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2
PERCEPCIÓN DE LA VIOLENCIA PSICOLÓGICA SUTIL Y
MANIFIESTA Y SU RELACIÓN CON EL GÉNERO Y LA
VICTIMIZACIÓN AUTO-PERCIBIDA
Jeniffer Herbón Otero
Universidad de Santiago de Compostela
Resumen
Se diseñó un estudio experimental con el objetivo de conocer la percepción social de la
violencia de género psicológica, tanto sutil como manifiesta, y su posible relación con
variables como el género y la auto-percepción de haber sido víctima de violencia de pareja.
Para ello se presentó a una muestra de 121 participantes de 18 a 66 años un dilema de
violencia de género (sutil o manifiesto) que debían evaluar en el grado de violencia, en la
influencia del tipo de violencia en el comportamiento de la víctima y en el comportamiento
de la víctima. Además, los participantes respondieron al Cuestionario de Sexismo
Ambivalente (Expósito, Moya y Glick, 1998), la Escala de Tácticas para Resolución de
Conflictos (Straus, Hamby, Boney-McCoy, y Sugarman, 1996), el Cuestionario de Apego
Adulto (Melero y Cantero, 2005) y el Cuestionario de Violencia entre Novios (Rodríguez-
Franco, López-Cepero, Rodríguez, Bringas, Antuña, y Estrada, 2010). Los resultados
mostraron que los dilemas de violencia manifiesta eran evaluados como más representativos
de violencia de género que los sutiles. En cuanto al género, los varones, en comparación con
las mujeres, valoraron que la violencia sutil influye más en el comportamiento de la víctima y
la violencia manifiesta en que la víctima acceda a las peticiones de su pareja. Por su parte, las
mujeres informaron que la violencia manifiesta influye más en el comportamiento de la
víctima y la sutil en que la víctima acceda a las solicitudes de su pareja. Estos resultados
confirman la baja detección de la violencia sutil como constitutiva de violencia de género, y
el papel del género en la evolución de la violencia de género.
3
PERCEPTION OF SUBTLE AND OVERT PSYCHOLOGICAL ABUSE
AND HIS RELATION WITH GENDER AND SELF-PERCEIVED
VICTIMIZATION
Abstract
In this Master's degree thesis we go through an experimental research. The purpose of
the study is get to know a social perception of psychological intimate-partner violence, both
subtle and over, and a possible relation with different variable like gender and the self-
perception of being a victim of couple violence. For that reason, we've presented the problem
of intimate-partner violence (subtle or overt) to 121 participants, between 18 and 66 years
old. They've been asked to assess a degree of violence, an influence of the types of violence
on the behavior of the victim and the behavior of the victim. All the participants answered
these surveys: the Ambivalent Sexism Inventary (Expósito, Moya y Glick, 1998), The Tactic
Conflict Scale-2 (Straus, Hamby, Boney-McCoy, y Sugarman, 1996), the Adult Attachment
Questionnaire (Melero y Cantero, 2005) and the Dating Violence Questionnaire (Rodríguez-
Franco, López-Cepero, Rodríguez, Bringas, Antuña, y Estrada, 2010). The results has shown
that the problem of overt violence is considered as the one which represents intimate-partner
violence, contrary to subtle violence. In regard to the gender, man, in comparison with
women, judged that subtle violence influences more on the behavior of the victim and overt
violence makes that the victim is obedient to her partner. On the other hand, women told that
overt violence influences more on the behavior of the victim and subtle violence makes that
the victim is obedient to her partner. This results confirm that the detection of subtle violence
as a constitutive one for intimate-partner violence is really low and the role of gender in the
evolution of intimate-partner violence is undervalued.
4
Índice
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................. 6
MÉTODO ............................................................................................................................ 14
Participantes ............................................................................................................................. 14
Instrumentos ............................................................................................................................. 17
RESULTADOS.................................................................................................................... 19
DISCUSIÓN ........................................................................................................................ 24
REFERENCIAS ................................................................................................................... 26
5
INTRODUCCIÓN
6
La violencia en la pareja es un fenómeno que ocurre en todos los países,
independientemente del grupo social, económico, religioso o cultural. Aunque las mujeres
pueden agredir a sus parejas masculinas, y la violencia también se da a veces en las parejas
del mismo sexo, la violencia en la pareja es soportada en proporción abrumadora por las
mujeres e infligida por los hombres (Heise, Ellsberg, y Gottemoeller, 1999; World Health
Organization [WHO], 1997).
La OMS distingue entre cuatro tipos de violencia (Krug et al., 2003): física, sexual,
psicológica o psíquica y de privación de libertad.
En España, las cifras de incidencia del maltrato a las mujeres por parte de su pareja han
ido aumentando paulatinamente. Siguiendo la macro-encuesta de violencia contra la mujer de
2015, del total de mujeres de 16 años o más residentes en España, el 12.5% han sufrido
violencia física y/o violencia sexual, el 25.4% violencia psicológica de control, el 21.9%
violencia psicológica emocional y el 10.8% violencia económica de alguna pareja o ex-pareja
en algún momento de su vida (Macro-encuesta de violencia contra la mujer, 2015).
Frente a estas cifras hay que tener en cuenta algunas consideraciones. Así, es más
probable que estemos ante el esclarecimiento de un hecho más que ante el incremento en la
prevalencia real del mismo. Esto se puede deber a varias causas. En primer lugar, los daños
causados a las víctimas de violencia de género suelen ser continuados y dentro de un control
total por parte del agresor, con lo que no resulta fácil que las víctimas denuncien las
agresiones sufridas. En segundo lugar, es muy habitual que la víctima se sienta participante y
encubridora de la situación (Arce y Fariña, 1995). A estas características particulares, hay que
añadir los motivos generales que dificultan la presentación de denuncias, entre las que las
más representativas son: el miedo a represalias, el temor a que no se tome en serio la
denuncia, un intento de olvidar cuanto antes los hechos y las posibles experiencias negativas
de denuncias anteriores (Arce y Fariña , 2006a,2006b; Arce, Videla, y Jólluskin, 2002).
Consecuencias de la violencia de género en la mujer
Si bien todas las víctimas son importantes y únicas, las víctimas de violencia de género
presentan una serie de condiciones particulares que agravan aún más la victimización:
- La multi-victimización: esto supone que la práctica totalidad de las víctimas de
violencia de género sufren ataques de forma continuada, es decir, sufren
repetidas experiencias de violencia (Mawby y Walklate, 1994).
- La red social primaria de apoyo no es operativa en este caso, ya que, al ser uno
de los miembros de la familia el que ejerce la violencia sobre otro u otros, el
7
potencial apoyo prestado y/o percibido a la víctima por parte de la red social
primaria no es tal (Denkers y Winkel, 1998; Taylor y Brown, 1988).
- La victimización directa o indirecta de parte o del total de la familia:
entendiendo por victimización indirecta, el proceso de victimización generado
en una persona que no ha sufrido ningún delito sino que es producto del
contagio de otra que sí lo ha sufrido y con la que mantiene una relación cercana
(Denkers y Winkel, 1993) o del auxilio que ha prestado a la víctima inicial y
que también la ha convertido en víctima (United Nations, 1988).
Las consecuencias de la violencia de género son muy profundas y de diversa índole y
en contra de lo que se cree, no se limitan a la mujer víctima y familiares de la misma, sino
que incluso puede afectar el bienestar de toda la comunidad (Krug et al., 2003).
En esta línea, son muchos los estudios que constatan que el maltrato a la mujer por
parte de su pareja incide de forma importante en la salud de la víctima, ya que, además de las
posibles lesiones físicas sufridas, tiene gran impacto psicológico y supone un factor de riesgo
para la salud a largo plazo (Koss, Koss, y Woodruff, 1991). En esta línea, la literatura ha
identificado sistemáticamente el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) como daño
psicológico al comprobarse que este trastorno estaba relacionado con la victimización de
diferentes situaciones traumáticas, entre las que se encuentra la violencia de género (Kessler,
Sonnega, Hughes, y Nelson, 1995) con una prevalencia de un 50-55% en aquellas mujeres
que se encuentran bajo tratamiento psicológico (Echeburúa y Corral, 1998). Sin embargo,
esta operacionalización fue tachada de limitada por Arce y Fariña (2009, 2014) ya que,
cuando el estresor es de naturaleza psicosocial, es decir, de menor intensidad, tal como
cuando la violencia es psicológica, se puede admitir excepcionalmente como daño
psicológico el Trastorno Adaptativo (TA) (American Psychiatric Association, 2014).
Este daño psicológico es comórbido con otros trastornos, estimándose la tasa de
comorbilidad en el 92% (Brown, Campbell, Lehman, Grisham, y Mancill, 2001). En
violencia de género, los trastornos asociados más frecuentes son depresión, inadaptación
social, ansiedad y disfunciones sexuales (Bargai, Ben-Shakhar, y Shalev, 2007; Kessler et al.,
1995). Asimismo otras investigaciones han hallado: malestar emocional, caracterizado por
sintomatología ansioso-depresiva, bajo autoestima e inadaptación a la vida cotidiana (Amor,
Echeburúa, Corral, Zubizarreta, y Sarasua, 2002); deterioro del autoestima (Matud, 2004);
disminución del sentido de competencia (Lynch y Graham-Bermann, 2004); uso de fármacos
como táctica inadecuada de afrontamiento a los problemas (Echeburúa y Corral, 1998);
padecimiento de diversos problemas físicos y psicológicos (Ellsberg, Jansen, Heise, Watts, y
8
García-Moreno, 2008) e ideación o intentos suicidas (Labrador, Fernández-Velasco, y
Rincón, 2010).
A continuación se enumeran las conclusiones derivadas de las investigaciones acerca de
las consecuencias generales del maltrato sobre la salud:
- Los síntomas del TEPT pueden persistir durante un largo período de tiempo
después de haber cesado la violencia (Woods, 2000; Woods et al., 2005).
- La severidad y la frecuencia del maltrato físico en el presente es un importante
predictor de los problemas de salud física y mental (Cascardi y O’Leary, 1992;
Tolman y Rosen, 2001).
- Los efectos de diferentes tipos de maltrato y de episodios múltiples de maltrato
con el transcurso del tiempo parecen ser acumulativos (Koss, et al., 1991;
Follette, Polusny, Bechtle, y Naugle, 1996).
El comportamiento delictivo contra las mujeres supone la ejecución por parte del
agresor de actos de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual,
las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad (art. 1.3 de la L.O. 1/2004),
que conllevan en la víctimas, como se ha comentado, secuelas físicas o mentales, sufrimiento
emocional, pérdida o daño material, o un menoscabo importante en sus derechos (United
Nations, 1988). Todas las circunstancias que rodean esta casuística no han pasado
inadvertidas para el legislador que ha previsto las mismas a través de los agravantes de la
responsabilidad penal (Art. 22 y 23 del Código Penal, Ley 10/1995 de 23 de noviembre) y la
adopción de medidas de acción positiva para afrontarla (Ley 1/2004, de 28 de diciembre, de
Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género) (Arce y Fariña, 2009).
9
puede ser devastador para la salud mental y el bienestar de las mujeres (Buesa y Calvete,
2011). Marshall (1999) señaló que la violencia psicológica, tanto sutil como manifiesta, daña
la imagen de uno mismo, con efectos en el bienestar y en la percepción de la relación y de la
pareja.
La literatura científica ha establecido que la violencia psicológica se define por
conductas, actitudes y estilos de comunicación basados en la humillación, desacreditación,
control, retraimiento hostil, así como dominación e intimidación, denigración y
comportamientos celosos (Murphy y Hoover, 1999; O’Leary y Smith-Slep, 2003). En
ocasiones es imperceptible, ya que se confunde con una interacción cotidiana, propia de los
problemas de la pareja, o con una forma de demostrar el interés por el otro, pues los límites
de la relación de pareja son imprecisos y contienen una dimensión subjetiva (Hirigoyen,
2005). Las investigaciones internacionales y nacionales muestran mayores índices de
prevalencia de la violencia psicológica que de otros tipos de violencia en la pareja (Zorrilla et
al., 2010; Liles et al., 2012).
En 1999, Marshall introdujo una nueva perspectiva en el estudio de la violencia
psicológica al diferenciar entre violencia psicológica sutil y manifiesta. La violencia
psicológica manifiesta se caracteriza por la expresión de comportamientos de control y
dominación, que son fáciles de reconocer porque se utiliza un estilo agresivo y dominante y
produce efectos en los sentimientos. Se incluyen: dominación, indiferencia, control y
desacreditación. Sin embargo, la violencia psicológica sutil puede aparecer en situaciones
amorosas, graciosas y de cariño. Mensajes y acciones para subestimar, no tener en cuenta y
aislar a la pareja son definidas como sutiles. Estas formas son independientes de las
dominantes y producen un daño emocional difícil de reconocer como abusivo. Este tipo sutil
de maltrato es un campo que aún está por explorar y, en consecuencia, no se poseen apenas
datos acerca del alcance de su impacto (Buesa y Calvete, 2011).
A raíz de lo anterior, Marshall (2000) diseñó la Escala de Abuso Psicológico Sutil y
Manifiesto (Subtle and Overt Psychological Abuse of Woman Scale, SOPAS), traducida al
español por Buesa y Calvete (2011), en la que se observó que la violencia contra la mujer
puede presentar distintas modalidades, incluyendo formas sutiles y manifiestas de
victimización en un único factor (Ureña, Romera, Casas, Viejo, y Ortega-Ruíz, 2015).
10
estereotipada y negativa de la mujer como ser inferior; y 2) Sexismo Benevolente (SB) que
considera a las mujeres débiles y necesitadas de la protección del hombre, y las idealiza pero
fundamentalmente como madres, esposas y objetos románticos.
En la sociedad actual las formas de sexismo hostil son rechazadas, sin embargo, las
formas benévolas siguen siendo aceptadas, ya que, en general, no se perciben como sexistas.
Ante la presencia de estas actitudes sexistas más sutiles y encubiertas, que dan forma al
sexismo benevolente, es necesario reconocer el efecto pernicioso que ejerce este sexismo en
la consumación de la igualdad entre los sexos (Garaigordobil y Aliri, 2011a). El sexismo es
una de las principales creencias que mantienen las desigualdades entre sexos (Garaigordobil y
Aliri, 2011a).
Los estudios que han investigado las diferencias en el sexismo en función del género
muestran resultados contradictorios. Algunos han evidenciado que los hombres tienen
puntuaciones significativamente superiores en sexismo hostil y sexismo benévolo (Fowers y
Fowers, 2010; Garaigordobil y Aliri, 2011a; Garaigordobil y Donado, 2011; Glick y Fiske,
1996; Travaglia, Overall, y Sibley, 2009), mientras que otras no han encontrado diferencias
en sexismo benévolo (Chen, Fiske, y Lee, 2009; Lameiras, Rodríguez, Calado, Foltz, y
González, 2006).
Investigaciones recientes (García-Leiva, Palacios, Torrico, y Navarro, 2009) han
evidenciado las relaciones directas entre sexismo ambivalente y violencia física-verbal hacia
las mujeres.
En un estudio en el que se relacionaba el sexismo ambivalente y las actitudes hacia la
violencia contra las mujeres (Sakalli, 2001), se halló que los participantes con puntuaciones
elevadas en sexismo hostil mostraban actitudes más favorables hacia la violencia de género
que aquellos con puntuaciones más bajas; sin embargo no se encontró relación entre el
sexismo benévolo y la violencia de género. Sin embargo, otras investigaciones han puesto de
manifiesto cómo el sexismo benévolo se relaciona con la violencia de género de distintas
formas: prejuicio hacia las mujeres que tienen relaciones sexuales prematrimoniales (Sakalli-
Ugurlu y Glick, 2003), tolerancia hacia los abusos sexuales (Russell y Trigg, 2004) o la
culpabilización de la víctima en caso de violación (Abrams, Viki, Masser y, Bohner, 2003).
En esta misma línea, Begany y Milburn (2002) señalan la relación existente entre el
sexismo hostil y actitudes autoritarias como predictoras de acoso sexual. Chapleau, Oswald y
Russell (2007), con una muestra de alumnado universitario, hallaron una correlación positiva
en los hombres entre sexismo hostil y aceptación de la agresión sexual. En España, la
literatura sobre violencia de género también considera el sexismo como un factor de riesgo en
11
la violencia contra la mujer (Ferrer y Bosch, 2005), relacionándolo con la discriminación
(Pozo, Alonso, Hernández y Mellado, 2005), el maltrato a las mujeres (Torrico et al., 2005),
la aceptación de la violencia de género (Expósito y Moya, 2005) e incluso se le otorga un
carácter predictor de la violencia contra la mujer (García-Leiva et al., 2009; Palacios et al.,
2005).
En contra de lo anterior, los resultados obtenidos en la investigación de Rojas-Solís y
Carpintero (2011) sugieren que el sexismo es un elemento asociado y no causal de las
agresiones, que al combinarse con diversos factores aumenta la probabilidad de que un
hombre determinado en un ambiente determinado ejerza violencia contra la mujer (Heise,
1998).
Parece lógico que el uso diferencial de tácticas para la resolución de los conflictos esté
relacionado con la posibilidad de existencia de malos tratos en una pareja. La Conflict Tactic
Scale-2 (CTS-2) (Straus, Hamby, Boney-McCoy, y Sugarman, 1996) a pesar de las críticas,
es la herramienta más extendida en el estudio de la prevalencia e incidencia de la violencia
contra la pareja a nivel internacional, utilizándose en numerosas culturas y en diferentes
idiomas (Loinaz, Echeburúa, Ortiz-Tallo, y Amor, 2012).
Sagrestano, Heavy y Christenson (1999) encontraron utilizando dicha escala que los
niveles de agresión física y agresión verbal que los hombres manifestaban hacia sus parejas
correlacionaban entre sí.
El estudio realizado por Graña, Rodríguez y Peña (2009) concluye que a la hora de
resolver conflictos en las relaciones íntimas, los adultos utilizan y sufren tácticas agresivas
diversas, hallándose diferencias de género significativas, de tal forma que, las mujeres
ejercen más violencia psicológica hacia sus parejas pero sufren más violencia sexual,
mientras que los hombres utilizan con más frecuencia actos menores de violencia sexual
contra sus parejas, estableciéndose un uso similar de violencia física tanto en hombres como
en mujeres.
En 2012, Loinaz, Echeburúa, Ortiz-Tallo y Amor, hallaron en una muestra española de
agresores de pareja, mayor presencia de violencia psicológica o sexual en aquellos agresores
que utilizaban más violencia física (o cuya violencia física era más severa) y un incremento
de la coacción sexual en aquellos que ejercían mayor agresión psicológica.
12
El apego adulto y la violencia de pareja
El apego es un vínculo afectivo, de naturaleza social, que establece una persona con
otra, caracterizado por conductas de búsqueda de proximidad, interacción íntima y base de
referencia y apoyo en las relaciones con el mundo físico y social (López, 2006). Asimismo
existe cierto apoyo empírico para afirmar que los estilos de apego descritos por Ainsworth
(1985) para la infancia: seguro, evitativo y ambivalente, se mantienen en la edad adulta
(Mikulincer y Shaver, 2007).
Las personas con apego seguro-autónomo aprecian las relaciones de apego y las
considera importantes para su propia personalidad. El concepto de apego inseguro contiene
dos dimensiones del apego afectivo entre los adultos: 1) El apego evitativo que hace
referencia al grado en el cual una persona se puede sentir incómoda dependiendo de otros, o
en escenarios de cercanía/intimidad; y 2) el apego ansioso que hace referencia al nivel de
miedo al rechazo o al abandono por parte de la pareja afectiva (Garaigordobil, 2013). Desde
los trabajos pioneros de Hazan y Shaver (1987) y Shaver y Hazan (1988), la teoría del apego
se ha utilizado para analizar las relaciones afectivas en la vida adulta, siendo la pareja la
principal figura de apego (Garaigordobil, 2013).
En esta línea, apenas hay estudios que hayan relacionado sexismo y apego. Asimismo
Yakushko (2005) demostró que las actitudes sexistas están relacionadas con los patrones
relacionales del individuo, de tal forma que en las mujeres la ansiedad de estar en una
relación íntima se relacionaba con el sexismo hostil y sexismo benévolo, mientras que en los
hombres el sexismo hostil se relacionaba con la evitación de mantener relaciones íntimas y el
sexismo benévolo se relacionaba con una menor tendencia a evitar relaciones, aunque sentían
mayor ansiedad hacia ellas. En esta misma línea, los resultados de Garaigordobil (2013) han
confirmado las conexiones entre sexismo y apego inseguro, evidenciándose que las personas
con alta puntuación en sexismo (SH, SB, SA) también mostraban una puntuación alta en
apego evitativo y ansioso. Se deduce, por lo tanto, que las personas sexistas tienen apego
inseguro en la relación de pareja, es decir, temen ser abandonados por la pareja afectiva; y
son habituales las situaciones de dependencia y de intimidad/cercanía con la pareja.
Según Mayseless (1991), el apego podría explicar por qué algunos sujetos en
determinados casos expresan la violencia en situaciones en las que otros solo mostrarían
enfado. Desde el punto de vista del apego adulto, la violencia contra la pareja se entendería
como una forma desproporcionada de reaccionar frente a una conducta interpretada como
hiriente, incluso una forma de evitar que el otro rompa la relación (Loinaz y Echeburúa,
13
2012). En la misma línea y según Dutton (2008) la agresión en las relaciones sentimentales
puede entenderse como un comportamiento de protesta del agresor hacia la figura de apego,
en este caso la pareja, precipitado por amenazas de separación o abandono.
La investigación general ha encontrado que los agresores de género, en comparación
con sujetos no violentos, muestran apego inseguro, poca estabilidad emocional y gran
ansiedad frente al rechazo o abandono por parte de la pareja (Babcock, Jacobson, Gottman, y
Yeringtonn, 2000; Twed y Dutton, 1998).
MÉTODO
Participantes
Gráfico 1. Género
14
Gráfico 2. Nivel de estudios
Un 77.7% dice tener pareja actualmente (94 sujetos) frente a un 22.3% que no
mantiene una relación sentimental en este momento (27 sujetos). De esos 27 individuos, 21
manifiestan haber tenido pareja en el pasado durante por lo menos 6 meses (80.8%) frente a 5
que expresan no haber mantenido una relación de pareja en el pasado durante ese tiempo
(19.2%).
15
La duración de la relación de pareja (actual o pasada) se encuentra entre 1 y 612 meses
(M = 135.25; DT = 125.74).
La situación sutil del dilema 1 se administró a 20 sujetos y la situación manifiesta a 21,
la situación sutil del dilema 2 fue respondida por 21 individuos y la situación manifiesta por
19, por último la situación sutil del dilema 3 fue resuelta por 21 sujetos y la situación
manifiesta por 19. En total al 51.2% (62) de la muestra se le presentó un dilema “sutil” y al
48.8% (59) restante un dilema “manifiesto”.
Procedimiento y diseño
16
de la Escala de Tácticas para la Resolución de Conflictos (Straus et al., 1996), el Cuestionario
de Apego Adulto (Melero y Cantero, 2005) y algunos ítems del Cuestionario de Violencia
entre Novios (Rodríguez-Franco et al., 2010).
Análisis de datos
Instrumentos
17
en cuanto las considera de forma estereotipada y limitadas a ciertos roles, pero que tiene un
tono afectivo positivo (para el perceptor) y tiende a suscitar en éste conductas típicamente
categorizadas como prosociales o de búsqueda de intimidad.
Se utilizó a continuación la versión revisada de la escala de tácticas para la resolución
de conflictos (CTS2) de Straus et al. (1996) adaptada a población española por Montes-
Berges (2008). Este instrumento registra los recursos y soluciones empleadas para resolver
los conflictos, incluyendo los ataques físicos y psicológicos y el uso de la negociación entre
dos personas que comparten una relación marital, de cohabitación o de relaciones
esporádicas. Las participantes señalan con qué frecuencia ellos y su pareja llevaron a cabo los
diversos comportamientos reflejados en la escala en el último año, utilizando una escala de
respuesta tipo Likert con 8 alternativas de respuesta (0 = no ha pasado antes, 6 = ocurrió más
de 20 veces el año pasado y 7 = nunca el año pasado, pero sí antes). En cuanto a la
fiabilidad, el factor de acciones físicas tiene un Alpha de Cronbach de α = .96 mientras que el
factor de acciones psicológicas presenta una fiabilidad de α = .77. La escala global presenta
un coeficiente de fiabilidad elevado de α = .94.
A continuación, se utilizó el Cuestionario de Apego Adulto (Melero y Cantero, 2005).
Este cuestionario consta de 4 factores: la escala de “baja autoestima, necesidad de
aprobación y miedo al rechazo” que obtuvo una fiabilidad de α = .86; la escala de
“resolución hostil de conflictos, rencor y posesividad” con un α = .80; la escala “expresión de
sentimientos y comodidad con las relaciones” con α = .77; y la escala de “autosuficiencia
emocional e incomodidad con la intimidad” con un α = .68.
Por último, se evaluó la violencia en la pareja utilizando los ítems del Cuestionario de
Violencia entre Novios -CUVINO- (Rodríguez-Franco et al., 2010). Dicho cuestionario está
formado por 8 factores: desapego (α = .796), humillación (α = .818), sexual (α = .77),
coerción (α = .739), físico (α = .70), género (α = .743), castigo emocional (α = .681) y
castigo instrumental (α = .588). Para el presente estudio se seleccionaron 2 ítems de cada
factor, quedando finalmente la escala reducida a 16 ítems.
18
RESULTADOS
Tabla 1. Efectos univariados en la evaluación de los dilemas por el factor tipo de dilema.
Efectos inter-sujetos.
Nota. gl(1, 109); Ms = Media del grupo dilemas sutiles; Mm = Media del grupo dilemas
manifiestos.
19
Los efectos univariados de la interacción de tipo de dilema y género (ver Tabla 2)
revelaron para los varones la violencia sutil influye más en el comportamiento de la víctima
que para las mujeres (Ms = 2.02 y 1.42, para varones y mujeres, respectivamente), en tanto
que para ellas la violencia manifiesta es más influyente en el comportamiento de la víctima
que para ellos (Ms = 1.75 y 2.19, para varones y mujeres, respectivamente).
En la misma línea, los efectos univariados de la interacción entre tipo de dilema y
género (ver Tabla 2) informan que según los hombres las situaciones de violencia manifiesta
conseguirán que la víctima acceda a las peticiones de su pareja en mayor medida que según
las mujeres (Ms = 0.52 y 0.14, para varones y mujeres, respectivamente), mientras que para
las mujeres las situaciones de violencia sutil conseguirán que la víctima acceda a las
peticiones de su pareja en mayor medida que para los hombres (Ms = 0.31 y 0.55, para
varones y mujeres, respectivamente).
Tabla 2. Efectos univariados en la evaluación de los dilemas por la interacción entre los
factores tipo de dilema y género. Efectos inter-sujetos.
Existen diferencias mediadas por el género en sexismo ambivalente, F(2, 110) = 3.12, p
< .05, ηp² = .054, 1-β = .590. Esto es, el factor género media diferencias en el sexismo
smbivalente, explicando el 5.4% de la varianza, tamaño del efecto pequeño. Sin embargo, ni
el factor percepción de victimización de violencia de pareja, F(2, 110) = 1.03, ns, ηp² = .018,
1-β = .227, ni la interacción de género por victimización, F(2, 110) = 0.83, ns, ηp² = .015, 1-β
= .189, median diferencias en sexismo ambivalente.
Por su parte, los efectos univariados revelan (ver Tabla 3) que existen diferencias
mediadas por el género en el sexismo hostil de tal forma que los hombres puntúan
significativamente más que las mujeres en este factor.
20
Tabla 3. Efectos univariados en el género por el factor sexismo ambivalente. Efectos inter-
sujetos.
Nota. gl(1, 111); M1=Media del grupo de hombres; M2=Media del grupo de mujeres.
No existen diferencias en apego adulto mediadas por el género, F(4, 107) = 0.42, ns, ηp2
= .014, 1-β = .145, ni por la percepción de victimización, F(4, 107) = 1.56, ns, ηp2 = .055, 1-β
= .467, ni por la interacción entre género y victimización, F(4, 107) = 1.29, ns, ηp2 = .046, 1-
β = .391.
21
con ella, porque está casi siempre enfadada o enojada contigo” y “amenaza con
abandonarte” en mayor medida que las mujeres. En tanto que en los demás ítems no existen
diferencias significativas.
Nota. gl(1, 110); M1 = Media del grupo de hombres; M2 = Media del grupo de mujeres.
Los efectos univariados informan (ver Tabla 5) que aquellos que se perciben como
víctimas de violencia de pareja son objeto de “no reconoce responsabilidad alguna sobre la
relación de pareja, ni sobre lo que os sucede a ambos”, “ha ridiculizado o insultado tus
creencias, religión o clase social”, “te sientes forzado/a a realizar determinados actos
sexuales”, “amenaza con suicidarse o hacerse daño si lo/la dejas”, “se burla acerca de las
mujeres u hombres en general”, “te niega apoyo, afecto o aprecio como forma de castigarte”,
“ha rehusado ayudarte cuando de verdad lo necesitabas”, “te humilla en público”, “no ha
tenido en cuenta tus sentimientos sobre el sexo”, “sientes que no puedes discutir con él/ella,
porque está casi siempre enfadado/a enojado/a contigo” y “te amenaza con abandonarte” en
mayor medida que aquellos que no perciben que hayan sido víctimas de violencia de pareja.
22
Tabla 5. Efectos univariados en la victimización objetiva de violencia de pareja por el factor
percepción de violencia de pareja. Efectos inter-sujetos.
Nota. gl(1, 110); M1 = Media del grupo de sí (víctima) M2 = Media del grupo de no (no
víctima).
Los efectos univariados muestran (ver Tabla 6) que los hombres que perciben que han
sido víctimas de violencia de pareja informan ser objeto de “amenaza con suicidarse o
hacerse daño si lo/la dejas”, “se burla acerca de las mujeres u hombres en general”, “te
niega apoyo, afecto o aprecio como forma de castigarte”, “te humilla en público” y “te
amenaza con abandonarte” en mayor medida que las mujeres víctimas. Por otra parte, las
mujeres que no se perciben como víctimas de violencia de pareja informan ser objeto de
“amenaza con suicidarse o hacerse daño si lo/la dejas”, “se burla acerca de las mujeres u
hombres en general”, “te niega apoyo, afecto o aprecio como forma de castigarte”, “te
humilla en público” y “te amenaza con abandonarte” en mayor medida que los hombres que
no se perciben como víctimas.
23
Tabla 6. Efectos univariados en la victimización objetiva de violencia de pareja por la
interacción entre los factores género y victimización percibida. Efectos inter-sujetos.
DISCUSIÓN
24
con la aceptación de la violencia de género (Expósito y Moya, 2005). Sucintamente,
los varones presentan puntuaciones más elevadas en sexismo hostil que las mujeres.
En consecuencia, el sexismo hostil, vinculado con actitudes más tolerantes hacia la
violencia de género (Sakalli, 2001) está más impregnado en la mentalidad masculina.
Por su parte, ambos géneros están igualados en sexismo benévolo, es decir, es
igualmente admitido por hombres y mujeres. En otras palabras, la población de
mujeres ha internalizado el sexismo benévolo propio de la mentalidad sexista. En esta
línea, existen investigaciones que han puesto de manifiesto la relación entre sexismo
benévolo con distintos tipos de violencia de género como el prejuicio hacia las
mujeres que tienen relaciones sexuales prematrimoniales (Sakalli-Ugurlu y Glick,
2003), la tolerancia hacia los abusos sexuales (Russell y Trigg, 2004) o la
culpabilización de la víctima en caso de violación (Abrams, Viki, Masser, y Bohner,
2003). Estos resultados apuntan que la prevención de la violencia de género ha de
centrarse en concienciar a las mujeres de que el sexismo benévolo es una forma de
sexismo; y que las actitudes sexistas preceden a la violencia contra la mujer (Díaz-
Aguado, 2003; Díaz-Aguado y Martínez-Arias, 2001). Con los varones la
intervención ha de dirigirse al control del sexismo ambivalente, especialmente el
hostil hacia la mujer.
4) La victimización objetiva se mostró fuertemente relacionada con la percepción
subjetiva de victimización y con el género. En cuanto al género, los hombres víctimas
informan de mayor gravedad de victimización que las mujeres víctimas. Es muy
difícil que realmente la victimización sea mayor en varones que en mujeres,
atribuyéndose a una distorsión en la percepción de victimización de los varones, es
decir, los umbrales de victimización son diferentes entre hombres y mujeres.
25
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33
ANEXO: CUADERNILLO PARA EL TÉCNICO
Edad
Género Hombre Mujer
Nacionalidad
Nivel de estudios
Profesión
Estado civil Soltero/a Casado/a Divorciado/a Viudo/a
¿Tiene pareja actualmente? Si No
En caso de no tener pareja
actualmente, ¿ha tenido pareja Si No
en el pasado durante por lo
menos 6 meses?
Duración de la relación (actual
o pasada) en años o meses
José y Luisa (47 y 46 años) llevan casados 27 años. Viven en Santiago de Compostela
con sus tres hijos de 22, 18 y 14 años. El próximo fin de semana se celebra el día de la madre
y después de comer con su familia, Luisa quería pasar la tarde con su madre Teresa de 73
años. Teresa hace 18 años que es viuda y vive en Santiago de Compostela con otra de sus
hijas y su marido. José, quien no mantiene una relación cordial con su suegra desde hace unos
años, no está de acuerdo en que Luisa pase la tarde con su madre y se inicia una discusión.
Situación A
José le dice a Luisa “…no quiero que vayas con tu madre porque se mete en nuestra
vida, nos controla, te habla mal de mi… Tienes que pasar el domingo conmigo y con los
niños, que soy yo tu pareja y somos tu familia, no tu madre…”
Situación B
José le dice a Luisa “…no vas con tu madre, no te dejo pasar la tarde con ella porque
es una bruja que quiere malmeter, estoy hasta las narices de que quedes con ella y ya se acabó
esa tontería…”
- ¿En qué grado consideras esta situación como violencia de género?
o Nada
o Un poco
34
o Bastante
o Mucho
- ¿Hasta qué punto crees que influye la reacción de José en que Luisa no vaya a visitar
a su madre?
o Situación A
Nada
Un poco
Bastante
Mucho
o Situación B
Nada
Un poco
Bastante
Mucho
- ¿Cuál crees que será la reacción de Luisa?
o Situación A
Accede a no ir
Va igualmente
o Situación B
Accede a no ir
Va igualmente
Dilema 2
Contexto
Lucía y Ramiro son una matrimonio joven (30 y 32 años), llevan casados 5 años y
hace dos tuvieron una hija, Sofía. Esta noche saldrán a celebrar su quinto aniversario de
casados, han contratado a una niñera para que cuide a la niña y así poder ir a cenar a un
restaurante del centro. Están en la habitación arreglándose, Lucía se prueba un vestido y le
pregunta a Ramiro qué tal le sienta.
Situación A
¡Vaya! Ese vestido te quedaba mejor antes. Igual has comido de más estos meses.
Estabas más buena cuando nos casamos cariño, desde que tuviste a la niña perdiste ese
cuerpazo. Yo creo que es mejor que te pongas otra cosa.
Situación B
¡Quítate ese vestido por Dios! ¡Estás como una vaca! ¿Qué te ha pasado? ¡Para de
comer ya que vas a explotar, ya hasta pareces tu madre! Me daría vergüenza que salieras con
esas pintas de casa, así que venga, ponte otra cosa más floja a ver si te queda mejor.
- ¿En qué grado consideras esta situación como violencia de género?
o Nada
o Un poco
o Bastante
35
o Mucho
- ¿Hasta qué punto crees que influye la reacción de Ramiro en que Lucía se cambie de
ropa?
o Situación A
Nada
Un poco
Bastante
Mucho
o Situación B
Nada
Un poco
Bastante
Mucho
- ¿Cuál crees que será la reacción de Lucía?
o Situación A
Se cambia
No se cambia
o Situación B
Se cambia
No se cambia
Dilema 3
Contexto
¡A ver hombre! ¡Que tengo hambre! ¿Lentejas otra vez? Yo no me como esa
porquería, si además te salen asquerosas, que no tienes ni idea de cocinar. ¿Te parece normal?
Yo trabajando y tú en casa sin hacer nada, ¡vaya mujer me fue a tocar! Hazme otra cosa de
comer que yo eso no me lo como ni de broma.
Situación B
Venga cariño, que tengo hambre. ¿Otra vez lentejas? Si es que no me apetecen nada…
Además, la última vez te quedaron muy secas. Podías esforzarte en hacer comidas más
novedosas, ya que te pasas todo el día en casa y yo vengo de trabajar, pues por lo menos…
¿Qué tal si me haces un filete con patatas mejor?
- ¿En qué grado consideras esta situación como violencia de género?
o Nada
o Un poco
o Bastante
36
o Mucho
- ¿Hasta qué punto crees que influye la reacción de Juan en que María Elena cocine una
comida diferente?
o Situación A
Nada
Un poco
Bastante
Mucho
o Situación B
Nada
Un poco
Bastante
Mucho
- ¿Cuál crees que será la reacción de María Elena?
o Situación A
Cocina una comida diferente
Se niega a cocinar una comida diferente
o Situación B
Cocina una comida diferente
Se niega a cocinar una comida diferente
37
Versión española del Ambivalent Sexism Inventory (ASI). Expósito, Moya y
Glick (1998).
A continuación se presentan una serie de frases sobre los hombres y las mujeres y sobre su
relación mutua en nuestra sociedad contemporánea. Por favor, indique el grado en que Vd.
Está de acuerdo o en desacuerdo con cada una de las frases usando la siguiente escala:
0 1 2 3 4 5
Totalmente en Moderadamente Levemente en Levemente Moderadamente Totalmente de
desacuerdo en desacuerdo desacuerdo de acuerdo de acuerdo acuerdo
Ahora, en el recuadro que antecede a cada frase, escriba el número de la escala que mejor
representa su opinión sobre esa frase.
1 Aún cuando un hombre logre muchas cosas en su vida, nunca podrá sentirse
verdaderamente completo a menos que tenga el amor de una mujer. (B)
2 Con el pretexto de pedir “igualdad”, muchas mujeres buscan privilegios
especiales, tales como condiciones de trabajo que las favorezcan a ellas
sobre los hombres. (H)
3 En caso de una catástrofe, las mujeres deben ser rescatadas antes que los
hombres. (B)
4 La mayoría de las mujeres interpreta comentarios o conductas inocentes
como sexistas, es decir, como expresiones de prejuicio o discriminación en
contra de ellas. (H)
5 Las mujeres se ofenden muy fácilmente. (H)
6 Las personas no pueden ser verdaderamente felices en sus vidas a menos
que tengan pareja del otro sexo. (B)
7 En el fondo, las mujeres feministas pretenden que la mujer tenga más poder
que el hombre. (H)
8 Muchas mujeres se caracterizan por una pureza que pocos hombres poseen.
(B)
9 Las mujeres deben ser queridas y protegidas por los hombres. (B)
10 La mayoría de las mujeres no aprecia completamente todo lo que los
hombres hacen por ellas. (H)
11 Las mujeres intentan ganar poder controlando a los hombres. (H)
12 Todo hombre debe tener una mujer a quien amar. (B)
13 El hombre está incompleto sin la mujer. (B)
14 Las mujeres exageran los problemas que tienen en el trabajo. (H)
15 Una vez que una mujer logra que un hombre se comprometa con ella, por lo
general intenta controlarlo estrechamente. (H)
16 Cuando las mujeres son vencidas por los hombres en una competencia
justa, generalmente ellas se quejan de haber sido discriminadas. (H)
17 Una buena mujer debería ser puesta en un pedestal por su hombre. (B)
18 Existen muchas mujeres que, para burlarse de los hombres, primero se
38
insinúan sexualmente a ellos y luego rechazan los avances de éstos. (H)
19 Las mujeres, en comparación con los hombres, tienden a tener una mayor
sensibilidad moral. (B)
20 Los hombres deberían estar dispuestos a sacrificar su propio bienestar con
el fin de proveer seguridad económica a las mujeres. (B)
21 Las mujeres feministas están haciendo demandas completamente
irracionales a los hombres. (H)
22 Las mujeres, en comparación con los hombres, tienden a tener un sentido
más refinado de la cultura y el buen gusto. (B)
- Factor 1: Sexismo benévolo (B). Ítems 1, 3, 6, 8, 9, 12, 13, 17, 19, 20, 22.
- Factor 2: Sexismo hostil (H). Ítems 2, 4, 5, 7, 10, 11, 14, 15, 16, 18, 21.
39
Adaptación (Montes-Berges, 2008) de la escala de tácticas para la resolución de
conflictos (CTS-2) (Straus et al., 1996).
A continuación, rodea cuántas veces sucedieron las siguientes cosas en el pasado año, y
cuántas veces las hizo tu pareja. Para ello, por favor sigue el siguiente código:
40
27 Empujé con violencia a mi pareja contra una pared 0 1 2 3 4 5 6 7
28 Mi pareja me hizo esto a mí 0 1 2 3 4 5 6 7
29 Necesité visitar al médico a causa de una pelea con mi 0 1 2 3 4 5 6 7
pareja, pero finalmente no lo hice
30 Mi pareja necesitó visitar al médico a causa de una 0 1 2 3 4 5 6 7
pelea con mi pareja, pero finalmente no lo hizo
31 Pegué a mi pareja 0 1 2 3 4 5 6 7
32 Mi pareja me hizo esto a mí 0 1 2 3 4 5 6 7
33 Usé la fuerza (como golpear, reducir o usar un arma) 0 1 2 3 4 5 6 7
para obligar a mi pareja a mantener relaciones sexuales
34 Mi pareja me hizo esto a mí 0 1 2 3 4 5 6 7
35 Salí en estampida de la habitación o de la casa a causa 0 1 2 3 4 5 6 7
de un desacuerdo con mi pareja
36 Mi pareja salió en estampida de la habitación o de la 0 1 2 3 4 5 6 7
casa a causa de un desacuerdo conmigo
37 Insistí en tener relaciones sexuales cuando mi pareja no 0 1 2 3 4 5 6 7
quería (pero no usé la fuerza física)
38 Mi pareja me hizo esto a mí 0 1 2 3 4 5 6 7
39 Abofeteé a mi pareja 0 1 2 3 4 5 6 7
40 Mi pareja me hizo esto a mí 0 1 2 3 4 5 6 7
41 Tuve un hueso roto a causa de una pelea con mi pareja 0 1 2 3 4 5 6 7
42 Mi pareja tuvo un hueso roto a causa de una pelea 0 1 2 3 4 5 6 7
conmigo
43 Utilicé amenazas para que mi pareja mantuviera sexo 0 1 2 3 4 5 6 7
anal u oral conmigo
44 Mi pareja me hizo esto a mí 0 1 2 3 4 5 6 7
45 Quemé a mi pareja a propósito 0 1 2 3 4 5 6 7
46 Mi pareja me hizo esto a mí 0 1 2 3 4 5 6 7
47 Amenacé a mi pareja con golpear o lanzarle algo 0 1 2 3 4 5 6 7
48 Mi pareja me hizo esto a mí 0 1 2 3 4 5 6 7
49 Sentí dolor físico durante más de un día seguido a 0 1 2 3 4 5 6 7
causa de una pelea que tuvimos
50 Mi pareja sintió dolor físico durante más de un día 0 1 2 3 4 5 6 7
seguido a causa de una pelea que tuvimos
51 Le di una patada a mi pareja 0 1 2 3 4 5 6 7
52 Mi pareja me hizo esto a mí 0 1 2 3 4 5 6 7
53 Usé amenazas para que mi pareja mantuviera 0 1 2 3 4 5 6 7
relaciones sexuales
54 Mi pareja me hizo esto a mí 0 1 2 3 4 5 6 7
- Factor 1: Acciones físicas. Ítems 3, 4, 5, 6, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 21, 22, 23,
24, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 39, 40, 41, 42, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 52.
- Factor 2: Acciones psicológicas. Ítems 1, 2, 7, 8, 17, 18, 19, 20, 25, 26, 35, 36, 37,
38, 43, 44, 53, 54.
41
Cuestionario de Apego Adulto. Melero, R. y Cantero, M. J., (2005)
42
28 Me gusta tener pareja, pero al mismo tiempo me agobia 1 2 3 4 5 6
29 Cuando me enfado con otra persona, intento conseguir que sea ella 1 2 3 4 5 6
que venga a disculparse
30 Me gustaría cambiar muchas cosas de mí mismo 1 2 3 4 5 6
31 Si tuviera pareja y me comentara que alguien del sexo contrario le 1 2 3 4 5 6
parece atractivo, me molestaría mucho
32 Cuando tengo un problema se lo cuento a una persona con la que 1 2 3 4 5 6
tengo confianza
33 Cuando abrazo o beso a alguien que me importa, estoy tenso/a y 1 2 3 4 5 6
parte de mí se siente incómodo/a
34 Siento que necesito más cuidados que la mayoría de las personas 1 2 3 4 5 6
35 Soy una persona que prefiere la soledad a las relaciones sociales 1 2 3 4 5 6
36 Las amenazas son una forma eficaz de solucionar ciertos problemas 1 2 3 4 5 6
37 Me cuesta romper una relación por temor a no saber afrontarlo 1 2 3 4 5 6
38 Los demás opinan que soy una persona abierta y fácil de conocer 1 2 3 4 5 6
39 Necesito comprobar que realmente soy importante para la gente 1 2 3 4 5 6
40 Noto que la gente suele confiar en mí y que valoran mis opiniones 1 2 3 4 5 6
43
Violencia en la Pareja (Ítems extraídos del Cuestionario de Violencia entre
Novios -CUVINO-, Rodríguez, López-Cepero, Rodríguez, Bringas, Antuña y
Estrada, 2010)
- ¿Considera que ha sido víctima de violencia de pareja por parte de alguna pareja?
o Sí
o No
- En caso de haber sido víctima de violencia de pareja, ¿de qué tipo? (Puede marcar
más de una opción)
o Físico
o Sexual
o Psicológico
o Privación de libertad
Esta encuesta es anónima; no debe escribir ningún dato como nombre, teléfono, e-
mail… que pueda identificarle. Las respuestas se analizarán de forma conjunta, de modo que
no se conocerán los datos de nadie en particular. Teniendo en cuenta esto, por favor, responda
con sinceridad; tus respuestas son muy útiles para seguir mejorando”.
44
enojado/a contigo (C)
13 Te ha herido con algún objeto (F)
14 Ha bromeado o desprestigiado tu condición de mujer/hombre (G)
15 Te amenaza con abandonarte (CE)
16 Te quita las llaves del coche o el dinero (I)
45