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La autenticidad de la mujer ingeniera:

La mujer a través de la historia ha sido partícipe dentro de la humanidad como luchadora de


sus derechos al rechazar las distintas consideraciones que afirman su inferioridad respecto al
hombre y que no puede realizar las mismas tareas que éste. Desde la llegada de la democracia
en 1975, el papel de la mujer en la sociedad ha evolucionado exponencialmente, tanto en el
ámbito familiar como laboral; la ingeniería no ha sido ajena al proceso de inclusión del sexo
femenino sobre dichas áreas del conocimiento, por lo que ha sido fundamental reconocer las
capacidades de las mismas para determinadas labores y señalar con precisión que la
importancia de la mujer ingeniera es que complementa su vida profesional con su parte
humana.

Aunque es cierto que “las mujeres optan por carreras relacionadas con las humanidades, la
educación o ciencias de la salud en mayor medida” (Panaia, 2014), la tendencia en los últimos
años se ha ido revirtiendo, y cada vez más aumenta la participación femenina en la ciencia,
la tecnología, y en algunas especialidades de las ingenierías. Sin embargo, algunos obstáculos
siguen prevaleciendo en la elección de las mujeres por pertenecer a este campo laboral; ya
sea por el estigma social y el miedo al rechazo, las oportunidades de empleo, la preferencia
de los hombres trabajadores o los inconvenientes en el transcurso de la vida universitaria.

Si se pretende indagar a cerca de las posibles soluciones de la exclusión de la mujer en este


campo, se tendrían que hacer algunas inquietudes, ¿Es pertinente exceptuar a las mujeres de
sus pasiones?, ¿Qué habilidades tienen las mujeres que las difieren de los hombres? ¿Qué
puede aportar la mujer en trabajos de innovación, diseño, ciencia e industria? Y después de
dichos cuestionamientos, aceptar la idea de que el sexo no determina el empleo.

Ahora bien, al hablar de la propia definición de un ingeniero, se debe resaltar que “Se trata
de un profesional con liderazgo, creativo, innovador, capaz de resolver problemas, y
sobreponerse a los obstáculos para alcanzar sus metas” (Gutierrez, s.f). En particular, la mujer
ingeniera se ha destacado por particularidades desde su trayecto de preparación, hasta la parte
en el empleo. Marta Panaia, licenciada en ciencias sociales, máster en sociología y docente
de la Universidad de Buenos Aires, tras su trabajo de investigación, se da cuenta de que a
nivel pedagógico las mujeres tienden a tener promedios más altos en los estudios que los
varones, pero que tristemente esto no siempre tiene su correspondencia en el mercado laboral.
(Panaia, 2014)

Por lo que se podría decir, que aunque es posible que una mujer se encuentre con distintos
obstáculos a nivel universitario, estadísticamente está registrado que desde el primer
momento en el que una ingeniera decide su preparación como disciplina, se responsabiliza
de las distintas labores que se encuentre en su camino de instrucción, asunto que de igual
manera lo refleja en su empleo.

Si se ha de ejemplificar sobre las mujeres que han revolucionado la “sociedad


masculina”, Barbara Crawford Johnson es un claro modelo de ello, siendo ésta “la única
mujer que participó en el equipo de ingeniería de la NASA que trabajó en la llegada a la luna”
(Pastor, 2015) Una mujer que se destacó desde su juventud al ser la primera mujer graduada
de ingeniería de la Universidad de Illinois en 1946, fue parte de una empresa aeroespacial y
“realizó importantes estudios sobre dinámica de vuelo, diseño de misiles, túneles de viento,
análisis de rendimiento y aerodinámica” (Pastor, 2015). Sin lugar a dudas fue una mujer
extraordinaria que aunque vivía en una época de estigmatización femenina, poco después
recibiría el apoyo de muchas más mujeres que tenían sus pasiones ocultas.

Maria Beaseley (inventora de la balsa salvavidas), Sarah Matter (inventora del periscopio),
Ada Lovelace (primera programadora de ordenadores), Elizabeth MacGill (primera
diseñadora de aeronaves), Ellen Swallow Richards (madre de la ingeniería ambiental) son
también claros ejemplos del aporte de las mujeres que también han pensado en facilitar la
vida de los seres humanos, generar proyectos de innovación, y contribuir al buen
funcionamiento de los diferentes aspectos de la sociedad.

Para ilustrar la capacidad de las mujeres ingenieras por generar aportes a la humanidad, hay
que hacer relevante un reciente progreso de la destacada profesora de la Universidad de
Antioquia que será coautora en el informe de la ONU sobre el cambio climático; se trata de
Paola Andrea Arias Gómez, ingeniera civil de la Universidad Nacional y jefe de la escuela
ambiental de la Universidad de Antioquia. Paola Andrea Arias menciona en una entrevista
con el periodista Pompilio Peña:
“El tema en particular en el cual yo estaré contribuyendo, es el octavo capítulo del primer
grupo de trabajo sobre el ciclo hidrológico, el estado actual del ciclo hidrológico, los
cambios que se han observado en las últimas décadas y demás”

Aunque parezca un triunfo personal, durante las muchas entrevistas en las que ha participado
la ingeniera, ha manifestado que se trata de un orgullo que deberían sentir las universidades
a las que es parte; reflejando una vez más, y haciendo un juicio desde su manera al hablar,
que es una persona de gran humildad, con muchas proyecciones futuras, pero que sobre todo
afirma que “la disciplina es la clave de los buenos resultados” (Arias, 2017)

Sin duda alguna, como ella, hay muchas mujeres que con responsabilidad orientan sus
proyectos de vida laborales. Carlos Cabrera, de la Universidad Científica Latinoamericana
de Hidalgo, tras un minucioso estudio de observación y análisis, deja registrado cuáles son
algunas características que tienen las mujeres emprendedoras, indiferentemente de su
profesión. La organización, la independencia, la responsabilidad, la autoestima y una correcta
toma de decisiones, son lo que para Cabrera ha significado la causa de la evolución
exponencial de la mujer en temas laborales.

Con la generalidad del egresado por describir que “La mujer es sumamente comprometida
con su trabajo, conoce el valor del empleo y/o generación del mismo y hace de su
responsabilidad una cultura de disciplina” (Cabrera, 2013), es afirmado por otro de los
estudios menos empíricos, donde se señala que “la rectitud y los valores, son fundamentales
para evitar quedarse atrapada en el mundo de hombres. Saber darse su lugar y elegir
amistades afines, son la clave […] la mujer en ingeniería no puede ser una persona corta de
pensamiento, sino una mujer de retos a quien le guste poner a prueba sus capacidades y
superar pruebas, sobre todo cuando se le menosprecia” (Gutierrez, s.f) Lo que no afirma la
negación de los hombres porque no tengan dicha particularidad en los empleos, pero que ante
la sociedad con estigmas, es fundamental que la mujer tenga más características de carácter
moral y humano, ya que la idea de que es inferior físicamente, es difícil de contradecir.

Y al hablar de lo humano, es precisamente lo que queda demostrado con la ejemplificación


de las ingenieras y los recientes estudios, entendiendo que “toda mujer líder posee la gran
cualidad de prevenir, analizar, interpretar, integrar y tomar decisiones que guíen, influencien,
motiven y desarrollen a su gente y empresa al éxito” (Cabrera, 2013), donde se considera que
dichas cualidades de las mujeres no deben ser propias, sino que deben proyectarse al grupo
de trabajo. Lo virtuoso que tiene el campo de la ingeniería y la ciencia, es que trabajan bajo
estrategias y objetivos en común, pues aunque el fin es utilizar adecuadamente los recursos
de la naturaleza en beneficio de la humanidad, se debe considerar en todo momento
restricciones éticas, físicas, económicas, ambientales, humanas, políticas, legales y
culturales; acciones que no es posible que sólo lo hago un profesional, sino que requiere de
otras ramas de la ingeniería.

Al tratarse de un tema un poco feminista, es posible que se generen argumentos en contra del
planteamiento inicial. Un ejemplo de esto, es el reciente estudio de testimonios y encuestas
a diferentes estudiantes y trabajadoras en México. Susana Gutiérrez Portillo, doctora de la
Universidad Autónoma de Baja California, menciona en su trabajo de investigación:

“Las mujeres de este estudio se identifican a sí mismas como ingenieros. La identificación


de las estudiantes como “ingenieros” les ha permitido hasta el momento tener movilidad
dentro del campo, pero dentro de un marco restrictivo dependiente de una cultura
fuertemente masculina” (Gutierrez, s.f).

Dicha afirmación resulta pertinente para considerar la obligación de las mujeres de accionar
de cierta manera para encajar en determinado grupo humano; y aunque es algo cierto, vale
destacar que aunque gramaticalmente exista diferencia entre ambas expresiones, ¿Cuál es la
función de un ingeniero?, ¿Es diferente de la función de una ingeniera? Y así, aunque se
pueda contemplar la idea de que la mujer no lucha por su inclusión en lo laboral, no podemos
olvidar, que en ciertas ocasiones, es ella quien prioriza sus conocimientos, pero no deja de
lado sus conceptos éticos, tanto que es capaz de buscar alternativas para reinterpretar el “ser
ingeniero” y no dejar que los comentarios de una cultura con estigmas afecten su postura de
autoestima y su desafío constante por realizar trabajos satisfactorios.

Es posible entonces que se llegue a pensar que cuando se habla de la característica de la mujer
para “complementar lo laboral con lo humano”, se argumente con la capacidad de las mismas
para “adaptarse” o con mayor juicio de valor, “someterse”. Sin embargo, no es precisamente
dicho asunto, pues es “importante la búsqueda de legitimidad de las “ingenieras” desde el
reconocimiento de este término por parte de las mismas mujeres que estudian y egresan del
campo de Ingeniería” (Gutierrez,s.f) pero, que las mismas han priorizado otros criterios para
rebuznar aspectos que no son tan significativos dentro del campo laboral; ¿Es importante un
nombre, o una buena calidad del trabajo?

En el mismo orden de ideas, al hablar de contra argumentos, si se hace un recuento de los


grandes ingenieros a nivel histórico, y al conocer un poco sobre su vida fuera del campo
laboral, se puede determinar que significativamente son personas con gran sentido de lo ético
y la importancia de los principios morales. Clarence “Kelly” Johnson, ingeniero en sistemas
y reconocido por la invención del primer avión expiatorio, era un hombre americano humilde
que expresaba la simplicidad de la humanidad, respetado como “genio organizacional”, una
persona innovadora pero que deja un legado de constancia y disciplina desde muy temprana
edad, de la que sobra decir que "Su visión formó el concepto, su valor forjó la realidad"
(Johnson, 1983)

Y como él, Leonardo Da Vinci, (polímata y genio de todo propósito), Nikola Tesla (ingeniero
eléctrico), William Thompson (físico matemático), Mauricio Garcés (ingeniero químico),
Fernando Colunga (ingeniero químico) y demás, han sido seres importantes dentro de su
campo de investigación, de lo que se podría decir, que únicamente no sólo la mujer tiene la
particularidad de ser admirables personas, sino que han existido ingenieros por los que no se
podría generalizar la idea de hombres carentes de principios.

Sin embargo, es fundamental considerar que la idea de la afirmación inicial no es hacer un


aporte despectivo respecto a la labor que a nivel histórico han desarrollado los hombres
ingenieros, pero sí hacer una relación notable de que las mujeres también pueden personificar
dichas habilidades, que tal y como lo deja registrado el periódico “The New York Times”,
“Un buen minero era alguien que se preocupaba por sus compañeros, alguien responsable.
Esos eran rasgos que las mujeres también podían encarnar” (Chira, 2018).

Así pues, se podría pensar que una de las causas de los roles en la disponibilidad laboral
radica en la configuración cerebral que se le hace a una niña o un niño desde pequeños, la
socialización familiar y escolar y el peso de los estereotipos sexuales, identificando que por
ejemplo, “…desde niñas son preparadas para su rol de esposas y madres y aprenden
docilidad, la obediencia y la atención de los hombres de la familia” (Panaia, 2014, p.26), y
por el contrario, se le atribuye al hombre, lo que la socióloga de la Universidad de Buenos
Aires, Marta Panaia llamaría dimensiones de masculinidad: las herramientas, la guerra, la
racionalidad y el poder, versus la dimensión femenina: la emotividad (Panaia, 2014)

De esta manera, se hace necesario concluir cuestionando ¿Qué pasa si el problema es la


manera en que la sociedad ha definido esos empleos? (Chira, 2018), porque de cierta manera,
a nivel histórico la mujer ha venido demostrando habilidades mucho más importantes que las
físicas, pero que tristemente las ingenieras tituladas “…ejercen muy por debajo del nivel que
podría hacerlo por sus conocimientos” (Panaia, 2014, p.39). Y aunque queda en evidencia a
lo largo del texto que en la actualidad la participación de la mujer en la ciencia crece en gran
medida, seguirá siendo fundamental que se sigan rescatando las cualidades de las mujeres
dentro del campo laboral, y específicamente sobre las ingenieras que quieren pertenecer a
una sociedad equitativa.

Tal y como lo dijo Isaac Newton, “La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la
ley suprema del universo” (Newton, s.f); pues si se quiere lograr determinados resultados
satisfactorios, se tendrá que trabajar en equipo, independientemente de la profesión o la
orientación sexual; hombres y mujeres deberán apoyarse para ser uno sólo, aceptando las
diferencias, la autenticidad, las particularidades, pero considerando que todos juntos
podemos ser destacados ante el universo.
Bibliografía:

PANAIA, Marta. (2014). “La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería”. En:


Revista Virajes, Vol. 16, No.1. Manizales: Universidad de Caldas.

CHIRA, Susan. (2018). “El problema de ser mujer en trabajos masculinos” En: Periódico
The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/es/2018/02/17/opinion-
acoso-sexual-trabajos-masculinos/

CABRERA, Carlos. (2013). “Cualidades de toda mujer líder” En: “La unidad es la variedad,
y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”. Recuperado de:
www.emprendices.co

GUTIERREZ, Susana. (s.f) “Ingenieras o Ingenieros: Cómo se conciben las mujeres en el


campo de ingeniería” Recuperado de:
www.oei.es/historico/congresoctg/memoria/pdf/Gutierrez.pdf

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