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Todos hemos escuchado sobre los Signos del Zodíaco (del griego
ζῳδιακός: zodion, “pequeña imagen de animal”; -ikos, “relativo a”) y de
sus referencias a leyendas de la mitología griega. Pero, ¿conoces
realmente las historias de las que se desprenden estos signos y sus
significados?
Zeus y Europa
Seduciendo a la doncella, dice la leyenda que Zeus le dijo que toda la
esa tierra que se extendía ante sus ojos ahora le pertenecía. Ese gran
país sería luego conocido como el gran continente de Europa.
Ella tuvo con Zeus tres hijos. El primero es Minos, que sería el futuro
Rey de Creta, quien construiría un laberinto para albergar a un toro
diferente: El Minotauro, eventualmente asesinado por Teseo; El
segundo es Radamantis, uno de los 3 Jueces de la Muerte; el tercero
es Sarpedón, fundador de Mileto en Asia Menor.
En el antiguo Egipto, Taurus fue asociado con Apis, un dios toro
encarnación del dios Osiris, idolatrado en la región de Menfis.
Lo curioso es que esa constelación fue asociada a un toro desde la
cultura de Babilonia.
Mitología griega de Géminis, los mellizos
En esta leyenda griega de Géminis, Zeus nuevamente hizo de las
suyas. Enamorado de Leda, la reina de Esparta, se transforma en
cisne para acercarse y logra estar con ella la misma noche que su
marido, el rey Tindáreo.
Según la mitología, influenciada por la cópula con Zeus en forma de
cisne, la reina puso dos huevos. De uno de ellos nace Cástor y
Clitemnestra (futura reina de Micenas), mortales hijos del rey, y del
otro Polideuco y Helena (quien sería la causa de la guerra de Troya),
inmortales hijos de Zeus.
Cástor y Polideuco, los mellizos varones, crecieron para ser
inseparables. Audaces y aventureros, fueron médicos y defensores de
la humanidad. Formaron parte, a su vez, del equipo de héroes
conocidos como los Argonautas (dentro de los cuales se encontraba
también Hércules) que comandados por Jasón buscarían el vellocino
de oro, y según la leyenda, los mellizos darían el final de una violenta y
peligrosa tormenta que les impedía cumplir con este objetivo.
También fueron destacados en los deportes: Cástor era jinete y
Polideuco, boxeador.
Origen de la constelación
Según la mitología griega, los hermanos se enamoraron de dos
hermosas hermanas que ya estaban comprometidas con sus primos
Idas y Linceo, hijos de Poseidón, dios de los océanos. Ellos los
desafían a un combate, en el cual Cástor recibe un lanzazo de Idas y
muere.
Sobrepasado por la pena, Polideuco sabía que suicidarse no era una
opción por su condición de inmortal. Entonces, le pide a Zeus que lo
deje morir con su hermano.
Dice la leyenda que el dios, conmovido por el amor que Polideuco le
tenía a su hermano, le permitió que juntos pudieran que morar un día
en el inframundo de Hades como mortales y un día en el Olimpo como
inmortales, pasando de la luz a la oscuridad por el resto de la eternidad
(lo que quizás explique los cambios temperamentales de los
geminianos).
Luego Zeus, sabiendo que habían sido completamente caballerosos y
honrados en su vida en la tierra, posicionó sus almas divinas juntos en
los cielos lado a lado.
Se han reconocido símbolos de la constelación de Géminis en las
monedas griegas y romanas, así también como en piedras babilónicas.
Estas son algunas de las referencias de los primeros tres Signos del
Zodíaco.
“Los mitos y los credos son luchas heroicas para comprender la verdad
en el mundo.”
Ansel Adams
Mitología griega de Cáncer
En la mitología griega, Cáncer tiene una participación en las
legendarias 12 tareas de Hércules, y le debe su vida y su destrucción a
él.
Cuenta la leyenda que Hera, reina del Olimpo, celosa de Hércules por
ser hijo de Zeus y Alcmena, hace que el héroe en un ataque de locura
mate a su mujer, hijos y dos de sus sobrinos con sus propias manos. Y
profundamente arrepentido se aísla del mundo y va a vivir sólo en
tierras salvajes donde es encontrado por su hermano Ificles.
Hércules, convencido por este, decide visitar el oráculo de Delfos para
redimirse de este acto. En penitencia por sus acciones, la sibila délfica
le ordena realizar las tareas que sean encomendadas por Euristeo,
quien había usurpado su lugar en el trono.
Este es el comienzo de las famosas 12 tareas de Hércules.
Pues bien, su segunda labor fue la de combatir y vencer a una horrible
serpiente monstruosa de nueve cabezas (el número de cabezas varía
según la versión) conocida como La Hidra de Lerna, hija
de Tifón y Equidna (una monstruosa ninfa), quien guardaba una de las
entradas al inframundo.
Carcinos, el Coloso
Es sabido que Hera, esposa de Zeus, odiaba y quería ver muerto al
héroe, y dice la leyenda que envió a Carcinos, un cangrejo coloso a
importunar a Hércules mientras combatía con la Hidra.
Mientras la batalla se llevaba a cabo, Carcinos comenzó a picar los
pies de Hércules con sus pinzas, distrayéndolo, y casi le ocasiona la
derrota. Sin embargo, logra matar al cangrejo y luego encargarse de la
Hidra con ayuda de su sobrino Yolao.
Hera, si bien no quedó feliz con el resultado, no se olvidó del sirviente
que había sacrificado su vida a su servicio y elevó en los cielos su
imagen.
Existe la teoría de que el origen de Cáncer sea mucho anterior a los
griegos, probablemente por influencia mesopotámica. Pues esta
constelación aparece bajo en nombre de Al·lul, “cangrejo” en sumerio.
Mitología griega de Leo, el León de Nemea
Leo es otro signo que le debe su significado y su muerte al hijo de Zeus
y Alcmena, Hércules, y a la primera de las 12 labores encomendadas
por el Rey.
En esta oportunidad, el héroe es ordenado a vencer y matar al gigante
León de Nemea. Y para probar su victoria, debía llevarle la piel de ese
invencible monstruo al rey.
Según la mitología griega, el León de Nemea era, al igual que la Hidra,
descendiente del monstruo Tifón y la ninfa Equidna. Sus garras eran
más filosas que cualquier espada mortal y su piel dorada era una
impenetrable armadura. Además era poseedor de una gran fuerza.
Este monstruo moraba las tierras de Argólida, aterrorizando a todo
aquel que se atreva a acercarse demasiado a las colinas de Nemea.
Cuenta la leyenda que secuestraba a las mujeres indefensas y las
llevaba a su cueva, atrayendo a los caballeros que osen querer
rescatarlas. Se dice que cuando estos llegaban a su cueva, veían una
mujer lastimada, y al acercarse, esta se transformaba en el león, quien
los mataba y ofrecía sus huesos al Hades.
De cualquier manera, esta primera tarea de Hércules comienza en un
pueblo llamado Cleonas, donde se hospeda en la casa de un hombre
pobre llamado Molorco.
Enfrentando al Monstruo
Luego de buscar al León durante un tiempo por las colinas, Hércules lo
encuentra y comienza a intentar herirlo con sus flechas. El héroe griego
sabía que el León no solamente era más grande, sino más vehemente
y potente que las demás bestias. Pero desconocía su principal ventaja,
y era que no existía madera, metal o piedra que fuera capaz de
perforar su piel.
Sin embargo logra con sus flechas espantarlo y guiarlo hacia su cueva,
donde Hércules deja sus armas y lo enfrenta con sus propias manos.
Luego de una ardua batalla, logra llevar al León al piso y estrangularlo.
Una vez vencido el León, Hércules usa las garras de una de sus patas
para extraerle la piel, y la viste como una capa impenetrable.
Se dice que esa armadura le dio la protección y el carácter de un León,
sin los cuales no hubiera podido terminar con el resto de sus tareas.
Zeus, admirado por la proeza de su hijo, ubicó la imagen del León de
Nemea en los cielos bajo el nombre de Leo.
Mitología de Virgo
La leyenda de Virgo es difícil de especificar, pues hay muchos
personajes femeninos a lo largo de la mitología. Virgo ha sido asociado
con casi cada diosa importante.
Si bien hay demasiadas historias que pueden ser contadas aquí, sólo
he incluido aquellas que son más reconocidas.
La imagen de Virgo ha sido adjudicada al mito de Isis, Ceres, Astrea,
Deméter, Ishtar y hasta María (la madre de Jesús).
En la mitología babilónica, la constelación de Virgo era conocida como
AB.SIN, “surco de semillas”. Esta representaba la espiga de maíz de la
diosa Shala.
En la antigua Babilonia también se la relacionaba con Ishtar, la Diosa
de la Procreación, que bajó al Hades a recuperar a su esposo Tammuz
el pastor, que había sido secuestrado.
Para la mitología egipcia, Virgo es Isis, la encargada de introducir en la
humanidad la práctica del matrimonio, la medicina, maternidad y
brujería.
En la mitología Romana, esta constelación se relaciona con Ceres, la
diosa del trigo equivalente a la diosa Deméter griega.
También en la antigua Roma, Virgo ha sido relacionada con Prosepina,
la equivalente de la griega Perséfone. Esta diosa era conocida como la
Doncella Portadora del Trigo, y era la hermosa hija de Ceres y Júpiter.
Hay quien relaciona a Virgo con la inmaculada concepción. Su símbolo
parecería estar marcado con las letras MV (por María Virgo, o Virgen
María). Es por eso que hay quien la relaciona con la Santa Madre.
Si hay algo que es seguro, es que esta constelación está relacionada a
la fertilidad.
Artemisa y el escorpión
Otra versión de la leyenda de este signo cuenta que Artemisa envía al
escorpión a lidiar con Orión. Algunas dicen que por envidia pues el
héroe era mejor cazador que ella, otras porque él gustaba de cazar
animales por diversión.
Sin embargo, la más renombrada de estas leyendas es que Orión
había ido a Creta a cazar y pasar tiempo con Artemisa y su madre
Leto. Estando allí, comienza a jactarse de matar a todas las criaturas
que caminasen y las diosas, enojadas, le envían el escorpión.
Según esta leyenda, ambos mueren, pero la batalla fue tal que incluso
Zeus la notó, y puso a ambos entre las estrellas.
Orión, de esa manera, es una representación y a la vez una amenaza
de lo que puede suceder si los humanos no aprendemos a moderar
nuestros instintos de orgullo.
Otra leyenda dice que luego de un encuentro casual con las Pléyades,
Orión se enamora apasionadamente de su elegancia y empieza a
perseguirlas. Ellas eran las siete hijas del titán Atlas y la ninfa
Pléyone,
llamadas Maya, Electra, Alcíone, Táigete, Estérope, Celeno y Mérope,
y el héroe las busca por toda la tierra.
Artemisa, gran amiga de las hermanas, envía el escorpión para
defenderlas del acosador, y porque se sentía herida por la incansable
persistencia con que Orión perseguía a estas mujeres. Bueno, él era un
cazador a fin de cuentas.
En otra versión, Orión logra dar con las hermanas y Artemisa,
desesperada, le ruega a Zeus que la ayude a alejarlo. Así, el dios
convierte a las Pléyades en las estrellas que vemos hoy y las aleja de
la tierra.
Irónicamente, Artemisa se queda sin sus amigas y explota en furia,
desquitándose con Orión y convenciendo a su hermano Apolo de
enviar el escorpión.
En representación de esto, Zeus coloca a Orión en el cielo en una
persecución eterna con las Pléyades, y cerca de Artemisa, la diosa
Luna.
Sin importar qué versión del signo te guste, la vida y muerte de Orión y
la persecución con Escorpio se repite constantemente. Orión es el
opuesto de Escorpio en el cielo, localizados a 180° el uno del otro, y el
héroe “muere” desapareciendo de vista cuando la constelación de este
signo aparece entre las estrellas. Sus historias están unidas para
siempre.
Escorpio es, de hecho, uno de los primeros signos en la cultura
mesopotámica, pues anunciaba el comienzo del otoño.
Aceptación de Pricus
Pricus, desesperado por estar perdiendo a sus hijos, volvía el tiempo
atrás para advertirles, impedirles y hasta prohibirles que se acerquen a
la costa. Sin embargo, una y otra vez las cabras de mar no lo
escuchaban y salían a encontrarse con su destino.
Eventualmente, y después de haberlo intentado todo, decide rendirse.
Observando angustiado mientras perdía a toda su descendencia, le
pide a su padre que lo ayude. No quería ser la única cabra de mar en el
mundo, así que le pide que lo deje morir. Aunque siendo él inmortal,
eso no estaba entre las posibilidades.
Cronos, apiadándose de él, lo extrae del mar y lo eleva hacia la noche
estrellada, donde quedaría por siempre observando a sus hijos desde
arriba como la constelación de Capricornio.
Quizás estuvo fuera del agua tanto tiempo que eventualmente él mismo
se transformó en una cabra, por lo que su representación antigua
difiere de la actual.
Capricornio en la antigua Sumeria fue asociado al planeta Saturno y al
dios de la Mesopotamia, Enki, representado por esta figura de cabra-
pez que se conoce de sus monumentos, quien reinaba la metrópolis
de Eridu. Luego este dios fue Ea en las leyendas babilónicas.
Enki fue el dios de la creación, la artesanía (gašam), el agua, el
intelecto (gestú) y la creatividad (Nudimmud).