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Aunque es cierto que “las mujeres optan por carreras relacionadas con las humanidades, la
educación o ciencias de la salud en mayor medida” (Panaia, 2014), la tendencia en los últimos
años se ha ido revirtiendo, y cada vez más aumenta la participación femenina en la ciencia,
la tecnología, y en algunas especialidades de las ingenierías. Sin embargo, algunos obstáculos
siguen prevaleciendo en la elección de las mujeres por pertenecer a este campo laboral; ya
sea por el estigma social y el miedo al rechazo, las oportunidades de empleo, la preferencia
de los hombres trabajadores o los inconvenientes en el transcurso de la vida universitaria.
Ahora bien, al hablar de la propia definición de un ingeniero, se debe resaltar que “Se trata
de un profesional con liderazgo, creativo, innovador, capaz de resolver problemas, y
sobreponerse a los obstáculos para alcanzar sus metas” (Gutierrez, s.f). En particular, la mujer
ingeniera se ha destacado por particularidades desde su trayecto de preparación, hasta la parte
en el empleo. Marta Panaia, licenciada en ciencias sociales, máster en sociología y docente
de la Universidad de Buenos Aires, tras su trabajo de investigación, se da cuenta de que a
nivel pedagógico las mujeres tienden a tener promedios más altos en los estudios que los
varones, pero que tristemente esto no siempre tiene su correspondencia en el mercado laboral.
(Panaia, 2014)
Por lo que se podría decir, que aunque es posible que una mujer se encuentre con distintos
obstáculos a nivel universitario, estadísticamente está registrado que desde el primer
momento en el que una ingeniera decide su preparación como disciplina, se responsabiliza
de las distintas labores que se encuentre en su camino de instrucción, asunto que de igual
manera lo refleja en su empleo.
Maria Beaseley (inventora de la balsa salvavidas), Sarah Matter (inventora del periscopio),
Ada Lovelace (primera programadora de ordenadores), Elizabeth MacGill (primera
diseñadora de aeronaves), Ellen Swallow Richards (madre de la ingeniería ambiental) son
también claros ejemplos del aporte de las mujeres que también han pensado en facilitar la
vida de los seres humanos, generar proyectos de innovación, y contribuir al buen
funcionamiento de los diferentes aspectos de la sociedad.
Para ilustrar la capacidad de las mujeres ingenieras por generar aportes a la humanidad, hay
que hacer relevante un reciente progreso de la destacada profesora de la Universidad de
Antioquia que será coautora en el informe de la ONU sobre el cambio climático; se trata de
Paola Andrea Arias Gómez, ingeniera civil de la Universidad Nacional y jefe de la escuela
ambiental de la Universidad de Antioquia. Paola Andrea Arias menciona en una entrevista
con el periodista Pompilio Peña:
“El tema en particular en el cual yo estaré contribuyendo, es el octavo capítulo del primer
grupo de trabajo sobre el ciclo hidrológico, el estado actual del ciclo hidrológico, los
cambios que se han observado en las últimas décadas y demás”
Aunque parezca un triunfo personal, durante las muchas entrevistas en las que ha participado
la ingeniera, ha manifestado que se trata de un orgullo que deberían sentir las universidades
a las que es parte; reflejando una vez más, y haciendo un juicio desde su manera al hablar,
que es una persona de gran humildad, con muchas proyecciones futuras, pero que sobre todo
afirma que “la disciplina es la clave de los buenos resultados” (Arias, 2017)
Sin duda alguna, como ella, hay muchas mujeres que con responsabilidad orientan sus
proyectos de vida laborales. Carlos Cabrera, de la Universidad Científica Latinoamericana
de Hidalgo, tras un minucioso estudio de observación y análisis, deja registrado cuáles son
algunas características que tienen las mujeres emprendedoras, indiferentemente de su
profesión. La organización, la independencia, la responsabilidad, la autoestima y una correcta
toma de decisiones, son lo que para Cabrera ha significado la causa de la evolución
exponencial de la mujer en temas laborales.
Con la generalidad del egresado por describir que “La mujer es sumamente comprometida
con su trabajo, conoce el valor del empleo y/o generación del mismo y hace de su
responsabilidad una cultura de disciplina” (Cabrera, 2013), es afirmado por otro de los
estudios menos empíricos, donde se señala que “la rectitud y los valores, son fundamentales
para evitar quedarse atrapada en el mundo de hombres. Saber darse su lugar y elegir
amistades afines, son la clave […] la mujer en ingeniería no puede ser una persona corta de
pensamiento, sino una mujer de retos a quien le guste poner a prueba sus capacidades y
superar pruebas, sobre todo cuando se le menosprecia” (Gutierrez, s.f) Lo que no afirma la
negación de los hombres porque no tengan dicha particularidad en los empleos, pero que ante
la sociedad con estigmas, es fundamental que la mujer tenga más características de carácter
moral y humano, ya que la idea de que es inferior físicamente, es difícil de contradecir.
Al tratarse de un tema un poco feminista, es posible que se generen argumentos en contra del
planteamiento inicial. Un ejemplo de esto, es el reciente estudio de testimonios y encuestas
a diferentes estudiantes y trabajadoras en México. Susana Gutiérrez Portillo, doctora de la
Universidad Autónoma de Baja California, menciona en su trabajo de investigación:
Dicha afirmación resulta pertinente para considerar la obligación de las mujeres de accionar
de cierta manera para encajar en determinado grupo humano; y aunque es algo cierto, vale
destacar que aunque gramaticalmente exista diferencia entre ambas expresiones, ¿Cuál es la
función de un ingeniero?, ¿Es diferente de la función de una ingeniera? Y así, aunque se
pueda contemplar la idea de que la mujer no lucha por su inclusión en lo laboral, no podemos
olvidar, que en ciertas ocasiones, es ella quien prioriza sus conocimientos, pero no deja de
lado sus conceptos éticos, tanto que es capaz de buscar alternativas para reinterpretar el “ser
ingeniero” y no dejar que los comentarios de una cultura con estigmas afecten su postura de
autoestima y su desafío constante por realizar trabajos satisfactorios.
Es posible entonces que se llegue a pensar que cuando se habla de la característica de la mujer
para “complementar lo laboral con lo humano”, se argumente con la capacidad de las mismas
para “adaptarse” o con mayor juicio de valor, “someterse”. Sin embargo, no es precisamente
dicho asunto, pues es “importante la búsqueda de legitimidad de las “ingenieras” desde el
reconocimiento de este término por parte de las mismas mujeres que estudian y egresan del
campo de Ingeniería” (Gutierrez,s.f) pero, que las mismas han priorizado otros criterios para
rebuznar aspectos que no son tan significativos dentro del campo laboral; ¿Es importante un
nombre, o una buena calidad del trabajo?
Y como él, Leonardo Da Vinci, (polímata y genio de todo propósito), Nikola Tesla (ingeniero
eléctrico), William Thompson (físico matemático), Mauricio Garcés (ingeniero químico),
Fernando Colunga (ingeniero químico) y demás, han sido seres importantes dentro de su
campo de investigación, de lo que se podría decir, que únicamente no sólo la mujer tiene la
particularidad de ser admirables personas, sino que han existido ingenieros por los que no se
podría generalizar la idea de hombres carentes de principios.
Así pues, se podría pensar que una de las causas de los roles en la disponibilidad laboral
radica en la configuración cerebral que se le hace a una niña o un niño desde pequeños, la
socialización familiar y escolar y el peso de los estereotipos sexuales, identificando que por
ejemplo, “…desde niñas son preparadas para su rol de esposas y madres y aprenden
docilidad, la obediencia y la atención de los hombres de la familia” (Panaia, 2014, p.26), y
por el contrario, se le atribuye al hombre, lo que la socióloga de la Universidad de Buenos
Aires, Marta Panaia llamaría dimensiones de masculinidad: las herramientas, la guerra, la
racionalidad y el poder, versus la dimensión femenina: la emotividad (Panaia, 2014)
Tal y como lo dijo Isaac Newton, “La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la
ley suprema del universo” (Newton, s.f); pues si se quiere lograr determinados resultados
satisfactorios, se tendrá que trabajar en equipo, independientemente de la profesión o la
orientación sexual; hombres y mujeres deberán apoyarse para ser uno sólo, aceptando las
diferencias, la autenticidad, las particularidades, pero considerando que todos juntos
podemos ser destacados ante el universo.
Bibliografía:
CHIRA, Susan. (2018). “El problema de ser mujer en trabajos masculinos” En: Periódico
The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/es/2018/02/17/opinion-
acoso-sexual-trabajos-masculinos/
CABRERA, Carlos. (2013). “Cualidades de toda mujer líder” En: “La unidad es la variedad,
y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”. Recuperado de:
www.emprendices.co