Você está na página 1de 2

¿Qué es la Santa Misa?

La Santa Misa es la renovación del Sacrificio de Cristo en la cruz. Cada vez que asistimos, obtenemos las
mismas gracias que si hubiéramos estado presentes en la muerte cruenta de Jesús en el Calvario. Por lo tanto,
es el Culto por excelencia que se le tributa a Dios.

En la cruz, se derramó la sangre de Nuestro Señor, el sacrificio ocurrió sólo una vez y, en esa ocasión
singular, la virtud fue suficiente para expiar completamente las iniquidades del universo; en el altar, no se
derrama sangre, el sacrificio se renueva infinitamente y su objeto es la aplicación directa, para cada uno en
particular, de la redención adquirida por Jesús en su dolorosa inmolación.

Jesús, bajo la acción de las palabras del sacerdote, se hace presente en el pan y el vino. Se encuentra en el
altar tan real como lo estuvo en el pesebre. Y por amor y para nuestro auxilio, se nos da en alimento en la
Sagrada Comunión.

¡Si supiéramos el valor de la Santa Misa, moriríamos de alegría!

Motivos comúnmente aducidos para no ir a Misa

1. Pereza.

"Prefiero quedarme durmiendo". En realidad los motivos que siguen son sólo excusas para cubrir este
primero. No parece que sea un motivo muy racional, meritorio o valioso.

2. No tengo ganas/No lo siento.

¿Desde cuándo tus ganas son ley que hay que obedecer? ¿Es que tus ganas son más importantes que la
voluntad de Dios? Además a Misa no vas porque a ti te guste, sino para agradar a Dios. Se va a Misa a honrar
a Dios y no a honrarte a ti. Y si te cuesta... ¿acaso Dios no merece ese sacrificio que incluso hace más valioso
y meritorio el acto?

3. Me aburro.

La acusación más frecuente contra la Misa es que es aburrida. Refleja bastante superficialidad, en cuanto que
a Misa no vamos a divertirnos. Si tanta gente va a Misa será que algo le ven que a ti se te escapa. La solución
será descubrir qué tiene la Misa para que los cristianos la consideren tan importante.

4. Es siempre lo mismo.

Si se tratara de una obra de teatro o de una película, estaría absolutamente de acuerdo contigo. Pero no es una
representación teatral. Es algo vivo, que pasa ahora. No eres (al menos no deberías ser) un espectador. Eres
partícipe del misterio más grande del universo entero.

5. Desinterés.

Las cosas de Dios no me interesan. Si Dios te da igual, tienes un grave problema. Habrá que ver como
solucionar la falta de apetencia de lo divino que te hace no apto para el cielo.

6. No tengo tiempo.

No parece que lo que te pide Dios -1 de las 168 horas de la semana- sea una pretensión excesiva. En concreto,
quien te creó, te mantiene en el ser y te da lo que te queda de vida -y sólo El sabe de cuánto se trata- se
merece el 0,59% del tiempo que Él te da. Si no tienes tiempo para Dios, ¿para quién lo vas a tener?

7. Otros planes mejores.

No parece que a Dios le interese competir con el fútbol, hockey, cine... No te olvides que el primer
mandamiento es "amar a Dios sobre todas las cosas". Si tienes otros planes que te importan más que Dios,
quizá el problema más que en el tercer mandamiento (“Santificar las fiestas”) está antes en el primero.
8. Tengo dudas de fe.

La fe es un don de Dios, con lo cual hay que pedirla. Alejarte de Dios dejando de ir a Misa, no parece el mejor
método para resolver dudas de la fe e incrementarla. La frecuencia de sacramentos -confesión y comunión- es
la más efectiva manera de aumentar la fe.

9. Estoy enfadado con Dios.

"Hubo algo que pasó en mi vida (la muerte de un ser muy querido, un fracaso muy doloroso, una enfermedad
o cualquier otra tragedia) que me hizo enfadarme con Dios: si Él me hace esto... ¿por qué yo voy a ir a Misa?
Es la manera de mostrarle a Dios mi disconformidad con la forma de tratarme". Hay quienes dejan de ir a
Misa como una manera de vengarse de Dios. Pero, en los momentos de dolor ¿no será mejor refugiarnos en
Dios y buscar su fortaleza más que reaccionar como un chiquito caprichoso de tres años? Él sabe mas...
Además, acusar de maltratarnos a quien más nos quiere y murió por nosotros... ¿no será demasiado? ¿No seré
yo el que pierdo alejándome de Dios?

10. "Hay gente que va y después se porta mal".

"Yo no quiero ser como ellos", decís seguro de ti mismo. "Además, hay otros que no van, y son buenos". Es
evidente que ir a Misa sólo no basta. Pero no se pueden mezclar los comportamientos. En aquellos que van y
después no son honestos, lo que es malo es ser deshonestos, no el hecho de ir a Misa, que sigue siendo algo
bueno aunque ellos después se porten mal. Además, la causa de su supuesta deshonestidad no es el ir a Misa.
Lo mismo se puede decir de los "buenos" que no van a Misa: su "bondad" no procede de su falta de Misa y
tan "buenos" no serán si les falta una dimensión tan importante de bondad como la bondad misma, es decir
Dios. Por otro lado, yo creo que nadie en el mundo se atrevería a decir que los que no van a Misa son mejores
que los que van. Finalmente, esto no es un concurso de bondad, ni comparaciones, sino tratar de determinar
cuán bueno es ir a Misa. Y claramente, el dejar la Misa no mejora a nadie, en todo caso lo empeora.

11. No me he confesado y entonces no puedo comulgar.

No hay obligación de hacerlo. No comulgar no es pecado; no ir a Misa, sí. Pero si el mismo Cristo, con su
Cuerpo, Sangre, alma y divinidad se ofrece a ti en alimento, ¿por qué no prepararse con una humilde
confesión para recibirlo?

13. El cura me cae mal.

Por mal que te caiga el cura, no vas a Misa para darle el gusto, ni para hacerle un favor. Él no gana ni pierde
nada con tu asistencia o ausencia. El que gana o pierde, eres tú: tu amor a Dios.

Terminemos con las palabras de San Leonardo de Porto Maurizio, el apóstol de la Misa:

“Aviva, pues, mucho tu fe, y confesarás que este Divino Sacrificio es el milagro de los milagros, la maravilla
de las maravillas, y que su principal excelencia consiste en ser incomprensible a nuestra débil inteligencia, y
lleno de asombro di una y mil veces: ¡Ah, qué gran tesoro! ¡Cuán inmenso es!“

“Si queréis recoger frutos abundantísimos del santo sacrificio de la Misa, asistid a ella con la mayor
devoción. Haciéndolo así, os aseguro que bien pronto experimentaréis en vuestro corazón un cambio muy
notable, y palparéis las inmensas utilidades que redundan en beneficio de vuestra alma.”

Texto modificado y acortado del original escrito por el Pbro. Dr. Eduardo Volpacchio

PIDAMOS A LA SANTISIMA VIRGEN QUE POR INTERCESIÓN SUYA NOS CONCEDA LA GRACIA
DEL AMOR Y PERSEVERANCIA A LA SANTA MISA.

Você também pode gostar