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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
formulaciones, teniendo como destinatarios a estudiantes y
profesores de literatura de secundaria y universitarios1.
1.1. La narratología
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
discurso tomado en su literalidad (1969:
20).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
Innumerables son los relatos del mundo.
Hay en primer lugar una variedad
prodigiosa de géneros, distribuidos entre
sustancias diferentes, como si toda
materia le sirviera al hombre para
confiarle sus relatos: el relato puede ser
soportado por el lenguaje articulado, oral o
escrito, por la imagen, fija o móvil, por el
gesto y por la mezcla ordenada de todas
estas sustancias; está presente en el mito,
la leyenda, la fábula, el cuento, la novela,
la epopeya, la historia, la tragedia, el
drama, la comedia, la pantomima, el
cuadro (piénsese en la Santa Úrsula de
Carpaccio), el vitral, el cine, las historietas,
la noticia, la conversación (p. 7).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
como transmisión verbal; se sabe también
que este dominio se encuentra
actualmente en plena actividad (cf. Claude
Bremond, el Todorov de Gramática del
Decamerón, Greimas y su escuela, y
muchos otros fuera de Francia), habiéndo-
se por otra parte separado muy
recientemente los dos tipos de estudio: la
Introducción al análisis estructural de los
relatos de Roland Barthes (1966) y la
Poética de Todorov (1968) estaban aún a
caballo sobre los dos (1983: 12).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
[...] abogaré de buena gana (aunque sin
ilusiones) por un empleo estricto, es decir,
referido al modo, no solamente del término
(técnico) narratología, sino también de las
palabras relato o narrativo, cuyo uso
corriente era hasta ahora más bien razona-
ble, y que se ven amenazadas de inflación
desde hace algún tiempo (1983: 12-13).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
contar]: relatar, en sentido propio, es
«enumerar» los detalles de un aconte-
cimiento [...] (1986: 93).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
En el sintagma «discurso oral o escrito», los califica-
tivos hacen referencia a dos de las materias, fónica y gráfica,
en que puede manifestarse el plano de la expresión
(Hjelmslev 1943) de una lengua. Se presupone, entonces, que
el discurso es de naturaleza verbal (= lingüística), lo que
permite el establecimiento de la equivalencia entre dicho
sintagma y el de «enunciado narrativo».
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La narración literaria. Teoría y análisis
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comprender la narratividad literaria, en todos sus niveles
constitutivos, como una estructura dinámica.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Es necesario, para la correcta intelección de lo que
sigue, retener la significación conceptual específica que
Genette le da al término «narración» (= acto lingüístico
mediante el cual el narrador genera el relato dirigido al
narratario), pues es frecuente en la actualidad su utiliza-
ción en el sentido de «discurso generado por el narrador»
(que es precisamente lo que Genette llama «relato»). Se
habla así de la «narración» como de un tipo de secuencia
discursiva que da cuenta de las transformaciones que
afectan a los actores de una historia, contraponiéndola —
entre otras— a la «descripción», entendida como un tipo de
secuencia discursiva que da cuenta de los estados de los
actores, afectados por las transformaciones, y a la «argu-
mentación», tipo de secuencia discursiva que explicita la
lógica subyacente a dichos estados y transformaciones3.
Como veremos más adelante, «narración» en el sentido de
Genette debe entenderse como «enunciación narrativa», no
como «enunciado narrativo»; como «acción de narrar», no
como «efecto de narrar».
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La narración literaria. Teoría y análisis
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remite a la teoría platónica de los modos
de representación, en la que se opone a la
mimésis. Diégésis es el relato puro (sin
diálogo) opuesto a la mimésis de la repre-
sentación dramática y a todo lo que, por el
diálogo, se insinúa de ella en el relato, que
se convierte así en impuro, es decir, en
mixto. Diégésis, pues, no tiene nada que
ver con diégèse; o, si se prefiere, diégèse (y
yo no tengo nada que ver en eso) no es de
ninguna manera la traducción francesa de
diégésis. Las cosas pueden complicarse en
el nivel de los adjetivos (o desgra-
ciadamente de la traducción: la palabra
francesa y la palabra griega se neutralizan
fastidiosamente en la única inglesa
diegesis)4 (1983: 13).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
En concordancia con esto, debemos precisar que la
historia, en su sentido narratológico, no es una realidad
exterior al texto narrativo, sino una construcción sintácti-
co-semántica realizada por el lector a partir de los datos
contenidos en el relato y guiándose por criterios lógicos y
cronológicos que le permiten situar, unos con relación a
otros, los acontecimientos relatados. Como veremos, lo
mismo ocurre, aunque guardando su especificidad
estructural, con la narración, en la medida en que se la
concibe como una instancia del texto que no se confunde con
el trabajo de escritura llevado a cabo por el escritor. Genette
apunta en esta dirección cuando precisa:
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Un texto narrativo literario7 puede ser analizado en
tres planos constitutivos que establecen entre sí relaciones
de dependencia recíproca: el de la narración, el del relato y el
de la historia.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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el componente textual que le permite al mismo tiempo al
narrador dirigirse al narratario y referirse al actor, lo que
pone en evidencia el carácter interdependiente de los tres
planos.
1.3. Objetivos
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La narración literaria. Teoría y análisis
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los textos narrativos literarios, proponiendo un sistema de
conceptos que, de una parte, delimite lo más detalladamente
posible las relaciones que la constituyen, y, de otra, funda-
mente una metodología de análisis que permita pasar del
modelo abstracto al texto concreto, meta última de toda teoría
semiótica que se quiera operatoria.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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2. ESTRUCTURA DEL PLANO DE LA NARRACIÓN
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La narración literaria. Teoría y análisis
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2.1.1. Narrador y narratario
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La narración literaria. Teoría y análisis
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ingenua de un período original en que un
hombre completo descubriría un
semejante, igualmente completo, y entre
ellos, poco a poco, se elaboraría el
lenguaje. Esto es pura ficción. Jamás
alcanzamos al hombre reducido a sí
mismo e ingeniándose por concebir la
existencia del otro. Es un hombre que
habla el que encontramos en el mundo, un
hombre que habla a otro hombre, y el
lenguaje enseña la definición misma del
hombre (1958: 259).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Como ilustración de esto, veamos el siguiente
fragmento tomado del comienzo de El periquillo sarniento
(1816), de José Joaquín Fernández de Lizardi:
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La narración literaria. Teoría y análisis
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por la instancia de la enunciación. [...] Por
el momento distinguiremos el componente
sintáctico —o sintaxis discursiva—
encargada de la discursivización de las
estructuras narrativas y que conlleva tres
componentes de actorialización, de
temporalización y de espacialización [...] y
el componente semántico —o semántica
discursiva— con sus subcomponentes de
tematización y de figurativización que
apuntan a producir discursos abstractos o
figurativos» (1979: 159-160).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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los cuales es portador y portavoz, evalúa no sólo lo relatado
sino también, de manera previa, lo que le parece importante
relatar, introduciendo en el discurso verbal y en la
información comunicada, generados por él en su condición
de locutor e informador, un tejido de polarizaciones y
tensiones que es índice de la toma de partido axiológica que
necesariamente lleva a cabo.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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las que ponen en escena relaciones
mediatizadas entre sujetos y objetos, entre
sujetos y sujetos (recordemos que hay
valor allí donde hay norma y que hay
norma allí donde hay relación mediatizada
entre actantes), es decir, las que consisten
en manipulaciones de instrumentos (el
instrumento es un mediador entre un
sujeto individual y un objeto o material
utilitario), en manipulaciones de signos
lingüísticos (el lenguaje es mediador entre
un sujeto individual y otro sujeto indivi-
dual o plural), en manipulaciones de leyes
(la ley es un mediador entre el sujeto
individual y sujetos colectivos), y en
manipulaciones de cánones estéticos (el
marco estético es mediador entre un sujeto
individual sensorial y colecciones de
sujetos o de objetos no utilitarios). [...] La
relación objeto y punto de aplicación de la
evaluación tenderá entonces a presentarse
en texto como saber-hacer, saber-decir,
saber-vivir y saber-gozar de los actantes
semióticos [...] (p. 24).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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que él es el traidor de la historia; con el propósito de
garantizar la escucha hasta el final, recurre a la estrategia
discursiva de disfrazar las identidades.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Obsérvese en cada uno de los pasajes citados la
importancia que reviste la preposición para (dependiente de
la verbalización), que «denota la utilidad, fin o término a que
se encamina una acción» (Pequeño Larousse Ilustrado). En
efecto, Moon, Nolan y Scharlach han hecho cada uno algo
específico con la finalidad expresa de que sus destinatarios
Borges, Ryan y Lönrot no pudieran no hacer lo que los
primeros habían previsto, y todos ellos han salido airosos en
su hacer manipulatorio.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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puede informar (= no es competente para comunicar un saber
diegético) que otro que puede no informar (= es competente
para no comunicar —si quiere o debe no hacerlo— dicho
saber).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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2.1.3. Estratificación
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Podemos observar claramente que el acto narracional
de Andrés-narrador se desarrolla en un primer nivel, que Ge-
nette (1972: 238-239) propone denominar extradiegético; las
acciones de Andrés-actor y de Tránsito-actora, en un segun-
do nivel, denominado diegético o intradiegético, y las acciones
de Tránsito-actora y de otros actores, en un tercer nivel, lla-
mado metadiegético.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Estos términos han sido formados a partir del lexema
diegético que, como hemos visto, significa «relativo a la histo-
ria relatada», combinado con los prefijos extra-, intra- y meta-,
para designar respectivamente lo que se sitúa en el «exterior»,
en el «interior» o «más allá» del nivel diegético.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Por otra parte, el número de estratos narracionales
posibles en un texto narrativo no se reduce necesariamente a
dos, ya que en el interior del plano de la historia del estrato
secundario puede abrirse otro estrato al asumir uno de los
actores el rol de narrador, y así indefinidamente (por lo
menos en teoría). El narrador de este tercer estrato se
denomina, como es de esperarse, metadiegético. La
denominación del narrador del cuarto estrato y los
subsiguientes no deja de plantear problemas. Una salida fácil
aunque machacona es la que consiste en añadir cada vez el
prefijo meta- al término precedente.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Los recité sin un solo error; me hizo repetir
esa lista cinco o seis veces. Al fin me dijo:
—Veo que has acatado las
instrucciones. De nada te valdrían, sin
embargo, si no fueras aplicado y valiente.
Me consta que lo eres; he resuelto desoír a
los que niegan tu capacidad; te someteré a
una sola prueba, la más desamparada y la
más difícil. Hace treinta años, en las
cumbres del Líbano, yo la ejecuté con
felicidad; pero antes los maestros me
concedieron otras pruebas más fáciles: yo
descubrí una moneda en el fondo del mar,
una selva hecha de aire, un cáliz en el
centro de la tierra, un alfanje condenado al
Infierno [...] (p. 25-26).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Es importante insistir en el hecho de que hablamos de
la existencia de varios estratos narracionales en un texto,
sólo cuando en el plano de la historia de uno de ellos un
actor asume el rol de narrador, lo que automáticamente ac-
tualiza la triada narración/relato/historia. Este fenómeno
estructural no debe ser confundido con el de la existencia de
varios narradores sucesivos en el interior de un mismo estrato.
Veamos un ejemplo para mayor claridad.
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
En el canto IV de la Odisea, de Homero, un narrador
extradiegético anónimo relata la visita que Telémaco, el hijo
de Odiseo, hace a Menelao, esposo de Helena. El
reconocimiento de Telémaco evoca en sus anfitriones el
recuerdo de Odiseo, lo que provoca la aparición de varios
relatos concernientes al héroe. Consideremos el siguiente
fragmento:
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
no se le descubriría a los troyanos hasta
que llegara nuevamente a las tiendas y a
las veleras naves, entonces me refirió todo
lo que tenían proyectado los aqueos [...].
Respondióle el rubio Menelao:
-[...] ¡Qué no hizo y sufrió aquel fuerte
varón en el caballo de pulimentada
madera, cuyo interior ocupábamos los
mejores argivos para llevar a los troyanos
la carnicería y la muerte! Viniste tú en
persona (pues debió de moverte algún
numen que anhelaba dar gloria a los
troyanos) y te seguía Deifobo, semejante a
los dioses. Tres veces anduviste alrededor
de la hueca emboscada, tocándola y
llamando por su nombre a los más
valientes dánaos; y, al hacerlo, remedabas
la voz de las esposas de cada uno de los
argivos. Yo y el Tidida, que con el divinal
Odiseo estábamos en el centro, te oímos
cuando nos llamaste y queríamos salir o
responder desde dentro; mas Odiseo lo
impidió y nos contuvo a pesar de nuestro
deseo. Entonces todos los demás hijos de
los aqueos permanecieron en silencio y
sólo Anticlo deseaba responderte con
palabras; pero Odiseo le tapó la boca con
sus robustas manos y salvó a todos los
aqueos con sujetarle continuamente hasta
que te apartó de allí Palas Atenea (pp.
92-93).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
Resulta claro que Helena y Menelao, actores, conjunta-
mente con Telémaco, Pisístrato y otros, de la historia relatada
por el narrador extradiegético, se convierten en narradores
intradiegéticos sucesivos de historias (situadas por consi-
guiente en el nivel metadiegético) en las que ellos mismos
figuran como actores al lado de Odiseo. El discurso del
narrador extradiegético, que enmarca los relatos de Helena y
Menelao, señala explícitamente el paso de uno a otro en el
mismo estrato intradiegético. No puede, pues, decirse que
Menelao es un narrador metadiegético porque su relato viene
después del de Helena, ya que la sucesión temporal no es un
criterio determinante de la estratificación.
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
Ahora bien, hemos visto que la instancia narracional
pone en juego a la pareja narrador/narratario. En
consecuencia, debemos preguntarnos cómo determina la
estratificación a este último.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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La regla implícita operante en la determinación de
estas relaciones podría formularse así: a un narrador de un
estrato narracional determinado le corresponde
necesariamente como correlato un narratario situado en el
mismo estrato. Esto implica que, en principio, es imposible
que un narrador extradiegético, por ejemplo, se dirija a un
narratario intradiegético, y así por el estilo. Por supuesto, hay
que evitar confundir el rol con el sujeto que lo asume. Para
explicar esto, consideremos el siguiente ejemplo —forjado a
propósito por nosotros a partir del cuento «Acuérdate», de
Juan Rulfo:
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
Como lo muestra el esquema, es obvio que el narrador
extradiegético no se dirige en su discurso al Jacinto
intradiegético, del cual lo separan no sólo un estrato
narracional sino además cerca de quince años. Lo que ocurre
es que el sujeto Jacinto asume dos roles narracionales en
dos estratos diferentes y en dos épocas distintas de su vida.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Sin embargo, Genette señala la existencia de cierto
tipo de transgresiones en las relaciones jerárquicas exis-
tentes entre los estratos narracionales:
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La narración literaria. Teoría y análisis
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volvamos a nuestros dos viajeros». Sterne
llevaba las cosas hasta solicitar la inter-
vención del lector, a quien se le rogaba que
cerrara la puerta o que ayudara a Mr.
Shandy a volver a su lecho, pero el
principio es el mismo: toda intrusión del
narrador o del narratario extradiegético en
el universo diegético (o de personajes
diegéticos en un universo metadiegético,
etc.), o inversamente, como en Cortázar,
produce un efecto de extrañeza ya graciosa
(cuando se la presenta, como Sterne o
Diderot, en tono de broma), ya fantástica
(1972: 244).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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en las mañanas que precedieron su
muerte (pp. 9-10).
2.1.4. Participación
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Bogotá hacía pocos años, y famoso en toda
la República por aquel tiempo.
En la noche víspera de mi viaje,
después de la velada, entró a mi cuarto
una de mis hermanas, y sin decirme una
sola palabra cariñosa, porque los sollozos
le embargaban la voz, cortó de mi cabeza
unos cabellos: cuando salió, habían
rodado por mi cuello algunas lágrimas
suyas.
Me dormí llorando y experimenté como
un vago presentimiento de muchos
pesares que debía sufrir después. Esos
cabellos quitados a una cabeza infantil,
aquella precaución del amor contra la
muerte delante de tanta vida, hicieron que
durante el sueño vagase mi alma por todos
los sitios donde había pasado, sin
comprenderlo, las horas más felices de mi
existencia (pp. 3-4).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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acciones que lleva a cabo, hace posible que la historia tenga
lugar. Según el otro modo, menos frecuente y muy des-
cuidado por el análisis, el narrador es sólo un actor testigo,
es decir, un actor que participa en la historia observándola,
padeciéndola, girando alrededor de otro actor sobre el cual
recae el papel protagónico.
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
[...] todo sucede como si su rol de
narrador, y su función, en cuanto que
narradores, de puesta en relieve del héroe,
contribuyera a borrar su propia conducta,
o más exactamente a hacerla transparente,
y con ella su personaje: por importante
que pueda ser su rol en tal o cual
momento de la historia, su función
narrativa oblitera su función diegética
(1983: 69).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Genette cita «La forma de la espada» (1944), de Borges,
como «el ejemplo más espectacular» de este tipo de
transgresión:
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
«Borges: a usted que es un desconocido,
le he hecho esta confesión. No me duele
tanto su menosprecio.»
Aquí el narrador se detuvo. Noté que le
temblaban las manos.
—¿Y Moon?— le interrogué.
—Cobró los dineros de Judas y huyó al
Brasil.
Esa tarde, en la plaza, vio fusilar un
maniquí por unos borrachos.
Aguardé en vano la continuación de la
historia. Al fin le dije que prosiguiera.
Entonces un gemido lo atravesó;
entonces me mostró con débil dulzura la
corva cicatriz blanquecina.
—¿Usted no me cree? —balbució—. ¿No
ve que llevo escrita en la cara la marca de
mi infamia? Le he narrado la historia de
este modo para que usted la oyera hasta el
fin. Yo he denunciado al hombre que me
amparó: yo soy Vincent Moon. Ahora
desprécieme (pp. 326-327).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
negro) introduce una dosis [...] de homodie-
geticidad en el relato, puesto que coloca al
narrador en posición de contemporáneo, y
por consiguiente más o menos de testigo:
es ésta, evidentemente, una de las transi-
ciones entre los dos tipos de situaciones
narrativas (1983: 53).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
No me lo van a creer, es como en las
cintas de biógrafo, las cosas son como
vienen y vos las tenés que aceptar, si no te
gusta te vas y la plata nadie te la devuelve.
Como quien no quiere ya son veinte años y
el asunto está más que prescrito, así que
lo voy a contar y el que crea que macaneo
se puede ir a freír buñuelos.
A Montes lo mataron en el bajo una
noche de agosto. A lo mejor era cierto que
Montes le había faltado a una mujer, y que
el macho se lo cobró con intereses. Lo que
yo sé es que a Montes lo mataron de atrás,
de un tiro en la cabeza, y eso no se perdo-
na. Montes y yo éramos carne y uña,
siempre juntos en la timba y el café del
negro Padilla, pero ustedes no se han de
acordar del negro. También a él lo
mataron, un día si quieren les cuento (p.
303).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
Ahora bien, el narrador de este cuento es
homodiegético, y más específicamente autodiegético, puesto
que la venganza que relata es llevada a cabo por él mismo. El
narratario, por el contrario, es heterodiegético, ya que no
participa como actor en la historia que se le relata, sino que
permanece como simple destinatario.
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
Tenemos, pues, que el criterio de la participación es
aplicable tanto al narrador como al narratario. Hemos
documentado, además, la existencia del narratario
autodiegético («Usted se tendió a tu lado», «Tu sangre,
muchacho, tu sangre»). Nada se opone, por lo menos
teóricamente, a la existencia de un narratario paradiegético:
se le relataría una historia en la cual participaría como actor,
pero en calidad de testigo. Nosotros no hemos encontrado
todavía un ejemplo que lo ilustre.
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
formas gramaticales no son más que una
consecuencia mecánica): hacer relatar la
historia por uno u otro de sus «per-
sonajes», o por un narrador extraño a esta
historia. La presencia de verbos en
primera persona en un texto narrativo
puede, pues, remitir a dos situaciones
muy diferentes, que la gramática confunde
pero que el análisis narrativo debe dis-
tinguir: la designación del narrador en
cuanto tal por él mismo, como cuando
Virgilio escribe «Arma virumque cano...», y
la identidad de persona entre el narrador y
uno de los personajes de la historia, como
cuando Crusoe escribe: «Nací en York en
1632...». El término «relato en primera
persona» no se refiere, evidentemente, más
que a la segunda de estas situaciones, y
esta disimetría confirma su impropiedad.
En la medida en que el narrador puede en
todo momento intervenir como tal en el
relato, toda narración es, virtualmente,
hecha en primera persona (así fuese en el
plural académico, como cuando Stendhal
escribe: «Confesaremos que... hemos
comenzado la historia de nuestro héroe...»).
El verdadero problema es saber si el
narrador tiene o no la ocasión de emplear
la primera persona para designar uno de
sus personajes (1972: 252).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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«Emma Zunz» (1949), de Jorge Luis Borges, cuyo narrador es
heterodiegético:
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
estaba, y amenazaba con echarnos de la
casa que está en tierras de él, y mi tío le
metió la mentira de que se había escapado
río abajo, esperando que hubiera modo de
embarcarla, y en esas estábamos, cuando
el blanco nos buscó para que lo bajáramos
en la balsa... (pp. 68-69).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Si comparamos este esquema con el primero,
obtenemos los siguientes resultados:
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La narración literaria. Teoría y análisis
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En el esquema 5, Andrés es un narrador
extra-homodiegético por las razones ya anotadas. Por su
parte, Briñes es un narrador intradiegético porque se
inscribe como tal en el estrato secundario, y al mismo tiempo
es un narrador heterodiegético, puesto que no participa como
actor en la historia de Tránsito que le relata a Andrés.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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¡Bendito sea mi Dios que no me ha dejado
morir de necesidad!
Y luego, como el padre Cura le
manifestase deseo de conocer su historia,
El Tullido habló así:
—A los siete meses de casao, me
comprometí con los Herreras a iles a
componer un molino, puallá a Volcanes,
qu'es la cañada más fea y más enferma
que hay. Me fuí apenas conseguí dos ofi-
ciales, y desde el día en que llegamos
encomenzamos los trabajos. Ibamos ya
muy adelante, y hasta creíamos que
íbamos a acabar antes de mes y medio
qu'er'el tiempo que habíamos calculado;
pero resultó que los aserradores cayeron
con fríos en la misma semana, y, como los
llevábamos alcanzaos, nos quedamos de
balde (p. 89).
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Queda claro, en consecuencia, que la distinción entre
narrador extra-, intra- y metadiegético, derivada del criterio
de la estratificación, es diferente a la que existe entre
narrador homo- y heterodiegético, derivada del criterio de la
participación19. Asimismo, queda claro que el análisis de la
instancia narracional pasa por su caracterización en térmi-
nos de estratificación y de participación.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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2.2. Las coordenadas narracionales
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La narración literaria. Teoría y análisis
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considerar el tiempo bajo tres aspectos: físico, crónico y
lingüístico. Respecto del primero, declara:
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La narración literaria. Teoría y análisis
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Esta escala es el calendario, que, en su organización
interna, responde a tres condiciones: la primera, llamada
estativa, permite situar el «momento axial que suministra el
punto cero del cómputo: un acontecimiento tan importante
que, se considera, da a las cosas un curso nuevo (nacimiento
de Cristo o de Buda, advenimiento de tal soberano, etc.)»; la
segunda, llamada directiva, «se enuncia por los términos
opuestos “antes.../después...” con relación al eje de refe-
rencia»; finalmente, la tercera, llamada mensurativa, «fija un
repertorio de unidades de medida que sirve para denominar
los intervalos constantes entre las recurrencias de fenómenos
cósmicos» (1965: 71), lo que permite hablar de días, meses,
años y demás subdivisiones.
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La narración literaria. Teoría y análisis
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En concordancia con lo anterior, el acto narracional
del narrador, en cuanto que ejercicio discursivo de la lengua,
tiene siempre lugar en un presente que no es otro que el de
la enunciación. Por tanto, no tiene sentido hablar de
narración en presente, pasado o futuro como alternativas
paradigmáticas, pues ella es siempre un puro presente: es el
relato, es decir, el discurso verbal producido por el narrador y
dirigido al narratario, el que puede estar en tiempo presente,
pasado o futuro, lo que, como veremos, produce efectos con
relación a la localización temporal de la historia respecto de
la enunciación narracional. Genette presenta este punto en
los siguientes términos:
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la distancia temporal que separa el
momento de la narración del de la historia.
En el relato clásico «en tercera persona»,
esta distancia está generalmente como
indeterminada, y el asunto sin pertinencia,
en la medida en que el pretérito señala
una especie de pasado sin edad: la historia
puede estar fechada, como a menudo en
Balzac, sin que la narración lo sea (1972:
232).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
recordando su figura legendaria, pero
nadie dirá la verdad porque llevamos año y
medio de olvido obligado y el pasado, por
más que esté lleno de cruces, no puede ser
removido. [...]
Todo eso lo recordará seguramente
Agripina mañana, cuando llegue a San
Bartolomé, rodeada de los amigos de su
marido y seguida por sus hijas, vestidas
como ella, del negro que tantas viudas y
huérfanos guardaron y siguen guardando
cada año. Tuluá entonces podrá vivir el
último minuto de su pánico porque estará
seguro que los bandidos no se quedarán
con esa y el entierro de León María se
convertirá en el carnaval de muerte que no
pudieron celebrar porque el cambio de
gobierno los cogió de sorpresa. Por eso las
puertas están cerradas hoy, y mañana
estarán casi que selladas mientras Ago-
bardo Potes toque a muerto en San
Bartolomé. Cóndores no entierran todos
los días (pp. 162-163).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
Un ejemplo de ello lo encontramos en La vorágine, al
final de la cual el relato de Arturo Cova hace converger la
historia con el momento de la escritura narracional, llegando
incluso hasta a anticipar lo que ocurrirá después:
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
Otro problema, distinto al de la distancia temporal que
separa el momento de la narración del de la historia, es la
diferencia existente entre la localización y la duración del acto
narracional. Siempre podemos decir, así sea de manera muy
general, si una narración es ulterior, simultánea o anterior a
la historia, pero casi nunca podemos precisar cuánto tiempo
ha transcurrido durante la narración, por lo menos cuando
ésta es extradiegética. Al respecto, Genette afirma:
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La narración literaria. Teoría y análisis
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entonces para acostarse en sus respectivas casas; y así que
se descubrió la hija de la mañana [...] (p. 247). La narración
de Odiseo dura, en consecuencia, casi una noche entera.
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
puesto que se trata de una narración en
varias instancias, y en la que la historia y
la narración pueden entremezclarse de tal
modo que la segunda reaccione sobre la
primera: es lo que sucede en particular en
la novela epistolar con varios co-
rresponsales, donde, como se sabe, la
carta es a la vez medio del relato y
elemento de la intriga. Puede ser también
la más delicada, incluso la más rebelde al
análisis, cuando la forma del diario se
debilita para desembocar en una especie
de monólogo retrospectivo [après coup] con
posición temporal indeterminada, incluso
incoherente: los lectores atentos de El
extranjero20 no han dejado de encontrar
estas incertidumbres que son una de las
audacias, tal vez involuntaria, de este
relato (1972: 229-230).
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
Este procedimiento configura de manera particular la
competencia cognitiva semántica del narrador, pues éste sólo
puede relatar lo que ha ocurrido hasta el momento en que se
dispone a narrar. En consecuencia, a medida que la historia
transcurre, el saber diegético del narrador aumenta. En la
narración ulterior, por el contrario, el narrador está situado
temporalmente después de que la historia ha transcurrido,
de modo que su competencia cognitiva aparece como ya
adquirida, no en proceso de adquisición. Sin embargo, puede
decirse que la narración intercalada es una variante
fragmentada de la narración ulterior, pues en general cada
acto narracional se refiere a un segmento de historia que ya
ha tenido lugar. Por supuesto, nada impide imaginar una
narración intercalada en futuro: el narrador consigna
sucesivamente, en diferentes momentos, lo que ocurrirá. No
sabemos qué pueda resultar de algo así.
Finalmente, no sobra decir que en un texto narrativo
dado pueden combinarse varios o todos estos tipos de narra-
ción. En La vorágine, por ejemplo, durante la mayor parte del
relato de Cova domina la narración ulterior, pero hacia el
final, cuando el relato toma la forma de un diario que registra
los acontecimientos inmediatos, es la narración intercalada
la que se impone.
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La narración literaria. Teoría y análisis
Eduardo Serrano Orejuela
Ahora bien, la espacialización de la narración pone en
evidencia un orden de problemas muy complejo. La razón de
fondo es la siguiente: la lengua, medio de producción del
relato verbal, conlleva en su estructura un componente tem-
poral que obliga a situar aquello de que se habla (el referente)
con relación al momento de la enunciación, ya en el pasado,
en el presente o en el futuro, pero no conlleva un compo-
nente espacial que produzca efectos similares. Así, podemos
referirnos a algo sin situarlo espacialmente, como también
podemos no hacer referencia alguna, en nuestro discurso, al
lugar desde el cual enunciamos.
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de la historia, de la narración heterotópica, que se produce
cuando los espacios son diferentes.
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sirvió de nosotros como si fuéramos su
flora, que nos envolvió en conflictos que
eran suyos y creímos equivocadamente
nuestros, la amada Alejandría.
¡He tenido que venir tan lejos para
comprenderlo todo! (p. 11).
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narrador intradiegético, lo que determina que la narración se
configure siempre como tópica.
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3. PALABRAS FINALES
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átopica o tópica; ésta, a su vez, puede ser homotópica o
heterotópica.
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antropológicas, filosóficas, religiosas, míticas, etc. La lectura
evaluativa, finalmente, toma partido en lo que al valor
estético del texto respecta.
Cali, 1980/1989/1996
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NOTAS
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6 Según esto, no es correcto afirmar, como lo hace Genette, que «el
discurso narrativo es el único que se ofrece directamente al análisis
textual», pues es claro que debe pasar por la mediación de la lengua
(estructurante del plano de la expresión de dicho discurso) tanto para
realizarse en el momento de la escritura como para ser aprehendido
durante la lectura.
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un dispositivo semiótico de orden praxiológico (= actos somáticos),
gnoseológico (= actos cognitivos) y axiológico (= actos evaluativos) que
estructura el ser y el hacer del sujeto. Como resulta evidente, existen
relaciones entre estos tres subcomponentes ideológicos y los roles
temático-narracionales enumerados, pues las dos propuestas se
apoyan en las formulaciones de Fontanille (1984, 1987, 1989;
Greimas y Fontanille, 1991) relativas a las dimensiones pragmática,
cognitiva y tímica de la narratividad.
11 Del latín gnarus ‘que conoce, que sabe’ + or ‘que hace, que ejecuta,
que realiza’: etimológicamente, por consiguiente, el narrador es el que
sabe y hace saber .
14 «El hacer persuasivo, una de las formas del hacer cognitivo, está
ligada a la instancia de la enunciación y consiste en la convocación,
por parte del enunciador, de toda clase de modalidades con la
finalidad de hacer aceptar, por parte del enunciatario, el contrato
enunciativo propuesto y hacer así eficaz la comunicación» (Greimas y
Courtès, 1979: 274).
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15 Los tres cuentos citados hacen parte del libro Ficciones, publicado
en 1944.
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