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Carta a su Santidad Benedicto XVI

México D.F. a 1 de enero de 2007.

Monseñor Guiseppe Bertello.


Nuncio Apostólico de la Iglesia Católica en México.
Presente.

Estimado hermano en Cristo Jesús.


Ante la impiedad del Mundo úrgeme el Espíritu día a día para que me
comunique de alguna manera con la jerarquía responsable de las instituciones
religiosas primeramente, y en general, con todas las que puedan tener en sus
manos el cambio que se requiere.
Ese mismo Espíritu que me guía en mi diario vivir me urgió a escribir
esta carta a Su Santidad Benedicto XVI para sentar precedente en mi futura
actividad dirigida al Mundo entero.
Agradezco tu tiempo en enviar este mensaje a su destinatario,
esperando que la paz y el bien que el Espíritu del Señor provée a sus siervos
viva en tu persona por siempre.

Tuyo en el Señor

Alberto José Ávila Espinosa


México D.F. a 1 de enero de 2007.

Su Santidad Benedicto XVI

Estimado Hermano en Cristo Jesús.

Te he mandado algunos documentos que he elaborado para difundir la


doctrina de salud de Jesucristo escrita por el amado Juan en el documento
titulado “El Evangelio Esenio de la Paz”.
Debe haber sido un evangelio sellado por el Ángel del Destino hasta
esta época en que ya no quedan dudas con respecto a la naturaleza de las
enfermedades ni a la constitución de los seres vivos ni de la materia
inorgánica y elemental y su posible aprovechamiento. En lo particular fue un
encuentro en mi búsqueda de la correcta forma de vivir.
Saliendo de los estudios preuniversitarios había decidido junto con el
“estado mayor” familiar, militares refugiados de la guerra civil española,
estudiar medicina en la Escuela Médico Militar. Ingresé pocos años después
del movimiento del 68 y su replica del 10 de junio de 1970 y platicando con un
cadete cuyo hermano había sido masacrado en Tlatelolco, le pregunté que
cual era su posición al respecto, a lo que me contestó con un lacónico: “Aquí
estamos para obedecer ordenes”. Me di de baja al poco tiempo y me inscribí
en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y
después del primer año, al ver la maravilla que es el cuerpo humano me dije:
“No es posible que muera el cuerpo; algo debemos estar haciendo mal”.
Renuncié a la carrera de la medicina alópata por razones tanto
académicas como familiares y me decidí a estudiar cinematografía
influenciado por un amigo muy especial. De esta manera me acerqué a los
asuntos sociopolíticos de la época, y así, poco a poco, la Providencia se fue
encargando de ponerme en el camino de encontrar alternativas al problema
de la Salud, tanto individual como socialmente.
Así descubrí este Evangelio de la Paz ó Evangelio de la Salud
según otra edición. Lo que más me llamó la atención fue el hecho de la
indicación del Maestro Jesús de germinar la semilla antes de consumir el
grano de cereal,(Evangelio de la Salud y de la Paz Capítulo 24:
https://es.scribd.com/document/385906520) y lo primero que se me vino a la
mente fue su relación con la eucaristía; como me dijera un amigo presbítero
ordenado dentro de la Iglesia Católica: “Lo que nosotros hacemos es tan solo
un símbolo de lo que debe ser”.
Esto es la actualización Eucarística para que sea realizado en cada
familia, en cada comunidad, en cada país y finalmente en el mundo entero, y
sea orientado por las jerarquías de las distintas religiones y de esta manera se
cumpla la palabra de ser “todo en todos” así como también la propuesta de la
Teología de la Liberación de “liberar el entorno para liberar finalmente el
centro”.
Meditando en mis ratos libres me llegó la idea de germinar trigo en
unos chiquihuites que son los recipientes tejidos con carrizo o alguna otra
fibra vegetal donde aquí en México se guardan las tortillas de maíz y, ¡oh
maravilla¡, los germinados sabían dulces como la miel, pero los chiquihuites
se pudrían por la humedad. Un día la Providencia me puso frente a una
canasta de red de nylon que había quedado a la intemperie conteniendo unos
frijoles que habían germinado, ¡Eureka! ¡Lo encontré! Y continué germinando
en pequeños canastitas de red de nylon, pero no me funcionaba como
debiera; era muy incómodo llevar la bolsa colgando y si no lo consumía
empezaban a oler mal. También la Providencia me mandó una secadora solar
prácticamente como regalo. Buscando más, en un curso de medicina
alternativa dentro de la Gran Fraternidad Universal que me financió una orden
islámica, una compañera nutrióloga me enseñó su tesis sobre el asunto de los
germinados y pude constatar que no solo el almidón de la semilla se convertía
en azucares simples de fácil digestión sino que también había vitaminas,
minerales y aminoácidos de primera formación que obviamente son más
fáciles de integrar al sistema personal que los de las proteínas complejas que
obtenemos por medio de la carne, la leche y los huevos principalmente.
Sin lugar a dudas llegué a la conclusión de que este es el camino para
la salud verdadera y la verdadera paz y que el Símbolo Eucarístico, Cuerpo de
Cristo, tan celosamente guardado a través de estos dos milenios de
predicación evangélica se convierta en una realidad en la vida orgánica dentro
de las familias, y la Iglesia católica, madre y maestra, como orientadora del
cambio.
El hecho de hacer hostias de trigo germinado ó cualquier otro cereal,
como dice San Pablo en la Primera Epístola a los Corintios, en el capítulo 15,
dónde explica el misterio de la Resurrección de los muertos, especialmente en
los versículos 36 y 37: “¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo
que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo
por ejemplo o de alguna otro grano (cereal)”; es decir, germinándolo, lo que lo
convierte en realidad en un sustituto perfecto de la carne animal, que tantos
perjuicios a la salud acarrea su consumo constante debido a la dificultad para
su digestión y para integrarlo al sistema orgánico personal.
Romanos 14, 21:
“21 Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la
cual tu hermano tropiece.”

Además de la intolerancia en el carácter de los consumidores, que


irremediablemente se van deteriorando físicamente a causa de la dieta y que
aunado a la tensión cotidiana por cumplir con el quehacer por la subsistencia
deviene en una neurosis perenne que se amortigua con el consumo del vino,
pues las culturas carnívoras van acompañadas de vino desde cerveza hasta
cualquier tipo de aguardiente y acaba en la muerte física.
Esto propicia también el espíritu de competencia que subsiste en este
Mundo a causa de la ignorancia del pueblo y su fomento por los medios de
comunicación masiva, que en lugar de la ayuda mutua y el desarrollo conjunto
y equitativo, tomando en cuenta primero al planeta en que vivimos, nuestra
casa, nuestra madre material, y en segundo lugar a nuestros cuerpos, nuestros
templos, para finalmente liberarnos de buena voluntad del sistema de la
sociedad de consumo, irracional y esclavista, que nos domina bestialmente.
Teillard de Chardin, en un ensayo sobre la liberación y evolución del
hombre, concluía que esta solo será posible a través de una resensibilización
biológica del individuo y la sociedad, que debido a la artificialización de los
alimentos brindados por la industria encaminada a sufragar la demanda a
cualquier costo con tal de no perder en los números en el banco, nos ha traído
una desviación en el gusto contra lo auténticamente conveniente como seres
humanos naturales. Somos víctimas de nuestra propia ignorancia como
civilización:
Génesis, 6, 3:
3 Después de eso dijo Jehová: “Ciertamente no obrará mi espíritu para con el

hombre por tiempo indefinido, ya que él también es carne. Por consiguiente,


sus días tendrán que llegar a ser ciento veinte años”.

Y les mandó el diluvio y les dio a comer carne y a beber vino:


Génesis 9, 3:
3 Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento.

Como en el caso de la vegetación verde, de veras lo doy todo a ustedes.


4 Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer.

Y Génesis 9, 20-21:
20 Ahora bien, Noé comenzó [a trabajar] de labrador y procedió a plantar

una viña. 21 Y empezó a beber del vino y se embriagó, y así se desarropó en


medio de su tienda.

Sin embargo, ya después de la resurrección de Jesús, el apóstol que


sustituyó a Judas, San Pablo, escribe a los romanos lo que debe ser nuestra
esperanza:
Romanos 8, 22-23:
“Vemos que la creación entera gime y sufre dolores de parto. Y
también nosotros aunque ya tengamos el Espíritu como un anticipo de lo que
hemos de recibir, gemimos en nuestro interior mientras esperamos nuestros
derechos de hijos, y la redención de nuestros cuerpos”.

No obstante, ahora hemos desarrollado una ciencia que puede


constatar lo expuesto en este Evangelio de la Salud y de la Paz
(https://es.scribd.com/document/385906520), y los medios de comunicación
también pueden difundir hasta cierto punto, las ventajas de una alimentación
natural con productos elaborados bajo estrictas normas de calidad.
Me pregunto ¿qué Evangelio predicaba Jesús en su tiempo?: el
Evangelio de la salud física, mental y espiritual, por la Fe en lo sobrenatural
que nos vigila y nos cuida como a sus criaturas y nos ayuda por la Ciencia
de las Bienaventuranzas y de la Buena Voluntad y buscando la Justicia de
la Verdad Eterna para que el Reino de los Cielos que ya está entre
nosotros, nos sea perceptible.
El cambió debe ser personal, comunitario, nacional y mundial. ¿Por
donde empezamos?.
Es momento de abreviar:
San Mateo 6, 33:
“Buscad el reino de los cielos y su Justicia y todo lo demás les será
dado por añadidura”

Génesis 1,29:
Y Dios pasó a decir: “Ved que os he dado toda vegetación da semilla
que está sobre la superficie de toda la tierra y todo árbol en el cual hay fruto de
árbol que da semilla. Que les sirva de alimento”.
Es tanto como decir que Jesús vino a enseñarnos, a pensar, a vivir y
a comer, conforme al plan original de la creación, para retornar al paraíso.
No debemos preguntarnos cómo resucitó sino porqué la muerte no
tuvo poder sobre Él.
¿Por qué dejó para lo último en su predicación la consagración del
Pan de la Pascua Israelita como su Propio Cuerpo y lo instituyó como su
memorial?
Estamos como civilización global al principio de las manifestaciones
del nacimiento de una nueva humanidad, basada en los principios de este
Evangelio de la Salud y de la Paz en particular, que se empieza a manifestar
en la sensibilidad de la sociedad en grupos que buscan una vida sana
mediante una dieta adecuada, y ejercicio físico no competitivo, además de
cumplir con lo establecido por el canon con el cual ha marchado la Iglesia
satisfactoriamente a través de veinte siglos, cumpliendo su misión
evangelizadora del alma humana en el mundo entero ha llegado el tiempo, por
necesidad, de la redención también de nuestros cuerpos.
Ya todo el mundo sabe de Jesucristo, de su palabra y su resurrección,
gracias a las iglesias y a sus creyentes. Sin embargo intentar cambiar la actitud
de la gente con respecto a su realidad cotidiana sin el cambio de alimentación
para la salud como objetivo, es sumamente difícil.
Me dirán ustedes: y qué de la visión de Pedro en la azotea de la casa:
“Mata y Come”; eso debe ya pasar para ser sustituido por la muerte del grano
que da vida y vida en abundancia; la germinación de las semillas que nos
alimentan y aprender a comer los alimentas crudos, tal como nos los brinda la
madre naturaleza.
Los tiempos cambian; cada era tiene su principio y su fin; hemos
logrado generar el Estado de Derecho de estilo Romano, Judeo, Cristiano,
valga el pacto de Israel con Roma en tiempos de los Macabeos, (Primer libro
de los Macabeos capítulo 16). Pero ¿es el estado policiaco y militarista la
visión del Padre y del Hijo para el mundo redimido o solo una interfase en el
aprendizaje del mundo civilizado?. ¿Podremos dar este cambió de Salud
global por la vía organizada y pacífica?
Sin lugar a dudas también seguiremos aprendiendo la manera correcta
de vivir en la Tierra e investigando a través de la ciencia y la técnica, las
posibilidades para aprovechar nuestros recursos racionalmente sin que tenga
que sobrevenir lo descrito en el libro del Apocalipsis 8, 6-7:
6 Y los siete ángeles con las siete trompetas se prepararon para tocarlas.

7 Y el primero tocó su trompeta.

Y ocurrió granizo y fuego mezclados con sangre,


y esto fue arrojado a la tierra; y la tercera parte de la tierra se quemó,
y la tercera parte de los árboles se quemó,
y toda la vegetación verde se quemó.

O como relata también Apocalipsis 16, 17-18:


17 Y el séptimo derramó su tazón sobre el aire.

Con esto, una voz fuerte salió del santuario, desde el trono, y dijo:
“¡Ha acontecido!”.
18 Y ocurrieron relámpagos y voces y truenos, y ocurrió un gran terremoto

como el cual no había ocurrido uno desde cuando los hombres vinieron a estar
en la tierra, tan extenso el terremoto, tan grande.
19Y la gran ciudad se dividió en tres partes,
y las ciudades de las naciones cayeron;
y Babilonia la Grande fue recordada a vista de Dios,
para darle la copa del vino de la cólera de su ira.

No obstante, ¿Que vamos a hacer cuando se acabe el petróleo y los


recursos no renovables?
¿Tenemos ya una alternativa para el transporte o la comunicación?
¿Está nuestra cultura enfocada a trabajar en el plan original del Padre de
cultivar el jardín y hacer un Edén de toda la superficie del planeta? ¿A trabajar
como humanidad en un proceso de aprendizaje para trabajar para dejar de
trabajar algún día como humanidad redimida en un jardín perdurable de
nuestra co-manufactura con el don de la creación que nos ha sido otorgado
por El Padre?
¿O vamos a seguir siendo “cómplices” de un sistema bestial que
supuestamente nos libera y pero en realidad nos esclaviza, pero no nos
acaba de educar porque no tiene visto un fin último y eterno?; ¡Eduquémonos
entre nosotros mismos estando sujetos a toda criatura buscando la justicia del
Reino de los Cielos cultivando el jardín!
Los poderosos pueden tener la decisión del cambio de Buena
Voluntad pues en sus manos está lo que en cuanto a los recursos económicos
se refiere; los pobres, la mayoría, que somos los que pisamos con nuestras
plantas este planeta sujeto del cambio, Nuestra Venerable Madrecita Tierra,
Tlalli Tonantzin, como la nombran los pueblos aborígenes de México no
podemos hacer nada más que salir a votar democráticamente por un
candidato, por un partido político.
La solución somos todos en verdad y en La Verdad.
Volver al campo, más no para explotarlo y dejarlo estéril sino para
cultivarlo y embellecerlo formando parte de una comunidad, célula de vida
verdadera, de retribución a la naturaleza; de la dádiva por el costo de nuestro
conocimiento actual, y liberarnos así de la condenación del trabajo, como
civilización global: Trabajar para dejar de trabajar. Re-edén-ción.
No construir mas ciudades esclavistas y esclavizantes en sí mismas,
sino comunidades agrícolas e industriosas, de vida saludable y justa; células
de restauración y renovación del medio ambiente planetario, aunque nos
tardemos mil años.
Ya llegó la hora.
¡Busquemos el cambió que necesitamos!
¡Incluyámonos en el cambio! ¡Vivamos el cambio!
Recapitulando todas las cosas en la Verdad.

Φ
Tu Hermano en El Señor.

Alberto José Ávila Espinosa


SEPARA TUS RESIDUOS SÓLIDOS.
LOS INORGÁNICOS: PLÁSTICOS, VIDRIOS Y METALES;

LOS ORGÁNICOS: DESPERDICIOS DE LA COCINA

CÁSCARAS, HOJAS Y RAMAS,

LOS PAPELES Y CARTONES VAN APARTE.

Y LAS SEM ILLAS TAMBIÉN VAN APARTE.

La basura no debe existir.

Se crea a causa del desorden


personal y comunitario.

EN TODO AMAR Y SERVIR

RECICLA
PAZ Y BIEN
AGRADECEMOS
A TODA PERSONA QUE PONGA EN ACCIÓN
ALGO DE LO QUE SE EXPONE EN ESTE DOCUMENTO
Y LO COMPARTA

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