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EL MANDIL; DISTINTIVO DEL MASON

Herbert Oré Belsuzarri 33°


El artículo fue publicado en la Revis-
ta “Dialogo Entre Masones” del mes
de febrero 2,016 página 78 al 103
EL MANDIL: DISTINTIVO DEL MASÓN
Herbert Oré Belsuzarri

El primer pasaje que mencionan el uso de un delantal el Tanaj y la Biblia


se refieren a Adán y Eva.

Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban


desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
(Génesis 3:7)

Tanto los delantales como las higueras, en la antigüedad simbolizan la


fertilidad y la reproducción. En las costumbre semíticas antiguas, los
niños corrían con una camisa suelta o manto. Al llegar a la madurez
sexual, se empezaba a usar un “delantal” o taparrabos: vestir un delantal
representa la edad adulta.
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Tal es así, que luego de la caída que Adán y Eva sufrieron tras comer el
fruto del árbol del bien y el mal, recién fueron capaces de “multiplicarse”
y sus descendientes poblaron la tierra, como les mando su dios,
asumiendo la condición de ser “fructíferos y multiplicarse”. Adán y Eva
adoptaron muy adecuadamente los símbolos de su poder recién recibido,
tras el uso de delantales en el Edén, de hojas de higuera que simbolizaban
la “fertilidad” y “reproducción”.

En otras culturas, por ejemplo en los Incas el uso del taparrabo o delantal
junto a otras prendas marcaba el fin de la pubertad y el inició de la
adultez, la cual se imponía en una fiesta denominado el Capac Raymi.

Durante el Capac Raymi se celebraba el ritual de paso de los jóvenes


incas en su preparación hacia la asunción del poder. Dicho rito constaba
de una serie de jornadas, en cada una de las cuales se llevaba a cabo una
actividad específica.

El huarachicu era una de las actividades rituales organizadas a tales


efectos, cuando el Estado proporcionaba a los jóvenes varones su
primera huara (paño o taparrabo).

Otras actividades, como el corte de cabello, cambio de vestimentas,


presentación de los jóvenes a las autoridades estatales, ejercicios de
resistencia física (carreras), sacrificios a los huacas, cantos
aleccionadores, etc. eran tan importantes como el huarachicu.

Por tal razón, y aún pese a la indisoluble relación que entre las diferentes
actividades rituales existía, consideramos que no es correcto denominar
al rito de paso en su conjunto huarachicu. El Capac Raymi, era la fiesta
institucional más importante para la élite incaica, y se realizaba en el mes
de diciembre, en el solsticio de verano en el hemisferio sur.

La festividad del Capac Raymi tenía una significación muy especial que
pasaremos a describir:

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En el Capac Raymi existía un discurso en el que los significados de los
diferentes traslados, composiciones poéticas y musicales, indumentarias
y colores definían un ámbito social: el de la elite incaica y en ella sólo el
de los Incas de sangre real.

Como todo discurso ceremonial, el de esta fiesta, y en ella


particularmente el del rito de paso de los jóvenes orejones, tenía su
fundamento y autorización en un tiempo mítico, un tiempo que se
renovaba ritualmente y que permitía justificar una ideología de control
social, el poder imperial inca

El Capac Raymi, como fiesta institucional, autorizaba la supremacía de


la clase dirigente. La Luna, como referente religioso del sector femenino,
tenía en esta fiesta una especial participación, sumándose a los cuatro
huacas de la administración incaica (Hacedor=Wiracocha, Sol, Trueno,
Inca) para recibir la mocha o adoración de los jóvenes incas, varones y
mujeres, que cumplirían con las exigencias del rito de paso.

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En el Capak Raymi, especialmente para las actividades en torno al rito
de paso, los cronistas coinciden en indicar dos momentos o “tiempos”:
uno de preparación y otro de celebración propiamente dicho.

El primero, no menos cargado de responsabilidad y ritualidad que el


segundo, estaba dedicado a preparar la primera indumentaria y algunos
accesorios propios de la parafernalia (títulos sagrados) ceremonial
destinado a los jóvenes que habrían de ser presentados ante el poder
estatal, para que este autorizara su participación en las actividades del rito
de paso. Tales preparativos eran responsabilidad de los respectivos
linajes. Esta indumentaria básica, aportada por los familiares de los
jóvenes, era sustituida en los sucesivos momentos de la fiesta por aquella
que aportaba el Estado a través de sus mayores exponentes de clase: El
Sol, Huanacauri y el Inca.

Como en toda fiesta institucionalizada, el Hacedor, el Trueno y el Sol


eran las huacas que compartían representatividad simbólica con el Inca
durante el Capac Raymi. La Luna, como dijimos, se sumaba en esta
ocasión como huaca representante del sector femenino de élite, pero
quien cumplía el rito de paso, era Huanacauri (El Arco Iris) la huaca que
autorizaba las actividades de la celebración (Sarmiento de Gamboa
1,572: Cap. XII); era el elemento que determinó la principal articulación
en el curso de los acontecimientos míticos y sacralizó el lugar como
referente de una nueva realidad espacial, como mojón religioso en una
nueva administración territorial. Al ver el arco iris en la cumbre del
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Huanacauri, dijo Manco Capac: “¡Tened aquello [el arco iris] por buena
señal que no será el mundo más destruido por agua! ¡Lleguemos allá, y
desde allí escogeremos dónde hemos de fundar nuestro pueblo!. (...)
Antes que llegasen a lo alto (...), vieron una huaca (...) junto al arco (...).
Llegado Ayar Uchu a la estatua o huaca, con grande ánimo se asentó
sobre ella, preguntándole qué hacía allí (...) [y] quedó convertido en
piedra” (Sarmiento de Gamboa 1,572 Cap. XII). Es curioso que un
fenómeno atmosférico como el arco iris, que los andinos consideraban
peligroso mirar e incluso señalar con el dedo por creer que su aparición
era posible causa de enfermedades o desastres, era quién tutelaba este
rito.

Tres manifestaciones musicales específicas mencionan los cronistas para


el Capac Raymi: el Taqui Huari, el Taqui Coyo, el Huallina y las danzas.

Taqui Huari. La transmisión oral y los cantos aleccionadores.

El Taqui Coyo - Aucayo o el concepto de riqueza en una danza.

La danza como símbolo de riqueza y la concepción andina del espacio.

WARMI PACHA / CAPAC RAYMI – TIEMPO FEMENINO. Es el


clímax de los tiempos femeninos, ocurre en el solsticio del mes de
diciembre, cuando el sol “vierte” sus rayos “perpendicularmente” sobre
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el Trópico de Capricornio, que ha sido tomada en cuenta como el
momento en que el sol “está en el Sur”. Este tiempo es completamente
femenino y hasta nuestros días es llamado como Warmi-Pascua, una
pascua femenina.

En este tiempo, los padres y madres de nuestras comunidades


acostumbraban a seleccionar los destinos de los hijos e hijas de acuerdo
a las destrezas y habilidades que habían demostrado en sus primeros años
de vida, desde antes de su concepción hasta aproximadamente seis o siete
años de edad. Era el tiempo del Mushuk-Wara, es decir los varones
recibían su primer “pantalón”, porque hasta ese entonces eran vestidos
con anaco, y las mujeres su primera “cinta” para el pelo, lo que indicaba
el inicio de un nuevo ciclo en sus vidas. A partir de ese momento
iniciarían a perfeccionarse en las habilidades y destrezas que hasta ese
entonces habían demostrado tener mayor inclinación en sus juegos,
imitaciones, gustos, comidas y otros.

En las chacras los agricultores, desde mediados de noviembre e inicios


de diciembre, de acuerdo al tiempo en que hayamos sembrado y cuando
las plantas de maíz llegan aproximadamente a los 10 cm. de altura,
realizaban el primer deshierbe que consiste en limpiar con azadón todas
las malas hierbas que hayan crecido alrededor de las plantas. Algunas
familias, previo al deshierbe con azadón, realizan el wachu aysay, que es
romper cuidadosamente los surcos con la yunta y el arado para facilitar
el trabajo con el azadón.

Para este trabajo en la víspera preparan las herramientas, la comida y la


chicha. Al día siguiente muy por la mañana, muchas veces antes del alba,
se dirigen a la chacra. Los mayores, antes de iniciar el deshierbe, siempre
se sacan el sombrero y musitan en voz alta oraciones como las señaladas
anteriormente. Si no reza ninguna plegaria por lo menos se santiguan
respetuosamente.

Durante es deshierbe es necesario tener mucho cuidado para no dañar a


las plantas y eliminar solamente las hierbas que perjudican la chacra. Para
el deshierbe seleccionamos un día del cuarto menguante y que el día
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tenga mucho sol, para que las hierbas no benéficas no vuelvan a revivir
y multiplicarse de nuevo.

En el tiempo del solsticio de diciembre, hasta hace unos 50 años, existía


una gran fiesta que consistía en bailar en círculo, como en el Inti Raymi,
pero en esta ocasión sin disfraces, durante la noche de la “Misa de Gallo”
(24 de diciembre). Igualmente en estos tiempos de baile existieron las
peleas rituales entre las comunidades del sur con las del norte, entre las
comunidades de arriba y las comunidades de abajo y las comunidades del
este y las comunidades del oeste. Esta celebración, que bien puede ser
considerada como el Inti Raymi Menor fue prohibida por las autoridades
porque “atentaba contra el orden dentro de la ciudad”.

En la actualidad esta celebración andina ha sido absorbida casi en su


totalidad por la fiesta moderna de la navidad.

En el caso de los mayas de Centro América, a la edad de doce años


mediante un ceremonial denominado la bajada de Dios, se les cortaba el
mechón de pelo y se les obsequiaba y vestía con su primer taparrabo. A
partir de ese momento eran reconocidos como mayores de edad, se les
ingresaba entonces a la caza colectiva donde con el resto de sus
compañeros sería entrenado en los deportes y las artes de la guerra.

Su vestimenta iría modificándose conforme fuere demostrando mayores


habilidades, es decir ir pasando las pruebas a las que se les iba sometiendo
como en todo ejército, aun cuando esto no era propiamente una armada.
Por regla general todos estos jóvenes debían llevar la piel pintada en color
negro para señalar su condición de soltería.

Además podían ornamentar sus cuerpos mediante escarificaciones, es


decir, retirar partes pequeñas de su piel que al citarizar dejaran un marca
permanente. Generalmente estas marcas las hacían sobre su rostro —en
especial sobre las mejillas—, brazos, piernas, hombros, pecho y espalda.
En algunos casos se supone que insertaban pequeños plumones para
simular una barba, con la finalidad de ser reconocidos como los favoritos
del dios Kukulkan, el antiguo dios barbado venido de oriente.
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Aun cuando no existen evidencias de tatuajes, es muy posible que igual
los aplicaran sobre su piel. De lo que si se tienen evidencias son de los
sellos con diseños diversos, con los cuales imprimían sobre su piel
patrones geométricos. De igual modo recurrían a la pintura facial para
remarcar su fiereza e infundir miedo a sus enemigos en el caso de
participar en alguna batalla.

Desde la salida del paraíso, Adan y Eva los usaron al tener conciencia del
bien y del mal. Históricamente, los israelitas llevan puesto el ABNET o
delantal blanco, que formaba parte de la vestidura sacerdotal, emblema
de la santidad y de la pureza.

En Egipto, en las pinturas de Tebas, se ve al faraón con un mandil en


forma de triángulo equilátero, con inscripciones de carácter mágico
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protector. El Dr. O.J. Kinnamon, sobreviviente del grupo que abrió la
tumba de Tutankamón, relata que el quitarle el vendaje a la momia,
apareció un vendaje ricamente adornado, presumiblemente un Mandil
egipcio propio de los faraones.

En la India, investían a los candidatos con el SACH o ZENNAR sagrado,


que pendía desde el hombro izquierdo a la cadera derecha. Los persas,
en los misterios de Mitra, investían al candidato con un cíngulo, una
corona o mitra. Una túnica de púrpura y un Mandil blanco.

Los esenios, secta judía que, cuya organización iniciática secreta es uno
de los varios antecedentes de la masonería y ellos investían a sus
candidatos con un Ropaje blanco.

Los druidas, sacerdotes de los antiguos galos y británicos, daban


Vestiduras blancas a los iniciados que habían alcanzado el grado de
perfección

En el cristianismo primitivo, los catecúmenos eran enterrados con


Vestiduras blancas.

En la edad media, los artesanos medievales usaron mandiles de cuero,


especialmente de cordero como símbolo de fecundidad conforme a la
tradición bíblica vinculado a un trabajo profundo y fecundo, como una
especie de filtro vibracional, mas no como símbolo de humildad.

Esto se explica de la siguiente manera: “Adán y Eva sacrificaron su


oportunidad de garantizase comodidad y placer para que otros nacieran
y tuvieran la oportunidad de poder llegar a ser como Dios, cuando
comieron el fruto del árbol del bien y el mal”. Este camino se construirá
con trabajo duro, sacrificio, pruebas y tendrían que renunciar a algunos
objetivos y aspiraciones del mundo con el fin de volver a Dios.

Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra


(Génesis 3: 19).

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La sentencia divina les aseguró que al final morirán, no importa cuán bien
hayan vivido sus vidas. Sin embargo, las mismas cosas que harían de la
experiencia mortal fuera tan difícil, también les permitirían a Adán y Eva
y toda su posteridad, regresaran con Dios y llegar a ser como él.

Recordemos que el mandil o taparrabo de hojas de higuera lo hicieron


Adán y Eva en el Edén antes de ser expulsados de él. Y cuando fueron
expulsados: Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles,
y los vistió (Génesis 3: 21). Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para
que labrase la tierra del que fue tomado (Génesis 3: 23).

A partir de entonces los descendientes de Adán y Eva, los hijos de Caín


utilizaran el mandil de piel y construirán la primera ciudad llamada Enoc,
luego que Adán y Eva los destierra después del asesinato de Abel.

El tercer hijo de Adán y Eva llamado Set fue también como sus
descendientes pastores nómadas como había sido Abel.

Como podrán percibir en la tradición hebrea, los que producirán la tierra


o serán artesanos, son los descendientes de Caín.

Génesis 4:
16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al
oriente de Edén.
17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y
edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo,
Enoc.
18 Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael
engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec.
19 Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el
nombre de la otra, Zila.
20 Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas
y crían ganados.
21 Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los
que tocan arpa y flauta.

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22 Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce
y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama.

Así pues, se puede ver el esoterismo de las hojas de higuera de los


delantales de Adán y Eva y la enseñanza simbólica que tiene. Por otra
parte, desde la perspectiva del hombre, comer el fruto prohibido en el
Edén, fue una decisión correcta. Ellos serían “fructíferos y se
multiplicarían”, con un gran costo y sacrificio de su parte.

Así también la decisión de Caín de prosperar con el trabajo de sus manos


antes que esperar la voluntad de dios, fue acertada.

En el tiempo de los hebreos y del Patriarca Abraham, cuando aún no


existía el cristianismo ni se conocía el nombre de dios; los delantales
también simbolizaban el Sacerdocio y el trabajo. Es probable que por
esta razón, el sumo sacerdote que servía en el tabernáculo mosaico era
obligado a llevar un delantal y Él estaba comprometido al “trabajo” del
Señor, un trabajo que requería que se posea el poder del sacerdocio. Es
claro que el delantal del sacerdote mosaico estaba simbólicamente
asociado con los delantales de Adán y Eva:

Adán y Eva, mientras se encontraban en el jardín del Edén, poseían


prendas de vestir de hojas de higuera, que poseían un significado
simbólico: El Delantal (Génesis 3:7) y cuando fueron expulsados del
Edén vistieron túnicas de pieles (Génesis 3:21).

Qué duda cabe, el delantal poseía una importancia ceremonial para la


primera pareja (Adán y Eva) y para los hebreos, que los tomaron como
prototipos para la vestimenta sagrada, pertenecientes al sistema del
templo hebreo.
Por su parte Abraham, cuando aún no existía el sacerdocio de su dios, ni
existía el pueblo hebreo, dio diezmo al Rey Sacerdote Melquisedec.

Génesis 14:
18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo,
sacó pan y vino;
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19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador
de los cielos y de la tierra;
20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano.
Y le dio Abram los diezmos de todo.

Nótese que la biblia dice: Abram debido a que por entonces aún su dios
no había hecho ningún pacto con el patriarca, el cual se realizó muchos
años después, el conocido “Pacto Abrahamico”, que fue el circuncidar el
prepucio del patriarca, su descendiente y seguidores.

Génesis 17:
9 Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú
y tu descendencia después de ti por sus generaciones.
10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia
después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros.
11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal
del pacto entre mí y vosotros.
12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros
por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero
a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.
13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu
dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo.
14 Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de
su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi
pacto.
15 Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai,
mas Sara será su nombre.
16 Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y
vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.
17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su
corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de
noventa años, ha de concebir?
18 Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti.
19 Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y
llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto
perpetuo para sus descendientes después de él.
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20 Y en cuanto a Ismael, también te he oído; he aquí que le bendeciré, y
le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera; doce príncipes
engendrará, y haré de él una gran nación.
21 Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por
este tiempo el año que viene.
22 Y acabó de hablar con él, y subió Dios de estar con Abraham.
23 Entonces tomó Abraham a Ismael su hijo, y a todos los siervos nacidos
en su casa, y a todos los comprados por su dinero, a todo varón entre los
domésticos de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio
de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho.
24 Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando circuncidó la
carne de su prepucio.
25 E Ismael su hijo era de trece años, cuando fue circuncidada la carne
de su prepucio.
26 En el mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo.
27 Y todos los varones de su casa, el siervo nacido en casa, y el comprado
del extranjero por dinero, fueron circuncidados con él.

A partir del pacto, cambio el nombre del patriarca de Abram por el de


Abraham y el de su esposa Sarai por el de Sara. En este mismo pacto
también se circuncido a su hijo Ismael que años antes había procreado
con su esclava egipcia Agar.

Retomando la vinculación del delantal o mandil con el sacerdocio,


debemos indicar que ya por entonces era usado por los sacerdotes de otras
religiones, y así cuando Abram dio el diezmo a Melquisedec, este ya
usaba el Mandil.

Abraham según el Tanaj y la Biblia es ubicado en un periodo cuando ya


existía el Imperio Egipcio y sus sacerdotes ya usaban desde hacía mucho
los delantales. Por otra parte Abraham y su padre Teraj habían nacido en
suelo de la antigua sumeria en la ciudad de Ur, de donde sale al llamado
de su dios.

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Los sumerios habitualmente utilizan los recursos naturales a su
disposición para hacer su vestido. Las dos fuentes principales son la lana
de oveja y el lino.

Las figuras de hombres en actitudes piadosas, conocidos como Orantes,


son comunes en Sumer. El hombre de la derecha lleva una larga barba,
lo que indica su posición como sacerdote, ambos tienen típicamente muy
maquillada ojos. La estratificación de sus faldas tradicionales de lana
hecha de las pieles de animales.
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La vestimenta elegante de este hombre, con su larga franja decorativa,
indica su condición de miembro de la clase administrativa o terrateniente
rico.

El lino es una planta con flores de color azul que crece bien en una
variedad de condiciones. Su resistente tallo produce fibras fuertes, que
pueden ser procesados y tejidas en telas. Resultados de la selección
cuidadosa de paño grueso y fino, fibras de mejor calidad que está hecho
de los mejores linos.
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La vestimenta masculina es una falda de piel o tejido de lino, que es
seccionada por volantes horizontales. A comienzos del tercer milenio
a.C. se enrollan en la cintura un chal de mechones estrechos formando
una larga falda. El rey lleva la pampilla de konakes de forma larga, los
sacerdotes la llevan debajo de la rodilla, Los hombres del pueblo o
servidores llevan un faldón acortado que deja ver la pierna izquierda
hasta la rodilla, que puede ser sujetada con un cinturón bordado.

En las clases ricas, el chal sumerio se lleva como una prenda separada y
es considerada la prenda más antigua hecha con lana.

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En los primeros tiempos, los hombres sumerios iban con el torso desnudo
y descalzos por la ciudad, vestida sólo con una especie de falda
tradicional a base de lana de oveja. Posteriormente llevan un largo
vestido de una sola pieza desde el hombro hasta las pantorrillas hechas
con lana finamente hilada en la temporada de frío o de noche, o de lino
fino en los períodos más calurosos.

A veces tiene un chal con flecos decorativos y flecos largos. En ocasiones


formales sacerdotes todavía usan la falda de lana tradicional, y sus largas
barbas recortadas generalmente distinguirlos de los laicos nobles, los que
sirven en el templo, pero no son sacerdotes.

La ropa de los sacerdotes egipcios no parece variar a lo largo del tiempo.


En el Reino Antiguo los sacerdotes apenas se distinguían del resto por su
indumentaria. Posteriormente, continuaron llevando el taparrabos en su
deseo de arcaísmo, evitando llevar atuendos de moda, por lo menos en el
ejercicio de sus funciones. En el Reino Medio la ropa masculina se
complica, pero los sacerdotes siguen llevando el estilo austero del
Imperio Antiguo. Un aspecto que no deja de llamar la atención es la
ingente cantidad de tabúes o prohibiciones que debían respetar los
sacerdotes en su vida diaria. A fin de ser ritualmente puros.

Sus vestidos se tejían con lino de primera calidad, fino y limpio, como
explica el historiador griego Heródoto:

“(…) Asimismo, los sacerdotes sólo llevan un vestido de lino y sandalias


de papiro, pues no les está permitido ponerse otro tipo de vestido o
calzado”.

No podían utilizar lana, algodón, cuero, ni pieles de animales sacrificados


para ello, aunque en Nubia se permitía el uso de la lana. Un texto de
Plutarco nos da la explicación del porqué:

“La mayor parte de los hombres ignora estos muy corrientes y pequeños
motivos; la razón por la que los sacerdotes se despojan de sus cabellos
y llevan vestidos de lino. Unos no se preocupan en absoluto por
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comprender esas prácticas, mientras otros dicen que es porque veneran
la oveja, por lo que se abstienen del uso de la lana así como de su carne;
y que llevan vestidos de lino a causa del color que el lino en flor
descubre, que es semejante al azul del cielo que rodea el universo”. Pero
la única verdadera causa de todo es que “no es lícito”, como dice Platón,
“que lo impuro no toque lo puro. Lo superfluo de la comida y la secreción
en nada es santo ni puro; y las lanas, los pelos, los cabellos y las uñas
nacen y crecen como resultado de secreciones. Sería ridículo, en efecto,
que estas personas mientras en su vida santa se despojan de sus propios
cabellos, y hacen que todo su cuerpo esté igualmente liso, luego se
cubran y lleven el vellón de los animales”.

Esto parece contradecir el uso de pieles para el culto. Quizás la respuesta


a esta supuesta paradoja la tenemos en el Papiro Jumillhac, en el que se

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relata como el dios Set, tras asesinar a Osiris, se transformó en una
pantera. Como castigo, se le arranca la piel y se marca con un hierro al
rojo, formándose así las manchas. Por ello los sacerdotes, sobre todo los
de culto funerario, la llevan en señal de triunfo sobre las fuerzas del mal.

Así pues, el aspecto práctico queda totalmente desplazado por la enorme


importancia de la carga simbólico-mágica como prioridad. La presencia
de la piel de felinos en contextos culturales se constata desde épocas
tempranas, especialmente en el continente africano. La ancestral creencia
de que las pieles transmiten por magia simpática a su portador las
características inherentes al animal, se combina con la idea de que
favorecen el estado de trance y protegen al oficiante de ritos psicopompos
en su búsqueda y guía de los “elementos espirituales” en su tránsito entre
el mundo terreno y el Más Allá. En la iconografía egipcia básicamente
son dos los sacerdotes que llevan pieles moteadas como atavío
ceremonial: el Sem y el Iunmutef; con más frecuencia el Iunmutef lleva
pieles de guepardo. Este animal se caracteriza por tener manchas oscuras,
uniformes y dispuestas sobre todo el cuerpo, uñas parcialmente
retráctiles, cabeza más pequeña y redondeada que la del leopardo, nariz
negra y su característica esencial: una mancha bajo el ojo en forma de
lágrima, que lo relacionan con el Udjat. El sacerdote Sem, que suele
vestir pieles de leopardo, oficia el culto funerario desde el mismo
momento del entierro. En realidad, este personaje es o, en su defecto,
representa ser el primogénito del finado. Aparece en las representaciones
funerarias con el pelo rapado, y provisto en algunos ritos concretos con
el pectoral Keni sobre la piel, que porta a modo de capa.

A partir de Imperio Nuevo, en la mayoría de las representaciones la piel


reposa sobre el brazo izquierdo del oficiante, siempre que no sea el rey o
un personaje de altísimo rango, en cuyo caso reposa sobre el derecho. En
la tumba de Tutankhamón se encontraron tres vestimentas rituales: dos
imitaban en lino las manchas del felino, una de ellas con estrellas de oro
y garras de plata, y la tercera era de piel con incrustaciones de oro.
Analizada por la experta Gillian Volgelsang-Easwood, observó que tiene
en la parte posterior un halcón cosido, en azul, blanco y oro, con un texto
jeroglífico. El sacerdote Iunmutef (“el pilar de su madre”), representa al
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heredero y toma la figura de Horus en los cultos funerarios, por lo que a
menudo también lleva la llamada “coleta de la juventud”. Suele llevar la
piel de guepardo como vestido más que como una capa, y sujeta una de
las patas traseras de la piel con la mano. Otros sacerdotes que también
pueden llevar pieles de felino adornadas con estrellas en algunos ritos
específicos son el Sumo Sacerdote de Heliópolis y el Sacerdote Setem de
Heliópolis. La relación de estos dos sacerdotes con la piel de guepardo
es marcadamente cosmológica, ya que las manchas de la piel del felino
fueron identificadas desde la prehistoria hasta el final del Egipto
faraónico con las estrellas, y por ende con una antigua diosa del
firmamento, la felina Mafdet (no es ésta la única diosa relacionada con
las pieles; la diosa Seshat, por ejemplo, suele aparecer en la iconografía
cubriendo su figura con una hermosa piel de leopardo). Los sacerdotes-
lectores (khery-heb) o “recitadores del libro del dios”, eran eruditos que
trabajaban en las Casas de la Vida. Llevan una banda ancha cruzada en
el pecho y fueron llamados “los alados”, por los griegos por las dos
plumas que llevaban en la cabeza rapada en Época Ptolemaica.

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Eran escribas que llevaban a cabo tareas administrativas, y recitaban
textos rituales. Eran expertos en medicina mágica, salmos y hechizos.
Celebraban ritos para complacer a los buenos espíritus en los funerales.
Al contrario de la gente corriente, los sacerdotes siempre llevaban puestas
las sandalias. Este calzado solía ser de fibras de palmera trenzada o de
cuero blanco, como signo de pureza.

El rey con este atuendo aparece ya en la célebre Paleta de Narmer,


acompañado del “portador de las sandalias”. Durante el Reino Nuevo,
en las suelas de las sandalias reales se representaba a los enemigos del
país, vencidos y maniatados, para que el faraón los pisoteara a su paso.
Reyes y dioses frecuentemente llevaban una larga barba postiza.

Un cambio fundamental en la indumentaria real se produjo en la Época


Amarniana, en adelante, en la que el faraón no sólo aparece con el
faldellín corto tradicional y el nemes, un pañuelo rayado atado en la parte
posterior, sobre su cabeza; sino que el faraón aparece representado con
la misma indumentaria que llevaría un aristócrata del Reino Nuevo, con
pliegues, transparencias y superposiciones. La indumentaria del faraón
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mostraba su pertenencia a dos mundos: su existencia terrena, en la que su
parte humana le ayudaba a comprender las necesidades de su pueblo; y
su esencia divina, que sólo desarrollaría plenamente en el Más Allá junto
a sus iguales, los dioses.
Quienes han leído libros sobre simbología, encuentran que los símbolos
y su significado no son de uso exclusivo de ninguna organización
iniciática ni religiosa. Los símbolos son universales.

En los talleres de los rosacruces existen varios elementos comunes a las


logias de los masones como son: dos columnas (Iakin y Zahor), el
triángulo con el ojo desincorporado, el pavimento ajedrezado, la
escuadra, el compás, la regla, el cincel, el martillo, etc. Así mismo los
rosacruces utilizan mandiles en sus talleres o logias.

Los masones tienen mandiles de forma cuadrangular y los rosacruces


usan mandiles de forma triangular.

Los masones por nuestra parte consideramos que el Mandil, cualquiera


que sea el grado que ostente, debe ser de piel de cordero, blanca, pura y
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sin mancha, de ninguna otra tela, género o material que la substituya,
puesto que eso destruye por completo el carácter emblemático,
simbólico, alegórico y filosófico que contiene dicha divisa.

Desde luego, hay que hacer notar que al cordero se le considera como el
símbolo de la inocencia, por cuya razón, su piel blanca es alegórica de la
pureza, virtudes que la masonería busca y distingue en sus iniciados, para
poderlos admitir en su seno.

No cabe duda que el estudio de las enseñanzas que corresponden a este


símbolo, son de las más importantes en sus enseñanzas filosóficas, y tal
vez, las más interesantes por sus lecciones de alta moral, que como se
dijo, desde los tiempos más remotos fue adoptada por todas las
organizaciones iniciáticas y sacerdotales, de uso indispensable para sus
actividades, en donde siempre se le consideró como una divisa de la más
elevada distinción, que justificaban ser virtuosos y tener los méritos bien
definidos, demostrados en un vasto criterio, una honradez acrisolada, y
una conciencia libre de las preocupaciones y de las incertidumbres, que
tanto perjudican a los hombres débiles.

Debemos advertir queridos hermanos, que los emblemas, las alegorías y


los símbolos que se ven en algunos mandiles, son distintivos masónicos
de los grados o son propios de las dignidades y oficiales de las logias, o
bien son hermanos que pertenecen a los talleres filosóficos. Por otra parte
la variedad de colores puede estar asociado al rito que practican los
iniciados.

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Tomando en consideración todos los argumentos expuestos hasta aquí, la
masonería simbólica sólo admite el color blanco, siguiendo su tradición,
al que se adiciona un ribete de color conforme al rito que practican, sobre
el contorno del mandil, por ser dicho color, alegórico del infinito y de la
confraternidad universal.

Existe una amplia explicación sobre la forma, dimensión y otros detalles


del mandil, cuya explicación se dan en los trabajos de las logias, pero
para completar su simbolismo y determinar el uso correcto del mandil,
agregaremos que se le considera como alegórico del trabajo, de las
virtudes, de los méritos, de la sabiduría y en general de todas las
actividades a que se dedican los masones. El masón, siempre la lleva con
el más alto respeto, para encontrar la razón y la equidad, como los más
firmes cimientos que sostienen la verdad y la justicia, por ello, ésta es
también otra de las razones por la que el masón jamás debe abandonar su
mandil en logia abierta, ya que de lo contrario, constituiría una
contradicción, a las más bellas interpretaciones que se le atribuyen.

Como se ven, el mandil es una divisa que al parecer no se le daría más


importancia que la de ser una prenda de uso indispensable durante las
sesiones de las logias; pero una vez que se estudia e investigado su
verdadero simbolismo, llegamos a comprender que contiene
innumerables lecciones de moral en el sentido filosófico, y representa un
cúmulo de enseñanzas.

Recibid este mandil, distintivo del Masón, más honroso que todas las
condecoraciones humanas, porque simboliza el trabajo, primer deber del
hombre y fuente de todos los bienes, que os dará el derecho de sentaros
entre nosotros y sin el cual nunca debéis estar en la Logia.

Así el mandil es al masón, como el cuerpo físico es al hombre. El mandil


representa al masón mismo. Nos recuerda que todo trabajo encarna el
modo de tomar parte en la gran Construcción Universal, y porta las
huellas de la vida masónica ya vivida y del trabajo realizado.

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