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Capítulo 7: El marco de la Teología: el Magisterio de la Iglesia

El ejercicio de la Teología; Ángel Cordovilla; pp. 171-185.


En la Introducción, el autor comienza refiriéndose a la palabra de Dios entregada en la sagrada Escritura y
transmitida ininterrumpidamente en la Tradición es la guía interior de la reflexión teológica. Habría que recuperar
el modo en que Joseph Ratzinger se expresó sobre la Escritura y la tradición como una orientación práctica y al
Magisterio como Hitos del camino.
Continúa explicando las acepciones de la magisterio(en relación con el quehacer teológico)
a. Desde un punto de vista “negativo”: no es la totalidad de la doctrina cristiana, no se puede identificar
directa y simplemente con la esencia de la vida cristiana, ni con la teología. Sí, interpreta auténticamente la
Palabra de Dios escrita en sagrada Escritura o transmitida en la Tradición.
b. En un sentido “positivo”: es la ratificación formal del contenido real de la vida cristiana y de los límites
formales así como de la dinámica interna de la teología.
El acercamiento a la realidad eclesial y teológica del magisterio:
1.- Naturaleza del magisterio: alude al ejercicio específico de enseñar con autoridad, reservado por voluntad divina
a los obispos, sucesores de los apóstoles, en comunión con el obispo de Roma. Se fundamenta, sin embargo, a
los principios sobre los que se asienta la misa Iglesia: Cristo y el Espíritu Santo.
a. Perspectiva cristológico-escatológica: Cristo es la revelación escatológica del Padre en la historia de los
hombres. Él es el mediador y la plenitud de la revelación de Dios, la Palabra de Dios definitiva y encarnada en la
historia. La Iglesia, fundada por Cristo y existiendo en Él, es su presencia sacramental en el orden de la gracia y
en la verdad. El magisterio en su último sentido es la expresión de la victoria del amor y de la verdad de Dios en el
mundo.
b. Perspectiva pneumático-eclesiológica: siendo la Iglesia la prolongación sacramental de la palabra
victoriosa de Dios en Cristo, no se identifica con ella, sin embargo, ni la suplanta, sino únicamente su intérprete
autorizada, guiada, conducida y asistida por el Espíritu santo.
Tanto la teología como el magisterio han de esforzarse en mostrar la relación que existe entre sus afirmaciones
dogmáticas y el testimonio de la Escritura y el Tradición.
2.- El ejercicio del magisterio
a. Dentro del triple ministerio y servicio, sin absolutizarlo: el anuncio de la Palabra, la celebración de la
liturgia y el servicio de la caridad, desentrañan la naturaleza íntima de la Iglesia, vinculándola al ser y la misión de
Cristo. Así, la función del magisterio pertenece a la Iglesia en su totalidad, garantizado a través del “sentido de los
fieles” y específicamente de los Obispos. Desemboca en expresiones concretas que precisan los conceptos de
indefectibilidad y de infalibilidad.
b. Un servicio de toda la Iglesia, sin diluir su función específica: la permanencia y fidelidad en la Verdad
recibida, extensión y comunicación del Evangelio por el mundo, son ministerios que competen a todo el pueblo de
Dios. En sentido moderno, el magisterio es un carisma otorgado de forma específica a los sucesores de los
apóstoles, como última palabra ante el conflicto en la interpretación de la Escritura y la verdadera Tradición.
Puede ser:
a. Magisterio infalible
i. solemne o extraordinario: pronunciamiento “ex cathedra” o celebración de un concilio ecuménico.
Requiere asentimiento de fe teologal.
ii. ordinario universal: corresponde a los obispos o a los concilios locales, en comunión con el obispo de
Roma. requiere obediencia de fe (lo mismo que el asentimiento teologal).
b. Magisterio definitivo: verdades de fe, íntimamente unidas a la revelación por conexión histórica o lógica.
Requieren recepción firme..
c. Magisterio no infalible: propone la doctrina para servir de ayuda a la inteligencia más profunda de la
revelación y explicar su contenido. Se pide un obsequio religioso de la voluntad y de la inteligencia. Existe también
una forma de magisterio referida a asuntos poco claros y confusos y que siguen en proceso de definición. Se les
pide un obsequio leal de la voluntad y de la inteligencia.
3.- La interpretación del magisterio: Por tratarse de una interpretación autorizada que se lleva a cabo en un
contexto histórico determinado, tiene que buscar la ampliación y ensanchamiento en su sentido con vistas a
profundizar en él, situarlo y comprenderlo mejor, más nunca para ir en su contra.
a. La intención y la forma de expresarse: el tono y el lenguaje utilizados en un pronunciamiento magisterial
dependen de la naturaleza y la intención del documento. Podrían ser: Expositivo e ilustrativo, exhortativo y
orientativo, declarativo y asertivo.
b. El momento histórico y el marco de la gran Tradición de la Iglesia: situar una declaración magisterial en su
contexto, histórico y dentro de un marco interpretativo específico.
c. Una hermenéutica cordial: aceptación humilde de la palabra del magisterio, integrándola al pensamiento
propio, aún sin haber plena concordancia en algún punto constitutivo la afirmación doctrinal.
Conclusión. Una imagen deficiente, pero imagen: la teología necesita un marco, necesita unos ciertos límites y
normas… y por ello mismo una posibilidad.
A modo de valoración personal, puedo decir que este capítulo ha sido muy interesante en el planteamiento,
aunque general, sobre el magisterio, en cuanto concepto, definición, usos, etc. Me parece que deja de lado un
acercamiento más orante y aunque menciona el sentido de los fieles y la liturgia, no aparece la devoción, ni la vida
de oración del pueblo file como influyente en el desarrollo doctrinal de la iglesia.

Fray Àngel Benavides OP

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