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Había una vez, un chico y una chica. Él tenía 20 años y ella 18.

Ninguno de los dos era especialmente atractivo.


Simplemente eran un chico y una chica solitarios, exactamente igual que el resto (señalarla a ella). Pero creían con todo su
corazón (tocate el corazón) que en algún rinconcito del mundo existía su chica perfecta y su chico perfecto (apuntate
discretamente a vos).

Sí!!! (efusivamente ese SI) ellos creían en un milagro. Y ese milagro sucedió (cara alegre).
Un día normal, caminando por la calle, ambos se encontraron en una esquina.
Sus corazones latieron rápidamente. Sus ojos se cruzaron y se miraron durante un largo momento, provocando un deseo
intenso mutuo. El flaco le dijo “Esto es sorprendente. La verdad que no te conozco, no tengo idea quién sos o cómo te
llamas, no se de dónde venís y menos a dónde vas, pero para mí sos la mina ideal.”

Luego de un silencio, la chica le responde “puede que no me creas mucho, pero la verdad que yo tampoco te conozco, ni se
quién sos, ni de dónde venís o a dónde vas, pero te estuve esperando toda mi vida… Sos mi chico ideal, justo como te
imaginaba.”
Esto es como un sueño hecho realidad!! (emoción al decirlo). Que linda situación es esta.

Entonces se sentaron en un banco de un parque (acá varia según el contexto en el que estén con su mina: tren, bar,
colectivo, etc.) como en el que estamos ahora, y estuvieron hablando durante horas, como si una agradable energía se
hubiera reunido alrededor de ellos formando una sola burbuja y apartándolos del mundo. Hablaron de sus vidas, de sus
sueños, de sus deseos y principalmente de lo lindo que fue conocerse en ese momento y de lo lindo que seria estar juntos
por siempre. Ya no estarían nunca más solos. Habían sido encontrados por su pareja perfecta. Que cosa tan maravillosa es
el encontrar tu media naranja. Es un milagro… (pausa) un milagro cósmico (ahí tirá mirada filosófica/emocional, como que
estas compenetrado con los sentimientos de la historia). Y pensar que todo esto fue resultado de un simple encuentro
casual. Increíble!

¿Pero que pasa? El chico se tentó y le propuso un desafío intenso a esta nueva relación: “Pongámonos a prueba; sólo por
esta vez. Si realmente somos los amantes perfectos y de verdad el destino nos unió, entonces en algún otro lugar, en algún
otro momento, sin lugar a dudas nuestras vidas van a volver a cruzarse si tenemos que estar juntos (acá cambio de voz y
mirada romántica, como si fueras el pibe). Y cuando esto ocurra, y sepamos que somos nuestra media naranja, nos
casaremos allí. ¿Qué te parece?”

A la chica le pareció copado. Sí, contestó ella, eso será lo que haremos.
Entonces ahí mismo se despidieron y así se separaron: ella se fue hacia el Este y él hacia el Oeste.

Pero lamentablemente, las frías e indiferentes olas del destino los sacudieron sin piedad. El recuerdo de esa tarde perfecta
era imborrable en cada uno de esos corazones. Así fue hasta que semanas después del encuentro una peste invadió su
ciudad, provocando en ambos una fiebre terrible. Fue tan poderosa que se hicieron percha los dos, haciendo que tengan…
¿Cómo se llama? ¿Amnesia, no? (acá hacemos participar un poco a nuestra mina, sino es puro monologo (gracias DarkSoul
pua)) Si! Amnesia!! (cara de decepción).
¿Qué pasó? Pasó el tiempo… Pasó 1 año… Pasaron 2 años… Con el tiempo, continuaron sus vidas y fueron conociendo
gente nueva. Y hasta se volvieron a enamorar, pero no en un 100% como en aquella vez.

Pasaron los años y de pronto el chico tuvo 30 años y la chica 28 y Una bonita madrugada de enero, mientras iba a comprar
el diario, el chabon, que venía caminando por el Oeste, ve venir a una chica que despertó en su interior una tormenta de
sentimientos intensos (cara contenta). Ella venia caminando desde el Este, y percibió exactamente lo mismo al verlo venir
por aquella calle del barrio de Harajuku en Tokio. Se cruzaron frente a frente en una esquina… Ambos sintieron en ese
momento un temblor en el pecho (cara más contenta: como si la historia fuera a tener un final feliz). El chico se dijo a si
mismo: “no la conozco, no se cómo se llama, no se de dónde viene o a dónde va, pero por alguna extraña razón siento
adentro mío que es mi chica perfecta”. Igual la mina, que se dijo a si misma “no lo conozco, no se cómo se llama, no se de
dónde viene o a dónde va, pero siento profundamente que es mi chico perfecto”. El débil destello de sus recuerdos brilló
tenuemente por un momento en sus corazones.
Los dos caminan… Se acercan… Se miran… (fundamentales las pausas en estas) Se pasan de largo sin decirse una palabra y
se pierden para siempre desapareciendo entre la multitud.

Estas personas jugaron con el destino y perdieron su oportunidad de estar juntos y ser felices por siempre…
Es una historia triste, ¿no te parece?

*****continuar con lo siguiente:


Fue una estupidez la que hicieron, es como ganar la lotería y romper el billete pensando que la ganas de nuevo.

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