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LA MECÁNICA DE FLUIDOS EN EL APARATO CIRCULATORIO

El aparato circulatorio puede constituir uno de los ejemplos más claros y más asombrosos de
sistemas de flujo por tuberías que se puede encontrar ya sea hecho por la naturaleza o por el
hombre.

Cada una de sus partes representa un objeto que ya ha sido estudiado por la mecánica de
fluidos y por la hidráulica, a lo largo de la historia; tales objetos son bombas, válvulas, tuberías
de diámetros constantes, cambios de diámetros en tuberías, la viscosidad en el fluido, la
presión en una tubería, la velocidad del flujo, el caudal y el volumen total.

Se pretende dar una breve descripción de dicho aparato, enfocándolo desde la mecánica de
fluidos y la hidráulica para ayudar a afianzar ciertos conceptos que tal vez se pueden
comprender con mayor claridad cuando se tiene un ejemplo tan presente y tan real como es,
en este caso, el aparato circulatorio.

EL SISTEMA

El sistema circulatorio constituye un circuito continuo, en el que el volumen impulsado por el


corazón es el mismo volumen que debe circular por cada una de las subdivisiones de la
circulación. Puede dividirse en dos partes principales que son el sistema de circulación general
y el de circulación pulmonar.

En el sistema de circulación pulmonar, el corazón lleva la sangre pobre en oxígeno a los


pulmones, donde puede deshacerse de las toxinas que tenía y disolver nuevo oxígeno para
distribuirlo después al cuerpo; en esta circulación pulmonar también se encuentra el recorrido
que hace la sangre rica en oxígeno de vuelta al corazón. El sistema de circulación general
consiste en distribuir la sangre rica en oxígeno haciendo un recorrido por todo el cuerpo y
llegando finalmente, pobre en oxígeno, de nuevo al corazón.

La sangre fluye casi sin resistencia en todos los grandes


vasos de la circulación, pero no en arteriolas y
capilares. Para que la sangre pueda atravesar los
pequeños vasos en que se presenta resistencia, el
corazón manda sangre a las arterias a presión elevada
(hasta aproximadamente 120 torr). HIDRODINÁMICA -
SISTEMA CARDIOVASCULAR HUMANO

El sistema cardio-vascular humano (y en general mamífero) es


un circuito muy simple. Consta de dos bombas fusionadas en
un solo corazón (evolutivamente fue una sola bomba que
progresivamente se dividió en dos), que impulsan la sangre por
un circuito cerrado, de esta manera:

El ventrículo del corazón izquierdo (CI) expulsa la sangre


oxigenada por la arteria aorta y se reparte a todos los órganos
y tejidos del cuerpo a través del sistema arterial.

En los lechos capilares la sangre hace su trabajo de intercambio


de nutrientes y desechos y regresa por el sistema venoso, o
sistema de retorno venoso.

La vena cava deposita la sangre en la aurícula del corazón


derecho (CD); el ventrículo del mismo lado la impulsa hasta el
pulmón (Pul) -ahí nomás- donde se oxigena, y retorna al
corazón izquierdo, cerrando el ciclo.

Dependiendo del camino tomado, una vuelta completa puede


tardar entre 10 y 60 segundos.

La parte de arriba de este esquema se denomina circuito chico,


y la parte de abajo: circuito grande. A los fines del estudio
hidrodinámico de la sangre no tiene mucho valor trabajar con
este esquema completo y lo reemplazamos por uno más
sintético que representa exclusivamente al circuito grande.
La parte resistiva del circuito son los lechos capilares, que se
pueden dividir en miembros y órganos. Todas estas
resistencias están agrupadas en un único sistema paralelo
simple (hay dos lugares solos en los que encontramos
asociación en serie: son los llamados sistemas porta; tienes
uno bastante grande en el hígado y otro pequeñito pero
importantísimo en la hipófisis).]
EL SISTEMA cardiovascular está formado por el corazón, la sangre
y los vasos sanguíneos; cada uno desarrolla una función vital en
el cuerpo humano. Aquí hablaremos sólo de una parte de la física
involucrada en su funcionamiento.

La función principal del sistema circulatorio es transportar


materiales en el cuerpo: lasangre recoge el oxígeno en los
pulmones, y en el intestino recoge nutrientes, agua, minerales,
vitaminas y los transporta a todas las células del cuerpo. Los
productos de desecho, como el bióxido de carbono, son recogidos
por la sangre y llevados a diferentes órganos para ser eliminados,
como pulmones, riñones, intestinos, etcétera.

Casi el 7% de la masa del cuerpo se debe a la sangre. Entre sus


componentes hay células muy especializadas: los leucocitos o
células blancas están encargadas de atacar bacterias, virus y en
general a todo cuerpo extraño que pueda dañar nuestro
organismo; las plaquetas son las encargadas de acelerar el
proceso de coagulación, defensa del cuerpo cuando se encuentra
una parte expuesta; los eritrocitos o células rojas llevan el
oxígeno y el alimento a todas las células del cuerpo.

El corazón es prácticamente una doble bomba que suministra la


fuerza necesaria para que la sangre circule a través de los dos
sistemas circulatorios más importantes: la circulación pulmonar
en los pulmones y la circulación sistemática en el resto del cuerpo.
La sangre primero circula por los pulmones y posteriormente por
el resto del cuerpo.

Comenzaremos la descripción del funcionamiento del corazón


considerando la sangre que sale al resto del cuerpo, por el lado
izquierdo del mismo. La sangre es bombeada por la contracción
de los músculos cardiacos del ventrículo izquierdo a una presión
de casi 125 mm de Hg en un sistema de arterias que son cada vez
más pequeñas (arteriolas) y que finalmente se convierten en una
malla muy fina de vasos capilares. Es en ellos donde la sangre
suministra el O2 a las células y recoge el CO de ellas.

Después de pasar por toda la malla de vasos capilares, la sangre


se colecta en pequeñas venas (vénulas) que gradualmente se
combinan en venas cada vez más grandes hasta entrar al corazón
por dos vías principales, que son la vena cava superior y la vena
cava inferior. La sangre que llega al corazón pasa primeramente
a un reservorio conocido como aurícula derecha donde se
almacena; una vez que se llena se lleva a cabo una contracción
leve (de 5 a 6 mm de Hg) y la sangre pasa al ventrículo derecho
a través de la válvula tricúspide que se ilustra en la figura 9.

Figura 9. El corazón y sus partes principales

En la siguiente contracción ventricular, la sangre se bombea a una


presión de 25 mm de Hg pasando por la válvula pulmonar a las
arterias pulmonares y hacia los vasos capilares de los pulmones,
ahí recibe O2 y se desprende del CO2 que pasa al aire de los
pulmones para ser exhalado. La sangre recién oxigenada regresa
al corazón por las venas de los pulmones, llegando ahora al
reservorio izquierdo o aurícula izquierda. Después de una leve
contracción de la aurícula (7 a 8 mm de Hg) la sangre llega al
ventrículo izquierdo pasando por la válvula mitral. En la siguiente
contracción ventricular, la sangre se bombea hacia el resto del
cuerpo, y sale por la válvula aórtica. En un adulto el corazón
bombea cerca de 80 ml por cada contracción.

Es claro que las válvulas del corazón deben funcionar en forma


rítmica y acoplada, ya que de no ser así el cuerpo puede sufrir un
paro cardiaco. Actualmente, las válvulas pueden sustituirse si su
trabajo es deficiente.

De lo anterior, es obvio que el corazón realiza un trabajo. Las


presiones de las dos bombas del corazón no son iguales: la presión
máxima del ventrículo derecho llamadasístole es del orden de 25
mm de Hg, los vasos sanguíneos de los pulmones presentan poca
resistencia al paso de la sangre. La presión que genera el
ventrículo izquierdo es del orden de 120 mm de Hg, mucho mayor
que la anterior, ya que la sangre debe viajar a todo el cuerpo.
Durante la fase de recuperación del ciclo cardiaco o diástole, la
presión típica es del orden de 80 mm de Hg. La gráfica de presión
se muestra en la figura 10.

Durante una cirugía o en terapia intensiva, es frecuente que la


presión venosa central de la sangre se mida en forma directa, para
lo cual se introduce un catéter (tubo flexible delgado) por una de
las venas del brazo hasta llegar a la aurícula, este catéter está
además conectado a una botella de suero y a un tubo capilar
graduado en centímetros, que colocado verticalmente a la altura
del corazón mide la presión venosa. El suero sube por el capilar
hasta alcanzar una altura entre 20 y 25 cm. en caso de un adulto.

Figura 10. Gráfica que muestra cómo varía la presión en el sistema


circulatorio. Nótese que la presión venosa es muy pequeña.

Un método para medir la presión arterial sistólica y diastólica es


usar el esfigmomanómetro, que consiste en un manguito inflable
de aproximadamente 13 cm. de ancho, que se coloca alrededor
del brazo, conectado a un manómetro (medidor de presión) de
mercurio, tubo que tiene un depósito de mercurio en su parte
inferior y está graduado en milímetros. La presión de aire en el
manguito se eleva hasta sobrepasar la presión sistólica, logrando
así colapsar la arteria humeral e impidiendo el flujo de sangre por
ella. Si se deja salir lentamente el aire del manguito, cuando la
presión sobre la arteria alcance el valor de la presión sistólica la
sangre comenzará a fluir a través de la arteria, lo cual se puede
detectar por medio del sonido que produce. La sangre fluirá en
forma intermitente hasta alcanzar la presión diastólica, lo cual se
detecta porque el sonido desaparece.

La sangre tiene una densidad de 1.04 g/cm³, muy cercana a la del


agua que es de 1.00 g/cm³, por lo que podemos hablar del sistema
circulatorio como un sistema hidráulico donde las venas y las
arterias son similares a mangueras. Como sucede con cualquier
circuito hidráulico, la presión en el sistema circulatorio varía a
través del cuerpo, la acción de la gravedad es muy notoria en las
arterias donde la presión varía de un punto a otro.

Sabemos de la física, que los líquidos en reposo trasmiten


íntegramente y en todas direcciones las presiones que se les
aplican, lo que no sucede así cuando éstos se hallan en
movimiento a través de un tubo. Este último es el caso cuando
consideramos el sistema circulatorio: el fluido es la sangre y las
arterias y venas los tubos del circuito. Si el líquido fluye por un
tubo recto en forma rítmica, el flujo es laminar, es decir que puede
imaginarse como un conjunto de láminas concéntricas que se
deslizan una sobre otra, la central será la de mayor velocidad
mientras que la que está tocando al tubo tendrá la mínima
velocidad. Si consideramos las velocidades de las diferentes capas
de líquidos en un tubo tendremos que el fluido que está en
contacto con la pared del tubo que lo contiene prácticamente no
se mueve, las moléculas del fluido que se mueven a mayor
velocidad son las que se encuentran en el centro del tubo.

La energía necesaria para que el líquido viaje por el tubo debe


vencer la fricción interna de una capa sobre otra. Si el líquido tiene
una viscosidad  el flujo sigue siendo laminar, siempre y cuando
el valor de la velocidad del fluido V por el diámetro del tubo d
dividido entre el valor  no exceda de un valor crítico conocido

como número de Reynold si Re es mayor que 2 000, la


corriente laminar se rompe y se convierte en turbulenta, es decir,
forma remolinos, chorros y vórtices.

La energía requerida para mantener una corriente turbulenta es


mucho mayor que la necesaria para mantener una corriente
laminar. La presión lateral ejercida sobre el tubo aumenta.
Aparecen vibraciones que pueden ser detectadas como sonido. En
la circulación humana normal el flujo es laminar, rara vez es
turbulento, con excepción de la aorta y bajo condiciones de
ejercicio intenso.
Los glóbulos rojos de la sangre en una arteria no están
uniformemente distribuidos, hay más en el centro que en los
lados, lo cual produce dos efectos: uno, cuando la sangre entra a
un conducto pequeño a un lado del conducto principal, el
porcentaje de glóbulos rojos que pasan será ligeramente menor
que en la sangre que se encuentra en el conducto principal; el
segundo efecto es más importante, debido a que el plasma
sanguíneo se mueve más lentamente a lo largo de las paredes de
los vasos que los glóbulos rojos, la sangre en las extremidades
tiene un porcentaje mayor de glóbulos rojos que cuando deja el
corazón, el cual es aproximadamente del orden de un 10%.

En el estudio del movimiento de los líquidos, el gasto o caudal es


una cantidad importante. El gasto Q es el volumen de líquido V
que fluye por el conducto estudiado dividido entre el tiempo t que

tarda en fluir: . Para un tubo rígido dado, de radio r y longitud


1, el volumen del líquido de viscosidad  está relacionado con el
gradiente de presión de un extremo a otro del tubo (Pl - P2). El
matemático francés Poiseville encontró que el gasto está
relacionado con estos parámetros así:

como la resistencia R al paso del líquido es el gradiente de presión


entre el gasto, la ecuación puede expresarse como:

donde PI - P2 está en N/m², en y R están en m.

Esta ecuación nos dice que si duplicamos el radio del tubo dejando
iguales los otros parámetros, el gasto aumenta 16 veces; esto es
muy importante aun cuando es sólo una aproximación en el caso
del flujo sanguíneo, ya que la ecuación es válida para el caso de
tubos rígidos y las arterias tienen paredes elásticas las cuales se
expanden ligeramente con cada pulso cardiaco, además, la
viscosidad de la sangre cambia ligeramente con la velocidad del
flujo.

Como se indica en la figura 10, la caída de presión más alta en el


sistema cardiovascular ocurre en la región de las arteriolas y
capilares. Los capilares tienen paredes muy delgadas que
permiten la difusión del oxígeno y del dióxido de carbono de
manera fácil. Para entender por qué no revientan, debemos ver
cómo se relaciona la presión dentro del tubo P, con el radio del
tubo R y la tensión que siente debido al fluido T en sus paredes.
La presión es la misma en las paredes, de modo que la fuerza por
unidad de longitud que empuja hacia fuera es R P. Por otro lado,
existe una fuerza de tensión T por unidad de longitud que
mantiene unido al tubo. Debido a que el sistema (pared-fluido)
está en equilibrio se debe cumplir: T = RP así si el radio del tubo
es muy pequeño, la tensión también lo es.

Las enfermedades del corazón son una de las mayores causas de


mortandad en el mundo. Muchas de ellas incrementan la carga de
trabajo del corazón o reducen su habilidad para trabajar a la
velocidad normal.

El trabajo hecho por el corazón es aproximadamente la presión


promedio por el volumen de sangre bombeado. Aquello que
incrementa la presión o el volumen de sangre bombeado
incrementará el trabajo hecho por el corazón; por ejemplo, una
alta presión sanguínea (hipertensión) causa que la tensión
muscular se incremente en proporción a la presión, o bien una
rápida actuación del corazón (taquicardia) también incrementa la
carga de trabajo.

Un ataque cardiaco se produce por el bloqueo de una o más


arterias al músculo cardiaco causando que una porción del corazón
quede sin irrigación y muera (infarto).

Otra enfermedad del corazón es la falla por congestionamiento,


caracterizada por agrandamiento del corazón y reducción de su
capacidad para proporcionar una circulación adecuada cosa que
puede explicarse por lo visto anteriormente, ya que si el radio del
músculo cardiaco aumenta al doble, la tensión en el músculo debe
aumentar al doble para mantener constante la presión, sin
embargo, debido a que el músculo cardiaco está distendido, no se
produce la fuerza suficiente para una circulación normal. El
tratamiento médico consiste en reducir la carga de trabajo del
corazón, o bien remplazarlo ya sea por otro o por uno artificial.

Cuando las señales eléctricas que activan el músculo cardiaco son


inadecuadas, se puede ayudar al enfermo con un marcapasos que
sirve para regular el ritmo cardiaco.

Otro problema frecuente es el mal funcionamiento de las válvulas


cardiacas. Hay dos tipos de defectos: cuando la válvula no abre lo
suficiente (estenosis) o cuando no cierra bien (insuficiencia). En el
caso de la estenosis el trabajo se incrementa ya que gran parte
de él se hace contra la obstrucción de la abertura estrecha y se
reduce el suministro de sangre a la circulación general; en el caso
de insuficiencia, parte de la sangre bombeada fluye hacia atrás
reduciendo la sangre en la circulación. Estos problemas son ahora
corregidos por medio de válvulas artificiales o bien
remplazándolas por válvulas humanas que previamente han sido
esterilizadas por radiación.
Es importante aclarar que en caso de tener que introducir
cualquier dispositivo al cuerpo humano, éste tiene que ser
compatible, es decir, debe estar hecho con un material que no
cause rechazo del organismo, lo cual ha dado lugar a numerosas
investigaciones sobre nuevos materiales que cumplan con los
requisitos necesarios.

Otro tipo de enfermedades del sistema cardiovascular tiene que


ver con los vasos sanguíneos; quizá el más problemático es la
formación de un aneurisma, sobre todo si éste se presenta en el
cerebro. Un aneurisma es un pequeño globo que se forma al
incrementarse el diámetro de una arteria en alguna sección, como
resultado de un debilitamiento de las paredes de la arteria. El
incremento en el diámetro aumenta la tensión en la pared. El
rompimiento del aneurisma frecuentemente es mortal,
especialmente si esto ocurre en el cerebro.

La formación de placas escleróticas sobre las paredes de la arteria


causa que el flujo sea turbulento, ya que angosta el interior del
tubo provocando que aumente la velocidad de la sangre. Algunas
veces, una placa puede desprenderse de la pared y viajar con la
sangre hasta quedar atrapada en alguna arteria pequeña
impidiendo así el paso del flujo para la irrigación de alguna parte
del organismo. Cuando sucede en el cerebro, causa la muerte.

Otra enfermedad frecuente son las venas varicosas o várices que


no sólo constituyen un problema de estética, sino que pueden
causar complicaciones serias. Se deben a que las válvulas
venosas, que deberían permitir el flujo de sangre sólo en un
sentido (hacia el corazón), no funcionan bien y dejan que la sangre
circule en ambos sentidos. Generalmente se presenta este
problema en las venas largas de las piernas y se resuelve quitando
estas venas: la sangre regresa al corazón por otras vías.

Actualmente, la ciencia y la técnica han alcanzado un desarrollo


que permite no sólo detectar sino tratar las enfermedades del
sistema cardiovascular. Tan sólo hace 25 años un ataque cardiaco
no tenía remedio y una gran parte de la gente que lo sufría moría
como consecuencia, ahora se cuenta con equipo que detecta el
tipo de problema y equipo que lo resuelve.

El electrocardiograma es una de las herramientas más útiles en el


diagnóstico de las enfermedades del corazón, es el registro sobre
la piel de los potenciales eléctricos del corazón. Los nervios y los
músculos, como ya vimos antes, trabajan por medio de corrientes
eléctricas; los correspondientes al corazón están además
encerrados en un conductor eléctrico que es el torso, de modo que
a través de la piel podemos registrar en diferentes partes del
cuerpo los potenciales eléctricos generados por el corazón.
Cada contracción del músculo cardiaco se lleva a cabo por un flujo
de corriente el cual provoca una diferencia de potencial en la parte
externa de las fibras del músculo y la superficie del cuerpo. La
corriente se establece mientras el potencial de acción se propaga
o durante el periodo de recuperación.

Las diferencias de potencial son registradas por medio de


electrodos colocados sobre la piel y amplificados para poder
graficarse dando como resultado el electrocardiograma (ECG). Si
los electrodos se colocan en diferentes posiciones sobre el cuerpo,
la señal registrada sufrirá cambios, es por ello que el registro
del ECG se lleva a cabo en lugares anatómicos bien definidos.

Resulta muy interesante el desarrollo de los electrodos adecuados


para el registro delECG. No puede usarse cualquier metal.
Actualmente se usan electrodos de plata con una capa de cloruro
de plata depositada en la cara que está en contacto con la piel;
presentan una baja resistencia y no producen señales de ruido
indeseable para un buen registro.

En pacientes que han sufrido un ataque cardiaco puede


presentarse un cambio repentino en el ritmo: el orden de las
contracciones asociadas con el bombeo normal del corazón
cambian produciendo una fibrilación (contracción no coordinada)
ventricular que daña la acción de bombeo; el paciente puede morir
en minutos a menos que sea desfibrilado.

La desfibrilación consiste en hacer pasar una corriente de 20


amperes a través del corazón durante 5 seg, como se muestra en
la figura 11, para lograr que todas las fibras del músculo cardiaco
se contraigan simultáneamente, después de lo cual el corazón
puede iniciar de nuevo su ritmo normal.

La aurícula y el ventrículo están separados por una capa gruesa


que no conduce electricidad ni propaga los pulsos nerviosos, es el
nódulo atrioventricular el que tiene a su cargo la función de
conducir los impulsos de la aurícula a los ventrículos, lo cual
conforma la acción de bombeo del corazón. Si este nódulo es
dañado, los ventrículos no reciben ninguna señal de la aurícula y
como consecuencia no paran de bombear; sin embargo, hay
centros de paso naturales en los ventrículos que proveen un pulso
si no se ha recibido ninguno de la aurícula por un lapso de 2
segundos, el resultado es que el corazón trabaja a un ritmo de 30
pulsos-minuto. El paciente no se muere, pero lleva una vida de
semiinválido.

Este problema ya tiene solución: actualmente se implanta a estos


pacientes un marcapasos que consiste en un generador que
proporciona 72 pulsos/minuto, colocándoselo como se muestra en
la figura 12.
Como ya hemos dicho, todos los dispositivos que se introducen en
el cuerpo humano deben estar cubiertos por un material que no
sea rechazado por éste, ni provoque infección; esto abre un campo
de investigación para la búsqueda de materiales adecuados. Los
marcapasos cardiacos están hechos de elementos electrónicos de
la más alta calidad, ya que de ellos depende la vida del paciente,
cubiertos por un armazón de acero con superficie de titanio. Las
partes flexibles se recubren con silastic. Se ha encontrado que
estos materiales no causan problemas y pueden permanecer en el
interior del cuerpo por años, ya que tampoco los dañan los líquidos
internos.

Figura 11. Aplicación de un desfibrilador.


Figura 12. Colocación de un marcapasos cardiaco.

Las células que constituyen el cuerpo de todos los animales, excepto el de los
multicelulares viven en un "mar interior" de líquido extracelular (LEC)
encerrado dentro de los tegumentos del animal. En los animales que poseen un
sistema vascular cerrado, el LEC está dividido en dos compartimientos: el
líquido intersticial y el plasma sanguíneo circulante. El plasma y los
elementos celulares de la sangre, principalmente eritrocitos, llenan el sistema
vascular y, en conjunto, constituyen el volumen sanguíneo total. El líquido
intersticial es la porción del LEC que baña a las células y queda fuera de los
vasos. Aproximadamente 1/3 del agua corporal total (ACT) es extracelular,
siendo intracelulares los 2/3 restantes.

En el hombre adulto promedio, 18% de su peso corporal lo representan las


proteínas y otras sustancias relacionadas, 15% las grasas y 7% los minerales.
El 60% restante está constituido por agua.

El componente intracelular acuoso del cuerpo forma, aproximadamente, 40%


del peso corporal y el componente extracelular alrededor de 20%.
Aproximadamente 25% del componente extracelular se encuentra en el
sistema vascular (plasma = 5% del peso corporal) quedando 75% fuera de los
vasos sanguíneos (líquido intersticial = 15% del peso corporal). El volumen
sanguíneo total representa aproximadamente 8% del peso corporal.

Flujo, presión y resistencia

Desde luego, la sangre fluye de las áreas de mayor presión a las de menor
presión, excepto en ciertos casos cuando la inercia. La relación entre el flujo
medio, la presión media y la resistencia en los vasos sanguíneos es análoga, en
general, a la relación entre corriente, la fuerza electromotriz y la resistencia en
un circuito eléctrico expresada por la ley de Ohm:

Corriente (I) = fuerza electromotriz (E)/ resistencia (R)

Flujo (F) = presión (P)/resistencia (R)

En cualquier porción del sistema vascular, el flujo es igual a la presión de


perfusión efectiva en esa porción, dividida entre la resistencia. La presión de
perfusión efectiva es la presión intraluminal media en el extremo arterial
menos la presión media en el extremo venoso.

Métodos para medir el flujo sanguíneo

El flujo sanguíneo puede ser medido canulando un vaso; sin embargo, esto
tiene limitaciones obvias. Varios dispositivos se han desarrollado para medir
el flujo en los vasos sanguíneos sin abrirlos. Los flujómetros
electromagnéticos se basan en el principio de que el voltaje se genera en un
conductor que se mueve a través de un campo magnético y la magnitud del
voltaje es proporcional a la velocidad del movimiento. Debido a que la sangre
es un conductor, se coloca un imán alrededor del vaso, y el voltaje, que es
proporcional al volumen del flujo, se mide con un electrodo adecuadamente
colocado sobre la superficie del vaso. La velocidad del flujo sanguíneo puede
medirse con los flujómetros Doppler. Se envían ondas ultrasónicas al interior
del vaso diagonalmente desde un cristal, y las ondas reflejadas de los
eritrocitos y leucocitos son recogidas por un segundo cristal abajo del flujo.
La frecuencia de las ondas reflejadas es más elevada por una cantidad que es
proporcional a la velocidad del flujo hacia el segundo cristal debido al efecto
Doppler.

Los métodos indirectos usados para medir el flujo sanguíneo de varios


órganos en los seres humanos incluyen diversas adaptaciones, dependiendo
del flujo del órgano a medir. Se ha obtenido una cantidad de datos sobre el
flujo en las extremidades por medio de la pletismografía. El antebrazo, por
ejemplo, es introducido a una cámara de agua herméticamente cerrada
(pletismógrafo). Los cambios en el volumen del antebrazo, que reflejan los
cambios en la cantidad de sangre y en el líquido intersticial que contiene,
desplazan el agua y este desplazamiento es medido con un registrador de
volumen.

Aplicación de los principios físicos al flujo en los vasos sanguíneos

Los principios físicos y ecuaciones aplicables a la descripción del


comportamiento de los líquidos perfectos en los tubos rígidos, a menudo han
sido usados indistintamente para explicar el comportamiento de la sangre en
los vasos. Los vasos sanguíneos no son tubos rígidos y la sangre no es un
líquido perfecto, sino un sistema bifásico de líquido y células. Por tanto, el
comportamiento de la circulación se desvía, a veces en mucho, del predicho
de estos principios. Sin embargo, los principios físicos son de gran valor
cuando se usan como un auxiliar para entender lo que sucede en el organismo,
más que como un fin en sí mismos.

Flujo laminar

El flujo de la sangre en los vasos, como el de los líquidos en los tubos rígidos
y estrechos, normalmente es laminar. Dentro de un vaso sanguíneo, una capa
infinitamente delgada de sangre en contacto con la pared del vaso no se
mueve. La siguiente capa hacia adentro tiene una velocidad pequeña, l
siguiente una velocidad mayor, etc., hasta que la velocidad es máxima en el
centro de la corriente. El flujo laminar ocurre hasta que se alcanza una cierta
velocidad crítica. A esta velocidad, o por arriba de ella, el flujo es turbulento.
El flujo laminar es silencioso, pero el turbulento genera ruidos; son ejemplos
los soplos que se escuchan sobre las arterias constreñidas y los sonidos que se
oyen cuando se mide la presión arterial.

La constricción de una arteria aumenta la velocidad del flujo sanguíneo a


través de la constricción, lo cual produce una turbulencia por delante de ella.
En los seres humanos la velocidad crítica es a veces excedida por la aorta
ascendente durante el máximo de la expulsión sistólica, pero por lo general
únicamente se excede cuando una arteria presenta constricción. La turbulencia
ocurre mas frecuentemente en la anemia porque la viscosidad de la sangre es
menor.

Velocidad media

La velocidad media del movimiento de un líquido en un sistema de tubos es


inversamente proporcional al área de sección transversal total en ese punto.
Por lo tanto, la velocidad media de la sangre es rápida en la aorta, declina
paulatinamente en los vasos menores y es mínima en los capilares. La
velocidad media del flujo sanguíneo aumenta de nuevo cuando la sangre entra
en las venas y es relativamente rápida en la vena cava, aunque no tanto como
en la aorta. Clínicamente, la velocidad de la circulación a menudo se mide
inyectando una preparación de sales biliares en una vena del brazo y
registrando el tiempo en que aparece por primera vez el sabor amargo que
produce. El promedio del tiempo de circulación de brazo a lengua es de 15
seg.

Aunque la velocidad media de la sangre en la porción proximal de la aorta es


de 40 cm/seg, el flujo es fásico y la velocidad varía desde 120 cm/seg durante
la sístole hasta un valor negativo durante el reflujo transitorio antes de que las
válvulas aórticas se cierren en la diástole.

Viscosidad y resistencia

La resistencia al flujo sanguíneo se determina no sólo por el radio de los vasos


sanguíneos sino por la viscosidad de la sangre. La viscosidad depende en su
mayor parte del porcentaje del volumen de la sangre ocupado por los
eritrocitos y por la composición del plasma y la resistencia de las células a la
deformación.

Circulación sanguínea

El cuerpo de un adulto contiene cerca de 40 L de agua; de ellos, 25 están en


las células, 12 entre ellas (como plasma intersticial) y 3 en la sangre (como
plasma sanguíneo). Dos litros de agua celular corresponden a los glóbulos
sanguíneos. El volumen de sangre de un adulto es, por tanto, de unos 5 L.
Pero esos 5 L no son bombeados en un sistema rígido y cerrado. Los vasos
varían constantemente de volumen y una parte de ellos tiene fugas. Las
arterias y las venas pueden dilatarse y encogerse; las entradas y salidas de las
redes venosas locales se abren y se cierran. En las redes capilares, en las que
tenemos siempre cerca del 5% de nuestra sangre, están las fugas; a través de
las paredes de los capilares pasa la sangre, de modo que el plasma sanguíneo,
el intersticial y el agua celular mantengan un constante equilibrio. Se calcula
que toda el agua del plasma (3 L) se cambia una vez por minuto. Podemos
apreciar fácilmente estas fugas. Si se está parado mucho tiempo, se acumula la
sangre en las piernas. El aumento de presión en sus capilares puede entonces
hacer salir de ellos cerca de un litro de sangre y la parte inferior de la pierna se
hincha hasta que el aumento de presión en los tejidos detiene el paso.

Para circular con rapidez a través de los capilares, la sangre ha de bombearse a


una cierta presión. La presión sanguínea se debe a la fuerza de los latidos del
corazón y a la resistencia de las arterias. La fuerza de los latidos es mayor
cuando las venas se contraen; la resistencia crece si las arterias se estrechan.

Las presiones y velocidades de la sangre en las diversas partes de la


circulación general se resumen en la siguiente figura. Las relaciones generales
en la circulación pulmonar son semejantes, pero la presión en la arteria
pulmonar es de 25/10 mmHg o incluso menor

Diagrama de los cambios de presión y de velocidad cuando la sangre fluye por


la circulación general. TA, área total transversal de los vasos sanguíneos, la
cual aumenta de 4.5 cm2 en la aorta a 4500 cm2 en los capilares. RR,
resistencia relativa, la cual es máxima en las arteriolas.

Pulso arterial
La sangre impulsada hacia la aorta no sólo mueve a la sangra hacia delante,
sino también se establece una onda de presión que viaja por las arterias. La
onda de presión expande las paredes arteriales al viajar y la expansión es
palpable en forma de pulso. La velocidad a la que viaja la onda, que es
independiente de y mucho más rápida que la velocidad del flujo sanguíneo, es
de aproximadamente 4 m/seg en la aorta, 8 m/seg en las grandes arterias y 16
m/seg en las arterias pequeñas de adultos jóvenes. Consecuentemente, el pulso
se siente en la arteria radial en la muñeca cerca de 0.1 seg después del máximo
de expulsión sistólica en la aorta. Con la edad creciente, las arterias se vuelven
más rígidas y la onda del pulso se mueve más aprisa.

La presión en la aorta, en la arteria branquial y otras grandes arterias


normalmente sube, en un adulto joven, a un valor máximo (presión sistólica)
de 120 mmHg aproximadamente durante cada ciclo cardiaco y cae a un valor
mínimo (presión diastólica) de cerca de 70 mmHg. La presión arterial se anota
convencionalmente como presión sistólica sobre presión diastólica, por
ejemplo, 120/ 70 mmHg. La presión del pulso, o sea la diferencia entre
presiones sistólica y diastólica, normalmente es de 50 mmHg. La presión
media es la presión promedio durante todo el ciclo cardiaco, sólo puede ser
determinada integrando el área de la curva de presión.

La presión cae muy ligeramente en las arterias de grueso y medio calibre


porque su resistencia al flujo es pequeña; pero lo hace ligeramente en las
arterias y arteriolas, que son los sitios principales de la resistencia periférica
contra la que bombea el corazón. La presión del pulso también declina
rápidamente hasta cerca de 5 mmHg al final de las arteriolas. La magnitud de
la caída de la presión a través de las arteriolas varía considerablemente según
si están dilatadas o contraídas.

Efecto de la gravedad

Las presiones representadas en la figura anterior son las correspondientes a las


que existen en los vasos sanguíneos a nivel del corazón. La presión en
cualquier vaso por debajo del nivel del corazón está aumentada y la de
cualquier vaso por encima del corazón está disminuida por efecto de la
gravedad. La magnitud del efecto gravitacional, el producto de la densidad de
la sangre, la aceleración de la gravedad y la distancia vertical arriba o abajo
del corazón, es de 0.77 mmHg/cm a la densidad de la sangre normal. Así, en
posición de pie, cuando la presión arterial media a nivel del corazón es de 100
mmHg, la presión media en una arteria grande de la cabeza (50 cm arriba del
corazón) es de 62 mmHg y la presión de una arteria grande del pie (105 cm
abajo del corazón) es de 180 mmHg.
La figura muestra los efectos de la gravedad sobre las presiones arterial y
venosa. La escala de la derecha indica el incremento (o decremento) de la
presión media en una arteria grande a cada nivel. La presión media en todas
las arterias grandes es aproximadamente de 100 mmHg cuando están al nivel
del ventrículo izquierdo. La escala de la izquierda indica el incremento de
presión venosa a cada nivel debido a la gravedad. Los manómetros a la
izquierda de la figura indican la altura a la cual subiría una columna de sangre
en un tubo si se conectase a una vena del tobillo (A), a la vena femoral (B) ó a
la aurícula derecha (C), estando el sujeto de pie. Las presiones aproximadas en
estos sitios, cuando el individuo esta acostado - esto es, cuando el tobillo, la
ingle, y la aurícula derecha se encuentran al mismo nivel - son: (A), 1 0
mmHg; (B), 7.5 mmHg, y (C), 4.6 mmHg.
Gasto cardiaco

La cantidad de sangre bombeada de cada ventrículo por latido, es cerca de 70


ml en un hombre de tamaño medio, en reposo y en posición supina (70 ml del
ventrículo izquierdo y 70 ml del derecho, con las dos bombas ventriculares en
serie). La cantidad de sangre expulsada por el corazón por unidad de tiempo
es el gasto cardíaco. En un hombre reposando en posición supina, tiene un
promedio aproximado de 5.0 L/min (70 ml x 72 latidos/min). Hay una
correlación entre el gasto cardiaco y la superficie corporal. El gasto por
minuto por metro cuadrado de superficie corporal es de 3.2 litros en promedio.
Los efectos de diversas situaciones sobre el gasto cardiaco están resumidos en
el siguiente cuadro, los cambios aproximados por ciento se dan en paréntesis:

Condición o factor
No cambia con Sueño

Cambios moderados en la temperatura ambiente


Aumenta con Ansiedad y excitación (50 – 100%)

Comida (30%)

Ejercicio (hasta 700%)


Temperatura ambiente alta

Embarazo

Adrenalina
Disminuye con Sentarse o levantarse de la posición supina (20 – 30%)

Arritmias rápidas

Enfermedades cardiacas

Métodos para medir la presión arterial

Si se inserta una cánula en una arteria, la presión se mide directamente con un


manómetro de mercurio o con un transductor de presión convenientemente
calibrado y un oscilógrafo dispuesto para registrarla directamente sobre una
tira de papel en movimiento. Cuando se liga una arteria más allá del punto de
inserción de la cánula, se registra una presión terminal. El flujo en la arteria se
interrumpe y toda la energía cinética del flujo se convierte en energía de
presión. Si, alternativamente, se inserta un tubo en T en el vaso y se mide la
presión en el brazo lateral del tubo, en condiciones en que la caída de presión
debida a la resistencia sea insignificante, la presión lateral registrada es menor
que la presión terminal por la energía cinética del flujo. Esto se debe a que en
un tubo o en un vaso sanguíneo la energía total - la suma de la energía cinética
de flujo y la energía de presión - es constante (principio de Bernoulli).

Es de mencionar que la caída de presión en cualquier segmento del sistema


arterial se debe tanto a la resistencia como a la conversión de la energía
potencia¡ en cinética. La caída de presión debida a la pérdida de energía para
vencer la resistencia es irreversible, puesto que la energía es disipada como
calor; pero la caída de presión debida a la conversión de la energía potencial
en cinética cuando un vaso se estrecha, es revertida cuando el vaso se
ensancha de nuevo.

La figura muestra el Principio de Bernoulli. Cuando el líquido fluye por la


porción estrecha del tubo, la energía cinética del flujo aumenta a medida que
aumenta la velocidad, y la energía de presión disminuye. En consecuencia, la
presión (P) es menor de lo que habría sido en ese punto si el tubo no se
hubiese estrechado. La línea interrumpida indica cuál hubiera sido la caída de
presión debida a fuerzas de fricción si el tubo hubiese sido de diámetro
uniforme.

ALGUNOS DATOS:

 La cantidad de sangre expulsada por cada ventrículo en cada


contracción en reposo es de 70 a 90 ml. El del volumen ventricular
diastólico final es alrededor de 130 ml. Por lo tanto, la fracción de
expulsión, el porcentaje del volumen ventricular expulsado con cada
latido es casi de 65% y aproximadamente 50 ml de sangre permanecen
en cada ventrículo al final de la sístole.

 Las características de varios tipos de vasos sanguíneos en el hombre se


resumen en la siguiente tabla:

Características de varios tipos de vasos sanguíneos en el hombre

Todos los vasos de cada tipo


Espesor Área de sección Porcentaje del
Diámetro
de la total volumen
de la luz
pared aproximada sanguíneo
(cm2) contenido
Aorta 2.5 cm 2 mm 4.5 2
Arteria 0.4 cm 1 mm 20 8
Arteriola 30  m 20  m 400 1
Capilar 5m 1m 4500 5
Vénula 20  m 2m 4000
Vena 0.5 cm 0.5 mm 40 54
Vena cava 3 cm 1.5 mm 18

 El volumen sanguíneo circulante total normal es aproximadamente 8%


del peso corporal (5600 ml en un hombre de 70 kg). Cerca de 55% de
este volumen es el plasma.

 El agua del cuerpo humano se cambia totalmente cada dos semanas


(unos 20 litros por semana) y se elimina a través de los riñones, la pile
y los pulmones, en tanto es absorbida por la sangre a través del tubo
digestivo.
 En reposo, por lo menos 50% del volumen sanguíneo circulante se halla
en las venas generales; 12% se encuentra en las cavidades del corazón y
18% en la circulación pulmonar de baja presión; sólo 2% en la aorta;
8% en las arterias, 1% en las arteriolas y 5% en los capilares.

 La presión en las venas es demasiado baja para hacer volver a sangre al


corazón. Por ello, las del tronco y extremidades tienen válvulas que
impiden a la sangre fluir en sentido inverso. Muchas venas principales
tienen al lado una arteria: cuando la onda arterial llega, comprime la
vena y empuja la sangre venosa hacia el corazón. Las contracciones
musculares del cuerpo tienen un efecto semejante.

 En un individuo que vive 70 años los latidos cardíacos son más de 2


billones y medio, una cantidad de energía como para elevar un tren
hasta la cima del Mont Blanc. En solo 24 horas el trabajo del corazón
equivale a cerca de 20000 kg, lo que significa levantar un peso de 20
Ton a un metro o un kilo a 20000 m de altura.

 En términos de potencia, el ventrículo izquierdo del corazón en reposo,


bombea 83 ml/seg (5 L/min) con una presión promedio de 100 mmHg,
la energía producida es 8300 mmHg x ml/seg que representa 1.1 x
107dinas cm/seg; si la potencia correspondiente al ventrículo derecho
del corazón es 1/5 que la anterior con 20 mmHg de presión ó 0.2 x
107 dinas cm/seg, la potencia total del corazón es 1.3 x 107 dinas
cm/seg. 1 dina cm (ó erg)/seg es 10-7 Watt o 1.34 x 10-10 HP, luego la
potencia mecánica del corazón en un humano en reposo es 1.3 Watt,
una cifra no muy impresionante. Sin embargo, en términos del trabajo
total realizado en u día, el corazón es mucho más impresionante; si este
bombea 5 L de sangre/min durante 24 horas, este bombeará un volumen
de 7200 L/día que con una presión promedio de 100 mmHg, generará
112 KW – hr de trabajo por día. Con una duración de vida de 70 años,
el corazón genera cerca de 2.9 millones de KW – hr de trabajo nada
mal para una planta de energía que pesa solo unos centenares de
gramos. Se ha estimado que el trabajo del corazón podría levantar 30
Ton hasta la cima del monte Everest durante un promedio de vida de 70
años.

 La siguiente figura ilustra el cambio en la presión, el área de la sección


transversal, la velocidad del flujo sanguíneo y la capacidad vascular en
varias porciones del sistema circulatorio
 La siguiente figura muestra la influencia del ejercicio (corriendo) o
cuando se está de pie en la presión en venas de diferentes sitios. El área
sombreada indica cuando está corriendo y el área en blanco indica
cuando está parado.

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