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Etnografías Contemporáneas 1 (1) 25-54

GEERTZ, SUBJETIVIDAD Y CONCIENCIA POSMODERNA,

Sherry B. Ortner*

Este artículo examina la importancia de la noción de subjetividad para


una antropología crítica. Si bien no existe un vínculo necesario entre las
cuestiones relacionadas con la subjetividad, las cuestiones del poder y
la subordinación —y a decir verdad, hay una gran cantidad de trabajos,
tanto dentro como fuera de la antropología, que exploran la subjetivi-
dad como un ámbito de investigación relativamente neutral—, mi interés
se concentrará sobre todo en ampliar las líneas de trabajo que ven, en
efecto, una íntima vinculación entre la subjetividad y el poder. De ahí
el planteo sobre la importancia de investigar la subjetividad en cuanto
parte de "la antropología como crítica cultural" (Marcus y Fisher, 1986).

Por subjetividad entiendo el conjunto de modos de percepción, afecto,


pensamiento, deseo, temor, etc., que animan a los sujetos actuantes. Pero
también aludo a las formaciones culturales y sociales que modelan, or-
ganizan y generan determinadas "estructuras de sentimiento" (Williams,
1977). En sustancia, este trabajo se moverá una y otra vez entre el exa-
men de dichas formaciones culturales y los estados internos de los su-
jetos actuantes.

Sin embargo, como la idea misma de sujeto es un asunto contencioso,


comenzaré con:

* Sherry Ortner es Profesora de Columbia University. Entre sus principales contribuciones


se encuentran Theoni of Anthropology since the Sixties, Shmpas and Himalayan Moun-
taineering, The Fate qf "Culture": Geertz and Beyond y New Jersey Dreaming: Capital, Culture
and the Class of '58.
Una breve historia del debate sobre el sujeto "el estructuralismo se embarcó en una crítica concertada del humanismo
Sería factible considerar el desarrollo de la teoría social y cultural a lo y el antropocentrismo e invirtió las premisas humanas al dar prioridad a
largo de todo el siglo XX como una lucha en torno del papel del ser so- la estructura sobre el sujeto, lo inconsciente sobre lo consciente y los análi-
cial —la persona, el sujeto, el actor o el agente— en la sociedad y la his- sis objetivos de las leyes científicas sobre las epistemologías basadas en
toria. Aunque el origen de la controversia sobre la significación del el yo" (Fox, 2003: 24).
sujeto puede remontarse mucho más atrás en la filosofía, la versión del
siglo XX se presenta como un debate librado principalmente entre las cien- El paisaje actual de la teoría social y cultural debe verse contra el telón
cias sociales de reciente evolución, por un lado, y ciertas líneas del pen- de fondo de esta historia. En sustancia, hay tres líneas de discusión. La
samiento filosófico, por otro 2 . En la primera mitad del siglo, el debate primera es el llamado post-estructuralismo, que abandona enfáticamente
cobró forma como una reacción filosófica ante el surgimiento de las teorías el positivismo durkheimiano todavía presente en Lévi-Strauss ("los análi-
de la "coacción" social (Durkheim) y el "determinismo" (Marx), mientras sis objetivos de las leyes científicas") y se concentra con mayor intensi-
que Sartre, en particular, se apartaba de ambas y sostenía en El ser y la dad aún en "disolver al hombre". Los términos de la crítica dan aquí otro
nada la primacía de la libertad humana. leve giro, pues la crítica del concepto de "hombre" comienza a hacer hin-
capié no sólo en sus cualidades ilusorias desde un punto de vista filosó-
A su vez, en una respuesta directa a Sartre, Lévi-Strauss encauzó a fico (el yo como un lugar originario de coherencia, intencionalidad,
Durkheim en nuevas y más extremas direcciones y también modificó, has- creatividad, etc.), sino en su especificidad ideológica. En manos de las
ta cierto punto, los términos del debate para alejarlo de las categorías de post-estructuralistas feministas (loan Scott, por ejemplo), la cuestión es
la libertad y el determinismo. Si bien Durkheim aludía a un nivel de "lo su naturaleza enmascarada de género: lo que pretende ser hombre en
social" que podía analizarse con escasa referencia a los sujetos, el suje- el sentido universal es, literalmente, el hombre en el sentido de género,
to (a quien solía denominar "individuo") seguía teniendo, empero, una los hombres. En manos de los post-estructuralistas poscoloniales (Gayatri
presencia importante en el edificio teórico, en tanto elemento sobre y a Spivak, por ejemplo), la cuestión es la localización de la idea de un pre-
través del cual la "sociedad" hace su trabajo, y que incluso presenta de sunto hombre universal en lo que es, en realidad, un proyecto especí-
vez en cuando alguna lucha (véase por ejemplo Durkheim, 1982: 51). Lévi- ficamente occidental de dominación: los hombres (colonialistas) blancos.
Strauss tomó la noción durkheimiana del hecho social que existe por enci-
ma del individuo y que casi tiene vida propia, y procuró purificarla por Considerado en esta perspectiva, puede comprenderse el atractivo constante
completo de la presencia y la necesidad de los sujetos. Así, en la intro- del post-estructuralismo en muchos ámbitos académicos, incluyendo
ducción de Lo crudo y lo cocido escribió lo siguiente: importantes sectores de la antropología. No obstante, su antihumanismo
plantea problemas reales a una antropología que quiera entender no sólo
"Por lo tanto, pretendo mostrar, no cómo piensan los hombres en los mi- el funcionamiento del poder, sino los intentos de los subalternos (en el
tos, sino cómo actúan los mitos en la mente de los hombres sin que és- sentido gramsciano) de alcanzar, por lo pronto, el privilegio de conver-
tos sean conscientes del hecho [...] tal vez sería mejor ir aun más lejos y, tirse en sujetos 3 .
haciendo completo caso omiso del sujeto pensante, proceder como si el
proceso del pensamiento se produjera en los mitos, en su reflexión so- Debemos, en consecuencia, referirnos a una segunda e importante línea
bre sí mismos y su interrelación" (Lévi-Strauss, 1969: 12). del pensamiento post-levistraussiano (pero no "post-estructuralista"),
una línea que de algún modo intenta volver a poner un sujeto en el cen-
Aquí ya no se trata exactamente de una cuestión de libertad y coacción. tro de la teoría social, pero al mismo tiempo procura reformularlo teóri-
No sólo se plantea la idea de que la libertad del sujeto es ilusoria, sino camente de una manera que no rehabilite el ilusorio universalismo del
también que el propio pensamiento humano es simplemente un efecto "hombre". Yo situaría en esta corriente las diversas versiones de la lla-
del puro juego de la estructura o un medio para llevarlo a cabo. Tal co- mada teoría práctica, tal como se la constata en la obra de Pierre Bourdieu
mo Lévi-Strauss señaló en El pensamiento salvaje, la meta de las cien- (por ejemplo, 1977, 1990, 2000), Anthony Giddens (en especial 1979),
cias humanas no "era constituir al hombre sino disolverlo". Según Nik Marshall Sahlins (en especial 1981) y William H. Sewell, Jr. (1992, 1999),
Farrell Fox resume en una biografía reciente de Sartre: así como en varios de mis propios trabajos (por ejemplo, 1984, 1994,
2003). Si dejamos a un lado mi obra, que en todo caso trato de profun-
dizar aquí, podemos ver que los pensadores recién enumerados tienen

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una diversidad de planteos teóricos sobre el sujeto. Para Bourdieu, el su- ¿Por qué esto constituye un problema? ¿Cuál es la importancia de reins-
jeto internaliza las estructuras del mundo externo, tanto el objetiva- talar la cuestión de la subjetividad en la teoría social? En parte, desde
mente real como el definido desde un punto de vista cultural. Esas luego, es importante porque se trata de una dimensión fundamental de
estructuras internalizadas constituyen un habitus, un sistema de dis- la existencia humana e ignorarla en la teoría significa empobrecer el sen-
posiciones que inclinan a los actores a actuar, pensar y sentir de una manera tido de lo humano en las llamadas ciencias humanas. Pero también es
coherente con los límites de la estructura. Si bien hay aspectos del con- importante desde un punto de vista político, como dije al comienzo de
cepto de babitus que pueden localizarse en una noción de la subjetivi- este artículo. En particular, veo la subjetividad como base de la "agen-
dad en el sentido de —tal vez podamos darle la descripción sumaria de cia", como un elemento necesario para comprender por qué las personas
"sentimientos"—, los argumentos de Bourdieu destacan sobre todo el he- obran (tratan de obrar) sobre el mundo aún cuando son objeto de ese
cho de que ese habitus establece una gama de opciones y límites para obrar. La agencia no es una voluntad natural u originaria, adopta la for-
el actor social. Sahlins, también influido por el pensamiento estruc- ma de deseos e intenciones específicas dentro de una matriz de subje-
turalista francés y al mismo tiempo resistente a su antihumanismo, cons- tividad: de sentimientos, pensamientos y significados (culturalmente
truye un sujeto muy similar al de Bourdieu, principalmente motorizado constituidos).
por las estructuras. Por otra parte, como Sahlins escribe sobre actores
históricos reales (el capitán Cook, por ejemplo), sus descripciones de las Comenzaré con una definición preliminar. Por subjetividad entenderé una
acciones de éstos los muestran a veces más complejos, en la dimensión conciencia especificamente cultural e histórica. Al utilizar la palabra
subjetiva, de lo que se deja ver en su exposición teórica de esos mismos "conciencia" no pretendo excluir diversas dinámicas inconscientes, tal co-
hechos. mo se las ve, por ejemplo, en un inconsciente freudiano o un babitus
bourdieusiano. Sin embargo, quiero decir que la subjetividad es siem-
Para Giddens y Sewell, si bien debe entenderse que los sujetos consti- pre más que esas cosas, en dos sentidos. En un plano individual, supon-
tuyen una producción plenamente cultural y estructural, es preciso dré, con Giddens, que los actÓres siempre son al menos en parte "sujetos
destacar la importancia de un elemento de "agencia" en todos los suje- cognoscientes", tienen cierto grado de reflexividad sobre sí mismos y sus
tos sociales. En contraste con la insistencia de Bourdieu en la naturaleza deseos, y cuentan con alguna "penetración" acerca del papel de las cir-
profundamente internalizada y sobre todo inconsciente del conocimien- cunstancias en su propia formación5. Son, en síntesis, conscientes en el
to social en los sujetos actuantes, Giddens subraya que éstos son siem- sentido psicológico convencional, algo que es preciso destacar como com-
pre —al menos en parte— "cognoscientes", y por lo tanto capaces de influir plemento y no en reemplazo de la insistencia de Bourdieu sobre el carác-
sobre las estructuras que los han constituido, y a veces de actuar con- ter inaccesible que la lógica subyacente de sus prácticas tiene para los
tra ellas. En contraste con el intenso determinismo estructural de Bour- actores. En el plano colectivo me valgo de la palabra "conciencia" tal co-
dieu, Sewell orienta la perspectiva del historiador para sostener que "en mo la usaron Marx y Durkheim: la sensibilidad colectiva de un conjun-
el mundo de las luchas y estratagemas humanas, muchos pensamientos, to de actores socialmente interrelacionados. En este sentido, la conciencia
percepciones y acciones consistentes con la reproducción de los patrones siempre es una parte ambigua de las subjetividades personales de la gente
sociales existentes dejan de suceder, pero los que son inconsistentes con y de la cultura pública, esa ambigüedad estará presente en casi todo lo
ella aparecen todo el tiempo" (Sewell, 1992: 15). que sigue. Por momentos hablaré de la subjetividad en un sentido más
psicológico, en términos de los sentimientos internos, deseos, angustias,
Todos estos pensadores, que de una manera u otra volvieron a poner al intenciones, etc., de los individuos, pero en otras ocasiones me con-
sujeto actuante en la teoría social, han sido una gran inspiración para mi centraré en las formaciones culturales de gran escala.
pensamiento; he escrito sobre la importancia de su obra en muchos otros
contextos. Dicho esto, permítaseme sugerir que en la obra de todos e- La mayoría de las veces, la cuestión de las subjetividades complejas en
llos hay una falta o una zona de debilidad específica que abre el espa- el sentido más psicológico (lo cual no significa acultural) debe ras-
cio para este trabajo: una tendencia a descuidar la cuestión de la trearse en los estudios de grupos dominados. No sólo las cuestiones de
subjetividad, esto es, la concepción del sujeto como un ser existencial- la "agencia" (y la "resistencia"), sino del dolor, el temor o la confusión,
mente complejo, que siente, piensa y reflexiona, que da y busca sentido4. así como los diversos modos de superar esos estados subjetivos han si-
do centrales en ese tipo de trabajos. Entre los ejemplos podríamos citar
los estudios de Lila Abu-Lughod sobre las estructuras de sentimiento de


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las mujeres beduinas, tal como se modelan y expresan en la poesía y la ble avanzar en una discusión de la obra de Geertz sin volver a abordarlo
narrativa (1986, 1993); el trabajo de José Limón sobre la sensación de frag- a cada paso. Sin embargo, en este caso lo haré con una orientación un
mentación entre los mexicano-norteamericanos pobres (1994); la obra de tanto diferente.
Ashis Nandy sobre la desorientación y reorientación del "yo" indígena
bajo el colonialismo (1983); el estudio de Purnima Mankekar acerca de Si bien el concepto geertziano de cultura tiene dos vertientes, resulta bas-
las complejas reacciones de las mujeres de la India ante las epopeyas tele- tante evidente que el problema radica en su primer sentido, la acepción
visivas (1999), o el de Tassadit Yacine sobre la naturaleza de género del norteamericana, es decir, la idea de que grupos específicos "tienen" cul-
miedo entre los cabiles (1992)6 . En todos estos casos se exploran la ex- turas específicas —cada uno la suya—, "compartidas" por todos sus miem-
periencia y construcción subjetivas de la condición de sujeción, así co- bros. Las críticas dirigidas a esta concepción de la cultura adoptan varias
mo las maneras creativas de superarla, aunque sólo sea episódicamente. formas. Por un lado, el concepto es demasiado indiferenciado, demasi-
ado homogéneo: vista la existencia de diversas formas de diferencia y
Además de este tipo de investigaciones en el nivel de los actores indi- desigualdad sociales, ¿cómo pueden todos los integrantes de una sociedad
viduales o los grupos de actores, también existe, desde luego, una tradi- dada compartir la misma visión del mundo y la misma orientación ha-
ción investigativa e interpretativa en un plano cultural (y político) más cia éste?8 Por otro —y ésta ha sido la crítica más contundente—, la ho-
general, concerniente al papel de formaciones culturales determinadas mogeneidad y falta de diferenciación del concepto de cultura lo vinculaba
en la configuración y generación de las subjetividades. Mi propósito es íntimamente al "esencialismo", la idea de que "los nuers" o "los baline-
ahora trasladarme a ese plano. Comenzaré por volver a algunos de los ses" tenían una esencia singular que los hacía ser como eran y que ex-
trabajos clásicos de Clifford Geertz. Si bien Geertz trabajó más o menos plicaba, además, gran parte de lo que hacían y cómo lo hacían. Podemos
en la misma época que Lévi-Strauss, Bourdieu, Sahlins y otros autores advertir los peligros de esta posición cuando observamos los tipos de
antes mencionados, Geertz fue el único de los grandes pensadores so- representaciones de la "cultura árabe" o la "cultura musulmana" que han
ciales y culturales que abordó la cuestión de la subjetividad en el senti- empezado a circular por el mundo luego del 11 de septiembre. Geertz,
do analizado aquí, por lo cual debemos considerar con mucha seriedad desde luego, nunca adhirió a esta forma de pensar. Su interés en la com-
su obra. prensión de la diferencia cultural consistía justamente en lo contrario: era
una manera de inaugurar "conversaciones" a través de líneas culturales.
Otra mirada al concepto de cultura de Geertz Pero el concepto mismo resultó ser más políticamente escurridizo de lo
En algunos celebrados artículos de las décadas de 1960 y 1970, Geertz que antes parecía.
apeló a la filosofía y la teoría literaria para dar expresión a un enfoque
específicamente cultural de la subjetividad y, podríamos decir, a una teoría Geertz defiende lo que llamo concepto norteamericano de cultura en After
de la cultura específicamente orientada hacia la subjetividad 7 . Ambas the Fact (1995), sobre todo con el argumento de que la cultura es real
guardan una relación tan estrecha que no se puede analizar una sin otra. y los críticos entierran la cabeza en la arena para negarla. Coincido, pero
Comenzaré con la cultura. la crítica exige una defensa más elocuente en términos de la política im-
plícita en el uso del concepto. Así, si bien reconocemos los peligros muy
En la teoría de la cultura de Geertz pueden señalarse dos dimensiones: reales de la "cultura" cuando se la pone en juego para esencializar y de-
por un lado, el concepto norteamericano clásico, identificado entre monizar a grupos enteros de personas, también debemos admitir su valor
otros con Boas, Mead y Benedict, y definido de manera sustantiva co- político crítico, para entender tanto el funcionamiento del poder, como
mo la visión del mundo y del ethos de un grupo particular de personas; los recursos de quienes carecen de él.
por otro, una teoría filosófico literaria del proceso cultural, especialmente
inspirada en Wittgenstein que hace hincapié en la construcción del sen- Vista desde el lado del poder, uno puede reconocer una formación cul-
tido y las subjetividades a través de procesos simbólicos inmersos en el tural como el cuerpo relativamente coherente de símbolos y significados,
mundo social. ethos y visión del mundo y, al mismo tiempo, concebir esos significados
como ideológicos y/o como parte de las fuerzas y procesos de domi-
Como sabrá cualquiera que conozca la literatura antropológica de las úl- nación. La figura más importante en la reformulación del concepto de
timas décadas, el concepto de "cultura" ha sido objeto de serios ataques. cultura en ese sentido tal vez haya sido Raymond Williams, con su
He analizado el debate cultural en otro lugar (1999b), pero no es posi- adaptación de la idea gramsciana de hegemonía 9 La obra de Williams

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desencadenó una virtual revolución académica que motivó en parte la mas simbólicas públicas, que expresan y a la vez configuran el significado
creación de ese enorme, fértil e indócil campo llamado "estudios cul- para actores inmersos en el flujo constante de la vida social. Y aunque
turales". Si bien la versión estadounidense de los estudios culturales ter- la idea de "significado" también puede encauzarse en muchas y diferentes
minó por quedar bajo la dominación de la teoría literaria (sobre todo direcciones, el interés específico de Geertz se orientó hacia las formas
francesa), en Gran Bretaña la disciplina asumió un cariz mucho más de la subjetividad simultáneamente reflejadas y organizadas por los dis-
antropológico, con trabajos etnográficos de campo (en especial Learning cursos y prácticas culturales. Lo cual vuelve a llevarnos a la subjetividad
to Labor, el clásico de Paul Willis) y un despliegue productivo de la con- y la conciencia.
cepción de Williams de la cultura como hegemonía, esto es, un entre-
lazamiento del concepto norteamericano de cultura y el concepto La construcción cultural de la subjetividad
marxista de ideología (Williams, 1977: 108-109)111 Los análisis de la cul- En dos de sus artículos más célebres, "Person, time, and conduct in Bali"
tura posmoderna como parte de la hegemonía más amplia del capitalismo (1973 [19661) y "Deep play: Notes on the Balinese cockfight" (1973d
tardío, que consideraremos más adelante en este artículo, ilustrarán ese [1972]), Geertz da una vigorosa muestra práctica de su método de tra-
tipo de trabajo. bajo cuando interpreta las formas culturales balinesas —términos de de-
nominación personal, sistemas calendarios, reglas de etiqueta, reuniones
Vista desde el lado de los menos poderosos, la cultura, en el sentido de riñas de gallos—, según los modos de conciencia que encarnan.
antropológico norteamericano —pero, insistamos, con un filo más críti-
co— persiste en los estudios de la "cultura popular". Se trata de estudios Es importante no separar el método interpretativo y la preocupación por
de los mundos locales de sujetos y grupos que, por muy dominados o la subjetividad (conciencia histórica y cultural). En nuestros días hay for-
marginados que estén, procuran llevar una vida significativa para sí mas de análisis cultural, sobre todo inspiradas en Foucault u otras
mismos: culturas raciales o étnicas (por ejemplo, Limón, 1994), culturas corrientes del pensamiento post-estructuralista, que destacan el hecho
de clase obrera (por ejemplo, Lipsitz, 1994), culturas juveniles (por de que los sujetos y las posiciones subjetivas son construidos por los dis-
ejemplo, Taylor, 2001; Thornton, 1995; Amit-Talai y Wulff, 1995), etc. Co- cursos y que tienen, por lo tanto, una semejanza superficial con la in-
mo en la antropología clásica estadounidense, en estos estudios se con- terpretación geertziana. Pero los sujetos aludidos en ese tipo de análisis
sidera que la cultura es compartida por un grupo, que forma parte de se definen principalmente en términos de lugares políticos ("posiciones
su modo colectivo de vida y encarna su historia y su identidad, su subjetivas") e identidades políticas (unos y otras por lo común subordi-
visión del mundo y su ethos comunes. Los estudios de la cultura popu- nados): subalterno (en el sentido histórico y británico), mujer, otro
lar entendida en este sentido también suelen introducir, de manera im- racializado, etc. El ejercicio no carece en modo alguno de importancia,
plícita o explícita, una perspectiva bajtiniana para la cual la cultura pero es diferente de la cuestión de la formación de las subjetividades,
encarna cierto tipo de resistencia, de malicia o, como alternativa, de ac- estructuras complejas de pensamiento, sentimiento, reflexión, etc., que
tividad lúdica y placentera, partícipe de una vida vivida en los márgenes siempre hacen de los seres sociales algo más que meros ocupantes de
de las estructuras de dominación. Yo' Mama's Disfunktional!, de Robin posiciones específicas y simples poseedores de determinadas identi-
Kelley, un estudio acerca de la cultura popular afroamericana, es un mara- dades.11
villoso ejemplo de esta clase de trabajos.
Geertz afirma con claridad que su modo de pensar la subjetividad se re-
En suma, la "cultura", aun en algo parecido al viejo sentido norteameri- monta a Max Weber. Entonces, no hay mejor lugar para comenzar que
cano, no es inherentemente un concepto conservador o peligroso; cuan- el análisis de Weber sobre la influencia del protestantismo en la confi-
do se lo ve como tal se comete una especie de error categorial. guración de la conciencia de los primeros sujetos modernos. A partir de
El concepto es flexible y vigoroso y puede utilizárselo de maneras muy la doctrina protestante de la predestinación y su supuesto acerca del carác-
diversas, la más importante de ellas, como parte de una crítica política. ter remoto e inaccesible de Dios, Weber sostiene que el protestantismo
calvinista inculcó en sus sujetos una estructura particular de sentimien-
Sin embargo, el concepto de cultura al estilo norteamericano fue sólo una tos:
de las dimensiones de la teoría de Geertz. La otra era una serie de ideas
sobre el funcionamiento de los procesos culturales y lo que éstos hacen. "En su extrema inhumanidad, esta doctrina debe haber tenido, sobre todo,
Geertz sostenía que la cultura debía entenderse como un conjunto de for- una consecuencia para la vida de una generación que se rindió a su mag-

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nífica coherencia: un sentimiento sin precedentes de soledad interna en dividualmente y luego desde el punto de vista de su fortalecimiento
recíproco, siempre con el objeto de entender el tipo de conciencia que
el individuo aislado" (Weber, 1958: 104).
resulta de su convergencia.
Weber construye una imagen de la capacidad del protestantismo de in-
tensificar a cada paso las angustias religiosas. El calvinismo, por ejem- Vayamos sin rodeos a la conclusión de un análisis de enorme compleji-
plo, permitió que la práctica de la "confesión privada" del pecado cayera dad: Geertz sostiene que los discursos sobre la personalidad son aptos
en desuso, con el resultado de "suprimir la posibilidad de una liberación para producir una especie de "anonimización de la persona", mientras
periódica de la carga emocional del pecado" (Weber, 1958: 106). Y el ori- que los sistemas de cómputo temporal producen una "inmovilización del
gen último de la angustia religiosa era, desde luego, la situación psi- tiempo" (Geertz, 1973: 398). Unos y otros, afirma, deben verse como in-
cológicamente intolerable de estar predestinado y, sin embargo, no tentos culturales de "bloquear la visión de los aspectos más creativos de
contar con medios para descubrir cuál es ese destino. la condición humana: individualidad, espontaneidad, transitoriedad,
vulnerabilidad" (Geertz, 1973: 399). Convergen, entonces, con una
Toda la estrategia de Weber para construir los vínculos entre el protes- pasión cultural por la "ceremonialización del intercambio social" que, al
tantismo y "el espíritu del capitalismo" radica en mostrar que las doctrinas menos en un plano ideal, tiene en líneas generales el mismo efecto: man-
tener muchas relaciones a una "distancia sociológica media" (Geertz, 1973:
y prácticas protestantes inducían esas angustias y, a la vez, prescribían
soluciones para ellas. A su turno, esas soluciones —una "intensa activi- 399).
dad mundana" (Weber, 1958: 112), una "conducta [en los asuntos mun-
En un nivel, todo esto sanciona e induce un estilo cultural determinado
danos] que sirviera para aumentar la gloria de Dios" (Weber, 1958: 114),
que Geertz denomina "teatralidad lúdica" (Geertz, 1973: 402). Pero el au-
un "autocontrol sistemático" (Weber, 1958: 115) y otras— producían no
tor profundiza en la forma subyacente de la subjetividad en cuestión al
sólo un tipo determinado de sujeto religioso sino también, según la famosa
examinar la categoría o estado emocional balinés de lek, que traduce como
tesis weberiana, un primer sujeto capitalista. No profundizaré en el ar-
gumento de Weber sobre esta relación. Mi intención aquí es señalar, sim-
"pánico escénico [...I, un nerviosismo difuso, por lo común moderado pero
plemente, que este sujeto de producción cultural y religiosa no se define
en ciertas situaciones virtualmente paralizante ante la perspectiva (y el he-
sólo por una posición específica dentro de una matriz social, económi-
cho) de la interacción social, una preocupación crónica y casi siempre
ca y religiosa, sino por una subjetividad compleja, una compleja serie de
atemperada de no poder conducirse con la fineza requerida" (Geertz, 1973:
sentimientos y temores, que tienen un papel central en todo el argumento.
402).

Para Geertz vale lo mismo que para Weber: las culturas son sistemas públi-
cos de símbolos y significados, textos y prácticas, que representan un La elaborada arquitectura cultural, el entrelazamiento de discursos y prác-
ticas, los términos de designación personal, los calendarios y las reglas
mundo y, a la vez, dan forma a los sujetos de una manera ajustad9a 6al)a,
repsntaciódmuo.Gertzxpnlsfudamoteóric de etiqueta avivan y mitigan a la vez esta serie de angustias:
de este argumento en "Religion as a cultural system" (1973 [161
"Lo que se teme —con moderación en la mayoría de los casos, intensamente
donde también presenta algunos breves ejemplos. Pero las exposiciones
en algunos— es cometer una torpeza en la actuación pública exigida por
más completas, tanto de su planteo como de su método, se encontrarán
la etiqueta, suprimir, en consecuencia, la distancia social mantenida por
en dos interpretaciones ampliadas de las formas culturales balinesas.
ella y permitir entonces que la personalidad del individuo aflore hasta di-

La primera, "Person, time, and conduct in Bali", es una lectura de nu- solver su identidad pública normalizada [...1 El lek es a la vez la conciencia
merosos órdenes simbólicos balineses —tal vez podríamos llamarlos dis- de la posibilidad siempre presente de ese desastre interpersonal y, como
cursos— para tratar de desentrañar el tipo de subjetividad que reflejan y el pánico escénico, una fuerza que impulsa a evitarlo" (Geertz, 1973: 402).
modelan a la vez. Entre ellos se incluyen los "órdenes de definición de
la persona" (nombres personales, nombres de orden de nacimiento, Lo interesante de la estructura de sentimiento enunciada aquí es su
términos de parentesco, títulos indicadores de estatus, etc.), los discur- complejidad reflexiva. Las formas culturales —discursos, prácticas— pro-
sos sobre el tiempo y las reglas y criterios de la etiqueta social. Geertz ducen cierto tipo de mentalidad cultural —inclinada a mantener a la
hace una detallada interpretación de todas estas formas, en principio in- gente a distancia y ceremonializar el intercambio social— y al mismo
tiempo una serie de angustias sobre la aptitud de salir airoso. La subje- "Sin embargo, como [...] esa subjetividad no existe verdaderamente has-
tividad en cuestión tiene una forma cultural determinada, pero también ta que se organiza de ese modo, las formas artísticas generan y regeneran
una manera de habitar esa forma que es reflexiva y angustiada con res- la subjetividad misma que sólo pretenden exhibir. Cuartetos, naturalezas
pecto a la posibilidad de fracasar. muertas y riñas de gallos no son meros reflejos de una sensibilidad pre-
existente analógicamente representada; son agentes positivos en su
El segundo de los grandes artículos de Geertz sobre la cultura y la sub- creación y mantenimiento" (Geertz, 1973d: 451).
jetividad es "Deep play: Notes on the Balinese cockfight". En líneas gene-
rales, el tratamiento del tema es similar al exhibido en "Person, time, and En el núcleo de esa sensibilidad hay, una vez más, una serie de angus-
conduct in Bali". En principio, Geertz establece en detalle el lugar cen- tias, diferentes de las indicadas en "Person, time, and conduct in Bali",
tral ocupado por la riña de gallos en la vida social, el pensamiento cul- pero no carentes de relación con ellas. En este caso, dichas angustias gi-
tural y las pasiones individuales de los balineses. Luego presenta una ran en torno de los problemas de la eclosión de la animalidad en la vi-
virtuosa interpretación de esa actividad como texto público. Se demora da humana. Geertz nos dice que los balineses se sienten asqueados y/o
en la organización social de la participación y las apuestas y sostiene que amenazados, pero también fascinados por las manifestaciones de la ani-
la riña de gallos, en especial cuando tiene un carácter "profundo" o so- malidad en el mundo humano, incluidos la mayor parte de los animales
cialmente significativo, es "en lo fundamental una dramatización de reales, las conductas humanas de características animales y los demonios
preocupaciones de estatus" (Geertz, 1973d: 437). Luego se pregunta qué malvados que adoptan formas animales (Geertz, 1973d: 420).
significa para los actores balineses que la dramatización pública de las
rivalidades de estatus se manifieste a través de "un gallo que despedaza Si destaco el lugar de la angustia en los análisis geertzianos de la sub-
estúpidamente a otro" (Geertz, 1973d: 449). El argumento sigue su dis- jetividad lo hago, en parte, porque tiene una relación muy estrecha con
tinción entre "modelo de" y "modelo para", sin mencionar esta distinción el examen weberiano de la ética protestante que también se centra en
de manera explícita. Por un lado —el "modelo de"—, la riña de gallos se ella. Pero en su marco teórico, Geertz otorga a la angustia un papel aún
lee como un texto, un conjunto de representaciones y ordenamientos de más grande de lo que hemos visto hasta ahora: es uno de los ejes cen-
temas culturales que les otorgan significados particulares: trales, no sólo de determinadas subjetividades culturales, sino también
de la condición humana en su conjunto, es decir, de la condición de ser
"Lo que hace [la riña de gallos) es lo que hacen Rey Lear y Crimen y castigo una criatura cultural. Para verlo debemos volver al artículo que lanzó su
para otros pueblos con otro temperamento y otras convenciones: toma proyecto teórico: "Religion as a cultural system". Geertz lo utiliza para
esos temas —muerte, masculinidad, furor, orgullo, pérdida, beneficencia, examinar lo que considera el temor más básico de los seres humanos:
suerte— y, ordenándolos en una estructura abarcativa, los presenta de una el temor al caos conceptual. Comienza citando unas palabras de William
manera propicia para poner de relieve una visión específica de su na- James sobre el tema:
turaleza esencial. Los incluye en una construcción y, para quienes están
históricamente en condiciones de apreciarla, los hace significativos —visi- "[El hombre] puede adaptarse de algún modo a cualquier cosa que su imag-
bles, tangibles, captables—, "reales" en un sentido ideacional" (Geertz, inación pueda enfrentar; pero no puede hacer frente al Caos. Como su
1973d: 443-444).
función característica y su más preciada propiedad es la concepción, su
mayor temor es verse ante lo que no puede interpretar: lo 'ominoso' [...]
Al mismo tiempo es más que un texto o, mejor, los textos hacen algo más
Por lo tanto, nuestra posesión más importante siempre es la constituida
que articular y exhibir significados. Así —y éste es el aspecto del "modelo por los símbolos de nuestra orientación general [...] en la naturaleza, en
para"—, "asistir a las riñas de gallos y participar en ellas es, para los ba- la tierra, en la sociedad y en lo que hacemos." (James, en Geertz, 1973:
lineses, una especie de educación sentimental" (Geertz, 1973d: 449). En 99; la bastardilla es del autor).
ese contexto, Geertz presenta su elaboración teórica más explícita de la
formación de la subjetividad. En primer lugar señala que la partici- Geertz prosigue distinguiendo los diferentes tipos de temor encarnados
pación en las riñas de gallos "da fa un hombre] acceso a su propia sub- en ese miedo al caos:
jetividad" (Geertz, 1973d: 451). Pero luego adopta la posición
constructivista más fuerte: "Hay al menos tres puntos en los que el caos —un tumulto de aconte-
cimientos que no solo carecen de interpretaciones sino de inteipretabili-
dad— amenaza irrumpir en el hombre: en los límites de sus capacidades
analíticas, en los límites de sus poderes de resistencia y en los límites de turalismo" geertziano ha sido cada vez más tildado de conservador, no
su penetración moral. El desconcierto, el sufrimiento y una sensación de obstante, se erigió en la base de un enfoque radical de los estudios cul-
paradoja ética insoluble, si son lo bastante intensos o se sostienen durante turales. Raymond Williams fecundó una versión reconociblemente
el tiempo necesario, constituyen desafíos radicales a la proposición de que geertziana del concepto norteamericano de cultura con una concepción
la vida es comprensible y que, mediante la reflexión, podemos orientarnos marxista de la ideología para tratar de entender las formaciones y de-
eficazmente dentro de ella" (Geertz, 1973: 100). formaciones producidas por la cultura en las subjetividades —lo que él
llamaba "estructuras de sentimiento"—, en contextos históricos específi-
Esas angustias de la interpretación y la orientación son vistas como cos de poder, desigualdad, mercantilización, etc. En los siguientes análi-
parte de la condición humana genérica fundada en la dependencia del sis de las dos obras, ambas pertenecientes a esta tradición crítica de los
hombre de los órdenes simbólicos para actuar en el mundo. En un estudios culturales, quiero mostrar no sólo la deuda general con los méto-
artículo anterior (1973), Geertz había sostenido que los sistemas simbólicos dos interpretativos geertzianos, sino también algunos ecos sorpren-
no se suman a la existencia humana, sino que la constituyen. Como los dentes de elementos más precisos de la visión del mundo de Geertz, en
seres humanos son criaturas relativamente abiertas, muy poco progra- particular la centralidad de los problemas de la angustia por el orden y
madas en comparación con la mayoría de los otros animales, su super- el sentido.
vivencia depende de sistemas simbólicos externos, incluido especialmente
el lenguaje pero, en términos más generales, también la "cultura". La primera de las obras en cuestión es el clásico artículo de Fredric
Jameson, "Postmodernism or, the cultural logic of late capitalism", que
Este planteo fundacional más amplio sobre las angustias humanas cen- se publicó (de manera bastante apropiada) en 1984. Ese trabajo fue el
trales, suscitadas por la fragilidad del orden y el sentido, ha adoptado punto de lanzamiento de una línea de reflexión sobre la cultura con-
un nuevo cariz en un importante campo de los estudios culturales: el de temporánea que aún tiene vigencia; la segunda obra que examinaremos,
la "condición posmoderna", caracterizada como una nueva y poderosa The Corrosion of Character: The Personal Consequences of Work in the
configuración de la cultura dominante. New Capitalism, de Richard Sennett, representa un desarrollo adicional
y más reciente (1998) de algunas de las mismas cuestionesu. Antes de
De la interpretación de la cultura a la crítica cultural: dos lecturas seguir adelante debo decir que, si bien considero ambas obras muy in-
de la conciencia posmoderna teresantes, no coincido necesariamente con todo lo expuesto en ellas.
En esta última sección propondré lecturas de dos obras sobre las for- Por lo tanto, lo que sigue no aspira a ser una exploración sustantiva de
maciones culturales subjetivas del capitalismo tardío teniendo en cuen- la condición posmoderna o una muestra de conformidad total con esos
ta una serie de objetivos. En primer lugar, quiero exponer el argumento dos libros. Los presento aquí para ilustrar cierta forma de análisis cul-
de que más allá de los artículos fundacionales de Geertz escritos en la tural contemporáneo centrada, como en el caso de la obra de Geertz, en
década de 1960 persiste un interés en las estructuras complejas de la sub- las cuestiones de la subjetividad (angustiada), y que convierte la inter-
jetividad que ha prosperado en cierto tipo de trabajos hasta nuestros días. pretación de la cultura al estilo geertziano en crítica cultural.
En otras palabras, quiero contrastar esos trabajos con la obra antihumanista
(estructuralista y post-estructuralista) que critiqué al comienzo de este Para comenzar, Jameson ve el posmodernismo como un conjunto de es-
artículo y con la obra mucho más satisfactoria de los teóricos de la prác- tilos emergentes en arquitectura, pintura, literatura, cine y teoría académi-
tica que, sin embargo, omiten prestar atención a estos problemas de la ca y, al mismo tiempo, como una forma emergente de conciencia con
subjetividad. En segundo lugar, pretendo mostrar tanto la continuidad con características peculiares. Tanto los estilos como la conciencia están, en
el método interpretativo geertziano como las transformaciones de éste. diversos aspectos, explícitamente ligados al "capitalismo tardío": a través
El método geertziano de interpretar las formas culturales públicas para de la mercantilización de la "producción estética" (Jameson, 1984: 4), co-
llegar a la conciencia colectiva aun es visible, pero en manos de los au- mo "la expresión interna y superestructural de toda una nueva oleada
tores que analizaré aquí ha adoptado lo que podríamos llamar el giro de de dominación militar y económica norteamericana en el mundo entero"
Raymond Williams: de la interpretación de la cultura a la crítica cultural. (Jameson, 1984: 5) y como un análogo de "la gran red comunicacional
global, multinacional 13 y descentrada en la que estamos atrapados"
De hecho, hay algo irónico en este hecho, a saber, que si bien el "cul- (Jameson, 1984: 44).

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Jameson lee la conciencia y cultura posmodernas (como en Geertz o, para terno cartografiable" (Jameson, 1984: 44). A continuación localiza la an-
el caso, en Durkheim o Marx, el límite entre ambas es borroso) en una gustia central forjada por este tipo de ambiente:
diversidad de formas y textos culturales públicos. Comienza con la com-
paración entre una pintura de zapatos campesinos de Van Gogh y "Dia- "Ahora es posible sugerir que este alarmante punto de disyunción entre
mond dust shoes", la pintura de Andy Warhol. Sostiene que el cuadro del el cuerpo y su ambiente construido [...1 puede plantearse como símbolo
primero puede y acaso debe leerse como la respuesta a una condición y análogo de ese dilema aún más agudo que es la incapacidad de nues-
real específica del mundo, "todo el mundo objetivo de la miseria agraria" tra mente, al menos en la actualidad, de delinear la gran red comunica-
(Jameson, 1984: 7), mientras que la pintura de Warhol desautoriza ese cional global, multinacional y descentrada en la que estamos atrapados
tipo de lectura: "En Warhol [...] no hay manera de completar el gesto her- como sujetos individuales" (Jameson, 1984: 44).
menéutico y devolver a esos retazos todo el contexto vivido más amplio"
(Jameson, 1984: 8). Según Jameson, el Warhol encarna, "tal vez, el ras- En este párrafo, Jameson esboza lo que ve como una nueva formación
go formal supremo de todos (...1 los posmodernismos, la chatura o fal- de la cultura y la conciencia, y la critica como "la lógica cultural del tar-
ta de profundidad" (Jameson, 1984: 9, orden de la frase reorganizado). docapitalismo". No se trata de una ideología en el sentido habitual del
Esa falta de profundidad es el primero de los grandes "rasgos constitu- término, un conjunto de ideas y perspectivas impuestas por las clases
tivos de lo posmoderno" establecidos por este autor, entre los cuales tam- dominantes, sino de una cultura vista como una ideología, la "expresión
bién se incluyen "un debilitamiento correspondiente de la historicidad, superestructural" de nuevas formas de poder en el mundo. Por otra parte,
tanto en nuestra relación con la historia pública como en las nuevas for- sus características centrales constituyen una pesadilla geertziana, des-
mas de nuestra temporalidad privada [y] todo un nuevo tipo de tono organizadora, desorientadora y vacía de significado y afecto. Los suje-
básico emocional", lo que él llama "intensidades" (Jameson, 1984: 6). tos posmodernos quedan desorientados en el tiempo (el "debilitamiento
de la historicidad") y el espacio (al vagar metafóricamente por corredores
A continuación, Jameson compara la obra de Warhol con "El grito", la laberínticos de lugares como el Westin Bonaventure). Carentes de un vo-
pintura de Edvard Munch, "una expresión canónica de las grandes cabulario de profundidad y complejidad subjetivas (el fin de los "modelos
temáticas modernistas de la alienación, la anomia, la soledad, la frag- de profundidad"), su vida emocional se reduce a rudimentarios estalli-
mentación social y el aislamiento" (Jameson, 1984: 11). Sin embargo, esas dos emotivos ("intensidades") y humores sin rasgos característicos ("eu-
temáticas se fundan en lo que el autor denomina "modelos de profun- foria").
didad" del sujeto que suponen diversos tipos de subjetividades complejas,
incluida la distinción entre un yo interno y un mundo externo. En el pos- Vista esta interpretación fundada en angustias relacionadas con la orien-
modernismo, empero, "la superficie reemplaza la profundidad" (Jame- tación y el significado, Jameson es coherente en términos de la política
son, 1984: 12) y "la alienación del sujeto es desplazada por su que termina por invocar. Aunque hay gestos dirigidos a la política radi-
fragmentación" (Jameson, 1984: 14).14 Luego, la interpretación queda es- calizada convencional, su convocatoria final no es a las barricadas sino
tampada a fondo con la presentación de una fotografía del Wells Fargo a prácticas de ordenamiento conceptual del mundo y, específicamente,
Court, un edificio que parece ser "una superficie no apoyada en volu- a la práctica del "mapeo cognitivo": "La forma política del posmo-
men alguno" (Jameson, 1984: 13). dernismo, si acaso llega a haberla, tendrá como vocación la invención
y proyección de un mapeo cognitivo global" (Jameson, 1984: 54). En el
En resumen, el sujeto posmoderno ha sido vaciado de subjetividad en curso de ese mapeo,
el sentido modernista. Las formas culturales posmodernistas, incluidas
las vertientes de la teoría cultural que postulan la irrelevancia o la "tal vez comencemos a aprehender otra vez nuestro posicionamiento co-
muerte del sujeto, reflejan esa subjetividad sin relieve y al mismo tiem- mo sujetos individuales y colectivos y a recuperar la capacidad de actuar
po intensifican la sensación de desorientación del sujeto. A ese punto se y luchar, hoy neutralizada por nuestra confusión espacial y social"
dirige Jameson con su famosa interpretación del Westin Bonaventure Ho- (Jameson, 1984: 54).
tel de Los Ángeles.15 Mientras traslada a sus lectores a través de los es-
pacios inverosímilmente confusos del hotel, Jameson dice que éste "ha El artículo de Jameson puede criticarse por muchos motivos. En parti-
logrado en definitiva trascender las capacidades del cuerpo humano in- cular, por su falta absoluta de fundamento social. En el sentido en que
dividual [...1 de situar de manera cognitiva su posición en un mundo ex- él la analiza, la posmodernidad no está vinculada a grupos, clases o for-

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qiiblioteca
mas de práctica (el trabajo, por ejemplo) específicas. Parece flotar desli- tiempo excesivo en la empresa son vistas como demasiado enredadas en
gada de toda localización en la base social, como parte del éter del mo- historias del pasado, demasiado apegadas a antiguas maneras de hacer
do capitalista tardío de producción en su conjunto. Desde este mismo las cosas, demasiado propensas a replicar con insolencia a un jefe más
punto de vista, Fred Pfeil (1990) ha propuesto una brillante crítica del joven, etc., etc., etc. En otros usos, "no hay largo plazo" se refiere a las
artículo, y el libro de Sennett que analizaremos a continuación evitará maquinarias de producción que son y deben ser reprogramables con muy
muchos de estos problemas. El argumento de este último autor se ela- poco aviso previo: el famoso principio de la producción justo a tiempo
bora más sobre la base de materiales de tipo etnográfico que de textos, (Harvey, 1989). En resumen, el principio de "no hay largo plazo" se rami-
y ésa es una de las diferencias entre ellos 16 No obstante, si dejamos a fica en una multitud de circunstancias a través de la cultura corporativa
un lado los puntos flacos del artículo de Jameson, mi planteo central para del capitalismo tardío.
el tema que nos ocupa es destacar que tanto él como Sennett pueden ser
objeto de una provechosa lectura en términos de los problemas Dentro de esta masa discursiva, la palabra "flexible" representa el giro
(geertzianos) de la cultura y la subjetividad —actualizados a través de positivo del "no hay largo plazo". Las personas deben ser flexibles, las
Raymond Williams— que son esenciales en este trabajo. máquinas deben ser flexibles, las corporaciones deben ser flexibles. El
libro de Sennett se refiere en su totalidad a los tipos de subjetividades
El libro de Sennett, The Corrosion of Character• The Personal Consequences producidas bajo el régimen de la flexibilización. Más cuidadoso que
of Work in the New Capitalism (1998) es, como el artículo de Jameson, Jameson en su localización de los sujetos en cuestión, Sennett muestra
una exploración de las nuevas formas de conciencia emergentes en las que la flexibilización misma se exterioriza en diferentes ámbitos de
condiciones del capitalismo tardío. Los textos que utiliza en su análisis clase. Por un lado, el autor hace varias visitas a un simposio anual de muy
no son pinturas y edificios sino escenas laborales, estructuras de autoridad alto nivel realizado en Davos, Suiza, con la asistencia de presidentes de
y responsabilidad en los lugares de trabajo y la conversación de las per- grandes corporaciones. Llega a la conclusión de que personas como Bill
sonas sobre el trabajo. Si Jameson ve el "capitalismo tardío" con la for- Gates y otros miembros de la especie "hombre de Davos" se sienten có-
ma del multinacionalismo, situado "allí afuera" y difícil de aprehender, modos e incluso prosperan con la mentalidad de la flexibilización:
Sennett lo ve principalmente en la corporación y el lugar de trabajo, "en
casa" pero igualmente dificil de captarl 7 . "La capacidad de dejar ir el pasado, la confianza para aceptar la frag-
mentación: estos dos rasgos de carácter aparecen en Davos entre gente
Sennett sostiene que las condiciones laborales han cambiado de manera que se siente verdaderamente a sus anchas en el nuevo capitalismo"
radical en el capitalismo tardío y que este cambio tuvo profundos efec- (Sennett, 1998: 63).
tos sobre la conciencia, que él denomina "carácter". Esas condiciones
modificadas las resume en la frase "no hay largo plazo". Esto significa, Pero inmediatamente después el autor dice:
antes que nada, que los puestos de trabajo son inseguros, en parte de-
bido a la creciente opacidad de las organizaciones, de modo que la gente "Esos mismos rasgos de carácter [...] resultan más autodestructivos para
nunca sabe del todo qué se espera de ella y, en parte, a causa de las prác- quienes trabajan en escalones más bajos del régimen flexible [...] corroen
ticas de "achicamiento" y "reingeniería" de las corporaciones, con su ince- el carácter de empleados más comunes y corrientes que tratan de jugar
sante expulsión de trabajadores, aún cuando no haya pruebas de que de acuerdo con estas reglas" (Sennett, 1998: 63 )•
incrementen efectivamente la productividad o las ganancias. "No hay largo
plazo" también significa que el trabajo mismo no está inmerso en nues- Aunque desde el punto de vista de los propietarios y ejecutivos el lugar
tro "empleo", una relación duradera con una empresa que podía con- de trabajo flexible es más productivo, desde la perspectiva de quienes
vertirse en parte de nuestra identidad, sino fragmentado en "proyectos" trabajan en los "escalones más bajos", la organización y/o la propia carrera
(decididamente no sartreanos) que, de ser necesario, pueden "ter- dentro de ella parecen "incoherentes" (Sennett, 1998: 48), "informes"
cerizarse" dejándolos en manos de contratistas que, por su lado, tampoco (Sennett, 1998: 57), "ilegibles" (Sennett, 1998: 86). Sennett presenta una
tienen una relación de largo plazo con la corporación. Significa, además, serie de ejemplos diferentes y muy individualizados de la manifestación
una mayúscula tendencia contra los trabajadores mayores (de más de cin- de esta situación en personas ubicadas en distintos ámbitos laborales y
cuenta años; en algunos lugares, de más de cuarenta, y en la industria diferentes niveles organizacionales. En uno de esos ejemplos, los tra-
publicitaria, de más de treinta); las personas que han permanecido un bajadores de una panadería que había sido completamente computarizada

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y tenía una dotación de muchos empleados flexibilizados y con distin- de Sennett, ilegible. En el último capítulo de su libro, Sennett se refiere
tos horarios se mostraban "indiferentes" hacia su labor (y ninguno, sal- a la necesidad de solidaridad y comunidad humanas a fin de enfrentar
vo el capataz, era efectivamente panadero). En otro ejemplo conocemos con eficacia política ese mundo. Pero como en el caso de Jameson, hay
a Rose, una mujer mayor que ha comenzado a trabajar en una agencia en cierto sentido una necesidad más fundamental, una necesidad de herra-
de publicidad. Allí, la mujer no tarda en comprobar que el desempeño mientas conceptuales, cognitivas y simbólicas para reorientar y recons-
"tiene menos importancia para los empleadores que los contactos y las truir el yo dentro de este nuevo régimen. Así, mientras Jameson habla
aptitudes para conectarse" (Sennett, 1998: 79); se siente vulnerable y cons- de mapeo cognitivo, Sennett alude a la importancia de la narración y la
tantemente en riesgo, en parte porque carece de esas aptitudes, y en parte capacidad de las personas de relatar su vida de una manera coherente
porque no existe una manera clara de interpretar su propio progreso (Sennett, y significativa. En el marco del capitalismo tardío, la aptitud para la auto-
1998: 84). Un tercer ejemplo se refiere a una fábrica que apelaba a la or- narración coherente está sometida a un constante asalto y es preciso
ganización cada vez más difundida del trabajo en "equipo"; en ella, donde preservarla o restaurarla; el penúltimo capítulo considera los intentos de
cada jefe se representaba simplemente como un miembro más del grupo, algunos ejecutivos de IBM víctimas del achicamiento y el desempleo de
los trabajadores percibían el oscuro accionar del "poder sin autoridad" relatar lo que les sucedió y por qué, de una manera que los ayudara a
(Sennett, 1998: 114), mientras que los gerentes ponían en práctica las ha- aceptar las nuevas condiciones imperantes en su vida19.
bilidades de la "actuación profunda" y las "máscaras de la cooperación"
(Sennett, 1998: 112). Aún cuando no haya achicamientos, nadie per- Tanto Jameson como Sennett llevan a cabo lo que Raymond Williams
manece mucho tiempo en un puesto de trabajo. llamó "análisis epocal", según el cual "un proceso cultural se aprehende
como un sistema cultural, con rasgos dominantes definidos: cultura feu-
Sennett resume de la siguiente manera los efectos corrosivos de las nu- dal o cultura burguesa" (Williams, 1977: 121) o, en este caso, cultura pos-
merosas manifestaciones del capitalismo flexible: moderna. Pero si bien esto puede ser —es— muy eficaz, nunca es suficiente,
y también deben buscarse, como sostiene el propio Williams, las con-
"La cultura del nuevo orden perturba profundamente la autoorganización tracorrientes existentes en cualquier formación cultural dada. Antes de
[...] Puede divorciar el trabajo fácil y superficial de la comprensión y el terminar este trabajo quiero examinar brevemente dichas contracorrientes.
compromiso, como sucedió con los panaderos de Boston. Puede hacer
de la existencia de riesgos constantes un ejercicio de depresión, como le Williams destacaba la cuestión de la coexistencia de formaciones culturales
ocurrió a Rose. El cambio irreversible y la actividad fragmentada y múlti- alternativas con las hegemónicas que calificaba de "residuales" y "emer-
ple pueden ser cómodos para los amos del nuevo régimen, como la corte gentes" (Williams, 1977: 121-122). Sin embargo, en beneficio de la pre-
de Davos, pero desorientarán a sus servidores" sente argumentación no consideraré esas formaciones culturales
(Sennett, 1998: 117). alternativas (aunque con seguridad es posible encontrarlas); quiero
volver, en cambio, a la cuestión de las subjetividades complejas. Antes
De ese modo, desde un punto diferente, Sennett llega a conclusiones muy dije que juzgo "conscientes" a las personas en el sentido de que son, al
similares a las de Jameson. La "mengua del afecto" de éste se manifies- menos en parte, "sujetos cognoscentes", conocedores de sí mismos y re-
ta en la "indiferencia" de los trabajadores de la panadería; su "falta de flexivos. Las subjetividades son complejas porque lo son cultural y emo-
profundidad" aparece en las "máscaras de cooperación" que represen- cionalmente, pero también debido al trabajo constante de la reflexividad
tan las aptitudes primarias del gerente contemporáneo; su énfasis en la que controla la relación del yo con el mundo. Sin duda hay sujetos cul-
desorientación espacial es la insistencia de Sennett en la desorientación turales que encarnan plenamente, en la modalidad del poder, la cultura
temporal: "La flecha del tiempo está rota; no tiene trayectoria en una dominante (el "hombre de Davos") y, sin duda, hay sujetos culturales a
economía política de corto plazo en continua reingeniería y que odia la quienes la cultura dominante sojuzgó por completo en la modalidad de
rutina. La gente percibe la falta de relaciones humanas sostenidas y la impotencia. Sin embargo, de una manera general, supongo en el nivel
finalidades perdurables I...1 y se constatan el desasosiego y la angustia" más básico que en la mayoría de los sujetos, la mayor parte del tiempo,
(Sennett, 1998: 98). esto nunca funciona del todo y existen contracorrientes de subjetividad,
así como de cultura.
La crisis de la conciencia posmodernal8 es, insistamos, una crisis de
orientación dentro de un mundo ininterpretable o, según el calificativo

44 45
Si bien las dos obras recién examinadas son en lo esencial descripciones luego. En cambio, significa que una conciencia plenamente cultural
de la formación dominante, también podemos encontrar en ellas prue- siempre es al mismo tiempo multifacética y reflexiva, y su complejidad
bas de esos tipos de contracorriente subjetiva. Recordemos a Rose, la mu- y reflexividad constituyen el fundamento para cuestionar y criticar el mundo
jer mayor mencionada por Sennett, que comenzó a trabajar en una en el cual nos encontramos.
agencia publicitaria. Para este autor, Rose no es ante todo una víctima
de la falta de relieve posmoderna, sino una informante. Sennett utiliza Algunas conclusiones muy breves
su experiencia para hablar de los actores manipuladores en la empresa, Ya coincidamos o no con sus posturas sobre la conciencia posmoderna,
así como de la cultura que los recompensa; presenta las reacciones de Jameson y Sennett nos obligan a advertir que una lectura crítica del mun-
la mujer según su manera de registrar lo que sucede. Y la verdad es que do contemporáneo implica comprender no sólo sus nuevas formaciones
Rose renunció a su trabajo. En cierto modo se sentía "desgastada" por políticas, económicas y sociales, sino también su nueva cultura, una cul-
toda la experiencia, pero regresó a su vida anterior (tenía un bar que tura que a su vez ambos leen desde el punto de vista de los tipos de sub-
Sennett frecuentaba, y que había alquilado en el ínterin) y lo hizo con jetividad que tiende a producir. Lo cual vuelve a llevarnos a la tesis
una mayor conciencia crítica de los "tramposos chicos de la parte alta" principal de este trabajo que me gustaría resumir brevemente aquí.
[de la ciudad] y del nauseabundo mundo moral de organizaciones como
ésa (Sennett, 1998: 78). Podría hablarse de este episodio en términos de He sostenido la importancia de una sólida antropología de la subjetivi-
la "agencia" de Rose, y no sería inexacto. Pero la idea misma de agen- dad, a la vez como estado mental de actores reales inmersos en el mun-
cia presupone una subjetividad subyacente, por la cual un sujeto inter- do social y como formación cultural que (al menos en parte) expresa,
naliza en parte una serie de circunstancias en las que se encuentra y modela y constituye ese mismo estado. Al prolongar la obra enormemente
reflexiona sobre ellas y finalmente, en este caso, reacciona contra ellas 20 trascendente de Max Weber, Clifford Geertz ha ocupado un lugar de rele-
vancia en este aspecto debido a lo que denominé su teoría de la cultura
En el artículo de Jameson no hay individuos, de modo que no puedo orientada hacia la subjetividad. Más allá de Geertz, me interesé particu-
tomar de él una historia como la de Rose y contarla. Sin embargo, hay larmente en comprender la subjetividad en sus relaciones con las (cam-
un momento del texto en el que podemos ver los efectos de una subje- biantes) formas de poder y, en especial —como en los ejemplos de
tividad crítica en acción. Así, luego de transmitir con mucha eficacia al Jameson y Sennett—, con las sutiles formas de poder que saturan la vida
lector los dispositivos espaciales desorientadores del Westin Bonaventure cotidiana a través de las experiencias del tiempo y el espacio, el trabajo
Hotel, Jameson dice que "se han agregado códigos de colores y letreros y el juego. En síntesis, he procurado explorar la posibilidad de una
direccionales", obviamente en respuesta a las quejas de personas que se antropología de la subjetividad que constituya la base de la crítica cul-
perdían. Jameson se burla de esas herramientas orientadoras cognitivas, tural y nos permita plantear agudos interrogantes sobre la configuración
pues las ve como la prueba de "un intento lastimoso y revelador, más cultural de las subjetividades en un mundo de relaciones de poder vio-
bien desesperado, de restablecer las coordenadas de un espacio ante- lentamente desiguales, así como sobre las complejidades de las subje-
rior" (Jameson, 1984: 44). Tal vez sea así. Pero también me gustaría ver- tividades personales dentro de dicho mundo.
las como carteles políticos (en mi imaginación, alguien ronda durante la
noche para instalarlos) que proponen una salida del laberinto y trans- Traducción: Horacio Pons
miten, a la vez, el mensaje de que los arquitectos arrogantes y el gran
capital nunca pueden someternos del todo.

También podríamos pensar en términos de la agencia de quienes


plantearon con éxito la exigencia de contar con letreros direccionales y
con códigos de colores en el Bonaventure. Pero la agencia —por desdicha—
ha llegado a asociarse al sujeto problemático del humanismo y, así, se
la desestima con demasiada ligereza. En consecuencia, prefiero subra-
yar aquí las complejidades de la conciencia aun frente a las forma-
ciones culturales más dominantes. Esto no significa decir que los actores
pueden situarse "fuera de la cultura", pues no pueden hacerlo, desde


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I. Quiero agradecer a Lila Abu-Lughod, Roy D'Andrade, Clifford Geertz, Steven Gregory,
Paul Rabinow, Steven Sangren y Timothy D. Taylor sus excelentes comentarios críticos so-
SCOTT, J. (1988): Gender and the Politics of History,
New York, Columbia University Press. bre versiones anteriores de este trabajo. También recibí valiosos comentarios al presen-
tarlo en los siguientes lugares: el Glasscok Center for the Humanities de la Texas A&M
SENNETT,R. (1998): The Corrosion of Character: The Personal Consequences of Work in University; la reunión anual de 2003 de la Society for Psychological Anthropology (co-
the New Capitalism, New York, W W Norton & Company. La corrosión del carácter. Las mentarios oficiales de Jean Briggs y Jean Lave); el Departamento de Antropología de la UCLA;
consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo, Barcelona, Anagrama, 2000. el Departamento de Antropología y el seminario sobre sociología cultural de Jeffrey
Alexander, en Yale; la conferencia "Límites desdibujados: un replanteo de la 'cultura.. en
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la Academia Sinica, Taiwán (con comentarios oficiales de Ding-tzann Lii) y, por último, la

50
École des Hautes Études en Sciences Sociales de París.
12. No pretendo privilegiar aquí a quienes no son antropólogos. Escogí las obras de Jame-
son y Sennett porque son las que mejor ilustran los argumentos que deseo plantear sobre
2. En Bourdieu (2000) y Fox (2003) también se encontrarán análisis de esta historia.
el enfoque geertziano de la subjetividad. Los antropólogos han abordado diversos aspec-
tos del capitalismo tardío, en especial la globalización (Appadurai, 1996; Hannerz, 1996;
3. Así lo expresaron Abdul JanMohamed y David Lloyd en una discusión del "discurso mi-
Ong, 1999). En lo concerniente a las cuestiones específicas de la conciencia posmoderna,
noritario":mientras el punto de partida del post-estructuralismo se encuentra en la tradi- entre los trabajos más precisos cabe mencionar los de Traube (1992), Martin (1994) y Co-
ción occidental y se esfuerza por deconstruir sus formaciones identitarias "desde adentro", maroff y Comaroff (2001).
la diferencia crucial es que las minorías y, en virtud de su mismo ser social, deben comen-
zar desde una posición de no-identidad objetiva que está enraizada en su marginación
13. Como una muestra de la velocidad con que cambia el lenguaje de la teoría y la políti-
económica y cultural frente a "Occidente". La no-identidad que los intelectuales occiden- ca, el término "globalización" todavía no estaba en circulación cuando Jameson escribió
tales críticos procuran (re)producir discursivamente es, para las minorías, un dato de su
su artículo.
existencia social. Pero como tal, no es aún, en modo alguno, un indicio de liberación [...]
Por el contrario, la no-identidad de las minorías sigue siendo el signo del perjuicio mate-
14. Sobre la base de una pequeña serie de entrevistas que realizó en Estados Unidos, Clau-
rial para el cual la única respuesta coherente es la lucha, no el distanciamiento irónico. dia Strauss (1997) ha cuestionado los argumentos de Jameson sobre el yo fragmentado, así
(JanMohamed y Lloyd, 1987: 16.) He utilizado esta cita de Jan Mohamed y Lloyd en otra como las rectificaciones que propuse para ellos (1991). No resulta del todo claro que este
ocasión, pero como en algunos ámbitos el proyecto post-estructuralista y antihumanista tipo de entrevistas con individuos puedan utilizarse para responder a los planteos de Jame-
continúa intacto, me parece que vale la pena volver a mencionarla. Véase también Hart- son y los míos, formulados en un nivel cultural; no obstante, el tratamiento de estas cues-
sock (1990).
tiones nos desviaría demasiado de nuestro camino.

4. Véase el excelente artículo de Throop y Murphy (2002) que plantea algunas de estas
15. Recién mudada de Nueva York a Los Angeles, debo decir que para un neoyorquino el
mismas cuestiones. diseño de muchos edificios de esta última ciudad tiene algo extraño. Me refiero especifi-
camente a las casas de apartamentos. Por ejemplo, muchas de ellas no tienen, en sustan-
5. James Scott (1990, en especial el capítulo 4) analiza la cuestión del carácter informado cia, una puerta de entrada evidente o algún tipo reconocible de espacio o vestíbulo de
de los sujetos dominados y advierte vigorosamente contra la tendencia a considerarlos hege- ingreso. En mi propio edificio y muchos otros del barrio, es preciso entrar por las cocheras
monizados en un sentido gramsciano profundo, o sometidos en el sentido foucaultiano es- o por una puerta lateral muy poco notoria que lleva directamente a un corredor con aparta-
tricto. Aunque simpatizo con su posición, me parece que va demasiado lejos. En este punto mentos. Digo todo esto para señalar que el Westin Bonaventure acaso sea "posmoderno",
tengo una coincidencia más estrecha con Giddens, quien afirma que "no hay circunstan- pero también puede representar una versión exagerada de una cultura arquitectónica lo-
cia alguna en que las condiciones de la acción puedan ser totalmente opacas para los cal.
agentes" (Giddens, 1979:144; la bastardilla es mía).
16. Es posible distinguir ciertos tipos de trabajos de estudios culturales basados en textos
6. Yacine fue discípula de Bourdieu. Me parece interesante que haya situado su propio tra- que logran abordar con mayor eficacia el problema de la localización social, aún sin in-
bajo etnográfico en ese ámbito de la subjetividad que faltaba en el marco de referencia vestigaciones o datos etnográficos. Véanse, por ejemplo, Traube (1992) y Bordo (1993) tam-
de aquél.
bién sobre la conciencia posmoderna.

7. En este trabajo me ocuparé casi exclusivamente de los artículos fundacionales de


17. El tercer gran sitio para localizar la cultura y la conciencia posmodernas es la familia;
Geertz. En Inglis (2000) se encontrará una perspectiva reciente del conjunto de su obra. al respecto véase el sobresaliente Brave New Families (1990), de Judith Stacey.
En Panourgiá (2002) se presenta una muy interesante entrevista realizada poco tiempo atrás.
En Ortner (1999) se publica una colección reciente de artículos que evalúan y amplían su 18. Sennett rechaza el término "posmoderno", pero es evidente que considera los mismos
obra.
fenómenos que Jameson agrupa dentro de esa denominación.

8. Mi trabajo empírico ha respondido primordialmente a esta versión de la crítica, y du-


19. En realidad, discrepo con la interpretación que Sennett plantea de sus relatos. Pero es-
rante mucho tiempo destacó la articulación de las formas culturales con la diferenciación toy completamente de acuerdo con su argumento general sobre la ruptura y reconstitu-
y la desigualdad sociales. Véanse en especial Ortner (1999a y 2003). ción de la narratividad; de hecho, escribí un trabajo (1991) —que por diversas razones nunca
publiqué— en el cual presentaba casi el mismo planteo. Véase también el maravilloso li-
9. Puede considerarse a Williams el autor del acercamiento entre la antropología y la li-
bro para niños de Salman Rushdie, Haroun and the Sea of Stories (1990).
teratura a partir de esta última, así como Geertz lo hizo a partir de la primera.
20. En el contexto de este relato, el primer acto de agencia de Rose fue, en realidad, acep-
10. Crehan ha criticado la adaptación hecha por Williams de la noción gramsciana de hege-
tar el trabajo. Toda su historia es fascinante, pero no puedo extenderme aquí sobre ella.
monía, así como el uso extensivo de su versión del concepto en antropología. La autora
plantea cuestiones interesantes, pero que no es posible examinar aquí. Véase Crehan (2002).

11. Véase, por ejemplo, mi análisis de Shahbano en Ortner (1995).

52
Resumen Abstract
Este artículo examina la importancia de la This article examines the importance of the
noción de subjetividad para una antro- notion of subjectivity for a critical anthro-
pología crítica. Si bien no existe un vínculo pology. Although there is no necessary link
necesario entre las cuestiones relacionadas between questions related to subjectivity,
con la subjetividad, las cuestiones del poder matters of power and of subordination —and
y la subordinación —y a decir verdad, hay to tell the truth, there is a great amount of
una gran cantidad de trabajos, tanto dentro work, both within and outside anthropo-
como fuera de la antropología, que explo- logy, exploring subjectivity as a relatively
ran la subjetividad como un ámbito de in- neutral research field-, my interest will focus
vestigación relativamente neutral—, mi on broadening the lines of research that find
interés se concentrará sobre todo en ampliar a close link between subjectivity and power.
las líneas de trabajo que ven, en efecto, una By subjectivity I understand the set of
íntima vinculación entre la subjetividad y el modes of perception, affection, thinking,
poder. Por subjetividad entiendo el con- wish, fear, etc. that move the acting subjects.
junto de modos de percepción, afecto, pen- But I also refer to the cultural and social for-
samiento, deseo, temor, etc., que animan a mations that model, organize and produce
los sujetos actuantes. Pero también aludo a what Williams labelled "structures of fee-
las formaciones culturales y sociales que ling". In a word, this work moves once and
modelan, organizan y generan lo que again between the examination of the
Williams llamaba "estructuras de sen- abovementioned cultural formations and
timiento". En sustancia, este trabajo se the internal states of the acting subjects.
moverá una y otra vez entre el examen de
dichas formaciones culturales y los esta-
dos internos de los sujetos actuantes.

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