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Halloween

(Charles Ives)

En la versión escuchada de tres repeticiones, la obra es para cuarteto de cuerdas y piano. Comienzan el
Violín II y el Cello. Ambos instrumentos están en tonalidades distintas. El violín II está en clave de Si y el
Cello en clave de Re. A pesar de esta politonalidad, ambos hacen un movimiento melódico ascendente
similar a partir de lo que podrían ser sus tónicas Si y Re respectivamente. En el mencionado movimiento
melódico hay un corrimiento en el comienzo de las frases. La similitud se pierde a partir del tercer compás
aunque coinciden en algunos silencios y acentuaciones. El ritmo de semicorcheas solo se ve interrumpido
por los silencios exceptuando el violín II que en el compás 12 realiza un seisillo y septillo de corcheas. En el
compás 13 realizan una frase ascendente en conjunto con el resto de las cuerdas que concluye en el compás
14 con un movimiento similar que repiten todos las cuerdas simultáneamente. El tempo en la primera
vuelta es regular y podemos identificar dos estratos distintos separados por la tonalidad, la acentuación y
por un carácter contrapuntístico exceptuando los compases 13 y 14 que están asociados por la continuidad
de una frase ascendente y la culminación de movimiento similar en todos las cuerdas.
A partir de la primera repetición comienza a desregularizarse el tempo y la obra se acelera. El violín I y la
viola tienen una relación similar a la del Violín II y el Cello. El violín I esta en Do y la viola en Re bemol; ambos
comienzan con un movimiento melódico y un corrimiento similar, al igual que sucede con el violín II y el cello
y luego se desarrollan de manera independiente aunque hay coincidencia en los silencios y la acentuación
luego de ellos. Esa coincidencia se da entre todas las cuerdas. En el compás 13 todas las cuerdas le dan
continuidad a la frase ascendente y en el 14 realizan un movimiento similar en conjunto. Tomando como
referencia la lectura podemos hablar de un carácter contrapuntístico que se da entre las 4 melodías de las
cuerdas y, si sumamos las voces, encontramos tónicas a distancia de semitono (violín II en Si, violín I en Do,
viola en Re y cello en Re bemol.
El incremento constante de la velocidad y la similitud del timbre hace que todo lo que uno escucha
comience a homogeneizarse de a poco, actuando como un factor asociativo disolviendo los estratos que
oíamos al principio, aunque la politonalidad y la distinta acentuación siguen actuando como factores
disociativos, aunque esa influencia se va perdiendo de a poco. Por las razones mencionadas podemos ubicar
a las cuerdas en cuatro subestratos conformando uno general. Se puede decir que por el registro agudo, el
violín I parece estar por encima del resto de las cuerdas, que están en un registro más cercano entre sí,
aunque el matiz es similar en las cuerdas.
En la segunda repetición entra el piano con un carácter fuerte y la velocidad de la obra continua
incrementándose.
El piano será el instrumento que determine el segundo estrato debido a su timbre distinto, el ritmo
armónico, su carácter más vertical, su densidad y el amplio registro que abarca. Su ritmo de blancas
comienza a incrementarse en el tercer compás. Todos esos elementos mencionados hacen que se separe de
las cuerdas. Por parte de las cuerdas, el constante incremento de la velocidad y la similitud en el timbre y en
el matiz, como antes se había mencionado, sumado al piano hace que se consoliden como un solo estrato.
Un estrato de carácter horizontal que contrasta con el piano y de ritmo más rápido.
Finalmente la obra culmina con las cuerdas y el piano formando un acorde de Do mayor y con un final
fortísimo que asciende cromáticamente con acordes mayores y termina en Mi bemol, que le dan una
sensación de cadencia tonal, uniéndose en ese momento ambos estratos.

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