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Carmen Lafuente
¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN?
Fenomenología de la depresión
Diferencia entre tristeza y depresión que es sobre todo una inhibición del
deseo.
El Goce Otro
Hemos evocado los efectos del amor a nivel de la identificación fálica del ser, pero
hay que referirlas también al campo del goce. El goce no-todo forcluido del
lenguaje, en exceso, ¿qué efecto produce? Si el remedio a la tristeza nos dice
Lacan en TV es encontrarse en el inconsciente, en sus signos sus ficciones, se
trata pues de la ética del bien decir del análisis,
¿ qué ocurre entonces con este goce que no se inscribe? Este goce no cifrado,que
no pasa al inconsciente, de ese goce Otro se deduce un exceso de goce traducible
muchas veces en un plus de tristeza . Este suplemento de goce, le da un menos
de identidad.
Podemos retomar aquí el debate que surgió en las Jornadas de la AEFCL en
donde L Cáceres recordaba que las mujeres cuando sufren por el desamor, piden
poner palabras a lo que les pasa. Serge André , al que ella citaba, decía que lo que
le atañe a la mujer en este punto es porque es no-toda y por esa condición le faltan
palabras. Lo que dice C. Soler no es que les falten palabras, pero si que el goce
Otro le da un menos de identidad.
Un intento de solución posible , es nuevamente el amor, que además de
proporcionar un plus fálico, nombra la otredad de la mujer con el nombre que le da
el amante. El amor, aunque la deja sola con su otredad, repitiendo la desunión que
hay entre los sexos, la nombra. Es de ello que deducimos que la pérdida del amor
excede la dimensión fálica freudiana, ya que perdiendo el amor, se pierde también
ella misma en tanto Otra. El amor es tratar de dar un partenaire humano a ese real
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El Goce fálico
Sabemos que la mujer aunque no esta toda entera en el goce fálico, no por ello
está ausente. Sabemos que el goce fálico no se reduce al marco de la relación
sexual, si no que incluye también el conjunto de la relación a la realidad. Este goce
fálico, es el goce capitalizable, el goce del tener.
La mujeres no han estado privadas, pero durante mucho tiempo, su obtención se
limitaba al marco del hogar y los hijos. La compensación a su falta , era a través de
un marido , portador del órgano y de unos hijos sustitutos. Sin embargo hoy en día
a la mujer se le ha abierto el campo de lo que llamaremos objetos fálicos: los
bienes, el saber, el poder están a a su alcance. Estamos en la civilización del uni-
sex , lo que quiere decir el goce fálico ofrecido a todos por igual. Es un hecho la
civilización de la ciencia ha cambiado la realidad de las mujeres, pero sabemos
que esto no siempre proporciona la felicidad, ya que el goce fálico, nos dice Lacan
es aquel que haría falta que no hubiera, es decir que él mismo engendra la culpa.
La culpa no proviene del padre , sino del goce mismo, prohibido para todo sujeto
hablante, hombre y/o mujer. Y la mujer puede facilmente entrar en la competición
fálica lo que le desencadena , a causa del imperativo superyoico , un sentimiento
de culpa por no estar a la altura de sus exigencias. Un ejemplo lo encontramos en
la psicoanalista Joan Rivière, que pensaba que si ella se sentía culpable de su
goce fálico, era porque temía perder su feminidad, pero realmente no es así, ya
que es el propio goce fálico que engendra culpa.
Es un peligro entrar absolutamente en la lógica del Uno fálico, de los ideales, de
los símbolos prescritos por la función paterna. del imperialismo del Uno fálico que
proscribe al otro en provecho de lo mismo. Es el empuje de la civilización, de lo
social que reclama de ella una identidad reconocible en los ideales de la época,
que es todo aquello que es del orden de lo representable. Cualquier sociedad es
intento de contener lo diferente, de homogeneizarlo. Las propias mujeres son
militantes de la igualdad (con cierta razón, pero es a costa de perder su
especificidad). Pero la mujer, no tiene que olvidar esa otra parte, ese otro goce, lo
que ella es como Otra.
Para seguir pensando el por qué las mujeres se derpimen más que los hombres,
vale la pena hacer un recorrido por las estructuras clínicas, histeria y perversión ya
que en ellas la posición de la mujer con respecto a su deseo y su goce puede
hacer creer erroneamente que se trata de una depresión
LA HISTERIA Y LA DEPRESION
El sujeto histérico se caracteriza por su dificultad en aceptarse como objeto del
deseo del hombre. Ella quiere ser deseada pero no gozada. Es la estrategia
histérica que Lacan llama en francés la derobade, es decir escabullirse frente al
goce sexual. La histeria se identifica a la falta de deseo, en oposición al objeto de
deseo. Esta identificación a la falta, la hace con frecuencia aparecer como
deprimida, ya que su deseo, es deseo de deseo, y aparece como deseo
insatisfecho. Recordemos a Dora, cuando el señor K le dice "mi mujer no significa
nada para mi", ella le abofetea, porque no acepta situarse como objeto de deseo
del Sr. K, también el sueño de la bella carnicera , paciente desafiante al saber de
Freud.
Este ejemplo lo encontramos en el capitulo IV de La Traumdeutung, titulado "La
deformación onírica" . En este capítulo, y como hace en muchas ocasiones ,
responde a un interlocutor imaginario que le cuestiona sus propuestas: ¿cómo
pueden ser satisfacciones de deseos aquellos sueños de contenido penoso?.
Freud aclara que hay que diferenciar en el sueño el contenido latente y el
manifiesto y que tras una deformación onírica, un contenido penoso puede en
realidad disfrazar uno deseado. Da ejemplos de ello y elige a la histeria para su
demostración . Una paciente, la bella carnicera , desafía la teoría freudiana
proponiéndole un sueño que la contradice . El sueño es el siguiente: "Quiero dar
una comida, pero no dispongo sino de un poco de salmón ahumado. Pienso en
salir para comprar lo necesario, pero recuerdo que es domingo y las tiendas están
cerradas: Intento luego telefonear a algunos proveedores, y resulta que el teléfono
no funciona. De este modo, tengo que renunciar al deseo de dar una comida".
Análisis: su marido, un honrado y laborioso carnicero , le había dicho el día
anterior que estaba demasiado grueso e iba a comenzar una dieta de
adelgazamiento y que no aceptaría invitaciones para comer fuera de su casa. A
continuación relata la paciente entre grandes risas que un pintor al que su marido
había conocido en un café se había empeñado en pintarle, pero el carnicero le
había respondido que el más pequeño trozo del trasero de una muchacha bonita
habría de serle más agradable de pintar. La sujeto se halla muy enamorada de su
marido y le gusta embromarle de vez en cuando. Así, recientemente le ha pedido
que no le traiga caviar. A ella le apetece mucho tomarlo y sabe que si lo pidiera lo
tendría al instante, pero no lo quiere para poder así seguir embromándole . Le
hace observar Freud que de este modo la paciente se crea un deseo insatisfecho
en la vida y que su sueño le muestra realizada esa negación de un deseo, pero
¿por qué tendría que precisar un deseo insatisfecho? Acto seguido la paciente
asocia con que recientemente fue a visitar a una amiga suya de la que esta celosa
ya que su marido la alaba mucho. Por fortuna, esta amiga está muy delgada y a su
marido le gustan las mujeres gordas. ¿De qué hablo con su amiga durante la
comida? De su deseo de engordar. Además la amiga le pregunto: ¿Cuándo nos
vuelve a invitar? En su casa se come siempre maravillosamente.
Interpretación: Freud le dice que el sentido del sueño queda completamente
explicitado: Es como, si a la pregunta de su amiga, hubiese usted
contestado :"Cualquier día te invito yo a cenar, para que engordes y así gustes
mas a mi marido". El salmón ahumado que aparece en el contenido manifiesto es
el plato que más le gusta a su amiga y que además le pasa con él lo mismo que a
ella con el caviar, es decir se priva de él por razones de economía.
La interpretación es que su deseo es precisamente, que no se realice el deseo de
su amiga, pero Freud agrega algo más y es que la paciente se identifica a la
amiga, y en el sueño es a ella misma a quien no se le satisface un deseo.
La interpretación de Freud se sustenta en:
1. Deseo insatisfecho de la histérica
2. Identificación histérica al deseo de la Otra mujer.
La posición sacrificial de la histeria la encontramos a menudo. Es el goce de la
privación absoluta. Para ella su partenaire, no es un objeto que podría satisfacer, si
no un hombre que desea. Ella acepta causar el deseo de un hombre, pero el goce
que un hombre obtiene de ella, no causa su deseo .
En esta misma línea encontramos las anorexias que inicialmente dejan de comer
para estar bellas, es decir suscitar el deseo de un hombre, la falta en el Otro, pero
finalmente entran en ese campo de la privación absoluta, cercano a la muerte, la
nada del deseo puro, que no es si no la pulsión de muerte. Hay una asociación
entre depresión y anorexia en la clínica ( que señalaba Daniela Aparicio en su
ponencia de las Jornadas de la AEFCL) y además ambas son patologías
contemporáneas, síntomas de nuestra civilización capitalista. La depresión es una
huelga del deseo, la anorexia del consumo.
EL MASOQUISMO FEMENINO
El masoquismo es un concepto amplio y complejo que incluye el masoquismo
verdaderamente perverso, al masoquismo originario de todo sujeto sometido a las
leyes del lenguaje, el masoquismo femenino. Para Freud el masoquismo es una
condición erótica y también del ser humano que tiene su origen en la intrincación
de la libido en la p. de muerte. Sin embargo se ha hablado mucho del masoquismo
como algo femenino y ha contribuido a ello el famoso artículo de Freud "Pegan a
un niño" en el que analiza el fantasma de 6 sujetos, 4 mujeres y dos hombres, así
como su artículo "El problema económico del masoquismo". Sin embargo los
textos de Freud dedicados al masoquismo, realmente no situan a la mujer como
tal, sino que más bien hablan de las paradojas del goce en el ser hablante.
Lacan tampoco no concede a la mujer capacidad para la perversión , que situa en
general del lado masculino. Respecto al llamado masoquismo femenino, Lacan
dice que en realidad es un fantasma masculino (Ideas directivas para un Congreso
sobre la sexualidad femenina), y hace una crítica a lo que él califica de prejuicio.
Es frecuente en la clínica encontrar a la "mujer objeto" sometida a la mascarada
del fantasma masculino, como manera de encontrar su propia subjetividad.
Encontramos la modalidad contemporánea de esas mujeres aparentemente
masoquistas, en las top models anoréxicas, o en aquellas que se someten a la
cirugía para adaptarse al fantasma del Otro. Pero no son verdaderas masoquistas,
ya que realmente lo que tratan es de calcular el valor de una mujer en el fantasma
masculino. Es cierto que una de las condiciones del deseo en el hombre es que el
objeto incluya la castración imaginaria, y la mascarada femenina es una concesión
inconsciente a esos requerimientos . Podríamos diferenciar brevemente la
mascarada femenina del escenario perverso:
1. El masoquista no deja nada al azar, por el contrario impone que las
condiciones de goce se estipulen bajo contrato. La mascarada femenina
está más bien determinada por el Otro y no es contractual.
Bibliografía
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Freud,S.: Análisis terminable e interminable.
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Lacan,J.: Television. Seuil
Lacan,J.: La significación del falo. Escritos
Lacan,J.: Ideas directivas para un Congreso sobre la sexualidad femenina. Escritos
Trobas,G.: Depresion et alienation. Revista de la Cause Freudienne nº 35