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Lo que señalamos guarda relación con el primer principio formulado por Inglis y otros
(1999) para la organización del aprendizaje on-line, para quienes una buena práctica en
esta modalidad de aprendizaje debe suponer una meticulosa planificación y
organización de los recursos a nuestra disposición.
Por lo demás, otra de las funciones que van a desempeñar los profesores es aquella
relacionada con el diseño de los medios y de los entornos de aprendizaje. Al contrario
de lo que usualmente se cree, la utilización de los entornos de teleformación va mucho
más lejos del simple hecho de la ubicación de la información en la red, aunque ésta siga
una estructura específicamente creada y desarrollada para ese fin. También por el
contrario, supone la organización y gestión de diferentes elementos para que de esta
forma se pueda facilitar el aprendizaje en los estudiantes. Ello implica que el profesor
realice una serie de esfuerzos para garantizar que todos los participantes en el proceso
tengan las mismas garantías para su incorporación, independientemente de sus
posibilidades de acceso a la tecnología, de su localización física, de su nivel de
comprensión del lenguaje, o de su habilidad y pericia para interaccionar con el sistema y
supone, además, que todos estén trabajando con la información que progresivamente se
les vaya presentando, realizando las actividades y siguiendo el cronograma que se haya
previsto para la secuenciación de la actividad.
Es importante tener en cuenta que este trabajo en equipo no sólo se referirá a los
profesores implicados, sino también al conjunto de profesionales necesarios para el
desarrollo y la producción de entornos de teleformación, que por lo general deberán
estar formados por un experto en contenidos, un experto en el diseño de materiales
didácticos y expertos técnicos en la producción de materiales multimedia para al red.
A continuación, vamos a referirnos a dos de los roles más significativos, desde nuestro
punto de vista, que desempeñarán los profesores en estos nuevos entornos de formación,
y, sin lugar a dudas, les supondrán la necesidad de adquirir nuevas habilidades,
destrezas y dominios técnicos. Nos estamos refiriendo a los de moderador y tutor
virtual.
Como hemos indicado en otro lugar, en los nuevos entornos de comunicación los
ordenadores son una pieza básica para establecer la comunicación entre los diferentes
participantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje; su importancia es tal que solemos
referirnos a ella como "comunicación mediada por ordenador", es decir, aquella
modalidad de formación en la cual la transferencia, intercambio, almacenamiento y
comunicación se realiza a través de ordenadores que están conectados a Internet o a una
Intranet. Ryan y otros (2000) nos indican que la comunicación mediada por ordenador
nos ofrece una serie de posibilidades para la formación: frecuentes contactos entre los
estudiantes y los tutores, cooperación y colaboración para enfatizar el aprendizaje;
silencio, reflexión y aplicación de las facilidades de aprendizaje de los estudiantes; feed-
back continuo con los estudiantes, y la posibilidad de desarrollar diferentes experiencias
de aprendizaje.
En estos entornos, como podemos imaginar, el rol que desempeñe el profesor será
fundamental para garantizar la calidad y eficacia del proceso. Ryan y otros (2000, 110)
nos hablan de cuatro roles básicos del profesorado: pedagógico, social, de dirección y
técnico. De todos ellos el más significativo es el primero, mediante el cual el profesor
contribuye a la creación del conocimiento especializado, centra la discusión sobre los
puntos críticos, responde preguntas, responde a las contribuciones de los estudiantes, y
las sintetiza. Es también importante el segundo rol, ya que por él se potencia la creación
de una atmósfera de colaboración en línea entre los diferentes participantes, se lleva el
tiempo de las intervenciones y se marca la agenda para el desarrollo y la exposición de
los temas.
Para Paulsen (1995), los roles fundamentales del moderador se pueden clasificar en el
plano organizativo, social e intelectual. El primer rol supone que el profesor se
encargaría de estimular la participación cuando el estudiante se esté retrasando, de
requerir la participación regular en el proceso, de invitar a expertos a que puntualmente
se incorporen al proceso y, ocasionalmente, de hacer que los estudiantes conduzcan la
discusión. Esta misma línea es compartida por Mason (1991) al hablar de los siguientes
roles: organizativos (establecer la agenda de la conferencia, determinar los objetivos de
la discusión, el itinerario y la especificación de las reglas que la marcarán), social (crear
un ambiente amistoso y socialmente positivo que sea propicio para el desarrollo de un
ambiente de aprendizaje positivo), e intelectual (enfocar los puntos fundamentales,
recapitular y evaluar las intervenciones).
El profesor, si bien no tendría que ser un experto técnico, sí deberá poseer unas mínimas
habilidades técnicas, por una parte, para intervenir en el sistema y, por otra, para
resolver las limitaciones que se le vayan presentando al estudiante para interaccionar en
el sistema. En consecuencia, podemos decir que el estudiante tendrá que tener
habilidades técnicas para usar las asistencias, contribuir en el feed-back para la
resolución de los posibles problemas técnicos, recomendar alternativas u ofrecer
información para el aprendizaje de determinados elementos técnicos.
La propia Unión Europea, tras la reunión del Consejo de Europa celebrada en Lisboa el
23 y 24 de marzo de 2000, se propone conseguir el objetivo de que " los Estados
miembros garanticen que todas las escuelas de la Unión tengan acceso a Internet y a los
recursos multimedia a finales de 2001, y que todos los profesores necesarios estén
capacitados para usar Internet y los recursos multimedia a finales de 2002".
Pero posiblemente sea Salmon (1997, 1998 y 2000) el autor
que en los últimos años se ha preocupado más por el asunto
que nos ocupa, siendo una de las personas que ha acuñado
los términos e-moderator y e-moderating, para referirse con
ellos a la persona que preside y regula el encuentro
electrónico on-line.
Cada una de estas etapas supone el dominio de diferentes habilidades por parte de los
profesores que superan el marco del presente artículo; no obstante, remitimos al lector
interesado en su profundización al trabajo publicado por Salmón (2000).
Una de las funciones más significativas del profesor será la de dar por finalizado el
proceso de una conferencia por medio de ordenadores. La experiencia viene a indicar
que, por lo general, tres semanas suponen un tiempo suficiente.
- Incitar a los alumnos a que amplíen y desarrollen sus propios argumentos y los de sus
compañeros.
Difícil será, por lo que hemos comentado más arriba, diferenciar entre la función de
tutor y la de orientador. Para nosotros, el matiz que las distingue radica en dejar la
función de orientación para todo lo referido a los problemas administrativos y
académicos que progresivamente le vayan surgiendo al estudiante. Desde esta
perspectiva, cabe señalar que en un momento el profesor se convertirá en el
intermediario entre el estudiante y la institución educativa virtual en la cual se encuentre
cursando los estudios, y es importante que el profesor pueda aportar información y
asesoramiento, pues la credibilidad en el sistema inicialmente pasará por él.
Si tradicionalmente los medios con que podrían contar los profesores para desempeñar
su tarea profesional de la enseñanza eran limitados, en poco tiempo su volumen se ha
ampliado notablemente, de forma que a los tradicionales retroproyectores, vídeos y
televisiones, e informáticos de generaciones iniciales, se han incorporado los
multimedias, telemáticos, videoconferencias y televisiones vía satélite. Estas
incorporaciones no sólo han supuesto nuevos medios para la transmisión de
información, sino también, y creo que es lo verdaderamente importante, para la creación
de nuevos entornos formativos y el desarrollo de nuevas posibilidades comunicativas
entre los participantes en el acto instruccional.
En líneas generales, y como ya hemos señalado en otro trabajo (Cabero, 2000, 24), las
nuevas tecnologías vienen a ampliar las posibilidades que tradicionalmente han
desempeñado los medios audiovisuales e informáticos tradicionales, como son las de
transmitir y estructurar la información, motivar y atraer la atención, estructurar la
realidad, facilitar el recuerdo de la información, estimular nuevos aprendizajes, ofrecer
un feed-back o ser portadores de contenidos. Entre estas nuevas posibilidades, podemos
señalar las siguientes:
Estas nuevas posibilidades nos están permitiendo crear nuevos entornos formativos, en
los que la interacción no sólo se establece entre el estudiante y los materiales, y entre los
estudiantes y el profesor, sino que las opciones se amplían con la interacción con otros
estudiantes, sean éstos de su entorno inmediato o ajenos al mismo, y la interacción con
expertos en contenidos ubicados fuera del aula.
Los aspectos mencionados nos van a poder permitir trabajar en nuevos modelos de
enseñanza, que van desde aquellos donde todas las actividades son realizadas por los
alumnos en la red, hasta los que introducen la posibilidad de obtener información
adicional de ésta; desde los que se apoyan en un modelo de comunicación sincrónico
hasta los que lo hacen de forma asincrónica; o desde los que se movilizan en un modelo
estático de información como, por ejemplo, la consideración de la web como sistema de
distribución de información ("web-based information distribution system"), hasta la
contemplación de un modelo dinámico e interactivo ("web-based training").
Harasim y otros (2000), por su parte, distinguen siete modelos de aprendizaje que
denominan como e-lecciones: la pregunta a un experto, los mentores, ayudas de un
tutor, acceso a materiales y servicios en red, interacción informal con los compañeros y
actividades estructuradas de grupo. Es de señalar que mientras las cuatro primeras
requieren de personal trabajando en la red en forma de profesores o tutores, las tres
restantes requieren fundamentalmente un espacio para el acceso a la información o el
intercambio de opiniones entre los estudiantes. La elección de uno de los modelos
vendrá determinada por la materia y por el diseño del curso.
Como ha indicado recientemente Orellano (1999), las nuevas tecnologías nos ofrecen
diferentes herramientas para favorecer la comunicación independientemente del tiempo
y con la posibilidad de atender a diferentes modalidades de enseñanza. En el cuadro que
exponemos a continuación se presentan las diferentes posibilidades que nos ofrecen
estas herramientas.
Dónde (espacio)
Enseñanza Espacio
Espacio grupal
individual. comunitario
Chat no
Encuentro
moderado.
simultáneo
Videoconferencia
Cuándo Correo
(temporalización) electrónico. Lista de
Aplicaciones de distribución.
Encuentro Correo
trabajo Aplicaciones
diferido. electrónico.
cooperativo de trabajo
(ejemplo cooperativo.
BSCW).
Los comentarios realizados hasta el momento nos permiten ya ir apuntando que, por una
parte, la utilización de estas tecnologías supone actividades más amplias que el simple
hecho de ubicar información en la red y, por otra, que la figura del profesor será
relevante para su concreción por diferentes tareas que irán desde el seguimiento del
proceso hasta el diseño de los materiales que serán ubicados en el contexto telemático,
sin olvidarnos del proceso de tutorización y seguimiento del estudiante en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Tal es su importancia, que en la citada Cumbre de Lisboa de la
Unión Europea, ya no sólo se habla de que todas las escuelas europeas deben disponer
de los recursos materiales necesarios para la potenciación y creación de una Europa
virtual para el aprendizaje, sino también de que sus profesores deben estar capacitados
para el desarrollo y utilización de las nuevas tecnologías.
Desde un punto de vista educativo, las nuevas tecnologías nos permiten no sólo nuevas
formas de comunicación, sino poner en acción nuevas posibilidades y estrategias
educativas, entre las cuales cabe destacar el trabajo en un modelo centrado en el
estudiante, y la potenciación del aprendizaje colaborativo por encima del aprendizaje
individualista o meramente grupal. Aspectos que, por otra parte, y como han sugerido
recientemente Kozma y Schank (2000) se encuentran en la base de los retos que tiene
que afrontar la escuela del siglo XXI, al movernos en la sociedad del conocimiento,
donde el aprendizaje no estará encapsulado en función del tiempo, el lugar y la edad,
sino que se convertirá en una actividad a lo largo de toda la vida. "La enseñanza ya no
se define como la transferencia de información, ni el aprendizaje se definirá como la
memorización de datos" (Kozma y Schank, 2000, 27).
Uno de los objetivos básicos que perseguimos con la utilización de esta estrategia de
formación y actuación laboral es que el intercambio de ideas y actuaciones de los
miembros implicados en el proceso nos lleve a la elaboración de nuevas ideas, la
realización de nuevas actividades formativas, nuevas propuestas de acción..., y para ello
es conveniente seguir una serie de principios generales, como los siguientes:
1. La comunicación entre los miembros que participan debe ser frecuente, fluida y
rápida.
2. La exposición de las ideas, principios, acciones...debe realizarse de forma clara y
concisa.
3. No basta con aportar, se debe justificar.
4. Todas las aportaciones deben ser tratadas de forma crítica y constructiva.
5. Todos los miembros deben aportar ideas o argumentaciones.
6. La información debe estar disponible para todos los miembros. No deben existir
aportaciones ocultas.
7. Se debe establecer un calendario de duración de las intervenciones y de
formación de ideas conjuntas.
8. No sólo se debe llegar a un consenso de acuerdos o desacuerdos, sino consenso
de argumentaciones. Los resultados alcanzados no deben ser el producto
sumatorio del trabajo en grupo, sino de su negociación y cohesión.
9. Al iniciar las sesiones de trabajo colaborativo en entornos telemáticos se debe
dejar claro qué herramientas de comunicación se utilizarán (e-mail, chat,
BSCW...) y las funciones para las que se destinará cada una.
10. Todos deben conocer las reglas de funcionamiento del grupo.
11. Cada miembro del grupo debe asumir la responsabilidad individual para la
realización de la actividad; por tanto, debe ser responsable del trabajo final.
12. Se debe asumir una cultura de la colaboración y de trabajo compartido.
13. Para que el trabajo colaborativo funcione correctamente deben darse relaciones
socioafectivas positivas entre los participantes.
14. Se apoya en el principio de aprendizaje por experiencia, ya que los participantes
deben ser sujetos activos.
Realizados estos planteamientos generales que darán cobertura al eje central de nuestro
trabajo, cabría preguntarse ¿cuáles son los roles que los profesores van a desempeñar en
este nuevo entramado tecnológico? Previamente, presentaremos a modo de síntesis las
posibles ventajas e inconvenientes que pueden aportar estos nuevos escenarios a los
procesos de enseñanza-aprendizaje y que nos servirán como elementos de referencia
para posteriormente analizar el rol de profesor con estas tecnologías.
El ritmo de aprendizaje es marcado por el estudiante, sin que ello signifique que
no pueda existir una propuesta por parte de los instructores.
Se amplían los escenarios para el aprendizaje: centro educativo, trabajo y hogar.
En contrapartida las limitaciones principales del nuevo modelo, o al menos las que
se le achacan, son las siguientes:
Ya señalamos en otro trabajo (Cabero, 2000, 92) algunas de las características básicas
que deberían tener los entornos de formación telemáticos; recordémoslas:
c) Utilizar guías visuales que faciliten la percepción al estudiante del recorrido seguido
en su proceso de formación. Guías que deberán estar a disposición del profesor para el
conocimiento del ciclo formativo seguido por el estudiante y de las posibles lagunas
cometidas y problemáticas encontradas; en definitiva, para que pueda apoyar y seguir el
proceso de aprendizaje.
k) Introducir elementos tanto para la evaluación del estudiante como para la evaluación
del entorno de comunicación desarrollado.
3. Brecha digital
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Un nuevo indicador de desigualdad: la
brecha digital: un concepto
multidimensional y polisémico
La noción genérica de brecha digital alude a “la brecha entre personas, hogares, empresas y
áreas geográficas con diferentes niveles socioeconómicos, tanto en relación con sus
oportunidades de acceder a las TIC como a su uso de Internet para una amplia variedad de
actividades” (OECD, 2007, p. 1). Sin embargo, la CEPAL sostiene que este fenómeno es de
carácter bidimensional en términos de su extensión (nivel de acceso a infraestructura,
conectividad y manejo básico) y profundidad (calidad del acceso, aprovechamiento y
apropiación de las TIC) (CEPAL, 2008a, 2009). A esta última dimensión se la denomina
segunda brecha digital (Pedró, 2009). En el ámbito educativo, la brecha digital va más allá de
las desigualdades en el acceso a infraestructura TIC e incluye las diferencias entre estudiantes
de distintos contextos socioculturales y características personales con relación a las
competencias necesarias para usar las TIC y aprovechar las oportunidades de aprendizaje que
brindan.
En consecuencia, el clásico enfoque evolutivo del modelo de adopción de TIC propuesto por
Selwyn (2004), que se compone de cuatro niveles jerárquicos 3 que han de recorrerse en forma
lineal y ascendente con el objetivo de adquirir gradualmente un capital tecnológico, no es
compartido por la CEPAL. Esta concepción, también suscrita por el autor de este documento,
plantea que en Latinoamérica este proceso no se está dando de manera lineal y progresiva, sino
que las dos brechas digitales se superponen y coexisten espacial y temporalmente, operando en
forma simultánea (CEPAL, 2010c; Sunkel y Trucco, 2010). Este escenario supone un complejo
desafío para la formulación e implementación de políticas públicas, ya que en un contexto
caracterizado por factores sociales e individuales propios de cada comunidad se debe aspirar a
resolver simultáneamente tanto problemas de acceso como de uso significativo de TIC.
Estas brechas no sólo se dan entre los distintos países sino también a su interior. Puede hablarse
entonces de una brecha digital interna o doméstica originada en inequidades preexistentes que
son definidas, por ejemplo, por aspectos tales como el nivel de ingresos, el género, el nivel
educativo, el origen étnico y el lugar de residencia (CEPAL, 2008b), lo que constituye una
nueva modalidad de exclusión social. En el caso específico de la educación, los principales
factores que contribuyen a la brecha interna son la ubicación geográfica (las escuelas de zonas
urbanas tienen mayor acceso a las TIC que las de zonas rurales), la dependencia administrativa
(los establecimientos privados tienen, por lo general, mayores niveles de acceso a TIC que los
públicos) y el contexto socioeconómico de los estudiantes (aquellos alumnos provenientes de
familias con un nivel de ingresos más alto tendrán mayor acceso a las TIC en sus hogares).
Pese a que las conexiones domicialiarias avanzan a ritmo lento, el acceso a Internet
continúa con un crecimiento sostenido desde 2004, con una tasa menor a la del 2008,
que se mantiene constante en el 2009. En marzo del 2010 la población conectada
llegaba a 18,1 millones de usuarios, alcanzando al 43 por ciento de la población, según
datos de la consultora D'Alessio-Irol (2010). Por usuario de Internet las consultoras
privadas contemplan a quienes han tenido algún tipo de conexión a la Red en los
últimos 30 días, aunque no necesariamente paguen por el servicio.
En Córdoba, hay 165 mil conexiones; lo que implica que casi el 16 por ciento de su
población está conectada, según datos del Barómetro Cisco de Banda Ancha Argentina
2005-2010).
Sin embargo, las brechas por edad y nivel socioeconómico también se evidencian. Si
bien aproximadamente el 42% de la población accede con cierta frecuencia a la Red,
seis de cada 10 cordobeses menores de 30 años se conecta a Internet con cierta
frecuencia; entre los adultos esa la proporción desciende a cuatro de cada 10 y entre los
mayores el uso es menor: sólo dos de cada 10 (Delfos, 2009)
En tanto, entre 1998 y 2008 la brecha se amplió de 25 a 38 puntos: en 2008, mientras el
62 por ciento de la clase alta era usuario de Internet, apenas el 24 por ciento de la clase
baja contaba con algún tipo de conexión (Delfos, 2009).
En promedio, los usuarios argentinos acceden desde dos lugares diferentes por usuario.
Todas las formas de acceso crecen con una sola excepción: los cyber, que continúan en
baja, según estos datos de la consultora D'Alessio-Irol
Quienes acceden a la Web se convierten en fanáticos: desde las 9 hasta las 20 el medio
con el que se prefiere tener contacto es Internet . La entrada a la tecnología móvil se
estaría produciendo por los que tienen más experiencia en el manejo de Internet; son
también los que mayor capacidad económica tienen para la compra de equipos con
posibilidad de conexión Wi-Fi.
Accesos desde el hogar o desde Wi-Fi
2. La brecha generacional
Según Martín Hopenhayn (2004) Internet "está planteando segmentaciones etarias
sorprendentes". En Brasil, los datos del Ministerio de Salud revelan que, por edad, el
15.8 por ciento de los jóvenes de 14 a19 años de edad ha usado Internet, contra el 11,3
en la población de 20 a 35 años, el 5.6 por ciento en edad 36 a 45 y el 3 por ciento en
mayores de 46; y para el caso de uso de computadores personales estos índices etarios
eran del 27, 19, 13,7 y 6,3 por ciento respectivamente (en Hilbert, 2001b). (Hopenhayn,
2004)
El informe del PNUD (2006) apunta que el sentido generacional, devela una
connotación subjetiva en relación al posicionamiento que las personas toman frente al
mundo de las nuevas tecnologías. El informe comprueba que “hay un fuerte
componente generacional en esta percepción: los más jóvenes creen firmemente en la
tecnología y en las oportunidades que ha generado. Para ellos es una herramienta que
facilita las cosas y les sirve para desarrollar sus intereses. En el mundo adulto, esta
sensación es mucho menos marcada y disminuye a medida que aumenta la edad. A los
adolescentes la tecnología no les complica la vida; por el contrario, se las hace más
entretenida y les brinda más independencia. En consecuencia, tienen una actitud muy
positiva hacia ella” (Soto Coll, 2008
Según DOT Force (Digital Opportunity Task Force), los países pobres son los que
tienen los indicadores más bajos y necesitan como paso inicial recomendado poner
atención en fortalecimiento de la infraestructura de servicio de telefonía convencional,
base principal para los otros servicios de telecomunicaciones como la telefonía celular e
Internet (Santoyo y Martínez, 2003: La brecha digital mitos y realidades).
La comunicación vía satélite ayuda a resolver parcialmente este problema, sin embargo
no satisface todas las necesidades. Otra posibilidad es la conexión que brindan las
compañías que ofrecen servicios de comunicación a través de cable, pero éste resulta
muy caro y excluyente a una parte importante de los usuarios potenciales.
La dificultad para tener acceso a ciertos servicios no es algo nuevo y exclusivo del uso
de las tecnologías de la información. Las sociedades desarrolladas o no, han necesitado
largos períodos para llegar a tener una cobertura total de los servicios telefónicos, de la
misma forma en que lo hicieron para disfrutar de la electricidad. Los grupos con
mayores recursos tuvieron acceso a esos servicios más fácil y rápidamente en las zonas
urbanas que en las rurales. Aún en muchos países desarrollados la posibilidad de
disfrutar de servicios telefónicos en áreas rurales y lejanas de los centros urbanos e
industrializados es un problema por enfrentar (Gallardo, 2006: La brecha digital y sus
determinantes).
“El riesgo de una brecha cada vez mayor entre los poseen información y los que carecen
de ella nunca ha sido tan grande. Pero estas disparidades no son sólo un problema entre
países en fases de desarrollo diferentes, sino también entre grupos e individuos dentro
de los propios países” IFLA. 2001, XVIII (García Gomez, 2004).
Una investigación realizada por Gustavo López (2006) sobre los consumo culturales de
los chicos de 11 a 17 años en Argentina, reveló que sólo un tres por ciento de los
hogares de menores recursos tiene acceso a Internet, y sólo un 10 por ciento tiene una
PC. Mientras que el 45 por ciento de los hogares de más recursos pueden acceder a
Internet y el 75 por ciento tiene una PC.
Fuente: www.cultura.gov.ar
Otra investigación realizada en Buenos Aires en el año 2002 y publicada por la revista
latinoamericana de comunicación Chasqui demostró que “cuanto mayor es el nivel
económico social familiar, más alto es el nivel de integración de lo jóvenes con las
nuevas tecnologías” y que “el nivel económico social condiciona el acceso a las nuevas
tecnologías".
El acceso físico a las TICs se refiere, por un lado, al hecho de poder contar con una
infraestructura de telecomunicaciones adecuada con un ancho de banda suficiente para
la conexión a Internet y, por otro lado, el coste económico que supone el desarrollo y
mantenimiento de dicha infraestructura. De esta manera, es posible distinguir entre
“conectados” y “desconectados” a Internet. Estos desconectados no pueden o saben
conectarse, especialmente, por razones económicas (García Gomez, 2004)
Un artículo del diario Perfil afirma que “Argentina está rezagada con relación al resto
del mundo. Un abonado residencial puede llegar a tener dos megas o tres megas
nominales con un abono de unos 30 dólares al mes, mientras que en París por menos
acceden a diez megas y en Corea del Sur a sesenta. Es decir que las respuestas a las
búsquedas de un estudiante argentino van a llegar siempre más tarde que a un francés o
un coreano. Así las cosas, la frontera de la exclusión se va ampliando"
Disponibilidad de equipos
Posibilidad de conectarse a la Red
Conocimiento de las herramientas básicas
Capacidad para que la información se convierta en conocimiento
Comprensión idiomática
Brecha de acceso. Esta es la fractura que surge en primer lugar, y que separa a
aquellos que pueden acceder a las infraestructuras de telecomunicaciones y los
que están aislados, físicamente, de las redes digitales. Por supuesto esta brecha
tiene un doble origen: la ausencia de infraestructura o el coste demasiado
elevado de su uso.
Brecha de uso. El tener acceso a una tecnología no implica necesariamente su
uso. Es un hecho bien conocido como una vez que la mayor parte de una
población, tiene acceso (la infraestructura está disponible y podría permitirse su
coste), una proporción importante sigue sin utilizar la oferta tecnológica: o no se
conecta o no usa las herramientas e información disponibles. El uso está
motivado por la posibilidad de acceso, el interés en ese acceso (que la tecnología
le aporte valor al usuario) y la educación que les capacite para usar esas
tecnologías.
Brecha de apropiación. Una buena parte de los usuarios de Internet y la
tecnología digital hacen un uso básico y se sienten en la práctica superados por
las herramientas dado que perciben, con razón, que podrían hacer usos más
sofisticados y valiosos. La tecnología sólo genera cambios cualitativos y
radicales cuando los usuarios no sólo la “usan” sino cuando se apropian de ella y
le dan usos inesperados y por tanto innovadores y creativos. (Freire, 2008)
Para que un usuario tenga verdadero acceso a la red, es necesario que logre participar
eficazmente en todas las oportunidades que ofrece Internet. La educación en la
actualidad implica nuevas competencias para trabajar con diferentes tecnologías, para
decodificar los diferentes sistemas y códigos, para interaccionar con la información,
para leer de manera hipertextual y para evaluar la credibilidad de la información.
Un trabajo de la consultora Carrier indica que sólo el 6 por ciento de los internautas se
conecta a la Red desde centros educativos. (Carrier y Asociados, 2010). Otros datos,
relevados por Fundación Telefónica, presentado en Comunicados Etecnología, indican
que las regiones Noreste y Noroeste del país son las que se encuentran en condiciones
más desfavorables en cuanto a equipamiento. Mientras que en el resto del país las
escuelas representan aproximadamente un 70 por ciento del total, en estas regiones es
menos del 30. (Comunicados Tecnológicos, 2007 )
De acuerdo con otro informe “Brecha digital, el nombre de una segunda exclusión
social”, publicado por la organización Periodismo Social, Argentina aparece detrás de
países como Uruguay y Chile con respecto a la cantidad de computadoras personales y
también de la aplicación de programas de inclusión digital de sus ciudadanos. Este
mismo informe plantea que una segunda brecha digital separa a quienes disponen y no
de banda ancha, y también a quienes usan las tecnologías para enviar mensajes, chatear
o jugar en red, de aquellos que también las utilizan para finalidades educativas.
(Periodismo Social, 2004)
Para un primer momento se espera que los alumnos apliquen de forma integral el uso de
las computadoras y no dependan de la disponibilidad del laboratorio de la escuela. En
una segunda etapa, se espera el dominio de la computadora por parte del alumno y
posteriormente la apropiación del docente para usarlo pedagógicamente. Wikipedia
2010)
Por otra parte, indica que en la actualidad se percibe una fuerte tendencia a reducir la
Sociedad de la Información a las TICs, “en cuanto que suele centrarse en el uso de las
TICs para usos escolares como medios de transmisión de contenidos, como refuerzo
didáctico, como medios de autoaprendizaje o, incluso como sustituto del docente”. La
nueva tendencia que plantea el autor tiene que ver con centrar la acción en los sistemas
educativos y en los aprendizajes, y no en los medios (Vitelli, 2008).
Internet generó un gran cambio en la manera en la que nuestra cultura se produce ya que
desencadenó la posibilidad de que muchas personas participen en el proceso de
construcción y cultivo de una cultura que va más allá de los límites locales. El poder de
Internet generó un cambio en el mercado global y está amenazando a las industrias con
mayor poder.
“No obstante, Internet mantiene hasta hoy su carácter original: libre, descentralizada,
multifuncional y, hasta el momento, no puede ser controlada, convirtiéndose entonces
en un espacio de debate. Por un lado, los poderosos intereses políticos, financieros y
comerciales que pretenden que su función principal sea la de vigilar, controlar, anunciar
y vender. Por el otro lado, los intereses ciudadanos y democráticos que aspiran convertir
Internet en un instrumento al servicio de la democracia, del desarrollo sustentable, de la
innovación, de la ciencia, de la cultura, de la educación y de la salud” (D’Elía Branco,
2006)
El principal interrogante implica encontrar una serie de alternativas para achicar la gran
distancia que hay entre las personas que pueden y saben cómo utilizar las TIC como
parte de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que, aunque lo
tuviesen, no sabrían cómo utilizarlas. Como vimos anteriormente, la brecha digital es
causada por muchos factores, generalmente de tipo económicos. Muchas veces, el alto
costo del software o del hardware impide el acceso a las TICs. En el caso del hardware
resulta más difícil hacer algo para evitar su costo, pero en el caso del software es
distinto. “Es aquí en donde el software libre aparece como una alternativa para dar
acceso a la tecnología a esos grupos a los cuales, en caso de no existir software libre, les
habría sido mucho más difícil acceder a ésta” (Herskovic; Garrido; Fuenzalida, 2010).
Más precisamente, significa que los usuarios de programas tienen las cuatro libertades
esenciales:
El software libre podría llegar a ser beneficioso para superar la brecha digital en campos
como la educación, la salud pública, y las pequeñas y medianas industrias. Sin embargo,
el software por sí solo no tendrá ningún valor si no se masifica su instalación, acceso y
capacitación en tecnologías de la información. Es aquí donde juegan un papel
preponderante las políticas públicas que promuevan la filosofía del open source y
distribuyan los software libres; y generen campañas para la formación de los potenciales
usuarios.
En la actualidad, quienes acceden al SL, son sólo un pequeño grupo de personas que
tiene características muy particulares que los identifican. No obstante, la propagación
del movimiento de SL a otros ámbitos, como el educativo, podría ayudar a que los
usuarios accedan a las plataformas que les permitan producir y distribuir conocimiento,
sin la necesidad de pagar por el costo de las licencias de uso de los programas del
software comercial. Sin ir más lejos, la Casa Blanca ha elegido desarrollar sus
plataformas de e-Gobierno en códigos abiertos y libres, como Drupal. Una señal de que,
desde la esfera pública, se privilegia la utilización y aplicación de software libre.
Los usuarios de SL son un movimiento social caracterizado por nuevas formas de lazos
sociales de confianza e interacción. Los caracteriza el concepto de “comunidad” como
opuesta a un grupo de individuos aislados y atomizados ya que funcionan en pequeños
grupos, donde la idea de usuario está unida a la de desarrollador de software. A pesar de
su importante unidad, son muy heterogéneos: hay distintos actores y maneras diferentes
de involucrarse en la comunidad.
Según Manuel Castells, “el software libre es incompatible con las corporaciones
monopolistas, como Microsoft. Es también incompatible con gobiernos represivos que
quieren controlar la libertad, sean de derecha o de izquierda. Sin embargo, no es
incompatible con IBM, e IBM no es un órgano revolucionario mundial. Ni tampoco es
incompatible con gobiernos democráticos que quieren desarrollar la creatividad de los
jóvenes. No obstante, yo no compararía el software libre con la izquierda pues es algo
mucho más amplio. Sus valores son valores de transformación social y creo que más
próximos del anarquismo. Las ideas que están por detrás del software libre creo que son
anti-autoritarias y de libertad. Para mí, esas ideas son revolucionarias. Sin embargo,
cabe una diferenciación de la expresión política organizada de izquierda. El movimiento
software libre es más amplio que el movimiento anticapitalista y puede encontrar
aliados en el capitalismo. Existen en común las ideas de libertad y ellos están dispuestos
a aceptarlas. Esto es, en el fondo, muy revolucionario, pues los grandes poderes
mundiales no están dispuestos a aceptar la libertad” (citado en Blog El espacio del
saber)
Sin embargo, y a pesar de que Internet debería abaratar los costes de las publicaciones
científicas, los precios se han incrementado, lo que dificulta el acceso.
6. Conclusión
Citando a Edgardo Civallero, “cualquier texto que intente resumir, en unas pocas
páginas, un fenómeno tan complejo (…) como la brecha digital, adolecerá de serias
falencias. En efecto, es imposible resumir en unas páginas varias toneladas de
información puntual y pertinente generadas por miles de equipos de trabajo
internacionales”. Sin embargo, resulta indispensable que el debate sobre la brecha
digital y sus consecuencias traspase los límites de los datos estadísticos, de los estudios
empíricos y se instaure una discusión profunda que lleve a la investigación-acción.
Si pensamos la brecha digital como la diferencia que existe entre personas, grupos y
áreas geográficas según su oportunidad de acceder a las TICs y usarlas con fines
diversos, podríamos decir que el fenómeno no sólo crea nuevas desigualdades, sino que
acentúa las ya existentes. La problemática no implica sólo el acceso a Internet, sino que
abarca diversos niveles como el empleo efectivo y la apropiación de las tecnologías, lo
que depende de la formación educativa, el lugar de residencia, el nivel socio-
económico, la edad, el sexo y demás variables.
En los capítulos anteriores hemos desarrollado algunos de los ejes más relevantes de
esta problemática:
En conjunto con la educación, el Software Libre y todos aquellos movimientos que surgen a
partir de una lógica de cooperación y trabajo participativo que permita compartir y mejorar el
conocimiento en comunidades, colaboran con la apropiación de las tecnologías de la
información y la comunicación que podrían transformar el sistema económico, político y cultural
en el que uno domina y los demás son dominados.
Mientras los periodistas nos dediquemos a tratar el tema con simpleza y banalidad, evitando
los análisis sustantivos, seguiremos siendo funcionales a la perpetuidad de las desigualdades
que genera un sistema injusto.
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