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Los educadores observan a diario que sus alumnos, además de diferenciarse por su
nivel académico, también lo hacen por su inteligencia emocional. No hace mucho
más de dos décadas que la ciencia insiste, ya con pruebas contundentes, en que las
habilidades emocionales (personales y sociales) influyen de forma decisiva en la
adaptación psicológica del alumno en clase, en sus logros académicos y en su futuro
laboral. La adaptación emocional de un niño a largo plazo, así como su desarrollo
académico y cognitivo y su sentido de ciudadanía, deben ser estimulados en
diversas oportunidades para fortalecer la competencia social durante la niñez.
Si existe una habilidad para comprender las emociones propias y ajenas y una
capacidad para regularlas y expresarlas, es decir, si existe lo que se llama
inteligencia emocional, esa habilidad puede ser mejorada mediante la educación.
Por tanto, es posible mejorar las relaciones humanas, reconociendo nuestras
emociones, controlándolas y aprendiendo a reconocer y a comprender las
emociones de los otros.
Director General del Observatorio de la Convivencia Escolar (Universidad Católica de Cuyo, Argentina);
integrante de la Cátedra UNESCO de Juventud, Educación y Sociedad (Universidad Católica de Brasilia, Brasil).
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Enseñar y aprender a vivir con los demás en la escuela
Las investigaciones realizadas a este respecto indican que las habilidades sociales
no mejoran por la simple observación ni por la instrucción informal; se necesita una
instrucción directa.
Hoy se tiene claro que determinadas habilidades, por ejemplo, algunas relacionadas
con la solución de problemas cognitivo-sociales, no se adquieren si no se realizan
actividades educativas de forma intencional. Además, los niños que tienen déficit o
problemas en su habilidad social no adquieren la competencia social por la mera
exposición al comportamiento de sus compañeros socialmente hábiles, y para que
esto se produzca, se necesita una intervención directa, deliberada y sistemática.
Esto es así, porque los niños inhábiles socialmente no desarrollan la competencia
social por la mera exposición al comportamiento de sus compañeros socialmente
más hábiles.
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Si existe algo que puede derrumbar todos los esfuerzos por enseñar a nuestros
alumnos habilidades sociales y que estas den como resultado un niño o adolescente
competente socialmente, es la ausencia de formación de los mismos docentes para
iniciar este proceso educativo.
Mantener determinadas actitudes en el trato con los niños y con los padres de
las víctimas, de los niños que intimidan y de los que permanecen como
espectadores.
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La convivencia como prioridad educativa
La investigación nos está mostrando que por lo general, uno de cada tres niños en
educación primaria no logra adaptarse a la convivencia con sus iguales, mientras
que no tiene otro contexto social al que acudir. Luego, aquel joven que no encaja en
la complejidad de las relaciones interpersonales, es muy posible que recurra con
facilidad a las distintas formas de la violencia.
Las medidas preventivas pueden reducir los factores de riesgo, aumentar los
factores de protección y tratar los factores determinantes de la violencia. Es por esto
que muchos continuamos creyendo que la educación emocional es el mejor camino
para prevenir y desaprender las violencias, porque, por inverosímil que hoy parezca
para la sociedad, ante el enorme menoscabo que ha sufrido la escuela en las
últimas décadas, todavía hay en ellas miles de educadores inquietos buscando a
través de la formación de los niños un mejor futuro para nuestros pueblos.
“Cognición-emoción es un binomio
indisoluble; no hay razón sin emoción.”
FRANCISCO MORA.
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- Empatía e interpretación de las emociones: genera mayor capacidad para
comprender el punto de vista de otra persona, mejora la empatía y la sensibilidad
para percibir los sentimientos de los otros y mejora la capacidad de escuchar.
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7) Ofrecer oportunidades para practicar todas las facetas de la inteligencia
emocional y favorecer su generalización a múltiples situaciones, problemas y
contextos cotidianos.
BIBLIOGRAFÍA
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CASTRO SANTANDER, Alejandro (2009): Un corazón descuidado. Sociedad, familia
y violencia en la escuela. Ed. Bonum, Buenos Aires.
CASTRO SANTANDER, Alejandro (2016). 8 valores claves para convivir. Ser y estar
con los demás. Ed. Bonum, Buenos Aires.
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Argentina.
ONU (2011): World Population Prospects. The 2010 Revision, División de Población,
Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, mayo 2011.
RICART, Daniel A. (2002): La escuela del siglo XXI. Editorial Dunken. Buenos Aires.