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INVESTIGACIÓN
SOBRE LA VIRTUD
O EL MÉRITO
Año M.DC.XC.lX
TRATADO IVODE LAS «CHARACTERISTICA»
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[28] INVESTIGACIÓN, ETC. 3
LIBRO 1.
PARTE 1.
SECCIÓN 1.
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SECo 11. 30
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bueno y estable.
Es perfecto ATEO quien nada cree de un principio
o inteligencia diseñador ni de una causa, medida o go-
bierno de las cosas, sino en el azar, de suerte que [se-
gún el mismo] no puede decirse que en la Naturaleza 10
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za de su juicio.
[40] Todas esas clases de demonismo, politeísmo, ateísmo
y teísmo pueden mezclarse '. La religión excluye sola-
mente el perfecto ateísmo. Perfectos demonistas los
hay sin duda en religión, pues sabemos de naciones 15
enteras que dan culto al diablo o al enemigo, al cual
sacrifican y ofrecen oraciones y súplicas, sin más ra-
zón en verdad que el miedo que le tienen. Y sabemos
muy bien que, en algunas religiones, hay gentes que
no tienen de Dios otra idea sino la de un ser arbitra- 20
rio, violento, causante de males, y que destina a algu-
nos a la miseria, cosa que equivale a ocupar el sitio
del DEMONIO o diablo.
[42] Ahora bien; dándose esta diversidad de opiniones
acerca de un poder superior y siendo posible encon- 25
trar personas que no se han formado opinión alguna
sobre el asunto, sea por escepticismo, sea por negli-
gencia en el pensar o por confusión a la hora de emi-
tir su juicio, vamos a considerar hasta qué punto algu-
na de dichas opiniones, o la carencia de una determi- 30
nada opinión, puede compadecerse con la VIRTUD y
el MÉRITO, o sea ser compatible con un carácter ho-
nesto o moral.
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[44] PARTE II
SECCIÓN I
La constitución. Cuando reflexionamos sobre alguna estructura o
constitución ordinaria del arte o de la Naturaleza y
consideramos lo difícil que resulta dar razón última 5
El Todo y las partes. de una determinada parte sin conocer adecuadamente
el todo, no nos ha de extrañar el encontramos perple-
jos en muchas cosas relativas a la constitución y es-
tructura de la Naturaleza misma. Pues a cualquiera le
resultará difícil determinar con precisión a qué finali- 10
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[56] SECCIÓN II
La afección privada o En primer lugar, pues, cabe observar que, si se da
propia. una afección hacia alguna cosa, la cual se considera
un bien privado, pero resulta no serlo real <sino ima-
ginariamente> y no ser, en manera alguna, esencial
para el interés o la felicidad de la criatura; semejante
afección, como superflua que es y desvirtuadora de
otras afecciones indispensables y buenas, será viciosa
y mala en sí misma, <incluso respecto al interés o feli-
cidad privada de la criatura> 8. 10
Si fuese posible suponer <en una criatura> seme-
jante afección por un bien propio, como realmente
conducente <en su grado natural> al interés privado
de la misma y, a un tiempo, incompatible con el bien
público, aún habría que considerar viciosa tal afee- 15
ción. Y, en dicho supuesto, una criatura no podría ser
<verdaderamente> buena y natural para con su socie-
dad o público, sin ser mala y no natural para consigo
misma. Mientras que, si la afección es sólo perjudicial
a la sociedad cuando es inmoderada pero no cuando 20
es moderada y debidamente templada y comedida,
entonces lo que <en verdad> es vicioso es el grado in-
moderado de dicha afección que no el moderado. Y
así, caso de encontrarse en alguna criatura un interés
propio o una preocupación por su bien privado fuera 25
de lo corriente, y que fuesen incompatibles con el in-
terés de la especie o público, habría que considerarlos
malos y viciosos en todos los sentidos. A eso solemos
llamar EGOÍSMO, yeso es lo que tanto desaproba-
mos en cualquier criatura en que nos lo encontremos. 30
Por otra parte, si esa afección por el bien privado o
propio, por más egoísta que se la pueda estimar, no
solamente es en realidad compatible con el bien pú-
blico, sino que contribuye a él en alguna medida; si es
tal, como quizás, debiera ser la participación de todo 35
individuo en el bien de la especie en general; enton-
ces, bien lejos de ser mala o reprobable en todo senti-
[58] do, habría que reconocer que tal afección es absoluta-
mente necesaria para hacer buena a una criatura.
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pendio.
Así que cualquier cosa llevada a cabo mediante
una afección orientada meramente al bien propio pe-
ro que resulta ventajosa para la especie, no implica en
la criatura bondad alguna, sino, solamente, que la 35
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14 Para las páginas 66-69, cfr. Larthomas, J.-P., I.C., p. 360, n. 24.
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SECCIÓN IV
Objetos sensibles y ob- En cifra: Las criaturas que sólo son capaces de ser
jetos racionales. movidas por objetos sensibles, son buenas o viciosas
según estén sus afecciones sensibles. Otra cosa sucede
con las criaturas capaces de construir objetos raciona- 25
les de bien moral. Pues que, en alguna criatura de esta
clase, pueden estar muy desarregladas precisamente
las afecciones sensibles; pero, si no prevalecen debido
[precisamente] a las otras afecciones, a las racionales,
es evidente que la templanza predomina; y, a tal per- 30
sona, la consideran todos, con justicia, una persona
virtuosa 22.
Prueba de virtud. Más aún; si alguien es, por su índole, apasionado,
[80] colérico, miedoso, lujurioso, pero resiste a esas pasio-
nes y adhiere a la virtud a pesar de la fuerza impre- 35
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lo vicioso.
[82] Grados de virtud Así, la virtud es participada en diferentes grados
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[86) PARTE 111
SECCIÓN I
Causas del VIClD. Consistiendo la naturaleza de la VIRTUD (según
acabamos de exponer) en una cierta disposición justa,
o afección proporcionada, de una criatura racional res- 5
pecto a los objetos morales [que son] lo correcto y lo
incorrecto; no hay nada que pueda suprimir un princi-
pio de virtud en tal criatura, o volverlo ineficaz, a me-
nos que:
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SECCIÓN 1147
Nociones contradicto- Tal vez algunos, al contemplar a una criatura vacía
rias.
de afecciones naturales y desprovista enteramente de
un principio comunicativo o social, supongan que, al
mismo tiempo, o bien es tolerablemente feliz en sí 5
misma, o bien anda fuera [del círculo] de las criaturas
sus semejantes o sea de su especie. Lo que se piensa
en general de una criatura como ésa, es que gozará
de pocas alegrías en la vida y que encontrará pocas
satisfacciones en los placeres meramente sensuales 10
que le quedan, una vez haya perdido las alegrías so-
ciales y cuanto puede llamarse humanidad y buen
Estado disoluto o in- natural. Nosotros sabemos que no es meramente for-
moral. tuito que una criatura sea displicente, rencorosa o ma-
ligna, y que, por necesidad, una mente o talante tal- 15
mente privado de dulzura y benignidad tendrá que
volverse hacia lo que es contrario, y ser trabajado por
pasiones de otro cariz. Un corazón como ése será es-
cenario continuo de inclinaciones perversas y de
amargas aversiones que brotarán de su constante mal- 20
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co confusas y contradictorias.
Fábrica o sistema de Ahora bien, si la fábrica de la mente, o índole, apa-
las afecciones. reciese ante nosotros como en realidad es; si viése-
mos cuán imposible resulta eliminar de ella alguna
afección buena u ordenada, o introducir alguna [afec- 20
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