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EL FALSO ESPÍRITU

Era es mes de enero en Huaracayo, un Centro Poblado hermoso, donde hay


chacras son extensiones cubiertas de maizales, las acequias están adornadas
de plantas que viven de la humedad de los suelos y sus caminos se encuentran
rodeados de diferentes arbustos y algunos árboles de eucalipto que con el viento
desprenden su aroma natural y silvestre. No se siente ese ruido motorizado de
las ciudades, sino el canto de diversos pajaritos como chicuacos, gorriones, y
otros, los que alegran el paisaje verde y soleado.
Aquí los pobladores cada día se levantan muy temprano, afanosamente empieza
la bulla en los hogares ya sean por los animales o de los niños. Los padres se
muestran inquietos por realizar los trabajos agrícolas, algunos están dedicados
al comercio de lo que cultivan y otros que viven sin preocuparse por el paso del
tiempo en el día se agrupan para conversar y deleitar alguna bebida que les
anime o les haga olvidar algunas penas.
En este Centro Poblado hay un Barrio Llamado "Buenos Aires" y por cierto lugar
hay un camino Llamado "Tucumán" pues más pareciera que hablamos de
Argentina, pero no lo es, lo cierto es que al ir por ese camino sientes mucha
frescura y el paso se te hace corto para Llegar a Huaracayo, por en este lugar se
encuentra una capilla abandonada desde hace mucho tiempo, es de tierra,
decolorada y un poco tétrica, al pie de ella se encuentra recorriendo con un ruido
bullicioso las aguas del rio Vilcabamba y para unir el paso del lugar hacia la pista
de la carretera central hay un puente.
Cierto día, en una noche un poco fría, un poblador de tez trigueña, de unos
veintisiete años, de estatura mediana, que vivía solo y estaba cansado del trabajo
agrícola de apelativo "Shatan" tuvo la idea de ser el espíritu de Tucumán.
Pensando y riéndose melancólicamente dijo: Me vestiré como el fantasma
Lamparín, mi fantasma de mi infancia, me divertiré y conseguiré el sustento diario
sin el sudor de mi frente, pues demostrare mi habilidad.
Es así que un día siguiente apenas alumbro el sol se dirigió a una tienda de Ia
provincia de Tarma y compro tela blanca a su medida, el mismo confecciono su
disfraz, inclusive le dio ciertos detalles a los ojos y la boca. Era un día martes, el
día cabalístico para los que sacan el susto de los niños y para las jubeadoras, la
noche estaba oscura, Shatan esperaba a que el reloj marque las doce de la
noche, aun cuando faltaba diez minutos se dirigió al lugar, pues el como poblador
sabía que la gente que venía de mucho tiempo al pueblo pasaba por ahí, pues
era el lugar tranquilo y no les pasaba nada.
Entonces esa noche se dirigió, tomando en la mano una linterna y agua de hierba
en termo para el frio y se colocó como un santito en Ia capilla y espero a ver quién
pasa, en eso escucho la voz de una mujer y de dos jovencitos, que ya se
acercaban al lugar, entonces el simulando la voz empezó a lamentarse, a
quejarse, a hablar palabras con la nariz aplastada por sus manos y a Llorar como
un espíritu verdadero, las personas se quedaron paralizadas y el simulando una
salida en cámara lenta les espanto a este grupo de personas que corrieron sin
dar vueltas atrás, dejaron lo que Llevaban, equipaje, víveres, gallinas, frutas y
otros, Luego. Shatan miro a su alrededor y no había nadie, solo unos ladridos
algunos perros a mucha distancia.
Al día siguiente se extendió un rumor en el pueblo sobre el espíritu de Tucumán,
pues relacionaron a los que habían muerto por alguna circunstancia con el
espíritu y causo preocupación en las familias por sus muertos, pues creían que
estaban penando por su mal comportamiento, porque habían dejado deudas o
había algo secreto no confirmado a la familia.
Mientras que en casa de la señora Juanita, quien había llegado de Chanchamayo
con sus hijos se sentían consternados por el suceso, la familia estaba muy
preocupada, porque su madre cariñosa y fuerte se había enfermado de susto, y
de sus dos hijos ni hablar, pues traerían a "Mama Machi" para que les pase el
cuy y este animalito indefenso les saque el susto.
Sin embargo, Shatan estaba contento, ese día no salió pues estaba cansado por
la faena de Ia noche. Sus amigos se extrañaron por no verlo. Al día siguiente,
escucho los rumores del espíritu, y dijo ahora dejare pasar los días, será este
sábado. Y los pobladores con sus creencias visitaban a sus muertos, les daban
oraciones y dejaban velitas.
Llego el día sábado Shatan espero la misma hora anterior de sus fechorías y se
dirigió al lugar, fingió ser un santito, paso inclinado, luego se paró un poco serio
y espero así a sus nuevas víctimas, en eso escucho las voces de unas personas
ebrias, se trataba de don Jacinto, don Pancho y don Paco, quienes habían
participado de una fiesta y querían cortar el camino por el lugar, Llevaban sus
sacos en la mano y unas bolsas; Shatan escuchando que las voces se acercaban
hizo los lamentos fingidos y salió como la pantera Rosa al encuentro de los tres
iracundos hombres, estos se sorprendieron, hasta su estado de embriaguez se
les paso y tirando sus sacos y lo que Llevaban en la mano corrieron como si el
mismo demonio les perseguía. Shatan se conformó con lo que hizo, pues
encontró billeteras y cosas de corner en las bolsas.
Al siguiente día nuevamente el rumor corrió por el pueblo, ahora la información
se hacía más imaginativo, los tres hombres narraban a su estilo sobre el espíritu
de Tucumán, la gente estaba asustada y preocupada cada vez por sus muertos,
mientras los niños inventaban cosas y se imaginaban a ese ser de la oscuridad
y evitaban salir y jugar de noche porque el supuesto espíritu se aparecería en
cualquier momento y estaría frente a ellos, no lo podían creer que en esta vez se
les apareció a los hombres fuertes, que no tienen miedo a la oscuridad y que
creían ser los más valientes.
El paso de personas disminuya, casi todos lo hacían de día e iban con un poco
de miedo, acompañados y solían decir que si pasaban por la capilla sentían cierta
sensación en el cuerpo, lo que confirmaba la presencia de algún ser paranormal.
Pero de noche solían ir por cierto camino solo aquellos que creían retar el miedo,
puesto que los mismos arbustos y ruidos de insectos y pájaros nocturnos
contribuían a la imaginación de los que pasaban por Tucumán.
Así, continuaba el misterio del espíritu de Tucumán, los que se encontraron con
el espíritu mencionaban no haber vista el rostro del espíritu, no se sabía quién
estaba sufriendo después de muerto o quien estaba condenado de por vida sufrir
en la capilla abandonada. Algunos decían que quizás se trataría del que robaba
las gallinas y que dios lo había botado para buscar las plumas del bendito animal
para ser perdonado y como no lo encontraba se ponía a quejarse toda la noche.

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