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1- La lectura por placer: Para formar buenos lectores, la lectura debe hacerse por placer. Se
pierde el placer cuando la lectura se usa como un espacio de castigo u obligación.
Mirentxu Anaya, Directora de política educativa de Educación 2020, acota que el ideal es que “a
las mamás o papás les gusten los cuentos que van a contar y que se elijan temáticas de interés
de los niños. El hábito se crea desde el gusto por la lectura. Ojalá que sea una rutina diaria que
sea muy entretenida, dinámica y participativa. El niño tiene que ser muy protagonista de este
momento”.
2- Desde los primeros años: “Familiarizar a los niños con los libros desde la primera infancia
sin duda va a traer beneficios cuando ya aprendan a leer. En las casas, que los libros no estén
en alturas y cerrados con ventanas o puertas, sino que estén bien accesibles, que los niños
puedan saber que los libros son cotidianos. Eso va a significar que van a despertar cierta
curiosidad y que cuando ya aprendan a leer no van a aprender sólo a decodificar, sino que va a
estar cargado con un cariño de por medio”, dice Mónica Bombal, experta del Mineduc y
coordinadora del Plan nacional de fomento a la lectura.
3- Predicar con el ejemplo: Los expertos coinciden en que uno de los aspectos principales
para el fomento lector es la influencia indirecta de los padres al tener hábitos lectores en la casa,
desde leer libros a comentar las noticias del diario.
“Es bastante clave y determinante que los niños vean a sus padres leyendo. Los padres pueden
saber y les pueden contar cuentos, pero lo que más impacta al niño es ver esa práctica en sus
padres y verlos disfrutando, gozando de la lectura. Y no tiene que ser un tratado teórico, puede
ser una revista, un diario, en fin”, aconseja Mirentxu Anaya de Educación 2020.
El ejemplo es siempre mucho más efectivo que una orden racional. “Decirles a los niños
que es importante leer si es que a uno nunca lo ven leyendo es tremendamente contraproducente.
El niño no va a aprender el mensaje, se está comunicando algo que no tiene su correlato”,
comenta Mónica Bombal del plan nacional de fomento de la lectura.
4- Generar espacios: Los expertos coinciden en que no hay un lugar perfecto, que no es
necesario un lugar con silencio absoluto, pero sobre todo que hay que generar un espacio con el
niño o niña, aunque se tenga mucho trabajo.
Mirentxu Anaya dice que “más que un ambiente físico, se trata de crear un espacio
sagrado frente al tema de la lectura. No tiene que haber tanto silencio porque a veces las
condiciones en el hogar no nos permiten que así sea. Pero sí decir ‘éste es nuestro momento’, el
momento en que yo como adulto estoy a tu entera disposición”. Agrega que “puedes elegir
ponerte abajo de la mesa con un mantel blanco, en la noche antes de acostarse o hacer ejercicios
de lectura y cuentacuentos mientras estás cocinando un plato de comida y le cuentas un cuento
de acuerdo a esa historia o las recetas de cocina que estás preparando”.
Paula Larraín agrega que “más que generar un tipo de ambientes, uno tiene que poder
adaptarse a los que vive. Uno lee en el metro, en un espacio de espera, cuando está en el
dentista, en una biblioteca, incluso el libro que no quisiste dejar de leer en la calle. Lo más
importante es que quieras tanto hacer eso que logres abstraerte un poco de lo que estaba
pasando”.
7- Los rezagados también pueden formar un hábito lector: Según Mónica Bombal, siempre
se puede formar un hábito lector, aunque se haya tenido una mala educación, siempre que exista
la disposición:
“Existe gente que no ha tenido la oportunidad de tener buenos libros, buenos papás o
abuelas o profesores que te hayan leído y se transforman en buenos lectores después. La vida
tiene muchos giros”, agrega la profesora de Historia y experta en fomento lector.
La lectura no es la única habilidad que debemos desarrollar a lo largo de nuestras vidas.
No hay que desestimar procesos como la socialización, el desarrollo de actividades
extracurriculares, la disciplina del trabajo y actividades culturales. Al contrario, es bueno visitar
museos y centros culturales con frecuencia, sobre todo cuando no se tiene la posibilidad de viajar.
La lectura, sin embargo, es la única habilidad transversal al currículum escolar en todos los
sectores y subsectores y la herramienta más importante para insertarse en la sociedad del
conocimiento.
Fuente: educarchile