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En el escrito "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis"' Lacan
concibe el ordenamiento del mundo, la armonía entre el pensamiento y el cuerpo, entre el
significante y la significación, a partir del significante del Nombre-del-Padre, como
correlato de un Otro completo, consistente, sin falla.
Cuando el significante del Padre no ha sido inscrito, en ciertas circunstancias, eI sujeto
afectado por esta ausencia pudiera toparse con la función del Padre en lo Real, con "Un-
Padre", produciéndose en ese momento un caos subjetivo. Podemos ver aflorar entonces
una psicosis clínica con marcados trastornos del pensamiento, de la ideación, de la
afectividad, del cuerpo.
La magnitud de tales trastornos ha permitido que se catalogue a este tipo de
manifestaciones como propias de una psicosis extraordinaria. Son los casos descritos por la
psiquiatría clásica que vemos hospitalizados en las instituciones psiquiátricas.
Es sabido que eI Significante del Nombre-del-Padre genera, como todo significante, efectos
de significación. Ese efecto de significación surge como consecuencia de una operación de
substitución en la metáfora o de una relación de contigüidad en la metonimia.
En la fórmula de la metáfora paterna:
Son detalles que puedan causarnos sorpresa, particulares estilos de vida, modalidades
enigmáticas de funcionamiento subjetivo, acontecimientos del cuerpo signilicantizados de
forma singular, certezas refractarias, particularidades bizarras, invenciones o creaciones que
causan extrañeza. El analista de orientación lacaniana situado frente a una clínica con estas
características es remitido a lo que Jacques-Alain Miller bautizó hace aproximadamente
diez años como "Psicosis ordinaria".
Se trata de sujetos que presentan psicosis mucho más modestas, menos exuberantes que las
que habitualmente vemos en las instituciones psiquiatricas, las psicosis que conocemos en
nuestro ámbito como "extraordinarias".
En la psicosis ordinaria no se aprecian los signos tradicionales de la psicosis. Nos
encontramos con psicosis estabilizadas o compensadas en las que muchas veces no se ha
podido constatar el desencadenamiento. Pudo haber ocurrido y, sin embargo, ha podido
pasar desapercibido, presentándose en todo momento el sujeto como alguien
completamente "normal".
Desde la perspectiva de la segunda Clínica de Lacan, tanto la normalidad, si es que esta
condición es posible para un sujeto, como la psicosis franca o extraordinaria no serían más
que variaciones, modos del sujeto de tramitar la relación con lo Real.
Estas variaciones quedan recogidas en el más o el menos con que se realiza la inscripción
del goce en el orden simbólico.
Entre la supuesta "normalidad" y las psicosis extraordinarias se presentan al psicoanalista
una serie de fenómenos que deben llamar la atención pues en una primera instancia no son
susceptibles de ser asignados a estructura alguna.
La clínica contemporánea nos conduce indefectiblemente a un alejamiento del abordaje de
la psicosis a partir del comportamiento extravagante o de la incoherencia verbal manifiesta
de un sujeto. Frente a este tipo de abordaje de la clínica de la psicosis la última enseñanza
de Lacan nos lleva a la consideración de posibles y diversas formas de presentación de la
psicosis ordinaria, en el sentido de que se inserta en lo ordinario de la vida contemporánea,
nada de extraordinario.
Desde la construcción por parte de Lacan de su teoría de los discursos en el seminario
XVII, "El envés del psicoanálisis", el concepto de "Forclusión del Nombre-del-Padre"
pasará a ser reemplazado por el de "Fuera de discurso" para señalar la condición de la
estructura clínica de la psicosis: dentro del lenguaje pero fuera del discurso.
El establecimiento de los cuatro discursos ubica las diversas formas de utilización que
puede dársele al sentido de las palabras, a lo que ellas quieren decir. Constituyen los
discursos, diversas formas del saber-hacer con el sentido, con la significación.
Lo que desde hace algún tiempo interesa de la psicosis ordinaria a la investigación
psicoanalítica es el giro pragmático realizado al lenguaje, plantea Eric Laurent. Se trata de
desentrañar de qué manera el sujeto de la psicosis ordinaria puede articular las palabras y el
sentido de lo que ellas quieren decir, de qué manera incide el lenguaje sobre el cuerpo y sus
órganos y cuáles son sus efectos, de qué manera puede tramitar el evento traumático, ei
goce, lo Real.
Primer encuentro:
M llega con un gran monto de angustia, no sabe dónde colocar sus pertenencias, se le caen
al piso. Comienza a hablar. Le indico un lugar donde poner sus pertenencias. Ella continúa
hablando sin hacer ninguna pausa, permutando el tema.
Inicialmente se abrían dos caminos posibles, por el lado de la histeria: se ubica una sujeto
que llega al dispositivo analítico planteando múltiples quejas, entre estas: la relación de
pareja, el hijo, el destete y su trabajo, etcétera; es decir, ¿algo de su fantasma se habla
movilizado? Otra vía posible: se trataba de una paciente que de manera particular guardaba
una relación con el lenguaje. Este discurso como dije antes poco pausado, rápido, saltando
de un tema a otro, incluso llegaba a exponer sus ideas casi de manera dispersa ¿Se trataba
entonces de un automatismo mental? ¿Una falla en el curso del lenguaje?
Ante esta situación decido mantenerme en silencio y escucharla a pesar de no comprender
su demanda.
Comenta:
"Encontré uno de sus trípticos en mi consulta médica al voltearlo marque todos los
problemas que aparecían allí: dificultades sexuales, estrés, miedos, insomnio, problemas de
pareja... Marque varios de estos y luego decidí llamar... Cumplo con varios de esos
problemas, tengo dificultades con J, me dan muchos miedos, tengo miedo a los cambios.
Mi hijo de 2 años se está autoagrediendo debe ser porque ve muchas peleas entre J y yo.
¿Qué hago, te lo traigo? ¿Le digo a J que venga?"
Le sugiero que primero veamos qué le pasa a ella y luego se tomaría en cuenta la situación
de su hijo o de J.
Al principio me preguntaba si se trataba de una neurosis. De la historia de una mujer
descolocada del lugar en el Otro, pensaba si tenía que ver con su relación con su pareja. Sin
embargo, otros aspectos que mencionare a continuación me hacían dudar acerca de su
estructura.
La paciente comienza a relatar varios episodios relacionados a su cuerpo, específicamente
con cambios que ha notado en su cara. Luego de varias sesiones dirá acerca de estos
acontecimientos lo siguiente:
Primer episodio
"Estaba con mi odontólogo, acudí para repararme unas caries como cualquier persona, sólo
era eso—punto que enfatiza en varias oportunidades— de repente le llegó una emergencia
de un paciente y me pide que la espere en la sala, coloca una música suave. En ese
momento yo me voy relajando, no sé si por el estrés, tanto cansancio, sentía que estaba en
un trance, no sentía mi cuerpo, no controlaba mi cuerpo. Me despierto cuando la Doctora
me zarandea fuertemente y me dice "¡Al ya estas listas, te arregle todo! Te hice una
restauración en los dientes... ¡Quedaron muy bien!...' Me vela en el espejo y sabía que no
eran mis dientes. Me habla hecho una restauración que yo no pedí. Me hizo un arregla
estético que yo no fui a hacerme. Mi sonrisa parecía una sonrisa `pepsodent'*, no era la
mía. Le reclamo, ella me dice que no le pague, que lo deje así, pero no se trataba de pagar,
me cambio los dientes y yo no pedí eso. Me molesté mucho y me fui':
Refiere que durante ese fin de semana casi no podía dormir, se observaba en el espejo vela
que no tenía las divisiones entre los dientes, no podía pasar un hilo entre los dientes, llora-
ba, se acostaba en su cama. Consultó varios especialistas, sin encontrar solución, comentó:
"Le dije a J que debía denunciar, a los bomberos, a la policía no sé. Me veía en el espejo,
mi sonrisa era completamente lisa, ya no era la mía. Mis dientes no eran perfectos pero a mi
me gustaban no tengo porque tenerlos como una miss"*.
Segundo episodio:
Este segundo episodio con su rostro ocurre a partir de febrero de este año y se mantiene
actualmente:
"Un día me vi en el espejo y tenía unas ojeras enormes, pensé que podía colocarme un
contorno de ojos y ya. Me coloco esta crema alrededor de los parpados y en la mañana vea
una mancha, trate de quitarla restregando con el dedo y se me hundieron los ojos. Me
seguía tocando pero nada, cada día era peor, tengo los ojos más hundidos: ¡míralos! Siento
que no puedo vivir con estoy me pregunto por qué me afecta tanto si hay cosas peores”.
Desde ese día M dice que su vida le cambió. De manera casi compulsiva se levanta a ver su
rostro, mientras esta en el trabajo o en su casa. Ha consultado diferentes especialistas of-
talmólogos, dermatólogos entre otros.
Cuando se le pregunta cómo ocurrió esta situación sólo responde que se colocó una crema,
le aparecieron unas manchas, se trató de quitar las mismas con el dedo y se le hundieron los
ojos. Completamente segura dice que su ojo izquierdo se le hundió, siente que se le hunde
cada día, que la piel se le tensa, describe que lo tiene más pequeño. Todo gira en torno a
este punto, haciéndome testigo, su discurso va acompañado de mucha angustia, por
momentos llora, me enseña su rostro para que lo vea, me pregunta si yo lo noto.
Comenta al respecto:
"Siento que me aislo, no dejo de pensar en eso. Mientras estoy trabajando pienso que la
gente se esta dando cuenta”.
Señala que no le preocupa por ejemplo otras cosas de su cuerpo como haber engordado a
diferencia de su cara, dirá "A mi no me importa si estoy gorda, mis compañeros me lo han
dicho, mi jefe lo ha notado. Yo me acepto así, me gusta estar así, me compraré una talla
más de la mía y ya... Pero el rostro, mi cara cambió ¿Cómo puedo vivir con eso? Además,
yo sé que algo cambio”.
¿Cómo vivir con eso? ¿Cómo vivir con los ojos hundidos? Son las preguntas que se hace
hasta la actualidad y a las cuales se responde:
"Tendré que aprender a vivir con eso así como alguien vive sin una pierna, sin un brazo.
Hay problemas mucho más grave la guerra en Irak, los niños que pasan hambre en el
mundo. A mi no me falta nada pero no sé porque me preocupa tanto, siento que se están
empezando a dar cuenta los demás. He averiguado todo pero no hay solución. Se que hay
cirugías pero no me gustan, no son naturales".
Decisión que apoyo firmemente —Si, no son naturales—Ninguna cirugía estética para este
sujeto.
M continúa asistiendo de forma regular. En ocasiones deja de hablar de su rostro para
comentar otros temas como el maltrato verbal que recibe del esposo, la angustia por
destetar a su hijo, la desconfianza hacia el esposo cuando éste se lleva al niño sin avisarle.
Dice:
"Ya no sé si hay amor entre J y yo, estoy cansada. No sé por que no se va... El otro día
compro un ventilador, tuvimos problemas por eso. Le dije que el niño podía meter el dedo y
hacerse daño, de hecho lo intento hacer y se asustó. Comenzamos a discutir y le dije que yo
no le estaba queriendo decir que compró el ventilador para hacerle daño al niño". En otra
oportunidad comentará acerca de su hijo "Un día me pasó que llevé a mi hijo al médico, en
la sala de espera estaba un amigo y se acerca a saludarme. Me dijo que estaba saliendo de
una meningitis, pensé que se la podía contagiar al niño, le pregunte todo al doctor: El me
dijo que no me preocupara, pero esa noche le dio fiebre y sabía que era la meningitis, que
se la había contagiado”.
Recientemente M ha hablado acerca de un posible ascenso en su trabajo, situación que le
genera mucha angustia debido a la pérdida de beneficios que esto conlleva.
Discusión
Traigo este caso, ya que me pregunto cuál será su diagnóstico: ¿Psicosis o Neurosis? Difícil
de evidenciar a partir de los fenómenos elementales de psicosis, ya que en esta paciente no
son tan claros. Se puede pensar acerca de una psicosis ordinaria, donde se observa la clínica
de una paciente de desengancharse del Otro, se trata de una discontinuidad en su discurso:
S1- S2. Se presentan además elementos como la falla en la significación. Ante una pregunta
pareciera no haber respuesta argumentativa. También, reflexiono acerca de las últimas
sesiones y me pregunto si está tratando de armar una idea delirante de daño que pudiese
estar relacionada con su hijo.
Dejo abierta la discusión alrededor de estas interrogantes. Tomando en cuenta en el caso de
ser una Psicosis Ordinaria:
1. Los fenómenos del cuerpo, ubicados en la dismorfofobia —punto localizado de goce—.
2. La relación particular e íntima del sujeto con el lenguaje. A propósito de este aspecto se
comenta en el texto de Jacques Alain Miller: "Se trataría, pues, de extender el concepto de
trastornos del lenguaje más allá del franco neologismo".
En otro momento comentará en este mismo texto acerca de la relación del sujeto con el
lenguaje lo siguiente:
"El uso clásico de la expresión <significación personal> es el siguiente: algo tiene lugar en
el mundo (un auto rojo pasa en la calle, es el ejemplo de Lacan), piensa que apunta a usted
personalmente, que le está dirigido...".
Planteamiento que da cabida a los fenómenos del cuerpo y Ios trastornos del lenguaje,
relacionándolos con el "sentido gozado" señalado por Lacan.
Culminó estudios técnicos, es locuaz y se muestra intelectual. Soltero, vive con su madre.
Es el mayor de tres hermanos, todos de diferente padre. Hace dos años está sin trabajo. Ac-
tualmente se siente frustrado, rechazado y en menos, respecto los demás. No quiere
decepcionar a nadie, pues nunca alcanza la meta —dice— "es muy alta". Anhela ser un
gran empresario, ganar mucho dinero y tener un carro último modelo. Su ideal de mujer es
el siguiente, "debe ser bella, inteligente, con quien pueda conversar de arte, política,
literatura y que además tenga valores". Intervengo: "parece que usted va de un extremo al
otro" finalizando la sesión. Esta intervención —que no es interpretación- genera en él un
apaciguamiento, pues se va muy complacido diciéndome "¡eso es!" Y retorna puntualmente
la siguiente semana intentando articular la entrevista precedente. Así sucesivamente
proceden las citas hasta la fecha (un año).
G lleva 40 años viviendo tras grandes expectativas, con metas tan altas como sus
decepciones y fracasos. Todo lo que se propone ya sea en el ámbito laboral o afectivo
bifurca en su cuerpo, incrementando las sensaciones quinestésicas, de las él dice "padezco".
Si bien durante un momento de su vida —cuando practicaba natación— recuerda que se
puso atractivo y que las mujeres lo buscaban. A pesar de ese instrumento no pudo acceder a
ninguna.
Cuando tenía 14 años, se enamoró intensamente de una muchacha: bella, atractiva,
inteligente, popular y de familia respetable. Cuando "tomó el valor" de pedirle el empate
(noviazgo) ella lo rechazó, corriéndose la voz por todo el barrio "Zulay rechazó a G". La
marca de ese rechazó trasciende los años de su vida, sin la posibilidad de dialectizar. Rígida
matriz de posibles relaciones siempre interrumpidas por lo que él llama "tropiezo".
"Hay algo en mí que no se da, yo tropiezo. Hago algo, pero no se da". Al señalar el
significante tropiezo, G asocia con "precipitación". Dice precipitarse siempre y arruinar las
cosas, algunas veces hasta sueña demasiado alto y luego cae. Al respecto dice:
“Es como que te jalan la alfombra y quedas en el suelo”. "A veces me siento como
sepultado, los años transcurren y yo me siento descalificado, no tengo éxito".
Fusilamiento
Dos años atrás G trabajaba en una empresa de celulares; de repente un día renunció porque
le "fusilaron las ideas". Este detalle llama la atención y se acentúa cuando me habla de su
proyecto, que consistía en hacer que los celulares tuviesen traducción simultánea.
Un día de repente G decide ir a la gerencia de la empresa y reclamar "el fusilamiento de sus
ideas". Efectivamente nadie le da importancia a su reclamo. Él se molesta y renuncia. Este
precipitarse, toma estatuto de pasaje al acto. Y se hace oportuno en la dirección de la cura
estar alerta a futuras "precipitaciones".
Sexualidad
Respecto su sexualidad dice "Mi sexualidad es burda". Y la elabora a partir de tres
elementos:
1) El abuso sexual. Lo hizo a cambio de un juguete. A este recuerdo llama "vejación".
2) Fantasea con prácticas homosexuales (felatios). Pero no coinciden con las sensaciones
quinestésicas que responden a la zona anal. Se trata de un sujeto con una relación de
irrealidad, no de fantasía propiamente dicha, porque la fantasía se da a partir de lo que se
tiene y este no es el caso.
3) Nunca jamás tuvo novia. Esporádicamente tiene relaciones sexuales acudiendo a
prostíbulos de baja categoría. Eso le angustia, pues no es lo que quisiera.
Metáfora paterna
El padre de G está prácticamente nulo, no sabe su nombre, menos su apellido (lleva el
apellido del padrastro). Su madre a quien describe como "joven, bella e inocente" pareciera
que tampoco logró transmitirle algo al hijo. G dice haber sido niñero de su madre y
compañero de todas sus vicisitudes. Ella más de una vez, fue víctima de falsas promesas
amorosas con ofertas de elevar su posición económica, promesas nunca cumplidas, así
quedaron sumidos en la extrema pobreza.
Pero un día ella logra su objetivo. Se casa con un hombre que sí los lleva a una vida más
acomodada. A pesar de ello G dice "fue un desastre". Pues allí comenzaron sus tormentos.
Viviendo con un padrastro alcohólico que permanentemente lo humillaba, atemorizaba y
maltrataba física como verbalmente a él y toda su familia. Insultos, amenazas de muerte y
fuertes palizas es lo que finalmente recibe.
Entonces si la Metáfora Paterna supone la sustitución del significante DM por el NP de
donde surgirán las futuras significaciones (si el Nombre-del-Padre está forcluido hablamos
de psicosis). Este caso no se limita a la metáfora paterna. La casuística de hoy en día, nos
trae sujetos -uno por uno- que sin el sostén del NP encuentran su particular modo de
anudamiento. Es por ello que podemos hablar de punto de basta, en tanto viene a ser la
referencia para hablar de psicosis ordinaria y no solamente servirnos del Nombre-del-padre.
II Momento:
En un segundo momento, el diagnostico gira hacia una psicosis. Y lo hace a partir de una
interrogante ¿Por qué no estar frente a una neurosis?
G consigue un trabajo, su aspecto físico denota una mejoría, deja de ir a AA y comenta que
las sensaciones quinestésicas se disipan. Además manifiesta que le gustaría tener una novia,
ya no con altas expectativas. Sino alguien con quien conversar. Tanta armonía me alerta.
Si bien hasta aquí la dirección de la cura apuntó a tratar el caso como un "supuesta"
neurosis obsesiva. Hay ciertas sutilezas que confirman las gratas sorpresas de la que somos
presos. Decido acudir a control, superviso el caso y efectivamente me encuentro con una
psicosis ordinaria. Así la bautizó Miller durante una Convención en Cannes, el año 1998'.
La psicosis ordinaria es una clínica del detalle, donde lo cualitativo (no cuantitativo como
el DSM IV) da lugar a una invención singular y su incidencia en nuestra práctica.
Se trata de una clínica de los nudos correspondiente a la última enseñanza de Lacan que si
bien está anudada, en ese anudamiento algo flojo, hay gradaciones, hay un embrollo ima-
ginario, simbólico y real. Para no abordar conceptualmente, simplifico con Laurent:
Imaginario: Es el cuerpo
Simbólico: Las palabras
Real: Los efectos de goce en el cuerpo.
Este caso, me permite cuestionar lo habituados que estamos a la clínica diferencial entre
Neurosis y Psicosis. Pues, de pronto, nos encontramos con fenómenos aislados, bizarros, y
hasta entrecruzados. Pero que de alguna manera se anudan.
Me parece que la clínica a la que asistimos hoy, no solo apunta a síntomas contemporáneos
sino a Psicosis Contemporáneas, acorde la declinación del Nombre-del-Padre en la época
del Otro que no existe.
Este es un caso de nudo más o menos anudado, es decir un nudo flojo (aflojado). No
desanudado como Schreber, ni anudado como Joyce.
Hoy en día conocemos y también recibimos en nuestra práctica sujetos que sin el
significante del Nombre-del-padre se las arreglan con un modo de anudamiento que les
permite circular por el mundo, ellos socializan, trabajan, tienen familia, incluso algunos son
famosos.
El caso que hoy nos ocupa. Llegó con un sufrimiento, él lo dice "Padezco". Este
significante inmediatamente suena a neurosis. Recordemos que G tiene una relación con el
Otro, tiene S1 - S2, tiene identificaciones, transferencia, incluso duda si es homosexual. Sin
embargo no se trata de cualquier sufrimiento; sino de una incisiva insistencia en dar con la
causa de sus "Sensaciones quinestésicas" que además tienen que ver con su cuerpo. Un
cuerpo que se precipita cuando irrumpe lo Real. Ahí la función del analista en tanto testigo
de una invención, que no es creación.
Lo bizarro se detalla en tres elementos que hacen la diferencia:
1) Las sensaciones quinestésicas
2) El fusilamiento de ideas, y
3) El plano afectivo, que sin ser una melancolía, cada cuatro meses, G se deprime.
Transferencia
Cuando la analista le invita pasar a consulta privada y subir el costo de honorarios acorde a
su reciente trabajo, él accede con agrado, y propone incluso incrementar aún más del costo
establecido (cuatro veces más).
Durante una sesión me comunica que volvió a renunciar al trabajo, minimizando lo que
hacía. Seguidamente comienza a endeudarse y retornan las sensaciones quinestésicas
acompañadas de frustración. Ante ello le manifiesto mi intención de acomodarme a la
extrema situación económica que atraviesa, pero G se niega rotundamente y me pide
firmemente que "Eso, por favor eso, lo dejemos ¡así!"
Dice: "Dra. Yo tengo una deuda eterna con usted... Usted le dio en el clavo"... "Mi
sexualidad ha sido un cuarto oscuro, antes de conocerla yo era un cuarto oscuro, hoy hay
rendijas de luz" Esto me alerta aún más, pues mi función, en tanto analista es hacerme
destinataria del paciente. Como dice E. Laurent:
"Se ha dicho y repetido que cuando uno se hace cargo de un psicótico, lo hace por el resto
de su vida''.
Entonces se trata de elegir soportar hacerse cargo de la historia de G en tanto destinataria de
sus recursos, en cada encuentro con lo Real es decir lo inédito de su singularidad. Teniendo
muy en cuenta que nunca se tendrá la garantía de asir completamente. Pues se trata de lo
inanalizable de un modo de hacer con su singular definición, en el cuerpo. Y como en una
presentación de casos no se puede decir todo, habrá que esperar no solo la sorpresa, sino el
enigma de este caso y las vicisitudes de un resto.
Para concluir retomo el ejemplo que a modo de fábula, recientemente nos dio Pierre
Naveau en una presentación de enfermos en Caracas'. El hacía un parangón entre al roble y
la caña, que tras una tormenta el débil se queda y el fuerte se quiebra. Esta fábula me lleva
al texto "Psicosis ordinaria" donde Miller dice:
"Cuando la estructura tiene más bien el aspecto débil y el sujeto elaboró un síntoma que se
desliza, a la deriva, el caso no se presta a un franco desencadenamiento...las psicosis
ordinarias son principalmente psicosis de tipo débil".
**finaliza página 223**