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APUNTE N° 10

DERECHO CIVIL I
TEORÍA GENERAL DEL ACTO JURÍDICO. REQUISITOS DE VALIDEZ DEL ACTO
JURÍDICO. LA CAPACIDAD

Prof. Dr. Rodrigo Barría Díaz


Universidad Alberto Hurtado
APUNTE N° 10: DERECHO CIVIL I. TEORÍA DEL ACTO JURÍDICO.
REQUISITOS DE VALIDEZ DEL ACTO JURÍDICO. LA CAPACIDAD*

La capacidad del autor o de las partes concurrentes al acto jurídico constituye un


requisito de validez del mismo. El artículo 1445 contempla como uno de los requisitos
para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad que ella
sea legalmente capaz.

La capacidad, en términos generales, es la aptitud para ser titular de derechos


subjetivos y para ejercerlos. Este concepto de capacidad se descompone en dos
categorías: capacidad de goce y capacidad de ejercicio.

La capacidad de goce o adquisitiva, es decir, la capacidad para ser sujeto de derechos


subjetivos, constituye un atributo de la personalidad en cuanto toda persona por el
hecho de ser tal goza de la aptitud de ser titular de derechos y obligaciones.

Por el carácter de atributo de la personalidad que la capacidad de goce reviste es que


no resulta posible que puedan existir incapacidades de goce generales. De ser ello
posible, dicha situación importaría desconocer al sujeto que estuviese en dicha
situación el carácter de persona.
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Lo anterior no obsta a que puedan existir incapacidades de goce particulares, ya que
ello no implica desconocer el carácter de persona a quien se encuentre en la referida
situación de incapacidad particular. En tal caso, existen privaciones parciales de la
capacidad de goce.

La capacidad de goce de las personas naturales comienza con el nacimiento, con la


única salvedad de lo dispuesto en el artículo 77, el cual extiende dicha capacidad
hasta la época de la concepción.

La capacidad de ejercicio consiste en la aptitud de una persona para ejercer derechos


y contraer obligaciones por sí sola, sin el ministerio o la autorización de otra persona.

Es precisamente a la capacidad de ejercicio a la cual alude el Código en el artículo


1445, inciso segundo, al disponer que "la capacidad legal de una persona consiste en
poderse obligar por sí misma y sin el ministerio o la autorización de otra".

Dicha definición ha sido criticada por algunos como Victorio Pescio al expresar que
“esta definición es insuficiente porque, de acuerdo con sus términos, sólo se refiere a
la aptitud para contraer obligaciones, para constituirse en deudor, en sujeto pasivo de
un derecho, en tanto que la capacidad en su sentido amplio, comprende la aptitud
para adquirir derechos, para ejercitarlos o para realizar o ejecutar diversos actos".

* Apunte preparado por el profesor Dr. Rodrigo Barría Díaz, Universidad Alberto Hurtado.
Como resulta obvio, la capacidad de ejercicio supone previamente la capacidad de
goce, pues para poder ejercitar un derecho es necesario tener aptitud para adquirirlo.
Puede, en cambio, existir capacidad de goce sin capacidad de ejercicio, tratándose de
los casos de incapaces que la ley señala y que estudiaremos posteriormente.

La regla general es la capacidad y la excepción la incapacidad, al tenor de lo dispuesto


en el artículo 1446.

La incapacidad deberá requerir de un texto legal que la establezca, no resultando lícita


la convención en virtud de la cual alguien renuncia en todo o parte a su propia
capacidad. Esto por cuanto las reglas de capacidad son de orden público y quedan por
lo tanto sustraídos de las derogaciones o modificaciones que respecto de ellas puedan
pactar los particulares.

Otra consideración de orden general que en materia de capacidad debe tenerse


presente, es que siendo la capacidad la regla general, la incapacidad no se presume y
en consecuencia, quien la invoque deberá probarla.

De conformidad al artículo 1445 del Código Civil, las incapacidades son de tres clases:
absolutas, relativas y especiales.

I. Incapacidades Absolutas

De acuerdo al artículo 1447 son absolutamente incapaces los dementes, los 2


impúberes y los sordomudos que no pueden darse a entender claramente.

Esta disposición merece algunos comentarios.

1. Los dementes

La ley al emplear la expresión demente no lo hace en el sentido médico del término,


sino en su acepción general y común de persona privada de razón o que tenga sus
facultades mentales sustancialmente alteradas.

En este aspecto se aplica la excepción contemplada en el artículo 21 en orden a que


las palabras técnicas de una ciencia o arte se toman en el sentido que les den los que
profesan la misma ciencia o arte, a menos que aparezca claramente que se han
tomado en sentido diverso.

La prueba de la demencia corresponderá a quien la invoca. Sin embargo, dicha prueba


será innecesaria si el demente ha sido declarado en interdicción con anterioridad a la
celebración del acto o contrato. La interdicción es una declaración judicial acerca de
encontrarse una persona en estado de demencia.

En efecto, el artículo 465 establece que los actos del demente posteriores al decreto
de interdicción serán nulos, aunque alegue haberse celebrado en un intervalo lúcido y
por el contrario, los actos y contratos celebrados sin previa interdicción serán válidos a
menos de probarse que el que los celebró estaba entonces demente.

Puede discutirse si las personas en situaciones transitorias de privación de


discernimiento, como los ebrios, drogados, etc., se encuentran comprendidos en la
categoría de dementes. Cualquiera sea la posición al respecto, el asunto no presenta
mayor interés práctico, por cuanto los actos de dichas personas serán nulos
absolutamente, ya sea por incapacidad absoluta (si entendiéramos que caben en la
categoría de dementes) o por falta de voluntad.

2. Los impúberes

El concepto de impúber se encuentra definido en el artículo 26 y se entiende por tal al


varón menor de 14 años y a la mujer menor de 12 años.

3. Sordomudos que no pueden darse a entender claramente

El criterio de la ley para consagrar como incapaz absoluto al sordomudo que no se


puede dar a entender claramente no dice relación únicamente con la sordomudez,
sino con la circunstancia que le acompaña de no poder darse a entender en forma
clara. Ello por cuanto en tal caso el sordomudo no puede manifestar su voluntad en
forma inequívoca y que no se preste a dudas. Por el contrario, si el sordomudo está en
condiciones de expresar su voluntad en forma lo suficientemente clara, por ejemplo, a
través del lenguaje de señas, no se configurará la causal de incapacidad. 3

Sanción

De conformidad con el artículo 1447, inciso segundo, los actos de los absolutamente
incapaces no producen ni aún obligaciones naturales y no admiten caución. Es decir,
la ley es enfática en privar a dichos actos de toda eficacia.

Por otra parte, el artículo 1682, inciso segundo, dispone que hay nulidad absoluta en
los actos y contratos de los absolutamente incapaces. En consecuencia, los actos de
los absolutamente incapaces adolecen de nulidad absoluta.

La prevención de la ley de que los actos de los absolutamente incapaces no producen


"ni aún obligaciones naturales" quiere decir que no producen ni siquiera obligaciones
que obliguen únicamente desde un punto de vista moral, que es una de las
características que tiene esta clase de obligaciones.

Por otra parte, que no puedan caucionarse las obligaciones de los absolutamente
incapaces implica que toda caución otorgada en seguridad de una obligación contraída
por un absolutamente incapaz adolece de nulidad absoluta, por efecto consecuencial
de la nulidad absoluta de que también sufre el acto del cual emana la obligación
asegurada.
La circunstancia de ser una persona absolutamente incapaz no implica que ésta no
pueda actuar en la vida jurídica ni ser titular de derechos y obligaciones. El incapaz
absoluto puede celebrar actos jurídicos, sólo representado por su representante legal.
Esto porque el incapaz absoluto representado no tiene voluntad suficiente o si la tiene
no puede manifestarla, pero no implica que queda proscrito de la vida jurídica.

De acuerdo al artículo 43, son representantes legales de una persona el padre o la


madre, el adoptante y su tutor o curador.

En este sentido existe una diferencia con la actuación de los relativamente incapaces,
los cuales no sólo pueden actuar representados sino también pueden hacerlo
autorizados por su representante legal, como veremos en su oportunidad.

II. Incapacidades Relativas

De conformidad al artículo 1447, son relativamente incapaces los menores adultos y


los disipadores que se hallen bajo interdicción de administrar lo suyo.

1. Menores adultos

De acuerdo al artículo 26, son menores adultos los que han dejado de ser impúberes y
no han cumplido los 18 años, es decir los hombres mayores de 14 y las mujeres
mayores de 12.
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2. Disipadores en interdicción de administrar lo suyo

“Disipadores o pródigos son las personas que dilapidan sus bienes de manera que
manifiestan una falta total de prudencia” (Avelino León).

La ley en el artículo 445, inciso segundo, ejemplifica hechos demostrativos de


prodigalidad como "el juego habitual en que se arriesgan porciones considerables del
patrimonio, donaciones cuantiosas sin causa adecuada, gastos ruinosos...".

Los actos de los pródigos sólo serán nulos si éste ha sido declarado en interdicción.
Todos los actos anteriores a la interdicción son válidos.

Los incapaces relativos pueden actuar en la vida jurídica, ya sea representados o bien
autorizados por su representante legal. En algunos casos particulares, los incapaces
relativos para actuar válidamente requieren no sólo la autorización del representante o
actuar representados, sino también cumplir con ciertas formalidades habilitantes, que
la ley exige por la importancia del acto, como por ejemplo, la autorización judicial.

Excepcionalmente los incapaces relativos pueden actuar por sí solos en determinados


actos, como ocurre tratándose de actos personalísimos, como el testamento y el
reconocimiento de un hijo.
Cuando un incapaz relativo actúa sin la intervención de su representante legal o sin
cumplir con las formalidades habilitantes exigidas por la ley, el acto o contrato
celebrado en dichas circunstancias adolece de nulidad relativa.

III. Incapacidades Especiales o Particulares

El inciso final del artículo 1447 dispone que además de las incapacidades ya aludidas
(absoluta y relativa), "hay otras particulares que consisten en la prohibición que la ley
ha impuesto a ciertas personas para ejecutar ciertos actos".

Manifestaciones de estas clases de incapacidad son, por ejemplo, los casos


contemplados en los artículos 1796, 1798, 412, inciso segundo, 2144, 2145.

Esta categoría de incapacidades ha planteado dudas tanto en lo que se refiere a la


sanción de los actos ejecutados por incapaces particulares, como en determinar si se
trata de incapacidades de goce y de ejercicio.

Si bien es cierto que la ley emplea en el artículo 1447 la expresión "prohibición", el


empleo de dicho término no circunscribe las incapacidades particulares a los casos de
prohibición absoluta de celebrar un acto, sino también a los casos en que el acto se
puede celebrar cumpliendo con determinados requisitos. Por lo mismo, la sanción del
acto celebrado en situación de incapacidad particular será diversa, según se trate de
un acto prohibido absolutamente o de un acto que puede realizarse cumpliendo con
determinados requisitos. 5

Tratándose de actos prohibidos absolutamente, como es por ejemplo el caso del


artículo 1796, la sanción del acto ejecutado será la nulidad absoluta en virtud de
haber un objeto ilícito al tenor del artículo 1466.

Por el contrario, si se trata de incapacidades particulares que están constituidas por


actos que estando prohibidos se pueden, no obstante, realizar cumpliendo con
determinados requisitos. La sanción del acto realizado sin cumplir con dichos
requisitos será la nulidad relativa. Esto, por cuanto en tal caso se habrá omitido un
requisito exigido por la ley en atención al estado o calidad de la persona que lo celebra
(artículo 1682). En tal caso no existe una norma prohibitiva, sino una regla imperativa
de requisito.

Existen, por último, casos excepcionales en que la ley señala una sanción diversa para
el acto realizado por el incapaz particular (artículo 114).

En cuanto a la naturaleza de las referidas incapacidades particulares, se ha discutido


si constituyen incapacidades de goce o de ejercicio.

Tratándose de incapacidades provenientes de actos absolutamente prohibidos, la


incapacidad puede considerarse de goce, por cuanto en ese caso la prohibición impide
adquirir el derecho de que se trata.
En el caso de incapacidades particulares en que el acto se puede realizar pero
cumpliendo determinados requisitos, la incapacidad deberá entenderse de ejercicio,
por cuanto el acto puede realizarse y el derecho ejercerse, pero bajo el cumplimiento
de los respectivos requisitos.

En materia sucesoria existen también incapacidades de goce particulares como


ocurre, por ejemplo, en el caso del artículo 964.

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