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Eligiendo entre la vida y la muerte

Por Ing. Edwin Sosa


2'07" (Tiempo que te llevará leer este artículo)

Este hombre estaba por cumplir 21 años de edad cuando fue a un


especialista que pocas semanas después le diagnosticaba una
esclerosis lateral amiotrófica, también llamada enfermedad
de Lou Gehrig. Es una enfermedad degenerativa que hace
que los músculos —pero no la inteligencia—se atrofien.
La enfermedad, que por regla general afecta a personas
de edad, progresó rápidamente al principio. Los médicos
le dieron dos años de vida. Aparentemente su suerte
estaba echada, y si bien en el principio este hombre se
sumió en la depresión, finalmente tomó una decisión
trascendental para él y para la ciencia, ELIGIO LA VIDA.
Hoy día a sus 65 años de edad, Stephen Hawking es uno
de los científicos más renombrados del planeta, llamado
en el ámbito científico el Einstein después de Einstein.

“…Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que
he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición.
Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu
descendencia” Deuteronomio 30:19 (LBLA)

Pues bien en el ámbito espiritual sucede que debemos también elegir


entre la vida y la muerte. Entre una vida de pureza y santificación o
una vida entregada ávidamente a hábitos pecaminosos que nos
conducirán irremediablemente a la muerte, porque “la paga del pecado
es muerte”.

Es bien cierto que el mundo, la televisión, el Internet, los distintos


medios de comunicación en general, el ser humano promedio, nos
motivan, nos instan y nos dicen que ciertos hábitos sexuales son
normales, que son propios de la edad, o que son inherentes al género.
No sobran los comentarios de “no te preocupes, eres joven y es normal
que acudas a la ‘auto-gratificación’ (dicho con palabras más fuertes), es
bueno que lo hagas, cuando seas grande se te quita”, o también el de
“pero si eres hombre, es lógico y normal que te eches una ‘canita al
aire’ (hablando de adulterio)”.

En resumen, son voces que nos dicen “hazlo, no hay problema”. Años
más tarde, estas voces tienden a cambiar el mensaje y te dicen: “ya
no puedes dejar de hacerlo, no puedes vivir sin esto,
acéptalo, esto es tu vida”. Y las voces se hacen tan
fuertes, y los hechos, tus actos, tu forma de
vivir confirman de tal forma lo que estas voces te dicen,
que llegas a creerlo desde lo más profundo de tu corazón.

Hoy, sin embargo, quiero dejarte con un mensaje diferente. Quiero


aseverarte que hoy por hoy tienes la oportunidad de elegir entre la vida
y la muerte, tienes la oportunidad de iniciar un caminar distinto, tienes
la oportunidad de obtener ayuda y consejería para encontrar la libertad
de esos hábitos y conductas sexuales que te tienen sumido en la
desesperación y que te están haciendo herir a tus seres queridos y
menospreciar la vida que Dios te ha dado.

Busca ayuda hoy. Contáctanos en Libres en Cristo.

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