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El homicida de 34 años, quien fue identificado como Oscar Ureta Martínez, enfrenta una pena
de 15 años o cadena perpetua por asesinar a su conviviente, la uruguaya Juanita Fernández
Fontes, de 30 años.
El agresor había sido denunciado por su pareja por violar a una de sus hijas, de una relación
anterior, y por violencia doméstica.
Este sería el "feminicidio" número 49 de este año por parte de sus maridos o parejas, según
el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam).
Un reciente estudio realizado en Chile sobre el "feminicidio" encontró que los agresores no
tienen conciencia de que la violencia intrafamiliar es un delito, y lo mismo ocurre con algunas
mujeres.
Los agresores son mayoritariamente hombres que buscan una relación de poder sobre la
víctima, y se vuelven peligrosos, llegando a asesinar a su pareja.
Un caso que conmocionó a la sociedad chilena fue el de un hombre que roció gasolina y le
prendió fuego a su auto cuando se encontraba en su interior su esposa embarazada de ocho
meses. La criatura se salvó, pero la mujer lleva más de dos meses en el hospital.
La autora del estudio, la abogada Lidia Casas, comentó que los hombres agresores "no
logran entender que su conducta es reprochable social y penalmente".
Recordó a un abogado defensor que argumentó que "hay que entender a estos hombres:
trabajan mucho y llegan a la casa cansados del trabajo y encuentran que su mujer anda
comadreando con la vecina".
"Eso grafica lo que mucha gente piensa respecto a la violencia intrafamiliar", concluye la
abogada, quien agregó: "Si no lo tienen incorporado los operadores de la justicia, qué se le
puede pedir a los imputados".
El estudio señala que el cambio cultural incluye a las mujeres, porque "no falta la mujer que
dice 'es mi marido, por algo me pega'. Hay quienes entienden las relaciones con escenas de
celos y maltrato" .
Eduardo Sepúlveda, defensor nacional, afirmó que poco a poco se ha logrado sensibilizar a
los abogados defensores, pero no todos entienden el carácter de este delito.
"Queremos que el defensor le haga comprender a su defendido que maltratar a una mujer es
un hecho grave, significativo para la sociedad, y que no lo queremos volver a tener como
cliente", agregó.
La violencia no es campo exclusivo de los hombres. El estudio muestra que 15 por ciento de
mujeres agresoras también basan la violencia en una relación de poder, pero hay matices.
Se concluye que las mujeres que no pueden aceptar la ruptura del vínculo amoroso con su
pareja no resultan peligrosas; no buscan reestablecer la relación de poder con su pareja y
sólo quiere vengarse, rayar el auto o romper sus vidrios, por ejemplo. En estos casos, la
mujer no es una figura que sea un riesgo para la seguridad del marido.
En el caso del hombre, éste por lo general hostiga a su cónyuge, la persigue, no acepta que
ella lo haya dejado, que tenga otra pareja, y todo ello se convierte en una espiral de
violencia, que puede terminar en un "feminicidio".
En Chile, los hombres agresores tienen en su mayoría entre 21 y 29 años. Se aduce que eso
se debe a que en la población más joven se ha entendido la necesidad de denunciar y no
acostumbrarse a una violencia habitual. La violencia también se produce en los rangos de
mayor edad.
Los casos de violencia familiar no sólo se registran en familias pobres, sino también en los
sectores medio y alto de la sociedad chilena, aunque los que se producen en los estratos
ricos no se divulgan por la prensa.
La pasada semana quedó en libertad una mujer que mató de dos disparos a su marido en
Santiago, tras comprobarse que el hombre abusaba de ella diariamente. El juez acreditó que
hubo legítima defensa.