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Buena interpretación

Sería imposible emitir nuestro punto de vista sobre los diversos tópicos sin antes explicar
brevemente lo que es nuestra organización y pensamiento, por lo que brindaremos antes
una breve definición y aclaración de estos:
Para comenzar, quisiéramos señalar algunos conceptos errados que nos son impuestos
en su mayoría por el prejuicio y la desinformación. Nuestro nombre puede parecer
engañoso y motivo de controversia para algunas personas; sin embargo, no queremos que
se nos juzgue por nuestra “portada” sin haber profundizado en lo que creemos. Nosotros
no realizamos actos vandálicos, ni lastimamos a ningún ser, ni mucho menos hacemos
sacrificios de ninguna clase, pues respetamos la vida y la abrazamos con fuerza; incluso,
muchos de nosotros somos activistas que luchamos por los derechos de personas,
animales y el bienestar ambiental.
Nosotros no adoramos a un ser, ni bondadoso ni maligno, que se encuentre debajo, ni
arriba, ni en otras dimensiones. Pese a la creencia popular que pueda traer a la mente
nuestro nombre, creemos ante todo en nosotros mismos y nuestro potencial, siendo el
arquetipo y simbolismo del Lucifer grecorromano la figura patrona de nuestro ascenso en
la superación personal. Lucifer significa portador de la luz y pertenece al mundo clásico, el
de la antigüedad y el de nuestra cultura occidental; las mezclas posteriores con la figura de
un ser maligno, a la usanza del maniqueísmo y zoroastrismo en un combate de dualidades
son parte de las grandes religiones abrahámicas, y en específico, de las malas
traducciones del canon que constituye los textos sagrados de su fe. ¿Por qué entonces
elegimos a Lucifer, el enemigo del judeocristianismo? Pues porque es para nosotros un
símbolo rico de una nueva filosofía y espiritualidad centrada en lo racional que va mucho
más allá de una sola cultura y su pensamiento, un símbolo clave para el auto-
descubrimiento en nuestro interior. Para nosotros Lucifer es el conocimiento y la búsqueda
del intelecto, además de la evolución de cada uno en su propio camino y en su propia
forma de vida. Lucifer, por lo tanto, no es para nosotros un ser con cornamenta, cola y
tridente.
Nosotros creemos en el hombre y sus propias capacidades, creemos en el aquí y el ahora,
y no necesariamente en mundos más allá de la carne que no puedan ser comprobados.
Por ende, somos humanistas y apostamos por el desarrollo de nuestra especie, en
armonía y ayuda a las demás, pues nuestra responsabilidad por la auto-preservación se
extiende a vivir en un mundo mejor, más justo y que se preocupe por el bienestar del
ecosistema.
Más que una religión, somos una hermandad filosófica internacional basada en las ideas
antropocéntricas antes mencionadas, fraternidad que se ha expandido desde EE.UU.
hasta llegar ahora a nuestras tierras, no como producto de importación, sino como ideas y
principios básicos con los que los individuos se identifican alrededor de todo el globo.
Somos una Iglesia en el sentido antiguo de la palabra, una reunión de individuos con ideas
y metas afines, no un centro de adoración, y compartimos con los nuestros el apoyo para
progresar. En ese mismo sentido, cuestionamos el sentido común de los conceptos y
normas sociales a favor de nuevas decisiones que nos permitan respuestas progresistas
más objetivas y que beneficien al humano, en lugar de su detrimento y marginación.

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