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Relaciones de docente con el conocimiento, hay dos aclaraciones con respecto a esto: esta relación
incluye dimensiones psicológicas y sociales, epistemológicas y políticas. Cuando se acepta esta complejidad,
se puede defender la posibilidad de una transformación educativa, sin una revisión de éstas relaciones del
docente con el conocimiento. La docencia y su función social es enseñar para que otros aprendan lo que –sin
estas enseñanzas- no podrían aprender. Cuando hablamos de quienes matan la forma educativa, son aquellos
que acusan a la docencia de resistir al cambio y no ponen las condiciones necesarias para que este cambio se
dé.
Se propone reflexionar sobre las relaciones del docente con el conocimiento, sin pretender hacer
diagnósticos ni evaluaciones. Se debe hablar de huellas, espejos y señales:
1- HUELLAS: porque las relaciones de docente y el conocimiento son la tierra que se pisa, las marcas
que se dejan.
2- ESPEJOS: las relaciones docente- conocimiento tiene que ver en trasformar la “imagen” la
curiosidad del niño o en tarea “útil” la fantasía del adolescente.
3- SEÑALES: las relaciones del docente con el conocimiento tienen que ver con los nombres y con los
signos.
a) Platonismo: No hay un mundo de ideas que hayan fijado el sentido de las cosas, No podemos
relacionarnos con el conocimiento desde el supuesto de las ideas esenciales.
b) Iluminismo: Si la realidad no es el “sol”, no nos ilusionemos que nuestra mente sea “el
espejo”; no hay mente para garantizar criterios de verdad y decir cuales son ciertos y cuáles
no.
El desafío mayor de éstas relaciones es el “como quedamos “cuando nos animamos a revisar el
autoritarismo dogmático, como la soberbia iluminista. Debemos aprender a relacionarnos sin éstas ilusiones.
Enseñamos en tiempos de desocupación, de incertidumbre para que el conocimiento, nos oriente, nos
permita trasformar la realidad, podamos construir subjetividades solidarias y felices. Nos referimos a la
relación docente-conocimiento con tres metáforas: huellas, espejos y señales. Y hablamos de tres actitudes:
a) El dogmatismo: aceptar supuestas verdades esenciales. - nos hacen creer que enseñamos un camino
posible hacia la verdad, marcando las huellas a seguir.
b) El iluminismo: trata de descontextualizar ilusoriamente usos de la razón. - nos hacen creer que
enseñamos la superficie donde la verdad puede reflejarse con certeza (espejos)
c) El escepticismo: mantenerse indiferentes frente a la verdad y certeza. - nos hace descreer de nuestra
propia enseñanza, dando la señal para que los alumnos, sin memorias, no tengan por donde caminar,
ni dónde mirarse. Debemos saber que se enseña y se aprende con otros y de los otros.
Relacionarse públicamente con el conocimiento significa, que el conocimiento no es sólo para mí ni para
algunos, es para todos, sin restricciones “naturales” o “educativos”. Esto tiene que ver con la construcción de
espacios sociales, comunes, abiertos.
EN TORNO AL ÁGORA.
Que el conocimiento sea enseñable significa que abandonemos la caverna de las sombras y que podamos
construir el espacio común (la plaza) donde podamos discutir y argumentar en torno al bien, la verdad.
Enseñamos para saber vivir en el ágora.
EN TORNO AL MERCADO.
El mundo moderno se caracteriza porque intenta liberar la enseñabilidad del conocimiento, del presunto
saber de las diversas causas naturales. La razón depende del buen uso y no ya del mero deseo natural.
DE AUTOPISTAS
Se habla de la sociedad global como una sociedad del conocimiento, entonces relacionarnos hoy
públicamente con el conocimiento y así poder enseñarlo, significa porque lo global no es lo público, primero
porque excluye. - Segundo porque confunde enseñabilidad del conocimiento con disponibilidad informática. -
Tercero porque confunde uso público de la razón con opinión, casi con publicidad. Algo está pasando en
nuestra relación con el conocimiento. Tenemos dificultades en conectarnos con el deseo de saber. •
relacionarnos con el conocimiento, para construir el espacio social del ágora es legitimar una jerarquía natural
que divide a los libres (que son los ciudadanos) con los esclavos (que son los excluidos de las plazas), los
varones que se ocupan de lo público y las mujeres que se ocupan de lo privado.
Relacionarnos con el conocimiento para construir el espacio social del mercado, es legitimar una jerarquía
social controlada, (que divide a los dueños de los medios de producción).
Relacionarnos con el conocimiento para construir el espacio social de la autopista nos hace confundir. La
libre circulación de la información, no sostenida ni por la temporalidad lineal del discurso, ni por la
temporalidad acumulada del capital, sino por la temporalidad simultanea de los soportes electrónicos. No
creemos que lo público sea el ágora de la polis hegemónica, ni el mercado de las naciones ricas, ni las
autopistas de la sociedad global. Porque ellos excluyen, ocultan, legitiman injusticias y sencillamente mienten.
Se trata de una lucha por el reconocimiento, es ser reconocidos como deseo de aprender y como poder de
enseñar. Lo público emerge solamente en la lucha por el reconocimiento entre el deseo de aprender, que nos
conecta con la singularidad y la diferencia de la vida, y el poder de enseñar, que nos conecta con lo universal y
lo común de la vida. Debemos colocarnos en otro lugar y en otro tiempo, justamente, el del otro, que
cuestiona las ilusiones metafísicas que tienden a naturalizar el deseo del saber, y las ilusiones iluministas que
tienden a naturalizar el poder de enseñar. Se trata de relacionarse con el conocimiento como pensamiento
crítico. La escuela es el modelo más elevado de la vida social, porque es el espacio de lo público.
ESTHER DIAZ
Monismo metodológico
Dualismo metodológico
Pluralismos metodológicos
Pero resulta que incluso a los filósofos de la ciencia que insisten en que todas las ciencias deben
seguir la misma metodología establecen requerimientos especiales para la validez de las explicaciones en las
disciplinas sociales.
- Individualismo político: programa político en el que la libertad individual debe ser el fundamento de
cualquier acción gubernamental.
- Individualismo metodológico: remite a una forma de análisis económico-social, que se dirime siempre
en relación con el comportamiento de los individuos.
Se afirma que los individuos crean todas las instituciones sociales. Por consiguiente, los fenómenos
colectivos son abstracciones derivadas de las decisiones de esos mismos individuos. Los defensores de la
compresión consideran que la problemática social se comprende desde la relación empática entre el
investigador social y su objeto de estudio.
Adhieren al individualismo metodológico, en la medida en que tal principio sostiene que las ciencias
sociales deben establecer los mecanismos más idóneos para estudiar los comportamientos, creencias y
disposiciones de los individuos. Y luego, a partir de ellos, deben inferir enunciados acerca de los fenómenos
sociales en gran escala. Popper, a pesar de defender un método único, establece diferencias entre ambas
ciencias; considera que una postura teórica que propone métodos totalizantes para abordar el estudio de lo
social está negando, en cierto modo, la autodeterminación individual. Por lo tanto, corre el peligro de
desembocar en una ideología totalitaria.
El holismo prescribe que el estudio de lo social no debe apuntar a individuos sino a tramas de relaciones.
Por ello se impone el estudio de los sistemas, las estructuras, las instituciones. En el holismo metodológico, el
investigador realiza síntesis creadoras desde el estudio de totalidades que dan cuenta de los fenómenos
sociales. Ludwig Wittgenstein considera que el significado de las acciones humanas surge desde las normas
sociales. Por lo tanto, un análisis pertinente de las significaciones humanas debe tender a la complejidad.
REALISMO E IDEALISMO
A quienes consideran que le mundo realmente existe más allá de nuestro conocimiento de él se los
llama realistas. El realismo de sentido común cree que el mundo es tal como lo percibimos. El realista científico
no sólo cree que el mundo existe, sino también que el conocimiento científico es como un espejo que refleja
el mundo.
En el otro extremo se encuentra el idealismo que, en su versión radical, asegura que el mundo no es
otra cosa que la proyección de nuestro conocimiento. Para el idealista, los presuntos objetos reales son
simplemente objetos de la conciencia. Es decir, son la manera en que percibimos algo que, en si mismo, no
podemos abarcar.
Una visión contraria al realismo es el instrumentalismo, éste no se plantea si las teorías son
verdaderas o falsas, sino si sirven como herramienta idónea para interactuar con la realidad. Éste considera
que las proposiciones son instrumentos por medio de los cuales nos e interactuamos con un mundo que,
indudablemente, está más allá de nuestro lenguaje. El mundo “está ahí” y continuamente producimos
enunciados (científicos o no) acerca de él. Pero siempre “desde nosotros”. Nunca podemos determinar si lo
que decimos de mundo es verdadero o no. Lo que si podemos hacer es acordar sobre la mayor utilidad y los
utilizamos hasta que dejan de ser eficaces y se inventan otros.
El realista del sentido común cree que el mundo real es el mundo de su experiencia cotidiana. Es una
parte de un mundo que existe por sí mismo, independientemente de que alguien lo conozca. Estas
suposiciones son incompatibles con el realismo científico. Pues la ciencia actual considera que el mundo de
nuestra cotidianidad no responde a la “verdadera realidad”.
Putnam no pretende sin embargo que la ciencia sea la verdad absoluta, pero si más confiable que el
conocimiento vulgar. Para él, el relativismo pragmático de nuestra vida cotidiana va indisolublemente ligado a
un cierto relativismo conceptual. Quiere significar que, sea lo que fuere el mundo, siempre lo pensamos
desde nuestro esquema conceptual. Por lo tanto, para Putnam el discurso científico responde más
convenientemente a la constitución del mundo que ningún otro discurso.
En definitiva, se trataría, por un lado de ser realista en el sentido ingenuo: existe un mundo plagado
de todas las cosas que me ofrece la experiencia. Pero, por otro, de ser idealista gnoseológico, que es lo que
Putnam denomina “relativismo conceptual”. No sabemos si el mundo es tal como lo conocemos, pero la única
manera que tenemos de acceder a él es a través de nuestra manera de conocerlo.
RACIONALISMO Y PERSPECTIVISMO
¿Cómo se valoran las teorías científicas? ¿Cómo se delimita lo científico respecto de lo no científico?
Un racionalista al estilo moderno dirá que existe un único criterio para juzgar las teorías, que ese criterio es
universal, necesario y ahistorico. Porque éstas son las principales características de la razón en las que se
funda el conocimiento científico. Las teorías se validan por medio de la estructura lógica de su método y su
derivación empírica. Por lo tanto, el aval metodológico provendrá de los procedimientos inductivos o
deductivos, según la postura teórica a la que se adscriba.
Si una teoría pasa la prueba lógica y empírica está en el camino de la verdad. Pero a partir de 1962,
con el éxito de la epistemología kuhniana, Khun se atrevió a decir que los criterios no siempre son puramente
racionales. Las epistemologías de base histórica parten de la consideración de los aspectos históricos,
sociológicos y psicológicos de cualquier producción humana. Comprenden obviamente a la empresa científica.
La propuesta de una epistemología histórica se vivió como un “ataque a la razón”.
Feyerabend dice que la historia de la ciencia demuestra que existen múltiples métodos para acceder a
nuevos desarrollos científicos. Que si siempre la comunidad científica hubiera seguido los criterios impuestos
por los racionalismos y positivismos, la ciencia nunca se hubiera desarrollado. Porque si todos obedecieran
estrictamente el paradigma vigente, nunca se accedería a uno nuevo.
Propone su famoso principio del “todo vale”: cuando un investigador tiene un problema para resolver,
debe ser creativo como para apelar a cualquier método que le permita solucionarlo satisfactoriamente, y no
debe quedarse atado a un único método si éste le está trabando la investigación.
SANJURJO
Cuando nos acercamos a alguna instancia de formación docente buscamos mejorar nuestras
estrategias didácticas, apuntamos a saber más sobre cómo enseñar. La inquietud es lícita pero trae aparejada
consecuencias no deseadas: podemos aplicar métodos y técnicas modernas sin comprender los fundamentos
que la sustentan; o podemos cambiar sólo la apariencia reproduciendo los esquemas tradicionales del
aprendizaje receptivo y pasivo.
La competencia didáctica del docente debe incluir además del cómo enseñar, aspectos relativos a:
Supuestos básicos subyacentes: concepciones básicas sobre el hombre, el mundo, la educación, las
relaciones sociales, que el ser humano se va formando a partir de sus experiencias, sus prejuicios, sus
creencias. Son supuestos porque no son factibles de ser demostrados. Son básicos porque están en el origen
más profundo y a veces oculto de las teorías y las practicas. Son subyacentes porque no se hacen explícitos.
Toda teoría pedagógica está sustentada en estos supuestos. ¿Para qué nos sirven? Para revisar
nuestra practica y hacerla más coherente con nuestros principios. Para analizar críticamente los fundamentos
de las propuestas pedagógicas y didácticas que se nos presentan.
Son solidarios entre sí, están articulados de diversas maneras. Es decir que a menudo nos
encontramos con teorías o prácticas que dan cuenta de cierta coherencia entre supuestos acerca del hombre,
la sociedad, etc. Pero muchas veces nos encontramos con que tanto nuestra práctica como algunas teorías
dan cuenta de representaciones contradictorias entre sí. Es que los supuestos básicos subyacentes tienen que
ver con representaciones individuales y sociales que se fueron construyendo a través de completos procesos.
Las teorías que ponen énfasis casi exclusivamente en lo innato, lo hereditario, reducen la importancia
del ambiente, de los aprendizajes, ya que si lo determinante es lo que el individuo trae al nacer, de poco sirve
que mejoremos el ambiente para enriquecer su desarrollo. Es muy difícil distinguir entre lo “natural” y lo
“cultural” ya que todo lo relativo al hombre abarca necesariamente ambos aspectos. No hay nadie en el ser
humano que tenga que ver con su aspecto biológico sin que intervengan los aspectos psíquico y social.
Desde esta perspectiva si el desarrollo del sujeto que aprende depende en gran medida de las
experiencias que tenga, del ambiente en el que se llevan a cabo, será función de la educación mejorar ese
ambiente, enriquecer las experiencias de aprendizaje. Si reconocemos el peso del ambiente, de lo social,
estaremos comprometidos en organizar, mejorar, enriquecer nuestras propuestas.
En el desarrollo de las teorías pedagógicas se han ido formulando diversas teorías sobre el
aprendizaje. Algunos hablan de teorías conexionistas refiriéndose a las que sostiene que el aprendizaje es una
conexión mecánica entre estimulo-respuesta; y teorías cognitivas las que sostienen que el aprendizaje se lleva
a cabo por complejos procesos de conocimiento que son factibles de ser estudiados. Otros autores se refieren
a teorías asociacionistas, que sostienen que el aprendizaje se produce por asociaciones mecánicas entre
estímulos y respuestas, entre conocimientos previos y nuevos.
Otro grupo lo constituyen las teorías de la reestructuración, dentro de las que podemos distinguir a la
Gestalt quien sostiene que el aprendizaje se produce por compresión repentina de las relaciones entre
diversos elementos de una situación problemática, por reestructuración de las percepciones, y las teorías
constructivistas que sostienen que el aprendizaje es un complejo y continuo proceso de construcción en
donde se van articulando y reestructurando nuevos y viejos conocimientos.
- La concepción más tradicional representada por la corriente verbalista, el aprendizaje se produce por
la adquisición receptiva de información mediante la palabra hablada o escrita.
- La corriente sensual-empirista: los pedagogos comienzan a reconocer la importancia de todos los
sentidos y de la experiencia en el proceso de aprendizaje.
- La corriente de la Escuela Nueva: al reconocer la importancia del interés y de la actividad en dicho
proceso, hace pasar al sujeto que aprende de una postura pasiva a una activa y comprometida con el
propio proceso. Comienzan a tener relevancia las estrategias didácticas que comprometen al sujeto
del aprendizaje.
- El conductismo: surge como expresión del positivismo en la psicología. Sostiene que el hombre es una
especie de “caja negra”, que no podemos analizar científicamente qué sucede dentro de él. Solo
podemos atenernos a lo que entra en dicha caja (los estímulos), y lo que sale (la conducta). Sostiene,
en cuanto al aprendizaje, que éste se produce por una conexión, una asociación mecánica entre
estímulo y respuesta.
El aprendizaje se logra en función de las conductas que el sujeto ensaya en relación con un
estímulo determinado, con eliminación de las erróneas, hasta alcanzar la respuesta correcta/exitosa.
Este modelo mecánico de aprendizaje que opera por condicionamiento.
- La teoría de la Gestalt: Enfatiza la importancia de la reestructuración significativa de la realidad que
lleva a cabo el sujeto. Sus experiencias se centran especialmente en cómo percibe el sujeto que
aprende. Se perciben las relaciones entre los elementos. Según la Gestalt, el aprendizaje se produce
por reestructuraciones de lo percibido, pero no hay un verdadero proceso de construcción.
Haciendo un análisis crítico global de las teorías podríamos decir que el mayor error ha consistido en
hacer un enfoque parcializado del proceso y pretender generalizarlo a todas las situaciones de aprendizaje.
Pozo sostiene la necesidad de articular los aportes de las teorías asociacionistas y de las teorías que
comprenden el aprendizaje como un proceso de reestructuración y como un proceso de construcción. Los
conceptos y teorías son parte importante de los aprendizajes escolarizados. Significa un avance muy
importante admitir que los conceptos no son simples listas de rasgos acumuladas, sino que forman parte de
teorías y estructuras mas amplias.
Piaget, considera al aprendizaje como un continuo proceso de construcción en el que sujeto y objeto
se relaciona activamente y se modifican mutuamente. A través de los conceptos de equilibracion y de
adaptación, explica la interrelación del sujeto y el medio. Todo sujeto tiende a permanecer en equilibrio; pero
en relación con el medio, del cual recibe permanentes estímulos, se producen procesos de desequilibración
los que posibilitan el aprendizaje.
Se produce así el proceso de adaptación, es decir, el sujeto intenta asimilar el nuevo conocimiento a las
estructuras cognitivas que posee y acomoda dichas estructuras a las nuevas situaciones, produciéndose
diversas articulaciones. Asimilación y acomodación son procesos complementarios. El conflicto cognitivo
provoca el aprendizaje.
- Significativo: hace referencia a aquel que se produce a través de relaciones sustanciales no arbitrarias.
Cuando un sujeto que aprende integra un nuevo conocimiento a su estructura cognitiva
estableciendo las relaciones necesarias con los conocimientos previos, éste aprendizaje adquiere
significación.
- Mecánico: es aquél que no logra integrarse a la estructura cognitiva del sujeto que aprende porque no
se establecen relaciones o se establecen relaciones arbitrarias.
Ausubel distingue entre aprendizaje por descubrimiento, que es el más común en los primeros años de
vida; y el aprendizaje por recepción que es el más habitual en la escuela y en el adulto.
El conocimiento sería una entidad que el alumno debe incorporar. Para facilitar dicha incorporación
es necesario parcelarlo en unidades discretas y fácilmente incorporables. Se produce así un proceso de
atomización del saber. Este modelo de conocimiento es sustentado por la concepción positivista de la ciencia,
la que reduce esta al estudio de “hechos”, descartando las articulaciones, en particular las no cuantificables.
El modo atomizado de conocer consiste en apropiarse de partes del todo natural o social, sin intentar
descubrir los procesos de producción presentes en la construcción del conocimiento. Se elimina así la noción
de totalidad.
A partir de los enfoques sistémicos, comienza a abrirse paso la noción de conocimiento como sistema.
Este modelo parte de la premisa que los distintos campos del saber se pueden estructurar en sistemas donde
cada elemento adquiere valor en relación con los restantes. Se trata de un modelo relacional, estructuralista
para el cual conocer consiste en apropiarse de la totalidad, pero sin tener en cuenta el proceso a través del
cual esa totalidad se construyó. Tiene su correlato en el modelo de aprendizaje sostenido por la Gestalt.
Es una postura superadora de las anteriores, porque rescata la importancia del conocimiento de los
hechos, de las articulaciones entre ellos. Considera al proceso y sus contradicciones como motores del
cambio.
El conocimiento entendido como proceso puede enfocarse pedagógicamente a partir de dos caminos:
- Que el alumno realice el mismo proceso que llevaron a cabo los científicos.
- Que el profesor presente a los alumnos una visión del proceso realizado por científicos e
investigadores.
Estas concepciones básicas acerca del conocimiento derivan en concepciones básicas sobre qué es la
ciencia. Una tendencia presenta la ciencia como los conocimientos pulcramente organizados. Desde esa
perspectiva, la ciencia se convierte en un fenómeno autoritario y dogmático. Esta postura es conocida como
cientificismo, es decir como un dogmatismo pseudocientífico.
Desde otra perspectiva se entiende la ciencia como los productos obtenidos a través de un proceso social
de creación de conocimientos, siempre revisables y abordables desde distintas perspectivas. Esta postura
puede considerarse científica, frente al cientificismo.
Hay quienes considera que el hombre está sobre determinado por los aspectos biológicos y genéticos,
por lo que lo consideran nada más que un organismo inteligente; quienes en cambio sostienen que está
fundamentalmente determinado por el contexto, por lo social y que lo consideran básicamente un ser social.
La adolescencia es un proceso que tiende a extenderse en el tiempo. Hay quienes sostienen una
concepción idílica de la adolescencia, la que consideran que es la mejor etapa de la vida y que los
adolescentes son naturalmente buenos. El mundo adulto es el que los pervierte. Esta concepción
generalmente deriva en prácticas libertarias que lindan con el descompromiso y desprotección. Por el
contrario, hay quienes creen que el adolescente es constitutivamente solo perverso. Se adoptan entonces
posturas sumamente autoritarias. Hay que estaquearlo, maniatarlo y de tanto en tanto, podarlo.
Las crisis se transforman en negativas cuando producen paralización que inhibe la búsqueda y
construcción de nuevas articulaciones para abordar los nuevos problemas planteados. Las crisis desde una
visión positiva, posibilitan el crecimiento. Sin crisis no habría desequilibrios que inciten a la movilidad, a la
búsqueda que impulsa el crecimiento.
LAS CONCEPCIONES ACERCA DE LA FUNCION DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVA Y DEL ROL DOCENTE.
De acuerdo con los supuestos subyacentes sobre la constitución del sujeto, el énfasis puesto en lo
innato o lo adquirido, se desprenden concepciones antagónicas acerca de la función que debe cumplir la
escuela. Para quienes adhieren a la concepción que considera determinante la herencia, la escuela debe
cumplir solo una función seleccionadora de los “naturalmente más aptos”. En cambio para quienes adhieren a
las concepciones que reconocen el peso del medio en la constitución del sujeto, la escuela deberá promover
el desarrollo y crecimiento de los sujetos que concurren a ella.
Aquellas teorías que adhieren a la función conservadora de la escuela ponen el énfasis en la
internalización de actitudes pasivas, sumisas, acríticas, en el adoctrinamiento. Los pedagogos y filósofos
progresistas han visto a la escuela como un instrumento de liberación de hombre y para el progreso social.
Desde esta perspectiva la escuela deberá cumplir una función socializadora y deberá promover el desarrollo
dela creatividad y de las capacidades intelectuales y emocionales.
La escuela desde su comienzo, además de ser la educación una práctica social, cumple funciones
antagónicas; siempre reproduce y a la vez libera, socializa y a la vez masifica. Si creemos que la educación
puede solo cumplir con una función liberadora, no habría posibilidad de conservación y transmisión de la
cultura. Los dos objetivos de la escolarización obligatoria coexisten, el ideal de la escuela como institución
liberadora proporcionando el saber para todos, y la escuela como órgano que sirve para mantener el orden
social existente.
De acuerdo con lo que pensemos se desprenderán concepciones respecto del rol docente. El
desempeño docente también se articulará con los supuestos básicos sobre aprendizaje, ciencia y
conocimiento. Por ello el rol docente es tan complejo y la formación docente debe abarcar múltiples
aspectos. El maestro tiene por tarea esencial desarrollar el respeto y el amor a la verdad, la reflexión personal,
los hábitos de libre examen al mismo tiempo que el espíritu de tolerancia.
Aebli, preguntándose qué es lo que queremos significar cuando decimos, al hablar de un profesor,
que domina su oficio, enfatiza tres dimensiones:
2) Referido a los contenidos: Sostiene que tener competencia en los medios supone competencia en los
contenidos
3) Respecto a las funciones: el docente estar capacitado para proporcionar a los alumnos los instrumentos
necesarios para que lleve a cabo su propio proceso de construcción de los aprendizajes.
Leocata Francisco
1) PROBLEMAS DE HOY
-EDUCACION Y CONOCIMIENTO
El problema de la verdad, es uno de los factores que más contribuye a la ansiedad contemporánea
sobre este tema de la multiplicidad de los saberes. Es el concepto de crítica el que caracteriza un rasgo muy
importante del cambio obrado por la mentalidad moderna en torno al tema de la verdad. Todo hombre
instruido y culto reclama para sí un sentido crítico. Alcanzarlo aparece como uno de los objetivos de una
educación sólida. Hay muchas personas que viven y experimentan un honesto y hondo respeto y búsqueda
de la verdad.
Aun reconociendo la pluralidad de confesiones hay quienes encuentran sus certezas en el territorio de
la fe. Es cierto que, a nivel de sociedad y cultura, el utilitarismo económico, el culto a la moda, etc; han
acelerado un fuerte proceso de la fragmentación del mundo vital. Esta fractura del mundo humano en cuanto
ámbito habitable, produce inexorablemente y va siempre acompañada por una pérdida considerable del valor
de la verdad.
-ACTIVISMO PEDAGÓGICO
El problematicismo constituye la etapa desilusionada del activismo pedagógico lanzada a nivel cultural
y educativo. La acción tiene una fe innata en la propia posibilidad de realización, se reconoce como potencia
creativa y renovadora. No obstante, el énfasis puesto en la acción del sujeto humano termina por debilitar los
contornos de lo objetivo, la adecuación del intelecto a lo real, y al mismo tiempo, como límite para nuestra
acción.
Lo real es ahora lo idéntico al problema, en cuanto solo es pensable como punto de partida para un
interrogante teórico o practico. Lo activo, para mantenerse en vitalidad necesita un estado de perpetua
inquietud. Las ciencias pierden de su carácter de instancia suprema el saber para ser concebidas como un
camino de elaboración de nuevas soluciones y de nuevas hipótesis.
La vida, en permanente evolución, ofrece siempre nuevos problemas generados por soluciones
anteriores. Trasladada esta perspectiva a los temas educativos hay que lograr que los educandos adquieran
competencias que los hagan capaces de insertarse exitosamente en el contexto social mediante una salida
laboral, un rol que signifique en la comunidad aportes concretos para la solución de problemas. Interesa mas
la eficiencia en esta capacidad y también la aptitud para ver, detectar y plantearse correctamente los
interrogantes que la vida y a cultura ofrecen.
Negada una cierta objetividad de la verdad, la educación problematicista termina siendo una aliada de
la desorientación general perceptible en el clima de las culturas modernas.
-REALIDAD DE HECHO FRENTE A SENTIDO CRÍTICO.
Otro de los aspectos valorados en el pensamiento y en la filosofía moderna es el sentido crítico. Entre
los siglos XVII y XVIII el término y el prestigio de la crítica fueron aún mayores. Era el emblema de una actitud
correspondiente a una necesidad cultural: la de tomar distancia respecto de las costumbres, hábitos de vida y
de sociedad que se venían trasladando de época en época y que impedían la renovación, la readaptación a las
nuevas circunstancias. El órgano fundamental para establecer ese discernimiento era la razón, contrapuesta a
la autoridad.
El desarrollo de una equilibrado sentimiento crítico se consideró explícitamente uno de los objetivos
de la educación moderna. En un principio, fue utilizado para el enfoque de una enseñanza no-dogmática.
Luego, en la era de los grandes cambios sociopolíticos, fue considerado instrumento para provocarlos y
acelerarlos. Educar en el sentido crítico constituye siempre un medio para neutralizar el uso ideológico de
determinados contenidos o enfoques en la praxis pedagógica y hasta en los curriculares.
Otra cosa es, en cambio, el uso, también ideologizado, de una crítica social como metodología
constante de determinadas líneas de la enseñanza. En ese contexto es entendido como un método de
concientización respecto de las estructuras sociales vigentes, con sus evidentes límites e injusticias. En la
actualidad equivale a una modalidad tendiente a corregir o a superar un enfoque meramente pasivo o
receptivo en la enseñanza y el aprendizaje.
Uno de los problemas es la contrariedad entre una educación tendiente a insertar al sujeto
exitosamente en el contexto social y otra que se procura facilitar una orientación de vida integral. El primero
de estos polos es el resultado natural de una marcha social en la que la economía ha tomado la hegemonía en
las reglas de juego de la sociedad y de la política.
El utilitarismo se traduce en términos de proyecto vital en la identidad establecida entre la
autorrealización personal del sujeto y el buen resultado en su inserción laboral y social. Cualquier sociedad
política se haya hoy en un contexto competitivo con otras en términos económicos. La educación es capaz de
colocar una sociedad en ventaja material y cultural con respecto a otras. Es imposible mantener la primacía
económica de una comunidad sin el cultivo de otros valores superiores e integrados de la personalidad y de la
cultura.
En las reformas educativas de hoy, es preciso reafirmar la integración entre las diversas áreas culturales y a la
formación de un mundo vital habitable para el ser humano. El campo del conocimiento y de las ciencias es
justamente aquel aspecto de la vida que se abre a las dos dimensiones: la utilitaria y la sapiencial. El buen uso
de la razón se reafirma así como una de las metas, no excluyente, de una educación bien lograda.
Distinción de los sentidos filosóficos más importantes que puede revestir el término RAZÓN:
1) Considera a la razón como una facultad equivalente a la inteligencia, pero acentuando su lado
discursivo, más que el intuitivo. Aquí el conocimiento afirma o niega, cada afirmación puede a su vez,
ser confrontada o completada o corregida por otras. La racionalidad seria, en este sentido, la marca
distintiva del intelecto en cuanto humano.
2) Consiste en definir la razón como la facultad capaz de reflexionar, comparar, verificar, reconstruir la
experiencia con el fin de proveer al ser humano nuevos conocimientos. En esta idea de razón está
implícita la referencia a los datos provistos por los sentidos, los cuales son sometidos a control,
verificación y crítica.
3) Con el desarrollo de la técnica la razón se distancio un poco más de aquel ideal y fue entendida en un
sentido diverso. Es una idea de razón principalmente instrumental. Lo racional consistiría en la
capacidad de comprar, verificar, contrastar, pero con la mira puesta en la eficiencia, en la capacidad
de transformar utilitariamente la realidad.
La razón sería la facultad de establecer mediciones y previsiones utilitarias y de saber usar
oportunamente todos los recursos disponibles para resolver los problemas prácticos de la vida
individual o social.
4) Esta concepción de la razón es comunicativa: la razón es aquella facultad que es compartida por todos
los seres humanos y que posibilita el dialogo y el entendimiento reciproco. Una persona razonable es
una persona que sabe escuchar y que busca persuadir y hacerse entender.
La racionalidad tiene su desarrollo, no sólo por lo que se refiere a las etapas de crecimiento
psicológico, sino también en cuánto posibilidad mayor o menor de educación, de ordenamiento, de ubicación
en el contexto global de la vida humana.
Uno de los aspectos de la trayectoria moderna de la ciencia y de la filosofía ha sido la separación
excesiva entre el ámbito racional y el ámbito vital y emocional. La ciencia adquirió un enorme despliegue
gracias a la matematización de muchos de sus dominios y de su método. Dentro del dominio mismo de la
ciencia, es importante reconocer que aquellas disciplinas que se refieren al hombre y a la cultura requieren
métodos no siempre basados en la cuantificación.
Los valores entran en un determinado nivel de su experiencia en una relación directa con la
inteligencia y la razón. El punto clave de ese encuentro es el juicio de valor, en el que confluyen lo afectivo y lo
intelectivo. La cultura y la sociedad necesitan no racionalizar los valores o intelectualizar, pero sí armonizarlos
con el uso de la inteligencia y de la razón, con los conocimientos adquiridos vistos no sólo como un capital con
el que hacerse valor, sino también como un modo de orientación en el mundo y en la vida.
-EL LENGUAJE Y LA RACIONALIDAD
La corporeidad está unida a la subjetividad de cada ser humano. El acto intencional adquiere
condiciones espaciales y temporales, y se exterioriza mediante la palabra. Desde nuestro nacimiento el
lenguaje nos espera para dar a nuestra experiencia forma y sentido. El lenguaje preexistente ya en la cultura
en la que nace un ser humano, precede de algún modo al desarrollo de su pensar y de su conocer, lo espera y
estimula desde lo externo, desde la comunidad intersubjetiva, y acompaña todos los pasos de su crecimiento.
La palabra es comunicación. A un primer asomo parecería ser la trasferencia de una presentación. Así
como se supone que el lenguaje expresa el pensamiento, también a veces infiere que mediante las palabras
se intercambian conocimientos o se dan a conocer emociones. La comunicación puesta en acto del lenguaje
no es simplemente un pensar lo mismo, sino un mirar hacia lo mismo de diferente manera. La palabra va
abriendo camino a la conciencia humana en su descubrimiento del mundo natural y del mundo cultura.
No puede hablarse hoy de una crisis de la ciencia, pero si de una cierta revisión de las grandes
concepciones de la ciencia. Las ciencias se han desarrollado enormemente. La victoria ha sido ganada, en gran
parte por la misma fecundidad de los descubrimientos que se sucedieron desde entonces y por el impacto de
la ciencia en las aplicaciones técnicas. No obstante, las teorías de la ciencia están lejos de haber alcanzado un
acuerdo satisfactorio. Quieren trazar las diferencias entre lo racional y lo que no lo es, quieren identificar
aquello a que deben atenerse todo posible saber, incluida la filosofía. Los nuevos descubrimientos de
principios del siglo XX provocaron cambios aún más radicales en el modo de concebir la ciencia moderna y su
método.
Al desarrollarse tantas nuevas teorías hacían que la unidad del saber, se volviera más inalcanzable
con el andar del tiempo. Las teorías nuevas, mientras que resolvían los viejos problemas, creaban al mismo
tiempo, nuevos planteos no todos conciliables con los planteos de otras teorías.
Uno de los motivos fundamentales es que el modo mismo en que avanza la ciencia, hace que el
camino seguido y el modo de plantear los interrogantes sean incompatibles con el camino llevado adelante
por otras teorías. La imposibilidad de alcanzar una perfecta síntesis entre la dos grandes teorías físicas del
siglo XX es el primer signo de la esencial rebeldía a la síntesis del saber científico natural solo, independizado
de la filosofía y de la religión. La ciencia va renunciando a su anhelo de ser un saber abarcador
comprehensivo, pero logra hacer llover continuos productos tecnológicos sobre las necesidades de la
sociedad humana.
Por los mismos motivos del avance de la ciencia, cuyos campos se subdividen continuamente, la
traducción al mundo vital se hace más difícil. La relación entre ciencia y educación no es tan univoca como
hacían pensar los primeros proyectos de la ciencia moderna. El sistema educativo debe distinguir claramente
el acercamiento de los temas científicos, lo que se refiere a la introducción a carreras de investigación
propiamente dicha, del acercamiento de temas en cuanto configurantes de una cosmovisión o de un clima
natural.