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1) La tipicidad en materia penal ¿requiere la descripción explicita y detallada


del delito? Si, o no y porque?
La tipicidad es la adecuación, de un hecho cometido a la descripción que de ese hecho se
hace en la ley penal, es decir que la descripción explicita está en el tipo penal, si la tipicidad
se adecua exactamente al tipo es indicio de delito, sino no lo es.
2) Puede o no objetar el Poder Judicial la Constitucionalidad de los tratados
incorporados con tal jerarquía por vía de acto constituyente o del Congreso
por la delegación que hacer el Art 75 inc. 22? Explicar relacionándolo con el
Art 30 de la Constitución.
Artículo 30.- La Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera de sus partes. La
necesidad de reforma debe ser declarada por el Congreso con el voto de dos terceras partes,
al menos, de sus miembros; pero no se efectuará sino por una Convención convocada al efecto
Art 75. Inc. 22.-
Corresponde al Congreso:
Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones
internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen
jerarquía superior a las leyes.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de
Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito
de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las
condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la
primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y
garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder
Ejecutivo Nacional, previa aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los
miembros de cada Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el
Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de
cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional.

Análisis del sistema de control constitucional


argentino
INTRODUCCIÓN:
En el presente trabajo se intenta hacer un breve recorrido sobre los fundamentos, significado y alcances del control
de constitucionalidad en nuestro país.- Asimismo se intentará plasmar la existencia en la actualidad de otro tipo de
control al que deben ser sometidas las leyes, decretos y actos, y que transciende al de constitucionalidad, cual es
el control de Convencionalidad.- Se resaltarán en particular dos fallos recientes de nuestro Tribunal Supremo,
vinculados a los temas referidos. En primer lugar el fallo de fecha 27/11/2012 caratulado "Rodriguez Pereyra c/
Ejército Nacional" de donde surge la más reciente doctrina de la Corte en cuanto a la posibilidad de una
declaración de inconstitucionalidad de oficio. Y en segundo y último lugar el fallo de fecha 06/08/2013 caratulado
"Carranza Latrubesse c/ Estado Nacional", de donde surge por un lado la intervención de la Corte en cuestiones
que hasta antes del mencionado fallo eran consideradas no justiciables, y por otro lado el carácter vinculante de las
recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.- ORIGEN El primer antecedente del
Control de Constitucionalidad, tal como lo conocemos en la actualidad de nuestro país, data de un leading case de
la Corte Norteamericana del año 1803 caratulado "Marbury v. Madison (1) Las palabras del Juez Marshall en el
caso de referencia, sirvieron como antecedente para estructurar todo el sistema argentino de control de
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constitucionalidad.- El Juez Marshall expresaba: "Hay sólo dos alternativas demasiado claras para ser discutidas: o
la Constitución controla cualquier ley contraria a aquella, o la legislatura puede alterar la Constitución mediante una
ley ordinaria. Entre tales alternativas no hay términos medios: o la Constitución es la ley suprema, inalterable por
medios ordinarios, o se encuentra al mismo nivel que las leyes, y, por lo pronto, como cualquiera de ellas, puede
reformarse o dejarse sin efecto siempre que al Congreso le plazca. Si es cierta la primera alternativa, entonces una
ley contraria a la Constitución no es ley; pero si en cambio es verdadera la segunda, entonces las constituciones
escritas son absurdos intentos del pueblo para limitar un poder ilimitable por naturaleza." Las palabras del Juez
Marshall en la que fuera la sentencia de origen del control judicial de constitucionalidad evidencian la
conceptualización del mismo.- Todo sistema de control de constitucionalidad tiene por finalidad cotejar las leyes o
actos de los poderes públicos o de particulares con la Constitución para salvaguardar su supremacía.- En términos
generales el sistema constitucional argentino tuvo como fuente principal el derecho norteamericano y no hizo
salvedades respecto a la atribución judicial de controlar la constitucionalidad de las leyes. Ambos sistemas carecen
de previsión normativa, razón por la que fue la jurisprudencia la que los creó.- CONTROL DE
CONSITUCIONALIDAD. CONCEPTO Considero que no hay mejor forma de definir el control de constitucionalidad
que el que ha esbozado la CSJN en un fallo de 1865 al decir " Que es elemento de nuestra organización
constitucional, la atribución que tienen y el deber en que se hallan los tribunales de justicia, de examinar las leyes
en los casos concretos que se traen a su decisión, comparándolas con el texto de la constitución para averiguar si
guardan o no su conformidad con ésta, y abstenerse de aplicarlas, si las encuentra en oposición con ella,
constituyendo esta atribución moderadora uno de los fines supremos y fundamentales del poder judicial nacional y
una de las mayores garantías con que se ha entendido asegurar los derechos consignados en la constitución,
contra los abusos posibles e involuntarios de los poderes públicos". (2) FUNDAMENTOS DEL CONTROL DE
CONSTITUCIONALIDAD.- El Dr. Bidart Campos es muy claro al explicar que el principal fundamento y sustento del
Control de Constitucionalidad es la necesidad del aseguramiento de la vigencia de la Supremacía Constitucional, la
cual se tornaría ilusoria de no existir un modo o proceso que la salvaguarde.- a) Supremacía Constitucional.
¿Pero de qué hablamos exactamente cuando nos referimos a la Supremacía Constitucional?.- Siguiendo también a
Bidart Campos "La constitución es suprema porque es el primer fundamento del orden jurídico y del Estado; ella
hace que todo lo demás sea de una manera determinada y no de otra" La característica esencial señalada
(supremacía) hace necesario que todo Estado cuente con un sistema de control de constitucionalidad, entendido
como la herramienta hábil para lograr que todas las normas jurídicas inferiores (sean generales o particulares) se
adecuen a lo prescripto por la Constitución. No obstante, la necesariedad del control de constitucionalidad no
implica que el sistema seleccionado para ello sea igual o similar en todos los Estados. - Y así explica de modo
brillante el Dr. Bidart Campos que "La doctrina de la supremacía constitucional exige, para su eficacia, la existencia
de un sistema garantista que apunte a la defensa de la constitución y al control amplio de constitucionalidad. En
efecto, el principio de la supremacía llega a la conclusión de que las normas y los actos contrarios a la constitución
no valen: son inconstitucionales o anticonstitucionales. Sin embargo, nos quedaríamos a mitad de camino si
después de arribar a esa conclusión, no estableciéramos un remedio para defender y restaurar la supremacía
constitucional violada. Por eso, la doctrina de la supremacía pasa de inmediato a forjar el control o la revisión
constitucionales.".- (3) (4) Sanchez Viamonte señala que el constitucionalismo consiste ante todo, en la creación y
en la imposición rigurosa de un orden jurídico integral, al cual no pueden sustraerse ni el gobierno ni la sociedad: ni
los gobernantes ni los gobernados, porque se traduce en el imperio del derecho y en su observancia inexcusable
para cualquier forma de actividad.- Como consecuencia de este principio surge la necesidad de establecer un
sistema de control del ordenamiento legal emanado de los poderes constituidos, a efectos de aventar violaciones
de la Ley Fundamental, fruto del Poder Constituyente.- (5) b) Origen normativo de la Supremacía Constitucional.-
Nuestra propia Constitución contiene dos preceptos que la colocan en el vértice máximo de la pirámide compuesta
por el ordenamiento positivo argentino. Por un lado, el art. 31, al enumerar el orden de prelación de normas
federales, lo encabeza con la fórmula "esta constitución". Por otro, al reconocer a las provincias la competencia
para dictar sus propias constituciones, el art. 5° les fija como límite "el sistema representativo republicano, de
acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional".
La reforma constitucional de 1994 operó un cambio fundamental en esta materia. A partir de lo establecido en
el inc. 22 del art. 75, a ciertos tratados internacionales (vinculados con los derechos humanos) se les otorga
jerarquía constitucional. De este modo, el principio de supremacía constitucional se ha ampliado hacia otras
normas fundamentales, conformando lo que ha pasado a denominarse "bloque constitucional".- (6) NORMAS
OBJETO DE CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD Cualquier norma es objeto del control en el orden nacional.
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Incluso lo son las normas de la propia Constitución. Así lo resolvió la CSJN en el Caso Fayt del 19 de agosto de
1999 declarando la invalidez de cláusulas de la Constitución (art. 99 inc. 4° párrafo 3° y de la cláusula transitoria n°
11, normas incorporadas con la reforma de 1994. Se declaró la inconstitucionalidad de tales normas porque se
consideró que la Comisión Reformadora de la Constutución había incurrido en un exceso de su competencia.-
CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA DE CONTROL CONSITUCIONAL EN ARGENTINA. BREVE ANÁLISIS.- El
maestro Bidart Campos desarrolla de un modo claro y sintético las características que distinguen al Control de
Constitucionalidad en nuestro país.- A) En cuanto al órgano que lo ejerce, el sistema es jurisdiccional difuso,
porque todos los jueces pueden llevarlo a cabo, sin perjuicio de llegar a la Corte Suprema como tribunal último por
vía del recurso extraordinario legislado en el art. 14 de la ley 48. Sólo el poder judicial tiene a su cargo el control.
Así lo decidió la Corte Suprema en el caso "Ingenio y Refinería San Martín del Tabacal S.A. c/Provincia de Salta",
de 1967. Dijo allí que cualesquiera sean las facultades del poder ejecutivo para dejar sin efecto actos contrarios a
las leyes, no cabe admitir que sea de su competencia el declarar la inconstitucionalidad de éstas, porque el poder
judicial es, en última instancia, el único habilitado para juzgar la validez de las normas dictadas por el órgano
legislativo. Esto resulta imperativo -según la Corte- tanto para el estado federal como para las provincias.
B) En cuanto a las vías procesales utilizables en el orden federal, la vía indirecta, incidental o de excepción es hábil
para provocar el control. Esto se basa en que el art. 2º de la ley 27 prescribe que los tribunales federales sólo
ejercen jurisdicción en "casos contenciosos". El perfil que hasta 1985 se daba al "caso contencioso" de la ley 27
era muy rígido; sólo configuraba un caso de esa índole -en el que incidental e indirectamente podía promoverse el
control- aquél en que partes contrapuestas disputaban intereses contrarios con posibilidad de llegarse a una
sentencia "de condena" que reconociera un derecho a cuya efectividad obstaran las normas que se impugnaban
como inconstitucionales (la expresión "sentencia de condena" no se limitaba a la que imponía una condena penal).
En 1985 se empieza progresivamente a elastizar el concepto rígido de "caso contencioso" -aunque sin abandonarlo
del todo- y a admitir la existencia de acciones de inconstitucionalidad (o vías directas).
C) En cuanto al efecto, la sentencia declarativa de inconstitucionalidad se limita al caso resuelto (efecto inter
partes), descartando la aplicación de la norma a las partes intervinientes en él, y dejando subsistente su vigencia
fuera del caso. No obstante, la ejemplaridad de las sentencias de la Corte Suprema las proyecta normalmente más
allá del caso, no produciendo la derogación de las normas declaradas inconstitucionales, pero logrando reiteración
del precedente en la jurisprudencia de la propia Corte y de los demás tribunales. (4) La reciente regulación de las
acciones de clases por parte de la Corte Suprema de Justicia extiende las consecuencias de la inconstitucionalidad
a todos los individuos pertenecientes a la clase de que se trate (punto II.2.d).
REQUISITOS DE VIABILIDAD DEL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD.
Sigo también en este punto al Dr. Bidart Campos quien desarrolla de una forma concisa y clara cada uno de los
requisitos para que comience a funcionar el engranaje del sistema de control constitucional A) Debe existir una
causa judiciable. El control se ejerce en el marco de un proceso judicial, y se expresa a través del pronunciamiento
de los jueces, que es la sentencia. Este requisito surge del art. 116 CN, que al armar la masa de competencias del
poder judicial federal, se refiere siempre a "causas" o "asuntos". De tal modo, la "cuestión constitucional" se debe
insertar dentro de una "causa" o proceso. La exigencia de causa judicial debe entenderse del siguiente modo: a)
como el juez requiere que su jurisdicción sea incitada, no puede actuar de oficio; b) como la jurisdicción incitada da
normalmente origen al proceso, la forma habitual de pronunciamiento judicial es la sentencia; c) en consecuencia,
se detrae al juez todo lo que sea: consulta, dicta-men, declaración teórica, o general, o abstracta.
B) La ley o el acto presuntamente inconstitucionales deben causar gravamen al titular actual de un derecho, es
decir, aquél que ostenta un interés personal y directo comprometido por el daño al derecho subjetivo. Conforme a
la jurisprudencia de la Corte Suprema, el agravio constitucional no puede invocarse cuando: a) El agravio deriva de
la propia conducta discrecional del interesado; b) Ha mediado renuncia a su alegación; c) Quien formula la
impugnación se ha sometido anteriormente sin reserva alguna al régimen jurídico que ataca; d) Quien formula la
impugnación no es titular del derecho presuntamente lesionado; e) No subsiste el interés personal en la causa, sea
por haber cesado la presunta violación al derecho, sea por haberse derogado la norma cuya inconstitucionalidad se
alegaba, etc., con lo que la cuestión judicial a resolver se ha tornado "abstracta".
C) Hasta el año 2004, la jurisprudencia de la Corte Suprema exigía que en la causa medie petición de parte
interesada. El titular del derecho agraviado debía pedir la declaración de inconstitucionalidad. Por eso se decía que
el control no procedía "de oficio", entendiéndose acá por "de oficio" como equivalente a "control sin pedido de
parte", dentro de un caso judicial. En el año 2004 en el caso "Banco Comercial Finanzas" (9) la Corte Suprema de
Justicia de la Nación dejó de lado su anterior jurisprudencia y admitió el control oficioso de constitucionalidad. La
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Corte sostuvo que la cuestión de constitucionalidad no es una cuestión de hecho sino de derecho. Si en las
cuestiones de hecho el juez depende de lo que las partes le alegan y prueban, en las de derecho es independiente
de las partes. Le incumbe al juez la debida aplicación del derecho, y en esa selección se mueve a tenor del adagio
"iura novit curia": el juez suple el derecho que las partes no le invocan o que le invocan erróneamente. En otras
palabras: el juez depende de las partes en lo que tiene que fallar , pero no en cómo debe fallar . Por eso, el control
de constitucionalidad de normas y actos que están implicados en el derecho aplicable a la causa, debe ser
efectuado por el juez en la misma causa sin necesidad de petitorio de parte interesada.
C)1.- Consideración especial sobre la posibilidad de la declaración de oficio.- El Dr. Bidart Campos considera que
el magistrado no puede cerrar los ojos y aplicar la norma infraconstitucional violatoria de la Constitución y los
Tratados de Derechos Humanos de igual rango, cuando las partes no han hecho el planteo en el proceso.- Ello
equivale a admitir que la fuerza normativa de la Constitución debería ceder ante la inacción de los litigantes,
cuando incumbe al juez resguardar la supremacía de la Constitución (art., 31 de la C.N. ) y que tratándose de una
cuestión de derecho, corresponde por aplicación del principio "iura novit curia" declarar la inconstitucionalidad de
oficio.- (10) Es significativo destacar que con la reforma constitucional de 1994, el art., 43 de la C.N.habilita a los
jueces a declarar la inconstitucionalidad de oficio en los amparos, cuyo ámbito de acción ha sido substancialmente
ampliado.- Y además del fallo de la Corte del año 2004 del Banco Comercial de Finanzas, destacado por el Dr.
Bidart Campos, anteriormente la Corte había sentado una doctrina al respecto derivada del fallo "Mill de Pereyra"
del año 2001 (11). Dicha doctrina si bien no implica la habilitación a los jueces de declarar de oficio la
inconstitucionalidad de una ley en cualquier supuesto, si se los autoriza en situaciones muy precisas:
a) cuando la violación de la Constitución sea de tal entidad que justifique la abrogación de la norma en desmedro
de la seguridad jurídica, ya que la declaración de inconstitucionalidad es un acto de suma gravedad;
b) cuando la repugnancia a la Constitución sea manifiesta e indubitable, ya que en caso de duda debe estarse por
la constitucionalidad;
c) cuando la incompatibilidad sea inconciliable, o sea, cuando no exista la posibilidad de una solución adecuada del
juicio por otras razones distintas que las constitucionales comprendidas en la causa;
d) cuando su ejercicio no suponga en modo alguno la admisión de declaraciones en abstracto, es decir, fuera de
una causa concreta, lo que determina el carácter incidental de este tipo de declaraciones de inconstitucionalidad o
sea, que se ejerce sólo cuando es necesario remover un obstáculo que se interpone entre la decisión de la causa y
la aplicación directa a ésta de la C.N.;
e) cuando la declaración de inconstitucionalidad no vaya más allá de lo estrictamente necesario para resolver el
caso;
f) cuando la declaración de inconstitucionalidad no tenga efecto derogatorio genérico.
Sostiene Emilio Ibarlucía (12) que se trata de requisitos y caracteres clásicos de nuestro sistema de control de
constitucionalidad, pero aunque la Corte siempre ha dicho que la declaración de inconstitucionalidad es la " ultima
ratio" del orden jurídico, parecería que en el caso de hacerse de oficio, los recaudos deben extremarse. En
especial, la inconstitucionalidad debe ser manifiesta e indubitable y no debe quedar margen para resolver el caso
que recurrir a esa declaración. (13) Pero existe aún una doctrina mucho más reciente de la Corte en este punto que
data de noviembre de 2012 (14) donde en los autos "Rodriguez Pereyra, Jorge Luis c/ Ejército Argentino" la Corte
Suprema de Justicia de la Nación admite la posibilidad de que los jueces puedan declarar de oficio la
inconstitucionalidad de una ley.- A partir de esta doctrina, el Máximo Tribunal de la Nación y los tribunales inferiores
podrán -en el marco de su jurisdicción- declarar la inconstitucionalidad de leyes federales, nacionales o locales,
decretos de necesidad y urgencia, decretos delegados, reglamentarios y autónomos, así como de resoluciones
administrativas y actos jurídicos aunque no existiera petición de las partes.
En estos términos, el fallo fortalece la independencia del Poder Judicial al permitir a los jueces ampliar el control
constitucional de los actos realizados por los otros poderes del Estado.
En consecuencia, esta decisión de la Corte Suprema recoge las demandas de la doctrina constitucional de
avanzada que pregona un amplio control de constitucionalidad para defender los derechos individuales ante el
avasallamiento del Estado.
En el caso, un conscripto había reclamado una indemnización con sustento en los artículos 1109 y 1113 del Código
Civil contra el Estado Nacional por las lesiones que sufrió mientras cumplía con el servicio militar obligatorio.
La ley 19.101 de personal militar (articulo 76, inc. 3°, apartado c, texto según ley 22.511) fija un tope máximo a este
tipo de indemnizaciones, y excluye por lo tanto las reglas generales establecidas en el Código Civil para determinar
los rubros indemnizatorios.
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Al examinar el planteo, la Corte Suprema advirtió que la aplicación del referido régimen especial otorgaba al
accidentado un resarcimiento sustancialmente inferior al que había sido admitido sobre la base de los parámetros
establecidos en el Código Civil. Sin embargo, en el caso, dicho sistema no había sido impugnado
constitucionalmente, lo que impedía prescindir de su texto para resolverlo.
Frente a esta evidencia, el Tribunal determinó que, dentro del marco constitucional vigente, se encuentra habilitado
para declarar de oficio -es decir, sin que la parte interesada lo haya solicitado- la inconstitucionalidad del artículo en
cuestión.
Para resolver de ese modo, la mayoría compuesta por los jueces Lorenzetti, Highton de Nolasco, Maqueda y
Zaffaroni, a la que se suma el voto concurrente del Dr. Fayt, recordó el deber de los magistrados de efectuar el
examen de constitucionalidad de las normas en la medida en que ese mecanismo constituye una de las mayores
garantías con que se ha entendido asegurar los derechos reconocidos en la Constitución contra los posibles
abusos de los poderes públicos, según la clásica expresión de la Corte formulada en 1888 (Fallos: 33:162).
Seguidamente, recordó que a partir de 1994 el derecho internacional de los derechos humanos ha adquirido la más
alta jerarquía constitucional en la Argentina. En ese marco, agregó que así como la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos ha establecido que los órganos del Poder Judicial deben descalificar de
oficio las normas internas de cada país que se opongan a las normas de la Convención Americana de Derechos
Humanos, igualmente deben descalificarse de oficio las normas que se oponen a la Constitución Nacional.
Una vez admitida la potestad de los jueces de efectuar el control de constitucionalidad aunque no exista petición
expresa de parte la Corte Suprema procedió a realizar el examen constitucional de la norma, tarea para la que tuvo
en cuenta: a) la finalidad resarcitoria del citado artículo; b) un precedente en el que había convalidado el
cuestionamiento con base constitucional del que serían susceptibles los sistemas especiales de responsabilidad
que admitían limitaciones indemnizatorias (Fallos: 327:3753); y c) el alcance del derecho constitucional a una
reparación integral de acuerdo al artículo 19 de la Constitución Nacional.
LÍMITES AL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD.- Expresa el Dr. Bidart Campos que la jurisprudencia ha
acuñado una norma de derecho judicial que importa una fuerte detracción. No se juzgan ni se controlan en su
constitucionalidad las llamadas cuestiones políticas que, por tal inhibición, se denominan también "no judiciables" o
"no justiciables". Ellas son -por ej.-: la declaración del estado de sitio, la intervención federal, la declaración de
guerra, las causas determinantes de la acefalía presidencial, la declaración de necesidad de la reforma
constitucional, la declaración de utilidad pública en la expropiación, etc.
En la reciente jurisprudencia de la Corte Suprema, sin embargo, la doctrina de las cuestiones políticas ha sufrido
un retroceso: caso "Fayt" (1999), caso "Zavalía" (2004), casos "Bussi" (2007) y "Patti" (2008). En Tucumán, caso
"Colegio de Abogados", del 5 de febrero de 2008.
Y el fallo más reciente al respecto de fecha 6 de agosto del corriente (que se aborda en el último punto del
presente trabajo) la doctrina de la Corte en la materia da un importante vuelco. Me remito a lo que se expresará en
dicho punto.- DEL CONTROL DE CONTSTITUCIONALIDAD AL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD Hasta
acaecida la reforma constitucional del año 1994, el control de constitucionalidad era uno de los modos, de evaluar
o efectuar un cotejo de armonía entre las leyes y la Constitución Nacional, sumamente cautelosos y para casos
muy controvertidos, destacando siempre la CSJN que el mismo era la "ultima ratio" del ordenamiento jurídico.
Con posterioridad al año referido y ampliando el bloque de Constitucionalidad, a través de la incorporación en el art
75 inc, 22 de la Ley Suprema, de los Tratados Internacionales, con la misma jerarquía, este control se hizo mucho
más amplio y dinámico, al haber un mayor margen de escrutinio de normas infraconstitucionales, anejándose a
partir de allí el control de convencionalidad, fortaleciendo aún más el de razonabilidad, respecto del cual ya existían
precedentes del máximo tribunal.
Hoy consideramos que toda norma debe merece ser evaluada desde estas tres ópticas, para determinar su
adaptación a la CN y a los Tratados Internacionales, en ella mencionados, por cuanto si bien el alto Tribunal,
señala que es impensada la imprevisión del legislador, las circunstancias políticas y económicas que influyen en la
sanción de las normas descartan aquella presunción. (16) La Corte Interamericana de Derechos Humanos, órgano
de aplicación de la Convención Americana de Derechos Humanos ha señalado que "los tribunales locales no
deben limitarse a analizar si una ley es o no inconstitucional, sino que el Poder Judicial debe ejercer una especie
de "control de convencionalidad" entre las normas jurídicas internas ... y la Convención Americana" (17) La Corte
Interamericana ha manifestado además que no solo deben tomar los jueces para el cotejo de las normas las
cláusulas convencionales, sino también la interpretación que la Corte y la Comisión Interamericana han hecho de
las mismas: "El Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del
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mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención" (18) El control de Convencionalidad
que realicen los jueces resulta de vital importancia, puesto que dicho control permite asimismo adecuar
paulatinamente el orden interno a la normativa internacional que nuestro Estado a suscripto.- La suscripción por
nuestro estado de Tratados Internaciones implica un gran compromiso, puesto que el no acogimiento a las mismas
es pasible de generar Responsabilidad Internacional.- Así frente a los compromisos asumidos por el Estado
Argentino, el quebrantamiento de un derecho o una garantía contemplada en la Convención Americana de
Derechos Humanos, hace nacer en cabeza del Estado, su responsabilidad, por lo que sería conveniente, que
frente a dichas violaciones, los órganos jurisdiccionales ejerzan el control de convencionalidad, a los efectos de
evitar las consecuencias apuntadas.
La Corte Suprema de Justicia, ha precisado, que como órgano supremo de uno de los poderes del Gobierno
Federal, "...le corresponde -en la medida de su jurisdicción- aplicar los tratados internacionales a que el país está
vinculado en los términos anteriormente expuestos, ya que lo contrario podría implicar responsabilidad de la Nación
frente a la comunidad internacional". (19) (20) DE LOS EFECTOS DE LAS RECOMENDACIONES DE LA
COMISIÓN AMERICANA DE DERECHOS HUMANOS Siguiendo con el análisis realizado en el punto anterior en
cuento a lo vital de la importancia del Control de Convencionalidad, considero que pese a que ello implique
extenderme en demasía en el presente trabajo, no es posible dejar de mencionar por lo novedoso y reciente el
Fallo de la Corte Suprema de fecha 6 de agosto del corriente, en autos "Carranza Latrubese, Gustavo", en cuento
la Corte, siguiendo la recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, aceptó un hecho
político como "justiciable", lo que implica que estimó como vinculante la recomendación emanada de la CIDH.- (21)
Es necesario advertir entonces la presencia, por sobre la CSJN como máximo tribunal federal, de la Corte
Interamericana y de la Comisión Interamericana.- En el fallo referido la Corte Suprema de Justicia falló a favor de
un juez que había sido removido por un decreto durante la dictadura militar y pedía ser indemnizado desde 1984.-
Con una mayoría exigua -por cuatro votos contra tres- el máximo tribunal tomó la recomendación de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al afirmar que "el Estado argentino violó sus derechos a las
garantías judiciales y a la protección judicial".
Desde 1971 Gustavo Carranza Latrubesse era juez de primera instancia en el fuero civil y comercial de la provincia
de Chubut. Un decreto de la dictadura ordenó su remoción: el 17 de junio de 1976 fue separado de su cargo.
El derrotero judicial de esta causa arrancó en 1984, cuando el Superior Tribunal de Justicia de la provincia de
Chubut rechazó un recurso presentado por el abogado para declarar nulo el decreto de la dictadura y reparar los
daños y perjuicios materiales y morales.
El 24 de febrero de 1987 la Corte Suprema de la Nación firmó, ante la apelación del Carranza Latrubesse, "la
incompetencia del Poder Judicial para resolver cuestiones como la suscitada". En agosto del mismo año exjuez
llevó su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para iniciar una petición contra el Estado
argentino.
Diez años después, el 30 de septiembre de 1997, el informe definitivo de la CIDH afirmó que "reiterando las
recomendaciones emitidas en el informe del artículo 50 (informe preliminar de la Convención Americana) la
Comisión concluye que al impedir una decisión sobre los méritos del caso interpuesto por el señor Gustavo
Carranza Latrubesse, a raíz de su destitución como juez de la provincia del Chubut, el Estado argentino violó sus
derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial". La Comisión recomendó "que el Estado argentino
indemnice adecuadamente a Gustavo Carranza Latrubesse por las violaciones mencionadas".
En marzo del 2002 la Corte Suprema de Justicia resolvió que la causa no era de su competencia y remitió el
expediente a la Justicia Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal. Finalmente la Sala V de esa Cámara
condenó a la Estado Nacional a pagar la suma de 400 mil pesos. Pero el fallo fue rechazado por ambas partes.
Tanto el Estado como Carranza Latrubesse presentaron recursos extraordinarios ante la Corte Suprema. El Estado
argentino por entender que se estaba tomando una "recomendación" de la Comisión Interamericana para los
Derechos Humanos con carácter obligatorio. El abogado porque considerar que se trataba de una "indemnización
arbitraria sin parámetro alguno".
Finalmente el 6 de agosto de 2013, treinta y siete años después que el actor fuera destituido de su cargo por un
decreto de la dictadura militar, un fallo de la Corte Suprema avaló el pago de la indemnización.
Según la Corte "si un Estado suscribe y ratifica un tratado internacional, especialmente si trata de Derechos
Humanos, corno es el caso de la Convención Americana, tiene la obligación de realizar sus mejores esfuerzos para
aplicar las recomendaciones de un órgano de protección como la Comisión que es, además, uno de los órganos
principales de la Organización de los Estados Americanos (OEA)".
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El máximo tribunal afirmó que el Estado "tampoco ha alegado la existencia de obstáculos fácticos o jurídicos en tal
sentido. Su defensa residió, y reside, en ignorar las recomendaciones en juego y escudarse en que éstas carecen
de carácter vinculante".
Los cuatro votos a favor fueron de Eugenio Zaffaroni, Carlos Fayat, Enrique Petracchi y Juan Carlos Maqueda.
Fayt y Zaffaroni argumentaron que es obligatorio para los Estados cumplir en toda circunstancia los informes
definitivos de la Comisión. Petracchi y Maqueda entienden que el Estado argentino debe adoptar los mejores
esfuerzos para aplicar las recomendaciones de un "órgano de protección" como es la Comisión.
Los votos negativos fueron de Elena Highton de Nolasco, Ricardo Lorenzetti y Carmen María Argibay. Highton y
Lorenzetti entendieron que la afirmación de obligatoriedad de las recomendaciones entra en conflicto con las
disposiciones de convenciones internaciones y la jurisprudencia de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos. La jueza Argibay, por su parte, sostuvo que "...el carácter ejecutivo y jurisdiccional de la recomendación
emitida por la CIDH, pretendido por la parte actora, se aparta del sistema de resolución de controversias creado
por la Convención Americana sobre Derechos Humanos".- (22) CONCLUSIÓN De todo lo analizado hasta aquí se
proponen dos conclusiones:
PRIMERO: El sistema de Control de Constitucionalidad y de Convencionalidad a cargo de jueces independientes e
imparciales es una premisa fundamental para la vigencia de la Supremacía de la Constitución Nacional y de todo el
bloque de Constitucionalidad.- SEGUNDO: Los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y las
recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en tanto órganos creados a partir de la
Convención Americana de Derechos Humanos, ratificada por Argentina y con jerarquía constitucional (art 75 inc.
22 CN) son vinculantes y son parte del sistema vigente del control de convencionalidad de nuestro orden jurídico
interno.- Notas al pie:

3) Que es el IUS Cogens?


La importancia del ius cogens o derecho imperativo internacional se deriva de su contenido.
Sus normas protegen valores esenciales compartidos por la comunidad internacional. Se puede
decir que el ius cogens es la encarnación jurídica de la conciencia moral de la sociedad
internacional.

Es el artículo 53 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, el que define el Ius
Cogens como el conjunto de normas imperativas de derecho internacional general,
establecidas por la comunidad internacional de Estados en su conjunto. Las normas de ius
cogens no pueden ser derogadas, salvo por otra norma del mismo rango. Cualquier tratado
internacional contrario a una norma de ius cogens es nulo.

Aunque no existe ningún catálogo oficial de normas imperativas, se considera que lo son,
entre otras, la prohibición del uso de la fuerza, la prohibición del genocidio, la prohibición del
racismo y el apartheid, el derecho de autodeterminación de los pueblos, la prohibición de la
tortura, así como las normas fundamentales del Derecho humanitario.

Las normas de ius cogens generan obligaciones frente a todos los sujetos de la comunidad
internacional, por lo que el alcance de la responsabilidad derivada de la violación de una
norma imperativa es más amplio que la que surge de un ilícito común.

La relación entre la consolidación del concepto de ius cogens y los derechos humanos es
evidente y por eso el derecho imperativo ilustra perfectamente el proceso de "humanización"
del Derecho internacional.

Se trata también de un ámbito del derecho internacional que tiene un considerable potencial
transformador del ordenamiento jurídico en su conjunto y, en última instancia, de la sociedad
internacional.
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4) Analizar el art 210 del código penal el art 210 bis según ley 21338 y 23077

Según ley 23077

ARTICULO 11. – Incorpórase como Artículo 210 bis del Código Penal, el siguiente:

Artículo 210 bis. – Se impondrá reclusión o prisión de cinco a veinte años al que
tomare parte, cooperare o ayudare a la formación o al mantenimiento de una
asociación ilícita destinada a cometer delitos cuando la acción contribuya a poner en
peligro la vigencia de la Constitución Nacional, siempre que ella reúna por lo menos
dos de las siguientes características:

a) Estar integrada por diez o más individuos.

b) Poseer una organización militar o de tipo militar.

c) Tener estructura celular.

d) Disponer de armas de guerra o explosivos de gran poder ofensivo.

e) Operar en más de una de las jurisdicciones políticas del país.

f) Estar compuesta por uno o más oficiales o suboficiales de las fuerzas armadas o
de seguridad.

g) Tener notorias conexiones con otras organizaciones similares existentes en el país


o en el exterior.

h) Recibir algún apoyo, ayuda o dirección de funcionarios públicos.

Ley 21338

Incorpórase como artículo 210 bis el siguiente:

Artículo 210 bis: Se impondrá reclusión o prisión de cinco (5) a doce (12) años, si la
asociación dispusiere de armas de fuego o utilizare uniformes o distitnivos o tuviere una
organización de tipo militar.

La pena será de reclusión o prisión de cinco (5) a quince (15) años, si la asociación dispusiera
de armas de guerra y tuviere una organización de tipo militar.

Los cabecillas, jefes, organizadores o instructores serán reprimidos de ocho (8) a veinticinco
(25) años de reclusión o prisión.

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