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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA


EDUCACIÓN UNIVERSITARIA,
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
INSTITUTO UNIVERSITARIO POLITÉCNICO
“SANTIAGO MARIÑO”
EXTENSIÓN MARACAY
ESCUELA DE INDUSTRIAL

Ética y Deontología Profesional


Ensayo 20%

Autor: Machado, Carlos


Docente de la asignatura: Lcdo. MSc. Tovar, Alexis

Maracay, jul. 2017


INTRODUCCION

Es muy frecuente hacer referencia a la ética y deontología profesionales como


términos que se emplean de igual manera. Cabe destacar que la ética se basa
específicamente en las acciones humanas y aquellos aspectos de las mismas que se
relacionan con el bien, la virtud, el deber, la felicidad y la vida realizada, y a la
diatriba de lo que está bien o mal. No obstante, la deontología se aprecia como la
teoría de los deberes particulares de cada profesión y siempre va a ocupar un lugar
importante dentro de la realización de la moral, y es que esta no solo se aboca al
estudio de los deberes y el derecho de los profesionales, sino que también se basa una
serie de virtudes y actitudes que la sociedad debe activar para hacer posible la
moralización de la comunidad.
El presente ensayo pretende abordar las características de ambos conceptos de
manera de que se establezcan las diferencias entre ambos términos pero también
destacar la relación importante que guardan entre ellos y la relevancia que tienen en
el ámbito profesional donde la responsabilidad y el compromiso juegan un papel muy
importante para el ejercicio de cualquier carrera. Al igual se hará un análisis reflexivo
sobre el Dilema del Tranvía el cual hace reflexionar de cuál sería la decisión correcta
o más acertada según desde el punto de vista del autor de que es lo que se debería
hacer según el criterio individual de cada quien.
DESARROLLO

La Ética Profesional abarca al conjunto de normas y valores que hacen y mejoran


el desarrollo de la actividad de los profesionales y es la encargada de ir marcando las
pautas éticas del desarrollo de su actividad mediante valores universales reconocidos
por cada ser humano. Aunque ésta se centre en estos valores, se especifica más en el
uso de ellos dentro de un entorno plenamente laboral. Básicamente, la Ética
Profesional es fundamental para la persona que desee trabajar en cualquier ámbito ya
que ésta implica la práctica de valores como la responsabilidad, el estudio,
constancia, carácter, concentración, formación, discreción, entre otras en función de
la importancia del sujeto al que sirven, el ser humano.
Suelen aparecer conflictos cuando existen discrepancias entre la Ética Profesional
y la ética personal. En esos casos, las personas deben tomar medidas, como la
objeción de conciencia, si se cree que no se está actuando correctamente. Para que un
profesional sea ético es necesario que posea una naturaleza o personalidad que
componga el sentido de la responsabilidad y la libertad, además estar de acuerdo con
la moral y compartir el deseo del bien común. No imprescindiblemente deben ser
leyes o normas ante situaciones específicas, si no actitudes frente a contextos que
muestren si el profesional realiza un desempeño en concordancia a la ética de su
profesión.
El principal objetivo de la Ética Profesional es crear conciencia de
responsabilidad, en cada individuo que ejerce una profesión particular, para el mejor
rendimiento de este. No obstante, la Ética Profesional también determina cómo debe
actuar un profesional en una situación determinada. En un sentido más bien estricto,
podríamos solo señalar las carreras que son de nivel universitario o superior, porque
son las que otorgan categoría de profesional, pero también deben considerarse los
oficios y cualquier otro trabajo permanente. La Ética Profesional no es coactiva es
decir no impone sanciones legales o normativas pero se reconoce estrechamente
relacionada con la Deontología y puede hallarse en los códigos deontológicos que
normalizan una actividad profesional.
Es importante destacar las principales diferencias entre ellos; Una de las
diferencias cuando hablamos de ética y deontología, es que la primera hace
directamente referencia a la conciencia personal, mientras que la segunda adopta una
función de modelo de actuación en el área de una colectividad. Por ello, con la
concreción y diseño de códigos deontológicos, además de auto-regular esta profesión,
se invita al seguimiento de un camino muy concreto y a la formación ética de los
ingenieros. Cabe señalar de una forma teórica, que la ética la podríamos diferenciar
en dos grandes grupos, la ética social y la ética individual.
Dentro de la ética individual se diferencia, también, una ética interpersonal que es
la que rige el comportamiento que tenemos en relación a otros individuos. Aquí se
puede asentar la ética profesional ya que rige el comportamiento del profesional en su
actividad laboral. Los principios que rigen la profesión se obtienen a través de
métodos similares a los de la ética general que sería, el dialógico inductivo y
deductivo Por último, la deontología plantea los temas éticos en términos de normas y
deberes, las razones por las que es importante una reflexión deontológica viene dada
por la necesidad de tranquilizar a los usuarios, por otro lado la regulación de los
intrusismos, la necesidad que el profesional alcance el autogobierno y adquiera plena
capacidad de decisión sobre sí mismo, con el fin que alcance el integración de su
personalidad en el logro del bien.
La deontología es parte de lo que se conoce como ética normativa y comparte un
conjunto de reglas y principios que deben cumplirse de manera obligatoria. La
Deontología o teoría deontológica se puede considerar como una teoría ética que se
ocupa de regular los deberes, traduciéndolos en preceptos, normas morales y reglas
de conducta, dejando fuera de su ámbito específico de interés otros aspectos de la
moral. El término deontología fue acuñado por primera vez por Jeremy Bentham, que
la define como la rama del arte y de la ciencia cuyo objeto consiste en hacer en cada
ocasión lo que es recto y apropiado. Cuando esta teoría se aplica al estricto campo
profesional hablamos de Deontología Profesional y es ella, en consecuencia, la que
determina los deberes que son mínimamente exigibles a los profesionales en el
desempeño de su actividad.
Estos deberes, es habitual que se codifiquen sistemáticamente para regir la
actuación de los representantes de la profesión con el fin de que a través del buen
hacer se obtengan resultados deseables y se prestigie su labor. Cuando se habla de
Deontología Profesional se entiende por tal los criterios compartidos por el colectivo
profesional convertidos en un texto normativo, un código deontológico. La
deontología profesional es por tanto una ética aplicada, aprobada y aceptada por el
colectivo profesional, lo que entraña un código de conducta, una tipificación de
infracciones, un sistema de recepción y análisis de consultas, propuestas o quejas, un
procedimiento de enjuiciamiento, y finalmente, si procede aplicarlo, un sistema de
sanciones.
Otro aspecto importante es el Código de Ética, ya que la Ética se halla
estrechamente vinculada a la moral porque es una reflexión sobre lo que es bueno o
malo que esta determina del comportamiento humano por lo que este código resulta
contener el conjunto de normas que regulan una materia determinada y a través de
ella ordena el comportamiento de los que intervienen en ella, o sea, una compilación
de normativas que se consideran las más convenientes en un determinado contexto.
Se orientan a lo que se debe hacer y desaniman respecto de lo que no se debe hacer
guiando al profesional en el ejercicio de su profesión, ya que muchas veces responden
a normas legales que rigen en el lugar, a la vez que normativa la relación con los
pares profesionales.
En cualquier contexto, profesión, es indudablemente una gran ventaja y beneficio
poder contar con un código de ética ya que ayuda especialmente en la creación de un
clima de confianza en tormo a la práctica que corresponda, es decir, quien entable una
relación profesional con alguien que se sabe respeta y sigue un código de ética tendrá
la tranquilidad sobre la rigurosidad de su conducta previsible.
Por otra parte la Deontología impone obligaciones a los Profesionales de la
actividad que fuere pero entendiéndose como tal a la persona que se ha formado
académicamente, es decir que está cualificado, para desempeñar una ocupación
especifica. La misma sociedad se encarga de ubicar al profesional en un nivel acorde
con su cualificación y desde allí este se suma al bien común que ella necesita. Todas
las profesiones, por distintas que puedan ser, hacen su aporte a la sociedad, brindando
conocimientos científicos, tecnológicos, sociales, biológicos, etc. La Deontología, a
través de las obligaciones que impone, reclama del profesional alcanzar las siguientes
condiciones:
-Ser competente, ya que La competencia requiere una preparación inicial que facilite
la adquisición de los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para la actividad
profesional. Asimismo, exige una formación permanente para mantenerse al día,
actualizar los conocimientos y renovar los procedimientos de trabajo.
-Ser eficiente ya que La eficiencia se refiere a la realización del trabajo bien hecho sin
desperdiciar recursos humanos y materiales.
-Ser diligente ya que la diligencia consiste en el cuidado, atención, agilidad y
exactitud que hay que poner el trabajo.
-Ser responsable porque la responsabilidad exige capacidad para responder ante sí
mismo, ante el resto de compañeros y directivos, y ante los clientes de las
consecuencias de lo que se hace o se dice en el desempeño profesional.
En otro orden de ideas un tema importante y bastante controvertido es hablar del
Dilema del Tranvía, en el cual a través de sus distintos escenarios desarrollan una
sinergia de debates entre la ética, la moral y la deontología de lo que cada individuo
haría ante cualquier situación a través de este experimento que plantea la siguiente
situación: un tranvía desbocado y sin frenos que se dirige hacia cinco trabajadores
que están atadas en la vía por un filósofo malvado. No puedes parar el tren, pero sí
puedes accionar una palanca que lo desviará hacia otra vía. Allí hay otro trabajador
atado, pero está solo. ¿Debes apretar la palanca?
El dilema del tranvía es un experimento mental en ética, ideado por Philippa Foot y
analizado extensamente por Judith Jarvis Thomson y, más recientemente, Peter
Unger. Problemas similares han sido tradicionalmente tratados en derecho penal y,
algunas veces, regulados en los códigos penales, también en derecho civil. Este
dilema nos ayuda a pensar en algunas decisiones reales, incluso a pesar de todo esto.
Foot no lo planteó como un juego: su artículo trata algunos dilemas relacionados con
el aborto, como por ejemplo si una mujer católica embarazada puede someterse a una
histerectomía aunque esta intervención suponga la interrupción del embarazo.
Es decir, los experimentos mentales como el del tranvía nos permiten aislar los
principios morales en conflicto: ¿qué debo hacer, no matar a una persona inocente o
salvar la vida de toda la gente que pueda? Por ejemplo, cuando se financia el estudio
de un medicamento en detrimento de otros. ¿Es correcto hacerlo si creemos que
vamos a salvar más vidas? Quizás en este caso estamos en un escenario parecido al de
la palanca.
En este caso la gran mayoría de las personas suelen decidir que así lo harían de
darse el caso, accionar el botón. El razonamiento que se suele aplicar es que es la
mejor opción moral ante el dilema. Es verdad que hay un pequeño grupo que dice que
la mejor opción es no hacer nada, pero en cualquier caso la primera es la opción
mayoritaria.
Por tanto a este grupo le podríamos aplicar que funcionan bajo un cálculo utilitarista
que justifica esta edición. Con ello (utilitarismo) se refiere a la teoría ética que asume
las siguientes tres propuestas: lo que resulta intrínsecamente valioso para los
individuos, el mejor estado de las cosas es aquel en el que la suma de lo que resulta
valioso es lo más alta posible, y lo que debemos hacer es aquello que consigue el
mejor estado de cosas conforme a esto.
En cualquier caso, incluso el grupo de los no utilitaristas también se suelen
mostrar a favor de la decisión de presionar el botón. Por esta razón en los 80 apareció
Judith Jarvis Thomson, dándole una vuelta al experimento mental. Esta es la nueva
situación: Seguimos en ese hipotético escenario donde un tren a gran velocidad se
acerca por una vía y está fuera de control. A cien metros de esa misma vía vuelven a
estar esas cinco personas atadas a la vía sin posibilidad de escapar. Pero tú ahora estas
en un puente o pasarela justo encima de la vía donde pasará el tren y donde se
encuentran las cinco personas. No tienes un botón como antes, pero tienes la absoluta
certeza de que puedes parar el tren lanzando un gran peso sobre la vía, lo que salvaría
a las cinco personas. Por último, tienes al lado tuyo a una persona muy gorda, de
modo que si la empujas a la vía, serías capaz de parar el tren y salvar la vida de las
cinco personas, aunque obviamente a cambio de matar a una. ¿Qué harías?
Es posible que ahora bajo esta situación no se tenga tan claro, o quizá sí. Lo cierto
es que la gran diferencia en este nuevo escenario es que en vez de un botón hay una
persona, y claro, la cosa cambia porque te hace pensar que realmente estas matando a
alguien, ¿y antes no? Es interesante porque a lo largo de la historia este segundo
dilema ofrece unos resultados opuestos al primero, cuando en esencia se trata de
idénticos resultados. Mientras que en el primero la mayoría presiona el botón, aquí
muy pocos se atreven a empujar a la persona gorda a la vía.
Los defensores de la primera opción argumentan que la gran diferencia es que no
hay intención clara de dañar a nadie, el daño es un efecto secundario de la vía
alternativa. Mientras que en el segundo caso el daño es directamente parejo a la
posibilidad de salvar a las cinco personas.
Claro que hay otro grupo, también elevado, que opina que llegados a este segundo
caso que no hay diferencia moral substancial entre llevar el peligro a un individuo
(primer caso) o poner a un individuo en el camino del peligro (segundo caso).
Lo cierto es que no hay una respuesta acertada y dependerá de un gran número de
factores. Como explicaba Foot, es posible que el ser humano tenga una escala donde
exista una distinción entre matar y dejar morir. Mientras que el primero es activo, el
segundo es pasivo. Lo que está claro, elijas lo que elijas, es que este dilema y
experimentos mentales similares para evaluar la ética de las personas demuestran que
la mayoría de la gente aprueba algunas acciones que causan daño, mientras otras
acciones con el mismo resultado se consideran inadmisibles. Esto pasa cada día sin
darnos cuenta e incluso estando de acuerdo en alguna de las acciones, es posible que
entre nosotros varíe la justificación para actuar así. Son los dilemas del mundo real
con los tenemos que lidiar cada día.
CONCLUSION

En definitiva, cuando se refiere a una profesión determinada, se puede hablar de la


existencia de una ética y de una deontología. La primera se podría centrar en
determinar y perfilar el bien de una determinada profesión (aportación al bien social)
y la deontología, por su parte, se centraría en definir cuáles son las obligaciones
concretas de cada actividad, las cuales definen el perfil moral y consciente de los
profesionales, ejerciendo sus labores no solo por vocación sino también por
convicción y el compromiso con su gremio y su papel dentro de la sociedad.
Existen diferencias determinantes entre la ética y la deontología pero que a su vez
guardan una relación muy estrecha en el ámbito profesional. Una de las diferencias
cuando hablamos de ética y deontología es que la primera hace directamente
referencia a la conciencia personal, mientras que la segunda adopta una función de
modelo de actuación en el área de una colectividad. Entre las diferencias específicas
se podría decir que la ética profesional está orientada al bien, no normativa, no
exigible, propone motivaciones, conciencia individual predominantemente, amplitud
y parte de la ética aplicada. La deontología en cambio está orientada al deber (el
deber debe estar en contacto con lo bueno), a las normas y códigos, a lo bueno, es
exigible a los profesionales, exige actuaciones, aprobada por un colectivo de
profesionales, mínimos obligatorios establecidos, se ubica entre la moral y el derecho.
Por otra parte el dilema del tranvía nos lleva a una situación la cual sea cual fuere
la decisión que se tome, demuestra que de igual forma estaríamos afectando como
seres humanos a alguien independientemente de que sea la mejor decisión o no, por
lo cual el asunto está en saber decidir según el criterio principio y ética moral la
mejor decisión, lo cual es muy importante al momento que se presenten situaciones
difíciles en el trabajo, donde la decisión y deber juegan un papel importante y como
profesional saber cómo reaccionar y que acciones tomar, actuando en bases a la ética
principios y fundamentos profesionales.
REFERENCIAS

Juan Rubio Hancock (2017) El dilema del tranvía: ¿debo sacrificar una vida para
salvar cinco? ElPais.com [Reporte técnico en línea]. Disponible:
https://verne.elpais.com/verne/2017/03/27/articulo/1490625074_938459.html
[Consulta: 2018, julio 26].

Deontología (2014) Deontología del Profesional - Ética profesional [Reporte técnico


en línea]. Disponible http://www.deontologia.org/deontologia-del-profesiona.html
[Consulta: 2018, julio 26].

C García Benítez (2005) Entre la Ética y la deontología profesionales [Documento en


línea]. Disponible: http://www.redalyc.org/pdf/340/34004306.pdf [Consulta: 2018,
julio 27].

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