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Republica Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”

San Juan de los Morros; Estado Guárico

Área: Ciencias de la salud. Medicina

Psicopatología

ORIGEN E HISTORIA DE LA PSICOPATOLOGIA

Profesor Bachiller:

Juan Mota Norelis Ariannys Figuera C.I 24237081

4to año sección 1


INTRODUCCION

La psicopatología es abordada en el presente texto como una ciencia independiente


que se dedica al estudio de la desviación y/o anormalidad del comportamiento humano. Su
conocimiento hace posible el diagnóstico y la clasificación de las conductas anormales o
trastornos mentales, así como la obtención de un conocimiento más general de los
comportamientos individuales. El resultado se traduce en un tratamiento acertado. Los
estudios psicopatológicos constituyen una de las herramientas más importantes para el
médico ya que lo califica para responder de manera optima ante conducto que se delimiten
de la normalidad.

El objetivo principal es lograr el conocimiento acerca los principales antecedentes y


conceptos de la Psicopatología y comprender su desarrollo como ciencia independiente,
pero relacionada íntimamente con la medicina. Estudiando la historia evolutiva de la
psicopatología en diferentes épocas, principalmente la grecorromana, la edad media y el
renacimiento en las cuales se desarrollo las principales hipótesis y/o doctrinas que
dirigieron a la definición y utilización de términos y prácticas en la psicopatología

Su campo de investigación está en constante cambio, motivo por el cual se han


desarrollado diversidad de concepciones para su estudio, que por su funcionalidad varían.
Entre ellas estudiaremos psicologismo, funcionalismo, conductivismo, psicología dinámica
y psicosociales, proporcionan una base teórica practica a las actividades de la
psicopatología permitiendo su aplicación de diferentes modalidades pero con fines
diagnostico y/o curativos.

Del mismo modo, se muestra, las bases de diversos modelos teóricos que se enfocan
de manera más profunda al estudio de las posibles causas de las patologías mentales y
anormalidades del comportamiento. En los que estudiaremos en qué consiste diferentes
modelos como es el médico organicista y medico clínico, así como también los modelos
biológicos, conductual y cognitivo, los cuales integran la estructura de la Psicopatología.
Estudiaremos el tratamiento de la moral postulado por el considerado padre de la
psiquiatría, el cual comprendía la patología mental como resultado de una alteración de tipo
orgánica, entendía el trastorno mental en base a la corriente anatomopatológica. Entre sus
principales aportes, fue el primero en realizar tratamientos terapéuticos en base a la
cordialidad con el paciente lo cual bautizaba con el nombre de tratamiento moral.

Es importante mencionar que en el presente texto es de gran utilidad para una


investigación objetiva sobre el nacimiento de la psicopatología, así como también su
desarrollo y crecimiento a lo largo de la historia por lo que el objetivo principal es lograr la
mayor adquisición de conocimiento para poder comprender como las diferente hipótesis,
doctrinas, postulados entre otros lograron la formación y complementación de lo que hoy
conocemos como la ciencia que estudia los fenómenos o anormalidades de la conducta
humana.
A) Origen etimológico de la palabra Psicopatología y definición del término según
autor.

El término psicopatología, etimológicamente psyché: alma o razón. páthos: enfermedad,


logía: o lógos, que significa discusión o discurso racional, puede ser usado en tres sentidos:
▪ Como designación de un área de estudio: Es aquella área de la salud que describe y
sistematiza los cambios en el comportamiento que no son explicados, ni por la maduración
o desarrollo del individuo, ni como resultado de procesos de aprendizaje también
entendidos como trastorno psicológico, enfermedades o trastornos mentales. A modo de
ejemplo, encontramos el estudio que diferencia entre percepción normal/sana y percepción
que no es normal/sana, al margen de la definición de trastorno psicológico; en este sentido,
la alucinación hipnogógica es una percepción normal y sana. ▪ Como término descriptivo:
Es aquella referencia específica a un signo o síntoma que se puede encontrar formando
parte de un trastorno psicológico. ▪ Como designación de un área de estudio en psicología
que, en oposición al estado de salud, se centra en estudiar los procesos que pueden inducir
estados «no sanos» en el proceso mental.

Durante mucho tiempo diversos autores han mantenido un debate sobre la definición a
establecer para el término de psicopatología. El principal obstáculo consiste en la ubicación
en una posición intermedia entre dos ciencias fuertes, la psicología y la psiquiatría, sin
pertenecer totalmente de ninguna de las dos. Sin embargo, la psicopatología se puede
definir como la ciencia que investiga, enseña y se orienta hacia la comprensión de la mente
humana; se enfoca principalmente al estudio de su desviación y/o anormalidad. Por lo
tanto, su objeto de estudio es el funcionamiento mental y las conductas del ser humano en
su amplio rango de variabilidad: desde la normalidad hasta la patología; sin que se tenga
definida la línea de separación.

Las aportaciones de esta ciencia tienen una doble vertiente: proporcionan


conocimientos que ayudan a una mejor práctica clínica y brindan bases teóricas que se
añaden al conjunto de teorías sobre el comportamiento humano. Esta materia está
íntimamente relacionada a la psicología ya que comparten el mismo objeto de estudio: la
mente y la conducta humana. Se identifica con la psiquiatría en el estudio de la salud
mental; sin embargo, el objeto de estudio de ésta es la enfermedad por sí sola, a diferencia
de la psicopatología, que se enfoca mayormente en el enfermo.

El término psicopatología fue empleado por Emminghaus, un médico de Leipzig


predecesor de Kraepelin, desde 1878, como sinónimo de “psiquiatría clínica”. Emminghaus
no fue muy conocido, pero el término adquiere su significación actual por la obra de Karl
Jaspers en el año 1883- 1969 y por el uso que de dicho término hace Théodule Ribot en
Francia en el año 1839-1916.

Karl Jaspers publica en 1913 un libro conocido como “Psicopatología General” (en
alemán el nombre es Allgemeine Psychopathologie). Como el título lo indica, el autor
aspira a construir una Psicopatología general, lo cual quiere decir que delimita a la
Psicopatología como una ciencia a la que se le otorga el dominio de los conceptos y de las
reglas generales del acontecer psíquico patológico. Jaspers realiza un emprendimiento
teórico totalizante, construye una teoría general de las cuestiones relativas a la enfermedad
psíquica, a la patología mental, una Psicopatología que aspira a lo universal.

A la hora de definir que es la Psicopatología, existen muchas definiciones. Cada autor


ha dado la suya (Eysenck y cols., 1972, Hemsley, 1984, Millon y Klerman, 1986, Barlow,
2003...). Me voy a centraren la propuesta por B. Maher (1970; 1978), que define la
Psicopatología como la ciencia de la conducta desviada que, basada en la Psicología
Experimental, trata de encontrar las leyes generales que permitan explicar los distintos
tipos de conducta desviada.

B) Historia de la Psicopatología durante etapas:


 Grecorromanas

La Cultura Griega se distingue varias concepciones sobre la locura, entre ellas: la


opinión popular, literaria, médica y filosófica. Para el vulgo las alteraciones mentales son
debidas a causas sobrenaturales. Se destacaba que las personas que sufrían de ciertas
alteraciones mentales estaban poseías por los espíritus malignos, asignando
personificaciones. Los casos ligeros eran abandonados a su propia iniciativa y eran objeto
de burla. Los considerados violentos eran confinados en casa, a menudo atados con
cadenas, por la asunción de que los mismos dioses que habían vuelto locos a la gente
podían igualmente curarlos de acuerdo a la técnica homeopática. Para entender y poder
explicar el proceso histórico de la cultura griega, partiremos de las aseveraciones de
distintos autores, entre ellos: Homero (s. X y IX a. de. C.), en su obra Ilíada, se encuentra
que el trastorno (ate) enviado por un dios se utiliza para explicar la conducta aberrante y los
pensamientos de los héroes. Por su parte, Hipócrates (460-335 a. de C.) desde el punto de
vista médico, es considerado el fundador de la Medicina mental, parece que tomó de la
tradición homérica las palabras manía, melancolía y mal sagrado. Se centró en los cuatro
humores corporales (sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema) que, a su vez, resultaban de
la combinación de las cuatro cualidades básicas de la naturaleza, a saber: el calor, el frío, la
humedad y la sequedad. Las personas se clasifican según cuatro temperamentos diferentes:
sanguíneo, colérico, melancólico y flemático, cuya clasificación se consideraba como un
índice de orientación emocional. Platón(428-348 a. de C.) en el Fedro distingue cuatro
clases de locura: profética (locura temporal), teléstica o ritual (libertad de las necesidades
instintivas), poética (posesión por las musas por un estado de inspiración particular) y la
erótica (asociada con el amor humano, la cultura griega incluía las relaciones homosexuales
y heterosexuales); y Aristóteles(348-322 a. de C.) el padre de la Psicología, defendía el
punto de vista de que la bilis negra (en griego, mélainachole, de donde procede la palabra
"melancolía") podía causar ciertas alteraciones de la percepción sensorial y alucinaciones.

Encontramos que en la Cultura Romana se repetía la experiencia de Grecia, pero con


variaciones muy pequeñas, las nociones de locura (La opinión popular, médica y literario-
filosófica). En lo que respecta a la noción popular, la locura es relacionada como un éxtasis
frenético. Desde la visión médica, Ascleopiades (s. I. de C.) describe la frenitis como una
fiebre acompañada de excitación mental, y la manía, como una excitación continua sin
fiebre. También diferenció las ilusiones de las alucinaciones y prescribía el tratamiento en
habitaciones iluminadas para aquellos pacientes afectos a las alucinaciones debido a su
característico miedo a la oscuridad. Aulo Conerlio Celso (s. I. de C.), por su parte, emplea
la palabra insania, de la que se admite dos acepciones, la insania alucinatoria y la insania
que se refiere al mentecato, dividiéndola en tristeza y alegría. Galeno (130-200 d. C.)
influido por la doctrina de los cuatro humores. Consideró que la salud era debida a una
proporción correcta de sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra; la discrasia, que conducía
a la enfermedad, se debía a una mezcla inadecuada. Así, la melancolía se producía por un
exceso de bilis negra, las aberraciones melancólicas (paranoia) procedentes en parte de
impresiones sensoriales falsas (phantasis); sin embargo, eran comunes a todas ellas el
miedo y la desesperación (dysthymia). El tratamiento para ello consistía en eliminar el
exceso de bilis a través de las flebotomías o utilizando agentes catárticos. También señalaba
que la retención del esperma masculino o el retraso de la descarga uterina contribuían al
desequilibrio psíquico de las manifestaciones de la ansiedad.

 Edad Media

En la Edad Media este modelo hipocrático-galénico dominaría buena parte de las


reflexiones sobre la salud y la enfermedad, época en la cual Alberto el Grande y Tomas de
Aquino mantuvieron una posición marcadamente organicistas acerca de los trastornos
mentales (ya que el alma no podía estar enferma debido a su origen cuasi divino). En este
momento de la historia la locura era una enfermedad somática, atribuida a un uso deficiente
de la razón, o bien a pasiones que interferían con la razón o de un peculiar aparato físico en
estado de intoxicación o sueño, etc.

Encontramos que en este periodo de la historia, los individuos aceptaban que el origen
de las enfermedades mentales era la posesión de la mente de los enfermos por un espíritu
maligno sin importar la voluntad del sujeto afectado; el pensar de está manera era común y
aceptado por el común de la gente. Es decir, se aceptada la locura como una alienación; que
a su vez posee dos significados: por un lado, representaba el fracaso del amor de Dios y el
rechazo al orden previamente establecido; por el otro, la falta de involucrarse en el mundo
con el fin de ser premiado en el otro.

La Iglesia. Como sabemos la iglesia fue un sistema o una institución de gran


importancia y transcendencia en la Edad Media, por tanto, es de esperarse que realizase
alguna aseveración en relación a la misma. La Iglesia tuvo que hacer frente al dilema de
determinar si el individuo que mostraba una conducta desviada era un santo o un enviado
del diablo. Ya a fines del s. VII la locura se clasificaba perversa en tanto era una acción
contra Dios provocada por el demonio. La causa no era atribuible al individuo, sino que era
causa de una trasgresión a la voluntad del individuo por arte de un ser superior; por lo tanto,
éstos individuos debían ser puestos bajo el control de las autoridades religiosas porque sólo
ellos estaban legitimados a luchar contra el mal. Estas ideas demonológicas prevalecieron
en los albores del Renacimiento

Otro de los grandes factores de la Edad Media además de la iglesia, se encuentra la


actividad popular llamada la Brujería, que Russell definió como ".fenómeno complejo
derivado del folklore, la superchería, la demonología, la herejía y la teología cristiana" (c.
p. Freedman y col, 1982, p.35). Se observaba la ejecución de fiestas en honor a dioses, en
su mayoría en horario nocturno, en sitios solos, y realizados por mujeres en homenaje a la
diosa Diana (la diosa que cuidaba a las jóvenes y mujeres durante el parto y quizá fue
confundido con la diosa Hecate, la diosa de los brujos y de los espíritus), probablemente
con propósitos innocuos. Frente a está realidad social la iglesia toma medidas para
erradicarlo y aceptar su poder, entre las estrategias se destaca el aplicar sanciones,
denominadas religiosas de acuerdo al Canon Episcopi (aprox. Año 906).

Luego nos encontramos con una de las acciones más imponentes de la iglesia, como fue
la Inquisición; establecida por el Papa Inocencio III en 1199, con el fin de exterminar la
herejía, poco tiempo después, el crimen de la herejía se castigó con la muerte, realizaron
cruzadas y mataron a gran cantidad de personas que no practicaran de manera correcta las
practicas de la Iglesia Católica. Creando miedos, entre otras circunstancias que no son
relevantes desarrollar en está investigación.

Por su parte la cultura Árabe, encontramos que los médicos árabes se preocupaban de
las causas: creían que la explicación estaba en la inflamación del cerebro, la mezcla de los
humores. Los antiguos conceptos como el frenesí, la manía y la melancolía son retomados,
descritos y completados. Se observa el trabajo de Avicena (980-1037 d.C.) quien consideró
la existencia de cuatro tipos de melancolía (sanguínea, colérica, flemática y natural)
distinguiendo un tipo de enfermedad que podría traducirse como "mal de amor", para curar
tal enfermedad era conveniente conocer el nombre de la persona amada. Si el paciente se
resistía a revelarlo, el médico le tomará el pulso e irá pronunciando distintos nombres, por
la alteración del pulso que observará a pronunciar el verdadero, conocerá como se llama la
persona. Luego, mediante el mismo procedimiento, podrá averiguar más detalle: dónde
vive, a qué familia pertenece. Dicho método es una versión rudimentaria de los métodos
esfigmográficos y pletismográficos.

Para la Europa del siglo XIII nos encontramos con la época de Tomás de Aquino (1225)
quien concibió que las causas de los trastornos psíquicos se conveniente buscarlas en las
perturbaciones de los órganos. Este autor también describió la manía (ira patológica), la
psicosis orgánica (pérdida de memoria) y la epilepsia, atribuidas a un aumento de la
formación de vapores en el cerebro. De igual manera en la época de Alberto Magno (aprox.
año 1206) se cree que los rasgos patológicos como la timidez, arrogancia, resentimiento e
impulsividad eran atribuidos a factores somáticos. En Italia se desarrolla un fenómeno
llamado tarantismo, una espacie de posesión por fuerzas extrañas que se extendió por toda
Europa. Supuestamente la mordedura de una tarántula durante la etapa cálida del verano
hacia que las personas salieran corriendo de sus casas a ponerse a saltar y a bailar en forma
extraña. No tardaron en unírseles otros individuos otros individuos quienes también habían
sido mordidos por arañas. El tarantarismo y otros brotes de conducta aparentemente
maníaca que afectaron a grupos de personas, probablemente fueron reacciones contra la
terrible opresión social, el hambre y la peste, comunes en Europa occidental desde el siglo
XIII hasta el XVI.

 Renacimiento

En este periodo se destaca el movimiento del Renacimiento, que se caracterizó por el


retorno a la cultura greco-romana, el nacimiento del Humanismo y el Racionalismo y el
Positivismo, donde se cree que todo conocimiento que pretenda ser científico debe ser
demostrado empíricamente. A continuación se pretende encontrar en cada uno de estos
movimientos aportes significativos en la formación histórica de la Psicopatología.
Entre los autores humanista se destacan Juan Luis Vives, Johann Weyer, Paracelso, y
Cardano, quienes enfatizaron en el papel de la mujer y de los enfermos mentales.
Encontramos que Juan Luis Vives (1492), realizo un tratado sobre la educación de las
mujeres, otra obra Alivio de los pobres subrayó que se debería prestar atención particular
aquellos que estaban enfermos de la mente. Se considera como el primer psiquiatra a
Johann Weyer (1515), quien describe un amplio número de afecciones y síntomas
asociados, tales como la psicosis tóxica, la epilepsia, la psicosis senil, las pesadillas, la
histeria, las convicciones delirantes, la paranoia y la depresión. Por su parte Paracelso
(1493-1541), presentó una visión dinámica de la personalidad y subrayaba su total relación
con la enfermedad mental; intentó clarificar cuadros clínicos definidos de las enfermedades
mentales (psicosis maniacodepresivo, la personalidad psicopática y los contagios masivos),
concibió a la enfermedad mental como una desviación de la normalidad, por lo tanto, era
necesario buscar los factores causales y hallar los métodos terapéuticos capaces de
reintegrar al paciente a su estado original de salud. Por último Jerolamo Cardano (1501-
1576), quien en su autobiografía describió en detalle las alteraciones emocionales que
padeció durante su infancia (pesadillas, tartamudez que él atribuyó a la influencia
patológica de su padre) y en adolescencia (impotencia sexual, alucinaciones e ideas
grandiosas).

Se denomina a los siglos XVII y XVIII aquellos llenos de luces y de razón, debido a la
decadencia del Renacimiento, se destaca la defensa de planteamientos anatomoneurológico
y fisiopatológico. Se destaca que el problema fisiopatológico se ha complicado en tanto se
compruebe en la clínica psiquiátrica el principio inespecificidad etiológica de las psicosis,
distintas infecciones, intoxicaciones o traumatismos cerebrales originan idénticas clase de
alteración mental patológica, mientras la misma causa produce, a veces, diversos síntomas.
También en este momento encontramos que existe un descubrimiento de las localizaciones
cerebrales por Gall (1758-1828), quien sostiene que en el cerebro existen regiones de la
sustancia gris particularmente destinadas a ser asiento de determinadas funciones
intelectuales, y que nuestro cerebro está compuesto de una serie de pequeños órganos
aislados y relacionados entre sí. En esta época se intentó probar que existen lesiones
cerebrales especificas para cada una de las psicosis, comprendiéndose éstas como el
resultado de lesiones anatómicas, existiendo intimas relaciones entre las enfermedades
neurológicas y las mentales, por cual fue planteado por Griesinger (1817-1868). Mientras
que Haller (1708-1777) establece los cimientos de la Fisiología experimental, se inicia una
nueva Era de la Psiquiatría con el estudio de la fisiología del sistema nervioso y el
atribuirse a este sistema el asiento de las combinaciones temperamentales, antes
relacionadas con la composición de la sangre; esta tendencia pretende hallar ciertas
correlaciones entre las enfermedades mentales y los trastornos de las funciones fisiológicas
generales y los varios grados de irritabilidad de los órganos.

C) Concepciones psicológicas en Psicopatología: Psicologismo, Funcionalismo,


Conductivismo, Psicología dinámica y Psicosociales: Definición, características,
estudios, autores, postulados y aportes.
 Psicologismo

Teoría filosófica que cree posible comprender los distintos ámbitos de objetividad
(conocimiento, moral, estética...) a partir de la comprensión de los mecanismos, procesos o
hechos psicológicos que están presentes en nuestra mente cuando experimentamos dichos
ámbitos. El empirismo inglés, particularmente Hume, da explicaciones claramente
psicologistas.

Aunque esta palabra no se encuentra en los empiristas de esta época, se suele utilizar
como título de su característico modo de estudiar y resolver los grandes tema de la
filosofía; así por ejemplo, Hume consideró que podremos comprender la totalidad de las
cuestiones que desde siempre han preocupado a la filosofía si analizamos la naturaleza
humana (que identifica más con la mente que con el compuesto de mente y cuerpo) y
descubrimos sus distintos procesos, mecanismos, leyes y estados. Estas ideas las presenta
ya Hume en la introducción a su obra fundamental, el “Tratado de la naturaleza humana” al
defender la urgencia e importancia del estudio de la naturaleza del hombre para la
fundamentación del conocimiento y la comprensión de la experiencia ética, y al sugerir que
todos los grandes temas de la vida humana y todas las ciencias tienen una relación directa o
indirecta con dicha naturaleza. Particularmente claro es el enfoque psicologista con el que
Hume trata dos ámbitos tan importantes como el del conocimiento y el relativo al mundo
moral, en donde concluirá en lo que podríamos llamar psicologismo gnoseológico o
epistemológico y psicologismo ético. El psicologismo gnoseológico considera que los
problemas del conocimiento (el origen, el valor y los límites del conocimiento) se pueden
comprender analizando la mente humana en los términos antes dichos (procesos y hechos
mentales) con lo que acaba reduciendo la objetividad del conocimiento a meros hábitos e
instintos de la mente. La reducción humana de la causalidad y de nuestras creencias
respecto de los acontecimientos futuros a la mera costumbre, a un mero hábito, es una clara
consecuencia psicologista. El emotivismo moral de Hume es una forma de psicologismo
moral pues cree posible comprender hasta el final la experiencia moral en términos de
ciertas respuestas psicológicas que vive un espectador ante la percepción de ciertas
acciones y cualidades de las personas (esto es precisamente lo que quiere decir que son los
sentimientos el fundamento de la acción moral). No existen las substancias, ni las
necesidades estrictas entre las cosas, ni el bien en sí; sólo tenemos percepciones, vínculos o
conexiones entre percepciones y disposiciones mentales consecuencia de la experiencia y
repetición. El enfoque psicologista típico del pensamiento humano conduce al subjetivismo,
al escepticismo, al relativismo y a la desvalorización de la razón frente a otras instancias de
la subjetividad como los sentimientos y los hábitos.

 Funcionalismo

Corriente psicológica influyente en la constitución de la Psicología como ciencia,


nacida en los Estados Unidos de América en el Siglo XIX. Su principal exponente fue
William James, el que otorgó la clave del conocimiento de la psiquis y el comportamiento
humanos al estudio de la consciencia.

Historia

Los Estados Unidos de América de finales del Siglo XIX eran un imperio en
eclosión. El desarrollo acelerado de la producción industrial y mercantil estaba convirtiendo
al país en potencia económica y militar, y la vocación política de sus gobernantes y clases
altas los llevaba a asumir un rol de potencia ante los países desarrollados de Europa. Pero el
mundo americano era bien diferente en su historia; al hombre se le evaluaba por sus
resultados, no por su tradición, su prestigio o su clase, lo que generaba cierta desconfianza
y extrañamiento con respecto a la cultura europea, a la que habían copiado pero de la que al
mismo tiempo se estaban desprendiendo. El hombre americano dependía de sus propias
fuerzas, y su éxito económico, político y social justificaba su propia visión de sí mismo y
del mundo. Sin una historia de pensamiento filosófico comparable a la modernidad
europea, de la cual eran resultado y confirmación, pero emparentados sobre todo con las
tradiciones empíricas inglesas y escocesas, darían lugar a la corriente pragmatista en la
Filosofía, que postulaba que la clave de explicación del hombre no estaba en ningún
principio ideal o determinación trascendente y metafísica, sino en la acción adaptativa del
hombre a su entorno, llevando la visión de Charles Darwin y las ideas de Spencer al nivel
de reflexión filosófica. La explicación del hombre no está en los condicionantes que los
determinan, sino en los fines que persiguen, y el éxito que obtienen en alcanzarlos. Esta
manera de pensar correspondía más al mundo cotidiano de los americanos que las teorías
altamente elaboradas del continente europeo. En el grupo de filósofos que elaboraron este
pensamiento se encontraba William James, considerado conjuntamente con Wilhelm
Wundt, uno de los padres fundadores de la Psicología y por supuesto, el creador de todo un
programa de investigación.

Reunió a un grupo notable de discípulos con los más diversos intereses y escribió
los Principios de Psicología en 1890, que se convirtió en el libro fundador de la manera de
pensar en la Psicología en los Estados Unidos.

Aportes

Para James, la verdad del conocimiento se confirma con dos conceptos básicos: el
de función, entendida como la utilidad que una característica constitucional brinda a su
portador, en especial la supervivencia para los seres vivos; y la adaptación, entendida como
el éxito con que se logra una función determinada. Así, cualquier objeto de estudio, como
los procesos psicológicos y la conciencia tienen que ser explicados en términos de función
(¿para qué sirve?) y de adaptación (¿cuán bien cumple su función?). De esta forma su
posición es teleologista: el criterio explicativo es la finalidad, el propósito, no las
determinaciones. Esta posición se identifica como empirismo radical: utilizar el dato
empírico para construir la ciencia, pero en su valor funcional, lo que no excluye la reflexión
metafísica como especulación necesaria. La investigación experimental de Wundt era para
James solo uno de los caminos -y probablemente el más largo, tedioso y estéril de todos-
para la edificación de la ciencia psicológica, pero no excusaba al científico de hacerse otras
preguntas más esenciales y responderlas con los recursos de la razón. Su posición era
antiasociacionista y sintética, holística y no analítica.

El objeto de estudio de la Psicología son los estados transitorios de la conciencia. La


conciencia no es una sucesión discontinua de momentos estables identificados con las
vivencias inmediatas, sino que constituye un flujo continuo, una corriente en la cual
algunos momentos aparecen claros y diferenciables, y otros aparecen más oscuros y
débiles. Existe un "foco" en el cual estos procesos aparecen claros, pero esto no significa
que fuera de este espacio -que James identificaba con la atención- no se produjeran
fenómenos psicológicos fundamentales; esta región difusa de la experiencia psíquica la
denominó "franja". Así ocurre con los hábitos -procesos psicológicos que sustituyen a los
instintos animales en los hombres-, que no aparecen en la conciencia como vivencia
inmediata, pero tienen una función adaptativa vital.

Reflexiones del Yo

Sus reflexiones acerca del yo resultan sumamente interesantes; no existe un solo yo,
entendido como la vivencia de uno mismo: de hecho existen varios. Diferenciaba un yo
empírico, cotidiano y vinculado al cuerpo y la existencia, que a su vez se dividía en tres:

 Yo material, constituido por el cuerpo, pero también por sus extensiones materiales,
como la ropa, los objetos de propiedad, etc.
 Yo social, que consiste en las representaciones que los otros se hacen de mí y mis
expectativas con respecto a esa imagen.
 Yo espiritual, la propia conciencia que se percibe a sí misma.
 Pero además existe un yo puro, el ego, que consiste en la identidad consigo mismo
durante la variabilidad del flujo de la conciencia y no se puede percibir a sí mismo,
referencia implícita a el alma metafísica.

Teoría de las emociones

James aceptaba la investigación fisiológica e incluyó los datos de la Fisiología en


sus reflexiones, pero su posición fue siempre antirreduccionista, los datos biológicos eran
correlatos de los datos psicológicos, pero no representaban su explicación ni su causa. Una
contribución que muestra esta actitud se puede encontrar en la teoría sobre las emociones.
La mayoría de las personas supone que las emociones son respuestas psicológicas que
producen respuestas fisiológicas -se llora porque se está triste-; la realidad es lo contrario:
la respuesta fisiológica es primaria a la respuesta emocional, que aparece como el correlato
de esa reacción en la conciencia -se pone triste porque se llora. No quiere decir que la
reacción fisiológica sea la causa; la causa es un acontecimiento del entorno que provoca
ambas reacciones, pero en ese caso, la emoción está mediatizada y anticipada por la
fisiología.

Acuerdos y desacuerdos

Aceptó el arsenal de métodos de la Psicología experimental, aunque desconfió de la


introspección entrenada del laboratorio de Leipzig; prefirió siempre la introspección
natural, aunque con cuidado, unido a la conceptualización racional. Otra de las diferencias
significativas con los estructuralistas consiste en su consideración de los datos de las
patologías y la anormalidad como fuente para la reflexión psicológica, aunque esto no lo
llevó a pensar en la aplicación práctica de sus ideas. Lo más interesante de estas diferencias
es que las ideas de James sirvieron a los más notables psicólogos norteamericanos para
separarse del estructuralismo de Titchener, que reinaba en Norteamérica con todo el
prestigio de la superioridad europea y que no aceptaba ninguna desviación del pensamiento
nativo. Curiosamente al final de su vida productiva, James abandonó la Psicología y se
dedicó al pensamiento filosófico, sobre todo a la religiosidad. Su libro continuó siendo la
guía para una nueva generación de pensadores, algunos de los cuales fundarían la forma
americana de pensar la Psicología, no solo en Estados Unidos, sino incluso en América
Latina. La continuidad más importante del pensamiento de James cristalizó en la corriente
funcionalista, con sede principal en Chicago, que alcanzó su auge en la primera década del
Siglo XX. En 1894 se fundó la nueva universidad de Chicago y entre sus propósitos estaba
la de agrupar las corrientes más novedosas y autóctonas del pensamiento americano de la
época, como balance a las universidades del este, más tradicionales y vinculadas a las
tradiciones europeas. En la fundación del departamento de Filosofía participaron algunos de
los discípulos más notables de James, y se dividieron las áreas de influencia en las
disciplinas por entonces llamadas humanísticas. Fue aquí que se fundó la corriente
funcionalista, estrechamente vinculada al pensamiento de James, pero que continuó su obra
con originalidad y sobre todo con la pretensión de construir una ciencia aplicable al
mejoramiento humano, y no solo a la comprensión del hombre.

Postulados

Los postulados comunes se resumían en varias ideas centrales: consideraban los


fenómenos psíquicos como unidades identificados por funciones biológicas adaptativas, y
por tanto con un valor real para la existencia y supervivencia del individuo y su especie; se
orientaban por tanto a reconocer el fenómeno psicológico en acciones reales de adaptación,
en funciones, no en los elementos de sus contenidos vivenciados como hacían los
estructuralistas; y por último, concibieron métodos de abordaje unitarios, no dualistas, que
no separaran el contenido de la acción real.

Entre sus autores más notables se menciona a:

J.R. Angell (1869-1949), que asumió de manera definitiva la investigación de


procesos y no de estados como la clave metodológica de la Psicología; un teleologismo
consecuente -el proceso existe porque cumple una función de manera exitosa, el papel de la
ciencia es descubrir para qué función y cómo la satisface-; asumió la diferencia psicofísica
desde una posición monista -no existen diferencias de sustancia, sino continuidad entre la
evolución biológica y la psicológica- y por último reconoció que en el hombre, además del
ambiente natural, físico o biológico que comparte con los animales, es necesario reconocer
un ambiente social, que exige funciones y adaptaciones específicamente humanas.

J. Dewey (1859-1952), el más conocido y relevante de los funcionalistas por su labor


teórica, pero sobre todo por su elaboración aplicada que lo llevó a fundar una corriente
pedagógica, la Escuela Nueva, demostrando de esta forma la importancia de la naciente
Psicología en la práctica social utilitaria. Dewey analizó el concepto de "arco reflejo" que
ya en su tiempo era el mecanismo más estudiado y utilizado como explicación fisiológica
-y como vínculo entre la Fisiología y la Psicología- de los fenómenos psicológicos. La
visión generalizada insistía en dividirlo, "atomizarlo" en acciones diferentes, en eslabones
que podían ser explicados por sí mismos: la entrada aferente (la sensación), el centro de
elaboración (la idea), y la salida eferente (la acción). Es innegable que se puede hacer esta
distinción en términos de observación y de descripción, pero de ninguna manera se puede
utilizar como principio metodológico de explicación, porque para entender un arco reflejo
es necesario comprenderlo en su unidad funcional. Una respuesta, por sí sola, no ofrece
argumentos para explicarla, si no se conoce la secuencia de procesos que le dan lugar y el
éxito que tiene en términos funcionales. Es necesario un enfoque molar, por oposición a
molecular, y dinámico por oposición a estructural. No se debe buscar explicaciones
"existenciales" o "espirituales" para el fenómeno psicológico (como aparecían en las
explicaciones metafísicas o racionalistas): solo la función y su éxito permitían juzgar la
existencia, persistencia o desaparición de un proceso psicológico, que aparecía de esta
forma como un instrumento de adaptación del individuo. Este enfoque instrumentalista (la
psiquis como instrumento de adaptación) coloca la posición de Dewey en el teleologismo
por oposición a las explicaciones determinísticas, y hacia el dominio y aplicación de los
descubrimientos psicológicos en la vida real. El proceso que más privilegió, precisamente
porque daba la clave tanto para entender al hombre como para intervenir y mejorar sus
instrumentos de adaptación, fue el aprendizaje, que para él representaba el instrumento
humano por excelencia, la sublimación del instinto animal. Para él, el fracaso de la escuela
tradicional que solo presenta contenidos para ser memorizados radica en su falta de
funcionalidad. Se debe enseñar, y por supuesto es lo que se aprende realmente, aquellas
acciones y procesos que permitan cumplir con éxito las funciones biológicas y sociales que
garantizan la supervivencia, el progreso y la continuidad del individuo y su especie. Todo
otro contenido es lastre inútil y desechable. Su influencia como pedagogo no es menor que
como psicólogo, y sus ideas se continuaron en otras posiciones que estaban naciendo en la
Psicología norteamericana, específicamente en la universidad de Chicago, que superarían
las inconsistencias del pensamiento funcionalista.

 Conductismo

El conductismo es una de las orientaciones más comunes entre los psicólogos, si bien
hoy en día es más habitual que se practique en su vertiente cognitivo-conductual. A
continuación repasamos la historia del conductismo y sus características principales.

¿Qué es el conductismo?

El conductismo es una corriente de la Psicología que se centra en el estudio de las leyes


comunes que determinan el comportamiento humano y animal. En su origen, el
conductismo tradicional deja de lado lo intrapsíquico para focalizarse en la conducta
observable, es decir, prioriza lo objetivo por encima de lo subjetivo. Esto opone el
conductismo a planteamientos previos como los psicodinámicos y los fenomenológicos. De
hecho, desde la perspectiva conductista aquello que solemos entender como "mente" o
"vida mental" es tan solo una abstracción de lo que realmente debería estudiar la psicología:
los vínculos entre estímulos y respuesta en contextos determinados.

Los conductistas tienden a concebir a los seres vivos como “tabulas rasas” cuya
conducta está determinada por los refuerzos y castigos que reciban más que por
predisposiciones internas. El comportamiento, por tanto, no depende principalmente de
fenómenos internos, como los instintos o los pensamientos (que no dejan de ser, por otra
parte, conductas encubiertas) sino más bien del entorno, y no podemos separar ni la
conducta ni el aprendizaje del contexto en que tienen lugar.
De hecho, aquellos procesos que ocurren en el sistema nervioso y que para muchos
otros psicólogos son la causa de cómo actuamos, para los conductistas no son más que otro
tipo de reacciones generadas a través de nuestra interacción con el entorno.

El concepto de "enfermedad mental" visto por los conductistas

Los conductistas a menudo han sido vinculados al mundo de la psiquiatría por su


utilización del método experimental para obtener conocimientos, pero esta asociación no es
acertada, ya que en muchos aspectos, los conductistas se diferencian claramente de los
psiquiatras. Una de estas diferencias es la oposición del conductismo al concepto de
enfermedad mental.

Desde esta filosofía aplicada a la psicología, no pueden existir conductas patológicas,


ya que estas son juzgadas siempre según su adecuación a un contexto. Mientras que las
enfermedades deben tener causas biológicas relativamente bien aisladas y conocidas, los
conductistas señalan que no hay suficiente evidencia a favor de la existencia de estos
biomarcadores en el caso de los trastornos mentales. Por consiguiente, se oponen a la idea
de que el tratamiento de problemas como las fobias o el TOC deba centrarse en
psicofármacos.

Conceptos básicos del conductismo

A continuación definimos los principales términos de la teoría conductista.

1. Estímulo: Este término se refiere a cualquier señal, información o evento que produce
una reacción (respuesta) de un organismo.

2. Respuesta: Cualquier conducta de un organismo que surge como reacción a un estímulo.

3. Condicionamiento: El condicionamiento es un tipo de aprendizaje derivado de la


asociación entre estímulos y respuestas.

4. Refuerzo: Un refuerzo es cualquier consecuencia de una conducta que aumenta la


probabilidad de que ésta vuelva a darse.
5. Castigo: Opuesto al refuerzo: consecuencia de una conducta que disminuye la
probabilidad de que vuelva a darse.

Wundt: el nacimiento de la Psicología Experimental

Wilhelm Wundt (1832-1920), considerado por muchos “el padre de la Psicología”,


sentó las bases de lo que acabaría siendo el conductismo. Creó el primer laboratorio de
Psicología científica y utilizó de forma sistemática la estadística y el método experimental
para extraer reglas generales sobre el funcionamiento de los procesos mentales y la
naturaleza de la conciencia.

Los métodos de Wundt dependían en gran medida de la introspección o


autoobservación, técnica en la que los sujetos experimentales proporcionan datos sobre su
propia experiencia.

Watson: la Psicología vista desde el conductismo

John Broadus Watson (1878-1958) criticó el uso de la metodología introspectiva de


Wundt y sus seguidores. En una conferencia en 1913 que se considera el nacimiento del
conductismo, Watson afirmó que para ser verdaderamente científica la Psicología debía
centrarse en la conducta manifiesta en lugar de en los estados mentales y conceptos como
“conciencia” o “mente”, que no podían ser analizados de forma objetiva.

Watson también rechazaba la concepción dualista que separaba el cuerpo y la mente (o


el alma) y planteaba que la conducta de las personas y la de los animales debía ser
estudiada del mismo modo ya que, si se dejaba de lado el método introspectivo, no había
una diferencia real entre ambas.

En un conocido y controvertido experimento Watson y su ayudante Rosalie Rayner


consiguieron provocar una fobia a las ratas a un bebé de nueve meses (“el pequeño
Albert”). Para ello emparejaron la presencia de la rata con sonidos fuertes. El caso del
pequeño Albert demostró que la conducta humana no sólo es predecible sino también
modificable.
La caja negra

Para Watson los seres vivos somos “cajas negras” cuyo interior no es observable.
Cuando los estímulos externos llegan a nosotros damos respuestas en consecuencia. Desde
el punto de vista de los primeros conductistas, si bien se dan procesos intermedios dentro
del organismo, al ser inobservables deben ser ignorados al analizar el comportamiento.

Sin embargo, a mediados del siglo XX los conductistas matizaron esto y, sin desdeñar la
importanca de los procesos no onservables directamente que ocurren en el interior del
cuerpo, señalaron que la psicología no necesita dar cuenta de ellos para aportar
explicaciones sobre las lógicas que rigen la conducta. B. F. Skinner, por ejemplo, se
caracterizó por dar a los procesos mentales exactamente el mismo estatus que la conducta
observable, y por concebir el pensamiento como conducta verbal. De este autor hablaremos
más adelante.

Algunos neoconductistas como Clark Hull y Edward Tolman sí incluyeron procesos


intermedios (o variables intervinientes) en sus modelos. Hull incluía el impulso o
motivación interna y el hábito, mientras que Tolman afirmaba que construimos
representaciones mentales del espacio (mapas cognitivos).

Watson y el conductismo en general fueron influidos de forma clave por dos autores:
Ivan Pavlov y Edward Thorndike.

Condicionamiento clásico: los perros de Pavlov

Ivan Petrovich Pavlov (1849-1936) era un fisiólogo ruso que se dio cuenta, mientras
realizaba experimentos sobre secreción de saliva en perros, de que los animales salivaban
de forma anticipada cuando veían u olían la comida, e incluso simplemente cuando se
acercaban los encargados de darles de comer. Posteriormente consiguió que salivaran al oír
el sonido de un metrónomo, de una campana, de un timbre o de una luz por asociar estos
estímulos con la presencia de comida.
A partir de estos estudios Pavlov describió el condicionamiento clásico, un concepto
fundamental en el conductismo, gracias al cual se desarrollaron las primeras intervenciones
basadas en las técnicas de modificación de la conducta en seres humanos. Ahora bien, para
entender cómo funciona el condicionamiento clásico primero hay que saber con qué
estímulos se trabaja en él.

Un estímulo incondicionado (es decir, que no requiere aprendizaje para provocar una
respuesta) provoca una respuesta incondicionada; en el caso de los perros, la comida causa
salivación de forma espontánea. Si se empareja repetidamente el estímulo incondicionado
(la comida) con un estímulo neutro (por ejemplo la campana), el estímulo neutro acabará
produciendo la respuesta incondicionada (salivar) sin necesidad de que esté presente
también el estímulo incondicionado.

Para Pavlov no es necesario el concepto de mente ya que conceptualiza las respuestas


como reflejos que se dan después de la aparición de estímulos externos.

El experimento del pequeño Albert de Watson y Rayner es otro ejemplo de


condicionamiento clásico. En este caso la rata es un estímulo neutro que se convierte en un
estímulo condicionado que provoca la respuesta de miedo por asociación con el ruido fuerte
(estímulo incondicionado).

Los animales en el conductismo

Los conductistas clásicos empleaban frecuentemente animales en sus estudios. Los


animales son considerados equivalentes a las personas en cuanto a su conducta y los
principios de aprendizaje extraídos de estos estudios se extrapolan en muchos casos a los
seres humanos; eso sí, siempre procurando respetar una serie de presuposiciones
epistemológicas que justifiquen esta extrapolación. No hay que olvidar que entre especies
hay muchos aspectos del comportamiento que varían.

La observación sistemática de la conducta animal daría paso a la Etología y la


Psicología Comparada. Konrad Lorenz y Niko Tinbergen son dos de los representantes más
importantes de estas corrientes.
Condicionamiento instrumental: los gatos de Thorndike

Edward Lee Thorndike (1874-1949), contemporáneo de Pavlov, realizó diversos


experimentos con animales para estudiar el aprendizaje. Introdujo gatos en “cajas-
problema” para observar si conseguían escapar de ellas y de qué modo.

En las cajas había varios elementos con los que los gatos podían interactuar, como un
botón o una anilla, y sólo el contacto con uno de estos objetos podía hacer que se abriera la
puerta de la caja. Al principio los gatos conseguían salían de la caja por ensayo y error, pero
a medida que se repetían los intentos cada vez escapaban con más facilidad.

A partir de estos resultados Thorndike formuló la ley del efecto, que afirma que si una
conducta tiene un resultado satisfactorio es más probable que se repita, y que si el resultado
es insatisfactorio esta probabilidad disminuye. Posteriormente formularía la ley del
ejercicio, según la cual los aprendizajes y hábitos que se repiten se ven reforzados y los que
no se repiten se debilitan.

Los estudios y las obras de Thorndike introdujeron el condicionamiento instrumental.


Según este modelo el aprendizaje es consecuencia del reforzamiento o el debilitamiento de
la asociación entre una conducta y sus consecuencias.

El conductismo radical de Skinner

Las propuestas de Thorndike fueron el antecedente de lo que conocemos como


condicionamiento operante, pero este paradigma no se desarrolló de forma completa hasta
la aparición de las obras de Burrhus Frederic Skinner (1904-1990).

Skinner introdujo los conceptos de refuerzo positivo y negativo. Se denomina refuerzo


positivo al hecho de premiar una conducta dando algo, mientras que el refuerzo negativo
consiste en la retirada o la evitación de un evento desagradable.

Skinner defendía el conductismo radical, que mantiene que todo el comportamiento es


resultado de asociaciones aprendidas entre estímulos y respuestas. El enfoque teórico y
metodológico desarrollado por Skinner se conoce como análisis experimental de la
conducta y ha sido especialmente eficaz en la educación de niños con discapacidad
intelectual y del desarrollo.

Desarrollo del conductismo: la revolución cognitiva

El conductismo entró en declive a partir de los años 50, coincidiendo con el auge de la
psicología cognitiva. El cognitivismo es un modelo teórico que surgió como reacción al
énfasis radical del conductismo en la conducta manifiesta, dejando de lado la cognición. La
inclusión progresiva de variables intervinientes en los modelos conductistas favoreció en
gran medida este cambio de paradigma, conocido como “revolución cognitiva”.

En la práctica psicosocial, las aportaciones y principios del conductismo y el


cognitivismo acabarían confluyendo en lo que conocemos como terapia cognitivo-
conductual, que se centra en encontrar los programas de tratamiento más avalados por la
evidencia científica.

Las terapias de tercera generación desarrolladas en los últimos años recuperan parte de
los principios del conductismo radical, reduciendo la influencia del cognitivismo. Algunos
ejemplos son la Terapia de Aceptación y Compromiso, la Terapia de Activación Conductual
para la depresión o la Terapia Dialéctica Conductual para el trastorno límite de la
personalidad.

 Psicología dinámica

Se entiende por Psicología Dinámica aquella orientación de la psicología general que


ha asumido las contribuciones del Psicoanálisis Freudiano, de las escuelas y autores
postfreudianos que han construido la base Metapsicológica y psicoterapéutica sobre la
psicología del Yo y la teoría de las relaciones objetales.

El término “dinámica” engloba toda psicología que somete su objeto de estudio a


una visión que contempla no sólo su naturaleza “estática” o estructural, sino su “mecánica”
o formas características de evolución e interrelación con la realidad circundante.

Tres pilares teóricos son la base de la Psicología dinámica:


 Teoría del desarrollo de Margaret Mahler
 Teoría de las relaciones objetales
 La psicología del yo.

A partir de la integración de estas teorías trabajamos en la clínica con una


psicopatológia cuyas estructuras son: psicosis, neurosis y desordenes del carácter.

El campo ocupacional es esencialmente la psicoterapia.

Según Joaquim Poch Bullich, la psicología dinámica es una psicología de la


motivación. Tiende a la elaboración de un modelo multidimensional no mecanicista para
explicar la interrelación persona – medio como interacción. En el sentido restringido se
entiende por psicología dinámica la contribución del psicoanálisis y sus escuelas a una
psicología general.

El término “dinámica” engloba toda psicología que somete su objeto de estudio a


una visión que contempla no solo su naturaleza “estática” o estructural, sino su “mecánica”
o formas características de evolución e interrelación con la realidad circundante.

El psicoanálisis es el nombre de:

- Un procedimiento para la investigación de procesos mentales más o menos inaccesibles


por otra vía

- Un método basado en esta investigación para el tratamiento de los desórdenes neuróticos

- Una serie de concepciones que confluyen para formar progresivamente una nueva
disciplina científica

La investigación en psicología dinámica se apoya sobre la observación y la


interpretación del comportamiento. En psicología dinámica el comportamiento se estudia
en su calidad de proceso, no como una “cosa”.

1 PROPOSICIONES:
· El comportamiento es funcional, entendiéndose por funcional que todo comportamiento
tiene la finalidad de resolver tensiones

· El comportamiento implica conflicto y ambivalencia

· El comportamiento no solo puede ser comprendido en función del campo o contexto en


el que ocurre

· El comportamiento es un organismo vivo que tiende a preservar un estado de máxima


integración o consistencia interna

Todo comportamiento del ser humano es siempre significativo, tiene un sentido. El sentido
no es algo que se agregue a posteriori, sino que es una de sus cualidades esenciales.

2 PREMISAS BÁSICAS:

- Determinismo psíquico

- Existencia de procesos psíquicos inconscientes

- Fuerzas y conflictos psíquicos inconscientes

- Existencia de energía psíquica y su origen en los impulsos

El término Psicología Dinámica ha sido empleado por muchos autores con


connotaciones tan diferentes, y a veces opuestas, que se ha confundido su verdadero origen
y sus marcos referenciales.

Tres pilares teóricos son la base de la Psicología dinámica: La Psicología del Yo, la
Psicología de Relaciones objetales y la psicología del desarrollo de Margaret Mahler.
Apartir de la integración de estas teorias trabajamos en la clinica con una psicopatologia
cuyas estructuras son: psicosis, neurosis y desordenes del carácter.

El campo ocupacional es esencialmente la psicoterapia y en ese sentido es una


psicoterapia psicoanalitica. Comparte con el psicoanálisis ortodoxo conceptos iguales, pero
con acepciones diferentes que se fundamentan en el modelo relacional, no en el modelo
pulsional que rige el quehacer de los psicoanalistas Freudianos y Lacanianos.

La técnica clinica es frente a frente, la duración de las sesiones es aproximadamente de


45 minutos, la frecuencia de una o dos sesiones por semana y la duración del proceso,
aunque es incierto por las resistencias y otros fenómenos clinicos, esta pensada en el orden
de los meses.

Como todas las psicoterapias psicoanaliticas el objetivo es la consecución, por parte del
paciente, de un verídico insight.

José Gutiérrez Terrazas referencia autores, investigadores, psicólogos de todas las


corrientes, psicoanalistas y psiquiatras que han usado a su amaño el término Psicología
Dinámica, por ejemplo:

Se le atribuye el uso por primera vez a R.S. Woodworth en Estados Unidos porque en
1918 publica un libro con el titulo de “Psicología Dinámica”; sin embargo, este autor era un
psicólogo experimental- funcionalista más que dinámico.

En 1922 J.T MaCurday discutió el psicoanálisis con el nombre de Psicología Dinámica


en su obra “Problemas en psicología dinámica”.

En 1939 Lawrwnce K. Frank introduce el término “modelo Psicodinámico” para dar


cuenta del parentesco entre tres pruebas proyectivas mostrando que estas técnicas
constituyen el modelo de una investigación dinámica y holistica de la personalidad.

J. Laplanche(1975, D. Anzieu(1979) y A. Green(1979) señalan que la Psicología


Dinámica es la denominación que tomó el Psicoanálisis en Estados Unidos, y aquí radica en
parte la confusión.

W.Arnold, H.J Eysenck y R. Reili identifican la Psicología Dinámica con la


“Psicología Profunda”, en alemán Tiefenpshicologie. Término usado primeramente por
Freud.
Como ya afirmamos, las concepciones de la Psicología Dinámica están basadas en la
teoría psicoanalítica, específicamente después de la segunda tópica, pero diferenciadas del
mismo Psicoanálisis en cuanto a objeto, interés y campo de aplicación.

La Psicología clínica Dinámica ha tenido raíces independientes en diversos países: la


psicoterapia dinámica británica se orientó hacia las relaciones objetales y paralelamente en
los años treinta y cuarenta se incrementó y se enriqueció en Estados Unidos con la llegada
de los refugiados del holocausto. De tal manera que en Norte América floreció el
paradigma de la Psicología del Yo con Hartmann, Kris, Lowenstein, Rapaport y Jacobson,
luego se incorporaron los enfoques de las Relaciones Objetales a través de Zetzel, Modell y
Kernberg; El trabajo de Mahler y sus seguidores ha influido la práctica psicoanalítica a
partir de un enfoque explícitamente basado en el desarrollo; A partir de la década del 70 ha
habido además una evolución con la psicología del self de Kohut. En las ultimas dos
décadas Althea Horner sintetiza e integra Las fases del desarrollo psicológico planteados
por Margaret Mahler a las patologías asociadas. De hecho el desarrollo bibliográfico ha
sido creciente en los últimos años y otros muchos autores han dado aportes significativos
que iremos reseñando a lo largo de este libro.

 Psicosociales

En 1950 el psicoanalista Erick Erickson propuso la teoría de las 8 edades del hombre,
después de haber realizado sus estudios en el Instituto Psicoanalítico de Viena.

A pesar de ser un fiel seguidor de Sigmund Freud, discrepaba con la relevancia del
desarrollo sexual, Erickson pensaba que con los años el individuo se desarrollaba por medio
de la interacción social. Proponía que desde el nacimiento hasta la vejez pasamos por 8
crisis, y estas son influenciadas por la sociedad, por ende el desarrollo del yo dura toda la
vida.

A continuación aparecen las características mas relevantes de cada edad hasta la


adolescencia.

Primer edad del desarrollo: Confianza vs. Desconfianza (0 – 18 meses )


Crea confianza hacía su medio y a sus padres o cuidadores, ¿qué tan confiables
son?. Los padres deben transmitirle confianza al bebé (primeramente por la alimentación y
profundidad del sueño) Si se crea con éxito el bebé será seguro, si hay mucha desconfianza
el niño tendrá miedo del mundo

Segunda edad del desaroollo: Autonomía vs. Vergüenza/Duda (18 meses — 3 años)

El niño comienza a hacer cosas por sí solo y logra más independencia. Se necesita
un equilibrio entre autonomía y control externo como el de un guía Comienzan con la
palabra ‘’no’’, cuando algo no les gusta. Esta edad es importante para la proporción amor-
odio, la cooperación, el nivel de terquedad terquedad y la libertad de expresión. Si fallan en
las actividades que quieren realizar tendrán vergüenza.

Tercera edad del desarrollo: Iniciativa vs. Culpa/Miedo (3–6 años)

Quiere descubrir el mundo y por ello hace muchas preguntas. Descubre, identifica y
proyecta roles Desarrolla su iniciativa cuando no es abrumado por la culpa, hacen un
balance de lo permitido y lo que no. Se puede crear sentimiento de culpa, debido a que se
pueden equivocar o cuando los padres reaccionan negativamente ante alguna actividad que
hayan realizado.

Cuarta edad del hombre: Laboriosidad vs. Inferioridad (6–12 años)

Etapa en la que se sienten capaces de realizar cualquier cosa e intentan realizar


muchas actividades. Tienden a comparar sus habilidades y, al no obtener los resultados que
quería se originan sentimientos de inferioridad (odio contra sí mismo y el mundo). Es muy
importante la estimulación positiva que maestros, padres y amigos o compañeros de escuela
puedan brindar, es decir reconocimiento.

Quinta edad del hombre: Búsqueda de la identidad vs. Confusión de la identidad (12- 20
años)
Hay un crecimiento físico rápido, se preparan para la vida adulta y se preparan socialmente.
Existe confusión, queriendo regresar a la niñez para evitar conflictos. Suele haber
separación de los padres, los adolescentes se rebelan. Desarrolla ideales para ser un adulto
exitoso.

D) Otras concepciones Psicopatológicas: Modelo médico organicista y modelo médico


clínico ¿En qué consisten?

 Modelo médico organicista

La evaluación psicológica desde el modelo médico viene de la concepción organicista o


biologicista que tiene este modelo de la conducta humana y sobretodo de sus alteraciones o
psicopatología. Como su propio nombre indica no es un modelo generado desde la
psicología sino desde la medicina, particularmente desde la psiquiatría, donde tiene su
mayor número de seguidores. El concepto clave de este modelo es el de enfermedad o
trastorno orgánico. Cualquiera alteración psicológica en el comportamiento de un sujeto se
interpreta como signo o síntoma de una enfermedad o trastorno orgánico subyacente,
debiendo ser diagnosticado, y, en consecuencia, realizar el tratamiento médico dirigido a
eliminar o remediar el agente patológico causante. Como podemos observar, el modelo es
similar al utilizado por la medicina para el tratamiento de las enfermedades físicas. La
dificultad estriba en aplicar los argumentos a las alteraciones psicológicas, pues en muchos
casos no se puede demostrar la existencia de causas orgánicas, siendo evidente, por contra,
la incidencia de factores contextuales.

El propio concepto de enfermedad, como dice Carrobles (1985), ha variado


considerablemente en la historia de la medicina, y aun hoy es de naturaleza compleja y
variable, lo que hace mas problemática la justificación de este modelo. La mayor parte de
las alteraciones psicológicas no pueden considerarse enfermedades al carecer de una
etiología y conjunto de síntomas específico. En realidad, no hay un modelo claramente
formulable de “entidadenfermedad” ni siquiera en medicina interna o neurología. Tras
serios esfuerzos por demostrar lo contrario, Guze (citado por Morey, Skinner y Blashfield,
1986) concluyó que, “enfermedad es una convención, un concepto metafórico. A causa de
lo inadecuado y limitado del conocimiento, todas las definiciones de enfermedad son
ambiguas, y los límites del concepto no pueden ser definidos con exactitud”

La formulación teórica de explicación de la conducta resalta exclusivamente los


factores internos de tipo orgánico como determinantes de la conducta, dejando totalmente
aparte variables ambientales y otro tipo de variables internas como son las cognitivas, así
como la interacción de variables. Esto impide la comprensión de factores más molares, lo
que probablemente se debe a la "alta de entrenamiento delos psiquiatras en las áreas de la
ciencia conductual y social (Ullman y Krasner, 1969). La intención del evaluador se dirige
a descubrir la etiqueta diagnóstica o “enfermedad mental” (entidades nosológicas) que nos
permita saber el tipo de tratamiento a utilizar, que, por supuesto, sería también un
tratamiento médico.

El modelo médico ha recibido gran cantidad de críticas procedentes de distintos


enfoques, que acentúan aspectos distintos en sus argumentaciones. Desde la escuela
psicoanalítica se crítica el énfasis dado a los factores biológicos y hereditarios por ese
modelo, mientras que el enfoque conductual considera a la teoría psicoanalítica parte del
modelo médico por su énfasis en la patología interna que excluye factores de aprendizaje
social, y, finalmente, la escuela humanística considera a los enfoques psicoanalíticos y
conductuales como extensiones del modelo médico por su enfoque mecanicista del
funcionamiento humano (Morey, Skinner y Blashfied, 1986). Ante esta diversidad de
apreciaciones el problema que surge es la dificultad para establecer los límites del modelo
médico. No obstante, hay una serie de argumentos críticos comunes a las diferentes
perspectivas, y a los que hacemos referencia a continuación.

Una de las críticas más conocida tiene su origen en la publicación del artículo El
mito de la enfermedad mental por Thomas Szasz (1960) quien, situando la argumentación a
un nivel filosófico, achaca que la medicación de los desórdenes mentales fue apropiada en
el contexto del siglo diecinueve para cambiar desde una perspectiva humanitaria el
tratamiento de las personas con alteraciones, a la vez que atraía hacia el estudio y
tratamiento de estos problemas a una variedad de personas. Sin embargo, el mantenimiento
de este modelo en el siglo veinte no estaría justificado por las limitaciones que supondría
para la solución de muchos problemas el ser tratado exclusivamente desde el campo
médico. Szasz (1960) alude también al problema que presenta la diferencia existente entre
los síntomas objetivos de las enfermedades físicas y los aparentemente subjetivos de los
trastornos psicológicos, indicando la influencia que ejerce el contexto socio-cultural al
juzgar tales manifestaciones subjetivas de los sujetos como síntomas de los trastornos
mentales.

Al igual que ocurría con el modelo psicométrico, el modelo médico realiza una
argumentación circular al dar un nombre a determinadas manifestaciones de conducta, para
más tarde utilizar ese nombre o entidad con carácter explicativo o causal de los mismos
síntomas que le habían servido para inferir el nombre. El lento progreso de los sistemas de
clasificación de los desórdenes mentales nos atestigua este hecho. A pesar de la progresiva
operacionalización en la descripción de los trastornos a partir del DSM-III (1980), que ha
iniciado lentamente la tarea de obtener evidencia experimental independiente para verificar
el sistema, en todas las versiones existentes, incluido el DSM-III-R, el razonamiento
circular al que aludimos sigue patente.

La falta de fiabilidad del diagnóstico psiquiátrico es otra de las críticas más


frecuentes realizadas a este modelo. Morey, Skinner y Blashfied (1986) al revisar los
estudios realizados sobre la fiabilidad del sistema de clasificación psiquiátrica categorizan
los distintos enfoques dados al concepto de fiabilidad en esos estudios del siguiente modo:
a) Consistencia temporal; b) consistencia de tasa de diagnóstico en diferentes situaciones o
lugares; c) heterogeneidad dentro de las categorías diagnósticas; y d) acuerdo entre
diagnosticadores. Precisamente, ésta última categoría es la definición de fiabilidad más
frecuentemente estudiada, y hace referencia a que los diagnosticadores deben llegar a la
misma conclusión cuando evalúan al mismo paciente. La mayor parte de los estudios que se
realizaron en los años sesenta y setenta encontraron una fiabilidad muy pobre en los
sistemas de clasificación. Fueron precisamente los años en que arreciaron las críticas contra
el modelo médico. A partir de esos momentos, y dado el grado de crítica recibido se
produjeron tres movimientos en la clasificación de la conducta anormal que tienen su
importancia para apreciar las influencias posteriores sobre los enfoques evaluativos: el
denominado movimiento "neo-kraepeliniano", el movimiento de análisis de conducta, y el
movimiento de clasificación empírica (Morey, Skinner y Blashfield, 1986).

El modelo médico en lo referente a la instrumentación tiene el problema grave de no


concretar, refugiándose en ocasiones en una defensa de la libertad personal del clínico. El
diagnóstico suele ser de tipo cualitativo, sin apreciar la importancia de datos cuantificados.
La intuición parece jugar un papel esencial en la elección de instrumentos, y en la toma de
decisiones a lo largo de todo el proceso diagnóstico. La habilidad personal y la experiencia
clínica son dos de los argumentos, junto al de la libertad personal, dados para justificar la
ausencia de rigor y la falta de cuestionamiento de sus actividades, que, sin embargo, llevan
a la toma de decisiones con implicaciones personales y sociales de gran alcance. Como se
puede deducir por lo expuesto, todas esas argumentaciones contribuyen a la falta de
fiabilidad y validez del diagnóstico basado en el modelo médico tal como lo hemos
descrito. Otra cosa pueden ser los avances actuales pro-integradores, que con dificultades
pero inexorablemente van modificando las concepciones tradicionales de este enfoque,
como la propia evolución de los sistemas de clasificación de las alteraciones mentales
muestran.

 Modelo médico clínico

Este modelo se encuentra basado en la consideración del trastorno conductual desde la


perspectiva de enfermedad mental, originada por causas internas, de carácterísticas
biológicas. La conducta se encuentra determinada por condiciones biológicas internas, y se
observa un trastorno considerado como síntoma o síndrome. Se debe conocer la Etiología
del trastorno, para determinar el tratamiento a desarrollar.

Las técnicas que utiliza son semejantes al modelo psicométrico, lleva a cabo la
aplicación de diferentes pruebas tipificadas, las puntuaciones obtenidas se comparan con
normas de referencia. En este modelo se busca llevar a cabo un estudio particular de cada
paciente, buscando clasificarlo de acuerdo a como se desarrolla en las distintas entidades
nosológicas, las cuales se consideran enfermedades mentales, de igual manera se busca que
causas biológicas subyacentes podrían dar lugar a la aparición o mantenimiento de dicha
enfermedad.

En este modelo las interpretaciones logran alcanzar los niveles II y III, esto significa
que la conducta del individuo muestra la expresión de la existencia de un atributo
subyacente, este se encuentra incluido de igual manera se explica gracias a una teoría
completa. Cinco fases del proceso: Determinación de los síntomas, por medio de la historía
clínica y la valoración psicológica; utiliza pruebas de confirmación o rechazo;
determinación de síndromes, se agrupan los síntomas que se han obtenido, hasta obtener un
cuadro o síndrome; elaboración del diagnóstico, se lleva a cabo un ajuste del cuadro
obtenido a una entidad nosológica, de ahí se obtiene la clasificación o diagnóstico:
elaboración del pronóstico: se considera discusión del curso que puede llegar a tomar la
enfermedad, en dado caso observar su evolución; también tenemos la toma de decisión
terapéutica, considerada como las medidas que se pueden adoptar medidas de tratamiento
para resolver o aliviar dicha situación en la que se encuentra el paciente.

El objetivo que persigue se deriva de la explicación de la conducta lleva a un


diagnóstico, apoyado en la etiología determinada para el pronóstico o predicción de la
conducta, también su control.

En los casos que no se puede establecer la etiología biológica de la enfermedad mental,


hace que el objetivo se reduzca a la descripción y clasificación del individuo, como
paciente de un cuadro clínico. Sin embargo esto no es un obstáculo para que en ciertos
trastornos, por ejemplo: los psiconuerológicos, evaluar la conducta anormal, permite la
explicación, orientando a su tratamiento (León Carreon, 1985).

E) Modelos en Psicopatología: Modelo Biológico, Modelo conductual y Modelo


cognitivo ¿en qué consisten?

 Modelo Biológico

El marco de referencia del enfoque biomédico incluye biología, química y física. Su


problemática abarca tanto los fenómenos conductuales como los mentales. Permite explicar
la conducta y los procesos mentales apelando a los determinantes biológicos, y utiliza
métodos tanto analítico-inductivos como hipotético-deductivos. Tiene sus raíces en los
mismos orígenes de la medicina, con Hipócrates, fue respaldado por algunos
descubrimientos realizados en el siglo XIX, como la relación existente entre la sífilis y
determinadas alteraciones psicopatológicas, y ya en el siglo XX se consolidó en gran parte
gracias a la investigación y las aplicaciones de la psicofarmacología.

Tal como expone Castilla del Pino (1991), el modelo biomédico actual tiene sus
antecedentes inmediatos en Griesinger, Wernicke, Flechsig, Kahlbaum, Morel, y muchos
otros autores que coincidieron en la premisa de que los trastornos mentales han de ser
considerados como enfermedades cerebrales, ya sean primarias o secundarias
(enfermedades somáticas que afectan secundaria y eventualmente al cerebro, como el
paludismo, la fiebre tifoidea, etcétera). Desde la perspectiva de este enfoque, los síntomas
de los trastornos mentales son psíquicos en su manifestación, pero fisiológicos en su
naturaleza. Kraepelin es probablemente el autor que mejor sistematizó este enfoque: a cada
factor etiológico ha de corresponder un cuadro clínico particular, un curso determinado y
una anatomía patológica precisa.

De acuerdo con Buss (1962), los diferentes tipos de enfermedad pueden ser clasificados
en tres grandes grupos, en función de que su causa sea un agente externo (como un virus)
que ataca al organismo (enfermedad infecciosa), un mal funcionamiento de algún órgano
(enfermedad sistémica), o un trauma (enfermedad traumática). De estos tres modelos, el de
enfermedad sistémica ha sido el que ha alcanzado una aplicación más extensa a una gran
variedad de trastornos mentales (Claridge, 1985).

En el modelo sistémico se enmarcan las investigaciones sobre alteraciones bioquímicas,


que han dado lugar a una extensa bibliografía sobre la relación existente entre los
neurotransmisores y los trastornos mentales; por ejemplo, GABA con trastornos de
ansiedad, dopamina con esquizofrenia, catecolaminas y serotonina con depresión, etcétera.
El enfoque biomédico también da gran importancia al estudio de la predisposición genética
a padecer determinados trastornos, adoptando en muchas ocasiones una perspectiva
interaccionista (modelo de vulnerabilidad-estrés) que toma en consideración tanto la
predisposición genética como la incidencia de agentes patógenos externos.

En este enfoque se distinguen dos clases de indicadores de anomalías orgánicas o


funcionales: los signos y los síntomas. Los signos son indicadores objetivos de procesos
orgánicos alterados, esto es, públicamente observables, mientras que los síntomas son
indicadores subjetivos de procesos orgánicos anómalos, es decir, percibidos por el propio
sujeto. El conjunto de signos y síntomas que forman un cuadro clínico determinado se
denomina síndrome.

La investigación sobre los aspectos biológicos de la conducta anormal y la industria


organizada en torno al desarrollo de psicofármacos ha propiciado que el enfoque biomédico
goce de gran difusión en la actualidad, aunque se han criticado algunos inconvenientes
asociados, por ejemplo:

1. Puede favorecer un reduccionismo radical que limite un conocimiento completo de


todos los factores implicados en la determinación y el mantenimiento del
comportamiento anormal. Las relaciones de causa-efecto no van solo desde el nivel
biológico hacia el nivel psicológico, puesto que las variables psicológicas (hábitos,
etcétera) también pueden ser causas de determinados procesos biológicos. Estas
relaciones de determinación recíprocas entre niveles no se fundamentan en
presupuestos dualistas, sino que se apoyan en una filosofía monista emergentista
(Bunge, 1985) según la cual pueden distinguirse distintos niveles de organización de
la realidad (físico, químico, biológico, psicológico y social) en función de la
complejidad de los sistemas propios de cada uno de ellos.
2. El tipo de modelos que se utilizan. Al ser modelos de laboratorio, y con frecuencia
modelos animales, la posibilidad de generalización a la patología humana es menor
que en enfoques en los que se prefiere trabajar con humanos.
3. Tiende a considerar al paciente como un sujeto pasivo, al no ser responsable del
inicio, curso o desenlace del trastorno.
 Modelo Conductual
El extraordinario desarrollo de la psicología del aprendizaje ha propiciado la extensión
del enfoque conductual a gran cantidad de áreas de investigación e intervención, entre ellas
la psicopatología. Las técnicas de modificación de conducta, en particular como área de
aplicación de los principios de la psicología del aprendizaje al tratamiento de la conducta
anormal, constituyen probablemente el factor facilitador más importante de la difusión del
enfoque conductual de los trastornos mentales (trastornos de conducta, en la terminología
propia de este enfoque). Autores como Eysenck y Wolpe, que se encuentran entre los
pioneros de la terapia de conducta, son responsables de las primeras formulaciones del
comportamiento anormal realizadas desde el enfoque conductual, aunque sus antecedentes
pueden situarse con los experimentos de Watson y Rayner (1920) sobre adquisición de
fobias mediante condicionamiento clásico, y de Pavlov sobre neurosis experimentales.

El principio básico del enfoque conductual en psicopatología es que la conducta


trastornada consiste en una serie de hábitos desadaptativos condicionados (clásica o
instrumentalmente) a ciertos estímulos. En consecuencia, el tratamiento adecuado consistirá
en la aplicación de los principios del aprendizaje para extinguir esos hábitos. La conducta
es en sí misma el problema; posiblemente intervienen factores biológicos entre el ambiente
y la respuesta, pero existen relaciones funcionales entre ambos que son suficientes para
diseñar una intervención adecuada en la mayoría de los trastornos. Dado que la conducta
anormal se rige por los mismos principios que la normal, no es muy útil (o incluso puede
resultar contraproducente) establecer una distinción cualitativa entre ambas, o entre
diferentes tipos de conducta anormal. El diagnóstico psiquiátrico tradicional, por lo tanto,
será criticado desde este enfoque, que prefiere abordar el estudio de la conducta anormal
presuponiendo continuidad con el comportamiento normal, es decir, desde una perspectiva
dimensional.

La principal objeción que se ha hecho al enfoque conductual se basa en la necesidad de


considerar, además de las relaciones funcionales entre los estímulos y las respuestas, la
participación de variables no observables directamente, como pueden ser las de tipo
cognitivo, para optimizar la explicación del comportamiento anormal y mejorar la
intervención sobre el mismo (Breger y McGaugh, 1965). Esto dio lugar a nuevos
desarrollos que, incluso enmarcándose aún en el enfoque conductual, incluyen constructos
cognitivos en sus teorías sobre el comportamiento anormal (por ejemplo, Abramson,
Seligman y Teasdale, 1978; Reiss, 1980; Bandura, 1969). Estas formulaciones, que podrían
denominarse conductistas ampliadas o neoconductistas, aceptan pues la inclusión de
elementos cognitivos en sus planteamientos, pero no constituyen todavía su eje vertebrador,
como sí ocurrirá, en cambio, en los modelos del enfoque cognitivo.

En su crítica del conductismo, Bunge (Bunge y Ardila, 1988) caracteriza su marco de


referencia por una negación ontológica de la existencia de la mente inmaterial, una
propuesta gnoseológica realista primitiva (puesto que evita la utilización de constructos
hipotéticos) y un relativo aislamiento respecto a otras ciencias como la biología. La
problemática del conductismo se limita al comportamiento, desentendiéndose de la mente;
fija sus objetivos en la descripción, predicción y control del comportamiento de los
organismos, y su metódica rehúye la teorización o la limita a modelos superficiales
cajanegristas. Pese al salto adelante que supuso este enfoque (al rechazar el supuesto
metafísico de la mente inmaterial), resulta inadecuado (continúa argumentando Bunge)
puesto que limita excesivamente su problemática, no alcanza poder explicativo al evitar el
recurso a los mecanismos biológicos y, por ello, y porque no hace uso de la matemática
como instrumento preciso de formalización, sitúa a la psicología en una suerte de estadio
científico de «segunda categoría» no equiparable al de otras ciencias de «primera clase»
como la física.

Pese a lo sugestivo que, por su claridad, resulta este planteamiento, el desarrollo


histórico del conductismo hace necesario complicar un poco más las cosas. A la psicología
E-R del conductismo inicial siguieron algunas modificaciones llevadas a cabo por los
neoconductistas. Tolman y Hull vieron la necesidad de ampliar la problemática y la
metódica del conductismo; Skinner, miembro también de esta segunda generación de
conductistas, no lo vio así, y se produjo una bifurcación. Además, entre los que decidieron
intercalar una O entre la E y la R, unos lo hicieron mediante constructos hipotéticos de
relación (entendidos como conceptos con contenido desligado de procesos fisiológicos, o
como simples nexos matemáticos) y otros optaron por constructos hipotéticos de entidad,
dándoles una interpretación fisiológica (un análisis del papel de los constructos hipotéticos
de relación y de entidad en el neoconductismo se encuentra en Tous, 1978). La
caracterización del enfoque conductista que hace Bunge, en consecuencia, solo es aplicable
a una parte del neoconductismo.

No está de más, como indica Gil (1990), repasar algunas opiniones del propio Skinner
sobre la relación entre psicología y fisiología, veamos:

“Sería más fácil ver cómo están relacionados los hechos fisiológicos y los
conductuales si tuviéramos una explicación completa de un organismo que se comporta:
tanto de la conducta observable como de los procesos fisiológicos que ocurren al mismo
tiempo (…) el organismo es un sistema unitario, cuya conducta es claramente una parte de
su fisiología. (Skinner, 1969, p. 253)”

La conducta no es separable de la fisiología, ni la fisiología es separable de la conducta.


La explicación [del fisiólogo] constituirá un importante avance sobre el análisis
comportamental porque este último es necesariamente «histórico» —es decir, reducido a
relaciones funcionales que poseen lagunas temporales—. “Hoy se hace algo que mañana
afecta al comportamiento del organismo. Al margen de la claridad con que se pueda
establecer el hecho, se pierde un paso y debemos esperar a que el fisiólogo lo suministre.
Podrá mostrar cómo se cambia un organismo cuando se le expone a las contingencias de
refuerzo, y por qué el organismo cambiado se comporta de manera diferente. (Skinner,
1974, p. 195)”

En definitiva, las aportaciones de la fisiología no pueden invalidar las leyes del


comportamiento, sino ayudar a tener un cuadro más completo de ese comportamiento, y
viceversa.

 Modelo cognitivo

En el enfoque cognitivo los determinantes principales del comportamiento anormal son


constructos cognitivos. Gran parte de los modelos de trastornos mentales elaborados desde
este enfoque están basados en la analogía mente-ordenador. La mente es entendida como un
sistema de procesamiento de información que, como los ordenadores, recibe, selecciona,
transforma, almacena y recupera datos; los trastornos mentales pueden ser explicados a
partir de un mal funcionamiento de algunos componentes de ese sistema.

Al igual que en los otros enfoques, o tal vez en mayor medida, en la perspectiva
cognitiva existen diferentes aproximaciones al objeto de estudio de la psicopatología y
preferencias diversas sobre los recursos metodológicos más apropiados para abordarlo; es
por eso por lo que algunos autores (Ibáñez, 1982) han sugerido la conveniencia de no
hablar de enfoque cognitivo, sino de modelos cognitivos de determinados trastornos o
grupos de trastornos, o de modelos cognitivos de anomalías en procesos o contenidos
psicológicos.

Ingram y Wisnicki (1991) propusieron una clasificación de los constructos cognitivos


utilizados en psicopatología en cuatro grandes grupos: estructurales, proposicionales,
operacionales y productos. Los constructos estructurales hacen referencia a la arquitectura
del sistema, es decir, la manera en que la información es almacenada y organizada.
Ejemplos de constructos estructurales son la memoria a corto plazo y la memoria a largo
plazo. En contraste con los mecanismos estructurales, las proposiciones se refieren al
contenido de la información que es almacenada y organizada. Ejemplos de variables
proposicionales son el conocimiento episódico o el conocimiento semántico. Los
constructos operacionales se refieren a los procesos mediante los cuales el sistema
cognitivo funciona, como codificación, recuperación, atención, etcétera. Finalmente, los
productos son definidos como el resultado de las operaciones del sistema cognitivo; son los
pensamientos que el individuo experimenta como resultado de la interacción de la
información entrante con las estructuras, proposiciones y operaciones cognitivas. Son
ejemplos de productos las atribuciones, las imágenes mentales, etcétera.

La principal deficiencia del enfoque cognitivo reside, según Bunge (Bunge y Ardila,
1988), en lo reducido de su marco de referencia, dado que se presenta con un cierto
aislamiento respecto a otros campos de conocimiento como la biología y las matemáticas.
Tal vez esta sea una crítica exagerada, puesto que existen múltiples ejemplos de relación
entre teorías cognitivas y teorías biológicas (Gray, 1982), así como de formalización
matemática de teorías cognitivas (Townsend y Schweickert, 1989). Su principal virtud es
abordar la mayor parte de la problemática tradicional de la psicología, así como hacerlo con
los recursos más potentes de la metodología experimental, aunque añadiendo demasiada
especulación en algunos casos.

F) ¿Qué es el tratamiento moral creado por Philippe Pinel?

El tratamiento moral fue un movimiento que se inició en Europa a finales del siglo
XVIII, extendiéndose luego hacia otros continentes y ejerciendo su influencia hasta
mediados del siglo XIX. Surgió en el contexto optimista de la Ilustración, como una
respuesta frente al estancamiento en el que se había sumido la asistencia manicomial,
escasamente interesada en auténticos tratamientos para los internados, más allá de las
habituales medidas restrictivas.

Clásicamente se ha asociado el tratamiento moral con la imagen de Philippe Pinel


ordenando el retiro de las cadenas de los enfermos de Bicêtrey de la Salpêtrière
(inmortalizadas ambas escenas en las pinturas de Charles Müllery Tony Robert-Fleury,
respectivamente).Sin embargo, aquélla peca no solo por inexacta (Vincenzo Chiarugi había
introducido reformas similares en Italia varios años antes, y el mismo Pinel no ocultó la
anticipación de Jean-Baptiste Pussin en el trato benevolente hacia los insanos en la misma
Francia), sino además por reduccionista. La abolición de las cadenas y otros métodos
coercitivos, y su reemplazo por un trato amable, fue ciertamente una parte importante de la
nueva ideología, más no la única ni la principal. El tratamiento moral significó sobretodo
un cambio en la concepción misma de la enfermedad mental, que se oponía a la visión
anterior del loco como un ser absolutamente irracional con quien resultaba imposible la
comunicación, y que debía por lo tanto ser reducido a la animalidad. En palabras de
Jacques Postel: “Pinel había devuelto al insano su rango de sujeto al restablecer con él un
diálogo durante mucho tiempo interrumpido” .La locura se hacía entonces curable con la
nueva actitud, al rescatar esa parte racional que nunca se perdía del todo. En tal sentido,
cabe destacar que lo “moral” del tratamiento hacía más referencia a lo psicológico que a lo
ético.

Perola curación propuesta por el alienismo iniciado a finales del siglo XVIII
precisaba un reforzamiento de la autoridad del médico. El diálogo entablado con el insano
debía ser básicamente pedagógico, con un rol jerárquico claramente establecido, para poder
subyugar la voluntad insurrecta. Así, François-Emmanuel Fodéré llegó a sugerir: “Un
hermoso físico, es decir, un físico noble y varonil, es caso, en general, una de las primeras
condiciones para tener éxito en nuestra profesión; es indispensable, sobre todo, frente a los
locos, para imponérseles”. Étienne-Jean Georget, por su parte, no dudó en afirmar que “el
gobierno sobre los locos debe ser absoluto”.

Esta imposición de autoridad debía darse necesariamente en un ambiente propicio, y


tal ambiente era evidentemente el manicomio. El tratamiento moral consideró al encierro
asilar como terapéutico en sí mismo, otorgándole una gran importancia a la arquitectura del
edificio, a la distribución de los ambientes y principalmente al orden que debía reinar en
estos lugares. El mismo Pinel escribió lo siguiente: “Una de las ventajas que tienen los
hospitales bien ordenados, es hacer que conozcan los locos (si son capaces de conocerlo)
que están sujetos a una fuerza superior destinada a dominarlos, y contrariar sus voluntades
y caprichos. (…) Si se anticipa su salida enviándolos demasiado pronto a su casa, el
conocimiento de su independencia, y la libertad que tienen de entregarse a sus caprichos los
hace cometer excesos, y esto da lugar a extravíos en el régimen, o a afecciones vivas que
fomentan sus gustos primitivos”

G) ¿Cuál es el aporte de Juan Cuidad Duarte o Juan de Dios (1495- 1550) a la


Psicopatología?

Juan Ciudad Duarte o Juan de Dios (1495 - 1550). Fue internado en un centro tras
sufrir un episodio psicótico en su juventud, decidió que el tratamiento allí recibido no se
ajustaba a las necesidades de los enfermos mentales, por lo que en el año 1527 fundó una
institución en Granada cuyo modelo humanitario de tratamiento al paciente se extendió al
resto de España, Italia y Francia. Los tratamientos que se ofrecían en la mayor parte de los
centros de la época incluían medidas tranquilizantes o estimulantes, así como vendajes,
baños, sangrías o dietas. Por otra parte, se buscaba garantizar un trato humano al enfermo
mediante la ausencia de agresiones físicas, el ofrecimiento de medios de disfrute cultural
(libros, música, etc.) y la posibilidad de realizar tareas ocupacionales con vistas a la
reinserción social.

Así, la proliferación de las instituciones de cuidados a enfermos mentales continúa su


curso. Bajo el influjo de la Ilustración, surge el culto a la razón, por lo que la locura o
sinrazón pasa a convertirse en un fenómeno despreciable. Disminuye el número de centros
de carácter religioso, pero en países como Francia comienzan a surgir instituciones que,
bajo control estatal, tienen como objetivo último la reclusión y custodia de aquellos
individuos que pudieran alterar el orden público, entre los que se incluyen no ya solamente
a los enfermos mentales (representantes de esa «desgracia moral» que es como se considera
la locura), sino también a los vagabundos y menesterosos. Comienzan a surgir teorías de
corte pseudocientífico que niegan la existencia de sentimientos humanos a los dementes, y
se justifican así todo tipo de tratamientos denigrantes y crueles.

CONCLUSION
En el siguiente informe hemos de estudiar la historia evolutiva de la psicopatología sus
grandes avances en la adaptación de sus doctrinas y modelos que constituyen una base
fundamental para la práctica de la psicología y psiquiatría. El termino psicopatología es
derivado del griego de la palabras psyché (psyjé), alma o razón; páthos (pazos),
enfermedad; y logía o lógos, discernimiento o discurso racional, cuales constituyen su
definición como la rama de la medicina la cual estudia los cambios de comportamiento que
varían de lo “normal”, es decir que estudia todos fenómenos que se le denominan trastornos
o enfermedades mentales, en su objetivo principal esta se encarga de describir y a su
sistematizar dichos trastornos.

En la época grecorromana, definen a la locura, así como también se aborda desde


distintas concepciones; en la cultura greca se observan como explicaban el origen de la
locura como un castigo de los dioses, o un demonio, por lo que eran sometidos a castigos
violentos de acuerdo a la técnica homeopática. Entre las figuras más notables que aportaron
fueron Homero en la Ilíada; Hipócrates con la teoría humoral y la clasificación de los
temperamentos; Platón clasifico cuatro locuras y Aristóteles defendía su teoría de la bilis
negra, la cual constituye la melancolía; La cultura romana repitió el patrón de Grecia con
algunas variación en la concepciones.

En la edad media existió la creencia de que locura era un posesión demoniaca inculcado
por la iglesia católica, así como también se asociaba con la práctica de la brujería y eran
castigados severamente. Los médicos árabes se preocuparon por buscar sus causas e
idearon nuevas técnicas para su uso y tratamiento. En la época del renacimiento destacan la
aparición del Humanismo, el Racionalismo y el Positivismo las cuales son utilizadas para la
demostración científica sea abalada empíricamente. En esta época inicia el descubrimiento
fisiológico y anatómico de diversidad de trastornos descritos por grandes medico como lo
son Paracelso, Gall, Griesinger, entre otros.

Entre las concepciones en la psicopatología se encuentran, el psicologismo la cual es


concebida principalmente por Hume, en la que él considera que cualquier conocimiento
debe estar relacionado con la naturaleza humana, el enfoque psicologista típico del
pensamiento humano conduce al subjetivismo, al escepticismo, al relativismo y a la
desvalorización de la razón frente a otras instancias de la subjetividad como los
sentimientos y los hábitos. El Funcionalismo, inicio principalmente en Estados Unidos por
Williams James y un grupo de seguidores, su objetivo principal es que cualquier objeto de
estudio, como los procesos psicológicos y la conciencia tienen que ser explicados en
términos de función (¿para qué sirve?) y de adaptación (¿cuán bien cumple su función?).

El conductismo es una corriente de la Psicología centrada en el estudio del


comportamiento humano y animal. El conductismo tradicional deja de lado lo intrapsíquico
para focalizarse en la conducta observable, es decir, prioriza lo objetivo por encima de lo
subjetivo. La Psicología dinámica es aquella orientación de la psicología general que ha
asumido las contribuciones del Psicoanálisis Freudiano, sobre la psicología del Yo y la
teoría de las relaciones objétales. A partir de la integración de estas teorías trabajamos en la
clínica con una psicopatología cuyas estructuras son: psicosis, neurosis y desordenes del
carácter.

El modelo medico organicista es como su nombre indica un modelo no generado desde


la psicología sino desde la medicina, particularmente desde la psiquiatría, cualquiera
alteración psicológica en el comportamiento de un sujeto se interpreta como signo o
síntoma de una enfermedad o trastorno orgánico subyacente, debiendo ser diagnosticado, y,
en consecuencia, realizar el tratamiento médico dirigido a eliminar o remediar el agente
patológico causante. El modelo medico clínico se encuentra basado en la consideración del
trastorno conductual desde la perspectiva de enfermedad mental, originada por causas
internas, de características biológicas.

El modelo biológico permite explicar la conducta y los procesos mentales apelando a


los determinantes biológicos, y utiliza métodos tanto analítico-inductivos como hipotético-
deductivos. Tiene sus raíces en los mismos orígenes de la medicina. El modelo conductual
es un enfoque hacia la conducta humana, el principio básico del enfoque conductual en
psicopatología es que la conducta trastornada consiste en una serie de hábitos
desadaptativos condicionados. Mientras que el modelo cognitivo la mente es entendida
como un sistema de procesamiento de información que, como los ordenadores, recibe,
selecciona, transforma, almacena y recupera datos; los trastornos mentales pueden ser
explicados a partir de un mal funcionamiento de algunos componentes de ese sistema.

El tratamiento de la moral, fue creado por Philippe Pinel, cuando este inicio un
movimiento para la abolición de las cadenas y otros métodos coercitivos, y su reemplazo
por un trato amable hacia los pacientes mentales, este significó un cambio en la concepción
misma de la enfermedad mental, que se oponía a la visión anterior del loco como un ser
absolutamente irracional. Este estímulo a un orden y adecuado mantenimiento de los
hospitales mentales. Juan de Dios su aporte a la psicopatología viene dado desde su
internado en un centro en su juventud, en el cual considero deplorable el trato y el
condicionamiento de esos lugares y decidió fundar una institución en la cual los
tratamientos ofrecidos en la mayor parte de los centros de la época incluían medidas
tranquilizantes o estimulantes, así como vendajes, baños, sangrías o dietas. Y a su vez se
buscaba garantizar un trato humano al enfermo mediante la ausencia de agresiones físicas,
el ofrecimiento de medios de disfrute cultural.

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