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Museo Actas Ideas e Ideologia en el proyecto museolégico Jord! PARDO. ‘Museo N° 5,200: 61-71 6 En primer lugar quiero agradecer a la Asociacién Profesional de Musedlogos de Espafia el darme la oportunidad de estar con vosotros y poder dedicar un tiempo a meditar y @ preparar esta intervencién que, en mi caso, creo que es bastante compleja porque me ha tocado un tema absolutamente teérico, como es el intentar hablar del valor y del papel de las ideas y de la ideologfa en el desarrollo de un proyecto museolégico. Sospecho que se me ha encargado este tema, porque a lo largo de mi trayectoria en el sector ptiblico, uno de los temas que més nos preocupaba a mi y a los equipos con los que trabajaba era centrar la naturaleza y la relacién de la idea del proyecto, es decir, algo que esté mucho antes de la arquitectura, la museografia, y la propia gestion activa del proyecto. Aunque se ha avanzado muchisimo, aun es muy frecuen- te el encargo de proyectos de orden museisti- co sin un disefio conceptual previo. Es decir, sin un proyecto museolégico previo. Lo més habi- tual es que se parta de Ia idea de "oportunidad politica” cuando se hace un encargo al arqui- tecto, y no por culpa de ellos ni de los museé- logos, sino por una inercia en la que fa oportu- nidad politica de un proyecto se resuelve con un encargo de arquitectura: algo facil, tangible, y con interlocutores ciaros,y con un método fi que tiene su traduccién inmediata en la gestion presupuestaria. Aunque las cosas estén evolucionando, son todavia pocos los proyectos de creacién de Museo Ideas ¢ Ideologla en el proyecto museolégico museos "ex novo" o de remodelacién de los existentes que parten de un ejercicio intelec- tual previo de orden museolégico y de gestién de la futura infraestructura en términos de ser- vicio publico finalista. Es relativamente reciente el proceso en el que se esté empezando a valo- rar un proyecto museolégico, que como todos sabemos, es algo que va mucho mis alli. del proyecto de exposicién. La idea y la ideologia subyacen en cualquier proyecto cultural. La misma oportunidad politi- ca esté marcada por una idea, més o menos vaga 0 consistente. De la misma manera, cuan- do se aborda el disefio conceptual de un pro- yecto museistico, y su estrategia de gestion, se est dando forma a una idea determinada mas vinculada con lo subjetivo e ideolégico que con lo objetivo y cientifico. En definitiva se trata del dnimo que mueve a la accién cultural como accién de poder, al servicio de un proyecto comunitario que estd impregnado de un deter- minado sistema de valores ideolégicos, priori- dades y mensajes. El ejercicio profesional de la museologia comporta el saber mantener una relacién de equilibrio entre las motivaciones del gestor politico y la formalizacién especifica en térmi- nos de proyecto cultural, propuesta museolégi- ca, formalizacién museografica y modelo de funcionamiento del resultado final como servi- cio piblico finalista. Una ardua tarea que impli- ca un sentido estricto de los métodos de tra- bajo, el rigor cientifico, la vision de globalidad y 62 el sentido comin, palabras todas ellas de uso frecuente pero de menor impacto en la realidad de la vida cultural. Por tanto, la idea y Ia ideologia subyacente en un proyecto museistico,afectan,no s6lo a la cons- truccién del discurso museolégico, sino al propio modelo de gestién de la institucién cultural, a su formalizacién y a la orientacién y naturaleza del servicio final que llegar a los ciudadanos. Por supuesto que es necesario reconocer que los portadores de ideas ¢ ideologias no sélo son los promotores politicos. Solemos, a veces, quejarnos de un determinado influjo ide- olégico en la materializacién de un proyecto procedente de la vida politica y de los cargos electos, Pero no olvidemos que bajo una apa- rente neutralidad politica, escudada en la asep- sia cientifica, los tecnicos de los museos pode- mos, por activa o por pasiva; consciente o inconscientemente, estar determinando una fuerte carga ideolégica determinada en la for- malizacién de un proyecto de gestion o comu- nicacién museistica. El proyecto museoldgico tiene muchisimos instrumentos de enfoque, en primer lugar el modelo de gestién, que va a condicionar la cul- tura organizativa, es decir, el ambiente que va a percibir el futuro visitante; y la misma estructu- ra de financiacién que tiene que estar en cohe- rencia con lo que va a pretender hacer este museo, asi como la determinacién de la ubica- cién del proyecto en su dimensién fisica, un edi ficio, un espacio, un itinerario. Museo Actas En los tltimos veinte afios, estamos avan- zando muchisimo, en este pais se ha dado un salto enorme. Creo fervientemente que los centros estén en marcha gracias a los profesio- nales del mundo de la museologfa, de la arqui- tectura, de los gestores y de los politicos, de las empresas privadas y de toda la gente que inter- viene en estos proyectos. Los hay muy buenos, de talla internacional, pero todavia queda un largo camino por recorrer, sobre todo en el campo de los artefactos dedicados a la produc- cién del conocimiento, que tendran que ser algunos de los museos que hallaremos en el mapa cultural del pais en un futuro. La reunién del ICOM - CECA, en Lisboa en 1973, fue un punto de partida de lo que se ha dado en llamar l2 nueva museologia, que en definitiva produjo la traslacién de una cultura corganizativa y el cardcter central de los proyec- tos basados en el objeto patrimonial a un pau- latino descubrimiento del visitante, un publico heterogéneo que también era importante en el proceso de organizacién conceptual del pro- yecto museistico. Para generar un impacto social y comunicar la informacién inherente de los objetos a los diferentes segmentos de publ co, hemos comenzado a tecnificar los mecani mos de evaluacién y de retroalimentacién de nuestros proyectos. Pero todavia queda mucho por hacer y el reto es constante, pues la socie- dad se transforma continuamente. De las piedras, de los objetos, de la fuerza del patrimonio en su estado puro, y por tanto, 63 de la visién del cientffico y de la institucién tra- dicional, hemos pasado 2 descubrir, por influjo de lo que estaba pasando en otros entornos culturales, que los museos comunican. Hemos avanzado mucho cuando flegamos a la conclu- sién de que el museo no és sdlo un bonito edi- ficio disefiado por un prestigioso arquitecto, que se inaugura con escasas infraestructuras culturales en un pats rico en administraciones piblicas, aunque pobre en las tareas de planifi- cacién y coordinacién. Victor ha preguntado por qué se centran los esfuerzos en el campo de los nuevos proyectos. Hay muchas razones que lo explican. Qué pasa con las viejas infraestructuras?, is que no mere- cen ser consideradas como algo importante? Hay cuatro factores que destacarfa: En primer lugar, que es mucho més feicil cons- ttuir ex novo, tanto un edificio como un proyec- to. Esto comporta que un equipo de personas no modemnicen algo que esté viciado algunas veces, y que ejerce reticencias al cambio, impli- cando un gasto de dinero piiblico que no se va a ver, pues nuestra vida cultural, aunque cada vez menos, todavia esté influenciada por unas eternidades que tienen una duracién limitada de cuatro afios. Este es uno de los temas que afectan al valor y el papel del influjo de las ideas en la determinacién formal de los espacios de presentacién de patrimonio. La idea de que lo "nuevo" es mejor, en detrimento del valor de "modernizar" lo viejo. Esto indica una determi nada concepcién del tiempo en la vida cultural:

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