
de nuestro estado con los hombres y
con su Majestad, y sometiéndonos en
teramente á su divina providencia.
7. Oh Virgen admirable y amable I
dadnos al Padre por la sujecion á so
grandeza, dadnos al Hijo por el cono
cimiento de sus misericordias , dadnos
al Espíritu Santo por el amor y union
de su bondad y por alguna participa
cion de su santidad divina.
8. Oh Virgen santísima! ¡Qué dicho
so seria yo si todas las acciones de mi
vida estuvieran consagradas á Dios,
como estuvieron las vuestras 1 Mas no
siendo esto así , sólo me qoeda un de
— 165 —
seo, oh Virgen sagrada ! que es el de
suplicaros que me consigais este favor:
que desde ahora siga siempre el agra
do de Dios y que desprenda mi afecto
de todo lo que no es de su Majestad .
para amarle con todas mis fuerzas y
con todo mi corazon para siempre.

ORACIÓN A LA SANTISIMA VIRGEN PAhA


CONSEGUIR DE DIOS UN BUEN CONSEJO.

[Oh bienaventurada Virgen María,


digna Madre de Dios y fiel dispensa
dora de todas las gracias que nos quie
re distribuir en nuestra vida! yo os
suplico por los sagrados pechos con
que alimentasteis á vuestro amado Hijo,
nuestro Señor Jesucristo , que me -con
sigais de vuestro divino esposo el Es
- 466 -

píritu Santo una celestial luz y un buen


consejo para conocer lo que debo ha
cer, y cómo me debo gobernar en tal
ó tal cosa , para mayor gloria de Dios
y mi salvacion. Espero ¡oh Virgen san
tísima! recibir por vuestro medio este
favor del cielo, porque, despues de Dios,
he puesto toda mi esperanza en vuestra
Majestad. Y por temor de que mis pe
cados no impidan el efecto de mi sú
plica, los detesto todo cuanto pue
do, porque desagradan infinitamente á
vuestro amado Hijo , y me arrepiento
de todo mi corazon de haberlos come
tido, proponiendo, mediante su divina
gracia, no ofenderle en adelante y con
fesarme luego.
— 167 —

ORACIÓN Á JESUCRISTO PARA PEDIRLE LA


PAZ INTERIOR DE NUESTRAS ALMAS.

Monarca pacífico, verdadero Salo


mon, Rey de dulzura y de gloria, án
gel de alianza y consejo, omnipotente
mediador, árbitro único de las dife
rencias que los pecados han hecho na
cer indignamente desde el principio de
los siglos entre vos y los hombres , Dios
de paz y Dios de los ejércitos , yo me
arrojo á vuestros piés con un respeto
y sumision enteramente voluntaria, y
juntamente como de esclavo vuestro,
para qae se digne vuestra Majestad
decirme alguna palabra de paz.
Yo os pido para mí y para los peca
dores como yo esta paz tan deseada;
concertedme este dulce reposo , que es
— 168 —
el centro y el sumo bien de mi alma;
ordenad con vuestra autoridad supre
ma las fuerzas de mi espíritu , distraído
y combatido de tantos enemigos como
son las cosas que amo fuera de vos;
apaciguad la turbacion de sus cuidados;
moderad sus molestias, y no permitais
jamas que sea tan curioso de saber la
vida de los otros, que haga de ella ma
teria de las inquietudes.
Vuestra palabra, Verdad soberana,
está empeñada en no negarme mi sú
plica ; vuestra misericordia y vuestra
justicia se interesan en no mantener la
guerra entre mis pasiones y mi razon,
ni entre vos y mi alma; vuestro divino
imperio se mantiene mejor con el si
lencio y reposo que en medio del rui
do y division ; y vuestro reino , que no
— 169 —
es sólo de conquista , sitio de derecho
natural, y tiene por límites órdenes de
olivos, sólo pide vasallos pacíficos, en
lugar de los otros que se lisonjean de
estar cercados de laurel y palmas.
Tambien vos mismo decis. Criador,
Príncipe y distribuidor de todas las co
sas, que nos dais la paz; y vuestros
santos ángeles , que no hacen más que
lo que os agrada y cumplen, vuestra
voluntad, la publicaron desde el pri
mer instante de vuestro nacimiento, y
compusieron un cántico que excede los
más gloriosos cánticos de los triunfos.
Haced, oh Salvador mio! por todas
estas consideraciones, que venga á mi
alma aquel rio de paz y torrente de
placeres de que hablan vuestros pro
fetas. Dadme esta bendicion, que es la
— 170 —
prenda de vuestro amor, y ninguno otro
puede darme; y pues estando para de
jar la tierra, nos dejásteis la paz , espe
rando al Espíritu Santo como una pren
da de la gloria que ibais á prepararnos
en el cielo, no rehuseis derramarla en
un corazon que está vacío y abierto
para recibirla. Yo tengo esta confianza
en vuestra suma bondad, que no me
la negaréis, y que mis clamores os obli
garán á volver vuestros ojos sobre un
poco de polvo, que tiene la dicha de
implorar vuestro socorro, y que no per
mitireis que sea yo en adelante del nú
mero de los impíos que jamas han sa
bido encontrar el camino de la paz,
cuyo consuelo no les será concedido si
no vencen sus pasiones y triunfan de
todos sus malos hábitos.
— 171 —

ORACIÓN EN FORMA DE ACTO DE CONTRICIÓN,


QUE SE DEBE HACER Ó CON EL CORAZÓN
Ó CON LA BOCA SIEMPRE QUE CREYÉREMOS
HABER OFENDIDO Á DIOS.

Dios mio, Salvador mio y todo mi


bien : verdad es que ofendiéndoos , co
mo acabo de ejecutarlo, he cometido
una detestable infidelidad; no obstante,
nada be hecho que no sea conforme á
mi flaqueza y á mi malicia : habiendo
sido concebido en pecado, nacido en
corrupcion y criado en el vicio, ¿qué
podiais esperar de mí, sino obras de
muerte? Si no fuese por la asistencia
de vuestro brazo y el favor de vuestra
bondad, que me detiene cuando deslizo
y me levanta cuando caigo, no daria
jamas un paso sin caer; todas mis obras
— 172 —
y todos mis pensamientos serian otros
tantos defectos, y aun estaria sin cono
cer la ofensa cuyo arrepentimiento me
habeis inspirado. A vuestra misericor
dia , oh Dios mio! debo esta gracia, y
os doy gracias por ella , y os pido con
instancia que me perdoneis y absolvais
enteramente. Bien sé, Redentor mio,
que no buscais mi perdicion, sino que
solamente quereis que conozca el peli
gro y conciba horror de él. Por esta
causa, Dios mio, protesto con todo el
pesar posible arrancar la raíz de n:i
pecado, romper todas sus ataduras y
evitar todas las ocasiones, para no vol
ver á incurrir en vuestra desgracia.
Mantened pues, Señor, estos buenos
deseos que me habeis dado ; fortificad
mi resolucion con la asistencia particu
lar de vuestro Santo Espirita , y dispo
ned las cosas de suerte que yo viva en
adelante conforme á vuestra santísima
voluntad, á la cual me consagro desde
ahora con todo mi corazon. Esto os su
plico, Señor, por la extension incom
prensible de vuestras misericordias, con
la más profunda sumision que me es
posible, y en nombre de vuestro Hijo
Jesucristo, mi Salvador.

ELEVACIONES DE ESPÍRITU , QUE SE PUCDMN

HACER EN TODAS OCASIONES.

\. Oh mi dulce Jesus! por el amor


eterno que me teneis, haced que yo os
ame el poco tiempo que he de vivir so
bre la tierra para que eternamente pue
— 174 —
da volveros amor por amor en el cielo.
2. Mi adorable Criador, cuando yo
estaba en vuestra eterna idea no os
ofendia ; por este favor infinito de ha
berme visto y conocido por toda la eter
nidad, no permitais, Dios mio, que yo
pierda esta ventaja en el ser mortal que
vuestra bondad quiso darme.
3. ¡Oh Señor mio, Dios mio y Padre
mio ! como no puedo estar sin vos , tam
poco puedo querer, decir ó hacer cosa
alguna sin vos; como vos manteneis
mi ser y mi sustancia , animad tambien
mis pensamientos, mis palabras y mis
obras, para que, como no puedo estar
sin vos, no piense, diga ni obre cosa
alguna que no sea segun vos.
4. Oh Dios mio! Dios de amor y
de bondad infinita , haced por vuestro
— 178 —
amor que como yo vivo en vos y pol
vos, viva tambien para vos.
5. Salvador mio, como vos sois todo
de Dios vuestro Padre, haced que yo
sea todo vuestro.
6. Dios mio y todas mis cosas , ¿qué
puedo querer yo fuera de vos?
7. Jesus , amor del cielo y de la tier
ra, ¿cuándo seré todo vuestro, como
vos sois todo mio?
8. Padre de misericordia, hacedme
cual vuestro Hijo ha merecido que yo
sea , y desea vuestro Espíritu Santo.
9. Dios mio, ¿cuándo moriré á mí
mismo, para vivir todo á vos?
10. Arrancadme de mí mismo, Dios
mio, pues no sé darme á vos como debo .
11. Si sucediere, mi amado Jesus,
que yo quiera otra cosa que á vos, des
de ahora para siempre lo renuncio, y
protesto que no tengo que ganar ni
que perder cosa alguna fuera de vos.
-12. Oh Dios de mi alma ! no permi
tais que yo viva sino para serviros,
como no soy ni subsisto sino por vos.
13. Yo no quiero vista sino para
contemplaros sin cesar, oidos sino para
escucharos, lengua sino para hablar de
vos, corazon sino para amaros, manos
sino para serviros, piés sino para bus
caros , cuerpo sino para ofrecérosle,
vida sino para haceros sacrificio de ella.
14. Dios de amor, dadme la cari
dad; Dios hecho Hombre, dadme la
humildad; Dios todo espíritu, dadme
la pureza.
. 15. Omnipotencia infinita, socorred
mi flaqueza; Sabiduría eterna, ilustrad,
— 177 —
mis tinieblas ; Bondad inefable , perdo
nad mi malicia.
16. Bondad infinita, ¡qué tarde os
conocí ! Hermosura siempre antigua y
siempre nueva, ¡qué tarde he llegado
á amaros !
17. Quien no os ama, ¿qué puede
amar? Quien no os admira, ¿qué pue
de admirar?
18. Yo quiero amarme, no porque
soy mio, sino porque pertenezco á vos;
quiero, por consiguiente, amarme con
vuestro amor, y no con el mio; para
vos solo, y no para mí.
19. Yo me creo más dichoso con la
consideracion de vuestra gloria , que
me tengo por desgraciado con la con
sideracion de mi miseria; y el contento
que recibo de que sois quien sois, so

— 178 —
brepuja mucho al descontento que len-
go de lo que yo soy; sed , pues, para
siempre, oh Dios mio! lo que sois, y
hacedme otro de lo que yo soy.
20. A vos, en vos, por vos y para
vos sean todas las cosas, oh Dios mio!
21. Ordenad el mundo como os agra
dáre; haced de mí y de todas las cria
turas segun el beneplácito de vuestra
Majestad: elevad, abatid, herid, cu
rad, castigad, recompensad, sed como
os pareciere con los ángeles y hombres,
en el cielo y en la tierra , en el tiempo
y en la eternidad ; en todo y por todo
siempre confesaré y adoraré sin cesar
vuestra divina providencia , y me uniré
inseparablemente á vuestra voluntad,
como el único bien de mi alma , man
teniendo con todos y contra todos que
— 179 —
no podeis hacer sino lo que yo quiero,
pues yo quiero todo lo que vos hicie
reis. Amén.

Estas elevaciones parecerán insípi


das á los que no saben gustar las dul
zuras espirituales; pero dadme (como
pide san Agustín) un corazon que ame,
un corazon que se mueva con lo que
yo digo, y estos amorosos afectos no
tendrán cosa alguna insípida ni extraor
dinaria para él.

OFRECIMIENTO DE SÍ MISMO Á LA

SANTÍSIMA VIRGEN.

Santa María, Virgen purísima, Hija


del Padre, Madre del Hijo, Esposa del
Espíritu Santo, refugio de los pecado
— 180 —
res: aunque yo sea indigno de presen
tarme delante de vos, atraidb, no obs
tante , por la maravilla de las gracias
qae Dios ha obrado en vos y por el
olor de vuestras admirables virtudes,
llevado del deseo de consagrarme par
ticularmente á vuestro servicio, os es
cojo hoy por mi soberana Reina, os
ofrezco y os consagro, despues de Dios,
mi alma y los movimientos de mi cuer
po, el uso, potencias y acciones de uno
y otro ; yo me arrojo entre los brazos
de vuestro amor maternal, suplicán
doos querais dirigir y gobernar todo el
curso y estados de mi vida conforme á
vuestra voluntad y á la de vuestro Hi
jo, impidiendo con el poder que teneis
con su Majestad, que me rinda á los
combates continuos de mis enemigos,
— 181 —
mundo, demonio y carne, y que triun
fen de mi debilidad. Hago un firme pro
pósito de invocaros todos los dias de
mi vida ,.de tomaros por regla de mis
acciones y modelo de mi vida , de acu
dir á vos en todas mis necesidades,
procurar vuestra gloria y dedicarme
enteramente á vuestro servicio. Reci
bidme , pues , desde ahora para que
sea siempre vuestro; reconciliadme y
conservadme en gracia de vuestro Hi
jo; conseguidme las gracias necesarias
para resistir á las tentaciones ; asistid-
me para no caer en las ocasiones de
pecar en que puedo hallarme; sobre
todo, no me abandoneis en la hora de
mi muerte. Amén.
Virgen santísima y toda admirable,
no me arrojeis de vuestra presencia;
— 182 —
no aparteis vuestros ojos de mí , ni os
alejeis de mí, para que yo no me aparte
de vuestro Hijo, que es mi único fin y
el objeto de mis deseos. .
EJERCICIO
MUY ÚTIL Y ACOMODADO PAIIA PASAR
SANTAMENTE TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA.

Tomad todas las mañanas ana con


sideracion para lodo el dia, y conser
vadla en la memoria para que os ocurra
cada hora, si es posible, ya andando,
ya trabajando, ya conversando, acom
pañándola cuando estuviereis solo con
una ojeada hacia el cielo.
No hay persona, de cualquier sexo
y condicion que sea, y por ocupada
que esté por su estado, que no pueda
hacer este Ejercicio pequeño. Los anti
guos se servian de semejantes oracio
- {Bi
nes cortas y breves, para estar menos
distraídos y más fervorosos.

PARA EL DOMINGO.
Consideracion.

Oh descanso 1 oh gloria ! ¡ oh feli


cidad eterna! Ay de mil ¡qué es po
seeros y qué es perderos 1

Aspiracion.

Oh Dios mio! pues me habeis for


mado para gozar esta dicha, dadme
gracia para merecerla , y haced que
vuestros ángeles me lleven á la gloria.
- m-
PARA ÉL LUNES.
Consideracion .

Llegará la hora de mi muerte, y todo


se habrá pasado; ¿qué quisiera yo ha
ber hecho entónces? Alma mia , hagá
moslo ahora sin esperar más. Es cosa
vergonzosa vivir en un eslado en que
no quisiéramos morir.

Aspiracion.

Dios mio, dadme esta constante vo


luntad hasta el fin ; os la pido por la
intercesion de vuestros patriarcas y
profetas.
— 186 —

PARA EL MARTES.
Consideracion.

Alma mia, acuérdate que compare


cerás el último d¡a del juicio, y que allí
tus obras, palabras y pensamientos se
expondrán á vista de los ángeles , de
los demonios y de todos los hombres
que habrá habido en el mundo; guár
date, pues, de pecar para no quedar
llena entonces de una eterna confusion.

Aspirac

Oh Dios mio ! preservadme de esta


terrible desgracia, que no puedo evitar
sin vuestro socorro; os lo ruego por
vaestros bienaventurados apóstoles.
- 187 -

PARA EL MIÉRCOLES.
Consideracion.

Abrasarse para siempre en los fue


gos eternos, de los cuales el nuestro
no es más que sombra ; acordarse sin
intermision el haber podido evilar fá
cilmente tan espantosos tormentos , es
una desesperacion que causa horror;
no obstante, esto merece juslísimamen-
le el menor pecado mortal.

Aspiracion.

Oh Dios mio! traspasad mi alma con


vuestro santo temor, para que la con
sideracion de los castigos eternos la
haga conocer la enormidad del peca
- 188-
do; os pido esta gracia por los méritos
de vuestros invencibles mártires.

PARA EL JUEVES.
Consideración.

Quien pierde su alma , lo pierde to


do; quien ofende á Dios, pierde su al
ma. ¡Oh pecado, cuántas pérdidas nos
causas! ¡Que no pueda yo aborrecerte
cuanto mereces ser aborrecido !

Aspiracion.
Oh Dios mio! aumentad en mí este
odio; hacedle eficaz por intercesion de
vuestros santos confesores.
- 189 —

PARA EL VIERNES.
Consideracion.

Considera, oh alma mia! cuán de


testable es el pecado, pues fué la san
gre de un Dios necesaria para que se
perdonase.

Aspiracion.

Oh Dios mio ! no permitais que mi


poca correspondencia á vuestras gra
cias haga inútiles para mí vuestros tra
bajos y vuestra muerte; imploro á este
fin los favores de vuestras purísimas
vírgenes.
— 190 —

PAHA EL SÁBADO.
Consideracion.

Mi designio es llegar al cielo; con


viene, pues, seguir el camino que con
duce á él. Un caminante pasa sin de
tenerse, porque es caminante; yo debo
mirarme del mismo modo en la (ierra;
este mundo no es para mí más que un
lugar de paso.

Aspiracion.

Oh Dios mio! haced que yo suspire


sin cesar por mi verdadera patria , que
es el cielo; yo os pido esta gracia por
aquella Señora que es la puerta y la
Reina del mismo cielo.
TABLA
MUY ÚTIL PAHA LOS CONFESORES Y PENITENTES
PAKA EXAMINAR LA CONCIENCIA.

SOBRE LOS DIEZ MANDAMIENTOS


1»E LA LEY DE DIOS.

Aviso en ordena la confesion general.

No probaré aquí la necesidad de la


confesion general , porque esto sería
cosa na u y larga; diré solamente que es
importantísimo hacer una en la vida
cuando se quiere mudar de estado, co
mo recibir el sacerdocio, profesar en
alguna religion, casarse, ó entrar en
algun cargo de mucha consideracion,
- 192 -
para bendecir todos estos estados coa
una disposicion tan santa. Es tambien
de mayor consecuencia renovarla en la
hora de la muerte, lo mejor que sea
posible, cuaudo Dios, por su bondad,
nos da tiempo y medios para hacerla,
porque habiendo recibido entera abso
lucion de todos los pecados que se hu
bieren cometido en la vida , se halle
en estado de morir con más resigna
cion y confianza en la divina miseri
cordia. Juzgo tambien que es utilísimo
hacer como un extracto de la confe
sion general cuando se muda de con
fesor, para que conociéndonos más ín
timamente, nos dé los consejos más
seguros para nuestra vida , y en los
grandes jubileos, para recibir una ab
solucion más general.
- 193 —
Los niños y otras personas, cuando
comulgan la primera vez , deben tam
bien hacerla, y los que han vivido mu
cho tiempo en algun vicio y quieren
convertirse de veras.
Mas sobre todo, las personas que
dudan del valor de las confesiones,
están necesaria é indispensablemente
obligadas á hacer confesion general,
ya sea que.hayan callado algun pecado
mortal por vergüenza ó por falta de
exámen, ya sea porque no hayan te
nido propósito de dejar el pecado y las
ocasiones próximas y hayan llegado al
tribunal de la penitencia con esta dis
posicion de corazon , ya sea porque no
hayan hecho actos de contricion ó atri
cion, ó por otra alguna falta esencial
en la confesion, porque entonces no
13
- 19-i -.
solamente la confesion que ha tenido
esta falta es nula, mas tambien todas
las que hubiere hecho despues sin
confesar aquella falla si se acordaba,
porque cada confesion es pecado mor
tal y sacrilegio , de que no se ha acu
sado.

Examen para hacer confesion general.

Para hacer una confesion con orden


se ha de tomar de una vez todo el tiem
po que hubiere pasado desde que tuvo
uso de razon ; mas dividirle por partes,
notando los lugares en que vivió, los
estados que ha tenido, las personas con
quienes ha tratado y la comunicacion
que ha tenido con ellas, examinándose
despues con cuidado acerca de los man
— 198 -
damienlos de Dios y de la Iglesia, y de
los siete pecados capitales.

PRIMER MANDAMIENTO.
AMAR Á DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.

Al empezar el sacramento de la pe
nitencia se acusará el penitente de lle
gar con poca preparacion á recibirle,
y dirá despues :
Si ha dudado advertidamente en al
gun artículo de la fe.
Si ha leido sin licencia libros prohi
bidos ó peligrosos.
Si ignora algunos principales miste
rios de nuestra santa fe.
Si ha creído cosas supersticiosas ó
sueños vanos.
Si ha menospreciado las cosas san
- 196 -
tas, ó ha abusado de las palabras de
la sagrada Escritura, aplicándolas á co
sas ridiculas ó malas.
Si se ha valido de cosas santas para
mal fin.
Si ha dudado de la Providencia di
vina , ó murmurado contra Dios en las
aflicciones.
Si ha desesperado de su salvacion y
conversion.
Si, por el contrario, ha confiado de
masiado de la misericordia divina, y
sobre esta temeraria confianza ha de
jado de mudar de vida y dilatado la pe
nitencia.
Si no ha amado á Dios sobre todas
las cosas, como está obligado, ó no ha
procurado su gloria , pudiendo hacerlo
fácilmente.
— 197 —

Si lia sido ingrato á Dios de sos be


neficios , viviendo con tanto olvido de
su Majestad como si no los hubiera re
cibido ó no le debiese cosa alguna.
. Si por mucho tiempo no ha hecho
oracion á Dios, ni actos de fe, espe
ranza y caridad.
Si ha dejado de hacer buenas obras
por respetos humanos , ó las ha hecho
malas por el mismo motivo.
Si ha sido rebelde á las inspiracio
nes divinas, desechándolas con dureza
de corazon.

SEGUNDO MANDAMIENTO
NO JURAR SU SANTO NOMBRE EN VANO.

Si tiene costumbre de jurar, ó no


jura sino rara vez y con calera.
— 198 —
Si ha jurado para afirmar alguna
mentira , ó para asegurar alguna cosa
dudosa.
Si ha jurado hacer alguna cosa mala,
ó no hacer alguna cosa buena , y si ha
ejecutado el juramento, porque enton
ces hay dos pecados.
Si ha hecho voto de hacer alguna
cosa santa , y no lo ha cumplido.
Si ha prometido alguna cosa , y ha
faltado á la promesa sin motivo y sin
haber sido desobligado de ella.
Si ha echado maldiciones contra otro,
como que tal desgracia le caiga, ó tal
accidente le suceda.
Si ha mezclado el santo nombre de
Dios ó el de los santos en sus jura
mentos.
Si ha incitado á alguno á jurar, obli
— 199 —
gándoje á hacer juramento sin nece
sidad.
Si ha sufrido que jurasen, pudiendo
impedirlo, ó no ha reprendido á aque
llos sobre quienes lenía autoridad.

TERCER MANDAMIENTO.
SANTIFICAR LAS FIESTAS.

Si ha hecho ó mandado hacer obras


serviles los domingos ó fiestas.
Si ha perdido por su culpa la misa
en estos santos dias, ó ha sido causa
que otros la pierdan.
Si por negligencia, pereza ó entre
tenimientos inútiles, ó apego á sus ne
gocios, no ha oido misa entera.
Si no ha tenido cuidado que sos hi
jos ó domésticos la oyesen,.
— 200 —
Si ha empleado tiempo considerable
de la misa en parlar, reir ó mirar á
otras partes, ó si ha tenido distraccio
nes voluntarias.
Si ha causado escándalo con estas
acciones, y ha respondido con enfado
á los que le reprendian caritativamente
de ellas.
Si no ha ayunado sin causa legítima
los dias de precepto, y si ha alegado
pretextos frivolos para que le dispen
sen.
Si ha comido carne, sin necesidad, -
los clias prohibidos, y si lo ha hecho
con escándalo.
Si algun año no ha cumplido con
los preceptos de la confesion ó comu
nion anual.
Si ha dejado de recibir los sacra-
— 201 —
mentos de la Penitencia y Eucaristía
estando en peligro de muerte.
Si no ha rezado el oficio divino, te
niendo obligacion de rezarle.

CUARTO MANDAMIENTO.
HONRAR PADRE Y MADRE.

Conviene saber antes de referir en


particular los pecados que se pueden
cometer contra este mandamiento, que
con el nombre de padre se entienden
todos los superiores, así espirituales
como temporales, y que las obligacio
nes de éstos para con sus inferiores se
comprenden en este precepto, así como
las de sus inferiores para con ellos.
Esto supuesto, el hijo se acusará si
— 202 —
ha menospreciado, irritado ó injuriado
á su padre ó madre.
Si ha descubierto sus faltas, ó les
ha faltado al respeto.
Si les ha deseado la muerte ó mal
grave.
Si les ha desobedecido en cosas de
importancia y justas.
Si ha murmurado contra ellos, ó les
ha respondido con aspereza y menos
preciado sus amonestaciones.
Si no les ha socorrido en sus enfer
medades y necesidades.
Si al tiempo de la muerte no ha pro
curado que reciban los santos Sacra
mentos y los demas socorros espiri
tuales.
Si no ha cumplido su testamento y
última voluntad.
— 203 —
Los padres y madres se examinarán
si no han educado su familia cristiana
mente, haciendo instruir sus hijos en
las cosas de cristianos.
Si les han inspirado vanidad, ense
ñándoles ántes las máximas del inundo
que las de cristianos.
Si les han tenido amor ciego y des
arreglado, dejándoles vivir á su volun
tad , no corrigiendo sus malas inclina
ciones con un castigo razonable, es
pecialmente cuando son niños.
Si no les han reprendido sus faltas y
apartado de malas compañías.
Si por una indulgencia pecaminosa
les han dado para gastos excesivos, y
no les han quitado lo que podia contri
buir á sus desórdenes.
— 204 —
Si les han dado mal ejemplo ó indu
cido de alguna manera al mal.
Si los han aborrecido sin causa , no
tratándolos igualmente, dándolo todo
por inclinacion á unos y nada á otros.
Si no han tenido cuidado de que vi
van en paz, y de inspirarles amistad
unos con otros.
Si los han maltratado sin causa , re
ñido por mal humor, castigado con de
masía , ó los han maldecido con cólera.
Si los lian forzado á ser religiosos
para establecer á otros con más fortuna
en el mundo, ó los han hecho eclesiás
ticos sin mirar su vocacion.
Los señores deben acusarse si no han
tenido cuidado de sus domésticos , así
por lo que mira á lo espiritual como á
-Ma
lo temporal; si los han tratado con de
masiado rigor, no habiéndoles sino con
injurias, castigándolos por bagatelas é
imponiéndoles algun trabajo excesivo.
Por el contrario, si les han dado dema
siada libertad, mandándoles alguna co
sa contra la ley de Dios, ó sufrido que
la quebranten.
Las mismas obligaciones tienen los
maestros de algun oficio en orden á sus
aprendices, á los cuales deben enseñar
fielmente. *
En fin , todos los que tienen alguna
autoridad sobre otros pecan si no pro
curan que cumplan con sns obligacio
nes.
Los criados, discípulos y aprendices
deben examinarse si han perdido el res
peto á sus señores ; si les han obede
cido sin murmurar; si se han burlado
de ellos y les lian echado maldiciones
interior ó exteriorraente , ó interpreta
do sus acciones á mal fin.
Los jóvenes están obligados tambien
á honrar á los ancianos, ó á los que
son de cualquiera manera superiores,
como el sobrino á su tio. •
Tambien se debe acusar si ha sido
ingrato á sus bienhechores ; si ha olvi
dado los beneficios recibidos ; si los ha
menospreciado cuando se ha visto en
empleo alto.
Por lo que toca á las personas casa
das, el marido se acusará si ha abu
sado de la autoridad que le dio Dios so
bre su mujer; si la ha privado de una
honesta libertad y de las cosas nece
sarias para vivir segun su estado; si la
— 20Í -
ha menospreciado ó la ha ultrajado con
palabras ú obras; si ha vivido ausente
de ella por enfado y sin causa legítima.
La mujer se acusará si ha querido go
bernar la casa con desprecio de su ma
rido y por parecer señora ; si en lugar
de tener para con su marido una razo
nable complacencia, se ha desdeñado
de él ; si le ha desobedecido y dado
causa para enfados y encolerizarse; si
ha estado de humor enfadoso para con
él ; en fin , si ha tenido celos sin fun
damento.
QUINTO MANDAMIENTO.
NO MATAR.

A este mandamiento se refieren los pecados de ira


y envidia.

El penitente se acusará en este man


damiento si ha procurado la muerte
espiritual á alguno, pues la vida del
alma es mucho más importante que la
del cuerpo, y porque se puede reme
diar la primera por la penitencia , y la
segunda es irreparable ; es mayor pe
cado por lo comun dar la muerte á un
hombre que inducirle á pecado, porque
es dueño de su libertad ; no obstante,
como aquel á quien se ha quitado la
vida espiritualmente puede no levan
tarse de la caida en que le hemos pre
- 209 —
cipitado, es de suma importancia no
hacer cosa alguna que pueda contribuir
ala muertedel alma de nuestro prójimo,
pues Jesucristo murió por redimirle.
Se examinará el penitente con dili
gencia si ha incitado á alguno á pecar,
ya sea con amenazas, con caricias, con
lisonjas, con promesas, con artificio;;,
con consejo, con mal ejemplo, con es
cándalo, ó de otra cualquiera manera.
Los médicos, los parientes, los ami
gos y los criados que asisten á un en
fermo, si no le advierten cuando eslá
en peligro de morir que mire por su
conciencia , ó se lo advierten tarde,
cometen un homicidio espiritual.
En cuanto al cuerpo, se examinará
si ha lirado, herido, golpeado ó ultra
jado al prójimo.
11
— 210 —
Si le ha deseado la muerte ó alguna
otra desgracia.
Si ha procurado hacerle daño de otra
cualquier manera.
Si ha mantenido divisiones, ó las ha
fomentado entre parientes y amigos.
Si ha excitado quimeras, ó sembra
do celos para divertirse ó por malicia.
Si ha tenido deseo de salir á desafío,
ó le ha procurado en otros.
Si ha deshonrado al prójimo con pas
quines ó libelos infamatorios.
Si ha tenido odio en su corazon con
tra su prójimo y no ha querido per
donarle.
Si habiéndole ofendido, no ha que
rido darle alguna satisfacciop justa, por
sí mismo ó por tercera persona.
Si ha mostrado su odio por los efec
.— au
tos, procurando al prójimo algun mal,
ó por señales , negándole la salutacion
comun .
Si ha tenido envidia de su prosperi
dad , ó alegría de verle en algun tra
bajo.
Si ha sentido que alaben justamente
al prójimo, ó si ha tenido tristeza de
su bien espiritual, esto es, de sus vir
tudes.
Si ha procurado algun aborto; y las
mujeres se examinarán si han caido
en este inconveniente por su culpa, co
mo metiéndose en algun gran concurso
por curiosidad , ciñéndose demasiado
por descubrir mejor talle, bailando con
exceso, ó haciendo algun ejercicio muy
violento en este estado sin necesidad.
Tambien se examinará si ha sido
— 212 —
violento; si se ha encolerizado; si ha
estado impaciente, de mal humor sin
causa , duro y áspero por capricho.
Si en cólera ha echado maldiciones
contra alguno ó contra sí mismo, ó si
se ha herido con la cólera.
Si ha sido obstinado, rencilloso, y
se ha dejado llevar de la cólera fácil
mente.

SEXTO MANDAMIENTO.
NO FORNICAR.

En este mandamiento te comprende tambien el no


veno : No desear la mujer de tu prójimo , y la
lujuria , que es el tercero de los pecados capi
tales.

Esle pecado tiene diversas especies:


éstas y el número deben confesarse sin
advertirlas sin necesidad á los que las
— 513 -
Ignoran ; y porque el horror que inspi
ran estos pecados debe hacer aborre
cer, segun san Pablo, hasta sus nom
bres, por esta causa, aunque entre to
dos los pecados tenga éste la mayor y
más funesta extension , pues con él se
ofende á Dios más fácilmente por pen
samiento, palabra y obra , y el que ha
pecado de uno de estos tres modos
tenga obligacion de decir la especie y
el número ( no el cómplice ó la persona
con quien pecó); no obstante, la rela
cion debe ser más breve y menos exac
ta en los libros, y la acusacion más sen
cilla y breve en la confesion , porque
la decencia pide que el penitente pro
cure no referir indiscretamente el mo
do con qne se cometió el pecado, pues
basta declarar la especie, sin decir las
— 214 —
particularidades que intervinieron en
él, las cuales se entienden demasiado,
y no necesitan explicacion que ofenda
la pureza y fatiguen mucho la atencion
del confesor. Teniendo el penitente
presente estos avisos cuanto sea posi
ble, se examinará:
Si ha tenido pensamientos deshones
tos consentidos voluntariamente, ó de-
leiládose en ellos.
Si ha deseado ponerlos en ejecucion,
si pudiera , ó ha hecho diligencias para
ello.
Si ha tenido estos pensamientos muy
ordinarios, y la imaginacion llena de
ideas impuras, y cuánto tiempo ha vi
vido en este estado.
Si ha dicho palabras deshonestas ó
equívocas, delante de mujeres espe
- SIS -
cialmente , ó se ha deleitado en estas
conversaciones.
Si se ha deleitado en cantar ú oir
canciones muy libres, que le han llena
do el espíritu de malos pensamientos.
Si ha leido libros que le incitasen á
impureza, ó los ha prestado á otros, y
á qué personas; lo qne se debe anotar
aquí y en todo lo restante , como ya he
dicho.
Si ha escrito cartas con mal fin, he
cho versos y compuesto libros en esla
materia , ó si ha hecho algun papel in
genioso, donde esté encubierta la impu
reza con el velo de galantería.
Si ha mirado á personas ó figuras
desnudas, ó á sí mismo con deleite; si
esta vista le ha ocasionado malos de
seos.
— 216 -
Si ha solicitado á alguna persona á
pecar, por sí mismo ó por medio de
oiré?, ó si el ha servido á otros en este
empleo tan mahado por interes, por
temor , por complacencia ó por otro
motivo.
Si ha procurado vencer la castidad
de alguna persona con promesas, falsas
ó verdaderas, amenazas, dádivas o de
otra cualquiera manera.
Si ha hecho alguna cosa con intento
de excitar á olros á este pecado: el
hombre, v. gr., haciendo gestos, mi
rando con mal designio, frecuentando
y complaciendo á alguna persona , ó
empeñándose en alguna quimera con
esíe fin; la mujer, vistiéndose y ador
nándose con exceso , descubriéndose
con inmodestia, poniéndose á las ven-
- So
tanas para ser vista, ó en otro algun
lugar, correspondiendo á algunas señas
de benevolencia más de lo que pide la
cortesía, ó haciendo cosas semejante?.
Si lia consumado el pecado, ó lia
quedado sólo' en tocamientos consigo ó
con otra persona.
Si el acto ha sido cometido por per
sonas libres, es fornicacion; si alguna
de las dos es casada, es adulterio; si
son parientes dentro de cuarto grado,
es incesto; si la una ó la otra esta con
sagrada á Dios , es sacrilegio ; y así el
penitente podrá decir sencillamente: he
cometido un pecado de fornicacion ; y
así de los demas , porque la calidad de
la persona con quien ha pecado ó de
seado pecar muda de especie.
Si en lugar de aborrecer las ocasio
-218 -
nes del pecado, como las compañías y
personas peligrosas , las ha amado y
bascado; ó si ha tenido y tiene en su
casa alguna persona á quien tenga al
gun afecto pecaminoso, lo que es el
mayor embarazo para la conversion.
Si ha cometido alguna polucion vo
luntaria, ó si la ha procurado, ó si ha
biéndole sobrevenido en sueños, ha te
nido deleitacion despues de despierto.
Si siendo padre, marido ó tutor, no
ha impedido, como debia, que se come
tiese en su casa , ó en otra parte, algu
na accion contra la honestidad , ya sea
por demasiada condescendencia con sus
hijos, su mujer ó sus pupilos, ya sea
por otras consideraciones; ó si por ri
gor y dureza que ha tenido con ellos,
no dándoles con qué mantenerse con
— 219 —
decencia segun su estado, les ha dado
ocasion de abandonarse al desórden.
En cuanto á las personas casadas,
se examinarán si han abusado de la
santidad del matrimonio, no guardando
el órden y uso natural, y teniendo por
esta causa algunas poluciones.
Si se ha procurado impedir por al
gun medio el efecto de la generacion.
Si el marido ha pecado con alguna
parienta de su mujer en primero ó se
gundo grado; porque este pecado es
impedimento dirimente ántes de casar
se; y si ha sucedido despues, no puede
el marido pedir el débito á la mujer sin
dispensa .
- aao —

SÉPTIMO MANDAMIENTO.

NO HURTAR .

En este se comprende también el décimo : No codi


ciar lus bienes ajenos, y el pecado de avaricia.

El penitente se examinará si ha de
seado adquirir riquezas por medios ilí
citos.
Si ha deseado tener con injusticia
alguna cosa de su prójimo, y si ha bus
cado los medios de quitársela.
Si ha tenido deseos consentidos de
quitar ó retener la hacienda de otro, y
sólo lo ha dejado de hacer por falla de
ocasion, temor del peligro ó alguna
confusion.
Si ha aconsejado apoderarse ó rete
- 221 —
ner la hacienda de otro, coloreando sus
razones con falsos pretextos.
Si no ha vuelto alguna cosa que en
contró, sabiendo despues quién era el
dueño.
Si ha quitado ó adquirido alguna
cosa por medios injustos.
Si dudando de la injusticia de los
medios de que se valia para juntar ri
quezas, no ha dejado de proseguir de la
misma manera , sin consultar á perso
nas sábias é inteligentes , ó si ha bus
cado y lomado consejo de personas ig
norantes, complacientes y relajadas; ó
si ha consultado sin tener verdadera y
sincera disposicion de seguir el buen
consejo, en caso de que sea contrario
á sus designios; porque se hallan hoy
muchas personas que, consultando á
— 222 —
los sacerdotes del Señor, quieren , co
mo en otro tiempo el pueblo de los ju
díos cuando consultaba á los profetas;
quieren , digo, que no les den más que
respuestas agradables: decidnos lo que
nos dé gusto.
Si ha comprado cosas que sabía ser
hurladas.
Si ha vendido más caro ó comprado
más barato del justo precio, con pre
texto de darlo fiado ó adelantar el di
nero, no habiendo riesgo alguno ni ra
zon verdadera y justa.
Si al vender ó comprar ha usado de
engaño, ya sea en la calidad, cantidad
ó la sustancia: en la calidad, vendien
do ó comprando una cosa por otra; en
la cantidad , dando la medida , el peso
ó el número menor en lugar del justo,
— 223 —
ó recibiendo mayor en lugar del me
nor; en la sustancia, vendiendo una
cosa mala por buena , ó comprando
una buena por mala, valiéndose para
esto de la sencillez y confianza del que
vende ó compra.
Si ha comprado de hijos de familia
cosas que no podian vender, ó si les
ha aconsejado que hurten á sus padres.
Si ha prestado con usuras, y notará
á qué precio.
Si en algun contrato donde la ga
nancia y pérdidas son inciertas, ha to
mado sus medidas de suerte que su ca
pital esté asegurado, suceda lo que su
cediere.
Si no ha hecho escrúpulo de entrar
en toda suerte de contratos por avari
cia, ambicion, ó si llevado de los mis
— 224 —
mos motivos, se ha aplicado á inventar
otros nuevos.
Si ha engañado á otros en el juego,
ó jugado sumas excesivas, .o jugado
con menores, lo que estos tío podian
jugar.
Si no ha pagado sus deudas pudien-
do, ó si ha contraido otras nuevas sin
tener intento de pagarlas, ó si ba con
traído otras sabiendo que no podía pa
garlas.
Si ha retenido ó diferido la paga de
sus criados ú obreros contra su volun
tad y sin causas legítimas.
Si no ha cumplido fielmente con el
empleo de que tenía salario, ó si ha
dejado perder ó disminuir por su culpa
y negligencia cosas que le habían con
fiado .
— 225 —
Si ha impedido por algun camino in
justo la ganancia de otros.
Si ha dado moneda falsa sabiendo
que lo era, y si la cantidad ha sido
mucha y á qué personas.
Si no ha pagado los diezmos, ó ha
tenido intencion de retenerlos, y si ha
dado lo peor, teniendo deseo de no dar
cosa alguna si pudiese.
Si no ha dado limosna segun sus bie
nes, especialmente si goza beneficio.
Si fingiendo ser pobre , ha recibido
limosna sin necesidad , porque éste es
un robo que ha hecho á los que son
verdaderamente pobres.
Si siendo soldado en las tropas, ha
hecho daño en casa de sas huéspedes,
y si no contento con las cosas que le
debian dar, ha sacado otras con violen
ta
— 226 —

cia y sin necesidad ; si ha quitado con


fuerza ó furtivamente su dinero, sus
bestias ó sus muebles; ó si por malicia
ha quebrado ó echado á perder lo que
les pertenecia ; ó si siendo oficial , ha
permitido estas cosas , y en lugar de im
pedir estos desórdenes, los aprobaba.
Si siendo ministro de justicia, seña
lado para imponer tributos ó subsidios,
ha perdonado por favor algunos luga
res que podian contribuir muy justa
mente más de lo que les ha tasado ; ó
si ha cargado á otros lugares más de
lo que podian, y esto conociendo las
cosas.
Si siendo recaudador de los tributos,
ha recibido de los particulares más de
lo que debian pagar, ya sea por ven
ganza , ya sea por caprichos, ó ha dis
- 227 -
minuido á otros la paga sin causas legí
timas.
Si siendo juez, ha dado sentencia á
favor de alguna parte que no tenía de
recho, ó si ha tomado regalos por ha
cer justicia, ó si ha favorecido la dila
cion de pleitos injustos.
Si siendo abogado ó procurador, se
ha encargado de alguna cosa injusta,
ó ha sido negligente en los negocios de
que se habia encargado, ó si los ha
alargado para sacar más ganancia.
En órden á las partes que litigan, se
examinarán si han intentado pleitos in
justos ; si han procurado engañar á los
jueces, de cualquier manera que sea;
si han infamado sin necesidad á las
personas contra quienes litigan , ya sea
por escrito, ya con palabras; si han
— 228 —
enredado los negocios , y ocultado ó
roto algunos papeles que hacían á fa
vor de la parte contraria.
Si siendo médico ó cirujano, ha alar
gado la curacion de las enfermedades
ó de las heridas para sacar más ga
nancia.
Las mujeres que sin que lo sepa su
marido gastan suma considerable, pe
can contra este mandamiento, y mu
cho más si emplean mal el dinero que
gastan .
Los hijos que toman la hacienda de
sus padres á escondidas y contra su
voluntad , ó que despues de la muerte
de su padre no restituyen lo hurtado á
quienes saben que pertenece, pecan
contra este precepto, como tambien los
que hacen gastos excesivos, que son
— 229 —
sobre su estado y medios, y principal
mente los padres de familias.
Los que están encargados del cuida
do de las almas se examinarán sobre
sus obligaciones, en las que deben es
tar bien instruidos; y las personas qué
están en grande elevacion se acusarán
si teniendo cargo de disponer de los ofi
cios públicos, beneficios y otros em
pleos de consecuencia , los han dado á
personas indignas, ó han dispuesto de
ello por motivos humanos , y no segun
las leyes de la justicia. Aquellos por
cuyo consejo se han dado los cargos ó
beneficios á personas indignas, se de
ben acusar tambien de este pecado.
Es necesario examinarse tambien, al
recorrer este mandamiento, de los pe
cados que se hubieren cometido contra
— 230 —

las obras de misericordia; porque es


robar al prójimo negarle los socorros
que le debemos en sus necesidades es
pirituales ó temporales.
Y así, dirá el penitente si no ha ejer
citado las obras de misericordia espiri
tual cuando estaba obligado, ó si las
ha ejercitado con celo amargo é indis
creto, sin tomar todas las precauciones
y la prudencia necesaria en estos casos.
En orden á las obras de misericor
dia corporales, examinará si ha apar
tado los ojos de las necesidades del
prójimo; si pudiendo no le ha socorri
do en sus necesidades y en sus traba
jos; si ha desechado, ó huido, ó me
nospreciado á los pobres; si ha insul
tado su miseria y se ha burlado de ellos.
No pongo aquí todos los casos en los
— 231 —
cuales está uno obligado á restituir,
porque basta explicar los que he pues
to en este examen ; basta decirlos á un
confesor sabio y advertido, para que
diga al penitente la obligacion particu
lar que tiene de restituir, y el modo
como debe hacer la restitucion.

OCTAVO MANDAMIENTO.
NO LEVANTAR FALSOS TESTIMONIOS
NI MENTIR.

Este mandamiento prohibe, con el


nombre de falso testimonio, todas las
injusticias que se cometen en los plei
tos por los que tienen alguna parte en
ellos, como son los jaeces, secretarios,
archiveros, abogados, procuradores,
partes, testigos, porteros y notarios.
— 232 —

Y así, cada uno examinará en parti


cular lo que ha cometido contra su obli
gacion en estos oficios, sea por igno
rancia , por negligencia ó malicia , por
que es casi imposible decir en particu
lar todos los pecados que se cometen
en estos empleos. Al penitente toca
sondear lo íntimo de su conciencia , y
pedir á Dios luz para conocer todas las
culpas que haya cometido, la que el
Señor jamaí niega á los que quieren
convertirse de veras.
Este mandamiento prohibe tambien,
mandando no mentir, todas las espe
cies de calumnias, murmuraciones y
burlas, juicios temerarios, sospechas,
mentiras y lisonjas.
Y así, el penitente dirá si ha hecho
algunos escritos, como pasquines ó li
— 233 —

belos infamatorios, contra la reputacion


y honor de algunas personas, cuya ca
lidad explicará.
Si no siendo autor de semejantes es
critos, los ha publicado de alguna ma
nera.
Sf ha hecho agravio á la reputacion
de su prójimo con falsedades que ha
inventado maliciosamente.
Si le ha impuesto fallas que no ha
cometido, é imputado vicios que no
tiene, aunque tenga otros.
Si le ha perjudicado hablando de él
de alguna manera, ya sea por inconsi
deracion , ya sea con intencion de ha
cerle daño.
Si ha sido causa de que se descom
ponga algun matrimonio, sembrando
falsas noticias ó refiriendo algunas co
— 234 —
sas contra alguna de las partes que
querian contraerle, ya sea por entre
tenimiento, ya sea por mala intencion.
Si ha exagerado las faltas del pró
jimo, ó las ha descubierto sin necesi
dad y sin causa razonable cuando es
taban ocultas.
Si ha procurado oscurecer las virtu
des del prójimo ó disminuir el bien que
de él se decia, con palabras, con se
ñas ó con un silencio afectado.
Las personas de una misma profe
sion, ó que aspiran al mismo grado de
honor ó de fortuna, deben examinarse
aquí si han dicho alguna palabra que
hiera la reputacion de sus concurren
tes; y sobre todo, las mujeres, que ha
blan tan ligeramente de las personas
de su sexo, deben tener cuidado si han
— 235 —
herido ó disminuido de alguna manera
la reputacion de las otras.
Si ha oido con gusto á los murmura
dores ; si en lugar de mostrar de al
guna manera que la murmuracion le
desagrada , los ha aprobado ó excitado
á murmurar.
Si no les ha reprendido teniendo al
guna autoridad sobre ellos, ó si no ha
desviado la murmuracion cuando po
dia hacerlo.
Si ha referido ligeramente el mal que
ha oido decir de otros.
Si ha dado en rostro con menospre
cio á alguno sus imperfecciones ó las
de sus parientes, y sus defectos, ya sean
de cuerpo, de capacidad, de nacimien
to ó de fortuna , ó alguna desgracia su
cedida á su familia.
— 236 —
Si no ha defendido la reputacion de
las personas á quienes vituperaban in
justamente delante de él , cuya inocen
cia conocia; y si por temor ha dejado
de dar testimonio de la verdad.
Si ha revelado algun secreto que le
habian confiado; y dirá si es en cosa
grave y de consecuencia . y si ha po
dido traerles perjuicio.
Si ha abierto cartas , ó si con ruegos
ó de otra manera ha obligado á otros
á que le revelen los secretos que de-
bian tenor ocultos.
Si ha hecho juicios temerarios de
otro, esto es, si ha creido con débiles
conjeturas el mal del prójimo, pudien-
do interpretar las cosas de otra manera
y echarlas á la mejor parte.
Si ha creido ligeramente falsos ra
— 237 —
mores, ó si ha sospechado sin funda
mento; si habiendo perdido alguna co
sa, v. gr. , ha sospechado determina
damente que la quitó alguna persona,
sin tener muy fuertes conjeturas , acu
sándola interiormente ó delante de
otros por sólo el primer pensamiento
que se le ofreció.
Si ha alabado los vicios de otros y
los ha aplaudido, procurando hacerlos
pasar por virtudes, ó cubriéndolos por
lisonja con nombres especiosos, como
tratando la avaricia de economía , la
prodigalidad de generosidad y grande
za , la impudicicia de galantería , y así
de otros; y en este punto la compla
cencia es muy mala, singularmente en
aquellos que deben reprender á otros.
Si ha dicho mentiras , y por qué cau
sa , pues jamas es lícito mentir ; y el
pecado es más considerable segun la
cosa lo es en sí misma , ó la intencion
mala.
El noveno y décimo mandamientos,
que miran á los malos deseos en órden
á los bienes del prójimo y condenan
los pensamientos consentidos , están
comprendidos en el sexto y séptimo
mandamiento.

ORACIÓN DE SAN AGUSTIN SOBRE LA PASIÓN


DE MUESTRO SEÑOR.

Toda mi esperanza está en la muer


te de mi Salvador. Su muerte es todo
mi mérito, mi único refugio, mi salva
cion, mi vida y mi resurreccion. No
debo desalentarme por la multitud de
— 239 —
ruis pecados cuando la muerte de mi
Dios me viene al pensamiento ; porque
la gran enormidad de ellos no puede
exceder su misericordia.
La lanza y los clavos con que fué
traspasado Jesus me claman que estoy
verdaderamente reconciliado con el Se
ñor, si le amo con sinceridad. Longí-
nos me abrió con su lanza el costado de
mi Redentor; yo entré en él y hallé des
canso con seguridad. El que teme, co
mience á amar desde este instante,
porque el amor en el alma echa fuera
el temor. No hay remedio más eficaz
ni más capaz de extinguir prontamente
todo el ardor de la concupiscencia de
la carne , que el pensamiento de la
muerte de mi Salvador. Jesucristo ex
tiende sus brazos en la cruz y sus ma
— 240 —
nos para abrazarnos, y convida á todos
los pecadores á que vengan á recibir
el ósculo de paz. Entre vuestros bra
zos, oh Maestro mio divino ! quiero vi
vir y morir ; en ese asilo inviolable diré
sin temor, con vuestro profeta: tYo
cantaré altamente vuestras alabanzas,
Señor, porque me habeis tomado de
bajo de vuestro amparo, y no habeis
permitido que mis enemigos triunfasen
de mi flaqueza . »

ORACIÓN SOBRE TODOS LOS MISTERIOS


DK LA PASIÓN.

Señor, que para redimir el mundo


quisisteis nacer, ser circuncidado, des
echado de los judíos, entregado con el
ósculo de Judas, atado con cordeles,
— 241 —
llevado al suplicio como inocente cor
dero, presentado ante Anas y Caifas,
Pilátos y Heredes , escupido y acusado
con falsos testigos, abofeteado, carga
do de oprobios, desgarrado con azo
tes, coronado con espinas, golpeado
con la caña , cubierto el rostro por bur
la , desnudo afrentosamente, enclavado
en la cruz y levantado en ella , puesto
entre ladrones como uno de ellos, be
bido hiel y vinagre, y herido el costa
do con la lanza; libradme, Señor, por
tantas penas como habeis padecido por
mí, y salvadme, por los méritos de vues
tra muerte y de vuestra cruz, de las
penas del infierno, para entrar en la po
sesion de aquel reino, adonde llevas
teis al ladron que fué crucificado con
vos , que vives y reinas con el Padre y
16
— 242 —
el Espíritu Santo por los siglos de los
siglos. Amén.

OBACION DEVOIÍSIMA PARA REZARLA DELANTE

DE LA CRUZ DE /ESUCRISTO.

Señor Jesús , que sois un Dios de mi


sericordia y de amor, recibidme, pues
yo me vuelvo á vos; verdad es que es
toy cubierto de vergüenza y confusion
cuando miro vuestras llagas y consi
dero esa corona de espinas: me veo
obligado á confesar que por mis peca
dos os han tratado de esta suerte : yo
soy, Señor, el que os he puesto en este
estado; yo os he hecho esas heridas,
os he pueslo esa corona de espinas; yo
os he crucificado. ¡ Ay de mí , qué pro
digioso es vuestro amor y excesiva
— 243 -
vuestra misericordia ! Yo he pecado, y
vos llevais la pena; vos padeceis la
muerte qae yo he merecido; he sido
vuestro enemigo, y por vuestra cruz
me haceis vuestro hijo ; he sido esclavo,
y me dais la libertad derramando vues
tra sangre. Oh Dios mio! Si me haceis
algun dia la gracia de derramar en mi
corazon el fuego de vuestro amor, me
abrasaré sin cesar con el deseo de unir
me á vuestros trabajos, y haceros un
sacrificio que corresponda de alguna
manera al que ofrecisteis por mí á vues
tro eterno Padre en el Calvario.
— 244-

REFLEMO.N MUY PROVECHOSA T ORACIÓN Á

DIOS PARA PEDIR LA GRACIA DE CONVER

TIRSE.

Levántate, alma mia, hácia tu cen


tro, y no duates tu conversion un sólo
instante; lo pasado ya no es, lo futuro
no está en tu mano; sólo el tiempo pre
sente es tuyo, y no es más que un mo
mento, que se te da para servir á Dios y
ganar la eternidad. Concibe bien la
fuerza de estas palabras: un Dios, un
momento, una eternidad. Un Dios que le
mira, un momento que pasa, una eter
nidad que te espera ; un Dios que es
todas las cosas, un momento que es
nada , una eternidad que te quila ó da
todas las cosas para siempre ; un Dios
— 245 —
á quien sirves tan poco , un momento
que te empleas tan mal, una eternidad
que arriesgas. Oh Dios! Oh momento!
Oh eternidad! Oh Dios! mi corazones
mira , mi corazon os desea , mi corazon
os busca, para entregarse á vos, para
sujetarse á vos, para llenarse de vos;
yo os suplico que tomeis posesion de
él , y desterreis de él el pecado, la afi
cion á las criaturas y el amor desre
glado de mí mismo, para que os sirva
tan fielmente todos los instantes de mi
vida , que merezca gozaros por toda la
eternidad. Amén.

l.AUS DEO.
MÉTODO
DE VISITAR FRUCTUOSAMENTE

A JESÚS SACRAMENTADO
CON MOTIVO DEL JVBlLEO
%

DE CUARENTA HORAS,
repartido en siete meditaciones de la sagrada pasion de
Jesucristo para caita dia tle la semana , por un devoto de
este augusto Sacramento.
DOMINGO.
Acto de contricion para lodos los días.

Señor mio Jesucristo, Dios y hombre


verdadero, Criador y Redentor mio,
por ser vos quien sois, y porque os
amo sobre todas las cosas, me pesa de
todo corazon de haberos ofendido, pro
pongo firmemente de nunca más pecar,
y de apartarme de todas las ocasiones
de ofenderos, y de confesarme y cum
plir la penitencia que me fuere impues
ta ; ofrézcoos mi vida , obras y traba
jos en satisfaccion de todos mis peca
dos; y así como os lo suplico, así confio
en vuestra bondad y misericordia infi
— 250 —
nita me los perdonaréis por los mere
cimientos de vuestra preciosa sangre,
pasion y muerte, y me daréis gracia
para enmendarme y para perseverar en
vuestro sanio servicio hasta la muerte.
Amén.

MEDITACIÓN PRIMERA.

Jesus preso en el huerto es tu pastor en aquel


augusto Sacramento.

Considera que aquel Señor, que no


pudo tener delito alguno, permite ser
preso como un facineroso ladron, por
que tú , huyendo las funestas prisiones
de tus pecados y volviendo la espalda
al lobo infernal, te acojas á su rebaño,
oigas su silbido y basques ansioso su
cayado. En este soberano Sacramento
— 251 —
está como tu pastor, ocultando su in
mensa gloria con un nevado pellico,
para que no aterre lanla majestad; lle
ga y dile de corazon :

Oracion.

Jesus mio, noventa y nueve ovejas


dejaste por buscarme, repitiendo cada
dia esta fineza desde ese soberano tro
no : ruégete me favorezca tu divina
gracia para que comiendo los pastos
saludables que me ofreces , logre la
perseverancia final. Amén.
Ahora rezará cada uno lo que sea su
voluntad , y despues dirá la siguiente
— 252 -

Oracion para todos los dias.

¡Oh Emperatriz de la gloria ,. Reina


y Señora de los cielos y tierra, Madre
de la luz increada, hermoso luminar,
que en la noche de la culpa alumbras á
los que están de asiento en las tinieblas!
rendidamente te suplico, Madre mia,
ofrezcas al Omnipotente Señor de cie
los y tierra estas mis oraciones, pidién
dole las admita en satisfaccion de las
penas que por mis culpas merezco, jun
to con la sagrada indulgencia que está
concedida á los que visitan á Jesus Sa
cramentado, que hago intencion de ga
nar, y ofrezco por modo de sufragio á
las benditas almas del purgatorio y la
intencion que la santidad del señor Be
— 283 —

nedicto XIV tuvo en concederla, y para


que, mediante el favor divino, se au
mente la santa fe católica , florezca la
paz entre los príncipes cristianos, y vi
viendo todos en gracia , consigamos
despues de esta vida las felicidades de
la eterna. Amén.

LUNES.
Se dirá el acto de contricion
MEDITACIÓN SEGUNDA.

Jesus abofeteado es tu Redentor en la sagrada


Eucaristía.

Considera á Jesus en casa de Caifas,


abofeteado por un hombre á quien, en
tre otros beneficios, habia sanado su
Majestad la herida que le dio san Pe
— 25* —
dro en la prision , y que el mismo Señor
á quien has abofeteado con tus culpas,
se manifiesta tu Redentor en aquel su
blime Sacramento. Allí ofrece por tu
rescate el infinito precio de su carne y
sangre para libertarte de los pecados
con que le abofeteas; manifiéstate agra
decido á tan imponderable fineza , y di:

Oracion.
Dame , Señor, tu santísima gracia pa
ra conocer lo infinito que te debo, llo
rando mis ingratitudes á tus grandes
beneficios ; haz que yo te sirva como á
mi Redentor y Padre celestial , quitando
la vida á mis pasiones para darla á mi
alma, con la cual te adore hasla morir.
Amén.
Lo demás como el domingo.
— 25b —

MARTES.
Después del acto de contricion lo siguiente :
MEDITACIÓN TERCERA .

Jesus azotado es lu esperanza en el santísimo


Sacramento del Altar.

Considera al más inocente Cordero


bañado en sangre , azotado cruelísima-
mente porque tú no lo seas en la otra
vida. Si te parece accion cruel, como
en la realidad lo fué , tú la ejecutas
siempre que le ofendes; y con todo eso,
ofreciéndote en aquel altar su cuerpo
y sangre, te da una firmísima esperan
za de conseguir la salvacion eterna. No
desprecies la ocasion presente, porque
acaso te harás indigno de lograrla en
adelante. Díá su Majestad de corazon:
— 258 —

Oracion.

Jesus adorado mio, no permitas que


tantos trabajos como sufriste por mi
amor queden inútiles é infructuosos;
haz que conserve yo la firme áncora
de la esperanza en tu piedad infinita,
para qae fortalecido con ella y alimen
tado con tu sagrado cuerpo y sangre,
salga dei amargo mar del mundo, libre
del último naufragio. Amén.
Lo demás como el domingo.
— 257 —

MIÉRCOLES.
Despues del acto de contricion lo siguiente :

MEDITACIÓN CUARTA.

Jesus sentenciado á muerte es tu tesoro en la


Hostia consagrada.

El injusto presidente Pilátos, por


complacer á los judíos, sentenció á Je
sus á muerte de cruz. Abre los ojos del
alma, y considera que tú, por atender
á tas vanidades, deleites y pasatiem
pos, has sentenciado á muerte eterna
á ta pobre alma , privándola de aque
llas prendas con que la adorna la gra
cia. Advierte ahora la fineza de Jesus,
pues áun viéndose sentenciado por tus
obras pecaminosas á desamparar tu co
razon, te hace patente en la sagrada
— 258 -
Eucaristía un tesoro de celestiales bie
nes, deseando llenarte de gracia y dar
te la segura prenda de la gloria. Dile
con el alma :

Oracion.

Te ruego, dulce Jesus mio, que ol


vidando los delitos de mi vida, me fran-
qaees los infinitos tesoros de tas mise
ricordias en esa sagrada mesa. Aviva
mi fe, alienta mi esperanza, enardece
mi caridad para que no aparte los ojos
del alma de tí, mi heredad, mi asilo,
mi guia, mi alimento, mi gracia y mi
gloria. Amén.
Lo demás como el domingo.
— 269 —

JUEVES.
Después del acto de contricion lo siguiente :

MEDITACIÓN QUINTA.

Jesus con la cruz acuestas es tu remedio


en la Eucaristía.

Cargado con el madero de la cruz,


camina Jesus al monte Calvario, para
enseñarte á tomar la tuya y hacer tu
viaje al monte de la gloria. En aquel
Sacramento augusto está tu Redentor
para darte remedio; manifiéstale tus
dolencias con eficaz deseo de sanar, y
no sólo conseguirás espiritual vigor pa
ra llevar tu cruz, sino la salud eterna.
Dile á su Majestad de corazon :
— 260 —

Oracion.

Jesus mio, concédeme que en ade


lante tenga yo muy presente tu cruz
para conformarme con tu santísima vo
luntad, llevando con paciencia la que
me ha dado ta infinita misericordia.
Descienda á mi corazon un rayo de to
divina gracia , que con el amoroso cáus
tico de tu piadoso ardor sane, remedie
y purifique las dolencias de mi alma,
para que toda se emplee en servirte
sin Apartarse de tí. Amén.
Lo demás como el domingo.
VIERNES.
Despues del acto de contricion lo siguiente :

MEDITACIÓN SEXTA.
Jesus crucificado es tu alegría en el sagrado
convite del altar.

En el madero de la sania CFUZ está


Jesus desnudo, atravesado con tres cla
vos, padeciendo los más terribles do
lores para que tú consigas en los cie
los eterna alegría. Éste es aquel Señor
que está en el admirable sacramento,
como que éste es prenda de la gloria,
en la cual consiste la alegría verdade
ra. Guárdate de que se cumpla en tí el
dicho de san Pablo : llerum crucifigen-
tes; cada culpa es nueva crucifixión.
No hagas tal , qae tal no merece aquel
— 262 —
corazon que tantos bienes te derrama,
y que en ese aliar te ofrece la alegría
del eterno descanso. Di á su Majestad
así:

Oracion.

Jesus de mi vida , si los hebreos te


crucificaron nna vez, yo con mis obras
pecaminosas te he crucificado muchas;
y con lodo eso, ese bendito corazon está
brindándome en el augusto solio del
altar con la más apreciable alegría.
Solo puedo en algo satisfacer favor tan
grande con serte agradecido: tu gracia
lo hace todo; llena de ella mi voluntad
y crucifícala con tu divino amor, para
que en él viva y muera. Amén.
Lo demás como el domingo.
— 263 —

SÁBADO.
Después del acto de contricion lo siguiente :

MEDITACIÓN SÉPTIMA.

Jesus muerto por tí es tu alimento en aquella


suprema cena.
Si nadie puede tener mayor amor
que el que da la vida por sus amigos,
Jesus la dio por tí en la cruz , cercado
de fatigas, rodeado de ánsias y abru
mado de dolorosas penas. Por tí muere,
muriendo porque tú vivas; al paso que
tú, anegado eu vicios, muriendo, vi
ves acaso para morir eternamente. Fal
to de razon eres cuando al cuerpo brin
das con inmundicias de deleites, de
jando el alma hambrienta y sin el pan
de ángeles que Jesus ofrece en aquel
— 264 -
sagrado banquete. Por alimento logras
su cuerpo y saagre ; no tiene más que
dar quien da la vida de gracia por sus
amigos , y en su cuerpo les previene un
plato de gloria. Di al Señor así :

Oracion.

Jesus mio, pues por tu piedad infi


nita has hecho tantas finezas con esla
pobre criatura, no se pierda en mí el
fruto de tu redencion. Guste yo el néc
tar de la gloria en tu cuerpo y sangre,
y báñese mi alma en tu gracia hasta el
último instante de mi vida. Amén.
Lo demás como el domingo.

FIN.
ÍNDICE
DB LAS COSAS NOTABLES QUE CONTIENE ESTE LIBRO.

Direccion para la confesion. Invocacion á Dios


Padre \
Oracion antes del examen 2
Método para confesar bien 5
Direccion para la confesion 9
Ofrecimiento del examen á Jesucristo, . . . 12
Consideracion primera 14
Acto de contricion 15
Consideracion segunda. De los motivos para
formar ta contricion 17
Acto de contricion. 18
Consideracion tercera. De ta presencia de
Dios, delante de quien et hombre peca .. . 19
Acto de contricion 21
Otro acto de contricion s>bre la misma consi
deracion 22
Otro acto de contricion 24
Acto de esperanza . Id.
Acto de buen propósito 26
Oracion á la Santísima Virgen 27
Acto de fe después de la confesion 30
Oraciones después de la confesion 31
Acto de contricion. ........ 32
— 266 —
Acto de reconocimiento 33
Acto de contricion 34
Detestacion del pecado 36
Otro acto de contricion Id.
Acto de accion de gracias 37
Oracion á Dios Padre 38
Método utilísimo para asistir con devocion y
recogimiento á la santa Misa 45
Direccion para la comunion 63
Intenciones y motivos por que se debe comul
gar 6B
Actos que conviene hacer antes de la comu
nion 69
Consideracion primera Id.
Acto de fe 70
Otra consideracion 72
Acto de contricion Id.
Acto de humildad 74
Consideraciones para que viene Dios á nos
otros 75
Acto de esperanza 77
Acto de gozo 79
Acto de deseo. . , 80
Acto de ofrecimiento 81
Consideracion del cuerpo y sangre de nues
tro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacra
mento 82
Acto de adoracion 84
Consideracion de la bondad y de la hermosura
de Dios 85
Consideracion de lo que somos en orden de
Dios 86
Acto de humildad 87
Oracion á la Santísima Virgen 91
— 267 —
Acto de contricion al Confíteor. . . . , 92
Consideraciones que conviene hacer al recibir
la sagrada comunion 94
Comparacion 95
Devotas aspiraciones para decirlas inmediata
mente ántes de la comunion i 00
En la comunion 101
Aspiraciones despues de la comunion. . . . 103
Acto de fe para cuando el alma se sienta mo
vida en esta visita 107
Acto de adoracion 108
Acto de admiracion 109
Acto de accion de gracias 110
Peticiones 112
Acto de peticion 113
Otro acto de peticion. . 117
Actos de fervorosos deseos de amor. . . . 121
Acto apreciativo 122
Acto de resignacion 123
Oracion á la Santísima Virgen 126
Conclusion 128
Acto de fe 130
Acto de accion de gracias 131
Acto de ofrecimiento 133
Oracion á la Santísima Virgen para conseguir
la gracia de morir bien 136
Devotas aspiraciones á Dios Padre 138
Aspiraciones muy devotas á Jesucristo que
pueden servir de pensamientos para cada
dia del mes 144
Aspiraciones á la Santísima Virgen. ... 160
Oracion a la Santísima Virgen para conseguir
de Dios un buen consejo 165
Oracion á Jesucristo para pedirle la paz inte-
— 268 —
rior de nuestras almas 161
Oracion en forma de acto de contricion, que se
debe hacer ó con el corazon ó con la boca
siempre que creyéremos haber ofendido á
Dios 171
Elevaciones de espíritu, que se pueden haceren
todas ocasiones 173
Ofrecimiento de sí mismo á la Santísima Vir
gen 179
Ejercicio muy útil y acomodado para pasar
santamente* todos ios días de la semana. . 1 81
Consideraciones para el domingo 184
Consideraciones para el lunes 185
Consideraciones para el martes 186
Consideraciones para el miércoles 187
Consideraciones para el jueves 188
Consideraciones para el viernes 189
Consideraciones para el sábado 190
Tabla muy útil para los confesores y peniten
tes para examinar la conciencia. Sobre los
diez mandamientos de la Ley de Dios. . . 191
Examen para hacer confesion general. . . . 19/
Oracion de San Agustín sobre la pa>ion de
Nuestro Señor Jesucristo 2,'-
Oracion sobre todos los misterios de la pasion. 2 , ,
Oracion devotísima para rezarla delante de la -§?
cruz de Jesucristo 2 i.
Reflexion muy provechosa , y oracion á Dios
para pedir la gracia de convertirse. . . . 2--.
Método de visiiar fructuosamente á Jesus Sa
cramentado con motivo del jubileo de cua
renta horas 247
FIN BEL ÍNDICE.

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BIBLIOTECA CPNTRAL

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DIPUTACIÓN PBOY/NCIAL
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BIBLIOTECA CENTRAL

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