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Universidad Autónoma de Baja California

Unidad Otay
Facultad Medicina y Psicología
Licenciatura en Psicología

Materia: Teorías de la Educación Psicológica


Impartida por: Razo Soto Diana Lorena
Monografía acerca de la educabilidad
Grupo o subgrupo 243
Cárdenas Armenta Sergio Eduardo 1243924

Tijuana, Baja California a 1 de mayo de 2018


Educabilidad

Tabla de Contenido
Introducción ........................................................................................................................ 3

Educabilidad ....................................................................................................................... 4

Conclusión .......................................................................................................................... 9

Referencias ........................................................................................................................ 10

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Introducción
Existen muchos estudios en los que se intenta establecer una relación entre la educación y
una sociedad más plena, pensando que si una sociedad educa a su población se puede llegar a
vivir de una forma más equitativa para todos. Se podría decir que los que no tienen un acceso a la
educación carecen de las habilidades necesarias para una vida laboral exitosa, como resultado de
esto, los sujetos que son excluidos del sistema educativo también sufren de una marginación
debido al estatus económico que poseen, ya que se suele relacionar el bajo nivel económico con
una baja educación.

De la misma manera, podemos decir que quienes no recibieron educación tienden a ser
víctimas de individuos que tienen un mayor nivel de educación, y esto puede ejemplificarse en el
caso de una persona al ser cuestionada sobre sus derechos. Todo esto va llevando a la sociedad a
un nivel inferior de ciudadanía plena.

Retomando lo mencionado en el primer párrafo, se puede comprobar cómo la


educabilidad y una sociedad plena afecta el estatus social, la concentración de la riqueza y el
evidente aumento en el crecimiento de la pobreza. Entonces analizándolo desde este punto de
vista, no será posible lograr un avance en la sociedad si se sigue generando una inequidad a la
hora de quién recibe una educación y quién no.

Todos hemos llegado a escuchar más de una vez a muchas personas decir: “la escuela no
es para mí”, pero la pregunta que resulta más interesante es el porqué de esta expresión, ya que
sabemos que la naturaleza del humano es aprender y, por ende, tenemos una condición a ser
educados desde el momento en que nacemos.

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Educabilidad
Existen muchos autores que proponen varias definiciones para el concepto de
educabilidad. “Desde la filosofía de la educación se dice que todo hombre en tanto “ser” es
perfectible puesto que tiene “potencia” y, por lo mismo, es educable. Luego el pensamiento
existencial agregó que el hombre es ontológicamente perfectible, pero que ónticamente ello es
relativo, puesto que lo óntico tiene que ver con el “existir” y sus circunstancias; entonces, no
todos son educables porque no todos están en igual circunstancia. La educabilidad depende de la
circunstancia: en medio del desierto, la potencialidad de ser educado sigue vigente, pero es un
dato que no puede ser actualizado" (Navarro, 2002).

En nuestro continente ya es tradicional la utilización de este concepto. La idea de


educabilidad se relaciona a “factores de carácter biológico, vinculados al desarrollo de la
psicología evolutiva clásica y a las nociones de normalidad / anormalidad” (Castañeda, 2002).
“En este medio se clasifica a las personas con diagnóstico de retardo mental moderado y severo
como “educables” o “entrenables”, respectivamente, para aludir al pronóstico o expectativa que
normativamente se asigna a la intervención educativa en cada caso” (Bello, 2002).

La definición de educabilidad renuncia a la idead de que se es afectada por los factores


hereditarios, de carácter biológico o genético independientes de lo social o cultural. El primer
paso que se da en la noción de educabilidad respecto a estos ideales ya lo había propuesto el
conocimiento que nace desde el área de la pedagogía, al presentarla - identificada en este caso
con la noción de enseñabilidad - como el soporte que da lugar a las prácticas pedagógicas del
docente, como su condición de posibilidad (Castañeda, 2002).

Tomando en cuenta diferentes tipos de información se apunta a la educabilidad como una


construcción social que sobrepasa al individuo y a su entorno familiar, y que el desarrollo
cognitivo básico que se produce en los primeros años de vida – tomando en cuenta una
estimulación afectiva, buena alimentación y salud- y la convivencia que tienen los niños en
entorno escolar les permiten poder adaptarse a un entorno diferente a lo que es el familiar. El
punto sería que todos los niños tienen un potencial para ser educados, pero que el contexto
social, muchas veces, opera como un obstáculo para el desarrollo de estos.

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“Las teorías de la reproducción social sentaron las bases de la comprensión de la


educabilidad como un resultado de las relaciones de poder entre las clases, de suerte que se
produciría una “predestinación” de las posibilidades de ser educable y educado según el origen,
apenas moduladas por la autonomía relativa del sistema escolar, que concede a sus agentes
ciertos grados de libertad en relación con sus contextos, contenidos y procesos” (Navarro, 2002).

Es importante señalar que la literatura también juega un papel importante en todo esto,
pues ha ayudado a tener una idea más cercana a lo que es la educabilidad: "el concepto de
resiliencia, que debe ser entendido como la capacidad humana universal que permite a las
personas hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e incluso ser transformadas por
ellas" (Bello, 2002).

"La introducción del concepto de resiliencia en las ciencias sociales y en los ámbitos de
intervención social ha ampliado las perspectivas para abordar problemas clásicos, como la
influencia de la pobreza en el desarrollo infantil. Los estudios acerca de la capacidad de
respuesta de personas frente a la adversidad, quienes, pese a vivir y crecer en condiciones
riesgosas, se desarrollan psicológicamente sanas y exitosas, han planteado no sólo una sugerente
y optimista veta de reflexión, sino, además, un criterio para replantear estrategias de intervención
social en los primeros años de la infancia" (Kotliarenko, 1999, citado por Navarro, 2002).

"La resiliencia intenta explicar cómo la adversidad no deriva de manera irrevocable en


sujetos dañados, cuando éstos son individuos “resilientes”, es decir, sujetos intelectual y
emocionalmente competentes, con buenos estilos de enfrentamiento, motivación de logro
autogestionado, sentimientos de esperanza y autonomía. Desde la perspectiva de la educabilidad,
los estudios sobre resiliencia aportan valiosa información acerca de las interacciones “sujeto-
medio” o “naturaleza-crianza” que, sin duda, condicionan las posibilidades de insertarse con
éxito en el sistema escolar. Pero, además, el concepto de resiliencia sugiere que la educabilidad
no es un dato dado ni acabado; es una variable esencialmente sociocultural que, por tanto, puede
ser mejorada. Implica, ciertamente, identificar y promover los factores o mecanismos protectores
que son observados en los sujetos “resilientes”; e implica una política social decidida a favor de
más equidad social (Navarro, 2002).

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Existen diversos factores que provocan un margen de error en cualquier tipo de proceso
educativo, por ejemplo, sabemos que para que los niños vayan a la escuela y participen de
manera eficiente en las clases es necesario que estén bien alimentados y sanos, que su ambiente
de desarrollo no les promueva obstáculos en las prácticas educativas, y que cuenten con una serie
de valores y actitudes que los dispongan a un favorable aprendizaje escolar. También debe de
existir la capacidad de dialogar, conocer el idioma que se practica en la clase, tratar con gente
nueva, reconocer la autoridad del maestro, “portarse bien”, respetar las reglas de la institución a
la que se asiste, asumir compromisos, reconocer el valor de las obligaciones, etc.

Estamos hablando de factores que ayudan que se de el aprendizaje con una mayor
eficacia, pero no todos los alumnos cuentan con eso. Entonces lo más básico sería que los
alumnos cuenten con una capacidad de adaptación a el nuevo entorno y la capacidad de
individualización y autonomía. Un niño puede estar dispuesto seguir los factores que se
presentaron en el párrafo anterior, pero si no cuenta con una adaptación al entorno escolar, no
serviría de nada, al igual que pasaría con la autonomía del niño. También se habla de que la
experiencia escolar, como la conocemos en nuestro país, presupone que los niños cuentan con un
conjunto de predisposiciones desarrolladas previamente en el seno de la familia.

A este proceso de aprendizaje que se da en la familia se le considera un proceso


inconsciente, pues el niño no está pensando en grabarse todo lo que vive en su entorno familiar,
pero así sucede. Es un modo inadvertido y espontáneo. Este tipo de proceso es basado en una
pedagogía no racional, presente en todas las prácticas sociales que el niño realiza desde su
nacimiento. La transmisión doméstica de este conjunto de disposiciones, de este capital cultural
incorporado, es el resultado de un trabajo físico y mental por parte del niño, de un esfuerzo en el
que involucra su cuerpo, de una exposición a un trabajo de inculcación y asimilación, un trabajo
del sujeto sobre sí mismo, caracterizado además por tener una inmensa carga emocional (Tenti,
1994).

En efecto, el proceso de conformación del sujeto en su etapa inicial es un proceso de


construcción de identidad, que enfrenta al niño con la necesidad de proveerse de la misma, y que
requiere de un fuerte lazo afectivo con sus adultos de referencia. El proceso de construcción de
identidad presupone una identificación previa con otros, cargado de una fuerte base afectiva
(Berger y Luckman, 1968).

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Un factor muy importante que define todo este tipo de disposiciones para poder tener un
buen proceso educativo, como así también para el resto de las esferas de la vida, es que no puede
ser transmitido instantáneamente, sino que requiere de tiempo. La obtención de estas aptitudes
resulta de un proceso de desarrollo en constante cambio entre las que adquieren centralidad el
tiempo real de interacción con sus adultos de referencia, de permanencia en ámbitos en los que
se dialoga, de exposición a determinados consumos culturales, de habituación a una
cotidianeidad pautada por determinadas normas y valores, etc. Cabe aquí adelantar que uno de
los factores que operan en el vínculo entre el origen social y el acceso al capital cultural
necesario para acceder a la escuela, o para luego acceder a determinada calidad de vida (laboral,
social, etc.) es precisamente la disponibilidad del tiempo necesario para la adquisición de este
último: el tiempo en que el niño puede estar expuesto a espacios que estimulan el desarrollo de
estas capacidades básicas, el tiempo en que puede permanecer en la escuela, etc. (Bourdieu,
2002).

La escuela requiere de la presencia y eficacia de la “educación primaria” para su


desarrollo. Se cree que este conjunto de aptitudes y disposiciones adquiridas en el seno familiar
conforman la base que condiciona y hace posible que se pueda tener un aprendizaje posterior.
Toda esta demanda de disposiciones para poder integrarse a un proceso educativo no sólo es
necesaria para el primer día de clases o el comienzo de la admisión, sino que tiene que prevalecer
hasta el día de graduación y posteriormente en cualquier actividad en la vida. La asistencia a la
escuela implica la posibilidad de poder cumplir con una serie de rutinas cotidianas, contar con
recursos para acceder a los materiales y útiles necesarios, tener el estímulo y acompañamiento de
los adultos, y nuevamente contar con tiempo.

Todo este trabajo supone un gran esfuerzo tanto en cuerpo como en mente, un desarrollo
que sería imposible sin el involucramiento de ellos, y que implica una demanda de energía que
debe contarse día a día. La educación, como muchos piensan, no es una simple transmisión de
conocimientos que pone al alumno en un lugar de receptor pasivo, sino que es una construcción
que se da entre el alumno y el docente, siendo así un aprendizaje recíproco en donde tanto el
alumno como el docente pueden enseñar y aprender. Este proceso sólo es posible en la medida
que los estudiantes pongan de su parte y sean capaces de llevar adelante todo lo que conlleva
esto.

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Sin duda, una escuela que incorpora alumnos de grados muy inferiores espera de ellos
que los padres se involucren mucho en este proceso de adaptación, ya que como se menciona
anteriormente, el seno familiar es muy importante para el proceso de aprendizaje. La familia no
debe sólo garantizar que los estudiantes vayan a clases diariamente, sino que también debió
haberlos preparado desde su nacimiento para que puedan participar activamente en las
actividades y aprender de ellas. Pongamos de ejemplo a dos niños, uno que hasta los 5 años sólo
podía socializar con sus padres debido a que no salía de casa y a otro niño que desde pequeño
convivía con vecinos, familiares lejanos y personas desconocidas. El niño que no salía de casa
tendrá significativamente mayores problemas de adaptación en el entorno escolar que el niño que
se la pasaba fuera de casa.

Dicha preparación, necesita de una gran variedad de recursos por parte de la familia:
recursos económicos, disponibilidad de tiempo, valores, consumos culturales, afecto, estabilidad,
etc. Cuando uno de estos recursos falta, la preparación del niño se va reduciendo. Se pensaría
que todo esto es muy complicado y que se necesitaría enfocarse al 100% en los hijos desde el
nacimiento, pero en los primeros años de vida los niños cuentan con una capacidad de pensar,
hablar, aprender y razonar, por lo que simplemente necesitan tener un camino libre que no
obstaculice el proceso de desarrollo que ellos tienen.

También tiene mucha importancia las condiciones en las que se nace, una adecuada
alimentación, las prácticas preventivas que promueven un crecimiento sano, la estimulación
temprana y el tratamiento adecuado de enfermedades con el fin de evitar secuelas o retrasos en el
desarrollo. De modo que la familia no sólo debe proveer un espacio saludable, sino también un
contexto en que pueda descubrir y desarrollar el lenguaje.

Al conjunto de factores que hacen a las condiciones materiales de vida de las familias
debe sumarse, en segundo lugar, aquellos que tienen que ver con los recursos con los que ellas
cuentan para acompañar el proceso de crecimiento y desarrollo del niño. Más allá de ciertos
saberes básicos relativos a pautas de crianza y estimulación precoz, se hace aquí referencia a
todos aquellos aspectos que conforman un clima cultural, valorativo y educativo en que los niños
crecen, y que además resultan en diferentes grados de aceptación y reconocimiento de las
instituciones escolares (López, 2002).

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Conclusión
La familia tiene un papel muy importante en el comienzo del aprendizaje de los niños,
debido a esto se deben construir estrategias y dinámicas según sea la posibilidad de recursos que
tenga cada uno, pues para una familia con un estado económico alto una estrategia puede
funcionar y para una que tiene uno bajo, puede fracasar. El método que se emplee y su eficacia
se verá implicado en el grado de involucramiento que tienen los niños y adolescentes, así como
también las posibilidades de lograr obtener un proceso de aprendizaje exitoso en la escuela.

La escuela debe ser la encargada de estar en una continua exploración de posibilidades


para mejorar el aprendizaje de sus estudiantes y conservar un lugar central "Podría decirse que
las políticas educativas, por innovativas y atractivas que sean, son atrapadas en la escuela por sus
prácticas tradicionales, que están arraigadas en la vida cotidiana de la escuela y sus culturas
escolares" (Castañeda, 2002). La escuela debe implicarse con las familias de los estudiantes para
permitir una mejor integración de los niños. Muchos de los problemas que existen entre
estudiantes y docentes se debe a que los padres no tienen conocimiento de los que el hijo vive en
la escuela, todo esto porque la escuela no tiene herramientas que involucren la participación de
los padres en el ambiente escolar.

Todos sabemos que nuestro país goza de una desigualdad tremenda a la hora de hablar
del tema educativo y de quién recibe esta educación, así que no podemos decir que todo el
trabajo debe recaer sólo en la escuela, la familia y el estudiante, también en el gobierno y en las
reformas educativas que plantea. El verdadero éxito viene de nosotros, depende de lo que somos
y las acciones que tengamos, podemos leer libros acerca de cómo conseguirlo, pero todo depende
de la incentiva que tenga cada persona, y la educación es el pilar más importante para lograrlo.
Hemos escuchado muchas veces que para poder lograr un cambio debemos cambiar primero
nosotros, y esto es verdad, no se pueden esperar resultados diferentes si se siguen haciendo las
mismas cosas.

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Referencias
Bello, M. (2002). Equidad social y educación en los años '90. Buenos Aires, IIPE - UNESCO.

Berger, P. Y Luckman, T. (1968) La construcción social de la realidad. Buenos Aires, Ed. Amorrortu.

Blanco, E. (2011). Los límites de la escuela. Educación, desigualdad y aprendizajes en México. México:
D.F. Recuperado de http://ces.colmex.mx/pdfs/emilio/los_lim_esc.pdf

Bourdieu, P. (2002). Los tres estados del capital. Traducción inédita de E. Tenti

Bruner, J. (1995). Desarrollo cognitivo y educación. España. Recuperado de


http://www.terras.edu.ar/biblioteca/1/CRRM_Bruner_Unidad4.pdf

Castañeda, E. (2002). Equidad social y educación en los años '90. Buenos Aires, IIPE - UNESCO.

Jaramillo, D., Mazenett, E. y Murcia, P. (2014). La formación de maestros: trazos desde las fronteras de
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file:///E:/HDD/Downloads/Formaci%C3%B3n%20de%20maestros.pdf

López, N. y Tedesco, J. (2002). Las condiciones de educabilidad de los niños y adolescentes en América
Latina. (Documento para discusión, Instituto Internacional de planeamiento para la educación,
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https://www.buenosaires.iiep.unesco.org/sites/default/files/educabilidad.PDF

López, Néstor, (2002). Variable de ajuste: el lugar de los adolescentes frente a la vulnerabilidad de sus
familias. Buenos Aires, IIPE – UNESCO.

Murcia, N. y Jaramillo, D. (diciembre, 2014). Educabilidad y normalidad. Imaginarios de maestros en


formación. Redalyc, 10(2), 9-22. Recuperado de
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Navarro, L. (2002). Equidad social y educación en los años '90. Buenos Aires, IIPE - UNESCO.

Tenti, E. (1994). La educación como violencia simbólica: P. Bourdieu y J.C. Passeron. En: Sociología de
la Educación. Corrientes Contemporáneas. Buenos Aires, Miño y Dávila Editores.

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