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Anejo A EL FALSO ANTICOMUNISMO DE WOJTYLA Y SU PAPEL EN LA CAIDA DEL BLOQUE SOVIETICO Pablo Il, al que se atribuye casi el desmoronamiento de la URSS y del bloque soviético’. Su postura al respecto es men- cionada aqui porque el comunismo marxista, como el anarquista, es una ideologia judaica (v. cap. 37, E) enemiga mortal del cristianismo. Cuando el Ejército Rojo lleg6 a Cracovia en enero de 1945, Wojtyla salié a su encuentro y le dio la bienvenida, en compajifa de otros seminaristas. “El 17 de enero al amanecer los primeros solda- dos rusos se encontraban ya en las proximidades del palacio, y los seminaristas abrieron los portones para darles la bienvenida y ofrecer- les té y pan”. En horas de la tarde llegaron a la sede del Arzobispado Metropolitano, donde funcionaba el seminario, “tres generales rusos a presentar. sus respetos al arzobispo Sapieha’® por sus actividades U na de las mayores falsedades es el anticomunismo de Juan + Bernstein y Politi en su libro presentan a Juan Pablo Il, junto con Reagan, como el responsable de tales hechos, pero de los datos que aportan surge exactamente lo contrario. (En cuanto a Reagan su oposicién al comunismo no fue tal, igual que la de sus predecesores y sucesores. La URSS fue salvada y sostenida diariamente por EE. UU. en la Il Guerra Mundial y Castro, que alcanz6 el poder financiado por EE. UU. ~segiin reconocié en el Congreso el sengdor Jacobo Javits, s¢ mantiene tranquila- mente en el poder y no es afectado mayormente por el embargo (no hay bloqueo). ? O'Brien, ob. cit., p. 278. Este consigna que, por supuesto, Wojtyla se hallaba entre ellos, Juan Pablo Il corrige la fecha y sefiala que estuvo con sus compafieros del seminario el 18-1-1945, “el dia -o, mejor dicho, la noche~ de la liberacién. En efecto, fue durante la noche cuando la Armada Roja llegé a los alrededores de Cracovia” (v. Juan Pablo Il, Don y misterio, p. 27, ed. BAC, Madrid, 1996). Oculta que salié a recibirla y obsequié con té y pan a los soldados comunistas. * El tio de los judios” (v. cap. 38, C, § 2). 271 contra los nazis durante aquellos largos afios”*. Juan Pablo Il diré en Auschwitz-Brzezinka: “Quiero detenerme delante de otra lapida: la que esta en lengua rusa. No afiado ningiin comentario. Sabemos de qué nacién habla. Sabemos qué parte ha tenido esta naci6n, duran- te la ultima guerra, para la libertad de los pueblos. Ante esta lapida no se puede pasar con indiferencia” (v. cap. 34, C). La vic- toria bolchevique significé la esclavizaci6n de Polonia y muchas otras naciones, la eliminacién radical del cristianismo y la sangrienta perse- cucién de los cristianos. Unicamente los judios celebraron el triun- fo bolchevique’, tal ocurrié en la sinagoga de Moscti (v. cap. 37, E). Es por dems significativo que Juan Pablo Il durante su obispado, que desempefié en la época comunista, cuando cantaba en sus encuentros con los jévenes, tenia preferencia, entre otros, por los cAnticos de los partisanos. “Con ocasi6n de las fiestas nacionales, del aniversario del comienzo de la guerra o de la insurreccién de Varsovia, se cantaban cantos militares y patridticos. Entre éstos, me gustaban de modo especial , y, en general, los cantos de insurreccién y de los partisanos”*. Entre éstos tuvieron papel sobresaliente los judios’. La posicion de Wojtyla frente al comunismo quedé al descubierto cuando en el Vaticano II se mostré adverso a su condena’®. Su recha- zo del régimen soviético no tuvo nada que ver con “el anticomunis- mo tradicional de Ia Iglesia” y “su confrontacién con el comunismo * O'Brien, ob. cit., p. 278. Este, dos pags. antes, habla del Ejército Rojo, pero ahora llama “rusos” y no soviéticos a los generales. 5 En realidad, no hubo tal victoria porque las tropas soviéticas fueron auxiliadas por la ayuda militar de Estados Unidos, quien, obedeciendo décilmente las Srdenes de sus mandantes hebreos, permitié asi que aquéllas se lanzaran sobre la Europa cris- tiana y alegaran derechos de ocupacién de varios pafses y ciudades, v. g., Berlin, donde el casi seguro israelita Dwight David Einsehower ordeno a Patton que no avan- zara para dar tiempo a que lo hicieran los soviéticos, hecho de sobras conocido. ® Juan Pablo Il, jLevantdos! {Vamos!, p. 95. 7 La EJ destaca “la estrecha relacién existente entre los partisanos judios y la Guardia del Pueblo (Gwuardia Ludowa) dominada por los comunistas” (vol. 13, 775), i. e., la organizacion partisana. Esta calificada fuente proporciona informacién sobre las Compaiifas guerrilleras judias y sus jefes, v. g., los restos de los partisanos judios del ghetto de Bialystok crearon una unidad llamada Foroys (Adelante), que luego form6 parte de una brigada soviética partisana comandada por el general Kapusta (tb.). No 1pocos partisanos judios alcanzaron fama en las diversas unidades (Ib.), y es significati- vo, como resalta aquélla, que el movimiento partisano judio comenzé su actividad en la segunda mitad de 1942, cuando su simil polaco casi no existia (ib., 776). ® “Cuando un grupo de obispos pidié en el concilio que se incluyera una conde- na explicita del comunismo en el documento de la Constitucién de la Iglesia en el mundo moderno (Gaudium et Spes), Wojtyla se opuso a ello por considerarlo con- traproducente” (cf. Bernstein y Politi, ob. cit., p. 119). 272 no tenia lugar en el contexto de una denominacién religiosa especifi- ca o en un campo ideolégico: era sencillamente una cuestién de derechos humanos”®. O sea, un seudoanticomunismo como el de las demoplutocracias. El Ultimo primer ministro comunista polaco, Mieczylasw Rakowski, sefial6 que la caida del comunismo en Polonia fue ajena a Juan Pablo Il y que ya habia comenzado en 1970, al producirse la rebeli6n en Gdansk y, sobre todo, desde la fundacién del KOR (Comités de Defensa de los Trabajadores), y la causa ha sido la desintegracién inte- rior del sistema comunista, especialmente de su economia, igual que pasé en la URSS". En efecto, ha sido el KOR, una agrupacién de inte- lectuales, quien impulsé las huelgas en Polonia". Sus fundadores y principales figuran eran dos comunistas disidentes, Jacek Kuron y Adam Michnik, “un joven historiador judio y alumno de Kuron”!?. Como es habitual, al ver que desde el afio 1970 se habia iniciado el resquebrajamiento del régimen bolchevique, los judios se pusieron a la vanguardia de la oposicién para desviarla de su genuina meta, catéli- ca y nacionalista’*. No es coincidencia que el partido mas importante de Polonia en la actualidad es el socialdemocratico, formado por el ex- PC, donde los judios predominaban. Del KOR emergié Solidaridad, que tenia miembros judios, ateos y numerosos comunistas'. Mas tarde, empero, el sindicato fue superado por los acontecimientos y se sucedieron muchas huelgas sin su autorizacién'®. Finalmente, el siste- ma cay6 no por los problemas econémicos ~sélo un detonante- sino por la rebeldia de una Nacién que, pese a todo, habia mantenido su ° Bernstein y Politi, ob. cit., p. 135. ) , 0b. cit., p. 210. Cuando Jaruzelski asumié la presidencia de Polonia, el afio 1988, designé primer ministro al judfo Rakowski (sobre su condicién racial cf. ° Beider, ob. cit., p. 365). 4 Bernstein y Politi, ob. cit., pp. 259-260. Los integrantes del KOR se encarga- ban de la defensa de los trabajadores encarcelados o echados de sus puestos. * Ib., p. 257. Sospecho que Kuron era también de la misma progenie, mas no he podido comprobarlo. La huelga que dio comienzo a los hechos que terminaron con el régimen, fue iniciada en agosto de 1978 en el astillero Lenin y, tras un paréntesis, alcanzé mayor intensidad a partir del dia 16 de ese mes, cuando Walesa present6 un proyecto ins- pirado por el KOR, que habia logrado infiltrarse en el astillero (cf. Bernstein y Politi, ob. cit., pp. 258-259). * Bernstein y Politi, ob. cit., p. 309. 5 En noviembre de 1981, “segiin un célculo, hubo 105 huelgas de duracién inde- finida, con la participacién de millones de trabajadores, y se estaban planeando otras 115. Ninguna conté con la aprobacién de la dirigencia de Solidaridad. E1 30 de octubre la comisién nacional de Solidaridad habia hecho un llamado para poner fin a todas las huelgas, porque habfan asumido un que [...] Walesa lleg6 hasta el punto de proponer el cas- tigo para los huelguistas desenfrenados del sindicato” (ib., 340). 273 identidad y su fe ancestral. Pero infortunadamente, los mismos ene- migos que la oprimieron por intermedio del régimen soviético, conti- nian haciéndolo a través de la democracia. La realidad histérica ha sido distorsionada por la propaganda wojtyliana. “La CIA estaba convencida en 1991, segtin se desprende de un informe de su director, que Mosct tenia un plan de trabajo con el Papa para moderar el descontento polaco, a cambio de pro- mesas soviéticas de no intervencién [...] el Papa habia mantenido contactos privados con los soviéticos aceptando la visita de Vadim Zagladin, alto oficial de Comité Central del Partido Comunista sovié- tico”, y existié “una continuada correspondencia” entre Mosct y el Vaticano llevada personalmente por monsefior Hilary Franco”’*. La oposicién de Wojtyla al régimen comunista polaco era, segtn dije, de tipo demoliberal, pero moderada y ms bien retérica. El editor de sus poesias, el hebreo Marek Skawarnicki, amigo que lo acompafié en algunos viajes, hace notar que “Juan Pablo II no tenia intencién de atacar al régimen polaco. , dice Deskur”®. * Lamet, ob. cit., pp. 234-235. * Tald Szulc, Pope John Paul Il, the biography, p. 308, N. York, 1995, apud Lamet, ob. cit., p. 210. Szulc también es judfo [cf. Beider, ob. cit., p. 428].) El judais- mo de Skawarnicki lo verifiqué tres o cuatro dias después de la muerte de Juan Pablo Tl, en una entrevista que le hizo CNN en su domicilio: sobre un mueble habia una menor de bronce que tenia en su parte inferior una estrella de David. +8 “Juan Pablo II nunca se imaginé que la Unién Soviética se desmembraria tan répidamente, ni tampoco Io dese6” (cf. Bernstein y Politi, ob. cit., p. 514). * Bernstein y Politi, ob. cit., p. 514. 274

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