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ANTENAS EN LAS NUBES

La última vez que plantaron antenas


en las nubes de mi barrio,
tuvimos bosques de sótanos
con cimientos como copas de arboleda.

El señor del primero tuvo vértigo,


tú no supiste encontrarme
y al portero le sorprendieron
barriendo las puertas del cielo.

Las vecinas me adoraron


por cardarles los cabellos;
Los pájaros lloraron por alejarles
de su ser, haciendo que las nubes
creyeran que por fin llovía en ellas.

Tú quisiste esposarme al ático


para que no cayera,
cuando siempre lo habías hecho para
que no volara libre,
y descubrí que cada vez que me dejo
una anilla en el dedo
explosionan ciudades de fondo
con miles de colores
para que podamos echar las fotos
que hasta ahora guardamos en la memoria.

Cae la tarde a ras de suelo,


entre tejados ajados,
con tejas sueltas
que creen ser adoquines
con sueños húmedos
porque por fin vas a dejar
de pisarlos y van a caer entre tus piernas.

Anochece pues, y todo parece


volver a su sitio,
aunque el lugar no sea más que circunstancia
y tú te hayas vuelto a marchar,
alegando que te da vértigo
el estar conmigo en la terraza,
tan cerca de la luna,
que temes que tus sueños se cumplan
y tengas entonces que dejarme de querer.

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