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LITERATURA REALISTA

LITERATURA REALISTA
Esta hermosa obra refleja la sociedad de la mitad del siglo XIX, marcada por la industria, el duro
trabajo y la ciencia. Problemas cotidianos, como el mostrado en la obra, son objeto del realismo.

El realismo surge como reacción frente al romanticismo porque decían que estos se alejaban
demasiado de la realidad con su exceso de imaginación, aparte, los románticos eran muy
subjetivistas y para los realistas estaban errados ya que no hay variedad de realidades que sean
propuestas por una diversidad de percepciones; el artista debe percibir la realidad objetiva, que es
una sola.
Con la llegada del realismo, se rompe el siglo XIX en dos, dejando en el pasado el conflicto entre
clasicismo y romanticismo.

Contexto histórico:

La mitad del siglo XIX es una época en donde se quiere romper con el pasado, y dar paso al
progreso, a lo nuevo, a lo mejor. Para esto, llegan nuevos inventos como la maquina; pero para
elaborarlos, se necesitaba el conocimiento práctico, por eso, es que aquí entra a jugar la ciencia.
Aunque esta sociedad se proyectara tan buenas metas, no se dieron cuenta de que estaban
pasando por encima de los obreros, que en este tiempo tenían que trabajar más de la cuenta para
que progresara la industria, la ciencia y la tecnología. Movimientos como el marxismo y el
socialismo influyeron en la sociedad obrera del momento, la cual toma conciencia de su condición
social y se rebela.

La gente se empieza a interesar por los problemas por los que la sociedad pasaba, y ya no era tan
importante lo que cada uno pensaba de la realidad, es decir, ya no se era ajeno a ésta.

La estética del realismo se interesa por el avance de la ciencia, por eso aparece la es la fotografía,
la cual podía mostrar con gran detalle la sociedad de la época.

También, se usa el método experimental de la ciencia en otros aspectos:


 Se explicaban objetivamente los conflictos sociales.
 Aparece tres concepciones filosóficas:
Ø Positivismo: Basaba sus conocimientos en datos comprobables, influyendo así en ciencias como
medicina, etc., y también en movimientos como el naturalismo, el cual describe y explica los
comportamientos del ser humano.
Ø Evolucionismo: Darwin.
Ø Marxismo: Influye en la sociedad obrera como lo nombrábamos ahora.

Objetivos:

El objetivo principal del realismo es que los artistas se dejaran de centrar en sí mismos
(romanticismo) y se empezaran a centrar en la sociedad y los problemas que esta vivía.

Características:

 Representación objetiva de la realidad, sin nada de subjetivismo.


 Una descripción minuciosa, detallada y objetiva de los problemas sociales.
 Estilo sencillo, sobrio y preciso. Muestra la realidad de una forma cruel, ya que rompe con el
mundo ideal propuesto por el romanticismo.
 No usaban elementos fantásticos ni exóticos, en cambio, si mostraban lo cotidiano, lo común,
lo real.
 No uso del lenguaje popular, se usa un lenguaje preciso, claro, que todo el mundo lo
entienda.
 Deja de un lado la espiritualidad, que tiene mucho que ver con lo sentimental, dando paso
al materialismo.
 Descripción y análisis de todos los aspectos de la persona, incluyendo lo ético, lo económico.
 Imitación del método científico.
 Narrador omnisciente.
 Dirigido más que todo a la sociedad burguesa.

Temas:

 Burguesía, representada como lo arrogante, artificial, poderoso (el objetivo era criticar a la
sociedad burguesa, mas no divertir al público) y proletariado, con sus grandes cargas de
trabajo.
 Situación económica.
 Casos de la vida diaria.
 Problemas de todo tipo.
Géneros:

 Narrativo: Uso de la novela y el cuento. Se impulsa la novela más que todo ya que esta
mostraba la realidad como tal y dejaba que el lector eligiera entre variedad de temas,
variedades y personajes.
 Teatro: El espectador se encuentra identificada con los personajes y los problemas que
estos sufren durante la obra.
Autores:
 Antón Chejov: El jardín de los cerezos.
 Charles Dickens: Oliver Twist.
 Fiodor Dostoievski: Crimen y castigo (Se analiza la conducta).
 Gustave Ilaubert: Madame Bovary (Infidelidad).
 Guy de Maupassant: Bola de sebo.
 León Tolstoi: Ana Karenina.
 Louis Stevenson: Dr. Jekyll and Mr. Hyde.
Literatura Realista
1. Caracteristicas
1.1. Cuenta todo tal cual sucedió
1.2. El lenguaje usado, puede ser de cualquier nivel.
1.3. Es, en cierto modo,completamente lo opuesto al romanticismo.
1.3.1. No es exagerado como este.
1.4. No aparecen opiniones, hechas por el autor ni por otras personas, dentro de la
lectura.
2. Comenzó en los años 60's del siglo XIX.
2.1. De ahí se puede dar origen a las novelas que podemos ver en el T.V.
3. Personajes
3.1. Juan Valegra
3.2. Leopoldo Alas
3.3. Benito Pérez Galdós
3.4. Emilia Pardo Bazán
3.5. José María de Pareda
4. Obras
4.1. Pepita Jiménez
4.1.1. Esta fue dedicada a su esposa.
4.2. Los Pasos De Ulloa
4.3. La Regenta
5. La mescla de este con el Romanticismo es el Posromanticismo.
5.1. Este es una mescla de la realidad, pero exagerando en algunos aspectos; estos
aspectos pueden ser sentimentos.
6. Es una buena fuente de datos históricos, porque estos datos son véridos.
ÍNDICE DEL ARTÍCULO [MOSTRAR]

Realismo Literario
¿Os acordáis de la corriente del romanticismo literario que se basaba en los sentimientos
que evocaban las novelas románticas del momento? El realismo literario, acabó con esa
corriente, tanto en los aspectos ideológicos, como en los formales.

Es, por tanto, una mirada subjetiva de cada autor de la propia época que les tocó vivir.
Algunos decidieron dejar por escrito ámbitos en los que se movían, mientras que otros
prefirieron mostrar los barrios bajos, o el ámbito de la guerra.

¿Qué es el Realismo y el Naturalismo?


El Realismo literario es un movimiento literario que se inició a mediados del siglo XIX.
La característica de las obras de este movimiento fue principalmente dedicarse a presentar
un retrato fidedigno y realista de la sociedad de la época. La idea de los autores de este
movimiento era observar, cual antropólogos, a la sociedad, la cultura, las personas y las
acciones de esta gente.

El Naturalismo ha sido descrito como una especie de realismo radical, aunque para
muchos críticos éste tiene sus propias características que provoca que se hable de una
categoría diferente y no que forme parte del Realismo. Este movimiento literario, por tanto,
tendría lugar a finales del siglo XIX y mediados del XX, aunque tiene su origen durante el
realismo.

Su característica principal es la franqueza con la que habla de la sociedad pero desde una
visión pesimista; no sólo la descripción hermosa de la misma, si no también la espantosa,
buscando la profundidad del hecho y mostrando todo como es. No sólo es cómo es algo,
también es por qué es así o se ha llegado a eso.Por ello, en este tipo de movimiento literario
encontramos todo tipo de temáticas -prostitución, muerte, prejuicios, racismo…- abordados
desde la franqueza y con un lenguaje muy directo, lo que provocó que no fuesen tan
acogidas por el público general.

Realismo literario en España


A mediados del siglo XIX, España vivía una época bastante agitada, porque acababa de
empezar su guerra contra Francia y recién habían perdido a Cuba y a las islas Filipinas.

A pesar de los momentos en que estaban pasando y la guerra que mantenía, la influencia
del realismo, proveniente de Francia, caló hondo en los españoles de la época, haciendo
que se uniesen a una corriente mucho más objetiva que la que iban a dejar atrás.
El realismo literario español se manifestó principalmente en la novela, aunque también
tuvo algunos representantes en el teatro (José Echegaray o Manuel Tamayo y Baus) y en la
poesía (Ramón de Campoamor o Gaspar Núñez de Arce).

Realismo literario en América


Una de las diferencias con el realismo español, es que éste último no surgió como la
oposición al romanticismo, sino que fue un movimiento literario más. En latinoamérica
ambas comparten una visión crítica sobre el momento político y social que estaban
viviendo, siendo ambas corrientes literarias fuente de inspiración para grandes momentos
históricos del independentismo.

En este continente se sigue manteniendo ese modo de describir al detalle que permite que
el lector se sienta embebido del lugar, que pueda imaginarse la situación con gran precisión
y formar parte de lo descrito. Eso sí, todo escrito con una gran sensibilidad y
melancolíaque se extrae de entre sus líneas, que permite acercarse a la realidad social de
los desfavorecidos desde una óptica dura pero muy cuidada. Unas descripciones vívidas y
llamativas sobre los paisajes pero representados también como un ambiente donde el ser
humano tiene que luchar para sobrevivir.
A su vez, hay que destacar el Realismo social, dentro del mismo la novela indigenista, que
se origina entre 1920 y 1924 para denunciar la desigualdad entre los diferentes pueblos.

Un poco más adelante, podréis conocer a los autores que han formado parte del realismo
literario español y americano.

Características del realismo literario


Cada movimiento literario destaca por unas características muy claras que tienen que ver
con la realidad de la época, con los sentimientos que se van generando en estos escritores
que son tanto personajes como observadores de la realidad que se vive y que siempre
engancha con el pasado movimiento literario con el que vendrá después. Las características
principales son:

 Reflejo de los valores e inquietudes de la clase burguesa como son el individualismo o el


materialismo.
 Visión objetiva de la realidad, “la novela es la imagen de la vida” diría Benito Pérez Galdós.
 Defensa de una tesis. Las obras enfocan una realidad desde una determinada
concepción moral.
 Lenguaje coloquial y popular para situar a los personajes en su ambiente real.
 Temas cercanos al lector de la época: infidelidades, defensa de los ideales burgueses,
problemas matrimoniales, éxodo del campo a la ciudad, ambientes regionales y
costumbristas, valores modernos frente a los valores tradicionales, ansia por el ascenso en
la escala social, malestar de la mujer por su papel en la sociedad…
 Abundantes descripciones.
La sociedad que amaba la corriente del romanticismo, la dejó a un lado y siguió de cerca a
la estética burguesa del realismo. Algunos, conservaron su ideología y sus creaciones
románticas, pero se convirtió en una nueva corriente, llamada Postromántica.

Como veis en la fotografía, algunos de los escritores de novela realista son muy conocidos
en la historia de la literatura española.
Autores del Realismo Literario
En la literatura española hemos tenido la suerte de contar con grandes escritores dentro de
este movimiento literario, autores que aún siguen siendo relevantes a día de hoy y que sus
libros son estudiados en las escuelas y degustado por aquellos que disfrutan de la riqueza de
un buen libro.

Los escritores, dejaron de centrarse en sí mismos y en sus ensoñaciones, para centrarse en


lo que tenían delante de ellos y se pusieron a describir cada detalle de la sociedad que
pasaba por delante de ellos. Ya no sólo describían los paisajes, sino las actitudes, de manera
clara y concisa. Dieron lugar a otro tipo de novelas, las novelas burguesa.

Autores del realismo literario: Juan Valera


Un autor que no terminaba de encajar en el romanticismo ni en el Realismo, porque era
algo exagerado y extremista en sus novelas, ya que tenía mucha imaginación y ninguna
de sus ideas, acababa bien encajada, pero más tarde, empleando su tierra natal, Andalucía,
creó novelas con personajes que encajaban con la ideología realista.
Autores del realismo literario: José María Pereda
Amante del mundo, porque viajaba al extranjero con mucha frecuencia y diputado. Más
tarde se dedicó a escribir y encontró un equilibrio en donde cogía a personajes cercanos de
sus altas tierras, les ponía el acento y trataba de representarlos al más puro estilo realista,
pero con toque estéticos como el amor en la naturaleza y la ignorancia de los deberes
políticos.

Autores del realismo literario: Pedro Antonio


Alarcón
Comenzó como escritor de viajes, pero escribía novelas al más puro estilo realista, en
donde se le notaban las relaciones religiosas con las que solía tratar, defendiendo a los
jesuitas. No terminó de gustar mucho su novela de connotaciones religiosas, pero sí el
Sombrero de tres picos, que inspiró un ballet.

Autores del realismo literario: Benito Pérez Galdós


Escritor progresista y anticlerical, pero que aún así, compartía ideas con personas de
diferentes corrientes. Sus creencias eran republicanas, pero fue evolucionando hasta un
socialismo humanista, que fue expresando en sus novelas.
A todos os recomendamos leer algo de cada uno de estos autores para poder vivir en
vuestra propia piel todo lo que transmite un determinado movimiento literario con el tinte
personal de cada escritor, es la mejor forma de conocer a fondo la literatura.

Autores del realismo literario: Ramón de


Campoamor
“La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en hacer lo que se debe”. Hablar
de Ramón de Campoamor es hablar de una estrella de la poesía de segunda mitad del
XIX. Es hablar del Paulo Coelho de su época. Es hablar del autor del sentido común. Es
hablar de una auténtica celebridad cuyos poemas, frases y versos eran memorizados y
plagiados por todos sus contemporáneos.

Desde postales, a pasquines, pasando por canciones, la obra de Ramón de Campoamor


inspiró a toda una generación, convirtiéndolo en todo un referente. Aunque claro, echando
un ojo a su imposible catálogo de obras, lo raro hubiera sido que no triunfara. Tanto
en teatro como en filosofía, Ramón de Campoamor fue prolífico como pocos. No obstante,
fue la poesía, igual de prolífica, la que le elevó a los altares de la historia literaria patria.
Sus temas más recurrentes fueron el positivismo y el costumbrismo religioso y social,
aunque también dejaba resquicios para el amor, la libertad o la amistad. Y a pesar de su
fama, el bueno de Ramón de Campoamor no recibió el visto bueno de sus predecesores.
La Generación del 98 revisó su obra y declinó incluirle en el top de poetas de la época.
¿Lucha de egos? Vaya usted a saber. Lo que es innegable es que Campoamor hizo historia,
le guste o no a su generación posterior.

Autores del realismo literario: Gabriel García


Márquez
Cien años de soledad, Crónica de una muerte anunciada, El coronel no tiene quien le
escriba, El amor en tiempos del cólera… Gabriel García Márquez es historia de la
literatura. Este colombiano no sólo supo plasmar en su obra y sus historias el realismo más
exacerbado, sino que lo hizo en un lugar imaginario que ya es leyenda para quienes amaron
al autor: Macondo.

En Macondo tenían lugar la mayoría de sus obras, y era donde se desataba la magia de lo
cotidiano. Gabriel García Márquez no necesitaba de trucos, ni efectos de artificio, sus
historias, sus personajes, sus creaciones dotaban de magia a lo accesible. Quizá por eso
llegó a tantos millones de personas. No en vano, fue el gran exponente del
denominado realismomágico.
Ahora, si tenemos que hablar de una novela de las muchas de la obra de Gabriel García
Márquez, no cabe duda que es Cien años de soledad. La obra que lo cambió todo y no sólo
para el colombiano, sino para toda Latinoamérica. Su realismo mágico dio pie a toda una
corriente que desde hace más de medio siglo busca, sin éxito, igualar la obra magna del
maestro.
Cien años de soledad ha sido incluida entre los grandes clásicos hispánicos de la historia y
es considerada una de las mejores obras de todos los tiempos (aquí puedes ver las 10
mejores obras de la historia). Curioso es que, a pesar de la relevancia de su obra y de la
universalidad del autor, Gabriel García Márquez sólo escribió 10 novelas, a lo largo de
60 años. Cierto es que se prodigó mucho más en el mundo del cuento, el periodismo y los
artículos, pero su bagaje en novela pareciera mucho más extenso de lo que es en realidad.

Y como no podía ser de otra manera, Gabito también estuvo involucrado en el mundo
político. De hecho, nunca ocultó su amistad, admiración y pasión por Fidel Castro.

A lo largo de 60 años de obras, Gabriel García Márquez recibió innumerables


reconocimientos y vendió millones de ejemplares en todo el mundo. Ahora, nada
comoPremio Nobel de Literatura que se llevó en 1982 “por sus novelas e historias cortas
en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación
rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente”. Macondo.

Autores del realismo literario: Gaspar Núñez de


Arce
Decir que la vida política de Gaspar Núñez de Arce no influyó en su obra, es ser muy
inocente. Este vallisoletano tuvo claro desde bien pequeño que su labor con la ciudadanía
iba a estar más cerca del socialismo que de otra corriente. Así, tras escapar del seminario al
que le enviaron sus padres, llega a Madrid, donde trabaja en El Observador, el periódico
liberal de la época. Poco después, funda su propio periódico, El Bachiller Honduras, en el
que busca aunar los segmentos del liberalismo en una sola voz.

A caballo con su labor política, Gaspar Núñez de Arce comenzó a escribir y con tan sólo 15
años, estrena su primera obra de teatro, Amor y Orgullo, en Toledo, cuna de la cultura a
nivel europeo. No obstante, fue la poesía narrativa la que le dio mayor fama. Su estilo
sencillo no busca palabras rimbombantes ni frases llamativas, sino el realismo más puro y
la valorización del lenguaje cotidiano. De ahí que su fama entre las clases bajas y medias
no parara de crecer.
Junto a Antonio Hurtado escribió numerosas obras de teatro, aunque en la dramaturgia
optó por ir en solitario. El Haz de Leña, Deudas de Honra, Quien debe paga y Justicia
Providencial, son sus obras más reconocidas.

No obstante, fue la poesía la que le dio una mayor relevancia entre público y crítica.
Raimundo Lulio fue su best seller, y en él se incluyen piezas A Voltaire, La Duda o El
Miserere. Además, sus poemas históricos estaban bien distinguidos de los románticos, al
no intentar describir ambientes, sino la realidad pura y simple. A veces, menos es más.

Descomposición del Realismo Literario


Llega un momento en que el Realismo ha visto cómo su producción literaria comienza a
menguar, sus presupuestos han caído y parece que todo ha terminado. Esto genera que el
realismo se descomponga en otras vertientes que son capaces de refrescar y renovar su
literatura con orientaciones o añadidos muy dispares.

Tras el Realismo aparece el Naturalismo, ya mencionado y descrito anteriormente, que se


le considera como una exageración del realismo, llegando a ofrecer unas descripciones
extendidas y crudas acerca de lo que el escritor ve y percibe. Émile Zola, escritor francés,
es uno de los representantes más afamados.

El Espiritualismo es otro de los surgimientos tras el Realismo, que deja a un lado los
principios del mismo para centrarse en temas que tienen que ver con lo religioso, lo
abstracto del alma, lo tradicional. Muchos afirman que este movimiento tiene su origen
ruso, donde destacan autores como Tolstoy, y en España también fue fuente de inspiración
para autores como Benito Galdós.

La Novela psicológica también hizo su aparición tras el Realismo, donde se continúa con la
importancia de la descripción y la minuciosidad pero que no está tan enfocada en la
descripción del entorno como en la psique de los personajes que la componen. Un elemento
básico es el monólogo interior de los personajes, tan fácil de captar.

Por último, el posromanticismo que sería una mezcla del romanticismo y el realismo.
Nunca una mezcla a partes iguales, pero siempre manteniendo un poco de cada una para
conseguir obras del calibre de “Madame Bovary”.
El Realismo y el Naturalismo

Teoría-Actividades

Teoría:
La segunda mitad del siglo XIX

Es importante conocer la situación histórica y cultural de España en la segunda mitad del siglo XIX.

Situación de España.

Situación histórica Situación socio-cultural

- La burguesía, formada por - El positivismo, corriente filosófica que surge


grandes empresarios y tras los avances técnicos y científicos, propone
terratenientes, es la clase la observación rigurosa y la experimentación
dominante del país. Se instalan en como únicos métodos para llegar al
el poder y se vuelven conservadores conocimiento de la realidad. Se desechan las
y moderados. corrientes románticas en las que predominaba
el sentimiento y la imaginación. Surge el
- Los progresistas, integrados por realismo literario que pretende reflejar la
pequeños empresarios, artesanos y realidad tal y como es.
militares de baja graduación, se
enfrentan al conservadurismo y a los
- El evolucionismo es un nuevo método
privilegios de los ricos.
experimental sobre las leyes de la herencia y la
evolución de las especies. Este método pretende
- El proletariado, clase a la que explicar el comportamiento del hombre. Los
pertenecen los obreros y escritores naturalistas reflejan estas corrientes en
campesinos, intenta defender sus sus obras.
intereses; socialismo y anarquismo
se enfrentan al sistema político
dominante. La caída de Isabel II en
1868 abre el camino hacia un
gobierno republicano.
Situación literaria

Los cambios sociales y las nuevas corrientes ideológicas que surgen en esta segunda
mitad del siglo
XIX influyen en la producción literaria. La fantasía y la subjetividad del Romanticismo,
así como la expresión libre de sus sentimientos más íntimos son sustituidos por todo
aquello que rodea al hombre. El Realismo y el Naturalismo sustituyen al
Romanticismo.

El Realismo
Este movimiento literario aparece en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de las
circunstancias sociales de la época: la consolidación de la burguesía como clase dominante, la
industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del proletariado.

Las características básicas del Realismo literario son:

 Eliminación de todo aspecto subjetivo, hechos fantásticos o sentimientos que se alejen de lo real.
 Análisis riguroso de la realidad. El escritor nos ofrece un retrato riguroso de lo que observa.
 Los problemas de la existencia humana, componen el tema fundamental de la novela realista; ésa
es la consecuencia del sumo interés por la descripción del carácter, temperamento y conducta de
los personajes.
 Surge un tipo de novela en la que se analizan minuciosamente las motivaciones de los personajes y
las costumbres.
 El novelista denuncia los defectos y males que afectan a la sociedad y ofrece al lector soluciones
para detenerlos. Cada autor, según sus ideas, muestra lo que para él es un mal de la sociedad.

El Naturalismo

El Naturalismo surge como una derivación del Realismo, que tenía como objetivo explicar los
comportamientos del ser humano. El novelista del Naturalismo pretende interpretar la vida mediante la
descripción del entorno social y descubrir las leyes que rigen la conducta humana.

Los escritores naturalistas representan a sus personajes en situaciones extremas de pobreza y marginación, y
les gustaba describir los ambientes más bajos y sórdidos con el fin de poner al descubierto las lacras de la
sociedad. La descripción de estos ambientes interesaba en la medida que permitía observar cómo influye un
medio hostil sobre la forma de ser de los personajes y cuáles son la reacciones del ser humano en condiciones
de vida adversas.

Novelistas del Realismo y el Naturalismo

En esta época, la novela es el género literario preferido. Novelistas importantísimos reflejan los profundos
cambios sociales en sus obras. No diferenciaremos autores del Realismo y del Naturalismo ya que todos
participaron en ambas corrientes por simple evolución.

 Juan Valera

Nació en Cabra (Córdoba) en 1824, hijo de una familia noble. Estudió Derecho e ingresó en el cuerpo
diplomático, desempeñando diferentes misiones en varios países europeos y americanos. Fue miembro de la
Real Academia Española. Comenzó a escribir cuando ya tenía cincuenta años. Murió en Madrid en 1905.

Fue un hombre culto y refinado, de espíritu equilibrado y libre. Su inteligencia y fino sentido estético se
manifiestan en su labor como crítico y en su estilo correcto, fluido y elegante; aunque, a veces, adolece de
vigor y calor humano.

Su primera obra fue Pepita Jiménez en la que un joven seminarista conoce a una mujer con la que su padre,
que es viudo, piensa casarse. El joven va enamorándose poco a poco de ella y, tras largas luchas interiores
entre su vocación religiosa y su amor, triunfa el último.
También escribió El Comendador Mendoza, Doña Luz, y una de sus mejores novelas, Juanita la Larga,
cuando tenía setenta años.

Juanita la Larga (Juan Valera)

Como de costumbre, jugaba al tute con la madre; como de costumbre, hablaba con
Juanita en conversación general, y Juanita hablaba igualmente y le oía muy atenta
manifestándose finísima amiga suya y hasta su admiradora; pero, como de costumbre
también, las miradas ardientes y los mal reprimidos suspiros de don Paco pasaban sin
ser notados y eran machacar en hierro frío, o hacían un efecto muy contrario al que
don Paco deseaba poniendo a Juanita seria y de mal humor, turbando su franca
alegría y refrenando sus expansiones amistosas.

De esta suerte, poco venturosa y triunfante para don Paco, se pasaron algunos días y
llegaron los últimos del mes de julio.

Hacía un calor insufrible. Durante el día los pajaritos se asaban en el aire cuando no
hallaban sombra en que guarecerse. Durante la noche refrescaba bastante. En el claro y
sereno cielo resplandecían la luna y multitud de estrellas, que, en vez de envolverlo en
un manto negro, lo teñían de azul con luminosos rasgos de plata y refulgentes
bordados de oro.

Ambas Juanas no recibían a don Paco en la sala, sino en el patio, donde se gozaba de
mucha frescura y olía a los dompedros, que daban su más rico olor por la noche, a la
albahaca y a la hierba Luisa, que había en no pocos arriates y macetas, y a los jazmines
y a las rosas de enredadera, que en Andalucía llaman de pitiminí, y que trepaban por
las rejas de las ventanas, en los cuartos del primer piso, donde dormían Juanita y su
madre.

En aquel sitio, tan encantador como modesto, era recibido don Paco. Todavía allí, a la
luz de un bruñido velón de Lucena, de refulgente azófar, se jugaba al tute en una
mesilla portátil, pero no con la persistencia que bajo techado. Otras distracciones, casi
siempre gastronómicas, suplían la falta de juego. Juana, que era tan industriosa, solía
hacer helado en una pequeña cantimplora que tenía; pero con más frecuencia se
entretenían comiendo ora piñones, ora almendras y garbanzos tostados, ora flores de
maíz, que Juanita tenía la habilidad de hacer saltar muy bien en la sartén, y ora
altramuces y, a veces, hasta palmitos cuando los arrieros los traían de la provincia de
Málaga, porque en la de Córdoba no se crían.

 Benito Pérez Galdós

Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. Se fue muy joven a Madrid donde estudió Derecho. En la
capital pasó la mayor parte de su vida dedicándose fundamentalmente a escribir. Murió en Madrid en 1920.
Galdós fue un hombre sin prejuicios, abierto a toda idea de progreso y, al mismo tiempo, amaba intensamente
a su patria. Vivió de forma tan comprometida con su época que escribió sus obras con la intención de
encontrar la raíz de los problemas y explicarlo todo a los demás. Galdós fue un extraordinario narrador,
aunque también escribió numerosas obras teatrales.

La producción literaria de Galdóa es enorme. Sólo su narrativa consta de más de setenta volúmenes,
clasificados por él mismo en: Episodios Nacionales, Novelas de la primera época y Novelas
contemporáneas.
 Episodios Nacionales. En estas obras, Galdós pretende ofrecer una visión, en forma novelada, de la
historia de España del siglo XIX. Consta de cinco series de diez tomos cada una, salvo la última que
quedó interrumpida. Los episodios históricos mejor logrados fueron: Trafalgar, El dos de Mayo,
Gerona, Zaragoza.
 Novelas de la primera época. Todas ellas tienen características comunes: tratan problemas
políticos y religiosos, profundizan en el estudio psicológico de los personajes y sobre la
contradicción entre lo tradicional y lo liberal. Doña Perfecta, La Fontana de Oro, Gloria...
 Novelas contemporáneas. La mayoría de estas novelas tienen como eje central de su temática la
ciudad de Madrid, sus gentes, sus calles y sus barrios. Fortunata y Jacinta, La desheredada, Miau,
Tristana, Misericordia...

Trafalgar (Benito Pérez Galdós)

Entre los soldados vi algunos que sentían el malestar del mareo, y se agarraban a los
obenques para no caer. Verdad es que había gente muy decidida, especialmente en
la clase de voluntarios; pero por lo común todos eran de leva, obedecían las órdenes
como de mala gana, y estoy seguro de que no tenían el más leve sentimiento de
patriotismo. No les hizo dignos del combate más que el combate mismo, como
advertí después. A pesar del distinto temple moral de aquellos hombres, creo que en
los solemnes momentos que precedieron al primer cañonazo la idea de Dios estaba
en todas las cabezas.

Por lo que a mí toca, en toda la vida ha experimentado mi alma sensaciones iguales a


las de aquel momento. A pesar de mis pocos años, me hallaba en disposición de
comprender la gravedad del suceso, y por primera vez, después que existía, altas
concepciones, elevadas imágenes y generosos pensamientos ocuparon mi mente. La
persuasión de la victoria estaba tan arraigada en mi ánimo, que me inspiraban cierta
lástima los ingleses, y los admiraba al verlos buscar con tanto afán una muerte segura.

Por primera vez entonces percibí con completa claridad la idea de la patria, y mi
corazón respondió a ella con espontáneos sentimientos, nuevos hasta aquel momento
en mi alma. Hasta entonces la patria se me representaba en las personas que
gobernaban la nación, tales como el rey y su célebre ministro, a quienes no
consideraba con igual respeto. Como yo no sabía más historia que la que aprendía en
la Caleta, para mí era de ley que debía uno entusiasmarse al oír que los españoles
habían matado muchos moros primero, y gran pacotilla de ingleses y franceses
después. Me representaba, pues, a mi país como muy valiente; pero el valor que yo
concebía era tan parecido a la barbarie como un huevo a otro huevo. Con tales
pensamientos, el patriotismo no era para mí más que el orgullo de pertenecer a aquella
casta de matadores de moros.

 Leopoldo Alas "Clarín"

Nació en Zamora en 1852, de familia asturiana. Estudió Leyes en Oviedo y se doctoró en Madrid. Fue
catedrático de las facultades de Derecho de Zaragoza y Oviedo. Fue un hombre culto, de sólida formación
universitaria y aguda capacidad crítica que hizo que fuese temido y respetado.

Escribió una novela muy extensa que está considerada como una de las obras fundamentales del Realismo
español: La Regenta, en la que Clarín hace un análisis minucioso y detallado del ambiente hipócrita y
corrompido de Vetusta, ciudad donde se desarrolla la acción y que puede ser Oviedo. Satiriza a sus personajes
que, bajo apariencias honradas, esconden la hipocresía y la maldad.
Clarín también destacó como uno de los mejores escritores de cuentos de su época, en los que analiza el
comportamiento de personas malvadas y llenas de hipocresía. Entre ellos destaca ¡Adiós, cordera! En este
cuento se nos narran las peripecias de tres amigos felices e inseparables: Rosa, Pinín y Cordera. Dos
hermanos gemelos y su vaca Cordera que son felices en las montañas asturianas alejados de los peligros del
mundo. Sólo un palo del telégrafo y un tren que pasa de vez en cuando son indicios de ese mundo. Pero un día
ese mundo se llevará primero a la Cordera y luego a Pinín. Rosa se quedará sola con su dolor y sus recuerdos.

¡Adiós, Cordera! (Leopoldo Alas "Clarín")

Desde aquel día en que adivinaron el peligro, Pinín y Rosa no sosegaron. A media
semana se personó el mayordomo en el corral de Antón. Era otro aldeano de la
misma parroquia, de malas pulgas, cruel con los caseros atrasados. Antón, que no
admitía reprimendas, se puso lívido ante las amenazas del desahucio.

El amo no esperaba más. Bueno, vendería la vaca a vil precio, por una merienda.
Había que pagar o quedarse en la calle.

El sábado inmediato acompañó al Humedal Pinín a su padre. El niño miraba con


horror a los contratistas de carne, que eran los tiranos del mercado. La Cordera fue
comprada en su justo precio por un rematante de Castilla. Se le hizo una señal en la
piel y volvió a su establo de Puao, ya vendida, ajena, tañendo tristemente la esquila.
Detrás caminaba Antón de Chinta, taciturno, y Pinín, con ojos como puños. Rosa, al
saber la venta, se abrazó al testuz de la Cordera, que inclinaba la cabeza a las caricias
como al yugo. (...)

El viernes, al oscurecer, fue la despedida. Vino un encargado del rematante de Castilla


por la res. Pagó; bebieron un trago Antón y el comisionado, y se sacó a
la quintana la Cordera. Antón había apurado la botella estaba exaltado; el peso del
dinero en el bolsillo le animaba también. Quería aturdirse. Hablaba mucho, alababa las
excelencias de la vaca. El otro sonreía, porque las alabanzas de Antón eran
impertinentes. ¿Que daba la res tanto y tantos xarros de leche? ¿Que era noble en el
yugo, fuerte con la carga? ¿Y qué, si dentro de pocos días había de estar reducida a
chuletas y otros bocados suculentos? Antón no quería imaginar esto; se la figuraba
viva, trabajando, sirviendo a otro labrador, olvidada de él y de sus hijos, pero viva,
feliz... Pinín y Rosa, sentados sobre el montón de cucho, recuerdo para ellos
sentimental de la Cordera y de los propios afanes, unidos por las manos, miraban al
enemigo con ojos de espanto. En el supremo instante se arrojaron sobre su amiga;
besos, abrazos: hubo de todo. No podían separarse de ella. Antón, agotada de pronto la
excitación del vino, cayó como en un marasmo; cruzó los brazos, y entró en el corral
oscuro.

Los hijos siguieron un buen trecho por la calleja, de altos setos, el triste grupo del
indiferente comisionado y la Cordera, que iba de mala gana con un desconocido y a
tales horas. Por fin hubo que separarse. Antón malhumorado, clamaba desde casa:

-¡Bah, bah, neños, acá vos digo; basta de pamemes! -así gritaba de lejos el padre, con
voz de lágrimas.

Caía la noche; por la calleja oscura, que hacían casi negra los altos setos, formando
casi bóveda, se perdió el bulto de la Cordera, que parecía negra de lejos. Después no
quedaba de ella más que el tintán pausado de la esquila, desvanecido con la distancia,
entre los chirridos melancólicos de cigarras infinitas.
¡Adíós, Cordera! -gritaba Rosa deshecha en llanto-. ¡Adiós, Cordera de mío alma!

-¡Adiós, Cordera! -repetía Pinín, no más sereno.

-Adiós -contestó por último, a su modo, la esquila perdiéndose su lamento triste,


resignado, entre los demás sonidos de la noche de julio en la aldea...
Realismo literario del siglo XIX
Historia, características y obras importantes de esta corriente literaria
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Detalle de Young Ladies of the Village, de Gustave Courbet.

(CC BY 2.0) by rverc

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Por Crystal Harlan

Actualizado 02 de julio de 2018

El Realismo es un movimiento literario y pictórico que surgió a mediados del siglo


XIX, marcando una ruptura con el Romanticismo.

El término "réalisme" comenzó a usarse a partir de la exposición de cuadros


de Gustave Courbet, en 1850 en París. Courbet es considerado el padre de dicho
movimiento que se caracteriza por la representación exacta de la realidad.

Pocos años después, el realismo se manifestó en el campo literario: en 1856


apareció la revista Réalisme, y el año siguiente se editó un volumen de ensayos
de Champfleury titulado Le Réalisme, así como Madame Bovary, de Gustave
Flaubert, consideraba la obra más emblemática de este movimiento.

En España son los escritores de la Generación de 1868 quienes aplican las


doctrinas del Realismo a la literatura, principalmente al género novelístico: José
María de Pereda, Benito Pérez Galdós, Juan Valera, Emilia Pardo Bazán,
Leopoldo Alas "Clarín", Armando Palacio Valdés, entre otros.

Además de la marcada influencia de Honoré de Balzac y Émile Zola en las obras


de la Generación de 68, los escritores españoles realistas también incorporaron
las técnicas narrativas ya practicadas por los costumbristas quienes habían
imitado el estilo descriptivo de Cervantes y el género picaresco. A principios de
esta corriente, los realistas se centraban en el cultivo de la novela de tesis, género
que tiene como fin defender determinadas posturas ideológicas, pero a partir de
1880 los escritores gravitaron más hacia una estética derivada del Naturalismo
francés de Zola.

Características del Realismo


Verosimilitud

Es importante que los personajes, el argumento y el lenguaje sean creíbles, como


un espejo de la realidad. Los realistas hacen hincapié en la mimesis, la imitación
de la vida que el escritor logra a través de la observación minuciosa de la
sociedad, la gente, su habla y sus costumbres.

Descripción detallada

No se deja nada a la imaginación. Los escritores describen las fisonomías de los


personajes, sus personalidades, su debilidades, sus fortalezas, su vestidura, sus
viviendas, su lenguaje, sus almas, etc.

Preferencia por un narrador omnisciente

Para describir a los personajes y sucesos con tanto detalle, el narrador no puede
ser otro que omnisciente (que está enterado de todo, hasta de los pensamientos
de los personajes).

Compromiso social

Algunos escritores incorporan al argumento ciertas posturas, sean políticas o


religiosas. Por ende, prefirieron las novelas de tesis. Sin embargo, por tanto
enfatizar estas posturas, en algunas de estas obras los personajes aparecen como
estereotipos maniqueístas.

Estilo directo y natural

Los escritores realistas dejan atrás la grandilocuencia de los románticos. Buscan


la naturalidad de la expresión y hasta emplean coloquialismos en el diálogo de los
personajes.

Algunas obras del Realismo

 La Fontana de Oro (1870), Galdós


 El audaz (1871), Galdós
 Pepita Jiménez (1874), Valera
 Doña Perfecta (1876), Galdós
 De tal palo, tal astilla (1880), Pereda
 La Regenta (1884-85), Clarín
 Fortunata y Jacinta (1886-87), Galdós
 Su único hijo (1890), Clarín

Ejemplo textual del Realismo

Se puede apreciar la descripción detallada en este fragmento de Su único hijo, de


Leopoldo Alas "Clarín":
Bonifacio era un hombre pacífico, suave, moroso, muy sentimental, muy tierno de
corazón, maniático de la música y de las historias maravillosas, buen parroquiano
del gabinete de lectura de alquiler que había en el pueblo. Era guapo a los
románticos, de estatura regular, rostro ovalado pálido, de hermosa cabellera
castaña, fina y con bucles, pie pequeño, buena pierna, esbelto, delgado, y vestía
bien, sin afectación, su ropa humilde, no del todo mal cortada. No servía para
ninguna clase de trabajo serio y constante; tenía preciosa letra, muy delicada en
los perfiles, pero tardaba mucho en llenar una hoja de papel, y su ortografía era
extremadamente caprichosa y fantástica; es decir, no era ortografía. Escribía con
mayúsculas las palabras a que él daba mucha importancia, como eran: amor,
caridad, dulzura perdón, época, otoño, erudito, suave, música, novia, apetito y
otras varias.

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