Você está na página 1de 8

JACQUES MARITAIN: SU VIDA Y SU OBRA

Istituto Internazionale Jacques Maritain

(Publicado en la Revista ‘Política y Espíritu’ online.


N° 1, Octubre, 2001)

Jacques Maritain nace en París el 18 de noviembre de 1882


en una familia protestante; el padre Paul es abogado, la madre
Genevieve Favre es hija del diputado republicano Jules Favre, tenaz
opositor de Luis Napoleón.

Jaques frecuenta el liceo Henry IV, donde hace amistad


con Ernest Psichari, nieto de Ernest Renan, y donde demuestra
enseguida una vivaz vocación intelectual.

Terminado el liceo se inscribe en la Sorbona, titulándose antes


en filosofía y después en ciencias naturales; en esos años manifiesta
simpatías por el socialismo humanitario, y es justamente en ocasión de
una manifestación a favor de los estudiantes socialistas rusos perseguidos
por el Zar, que encuentra a Raissa Oumançoff, nacida en 1885 en Rostov,
sobre el Don, en una familia de hebreos ortodoxos.
2 Istituto Internazionale Jacques Maritain

Los dos jóvenes están insatisfechos del clima cientista, escéptico y relativista de
la Sorbona, y desesperados -como desesperada estaba su entera generación- mientras
meditan en el suicidio encuentran en el College de France a Bergson, el cual, explicando
Plotino, les abre la esperanza de otros horizontes y caminos de la verdad. La amistad
con Charles Peguy y León Bloy, testigos de fe y libertad intelectual, acerca a los esposos
Maritain al cristianismo, y en la Iglesia católica recibirán el bautismo en 1906.

Los primeros años de enseñanza (1909 -1926)

Después de una estadía de dos años en Heidelberg para estudiar biología


con Hans Driesch, los Maritain vuelven a París donde Jaques inicia su actividad
didáctica y cultural enseñando filosofía en el Colegio Estanislao y en el
Instituto Católico, colaborando con diversas revistas, entre las cuales “La revue
universelle”, cercana al movimiento de la Action Francaise.

Fue el Padre dominicano H. Clérissac que dio a conocer a los Maritain la


filosofía de Santo Tomás, que constituirá, como metodología de búsqueda, el
punto de referencia de toda la obra maritainiana en metafísica, política, estética,
pedagogía, filosofía del derecho, a partir de “La filosofía bergsoniana” que marca el
alejamiento de su primer maestro. La adhesión al tomismo no significa para Maritain
un rechazo de la filosofía moderna, sino una revisión crítica de las contribuciones
que “Los tres reformadores, Lutero, Cartesio, Rosseau” (1915), no obstante sus
unilateralidades, han dado al desarrollo de la cultura y de la modernidad.

Maritain se proclama a sí mismo en aquellos años “Antimoderno” (1922),


pero reivindica una perspectiva “ultra moderna” afirmando la libertad de
conciencia y la autonomía de la razón; y a una búsqueda esquemáticamente
organizada alrededor de los cánones de la deducción lógica, opone la atención
a la experiencia, frente a los principios de la razón. Así, cuando con Raissa
escribe “Arte y escolástica” (1920), estudia directamente la obra de los pintores,
escritores, músicos con los cuales estrecha amistad.

Crítico de autores, corrientes y sistemas de pensamiento, vive al interior


de éstos y quiere en alguna manera captar en vivo su principio espiritual y hallar
su justificación -a veces también en manera polémica- esforzándose siempre por
solidarizar con la inteligencia y su sed de verdad.
Jacques Maritain: su Vida y su Obra 3

Pero aquellos años son para él cruciales, como para toda una generación
de intelectuales - Pío XI en 1926 condena a la Action Francaise e invita a
los católicos a abandonar el movimiento nacionalista. Maritain abandona a
Maurras y en la “Primacía de lo espiritual” (1927) aclara -no sin sufrimiento-
su posición, distinguiendo los diversos niveles de la acción social, política y
eclesial. Estaba en la vigilia de su compromiso político que debía hacer de él
uno de los autores más leídos de su tiempo.

El período de Meudon (1927-1939)

Los Maritain habían hecho de su casa en la periferia de París, a


Meudon, un cenáculo de encuentros y debates; era frecuentada por filósofos,
teólogos, y escritores como Cocteau, Mauriac, J. Green, Claudel; pintores
como Rouault, Severini, Chagall; músicos como Satie, Lourié, Strawinsky,
para recordar solamente los nombres más significativos. Una Europa culta
y que pensaba, en un tiempo en el cual la cultura de la crisis difundía
reflejos de rendición y la angustia de citas siniestras que rondaban por los
aires, se reunía alrededor de los Maritain en la esperanza y preparando
trozos de futuro.

En los primeros años ‘30, en el fervor del debate abierto en la Societe


Francaise de Philosophie, al cual participan E. Wilson, L. Brunschwiegg, M.
Blondel, E. Bréhier, Maritain define el estado y la naturaleza de la filosofía
cristiana: la pone a fundamento de la política, del derecho, de la pedagogía.

En “Los grados del saber, distinguir para unir”, analiza los distintos niveles
del conocimiento, desde la física de Einstein a la mística de San Juan de la Cruz.
El “proyecto filosófico” de Maritain emerge así a la luz.

Las viejas disciplinas tomísticas asumen un atractivo nuevo e innovador.


Pensamientos antiguos entran con fuerza renovadora en el debate, y la inteligencia
puede esperar entonces de no perder nada de su lucidez, haciéndose discípula de
una tradición. “Nova et vetera” -un golpe de ala inesperado llega a los debates
y a los horizontes culturales de los cristianos de la época, que se miden con los
desafíos de las crisis de las democracias y con el avanzar de los totalitarismos.
4 Istituto Internazionale Jacques Maritain

En el período de Meudon, Maritain no sólo define su posición filosófica,


sino que orienta claramente su compromiso político. En 1932 hace amistad con
E. Mounier; colabora en la fundación de la revista “Esprit”, promueve y suscribe
numerosos manifiestos políticos contra la guerra en España (no considera al
General Franco un “libertador”) y contra la invasión italiana de Etiopía; pero no se
inscribe en ningún grupo, movimiento, partido político, porque quiere conservar
su independencia de filósofo, comprometido en la lucha política en nombre de los
principios morales y no de los intereses particulares de un grupo.

Hombre de gran pasión civil, Maritain -intelectual ni de derecha ni de


izquierda como el mismo se auto define en la “Carta sobre la independencia”
(1935) - es espíritu sin partido. En 1936, sobre la base de una serie de
conferencias en Poznan en Polonia, en Santander en España, en Montreal
en Canadá, publica “Humanismo integral”, que fue objeto en América y en
Europa de violentas polémicas, pero que contribuye en la formación cultural
de numerosos movimientos políticos de inspiración cristiana y orienta el “ideal
histórico concreto” de enteras generaciones.

Superando al concepto marxista de “clase” y al fascista de “nación”,


Maritain recupera el concepto de “pueblo” (“cuerpo político”) como sujeto y
protagonista de la vida política. El sostiene que para gobernar no es suficiente
actuar “iluminísticamente” “para el pueblo”, sino que precisa “existir con el
pueblo”, compartir su vida, sus esperanzas y sentimientos profundos: hasta el
punto, a veces, de resistir al aspecto más inmediato y emotivo de la sicología de
masas, para llegar al corazón de lo vivido y de los valores de la gente.

Comunitario contra el individualismo, Maritain es personalista en contra


de la ideología de la sociedad de masas. En la tragedia que la humanidad europea
vive a fines de los años ‘30, él sueña con un rescate, una resurrección espiritual
de las fuerzas libres y que piensan: un futuro moral que renueve la cara de la
democracia y haga de ella una cosa del hombre, es decir una cosa de personas.
En los años de la guerra, con al centro aquella sugestiva proclamación del
renacimiento de la conciencia democrática que es “Cristianismo y Democracia”,
Maritain combatió una batalla justa, la cual, durante la estadía americana,
encontrará también las ocasiones y los encuentros para ser re programada.
Jacques Maritain: su Vida y su Obra 5

El período americano (1940 - 1960)

Maritain había dictado cursos de filosofía en América desde 1932, ya


sea en Canadá y en Estados Unidos, como en algunos países de América
Latina; se encontraba en Toronto, en el Instituto de Estudios Medievales,
cuando la policía nazi fue a buscarlo a Meudon en 1940. Tuvo que quedarse
con Raissa en Nueva York, donde su casa, en el Greenwich Village, se
convirtió en un punto de encuentro de los intelectuales y artistas franceses
y belgas en exilio. Con ellos Maritain organizó una fundación universitaria,
l’Ecole libre des Hautes Etudes, en la cual enseñaron hombres famosos
como el físico Jean Perrin y el histórico del arte Henry Focillon, y siguió
las actividades editoriales de las Editions de la Maison Française, con las
que publicó algunas de sus obras como “Los derechos del hombre y la ley
natural” y “Cristianismo y Democracia”.

Maritain apoyó a la resistencia en Europa y sus “Messages”, transmitidos


por la radio Voz de América, fueron presencia y acción en la Europa en guerra.
En una pequeña obra, “A través del desastre” (1941), que tuvo también una
edición clandestina en Francia, sugería la colaboración entre católicos e
izquierdas democráticas, la conciliación entre cristianismo y democracia.

En América, Maritain se interesó en los problemas pedagógicos, con R.


Hutchins y Mortimer Adler, y difundió los estudios “liberales” en contra del
activismo radical de los pragmáticos. Sus lecciones en la Universidad de Yale,
“La Educación al bivio” (1943), se volvieron, no sólo en América, un clásico en
la historia de la pedagogía.

En 1945, al término de la segunda guerra mundial, el General De Gaulle


quiso nombrar a Maritain Embajador francés ante la Santa Sede, cargo que
el filósofo aceptó de mala gana, porque lo habría distraído de sus estudios,
comprometiéndolo en la actividad diplomática; pero él lo ejerció con gran
compromiso y autoridad. En Roma organizó el Centro Cultural S. Luis de
los Franceses, invitando a los más significativos representantes de la cultura
francesa a asistir a lecciones y conferencias.
6 Istituto Internazionale Jacques Maritain

Jefe de la delegación francesa en 1947 en la Asamblea de la UNESCO en


Ciudad de México, tuvo un rol decisivo en la elaboración de la “filosofía” de
la UNESCO y de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de las
Naciones Unidas. Se quedó en los Estados Unidos hasta 1960, enseñando en
algunas prestigiosas universidades (Notre Dame, Princeton, etc.).

El conocimiento de la realidad política americana y su amistad con Ives R.


Simon, filósofo de la democracia, llevó a Maritain a definir su propuesta política en
una serie de lecciones en la Universidad de Chicago, que constituyeron el fundamento
del volumen “El Hombre y el Estado” (1949), clásico del pensamiento político
contemporáneo. Raissa, que había publicado un libro sobre Chagall, continuó
junto a Jaques también en América a cultivar sus intereses en el campo del arte y de
la estética, participando en los ambientes literarios y artísticos. Las conferencias de
Jaques en la National Gallery of Art de Washington fueron recogidas e ilustradas en
el volumen “La intuición creadora en el arte y en la poesía” (1953).

El período de Tolosa (1961 -1973)

Durante su estadía americana, después del breve período romano, Maritain


hace frecuentes viajes a Francia para dar conferencias, participar en debates, cuidar
las ediciones francesas de sus obras. Y en Francia, en 1949, Maritain y sus amigos
publicaron una declaración programática, “Sagesse”, en la cual son recuperadas y
profundizadas las motivaciones culturales que habían animado las reuniones del
período de Meudon. En 1960 muere Raissa, durante una estadía en París; Jaques,
destruido y sin defensas, habiendo perdido la compañera con la cual había compartido
tantas batallas culturales, como anota en su “Diario” (1967), decide de quedarse en
Francia y retirarse con los Pequeños Hermanos de Jesús en Tolosa.

Quería quedarse fuera del debate cultural, pero el Concilio Vaticano


II, cuyas muchas páginas él había preparado, lo compromete; y al final del
histórico evento se expresará con “El campesino de la Garona”, cuya aparición
abre un debate muy vivaz. Puede ser que el viejo ermitaño había urdido su
palabra en las viejas llagas, en los antiguos maniqueísmos de muchos cristianos
(“conservadores”, “progresistas”, etc.); puede ser que una vez más estaba fuera
de tiempo por haber anticipado los tiempos; a lo mejor ciertas asperezas eran la
característica de un amor que no renunciaba a la lucidez.
Jacques Maritain: su Vida y su Obra 7

Retirado del mundo, los últimos años del octogenario filósofo conocen,
a través de una incansable actividad, una segunda juventud intelectual. Ciertas
páginas de “Approches sans entraves” llevan el mensaje de una libertad e
independencia de la inteligencia y del corazón que pueden ofrecer la clave de
lectura de una entera bibliografía, la que, más allá de un cierto pesimismo al
término de la carrera del protagonista, ha incidido sobre nuestra época más
profundamente de cuanto el mismo Maritain no sospechase.
En realidad sus escritos, con aquella incansable vigilancia y con el inquieto
presagio de “otra cosa” que los hacen vibrar, no han todavía ultimado aquel
potencial de libertad y de pasión por el hombre, que los han hecho compañeros
de tantos caminos de búsqueda por enteras generaciones.

Aún gimiendo por esta pasión, el 28 de abril de 1973, el viejo combatiente


entra en el sueño eterno: cierra sus ojos sobre el proyecto de un estudio sobre
“Las dos grandes patrias” (publicado después de su muerte por “Le Monde”),
testamento espiritual y utopía al mismo tiempo, que nos restituye la figura de
un hombre que vivió entre los hombres con la mirada hacia el futuro, hilo rojo
de una vida y de una inteligencia inquieta.

Você também pode gostar