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TEMA 6.

Novecentismo o Generación del 14. Características de la novela y el ensayo. Juan


Ramón Jiménez.
1. El Novecentismo o Generación del 14: definición y características.
2. La novela (Ramón Pérez de Ayala) y el ensayo (José Ortega y Gasset) novecentistas.
3. Juan Ramón Jiménez.
Autor para la cuestión quinta: Juan Ramón Jiménez (poesía).

1. El Novecentismo o Generación del 14: definición y características.

La Generación del 14 es el movimiento cultural característico de la segunda década española


del siglo XX. En 1906 Eugenio D’Ors usó ya el término “Novecentismo” para designar aquellas
tendencias que se despegaban rotundamente de las formas artísticas o literarias heredadas del siglo
XIX. Azorín en 1912 se dio cuenta de que la trayectoria cultural y literaria del 98 quedaba atrás al
decir: “Otra generación ha llegado”. Guillermo Díaz Plaja define el novecentismo como lo que ya no
es ni modernismo ni noventayochismo y como lo que no es todavía vanguardias (de difícil
delimitación) y confluirá en la generación del 27.

Este grupo no cumple los requisitos necesarios para ser generación, pero presenta un clima
intelectual particular y distinto a otras generaciones. A los escritores nacidos en los años 80 se
denomina: Generación de 1914 y Novecentismo.

Aparece en la primera década del siglo XX y alcanza su madurez en 1914., conviviendo con
las vanguardias de los años 20, y tendría su decadencia a partir de 1930. Todos ellos comparten con el
98 la inquietud por el problema de España, aunque rechazan la visión dramática y subjetiva de sus
predecesores. La fundación en 1913 de la Liga para la Educación Política Española, y la de la
revista “España” en 1914, mostrarán su voluntad de intervenir en la vida política. Desde una actitud
europeísta buscan la modernización del país.
Los escritores más viejos de la generación de 1914 nacen en torno al año 1880, y cinco o seis
años después los más jóvenes. Nacen en torno a 1880 Jacinto Grau, Gabriel Miró, Manuel Azaña,
Ramón Pérez Ayala, Eugenio d’Ors, José Ortega y Gasset. Hacia 1885 nacen los más jóvenes, entre
los que destacan: Tomás Navarro Tomás, Américo Castro, Luis Araquistain, Manuel García Morente,
Salvador de Madariaga y Gregorio Marañón.

Sus rasgos característicos son comunes tanto a los novecentistas catalanes como a la denominada
generación de 1914

 El arte ha de ser imaginativo y debe romper con las visiones pegadas a la realidad. Un papel
importante para ello le cabe al humor y a la renovación de los géneros con nuevas técnicas
que olviden la trama narrativa o el argumento. Abundantes digresiones. El género más
abundante y cultivado es el ensayo, que se extiende a los otros géneros.
 Defensa del “arte puro”. El arte debe limitarse a proporcionar placer estético y no ha de ser
vehículo de preocupaciones religiosas o políticas ni de emociones privadas. Ortega en uno de
sus ensayos, “La deshumanización del arte”, decía: “el poeta empieza donde el hombre
acaba”. Pulcritud, distanciamiento, equilibrio, «deshumanización». Ortega acuña el concepto
de arte deshumanizado para el arte moderno.

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 Intelectualismo ante el hecho artístico. Elitismo y concepto de vanguardia estética, intelectual
y social. El arte y, en consecuencia la literatura estará concebida para minorías selectas.

 Búsqueda del «arte puro», del arte por el arte, de la poesía pura y de la autonomía de la obra
artística.

 Huida de lo vulgar, de lo fácil y de lo monótono. Los novecentistas aspiran a crear un estilo


propio, nuevo y peculiar. El estilo se basa en la preocupación por el lenguaje; los escritores
huyen de la poesía fácil
 Dominio del orden, la perfección y la belleza.
 Rechazo del sentimentalismo y el romanticismo: el arte ha de ser más intelectual que vital y
hay que romper con lo anecdótico y argumental para renovar los géneros narrativos. En el
devenir pendular de la historia de la cultura (detectado por el propio D'Ors), esta época
significaría un retorno a los clásicos greco-romanos, a sus formas y a sus temas, como lo
mitológico.
 Cosmopolitismo. Huida de los aspectos más nacionalistas de la cultura. Europeísmo. Apertura
a las corrientes intelectuales europeas y su traslación a España y a los países americanos de
habla hispana.
 Racionalismo. Frente al irracionalismo modernista, se concede gran importancia al rigor
intelectual y a la claridad expositiva. De ahí que el género ensayístico y la prosa alcance una
gran importancia.
 La ruptura con la generación anterior propia de toda generación nueva no implicaba en su
caso una ruptura genérica con el pasado: para Eugeni d'Ors Todo lo que no es tradición, es
plagio. Aun así, las polémicas con los maestros de la generación anterior son sonadas
(especialmente la que enfrentó a Unamuno con Ortega -expresada en el lema unamuniano
¡Que inventen ellos!-).
 Frente al ruralismo de la generación de 1898 (que buscaba en el paisaje y el paisanaje,
especialmente el de Castilla, la esencia de lo español), la atención se vuelve hacia la ciudad y
los valores urbanos (civiles y civilizadores).

IDEOLOGÍA DEL NOVECENTISMO

En lo político.

Las raíces de los novecentistas están en un reformismo burgués. Defendieron los ideales
republicanos. Es una generación diferente a la del 98, puesto que D’Ors y Ortega y Gasset tenían
muy clara la misión de su generación: el intervencionismo político. Respecto al tema de España en la
Generación del 14, se observa una superación del pesimismo que había anteriormente. La España de
esta época se va a denominar: España invertebrada. Se trata el tema de la decadencia española para
explicar la situación presente.

En lo filosófico.

Los principales mentores cambian, pues si en el 98 habían sido Schopenhauer y Nietzsche, para los
novecentistas son Bergson, Simmel y Scheler y frente al pesimismo del 98, los novecentistas adoptan
un visión teórica y razonadora de la vida. Se impone el predominio de la razón sobre el sentimiento.

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En lo cultural.

La generación del 14 es la primera generación de grandes universitarios españoles. Aparece así


un nuevo tipo de intelectual que implica la sustitución de los medios autodidactas y bohemios del
Modernismo y la generación del 98 métodos rigurosos que parten de la enseñanza religiosa en
muchos casos, continúa con la formación en universidades española y la completan en Europa. De
ahí su europeísmo, no se encierra en lo nacional.
 Racionalismo. Frente al irracionalismo modernista, se concede gran importancia al rigor
intelectual y a la claridad expositiva. De ahí que el género ensayístico y la prosa alcance una
gran importancia.

El poeta más acorde con los ideales estéticos del novecentismo fue Juan Ramón Jiménez. Los
principales representantes de la novela novecentista son Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala y
Wenceslao Fernández Flórez. Entre los ensayistas más destacados están: Eugenio D'Ors, Gregorio
Marañón y Manuel Azaña.

2. La novela (Ramón Pérez de Ayala) y el ensayo (José Ortega y Gasset)


novecentistas.

La novela

Conviven en esta época diversas tendencias que pueden agruparse en dos líneas: de una parte los novelistas que
continúan modos narrativos anteriores ( Concha Espina, Ricardo León…); de otra los que superan los patrones
narrativos y estilísticos anteriores, unas veces por la presencia de un intenso lirismo, otras por vía de la ironía o el
humor, otras por el intelectualismo y algunas veces por la deshumanización preconizada por Ortega.

 En la novela lírica destacó Gabriel Miró. Nace en Alicante (1879). También fue discípulo de los jesuitas.
Estudió en Orihuela y Valencia y tras unos años de estancia en Barcelona, marcha a Madrid, donde muere en 1930.
Un jurado entre cuyos componentes están Valle-Inclán y Pío Baroja premió su novela corta “Nómada” (1908), historia
del exalcalde Diego, que, al perder esposa e hija, se hace vagabundo.
La producción de Miró se halla integrada por relatos en los que la acción novelesca es casi un pretexto para la descripción
de diversos ambientes. Lo mismo ocurre con los personajes. Son frecuentes las evocaciones al pasado y los espacios
tienen un gran valor metafórico y simbólico“Libro de Sigüenza” y “Años y leguas” son dos series de narraciones breves
basadas en impresiones y recuerdos de tipo autobiográfico. “Nuestro Padre San Daniel” y su continuación “El obispo
leproso” constituyen una larga novela situada en Oleza (Orihuela), cuyas descripciones alcanzan un valor estético
superior a la intriga. Lo mismo ocurre con su obra cumbre “Figuras de la pasión del Señor” (1916), colección de
estampas bíblicas en las que se evoca el paisaje de Palestina. Cabe destacar también “Niño y grande”, “El abuelo del
rey” y “Las cerezas del cementerio”.

 En la novela intelectual destaca Ramón Pérez de Ayala. Nació en Oviedo y estudió con los jesuitas.
Estudió derecho con profesores krausistas y bajo la influencia de "Clarín". En Madrid participó en la fundación de la
revista “Helios” y se dio a conocer con un libro de poesía: “La paz del sendero” (1904). Escribió también varios ensayos
como “La caverna de Platón” y otros reunidos en los dos volúmenes de “Las Máscaras”, donde analiza la producción
teatral del siglo.
No obstante, su labor más destacada es como novelista, género en el que bus ca experimentar con la técnica y la
forma, creando nuevas estructuras narrativas y buscando originales perspectivas.
Las novelas de la primera época son relatos cercanos aún al Realismo costumbrista y cuya sátira pesimista
revela el entronque con la generación del 98. A esta primera época pertenecen novelas como ”Tinieblas en las
cumbres”, “A.M.D.G.” (iniciales de Ad maiorem Dei gloriam) y “Troteras y danzaderas” (1913), donde nos presenta
una visión de la bohemia literaria madrileña de comienzos de siglo.

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La segunda época marca un avance hacia lo simbólico y abstracto. Los personajes dejan de ser individuos
concretos y adquieren una mayor trascendencia. Entre las obras de esta etapa destacan “Belarmino y Apolonio” –dos
zapateros que encarnan respectivamente la visión filosófica y dramática del mundo- y “Tigre Juan”.

 La novela de humor está representada por WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ (1885-1964),


nacido en La Coruña, ha cultivado el periodismo y la novela. La nota que mejor lo caracteriza es el humor como medio
para reflejar la crítica social, un humor que se va haciendo cada vez más negro, crítico e intelecutal.
“Los que no fuimos a la guerra” trata del ambiente español de la guerra del 14. “El secreto de Barba Azul”
(1923) muestra el humor que caracterizará a nuestro autor: Mauricio busca el secreto de la vida en el cuarto de Barba
Azul, que resulta, finalmente, vacío.
Este simbolismo continúa en “Las siete columnas” (1926): mientras Florio Oliván aspira a la felicidad con
Adriana, Acracio Pérez, ermitaño de la Pena Negra, obtiene de Satanás el privilegio de eliminar los pecados capitales,
pero la humanidad se aburre sin la posibilidad de evitarlos o caer en ellos.
“El bosque animado”, novela que ha sido adaptada al cine, relata dieciséis estancias en la idílica fraga de
Cecebre, protagonizadas por animales de fábula, personajes o incluso objetos. Es un mundo sencillo y feliz, entregado a
la muerte.
Menos ambiciosos que sus novelas, pero quizás más conseguidos, son los artículos periodísticos y las narraciones
breves de “El espejo irónico”, “Las gafas del diablo”…

El ensayo
Recordemos que el ensayo es un texto en prosa de extensión variable, que trata, de manera subjetiva, diversos temas, sin
aportar datos exhaustivos. Va dirigido a un lector no especializado.
El carácter intelectual de los novecentistas propició el auge del ensayo que contó entre otros con las figuras de Eugenio
D’Ors, Gregorio Marañón y José Ortega y Gasset.
 JOSÉ ORTEGA Y GASSET. José Ortega y Gasset (1883-1955) es una de las figuras más relevantes de la
historia del ensayo y del pensamiento español. Desde su cátedra de Metafísica, desde sus libros y desde la “Revista de
Occidente”, fundada y dirigida por él, difundió en España las principales corrientes culturales del siglo XX europeo.
Aunque el núcleo de la actividad intelectual de Ortega y Gasset fueron los temas filosóficos, sintió un gran interés
por lo actual, como demostró en los ocho volúmenes de “El Espectador”, en los que trata temas heterogéneos como
literatura, historia, pedagogía, pintura, filosofía… con un denominador común: el predominio de los temas de acutalidad.
Algunas obras de los comienzos como “Meditaciones del Quijote” (1914) y “España invertebrada” marcan su
relación con la crítica de lo nacional propia del 98. Para Ortega el problema de España se basa en la inexistencia de
minorías selectas y en la rebeldía anárquica de las masas. En “La rebelión de las masas” señala como causa de la
crisis de la Europa de su tiempo el mismo defecto que había advertido en España.
En cuanto a la estética, defiende que el arte debe abandonar los temas humanos (deshumanización) y tender a
un estilo artificioso, alejándose de las masas, pues el arte es para las minorías. Su prosa es de gran belleza y suele
introducir abundantes figuras retóricas. En este sentido escribió “La deshumanización del arte” que se convirtió
en uno de los más importantes e influyentes del momento. Otros ensayos de estética y crítica literaria son “Espíritu
de la letra”, “Ideas sobre la novela” y los estudios sobre Baroja y Azorín en “El Espectador”.
 EUGENIO D’ORS Barcelona (1882-1954). Cultivó fundamentalmente la glosa, esbozo de un pequeño
ensayo que surge a raíz de alguna anécdota o hecho de tema literario, artístico o político. Mientras en Ortega y
Gasset predominan las cuestiones filosóficas, D’Ors se centra en los temas de estética.
Inició su carrera literaria en catalán, con el seudónimo de “Xénius”, con obras como “ La Ben Plantada” y
“Glossari”.
Su producción posterior en castellano abarca los más variados temas: “Glosario”, “Nuevo Glosario”, “Novísimo
Glosario”, compuestos por glosas o comentarios breves sobre literatura, arte, política y que constituye una
recopilación de glosas publicadas en periódicos. Otros títulos en los que predomina la crítica de arte son: “Tres
horas en el Museo del Prado”. Su prosa se caracteriza por su cuidada elaboración, la claridad y la precisión.
 GREGORIO MARAÑÓN (1877-1960), además de eminente médico, fue uno de los ensayistas españoles más
destacados. Humanista profundo, estudió figuras del pasado (“Enrique IV de Castilla y su tiempo” ) o trató temas
políticos con hondura y ecuanimidad (“El Conde-duque de Olivares”). También escribió “Tres ensayos sobre la vida
sexual” (1926) y “Don Juan”, curiosa interpretación médica de este personaje literario, al que considera poco

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masculino.
Para finalizar, diremos que esta etapa significa el relevo de modernistas y noventayochistas. Desde una actitud
europeísta, los novecentistas buscan la modernización del país, que cifran en la educación, el rigor científico y académico
y la renovación moral y estética de sus contemporáneos. Su influencia en la formación de minorías liberales se concretará
en el reformismo que caracterizó la Segunda República, de la que fueron partidarios entusiastas.

3. Juan Ramón Jiménez. Moguer (Huelva), 1881 – San Juan (Puerto Rico) 1958.

La poesía del Novecentismo está dominada por la figura de JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
(1881-1958), nadie como él representa lo que Pedro Salinas llamó “del cisne al búho”; es
decir, de la exquisitez sensorial modernista a una lírica más reflexiva e incluso intelectual.
Nace en Moguer (Huelva) en 1881. A los diecinueve años marcha a París. Crisis
nerviosas le obligaron a permanecer en sanatorios de la capital y del sur de Francia. En
1916 se casa con Zenobia Campubrí, tras un viaje a los Estados Unidos. Al estallar la
guerra civil marcha a América. En 1956 se le concede el Premio Nobel y muere en 1958.
Su poesía está dedicada a la minoría, como la dedicatoria que ponía en sus libros: “A la
minoría, siempre”. Su idea de la poesía está presidida por tres cosas: belleza,
conocimiento y eternidad. Sus poemas estarán en constante transformación, pues los
analiza, los reelabora y los publica retocados y depurados en distintas antologías.
En su poesía existe una permanente búsqueda que resume el camino desde el Modernismo
hasta las nuevas formas, por lo que se distinguen varias etapas:

 Poesía sencilla en sus comienzos.


 Poesía envuelta en el Modernismo.
 Etapa de depuración hacia la sencillez.
 Poesía desnuda, sin influencias modernistas.

Más tarde, el mismo Juan Ramón reducía su evolución en tres fases: Época sensitiva, época intelectual y época
verdadera.
 La etapa sensitiva (1903-1915), incluye libros marcados por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y el
Modernismo. La musicalidad, los paisajes y jardines crepusculares aparecen en “Rimas”, “Arias tristes” o
“Jardines lejanos” son libros de tristeza, melancolía, recuerdos y paisajes que, de forma simbolista, reflejan
sentimientos del alma del poeta. La muerte, que es un tema recurrente en sus poesía, ya está presente en estas
obras. Al principio la tratará de forma trágica, pero acabará considerándola como el final de un proceso de
plenitud, con nostalgia, no con tristeza. “Baladas de primavera” y “La soledad sonora” siguen la línea
colorista y sensual del Modernismo. Con la obra “Estío” (1915) inicia el camino de la sencillez formal y el
alejamiento paulatino del Modernismo. Por entonces compone su obra en prosa poética “Platero y yo”.
 La etapa intelectual (1916-1936), iniciada con “Diario de un poeta recién casado” (1916), abre el camino a la
poesía pura, etapa en la que busca la realidad invisible de la cosas, su esencia. Además de la incorporación de
motivos externos al poeta (el mar, los hombres y las calles de Nueva York), mezcla prosa y verso y desaparece la
retórica modernista. El mar, en “Diario de un poeta recién casado” simboliza la eternidad, la permanencia, la
inmensidad. De esta época es también “Eternidades” (1918) y “Piedra y cielo” (1919), “Poesía” (1923),
“Belleza” (1923), donde continúa la poesía pura; es decir, sin adornos de imágenes brillantes, ni rimas sonoras,
intentando captar el sentido exacto de las cosas. “La estación total” recoge los últimos poemas escritos en
España.

 La etapa suficiente (1936 hasta su muerte), la desarrolla en el exilio y es una poesía abstracta, difícil y
hermética. En “Animal de fondo” el poeta busca a Dios «sin descanso ni tedio». Pero ese dios no es una
divinidad externa al poeta, sino que se halla en él y en su obra (« tu esencia está en mí, como mi forma»; «en el
mundo que yo por ti y para ti he creado»). Ese dios al que se refiere es causa y fin de la belleza. “Dios deseado y
deseante” supone la culminación de “Animal de fondo”. El poeta llega incluso a identificarse con ese dios que
tanto ha buscado. Su poesía es cada vez más desnuda de artificio, y por lo tanto más compleja y conceptual.

La renovación poética alcanzada por J.R. Jiménez tuvo una influencia innegable en los poetas posteriores a él

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