Você está na página 1de 14

**Inicia página 191**

De Un Otro, al Otro, a-Otro:


Vicisitudes de la transferencia
Caso de la Clínica de PATVI
Aliana Santana N.

Es la intención de este trabajo presentar un caso enmarcado en la clínica de PATVI y más


exclusivamente en el tema del trabajo de investigación realizado por el equipo de
psicoanalistas de PATVI para el III Encuentro Americano, titulado "Del Otro de la ley, al
Otro de la Institución Psicoanalítica, al Otro del Analista.
En la clínica de PATVI podemos considerar que existen, al menos tres desplazamientos
transferenciales lineales, que se localizan en lo que hemos denominado tres tipos de
encuentros: encuentro con el Otro de la ley, encuentro con la Institución Psicoanalítica y el
encuentro con el Analista.
El caso a presentar da cuenta de la particularidad, no sólo de la clínica de PATVI, sino de la
particularidad del caso con relación al desplazamiento transferencia! que esta clínica su-
pone. Algo más se hace presente en el manejo de la transferencia. Un más que como
podremos ver está relacionado con las vicisitudes de la transferencia con los que el analista
está llamado a saber hacer, fuera y dentro del dispositivo. Un analista llamado a hacer lo
que haya que hacer, sin respuestas estándares.
En un primer momento, el Sr. P denuncia ante el CPNNA (Consejo de Protección del
Niño(a) y adolescente) de su municipio, a la madre de su hija de 9 años por maltrato y
negligencia en el cuidado de la menor. Manifiesta en su denuncia estar muy preocupado por
el descuido físico que evidencia en su hija y la poca atención que la madre le brinda. "La
niña está descuidada y muy sola".

En un segundo momento, el caso es referido a PATVI para evaluación psicológica de la


niña y del padre. El caso no había sido aperturado administrativamente por parte del
CPNNA, y su apertura o formalización dependía del resultado de la "evaluación" del
equipo de analistas de PATVI. Resultado que se esperaba confirmaría si hubo o no
descuido, si estaba o no afectada la niña, si había o no maltrato por parte de la madre.
En un tercer momento, la niña se encuentra con la analista que le ha sido asignada.
Tres momentos, tres encuentros, tres desplazamientos transferenciales, que si bien son
comunes a la clínica de PATVI, demuestran su excepción en este caso.

1. Demanda de un individuo a un Otro... de la ley


Cuando un sujeto se dirige a las instancias que se ocupan de la protección al menor, lo hace
porque se siente incapaz de encontrar solución alguna al problema que le afecta. Hay un
real que no puede ser tramitado por la palabra y busca a un Otro a quien le supone un saber
sobre lo que le acontece y que puede dar respuesta a su malestar. Este encuentro con el Otro
de, la ley (LOPNA) permite, en algunos casos, apaciguar de entrada, como operador del
padre, el goce implicado en la denuncia. Sin embargo, no siempre es así. No siempre el
Otro de la ley podrá ocupar el lugar del padre desfalleciente y serán justamente estos casos
los que son referidos al PATVI, como recurso "a la mano” y "especializado", en el
tratamiento de problemas relacionados con la incidencia de lo psíquico en el ámbito del
fenómeno de la violencia, el maltrato y en general el sufrimiento humano.
P le pide al CPNNA lo ayude a solucionar un problema, un problema que él mismo no ha
sido capaz de solucionar.
"No puedo comunicarme con la madre de mi hija, todo intento de comunicación termina en
pelea, todo señalamiento de mi parte es descalificado" .
N es llevada al encuentro con un Consejero de Protección, quien la interroga sobre lo que
su padre denuncia le está aconteciendo. "¿Qué piensas tú, es verdad Io que dice tu papá,
cómo te trata tu mamá?"
El Otro de la ley no puede decidir si la denuncia interpuesta por P es "verdadera o falsa", no
sabe si N "está afectada", no se sabe en posición de tomar la denuncia como verdadera y le
pasa el testigo a Otro, suponiéndole un saber hacer con la situación. "Ustedes nos dirán cuál
es la verdad”.

2. De un Otro al Otro de la Institución Psicoanalítica


Pasar el testigo a Otro, marca, desde el punto de vista transferencial, dos posibles
posiciones: Por un lado el Otro de la ley le supone al Otro institucional (PATVI) un saber
diagnosticar "la verdad" sobre el caso y por el otro lado los sujetos referidos suponen al
Otro de la institución psicoanalítica en serie con el Otro de la ley: P supone que en PATVI
encontrará la instancia que corroborará su denuncia y por ende dará sentido a su queja. Y N
vive la experiencia con el mismo terror que sintió cuando fue interrogada por el Consejero
de Protección. "¿Y aquí me van a hacer más exámenes y más preguntas?"
La transferencia que en un inicio está puesta sobre la Institución legal y que luego se
desplaza positiva o negativamente sobre la Institución Psicoanalítica, está llamada a hacerse
colocar sobre el analista, como soporte libidinal de la misma.

3. Del Otro de la Institución psicoanalítica a-Otro... del analista


El analista de PATVI cuenta con 18 sesiones de tratamiento y en este tiempo y desde la
posición de objeto causa de deseo, desde su posición ética intenta instalar la transferencia,
privilegiar el decir sobre el dicho, establecer la relación de la demanda del sujeto con su
goce, localizar el sujeto, implicar al sujeto con su síntoma, comprometerlo con su
singularidad y producir, en el mejor de los casos una rectificación subjetiva, que en muchos
casos ya implica un efecto terapéutico.
N no sabe por qué su papá la trae a consulta. Dice no tener problemas y le pide a la analista
que le diga a su papá que no la traiga más. La analista responde explicándole que sólo le
importa lo que ella tenga que decir sobre lo que sucede y luego le pide que hable sobre el
problema que ella supone tiene papá.
Esta intervención tiene como resultado que N acepte quedarse. Seguidamente N pida
dibujar. Durante tres sesiones N dibuja y habla al mismo tiempo sobre lo que dibuja.
Dibujos que soportan la palabra. Comparte así con la analista lo que un primer momento se
expresa como la queja de papá, para luego implicarse como sujeto. Su mamá tiene una
amiga, ella pelea mucho con la amiga y también con su papá.
A medida que N dibuja y habla se devela una situación que la angustia y de la cual no
puede decir nada. Pregunta una y otra vez si la analista entiende Io que dice. La analista le
responde diciéndole que entiende que hay algo que no puede decir, a lo que responde con
dibujos que le sirven para hablar de su mamá y la amiga de esta. Su mamá la llevó a vivir a
casa de la amiga porque su abuela materna botó a la amiga de su mamá de la casa. La
mamá de la amiga, quien vive yes dueña de la nueva casa, no quiere que la niña esté allí y
por eso la amiga de la mamá la esconde en un closet y le ordena no salir cada vez que la
presencia de la niña coincide con la presencia de la mamá de la amiga. Los dibujos y lo que
N dice de ellos hacen posible que se devele una situación que N dice vivir en las noches.
Cuando está en el cuarto acostada en su cama, llegada una cierta hora, debe voltearse hacia
la pared cuando la amiga de la mamá se lo ordena. "Si te volteas hacia acá te pincho el ojo':
Con relación a estas dos situaciones N dice no saber nada. No puede decir lo que siente e
intenta recibir de la analista el significado de todo "eso". N dibuja a su mamá y al lado a su
amiga y dice: "Yo de eso no entiendo nada, nada" La analista interviene diciendo: "eso" y
N ralla con firmeza sobre las figuras dibujadas y dice a la analista: "ayúdame, vale, tu
sabes".
N deja sus dibujos en el análisis. Es su recurso para dar a leer el goce cifrado, goce del que
nada puede decir.
Al cabo de cuatro sesiones, la analista envía al CPNNA un primer informe del caso. En este
informe se sugiere que la niña y el padre inicien tratamiento en el programa. N está
angustiada y hay que dar un lugar a esa angustia, para que se haga palabra, para que se
escriba.

El Otro de la ley apertura el caso y refiere a la madre de N a la institución. Como resultado


de este movimiento legaI-administrativo, la niña deja de asistir a consulta. El padre comu-
nica a la analista que la madre, al enterarse de la denuncia interpuesta por el padre de la
niña no permite traerla, decide no acatar la medida tomada por el CPNNA y le niega todo
tipo de visitas.
Ante este obstáculo, la analista interviene contactando al Consejero responsable del caso a
quien pide intervenir desde lo legal para que la madre de N, permita que ésta siga asistiendo
a sus consultas.
Un mes transcurre hasta el día que la analista recibe la llamada del Consejero del caso,
quien le informa que N fue dada en guarda y custodia a su padre, luego de ser encontrada
en situación de abandono en casa de la madre. Se le pide a la analista retomar el caso y
asignarle uno a la madre.
Una semana después la analista recibe dos llamadas telefónicas, una de parte de la amiga de
la mamá de N y otra de la abogada de la amiga de mamá de N. La primera, una llamada de
amenaza y la segunda un intento de deshacer las consecuencias legales que la primera
llamada podía producir legalmente en el caso.
Es importante resaltar estos datos porque forman parte de la particularidad de la clínica de
PATVI y sobre todo en el manejo de la transferencia llamado a ser siempre inventado para
superar los obstáculos, no siempre producto de la cura misma.
La madre de N asiste a dos entrevistas con la analista asignada y se responde a su demanda
de hablar con la analista de su hija.
El reencuentro de N con la analista está marcado por un abrazo acompañado de la frase:
"Yo quiero estar aquí contigo, quiero venir todos los días". La analista responde "te estaba
esperando". N viene muy bien peinada, con la ropa limpia y aspecto más saludable.
Las siguientes 8 sesiones se desarrollan sin dibujos. N pide jugar con la casa de muñecas y
le dice a la analista que va a jugar a "la familia que quiere". Se devela lo que N espera de su
madre y la posición que tiene su padre en su vida. N quiere una madre que la atienda, que
esté pendiente de sus cosas: de su comida, vestido, peinado, tareas escolares, salud,
diversión. Habla de su papá, se queja de que le pone muchas reglas en casa y que no puede
hacer nada de lo que antes podía, cuando vivía con su mamá. Habla de la amiga de mamá y
pregunta si es bueno que una mujer duerma con otra mujer. Sin esperar respuesta ella
misma dice: "eso no es bueno. Una mujer debe dormir con un hombre". En sus juegos la
organización de las camas se le presenta con muchas preguntas. No sabe quién debe dormir
con quién, hasta que decide que su mamá duerme en la cama grande y ella en una chiquita
en otro cuarto. La penúltima sesión de esta segunda parte del tratamiento, N dice que al día
siguiente va a ver a su mamá. No puede hablar de eso. Sólo repite una y otra vez. "j tu qué
piensas?" y jugando dice: "La niña la llevaron aI médico y se murió, pero luego eI médico
la salvó y la mamá la buscó y se la llevó a su casa."
N no asiste a las próximas tres sesiones programadas. Su padre informa a la analista que
debe llevar a su hija a tribunales donde un equipo multidisciplinario va a evaluarla para
decidir sobre la guarda y custodia.
A su regreso, N dice que quiere dibujar. La analista le solicita que no dibuje y que intente
decir lo que quiere hablando. N se niega. Dice no poder hacerlo.
"Necesito dibujar". "No quiero hablar sin dibujar" "Lo que te quiero explicar lo dibujo y
Iuego te lo digo".
Dibuja dos casas: la de mamá y la de la amiga de mamá. Quiere vivir con su mamá. Se le
pregunta por qué. Y agrega:
"La amiga de mamá me conoce desde que yo estaba en la barriga de mi mamá" "lo que te
dije de la amiga de mi mamá no es verdad" La analista le señala: "no es verdad que pelea
con mamá y con papá, que te esconde en el closet y que te ordena voltearte y no ver': A Io
cual responde: "No, yo nunca dije eso. Te lo debe haber dicho otra niña. Tú ves a muchas
niñas. Yo no dije eso”.
"¿Eso?" Señala la analista.
"De eso no quiero saber nada':- dice N
"¡Eso!"- interviene la analista una vez más.
"No quiero hablar más".
N permanece en silencio durante unos minutos y la analista le pide salir y esperar a que la
vuelva a llamar. N comienza a llorar diciendo "No, no. Me quiero quedar". La analista no
responde a la demanda.
Media hora después vuelve a entrar al consultorio y dice:
"Mi mamá está en problemas. Yo soy la culpable. Si yo me voy a vivir con ella todo el
problema se acaba':
La analista interviene diciendo: "Ios niños no son culpables de las decisiones que toman sus
padres".
"¡No? Bueno, ayúdame". "Yo voy a contarte todo" "Ya se acabaron los dibujos y la casita
de muñecas" "Ya termine':
En un análisis, en tanto práctica discursiva, el deseo del analista será el operador de la
apuesta que se encamina a hacer obstáculo a ese goce que no entra en discurso.
Si como dice Lacan, "lo Real se escribe por la fuerza y el analista saca sus fuerzas de la
pestilencia, no se jugará aquí ni su sabiduría ni su inteligencia, sino su saber hacer con
aquello que escapa al lenguaje y al pensamiento mismo". (J. Lacan, Seminario XXI, "Los
incautos yerran", clase del 23/3/74, inédito)
El caso presentado, particular de la clínica de PATVI y único como caso clínico, pone en
evidencia los impases de una clínica de aplicación del psicoanálisis, los impases que ha
representado para la analista responsable del mismo y el manejo de la transferencia más allá
del dispositivo, más allá del consultorio.
La psicosis ordinaria
Ronald Portillo

En el escrito "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis"' Lacan
concibe el ordenamiento del mundo, la armonía entre el pensamiento y el cuerpo, entre el
significante y la significación, a partir del significante del Nombre-del-Padre, como
correlato de un Otro completo, consistente, sin falla.
Cuando el significante del Padre no ha sido inscrito, en ciertas circunstancias, eI sujeto
afectado por esta ausencia pudiera toparse con la función del Padre en lo Real, con "Un-
Padre", produciéndose en ese momento un caos subjetivo. Podemos ver aflorar entonces
una psicosis clínica con marcados trastornos del pensamiento, de la ideación, de la
afectividad, del cuerpo.
La magnitud de tales trastornos ha permitido que se catalogue a este tipo de
manifestaciones como propias de una psicosis extraordinaria. Son los casos descritos por la
psiquiatría clásica que vemos hospitalizados en las instituciones psiquiátricas.
Es sabido que eI Significante del Nombre-del-Padre genera, como todo significante, efectos
de significación. Ese efecto de significación surge como consecuencia de una operación de
substitución en la metáfora o de una relación de contigüidad en la metonimia.
En la fórmula de la metáfora paterna:

NP/DM DM/X —--> NP(Otro)/Falo

se puede apreciar como el Significante del Nombre-del-Padre aparece substituyendo al


Significante del Deseo de la Madre.
Y antes de esta substitución se nos muestra un primer algoritmo en el que aparece el
Significante Deseo de la madre representando una función desconocida, una "X". El
resultado de la operación registra el surgimiento del falo, de la significación fálica en el
lugar del Otro. La función principal del Significante del Nombre-del-Padre es la de resolver
la "X" de la significación desconocida atribuyéndole un valor fálico.
Basándose en la operación metafórica, operación de substitución, Lacan aborda el estudio
del caso del Presidente Schreber, estableciéndose lo que se ha dado en llamar la lera clínica
lacaniana. La metáfora lacaniana se presenta como la estructura clínica de la substitución.
Cuando Lacan habla de desencadenamiento en la psicosis a causa de la confrontación con
"Un-Padre", lo que sucede en la estructura subjetiva es el encuentro con un hueco, con un
vacío, en el lugar en donde se esperaba estuviese emplazado el significante del "Nombre-
del-Padre". En el lugar del significante ausente vendrá entonces a situarse un substituto del
Padre forcluido; es lo que conocemos con el nombre de "suplencia”.
En el caso de que sea un delirio lo que viene a desempeñar la función de suplencia se habla
de metáfora delirante. El delirio en tanto construcción de saber viene a ejercer la función
supletoria del Nombre-del-Padre.
En la psicosis se presentan fenómenos de diversa índole que podemos ubicar del lado del
Padre forcluido o del lado de la significación fálica ausente producida por efecto forclusivo,
es decir del lado de Po o de SFo (Phi o).
Existen fenómenos clínicos relativos a Po, son los trastornos del lenguaje, en los que Lacan
incluye las alucinaciones. Entre los trastornos del lenguaje se encuentran diversas formas
del Automatismo Mental propuestas por Gaetan De Clerambault: los fenómenos
elementales, Ios trastornos de palabra, los trastornos de enunciación, las alucinaciones
motrices-verbales, los pensamientos impuestos, el eco del pensamiento, la significación
personal o fenómeno de autoreferencia, etc. Se trata de fenómenos clínicos representados,
la mayoría de las veces por un significante único, aislado, sin articulación con otro signifi-
cante que pueda venir a darle sentido a lo que le ocurre al sujeto.
Del lado de la Significación fálica ausente, se sitúan las ideas delirantes cargadas del
sentido que les proporciona la conexión con el significante del saber, el S2 de la cadena
significante. Se sitúan en esta vertiente, las ideas delirantes relativas a la sexualidad y al
cuerpo, igualmente los pasajes psicóticos al acto. Se trata aquí de elementos de suplencia de
la significación fálica fallida cargados de una carga semántica de orden psicótico.
En la psicosis clínica se pueden apreciar exclusivamente elementos propios del Po,
marcados por un S1, elementos delirantes substitutos de la SFo marcados por el
otorgamiento semántica aportados por un S2. También se puede observar una mezcla de las
dos series de elementos en donde los trastornos del lenguaje pueden pasar a adquirir
connotaciones de la semántica del delirio.
El conjunto de fenómenos de la clínica de la substitución metafórica, ya sea esta realizada a
nivel del significante del Padre forcluido o a nivel de la significación fálica faltante, confie-
ren el marco de presentación de la psicosis schrebereana, de la psicosis extraordinaria o
psicosis clásica.
Sin embargo el registro de la metáfora no es el único que participa en la clínica de la
psicosis vista desde la perspectiva de Lacan. También se hace presente Io que Jacques-
Alain Miller llama la clínica de la conexión'. En el concepto mismo de forclusión esta
incluida la metonimia psicótica.
La falla forclusiva del Nombre-del-Padre puede apreciarse en no pocas ocasiones en efectos
marcados por una cierta variedad de indicios clínicos, a veces dudosos, precarios, mínimos.
Indicios que no son otra cosa que expresiones del efecto forclusivo que se ubican, no en un
registro de substitución, sino de conexión, de desplazamiento metonímico.
Los efectos de la metonimia psicótica surgen como signos o detalles, algunas veces
mínimos, discretos, que nos remiten a la necesaria inferencia de la existencia de un proceso
forclusivo.

Son detalles que puedan causarnos sorpresa, particulares estilos de vida, modalidades
enigmáticas de funcionamiento subjetivo, acontecimientos del cuerpo signilicantizados de
forma singular, certezas refractarias, particularidades bizarras, invenciones o creaciones que
causan extrañeza. El analista de orientación lacaniana situado frente a una clínica con estas
características es remitido a lo que Jacques-Alain Miller bautizó hace aproximadamente
diez años como "Psicosis ordinaria".
Se trata de sujetos que presentan psicosis mucho más modestas, menos exuberantes que las
que habitualmente vemos en las instituciones psiquiatricas, las psicosis que conocemos en
nuestro ámbito como "extraordinarias".
En la psicosis ordinaria no se aprecian los signos tradicionales de la psicosis. Nos
encontramos con psicosis estabilizadas o compensadas en las que muchas veces no se ha
podido constatar el desencadenamiento. Pudo haber ocurrido y, sin embargo, ha podido
pasar desapercibido, presentándose en todo momento el sujeto como alguien
completamente "normal".
Desde la perspectiva de la segunda Clínica de Lacan, tanto la normalidad, si es que esta
condición es posible para un sujeto, como la psicosis franca o extraordinaria no serían más
que variaciones, modos del sujeto de tramitar la relación con lo Real.
Estas variaciones quedan recogidas en el más o el menos con que se realiza la inscripción
del goce en el orden simbólico.
Entre la supuesta "normalidad" y las psicosis extraordinarias se presentan al psicoanalista
una serie de fenómenos que deben llamar la atención pues en una primera instancia no son
susceptibles de ser asignados a estructura alguna.
La clínica contemporánea nos conduce indefectiblemente a un alejamiento del abordaje de
la psicosis a partir del comportamiento extravagante o de la incoherencia verbal manifiesta
de un sujeto. Frente a este tipo de abordaje de la clínica de la psicosis la última enseñanza
de Lacan nos lleva a la consideración de posibles y diversas formas de presentación de la
psicosis ordinaria, en el sentido de que se inserta en lo ordinario de la vida contemporánea,
nada de extraordinario.
Desde la construcción por parte de Lacan de su teoría de los discursos en el seminario
XVII, "El envés del psicoanálisis", el concepto de "Forclusión del Nombre-del-Padre"
pasará a ser reemplazado por el de "Fuera de discurso" para señalar la condición de la
estructura clínica de la psicosis: dentro del lenguaje pero fuera del discurso.
El establecimiento de los cuatro discursos ubica las diversas formas de utilización que
puede dársele al sentido de las palabras, a lo que ellas quieren decir. Constituyen los
discursos, diversas formas del saber-hacer con el sentido, con la significación.
Lo que desde hace algún tiempo interesa de la psicosis ordinaria a la investigación
psicoanalítica es el giro pragmático realizado al lenguaje, plantea Eric Laurent. Se trata de
desentrañar de qué manera el sujeto de la psicosis ordinaria puede articular las palabras y el
sentido de lo que ellas quieren decir, de qué manera incide el lenguaje sobre el cuerpo y sus
órganos y cuáles son sus efectos, de qué manera puede tramitar el evento traumático, ei
goce, lo Real.

¡Cómo vivir con eso?


Erika Guedez
M es una paciente femenina de aproximadamente 37 años empleada de la universidad,
quien consulta a través del programa PAU, el cual dispone de atención psicoanalítica a
trabajadores o empleados de una Universidad cercana a la localidad.
El primer contacto de M con el analista es por vía telefónica. Se podría decir que de
entrada, este momento, estaba marcado por un gran monto de angustia. Pregunta por los
honorarios, confidencialidad, acerca de si era una inspección de su trabajo, así como
plantea interés por hablar de otros temas no relacionados a su desempeño. Una vez
aclarados estos puntos decide venir a la cita expresando "es necesario... Me siento muy mal,
estoy muy angustiada”.

Primer encuentro:
M llega con un gran monto de angustia, no sabe dónde colocar sus pertenencias, se le caen
al piso. Comienza a hablar. Le indico un lugar donde poner sus pertenencias. Ella continúa
hablando sin hacer ninguna pausa, permutando el tema.
Inicialmente se abrían dos caminos posibles, por el lado de la histeria: se ubica una sujeto
que llega al dispositivo analítico planteando múltiples quejas, entre estas: la relación de
pareja, el hijo, el destete y su trabajo, etcétera; es decir, ¿algo de su fantasma se habla
movilizado? Otra vía posible: se trataba de una paciente que de manera particular guardaba
una relación con el lenguaje. Este discurso como dije antes poco pausado, rápido, saltando
de un tema a otro, incluso llegaba a exponer sus ideas casi de manera dispersa ¿Se trataba
entonces de un automatismo mental? ¿Una falla en el curso del lenguaje?
Ante esta situación decido mantenerme en silencio y escucharla a pesar de no comprender
su demanda.

Comenta:
"Encontré uno de sus trípticos en mi consulta médica al voltearlo marque todos los
problemas que aparecían allí: dificultades sexuales, estrés, miedos, insomnio, problemas de
pareja... Marque varios de estos y luego decidí llamar... Cumplo con varios de esos
problemas, tengo dificultades con J, me dan muchos miedos, tengo miedo a los cambios.
Mi hijo de 2 años se está autoagrediendo debe ser porque ve muchas peleas entre J y yo.
¿Qué hago, te lo traigo? ¿Le digo a J que venga?"
Le sugiero que primero veamos qué le pasa a ella y luego se tomaría en cuenta la situación
de su hijo o de J.
Al principio me preguntaba si se trataba de una neurosis. De la historia de una mujer
descolocada del lugar en el Otro, pensaba si tenía que ver con su relación con su pareja. Sin
embargo, otros aspectos que mencionare a continuación me hacían dudar acerca de su
estructura.
La paciente comienza a relatar varios episodios relacionados a su cuerpo, específicamente
con cambios que ha notado en su cara. Luego de varias sesiones dirá acerca de estos
acontecimientos lo siguiente:
Primer episodio
"Estaba con mi odontólogo, acudí para repararme unas caries como cualquier persona, sólo
era eso—punto que enfatiza en varias oportunidades— de repente le llegó una emergencia
de un paciente y me pide que la espere en la sala, coloca una música suave. En ese
momento yo me voy relajando, no sé si por el estrés, tanto cansancio, sentía que estaba en
un trance, no sentía mi cuerpo, no controlaba mi cuerpo. Me despierto cuando la Doctora
me zarandea fuertemente y me dice "¡Al ya estas listas, te arregle todo! Te hice una
restauración en los dientes... ¡Quedaron muy bien!...' Me vela en el espejo y sabía que no
eran mis dientes. Me habla hecho una restauración que yo no pedí. Me hizo un arregla
estético que yo no fui a hacerme. Mi sonrisa parecía una sonrisa `pepsodent'*, no era la
mía. Le reclamo, ella me dice que no le pague, que lo deje así, pero no se trataba de pagar,
me cambio los dientes y yo no pedí eso. Me molesté mucho y me fui':
Refiere que durante ese fin de semana casi no podía dormir, se observaba en el espejo vela
que no tenía las divisiones entre los dientes, no podía pasar un hilo entre los dientes, llora-
ba, se acostaba en su cama. Consultó varios especialistas, sin encontrar solución, comentó:
"Le dije a J que debía denunciar, a los bomberos, a la policía no sé. Me veía en el espejo,
mi sonrisa era completamente lisa, ya no era la mía. Mis dientes no eran perfectos pero a mi
me gustaban no tengo porque tenerlos como una miss"*.

Segundo episodio:
Este segundo episodio con su rostro ocurre a partir de febrero de este año y se mantiene
actualmente:
"Un día me vi en el espejo y tenía unas ojeras enormes, pensé que podía colocarme un
contorno de ojos y ya. Me coloco esta crema alrededor de los parpados y en la mañana vea
una mancha, trate de quitarla restregando con el dedo y se me hundieron los ojos. Me
seguía tocando pero nada, cada día era peor, tengo los ojos más hundidos: ¡míralos! Siento
que no puedo vivir con estoy me pregunto por qué me afecta tanto si hay cosas peores”.
Desde ese día M dice que su vida le cambió. De manera casi compulsiva se levanta a ver su
rostro, mientras esta en el trabajo o en su casa. Ha consultado diferentes especialistas of-
talmólogos, dermatólogos entre otros.
Cuando se le pregunta cómo ocurrió esta situación sólo responde que se colocó una crema,
le aparecieron unas manchas, se trató de quitar las mismas con el dedo y se le hundieron los
ojos. Completamente segura dice que su ojo izquierdo se le hundió, siente que se le hunde
cada día, que la piel se le tensa, describe que lo tiene más pequeño. Todo gira en torno a
este punto, haciéndome testigo, su discurso va acompañado de mucha angustia, por
momentos llora, me enseña su rostro para que lo vea, me pregunta si yo lo noto.
Comenta al respecto:
"Siento que me aislo, no dejo de pensar en eso. Mientras estoy trabajando pienso que la
gente se esta dando cuenta”.
Señala que no le preocupa por ejemplo otras cosas de su cuerpo como haber engordado a
diferencia de su cara, dirá "A mi no me importa si estoy gorda, mis compañeros me lo han
dicho, mi jefe lo ha notado. Yo me acepto así, me gusta estar así, me compraré una talla
más de la mía y ya... Pero el rostro, mi cara cambió ¿Cómo puedo vivir con eso? Además,
yo sé que algo cambio”.
¿Cómo vivir con eso? ¿Cómo vivir con los ojos hundidos? Son las preguntas que se hace
hasta la actualidad y a las cuales se responde:
"Tendré que aprender a vivir con eso así como alguien vive sin una pierna, sin un brazo.
Hay problemas mucho más grave la guerra en Irak, los niños que pasan hambre en el
mundo. A mi no me falta nada pero no sé porque me preocupa tanto, siento que se están
empezando a dar cuenta los demás. He averiguado todo pero no hay solución. Se que hay
cirugías pero no me gustan, no son naturales".
Decisión que apoyo firmemente —Si, no son naturales—Ninguna cirugía estética para este
sujeto.
M continúa asistiendo de forma regular. En ocasiones deja de hablar de su rostro para
comentar otros temas como el maltrato verbal que recibe del esposo, la angustia por
destetar a su hijo, la desconfianza hacia el esposo cuando éste se lleva al niño sin avisarle.
Dice:
"Ya no sé si hay amor entre J y yo, estoy cansada. No sé por que no se va... El otro día
compro un ventilador, tuvimos problemas por eso. Le dije que el niño podía meter el dedo y
hacerse daño, de hecho lo intento hacer y se asustó. Comenzamos a discutir y le dije que yo
no le estaba queriendo decir que compró el ventilador para hacerle daño al niño". En otra
oportunidad comentará acerca de su hijo "Un día me pasó que llevé a mi hijo al médico, en
la sala de espera estaba un amigo y se acerca a saludarme. Me dijo que estaba saliendo de
una meningitis, pensé que se la podía contagiar al niño, le pregunte todo al doctor: El me
dijo que no me preocupara, pero esa noche le dio fiebre y sabía que era la meningitis, que
se la había contagiado”.
Recientemente M ha hablado acerca de un posible ascenso en su trabajo, situación que le
genera mucha angustia debido a la pérdida de beneficios que esto conlleva.

Discusión
Traigo este caso, ya que me pregunto cuál será su diagnóstico: ¿Psicosis o Neurosis? Difícil
de evidenciar a partir de los fenómenos elementales de psicosis, ya que en esta paciente no
son tan claros. Se puede pensar acerca de una psicosis ordinaria, donde se observa la clínica
de una paciente de desengancharse del Otro, se trata de una discontinuidad en su discurso:
S1- S2. Se presentan además elementos como la falla en la significación. Ante una pregunta
pareciera no haber respuesta argumentativa. También, reflexiono acerca de las últimas
sesiones y me pregunto si está tratando de armar una idea delirante de daño que pudiese
estar relacionada con su hijo.
Dejo abierta la discusión alrededor de estas interrogantes. Tomando en cuenta en el caso de
ser una Psicosis Ordinaria:
1. Los fenómenos del cuerpo, ubicados en la dismorfofobia —punto localizado de goce—.
2. La relación particular e íntima del sujeto con el lenguaje. A propósito de este aspecto se
comenta en el texto de Jacques Alain Miller: "Se trataría, pues, de extender el concepto de
trastornos del lenguaje más allá del franco neologismo".

En otro momento comentará en este mismo texto acerca de la relación del sujeto con el
lenguaje lo siguiente:
"El uso clásico de la expresión <significación personal> es el siguiente: algo tiene lugar en
el mundo (un auto rojo pasa en la calle, es el ejemplo de Lacan), piensa que apunta a usted
personalmente, que le está dirigido...".
Planteamiento que da cabida a los fenómenos del cuerpo y Ios trastornos del lenguaje,
relacionándolos con el "sentido gozado" señalado por Lacan.

Un caso de psicosis ordinaria


Raquel Cors Ulloa
Se trata de un hombre de 39 años de edad que me es asignado en el Centro de Atención
Psicoanalítica CAPSl.
G. pasó por varios psiquiatras y desde muy joven asiste a Alcohólicos Anónimos, donde
ocupa un lugar por los años que participa de las reuniones.
Durante la primera entrevista espontáneamente confiesa haber sido violado a sus 5 años,
generando hoy una duda homosexual. Dice que anhela el suicidio desde sus 14 años. Y que
ante una recurrente "depresión psíquica que se apoderó de él" su amiga (que es mi paciente)
le aconsejó que busque ayuda.
A partir de sus 17 años, dice "Padecer... sensaciones quinestésicas en el ano... se trata de un
placer orgásmico, como un punto atrás que ardiera o quemara, que se inicia por la mañana y
dura hasta el final de la tarde, de allí afloran fantasías homosexuales" (felatios). Desea
aplacar las sensaciones, pues ellas incrementan su depresión.

Culminó estudios técnicos, es locuaz y se muestra intelectual. Soltero, vive con su madre.
Es el mayor de tres hermanos, todos de diferente padre. Hace dos años está sin trabajo. Ac-
tualmente se siente frustrado, rechazado y en menos, respecto los demás. No quiere
decepcionar a nadie, pues nunca alcanza la meta —dice— "es muy alta". Anhela ser un
gran empresario, ganar mucho dinero y tener un carro último modelo. Su ideal de mujer es
el siguiente, "debe ser bella, inteligente, con quien pueda conversar de arte, política,
literatura y que además tenga valores". Intervengo: "parece que usted va de un extremo al
otro" finalizando la sesión. Esta intervención —que no es interpretación- genera en él un
apaciguamiento, pues se va muy complacido diciéndome "¡eso es!" Y retorna puntualmente
la siguiente semana intentando articular la entrevista precedente. Así sucesivamente
proceden las citas hasta la fecha (un año).
G lleva 40 años viviendo tras grandes expectativas, con metas tan altas como sus
decepciones y fracasos. Todo lo que se propone ya sea en el ámbito laboral o afectivo
bifurca en su cuerpo, incrementando las sensaciones quinestésicas, de las él dice "padezco".
Si bien durante un momento de su vida —cuando practicaba natación— recuerda que se
puso atractivo y que las mujeres lo buscaban. A pesar de ese instrumento no pudo acceder a
ninguna.
Cuando tenía 14 años, se enamoró intensamente de una muchacha: bella, atractiva,
inteligente, popular y de familia respetable. Cuando "tomó el valor" de pedirle el empate
(noviazgo) ella lo rechazó, corriéndose la voz por todo el barrio "Zulay rechazó a G". La
marca de ese rechazó trasciende los años de su vida, sin la posibilidad de dialectizar. Rígida
matriz de posibles relaciones siempre interrumpidas por lo que él llama "tropiezo".

"Hay algo en mí que no se da, yo tropiezo. Hago algo, pero no se da". Al señalar el
significante tropiezo, G asocia con "precipitación". Dice precipitarse siempre y arruinar las
cosas, algunas veces hasta sueña demasiado alto y luego cae. Al respecto dice:
“Es como que te jalan la alfombra y quedas en el suelo”. "A veces me siento como
sepultado, los años transcurren y yo me siento descalificado, no tengo éxito".

Fusilamiento
Dos años atrás G trabajaba en una empresa de celulares; de repente un día renunció porque
le "fusilaron las ideas". Este detalle llama la atención y se acentúa cuando me habla de su
proyecto, que consistía en hacer que los celulares tuviesen traducción simultánea.
Un día de repente G decide ir a la gerencia de la empresa y reclamar "el fusilamiento de sus
ideas". Efectivamente nadie le da importancia a su reclamo. Él se molesta y renuncia. Este
precipitarse, toma estatuto de pasaje al acto. Y se hace oportuno en la dirección de la cura
estar alerta a futuras "precipitaciones".

Sexualidad
Respecto su sexualidad dice "Mi sexualidad es burda". Y la elabora a partir de tres
elementos:
1) El abuso sexual. Lo hizo a cambio de un juguete. A este recuerdo llama "vejación".
2) Fantasea con prácticas homosexuales (felatios). Pero no coinciden con las sensaciones
quinestésicas que responden a la zona anal. Se trata de un sujeto con una relación de
irrealidad, no de fantasía propiamente dicha, porque la fantasía se da a partir de lo que se
tiene y este no es el caso.
3) Nunca jamás tuvo novia. Esporádicamente tiene relaciones sexuales acudiendo a
prostíbulos de baja categoría. Eso le angustia, pues no es lo que quisiera.

Metáfora paterna
El padre de G está prácticamente nulo, no sabe su nombre, menos su apellido (lleva el
apellido del padrastro). Su madre a quien describe como "joven, bella e inocente" pareciera
que tampoco logró transmitirle algo al hijo. G dice haber sido niñero de su madre y
compañero de todas sus vicisitudes. Ella más de una vez, fue víctima de falsas promesas
amorosas con ofertas de elevar su posición económica, promesas nunca cumplidas, así
quedaron sumidos en la extrema pobreza.
Pero un día ella logra su objetivo. Se casa con un hombre que sí los lleva a una vida más
acomodada. A pesar de ello G dice "fue un desastre". Pues allí comenzaron sus tormentos.
Viviendo con un padrastro alcohólico que permanentemente lo humillaba, atemorizaba y
maltrataba física como verbalmente a él y toda su familia. Insultos, amenazas de muerte y
fuertes palizas es lo que finalmente recibe.
Entonces si la Metáfora Paterna supone la sustitución del significante DM por el NP de
donde surgirán las futuras significaciones (si el Nombre-del-Padre está forcluido hablamos
de psicosis). Este caso no se limita a la metáfora paterna. La casuística de hoy en día, nos
trae sujetos -uno por uno- que sin el sostén del NP encuentran su particular modo de
anudamiento. Es por ello que podemos hablar de punto de basta, en tanto viene a ser la
referencia para hablar de psicosis ordinaria y no solamente servirnos del Nombre-del-padre.

Dirección de la cura I Momento:


En un primer momento, la analista incauta, supone una estructura neurótica. Omitiendo lo
que Lacan nos previene y es que en cada caso, podríamos estar frente a una estructura
psicótica.
G dice, "Descubrí que hace mucho he vivido bajo la tutela de alguien, nombra a una mujer
(la amiga que lo remitió a CAPSI), a su madre, y AA. Pues de repente ve que siempre se
apoyó en terceros que le permitieron sentirse humillado por eso no tenía independencia ni
criterio". Este instante de ver sirve para evaluar una historia de 40 años marcada por el
rechazo, su precipitación y el desenlace de humillación y frustración. Pero esta vez se
plantea ir más allá de terceros, más allá de Zulay, más allá de AA y más acá de él, pisando
la alfombra, no dejándose caer.
En una sesión, muy de pasada comenta "tengo madera para escribir" sobre todo una
historia. Le pido me relate: "Un niño que por la decadencia económica de sus padres se
queda con la abuela... El niño se enamora de una niña y cae enfermo. Pasan 20 años y a
través de un juego de palabras sabe que encuentra a la muchacha”. Será así cómo las
palabras comienzan a tener otro estatuto en este sujeto y su encuentro con un analista.

II Momento:
En un segundo momento, el diagnostico gira hacia una psicosis. Y lo hace a partir de una
interrogante ¿Por qué no estar frente a una neurosis?
G consigue un trabajo, su aspecto físico denota una mejoría, deja de ir a AA y comenta que
las sensaciones quinestésicas se disipan. Además manifiesta que le gustaría tener una novia,
ya no con altas expectativas. Sino alguien con quien conversar. Tanta armonía me alerta.
Si bien hasta aquí la dirección de la cura apuntó a tratar el caso como un "supuesta"
neurosis obsesiva. Hay ciertas sutilezas que confirman las gratas sorpresas de la que somos
presos. Decido acudir a control, superviso el caso y efectivamente me encuentro con una
psicosis ordinaria. Así la bautizó Miller durante una Convención en Cannes, el año 1998'.
La psicosis ordinaria es una clínica del detalle, donde lo cualitativo (no cuantitativo como
el DSM IV) da lugar a una invención singular y su incidencia en nuestra práctica.
Se trata de una clínica de los nudos correspondiente a la última enseñanza de Lacan que si
bien está anudada, en ese anudamiento algo flojo, hay gradaciones, hay un embrollo ima-
ginario, simbólico y real. Para no abordar conceptualmente, simplifico con Laurent:
Imaginario: Es el cuerpo
Simbólico: Las palabras
Real: Los efectos de goce en el cuerpo.

Este caso, me permite cuestionar lo habituados que estamos a la clínica diferencial entre
Neurosis y Psicosis. Pues, de pronto, nos encontramos con fenómenos aislados, bizarros, y
hasta entrecruzados. Pero que de alguna manera se anudan.
Me parece que la clínica a la que asistimos hoy, no solo apunta a síntomas contemporáneos
sino a Psicosis Contemporáneas, acorde la declinación del Nombre-del-Padre en la época
del Otro que no existe.
Este es un caso de nudo más o menos anudado, es decir un nudo flojo (aflojado). No
desanudado como Schreber, ni anudado como Joyce.
Hoy en día conocemos y también recibimos en nuestra práctica sujetos que sin el
significante del Nombre-del-padre se las arreglan con un modo de anudamiento que les
permite circular por el mundo, ellos socializan, trabajan, tienen familia, incluso algunos son
famosos.
El caso que hoy nos ocupa. Llegó con un sufrimiento, él lo dice "Padezco". Este
significante inmediatamente suena a neurosis. Recordemos que G tiene una relación con el
Otro, tiene S1 - S2, tiene identificaciones, transferencia, incluso duda si es homosexual. Sin
embargo no se trata de cualquier sufrimiento; sino de una incisiva insistencia en dar con la
causa de sus "Sensaciones quinestésicas" que además tienen que ver con su cuerpo. Un
cuerpo que se precipita cuando irrumpe lo Real. Ahí la función del analista en tanto testigo
de una invención, que no es creación.
Lo bizarro se detalla en tres elementos que hacen la diferencia:
1) Las sensaciones quinestésicas
2) El fusilamiento de ideas, y
3) El plano afectivo, que sin ser una melancolía, cada cuatro meses, G se deprime.

Transferencia
Cuando la analista le invita pasar a consulta privada y subir el costo de honorarios acorde a
su reciente trabajo, él accede con agrado, y propone incluso incrementar aún más del costo
establecido (cuatro veces más).
Durante una sesión me comunica que volvió a renunciar al trabajo, minimizando lo que
hacía. Seguidamente comienza a endeudarse y retornan las sensaciones quinestésicas
acompañadas de frustración. Ante ello le manifiesto mi intención de acomodarme a la
extrema situación económica que atraviesa, pero G se niega rotundamente y me pide
firmemente que "Eso, por favor eso, lo dejemos ¡así!"
Dice: "Dra. Yo tengo una deuda eterna con usted... Usted le dio en el clavo"... "Mi
sexualidad ha sido un cuarto oscuro, antes de conocerla yo era un cuarto oscuro, hoy hay
rendijas de luz" Esto me alerta aún más, pues mi función, en tanto analista es hacerme
destinataria del paciente. Como dice E. Laurent:
"Se ha dicho y repetido que cuando uno se hace cargo de un psicótico, lo hace por el resto
de su vida''.
Entonces se trata de elegir soportar hacerse cargo de la historia de G en tanto destinataria de
sus recursos, en cada encuentro con lo Real es decir lo inédito de su singularidad. Teniendo
muy en cuenta que nunca se tendrá la garantía de asir completamente. Pues se trata de lo
inanalizable de un modo de hacer con su singular definición, en el cuerpo. Y como en una
presentación de casos no se puede decir todo, habrá que esperar no solo la sorpresa, sino el
enigma de este caso y las vicisitudes de un resto.
Para concluir retomo el ejemplo que a modo de fábula, recientemente nos dio Pierre
Naveau en una presentación de enfermos en Caracas'. El hacía un parangón entre al roble y
la caña, que tras una tormenta el débil se queda y el fuerte se quiebra. Esta fábula me lleva
al texto "Psicosis ordinaria" donde Miller dice:
"Cuando la estructura tiene más bien el aspecto débil y el sujeto elaboró un síntoma que se
desliza, a la deriva, el caso no se presta a un franco desencadenamiento...las psicosis
ordinarias son principalmente psicosis de tipo débil".
**finaliza página 223**

Você também pode gostar