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Título: La Corte Suprema como guardián político de la "esencia de la forma republicana
de gobierno"
Autor: Spota, Alberto Antonio
Publicado en: RDA 2016108, 05/12/2016, 1116
Cita Online: AP/DOC/1117/2016
Introducción
La CSJN, al actuar en grado de apelación extraordinaria, ha adquirido el oficio de escoger, precisamente,
aquellas causas donde guste pronunciarse, sabiendo aguardar la ocurrencia de la oportunidad adecuada para así
hacerlo. Habla incluso cuando calla, pues a no dudarlo pese a tener dicho que los resolutorios emitidos en los
términos del art. 280 del CPCCN no permiten inferir mérito sobre el fondo del asunto, lo cierto es que redundan
en asentimiento y confirmación de lo acaecido; con la peculiaridad de que nada de lo allí sustanciado tienda a
adquirir entidad pública. Poco más que la carátula de autos puede desprenderse de tan parcos resolutorios,
extremo que dificulta su acceso por parte de la comunidad jurídica. En sus antípodas, al sentenciar, vrg., en los
términos del art. 16 de la ley 48, lo hace también de modo deliberado; mas no sólo consciente de los efectos
jurídicos que su decisorio acarreará, sino que también de las implicancias y consecuencia metajurídicas que de
allí habrán indefectiblemente de derivarse, incluso para terceros ajenos a la litis. En estos supuestos, con
independencia de que confirme o tache uno determinado precepto, actúa como poder del Estado llamado a
exteriorizar una política rectora de gobierno; máxime de considerar que toda sentencia importa un acto de
soberanía, implique o no ejercicio del control de constitucionalidad.
Los autos anotados acuden a la CSJN por vía de hecho. Conforme el tribunal refiere, nada de lo ventilado
revestía entidad de cuestión federal. Por lo tanto, hubiera sido atinado vaticinar que corrieran la suerte marcada
por el art. 280 del CPCC, tal como es de estilo. Si bien la apelación resultó debidamente desestimada con
pérdida del depósito del art. 286 del CPCCN, no lo fue por conducto de tal dispositivo procesal. Por el contrario,
la CSJN le dedicó varias páginas a dar cuenta de la inexistencia de cuestión federal alguna, extremo por demás
infrecuente y notorio. Cabe así preguntarse la razón por la que gustó denodadamente tallar, sin ahorrar
esfuerzos, en aras de resaltar lo obvio y evidente y, así, tributarle cuantiosos párrafos al diferendo, amén de la
nitidez con la que se aprecia, reinsisto, la ausencia de derecho federal comprometido y conculcado. Se impone
también indagar la razón por la que optó por hacerse oír a propósito de la legitimación del actor, cuando bien
hubiera podido rechazar todo agravio en aplicación del art. 280 mentado, dado que en definitiva confirmó
íntegramente lo decidido por el tribunal apelado.
De allí la necesidad de estar lo debatido, a fin de ahondar en aquello que el tribunal dispuso adrede y con
estridencia resaltar, en aras de sentar posición a los ojos de los operadores jurídicos y políticos. Lo concreto es
que vino a redefinir su jurisdicción y competencia, al extremo de autoposicionarse como guardián último "de
todo asunto donde se encuentre en jaque los pilares de la arquitectura de la organización del poder diagramada
en la Ley Fundamental". Ello, a fin de arrogarse la revisión de dichas controversias de suma y trascendental
importancia política que con apego a la doctrina tradicional mal hubieran podido ser materia de debate ante
los tribunales de Justicia en general y ante los estrados de la CSJN en singular al carecer hasta entonces de
legitimado activo, óbice para la existencia de causa.
Como derivación forzosa, el Poder judicial vino, a su vez, a aquilatar su ya consabida condición de poder del
Estado, pues, en base a lo resuelto, se ha autoerigido como árbitro final de "situaciones excepcionalísimas, en
las que se denuncia que han sido lesionadas expresas disposiciones constitucionales que hacen a la esencia de la
forma republicana de gobierno". A tal fin sentenció que "la simple condición de ciudadano resultaría suficiente
para tener por demostrada la existencia de un interés "especial" o "directo" (Considerando 9º), con lo que
incrementó sensiblemente su jurisdicción llevándola mucho más allá de lo previsto por el art. 2 de la ley 27, al
extender enormemente las nociones de legitimación y causa, llegando al límite de lo admitido por el art. 43 de la
CN, sin por ello rebalsarlo. Ganó para con sí un amplio espectro competencial, que supo hasta entonces por
propia y exclusiva decisión serle extraño y esquivo, al considerarlo aserto de neto tinte político, desprovisto de
"causa".
La causa anotada y la doctrina de la CSJN
El Colegio Público de Abogados de Tucumán impugnó judicialmente, en instancia local, ciertas reformas
introducidas por la convención constituyente local, en 2006, al texto base provincial. Arribada la causa ante el
superior tribunal de justicia local, no sólo fueron acogidos algunos de los cuestionamientos deducidos sino que
también se le reconoció a la institución abogadil legitimación activa. Contra dicho decisorio dedujo la Provincia
recurso extraordinario. Denegado que fuera, motivó la interposición de pertinente queja que, a su vez, diera
lugar a la sentencia que, gracias a la gentil invitación de la distinguida Dra. Estela Sacristán, me permito aquí
comentar.
La causa obraba huérfana de contenido federal, al no darse ninguno de los supuestos contemplados por la
CSJN aptos para revisar el quehacer de los poderes constituyentes de provincia. Ello, pues sólo habilitó su
instancia para invalidar constituciones locales cuando de su articulado proviniesen: i) afectaciones al reparto
federal de competencias (art. 121 de la CN) (1) o ii) contradicciones insalvables con el esquema republicano
previsto para el gobierno central (art. 5 CN) (2). También lo hizo para iii) evitar la conculcación de derechos y
garantías federales (arts. 5 CN) (3) o iv) nulificar la arrogación de imperio y jurisdicción sobre territorios ajenos,
en agravio al inc. 15 del art. 75 de la CN (4). Incluso, obiter dictum, v) admitió la posibilidad de intervenir en
aras de resguardar la legalidad sustancial del proceso de reforma constitucional (5). Nada de ello ocurría en
autos.
Por el contrario, la sentencia en crisis calibraba enteramente en derecho local, por varios motivos: i) la
invalidación o declaración de inconstitucionalidad de ley local no hace cuestión federal, lo que frustra la
procedencia del recurso establecido en el art. 14 de la ley 48; ii) todo cuanto atañe a la legitimación procesal del
Colegio tucumano concierne, con estrictez, al derecho procesal local; por lo que mal puede la CSJN salvo
fragrante arbitrariedad o supina denegación de justicia revisar los dispuesto por la justicia de provincia; iii)
menos aún, reitero, en el marco de causas regidas por derecho provincial; ya que, de lo contrario, iv) el tribunal
cimero violará la autonomía provincial al entrometerse en asuntos reservados a la judicatura local (arts. 121, 122
y 123).
La Argentina es un Estado republicano y federal, con lo que las provincias resultan competentes para darse
sus propias instituciones y regirse conforme ellas con independencia del poder central. No por ello la autonomía
provincial ampara violaciones a las previsiones del art. 5 de la CN, que les exige que procedan en consonancia
con lo allí previsto so riesgo de intervención federal. Tal fue la tesis originaria de la CSJN. Encontraba cobijo en
lo que sigue: el constituyente originario de 1860 vino a alterar lo dispuesto, sobre la cuestión, por el también
originario de 1853. Así, en vistas a satisfacer las pretensiones de los hombres del (hasta entonces) Estado de
Buenos Aires, incrementó notablemente las capacidades atribuidas a los poderes de provincia, en detracción,
inversamente proporcional, de las confiadas al poder central en 1853. En esta orden, la reforma de 1860
suprimió la competencia de la que gozaba el Congreso Nacional de examinar y eventualmente observar las
constituciones de provincia, de modo preventivo y con carácter previo a su entrada en vigor (6); tal como lo
hiciera a propósito del texto mendocino de 1854. Y eliminó también, mas de la jurisdicción de la CSJN, la
autoridad para conocer de los conflictos habidos entre poderes públicos de una misma provincia (7); facultad
que el tribunal jamás llegó a desplegar. Conforme ello, la CSJN en punto al derecho local sólo se permitió
sanear agravios a la repartija de competencias (8), mas se abstuvo de conocer en asuntos en los que se ventilase
el empleo que las provincias hiciesen de sus facultades reservadas; doctrina que no flanqueó, incluso, ante
invocaciones de gravedad institucional o arbitrariedad. Y tampoco ante argumentaciones de haberse subvertido
la forma republicana de gobierno; dato que hace en esencia al meollo que nos ocupa. La intervención federal
remedio reparador y no preventivo constituía el único recurso previsto para suspender la autonomía a fin de
tornar operativos las pautas del art. 5 de la CN.
Lógicamente que tales asertos fueron considerados doblemente políticos, pues si bien el ejercicio del poder
constituyente local estaba reservado a los poderes de provincia, la observancia de lo prescripto en los arts. 5 y 6
era del resorte de los otros dos poderes del Estado nacional (9). Tamaña posición supo ser rotunda y tajante,
amén del procedente de Fallos: 269:243. Era derivación del self reatraint, nacido de las "reglas de Cooley" y
"reglas de Brandeis". En este orden de ideas, la CSJN sentenció que conocer del caso hubiera implicado revivir
el art. 5º de la Constitución del '53, pero transfiriendo a la CSJN la facultad que aquel precepto atribuía al
Congreso (10). Por ello, el control de la CSJN sobre las constituciones provinciales se limitó en términos
tradicionales a conjurar agravios a la distribución de competencias, mas no a resguardar a mérito del art. 5º de
la CN su analogía con la forma republicana del gobierno federal; función, está última, de la estricta
incumbencia de los demás poderes del Estado nacional.
Esta jurisprudencia quedó relegada a mediados de la década del '80, en virtud de la CSJN integrada al
recupero de la democracia. Muestra de ello es que el tribunal se permitió conocer de cuestiones que a su propio
entender habían resultado ajenas a su competencia por revestir naturaleza política. En esta lógica, no sólo gustó
velar sino que también garantir la observancia de los cánones establecidos en el art. 5º de la CN (11), llegando
incluso a declarar la inconstitucionalidad de constituciones provinciales al resultar incompatibles con el formato
adoptado por el gobierno central (12) o afectar derechos y garantías federales (13), criterio este último que
conocía de un antecedente remoto y aislado (14). Vino así la CSJN a constituir, con sustento en el art. 5º de la
CN, un nuevo supuesto de agravio federal, al exigirle a las provincias so tacha de inconstitucionalidad que se
den instituciones de gobierno de corte republicano semejantes a las del poder central y observen los derechos y
garantías federales. En suma: se arrogó la competencia de cotejar la organización jurídicapolítica provincial
desde la perspectiva del art. 5 de la CN y de advertir alguna incongruencia permitirse invalidar la disposición
local.
No por ello el tribunal prescindió del requisito de causa o controversia. Muy por el contrario, lo exigió en los
términos de la ortodoxia jurisprudencial erigida en torno a los arts. 116 y 117 de la CN y 2 de la ley 27 (15).
Mas luego admitió la sustanciación de tales reclamos en los términos del art. 322 del CPCCN, sin por ello
asignarle a la legitimación un alcance remotamente compatible con la del fallo que nos ocupa. He aquí lo
novedoso del precedente anotado, pues viene a dilatar exponencialmente los supuestos de legitimación habidos,
con lo que incrementa proporcionalmente la noción de causa, lo que permite aseverar que la CSJN redefinió
pretorianamente en beneficio propio su propia jurisdicción, alcanzando controversias que anteriormente a su
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legal entender escapaban y con creces de su órbita de actuación, por corresponder a los demás poderes del
Estado nacional o provincial. Dio vida a un proceso colectivo, sumamente novedoso y original, desde ya
admisible a la luz del art. 43 de la CN; precedente de enorme y trascendental relevancia, con atributos
suficientes para posicionarse en el panteón de aquellos otros que hacen a la más distinguida línea jurisprudencial
del tribunal. Me refiero, va de suyo, a aquellos por lo que se erigió i) el control de constitucionalidad (16); ii) el
recurso extraordinario por arbitrariedad de sentencia, sea articulado contra decisiones recaídas en causas
judiciales (17) o antiguamente consabidos como políticas, resulten éstas de índole local (18) o federal (19); iii)
la acción de amparo, sin mengua de que importe proceso individual (20) o colectivo (21); iv) la gravedad
institucional (22); v) la acción declarativa de inconstitucionalidad (23) y vi) la revisión plena de todo acto
administrativo que conculque derechos subjetivos (24), lo que va de la mano con vii) la garantía de la doble
instancia en materia penal (25), etc.
Lejos de tutelar derechos y garantías consagrados (en la parte dogmática y en el art. 75 inc. 22 de la CN) en
beneficio de las personas, la novel jurisprudencia aquí anotada redunda en provecho de las instituciones
públicas. Pone así el acento en la parte orgánica, siendo la "esencia de la forma republicana de gobierno" el bien
jurídico objeto de resguardo, lo que repercute, naturalmente, en provecho de la comunidad toda. Así, queda
expedita la vía para accionar contra una variedad harto significativa de actos que amén de su ostensible
inconstitucionalidad habrían permanecido blindados y vigentes hasta su expresa derogación al situarse fuera
de toda controversia judicial por no mediar hasta entonces legitimado apto para su impugnación. Amén del
nomen juris que pretenda asignársele y de las prevenciones exteriorizadas por el tribunal en su párrafo 12º (26),
lo cierto es que la CSJN creó un nuevo supuesto de acción colectiva (llamada únicamente a resguardar la
vigencia del sistema institucional) que tiende a posicionarse en las puertas de la acción popular.
Esta tesitura está fuertemente sazonada por qué no asumirlo con determinados ribetes que sin duda
provienen de la doctrina de la gravedad institucional pues, por conducto del la acción que aquí vemos surgir, el
tribunal se asume competente para emitir verdaderos acto de imperio de altísimo voltaje institucional
interesándose por gobernar aquello que excede y con creces el dato de lo jurídico y trasciende, incluso, los
derechos subjetivos de las partes en pugna, al incidir, políticamente, sobre la suerte de cuanto conmueva a los
cimientos mismos del Estado.
La CSJN según su rol tribunal de justicia, de equidad y de poder político
El control de constitucionalidad, visto desde el ángulo de los efectos de la sentencia, consistió en su
génesis en llevar Justicia al caso concreto, con prescindencia de lo prescrito en ley general. Es decir, el patrón
de Justicia que gobierna el ordenamiento positivo democrático radica en imprimir soluciones análogas a
supuestos que así lo sean, más allá de todo disvalor que la norma pudiese contraer. Y esto ocurre, pues todo
precepto máxime si proviene de la lógica racional normativa va dictado en términos de abstracción y con
pretensiones de universalidad; a fuerza de considerar la imposibilidad real de contemplar y atender,
puntualmente, cada supuesto de corte peculiar que bien correspondiera que quedase excluido de su campo de
aplicación, por generar, en el caso concreto, implicancias inequitativas no queridas.
A fin de paliar las inequidades imprevistas y colaterales por cierto originadas en la sanción de un acto de
alcance general, el derecho previó remedios tendientes a llevar justicia al caso concreto, tal como ocurre, por
ejemplo, con el indulto y en lo que aquí interesa con el control de constitucionalidad. Así, este se ofreció, en
un principio, como una respuesta pretoriana de equidad, llamada a desaplicar la norma al supuesto en sí, en
puntual y exclusivo beneficio de quien judicialmente invoque y demuestre que le afecta y lesiona un derecho
subjetivo de matriz constitucional del que resulte titular. Siendo que el precepto no resulta derogado, mal pierde
validez ni tampoco vigencia amén de la tacha de inconstitucionalidad. Por el contrario, la norma permanece en
pleno vigor, pues surte efecto en absolutamente todo otro caso, salvo que medie declaración de
inconstitucionalidad firme en igual sentido. Deviene así la norma en inequitativa, lo que permite sustraer al
particular de su alcance sin por ello expulsarla del ordenamiento jurídico, con lo que el control de constitucional
nació y fue concebido cual mecanismo corrector para el caso singular en sí y no fuera de él de los desquicios
normativos, haciendo las veces de paliativo de equidad.
Párrafo aparte merecen aquellas sentencias estimatorias de inconstitucionalidad, recaídas en procesos
colectivos o no, que revistan efectos erga omnes; pues, allí, al asimilarse en sus efectos a las dictadas por los
Tribunal Constitucionales, adquieren alcance derogatorio (27). Tal fenómeno, de incipiente y no lejana
aparición en estrados originariamente revestidos a la usanza judicial estadounidense, exorbita el control de
constitucionalidad del reducido plano de la equidad, cobrando, en consecuencia, entidad de ejercicio de poder
político pleno y eficaz, apto para redimensionar la ratio habida entre los tres poderes del Estado, como así
también entre la CSJN y los gobiernos de provincia.
La doctrina proveniente del fallo que nos atañe anudada al alcance erga omnes de determinados sentencias
adquiere una dimensión revolucionaria, por cuanto, engarzado lo uno a lo otro, puede predicarse, sin mayores
dudas, que nos hallamos en las vísperas del control de legalidad con efectos derogatorios.
Conclusión
Con este precedente la CSJN ha profundizado, de modo exponencial, la autoridad que a mediados de la
década del '80 se arrogara de coparticipar junto a los Poderes Legislativo y Ejecutivo en el deber que
exclusivamente sobre estos últimos hasta entonces reposaba, consistente en velar por la observancia de las
pautas del art. 5 de la CN.
Como es de presumir, esta línea jurisprudencial suscita varias consideraciones: Conforme la tónica
tradicional y con asiento en los arts. 6, 75 inc. 31 y 99 inc. 20 de la CN, la CSJN supo considerar que era de la
exclusiva incumbencia del Congreso de la Nación y en su caso del PEN dilucidar el cumplimiento en las
provincias de los patrones del art. 5 de la CN, en aras de articular, de considerarlo necesario, la intervención
federal. En sus antípodas, la jurisprudencia nacida a medidos de la década del '80 pasada comportó un muy
relevante incremento de las competencias del Tribunal, en un doble sentido, pues al velar por la observancia de
tal disposición no sólo avanzó sobre las atribuciones resultantes de los demás poderes políticos federales sino
que también se volcó a revisar el criterio político escogido por las autoridades de provincia en ejercicio de las
facultades consagradas en los arts. 5, 121, 122 y 123 de la CN.
Siendo que a mediados de los '80 la CSJN procuró perfeccionar el funcionamiento de las instituciones
locales en vista a conciliar su correspondencia con aquellos principios rectores que las mismas provincias se han
juramentado respetar al suscribir la CN (28) y que hoy, en el fallo anotado, aspira a garantir la esencia de la
forma republicana de gobierno, es dable asumir que el tribunal coadyuva, en ambos momentos, en un idéntico
sentido y propósito, de matriz institucional; lo que permite advertir la existencia de una misma línea
jurisprudencial, cuya mutación sólo radica en el dato de la legitimación.
Esta jurisprudencia opera de paliativo ante puntuales deficiencias de orden local que comprometan la
vigencia de la forma republicana (art. 5 de la CN), pero que pese a ello no alcancen a revestir a criterio de los
poderes eminentemente políticos del Estado Federal tal envergadura y trascendencia como para justificar la
intervención federal; motivo por el cual deviene conveniente que el auxilio de dichos poderes permanezca inerte
siendo suplido por la intervención del Poder Judicial en atención al costo que su actuar implicaría.
Hago votos para que esta doctrina sea prontamente reproducible a escala federal, en el sentido de admitir tan
excepcional legitimación cuando medie afectación a los pilares mismos del plexo fundamental. Ello dará lugar a
una acción sumamente saludable e imprescindible para el suerte toda de la República Argentina siempre que se
la ejerza con debida prudencia y mesura apta para depurar actos inconstitucionales hasta entonces
insusceptibles de impugnación. De más está decir que su real eficacia y dimensión dependerá, en definitiva, de
la auctoritas de la que el tribunal sea acreedor, fruto del prestigio del que resulte depositario por parte de la
opinión pública.
(1) Don Juan F. Shary contra la Municipalidad del Rosario, por cobro ejecutivo de pesos Fallos: 103:373
(1906); Compañía Alemana de depósito de carbón limitada, contra la Municipalidad de Santa Fe, por cobro de
pesos Fallos: 124:379 (1916); Don Domingo Etcheverry contra la provincia de Mendoza, sobre reivindicación.
Incidente por cobro de honorarios Fallos: 133:161 (1920); Don Amadeo Zorraguieta y Don Arturo Funes, en el
juicio seguido por la Municipalidad de Godoy Cruz, contra el Ferrocarril Pacífico, sobre cobro de pesos Fallos:
146:122 (1926); Don Antonio Pautasso contra la Provincia de Santiago del Estero, sobre ejecutivo de honorarios
Fallos:147:88 (1926); Don Modesto González contra la provincia de Santiago del Estero, por cobro de
alquileres. Inconstitucionalidad del artículo 6º de la Constitución local Fallos: 159:326 (1930); Don Cecilio
Espinosa contra la Provincia de Santiago del Estero, sobre cobro de pesos Fallos: 171:9 (1934); Compañía Luz y
Fuerza Motriz v. Municipalidad de Córdoba, ejecución de sentencia Fallos: 188:383 (1940); S.A. LIEBIG'S
EXTRACT of MEAT Company v. PROVINCIA de ENTRE RIOS Fallos: 284:458 (1972); Banco del Suquía c.
Tomassini, Juan C. (Fallos: 325:428) (2002) y Romero, Carlos Ernesto c/ Andrés Fabián Lema s/ desalojo
recurso de casación e inconstitucionalidad CSJN, 23.06.09.
(2) Fallos: 311:460; Iribarren, Casiano Rafael c/ Santa Fe, Provincia de s/ acción declarativa (Fallos:
322:1253) y Álvarez, Raúl José c/ Santa Fe, Provincia de s/ acción declarativa , Sentencia de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación del 14 de octubre de 1999.
(3) El doctor Pedro Llanos solicitando la excarcelación de los procesados por el delito de rebelión, Antonio
Abregú, Francisco Matos Molina y otros; sobre constitucionalidad (Fallos: 102:219) y José Eduardo Ormache
(Fallos: 308:934) y Alianza Frente para la Unidad Elecciones Provinciales Gobernadores y Vicegobernador,
Diputados y Senadores Provinciales 2001 (Fallos: 324:3143).
(4) Total Austral S.A. c/ Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Provincia de s/ Acción
declarativa. (Fallos: 326:3368).
(5) Antonio Jesús Ríos Fallos 316:2743 (1993), donde se anticipó seis años a lo dicho en Fayt, Carlos
Santiago c/ Estado nacional s/ Proceso de Conocimiento Fallos 322:1612 (1999).
(6) Ver arts. 5 y 64 inc. 28 del texto de 1853.
(7) Ver arts. 5 y 64 inc. 28 del texto de 1853.
(8) Don Domingo Mendoza y hermano, contra la Provincia de San Luis, sobre derechos de esportacion (sic)
(Fallos: 3:131) (1866); El Procurador Fiscal de la Provincia de San Juan contra el Prior del Convento de Santo
Domingo, por el precio de una finca de dicho convento; sobre inconstitucionalidad de una ley (Fallos: 10:380)
(1871) Don Felipe López contra la Provincia de EntreRíos, por cobro de pesos, sobre inconstitucionalidad de
un impuesto (Fallos: 21:498) (1879); La sucesión de Doña Tomasa Velez Sarsfield contra el consejo de
educación de la provincia de Buenos Aires, sobre inconstitucionalidad de impuesto (23:647) (1882); José Benci
y Cª, contra D. Abrahan Medina; sobre inconstitucionalidad de un impuesto (Fallos: 26:94); La sucesión de Don
Cipriano de Urquiza, contra la sucesión del General D. Justo J. de Urquiza, por reivindicación; sobre
procedencia del recurso del artículo 14 de la ley de jurisdicción de los Tribunales Federales. (Fallos: 35:302) y
Candioti de Iriondo (Fallos: 76:351); Aquiles Galetti c/ Pcia. de San Juan (Fallos: 148:65) y Viñuales contra
Provincia de Jujuy (Fallos: 149:188); Viñedos y Bodegas Arizu c/ Provincia de Mendoza (Fallos: 156:20); Luis
A. Miranda y Otro (Fallos: 219:400) y Hugo Vaca Narvaja v. Antolín Pérez (Fallos: 220:911); S.A. Indunor
C.I.F.I. v. Chaco (Fallos: 286:301); Fábrica Argentina de Calderas S.R.L. c. Provincia de Santa Fe (Fallos:
308:2569); Disco S.A. v. Provincia de Mendoza (Fallos: 312:1437); Municipalidad de la Ciudad de Buenos
Aires (Fallos: 315:660); Banco del Suquía c. Tomassini, Juan (Fallos: 325:428) y Romero, Carlos Ernesto c/
Andrés Fabián Lema s/ desalojo recurso de casación e inconstitucionalidad , CSJN, 23.06.09.
(9) El Doctor don Joaquín M. Cullen, por el Gobierno provisorio de la provincia de SantaFé, contra el
Doctor don Baldomero Llerena; sobre inconstitucionalidad de la ley nacional de intervención de la Provincia de
SantaFé, y nulidad de los actos del Interventor (Fallos: 53:420) (1893); Compañía Azucarera Tucumana contra
la Provincia de Tucumán, por devolución de sumas de dinero e inconstitucionalidad de ley, sobre competencia
(Fallos: 141:271) y Don Alejandro Orfila interpone recurso de habeas corpus a favor de Alejandro Orfila
(Fallos: 154:192) (1929).
(10) Fallos: 141:217; 177:390; 184:639; 187:79; 190:397; 206:21, 312; 210:1031 y 1113; 211:682;
212:105; 215:157; 216:267; 238:320; 251:340, 252:60; 253:454; 261:103; 262:104 y 212; 263:12 y 264:7 y 373.
(11) Fallos: 308:490, 961 y 1745; 310:804; 311:2484 y 317:1162.
(12) Fallos: 311:460; Iribarren, Casiano Rafael c/ Santa Fe, Provincia de s/ acción declarativa (Fallos:
322:1253) y Álvarez, Raúl José c/ Santa Fe, Provincia de s/ acción declarativa , Sentencia de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación del 14 de octubre de 1999.
(13) José Eduardo Ormache (Fallos: 308:934) y Alianza Frente para la Unidad Elecciones Provinciales
Gobernadores y Vicegobernador, Diputados y Senadores Provinciales 2001 (Fallos: 324:3143).
(14) El doctor Pedro Llanos solicitando la excarcelación de los procesados por el delito de rebelión,
Antonio Abregú, Francisco Matos Molina y otros; sobre constitucionalidad (Fallos: 102:219).
(15) Fallos: 12:372; 24:248; 95:290; 107:179; 115:163; 156:318; 242:353 y 243:176.
(16) Causa Número V. Criminal. Contra Ramón Ríos (alias Corro), Francisco Gómez y Saturnino Ríos, por
salteamiento, robo y homicidio, perpetrado abordo del pailebot nacional Unión en el Río Paraná. (Fallos 1:32)
(1863); Don Domingo Mendoza y hermano, contra la Provincia de San Luis, sobre derechos de esportacion (sic)
(Fallos 3:131) (1866); D. Eduardo Sojo, por recurso de Habeas Corpus, contra una resolución de la H. Cámara
de Diputados de la Nación (Fallos 32:120) (1887) y La Municipalidad de la Capital contra doña Isabel A. de
Elortondo, sobre espropiación (sic); por inconstitucionalidad de la ley del 31 de octubre de 1884 (1886).
(17) Don Celestino M. Rey contra Alfredo y don Eduardo Rocha, por falsificación de mercaderías y de
marca de fábrica (Fallos: 112:384) (1909); Doña Milcíades Zapiola de Massera contra el consejo general de
educación de la provincia de Buenos Aires, por interdicto posesorio; sobre jurisdicción originaria (Fallos:
131:387) (1920); O. Bemberg y Compañía en autos con la sucesión del general don Julio A. Roca, sobre cobro
de pesos. Recurso de hecho (Fallos: 133:298) (1921); Victoria Storani de Boidanich e hijo v. Ansaldi, Imperiale
y Bovio (Fallos: 184:137) (1939) y Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires v. Cía. Primitiva de Gas de la
Ciudad de Buenos Aires (Fallos: 217:221 (1950) y 221:568 (1951)).
(18) Alberto Oscar Graffigna Latino y otros (Fallos: 308:961) (1986); Magín Suárez (Fallos: 308:2609)
(1986); Luis Magín Suárez (Fallos: 310:2845) (1987); Ricardo J. Del Val (Fallos: 314:1723) (1991) y A.T.E.
San Juan (Fallos: 317:874) (1994).
(19) Alberto Oscar Nicosia (316:2940) (1993).
(20) Ángel Siri Fallos: 239:459 (1957) y S.A. Samuel Kot Fallos 241:291 (1958).
(21) Miguel Ángel Ekmekdjian v. Gerardo Sofovich y otros (Fallos: 315:1492) (1992); Mujeres por la Vida
c/ Estado Nacional (Fallos: 329:4593) (2006) y Halabi, Ernesto c/ P.E.N. ley 25.873 dto. 1563/04 s/ amparo
ley 16.986 (Fallos: 332:111) (2009).
(22) Ferrocarril Central Argentino Recurso, de hecho en el juicio de Apremio que le sigue la Municipalidad
de La Banda (Fallos: 182:293) (1938); Jorge Antonio (Fallos: 248:189) (1960) y Norma Mirta Penjerek (Fallos:
257:132) (1963).
(23) Constantino Lorenzo v. Nación Argentina (Fallos: 307:2384) (1985); Guillermo Walter Klein (Fallos:
308:1489) (1986); Provincia de Santiago del Estero v. Nación Argentina (Fallos: 307:1379) (1985) y Gomer
S.A. c/ Provincia de Córdoba (Fallos: 310:142) (1987).
(24) Fernández Arias c/ Poggio (Fallos: 247:646) (1960) y Gabriel Telésforo Rosales v. S.A. Cía Azucarera
Tucumana (Fallos: 253:485) (1962).
(25) Horacio David Giroldi (Fallos 318:514) (1995).
(26) Que esta interpretación no debe equipararse a la admisión de la acción popular que legitima a cualquier
persona, aunque no titularice un derecho, ni sea afectada, ni sufra perjuicio. En abierta contradicción a ella, la
legitimación en este caso presupone que el derecho o el interés que se alega al iniciar la acción presentan un
nexo suficiente con la situación del demandante, y aunque no se requiere que sea suyo exclusivo, resulta
evidente que el Colegio en su carácter de persona jurídica de derecho público con la categoría de organismo de
la administración de justicia (art. 17 de la ley 5233) será alcanzado por las disposiciones impugnadas a menos
que por medio del recurso extraordinario federal se evite el eventual perjuicio denunciado.
(27) Halabi, Ernesto c/ P.E.N. ley 25.873 dto. 1563/04 s/ amparo ley 16.986 (Fallos: 332:111) (2009);
Rizzo, Jorge Gabriel , CSJN del 18 de junio de 2013 y Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la
Solidaridad y Otros c/ Ministerio de Energía y Minería s/ amparo colectivo , CSJN del 18 de agosto de 2016.
(28) Fallos: 308:1745; 310:804 y voto del Doctor Adolfo Vázquez en Fallos 322:1253, 1265.