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Victor Corchete
Universidad de Almería
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Objetivo y Aplicaciones
CONTENIDO PÁG.
2
Definición, división y objetivo de la Geodesia
1. ¿Qué es la Geodesia?
Podemos concluir este apartado diciendo que la Geodesia es una ciencia, que desde la
antigüedad, se ha dedicado al estudio de la medida y forma del globo terráqueo, adatándose a
las necesidades de la época para aplicarse a problemas prácticos, como son básicamente la
confección de mapas nacionales e internacionales, así como la preparación de cartas para
aplicaciones específicas como las geológicas e hidrográficas, entre otras. Pudiendo afirmar
que la Geodesia se ha necesitado y seguirá siendo necesaria mientras se proyecten obras
humanas que requieran precisiones cada vez mayores.
2. Problemas de la Geodesia
3
• Determinaciones astronómicas de las latitudes y longitudes terrestres.
3. División de la Geodesia
En esta situación de aislamiento, sucede que la esfera es una figura de equilibrio para
una masa homogénea en reposo, siendo el único movimiento posible para una masa
homogénea que se mueve como un sólido, el de una rotación uniforme alrededor de uno de
sus ejes principales de inercia. Ambas conclusiones, unidas al hecho de que una pequeña
rotación produce un achatamiento de la forma esférica, nos lleva a considerar que la Tierra
tiene una figura de equilibrio dada por un elipsoide de revolución, ligeramente achatado en
los polos, que gira alrededor de un eje que pasa aproximadamente por los polos. Conviene sin
embargo recordar, que la Tierra no es un cuerpo rígido y homogéneo, por tanto este modelo
teórico está muy simplificado. Otra simplificación importante que se ha indicado consiste en
ignorar los efectos gravitatorios de los demás cuerpos del sistema solar, incluido el Sol, sobre
la superficie terrestre. Es un fenómeno bien conocido la existencia de mareas tanto oceánicas
como terrestres y atmosféricas, todas éstas son debidas a la atracción gravitatoria que ejercen
4
sobre la superficie terrestre, principalmente el Sol por su gran masa y la Luna por su cercanía
a la Tierra.
• La Geodesia Regional, que es practicada por cada país con el fin de resolver los
problemas planteados por la Cartografía y la Geografía, entre otras.
Llegados a este punto, hay que recordar que desde la antigüedad el hombre se ha
preocupado por la medida de la Tierra, pero es Aristóteles el primer autor que nos habla de la
medida de la misma, indicando que los matemáticos de la época fijaron el perímetro de ésta
en 400 000 estadios, siendo un estadio aproximadamente 166 m.
5
obteniendo el valor 1/50 parte de un círculo (7º 12'). Entonces, dado que la distancia entre
Alejandría
y Siene era bien conocida en la época
(5.000 estadios), pudo hallar el radio
medio de la Tierra y el perímetro Alejandría
aproximado de la Tierra unos 252.000
estadios (1 estadio de esa época era
Siene
aproximadamente 160 m actuales).
Ecuador
Esta forma de medir arcos y
distancias de forma más bien directa se
utilizó hasta el año 1620, fecha en la que el
abate Picard, nacido en Francia, mide un
arco de meridiano, por medio de una
triangulación compuesta de 13 triángulos.
Las latitudes extremas se determinaron
empleando círculos graduados de tres Fig. 1. Método usado por Eratóstenes para
metros de radio, junto con observaciones medir el perímetro de la Tierra.
astronómicas.
6
En lo que se refiere a nuestro país, desde la mitad del siglo XIX hasta la mitad del
siglo XX, se fueron desarrollando los trabajos destinados a extender una red geodésica
formada por cadenas de triángulos, los cuales corren sensiblemente a lo largo de los
meridianos, paralelos y costas (ver figura 2). Forman parte de esta red las cadenas de enlace
del Archipiélago Balear con la Península, así como los grandes cuadriláteros que ligan nuestra
costa con Argelia y Marruecos. El Archipiélago Canario posee su propia red que liga las islas
entre sí, y éstas con el continente africano (ver figura 2). Los trabajos geodésicos cuyo
objetivo fue la formación del mapa nacional en escala 1:50.000, se iniciaron en 1858
finalizándose en su conjunto hacia 1930. El punto fundamental de la red geodésica nacional o
dátum está en el Observatorio Astronómico de Madrid, cuyo meridiano ha sido utilizado
también como origen de longitudes. Sin embargo, la red geodésica de las Canarias por ser
independiente tiene su propio dátum, el cual se halla en el vértice denominado Pico de las
Nieves, en la isla de Gran Canaria.
Más recientemente y gracias al desarrollo de nuevas tecnologías como GPS, todas las
redes europeas se han podido unificar para formar una sola red de precisión. Esta unificación
ha permitido unir toda el área ibérica con Europa, mediante una red de alta precisión que nos
proporciona actualmente medidas de gran precisión para ciertos puntos, que pueden usarse
como vértices de referencia para realizar tareas científicas o técnicas. Esta unificación ha sido
posible gracias al desarrollo de la red EUREF (ver figura 3), la cual está formada por
estaciones GPS permanentes. Esta red de estaciones permanentes proporciona coordenadas de
alta precisión para diversas aplicaciones tanto científicas como técnicas.
Fig. 3. Mapa de la red de estaciones GPS permanentes que forman la red EUREF.
7
con una precisión centimétrica. Esta red de nivelación que recibe el nombre de UELN (United
European Levelling Network) está representada en la figura 4(a).
(a) (b)
Fig. 4. (a) Mapa de la red de UELN formada por la unificación de todas las redes de
nivelación europeas. (b) Mapa de la red vertical europea EVRS (European Vertical Reference
System).
En el área ibérica esta red posee los vértices de precisión mostrados en la figura 5. Las
coordenadas y alturas de estos puntos, junto con los datos de los otros puntos situados por
toda Europa, pueden descargarse desde internet en la dirección:
http://crs.bkg.bund.de/evrs/tabelle_neu.html
8
Aplicaciones de la Geodesia Geométrica
(a) (b)
Fig. 1. (a) Red geodésica entre dos puntos A y B. (b) Red geodésica de ampliación de base.
(a) (b)
9
En consecuencia, nos planteamos el problema de calcular la diferencia que existe entre
los ángulos (A, B, C) del triángulo geodésico, y los ángulos del triángulo plano asociado (A1,
B1, C1), porque si conocemos estas diferencias, podemos establecer una relación entre ambos
triángulos, de tal forma, que es posible aplicar las conocidas y sencillas fórmulas de
trigonometría plana, a los triángulos geodésicos de la red considerada.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que los triángulos de una red geodésica, poseen
unos lados cuyas longitudes rara vez superan los 100 km, en este caso podemos considerar los
triángulos geodésicos como triángulos esféricos, para los cuales es válida la ley de los
cosenos. Aplicando esta ley al triángulo de la figura 2(a) tenemos
a b c b c
cos = cos cos + sen sen cos A
R R R R R
a b c
cos - cos cos
cos A = R R R
b c
sen sen
R R
a2 a4 ⎛ b2 b4 ⎞ ⎛ c2 c4 ⎞
1 - + ⎜
- ⎜1 - + ⎟ ⎜
⎟ ⎜1 - + ⎟⎟
2R 2 24R 4 ⎝ 2R 2 24R 4 ⎠ ⎝ 2R 2 24R 4 ⎠
cos A =
⎛b b3 ⎞ ⎛ c c3 ⎞
⎜⎜ - ⎟⎟ ⎜⎜ - ⎟⎟
⎝R 6R 3 ⎠ ⎝ R 6R 3 ⎠
a b
habiendo despreciado los términos de quinto grado y superiores, en las cantidades , y
R R
c
. Así, después de multiplicar y agrupar términos obtendremos
R
b 2 + c2 - a 2 a 4 + b4 + c4 - 2a 2 b2 - 2a 2c2 - 2c2b2
cos A = +
2bc 24R 2bc
Ahora bien, para el triángulo plano de la figura 2(b), aplicando la ley de los cosenos, podemos
escribir
a 2 = b2 + c2 - 2bc cos A1
de donde
b 2 + c2 - a 2
cos A1 =
2bc
10
- a 4 - b4 - c4 + 2a 2 b2 + 2a 2c2 + 2c2 b2
sen 2 A1 = 1 - cos2 A1 =
4b2c2
Entonces, combinando las expresiones obtenidas, con la fórmula anteriormente escrita para el
cos A, deducimos que
bc sen 2 A1
cos A = cos A1 -
6R 2
y sabiendo que
A - A1 A + A1
cos A - cos A1 = -2 sen sen
2 2
dado que la cantidad A-A1 es muy pequeña comparada con A, podemos escribir dentro de la
precisión aceptada
A - A1 2A1 bc sen 2 A1
cos A - cos A1 = -2 sen = -(A - A1 ) sen A1 = -
2 2 6R 2
concretamente, la diferencia de ángulos buscada A-A1 podrá escribirse como
bc sen A1
A - A1 = 2
= (área del triángulo plano)/3R2
6R
11
b ⎛ a ⎞ sen B
sen = sen ⎜ ⎟
R ⎝ R ⎠ sen A
donde aplicamos, como hicimos antes, los desarrollos en serie de las funciones
trigonométricas, considerando despreciables los términos de grado cuarto y superiores, en las
a b
cantidades y , teniendo en consecuencia
R R
⎛ 1 ⎞ ⎛⎜ b3 ⎞ ⎛ 1 ⎞ ⎛
⎟⎟ = ⎜ ⎟ ⎜⎜ a -
a 3 ⎞ sen B
⎟⎟
⎜ ⎟⎜b -
⎝ R⎠⎝ 6R 2 ⎠ ⎝ R ⎠ ⎝ 6R 2 ⎠ sen A
si designamos
a3 b3
a - = a - A a = a′ b - = b - A b = b′
6R 2 6R 2
podemos escribir
sen B
b′ = a′
sen A
análogamente para el lado c, tendremos
sen C
c′ = a ′
sen A
De esta forma, introducimos una cantidad As (donde s designa el lado considerado), llamada
aditamento del lado s. Notando que las expresiones anteriores nos permiten escribir ahora
a′ b′ c′
= =
sen A sen B sen C
Estas expresiones constituyen la conocida ley de los senos, de la trigonometría plana;
llevando nuestro problema, como consecuencia de ello, a la resolución de un triángulo plano.
Para llevar a cabo la resolución de una red de triángulos, siguiendo el método de los
aditamentos, operamos como sigue:
2. Con el valor hallado a’ se calculan b’ y c’, empleando para ello la ley de los senos.
b ′3 ≅ b3 c′ 3 ≅ c3
debido a que la diferencia b’ - b es muy pequeña frente a b.
4. Con los valores de los aditamentos obtenidos, podemos escribir finalmente los valores de
los lados buscados (b, c), en la forma
12
b = b′ + A b c = c′ + A b
6. Determinación de distancias
En primer lugar, hay que decir que la forma de llevar a cabo las medidas directas que
conlleva el cálculo de una base, ha cambiado mucho desde la antigüedad hasta nuestros días.
Esta evolución es continua, y por tanto, sigue sucediendo en actualmente, de tal forma que los
métodos a seguir estarán siempre sujetos a una continua revisión, para incorporar los recientes
avances habidos en este tema.
Para ser conscientes de esta evolución, basta recordar que la medida de bases con
precisión no fue realizada hasta el siglo XIX, fecha en la que se comenzaron a utilizar las
reglas bimetálicas, que fueron inventadas por Borda en 1792. El método que se utilizaba con
estas reglas, consistía en colocar cada regla, una y otra vez, a continuación de la otra. De esta
-6
forma, podían medirse distancias de 10 km, como mucho, con una precisión de 10 . El
problema de este método está en lo laborioso del mismo y en la necesidad de conocer con
precisión la longitud de la regla empleada. Con respecto a esto último, la precisión con la que
se conoce la longitud de la regla empleada y cómo cambia esta longitud durante el proceso de
medida de bases, hay que recordar que esta longitud puede conocerse de forma precisa,
gracias a que la regla bimetálica está constituida por dos reglas de diferentes metales, sujetas
por un extremo, siendo el otro extremo libre. De esta forma, puede medirse el desplazamiento
relativo de una de ellas respecto de la otra, gracias a una regleta graduada colocada en la regla
inferior. Entonces, la alteración de las longitudes habidas por la distinta dilatación térmica de
estas reglas, puede medirse con precisión, hallándose también la verdadera longitud de la
regla bimetálica empleada mediante la fórmula
b = A + Bδ
donde A y B son constantes conocidas, b es la longitud de la regla bimetálica en metros
(aproximadamente 4 m) y δ es la lectura tomada en la regleta en mm.
En una versión posterior de este método, empleada por primera vez en 1885 por el
sueco Jáderin, las reglas bimetálicas fueron sustituidas por los hilos de invar, estos hilos se
colocan entre dos soportes y se tensan mediante dos pesas. Los hilos de invar están
compuestos de un material llamado invar, cuya composición es 36 % de níquel y 64 % de
acero; su longitud es de unos 24 m, con una sección recta de 1.65 mm de diámetro. Debido a
su composición, estos hilos presentan la ventaja de variar muy poco de longitud por efecto de
los cambios de temperatura, así las correcciones a efectuar por este efecto son siempre muy
pequeñas. Otra ventaja que presenta el uso de estos hilos, reside en que con ellos medimos las
distancias de 24 en 24 metros, mientras que con las reglas bimetálicas las distancias se miden
de 4 en 4 metros. Con todo, el método sigue siendo muy laborioso, ya que, es necesario que
no se produzca una desalineación, cuando se coloca el patrón una y otra vez, delante de la
13
posición anterior. Esto ha hecho que estos métodos antiguos hayan sido gradualmente
descartados, en favor de métodos más modernos de medida basados en la interferometría, o
también en la medida de los tiempos de retraso de una señal enviada y recibida por una misma
estación de registro.
(b)
(a)
Fig. 3. (a) Representación de las secciones normales recíprocas correspondientes a los puntos
A y B. (b) Representación de la línea geodésica que une los puntos A y B.
La figura 3(a) representa este problema, en ella vemos que para dos puntos dados
sobre la superficie de referencia, la cuerda es la línea representada por un trazo recto
discontinuo. En cambio, la verdadera distancia entre tales puntos considerados, debe
calcularse siguiendo la línea geodésica (curva de mínima distancia entre dos puntos, medida
sobre la superficie) representada en la figura 3(b), como puede verse esta línea está situada
dentro de las secciones normales recíprocas, representadas por las curvas AaB y BbA. La
sección normal AaB es una curva que se define mediante la intersección de la superficie de
referencia considerada (un elipsoide de revolución achatado por los polos), con el plano
definido por la dirección normal a dicha superficie de referencia en el punto A (dirección na)
y el punto B. Así, el corte de este plano y la superficie de referencia, es la curva AaB. De
forma similar definimos BbA intercambiando los papeles que juegan los puntos A y B.
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Cuando consideramos distancias AB menores de 500 km, podemos aceptar que la
medida del arco sAB sobre la línea geodésica, es aproximadamente igual a la media de las
medidas sobre las secciones normales recíprocas, es decir
sAB = (sA + sB) / 2
obteniendo las cantidades sA y sB mediante el desarrollo en serie (Cid y Ferrer, 1997)
⎡ κ 2 2 κκ' 3 c4 ⎤
s = c ⎢1 + c - c + (15κ 4 - 16κ ' 2 -24κκ' ' + 8κ 2 τ 2 ) + ... ⎥
⎣⎢ 24 24 1152 ⎦⎥
donde c es la cuerda, s es la distancia sA o sB según se considere la sección normal AaB o BbA,
κ es la curvatura y τ es la torsión (que por tratarse de una curva plana es cero). Los valores de
la curvatura y sus derivadas respecto del arco (denotadas con prima), pueden hallarse
aplicando el teorema de Euler (Cid y Ferrer, 1997).
Así, realizadas todas las operaciones la expresión anterior nos dará la distancia
buscada. Debemos notar que cuando los puntos A y B sean muy próximos, la cuerda y el arco
serán prácticamente la misma cantidad. Esta situación suele ser frecuente en la medida directa
de bases sobre el terreno, donde las distancias consideradas no superan los 15 o 20 km.
7. Determinación de ángulos
Tal como puede verse en la figura 3(a), cuando nos situamos con un instrumento en el
punto A, observando el punto B, o al contrario, cuando observamos el punto A desde el B;
estamos determinando secciones normales recíprocas, de tal forma, que las medidas de los
ángulos, llevadas a cabo en una triangulación estarán falseadas en una cantidad δ, como la
representada en la figura 4, en la que podemos ver un triángulo geodésico ABC y las
secciones normales recíprocas, correspondientes a las observaciones realizadas en sus
vértices.
Para corregir estas medidas angulares se debe obtener, en primer lugar, el ángulo ∆
que forman dos secciones normales recíprocas en un vértice, por ejemplo, el ángulo que
15
forman las curvas AaB y BbA, en el punto A o en el B. En segundo lugar, debemos relacionar
este ángulo con la pequeña cantidad δ que constituye la corrección.
Para hallar el ángulo ∆ tenemos en cuenta que éste será siempre una cantidad muy
pequeña, entonces, obteniendo su tangente mediante la expresión (Cid y Ferrer, 1997)
s2 ⎡ ⎛1 ⎞ ⎤
tg ∆ = - ⎢κτ + s⎜ κ ' τ - κτ'⎟ +...⎥
2⎣ ⎝3 ⎠ ⎦
donde τ denota en este caso la torsión geodésica (que es distinta de cero). De esta fórmula y
tras despreciar términos de grado s3 y superiores, podemos deducir (Cid y Ferrer, 1997)
s 2e 2
∆≅ 2
cos 2φ sen 2A
4a
donde φ es la latitud del vértice para el que se calcula ∆, e es la excentricidad del elipsoide de
referencia, a es su semieje mayor y A es el acimut de la sección normal directa.
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(a) (b)
Fig. 5. (a) Representación del sistema de referencia no geocéntrico xyz, con respecto al
sistema de referencia geocéntrico XYZ. (b) Posición de un punto P medida sobre un sistema
de coordenadas cartesiano y sobre el elipsoide de referencia.
Entonces, nos damos cuenta de que es necesario poder convertir las coordenadas
geodésicas (φ, λ, h) en coordenadas cartesianas (x, y, z) y viceversa. Para ello, podemos
recurrir de nuevo a una suma vectorial, como la representada en la figura 5(b)
r r r
r = rQ + hN
el valor del semieje menor b puede calcularse fácilmente, pues son siempre conocidos los
valores del semieje mayor a y del aplanamiento del elipsoide de referencia f, teniendo
entonces que
a−b
f= ⇒ b = a − af
a
En consecuencia, podemos escribir las ecuaciones (Hofmann-Wellenhof and Lichtenegger,
1994)
x = (ρ N + h ) cos φ cos λ
y = (ρ N + h ) cos φ senλ (8.2)
z = ((1 − e 2 )ρ N + h) senφ
que nos permiten convertir las coordenadas geodésicas (φ, λ, h) en coordenadas cartesianas
(x, y, z). Para realizar la transformación contraria, es decir, para convertir coordenadas
cartesianas (x, y, z) en coordenadas geodésicas (φ, λ, h), tenemos que invertir la relación
(8.2). Esto puede hacerse de forma sencilla tal como indican Hofmann-Wellenhof y
Lichtenegger (1994), mediante un proceso analítico y numérico que se puede realizar
rápidamente en un ordenador.
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Llegados a este punto, tenemos ya las herramientas necesarias para abordar el
problema de transformación de coordenadas planteado al principio de este apartado, así como,
algunos otros problemas implicados en el mismo. Entonces, dependiendo de los problemas de
transformación de coordenadas que tengamos planteados, podemos optar por aplicar una u
otra fórmula, de las anteriormente obtenidas. Concretamente, los problemas que podemos
resolver con las fórmulas (8.1), (8.2) o sus inversas; son los siguientes:
1) Transformación de coordenadas geodésicas (φ, λ, h) en coordenadas cartesianas (x, y, z),
dadas en el mismo dátum. Para resolver este problema recurrimos a aplicar directamente la
fórmula (8.2).
2) Transformación de coordenadas cartesianas (x, y, z) en coordenadas geodésicas (φ, λ, h),
dadas en el mismo dátum. Para resolver este problema aplicamos la fórmula inversa de
(8.2), que puede ser computada fácilmente de forma analítica y numérica.
3) Transformación de coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum1 a coordenadas
cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum2. Para resolver este problema operamos en
distintas etapas:
a) Aplicamos la fórmula (8.1) para convertir coordenadas cartesianas (x’, y’, z’), dadas en
el dátum1, en coordenadas cartesianas geocéntricas (x, y, z). Para ello, necesitamos
establecer los valores de los parámetros (k, xo, yo, zo, εx, εy, εz), correspondientes al
datum1. Estos valores pueden obtenerse desde varias fuentes. Por ejemplo, Torge (1991)
ha establecido los valores de estos parámetros, para transformar coordenadas desde
algunos de los dátum más utilizados al sistema geocéntrico WGS84 (el que se utiliza con
GPS).
b) Aplicamos la inversa de la fórmula (8.1) para convertir las coordenadas cartesianas
geocéntricas (x, y, z), obtenidas en el paso anterior, en las coordenadas cartesianas (x’, y’,
z’) dadas en el dátum2. Para ello, necesitamos establecer los valores de los parámetros (k,
xo, yo, zo, εx, εy, εz), correspondientes ahora al datum2. La inversa de la fórmula (8.1)
puede realizarse fácilmente, programando las ecuaciones (8.1) de forma matricial en un
ordenador, en ese caso todo el problema se reduce a invertir una matriz. Este problema de
invertir una matriz es muy conocido y es fácil de resolver.
4) Transformación de coordenadas geodésicas (φ, λ, h) dadas en el dátum1 a coordenadas
geodésicas (φ, λ, h) dadas en el dátum2. Para resolver este problema podemos dividirlo en
tres problemas más simples que ya hemos resuelto antes:
a) Transformar primero las coordenadas geodésicas (φ, λ, h) en coordenadas cartesianas
(x’, y’, z’), para el dátum1 en el que están dadas. Para resolver este problema aplicamos
directamente la fórmula (8.2), tal como en el problema (1) anteriormente resuelto.
b) Transformar las coordenadas cartesianas (x’, y’, z’), obtenidas en el paso anterior, a
coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum2. Para resolver este problema
operamos como se ha indicado antes en el problema (3).
c) Finalmente, transformamos las coordenadas cartesianas (x’, y’, z’), obtenidas en el paso
anterior, en coordenadas geodésicas (φ, λ, h). Para resolver este problema aplicamos la
fórmula inversa de (8.2), tal como se ha indicado en el problema (2) anteriormente
resuelto.
18
Aplicaciones de la Geodesia Física
En este sentido, el importante papel que juega el campo de gravedad terrestre, queda
todavía más claro, si tenemos en cuenta que cuando el topógrafo representa la altura de un
punto de la superficie de la Tierra, no son las alturas referidas al elipsoide de referencia las
que tienen sentido, sino las alturas referidas al geoide (alturas ortométricas H). Así, el
conocimiento de las alturas de los puntos de la superficie terrestre, determina el relieve que el
topógrafo debe representar en los mapas topográficos. En consecuencia, altura ortométrica H
de los puntos de la superficie terrestre, es una de las coordenadas que determinan la figura de
la Tierra, junto con las coordenadas geodésicas latitud y longitud, siendo esta altura H una
cantidad que requiere el conocimiento del campo de gravedad terrestre para su determinación.
19
10. El campo de gravedad terrestre. Superficies de nivel. El geoide
Así, debemos comenzar recordando que cuando consideramos dos masas puntuales,
separadas una distancia s, la fuerza con la que cada una atrae a la otra es
km1m 2
F= (Ley de gravitación de Newton)
s2
-9 3 -1 -2
donde k denota la constante de gravitación, cuyo valor es 66.7x10 cm g seg . Si
consideramos la masa atraída m2 con valor unidad, la ecuación anterior puede escribirse
como
km
F= 2
s
donde hemos denotado con m la masa atrayente. La representación de esta fuerza en un
sistema de coordenadas cartesiano, es la que puede verse en la figura 1(a). A la vista de esta
figura es fácil notar que el vector F se puede descomponer en la forma
km ⎛ x - ξ y - η z - ζ ⎞
F = - F (cos α, cos β, cos γ) = - ⎜ , , ⎟
s2 ⎝ s s s ⎠
donde s = ( x - ξ ) 2 + ( y - η) 2 + ( z - ζ ) 2 .
(a) (b)
Fig. 1. (a) Fuerza de atracción gravitatoria debida a una masa puntual. (b) Fuerza centrífuga
debida a la rotación de la Tierra en punto P de la misma.
20
También debemos recordar que el campo gravitatorio es un campo conservativo, por
ello puede obtenerse a través del gradiente de un campo escalar, es decir
⎛ ∂V ∂V ∂V ⎞
grad V = ⎜ , , ⎟=F
⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠
donde V es su función potencial asociada, el potencial gravitatorio, que en el caso de
considerar una masa puntual adopta la forma
km
V=
s
Cuando consideramos una distribución de masas puntuales, la expresión anterior se podrá
generalizar mediante la aplicación del sumatorio
V=
∑ ∑
i
Vi =
i
km i
si
obviamente, para una distribución continua de masa M, el sumatorio debe ser reemplazado
por la integral, escribiendo
∫∫∫ ∫∫∫
dm ρdv
V=k =k
M s V s
∫∫∫
ρdv 1 2 2 2
W(x, y, z) = V + φ = k + ω (x + y )
V s 2
21
En lo referente a W, el potencial de la gravedad, hay que recordar que la superficie
para la cual éste es constante, es decir, W(x, y, z) = W0, se denomina superficie equipotencial
o superficie de nivel, siendo el geoide la superficie de equipotencial del campo de gravedad
terrestre que coincide con el nivel medio de los océanos. La figura 2(a) nos muestra la
relación que existe entre las superficies de nivel y la línea de la plomada, notando que estas
superficies son normales a la línea de la plomada.
(b)
(a)
Fig. 2. (a) Superficies equipotenciales del campo de gravedad terrestre y línea de la plomada
en un punto P. (b) Gravedad sobre una superficie equipotencial.
También hay que notar que esta definición de altura, en la que la superficie de
referencia es el geoide, nos lleva a establecer un sistema de alturas en el que obtenemos la
altura de un punto P en la forma
22
W C
∫ ∫
dW dC
H=- =
W0 g 0 g
Llegados a este punto cabe preguntarse qué relación existe entre este sistema de
alturas y las alturas determinadas sobre el elipsoide de referencia. La respuesta a esta cuestión
puede verse bien ilustrada en la figura 3(a), en la que representamos para un punto P, sus
alturas asociadas, tanto la elipsoidal h como la ortométrica H, existiendo la sencilla relación
h=H+N
entre ambas alturas.
normal
geoide
elipsoide
(a)
(b)
ecuador
(a)
(b)
Fig. 4. (a) Latitud astronómica de un punto P. (b) Desviación de la vertical en el punto P.
23
donde b es el semieje menor. La figura 3(b) muestra las coordenadas elipsoidales de un punto
P, sobre el elipsoide de referencia elegido. Estas coordenadas (φ, λ, h) no son obviamente las
coordenadas que determinamos en una campaña geodésica. En una campaña geodésica
realizada con instrumentos tradicionales (es decir, sin GPS) determinamos las coordenadas
naturales (Φ, Λ, H). Esto es debido a que cuando situamos un instrumento sobre el terreno, la
vertical es para nosotros la dirección de la línea de la plomada, tal como puede verse en la
figura 4(a), siendo la latitud y longitud del lugar, la latitud y longitud astronómicas. La
separación que existe entre la línea de la plomada y la normal al elipsoide de referencia en el
punto P, punto en el que situamos el instrumento, está representada en la figura 4(b). A partir
de esta figura pueden obtenerse las relaciones
ξ=Φ-φ
η = (R cos φ )(Λ - λ) = (Λ - λ) cos φ
donde R es el radio de la esfera situada en el punto P, cuyo valor es la unidad. Las cantidades
(ξ, η) reciben el nombre de componentes de la desviación de la vertical. Así, las medidas
realizadas sobre el terreno en un vértice de una red geodésica (ΦP, ΛP, HP), deben ser
reducidas a las cantidades (φP, λP, hP), medidas sobre el elipsoide de referencia utilizado en la
campaña de triangulación, mediante las fórmulas
η
φ=Φ-ξ ,, λ=Λ- ,, h=H+N
cos φ
donde si son conocidas la ondulación del geoide y las componentes de la desviación de la
vertical, será fácil pasar del sistema de referencia físico al sistema de referencia matemático o
viceversa.
Cuando observamos la figura 3(a), notamos que la cantidad N que hemos definido
como ondulación del geoide, puede obtenerse relacionando el elipsoide de referencia y el
geoide. Para relacionar ambas figuras de la Tierra, es necesario notar que podemos escribir el
potencial W en la forma
W(x, y, z) = U(x, y, z) + T(x, y, z) ,, U(x, y, z) = V(x, y, z) + φ(x, y, z)
donde T se denomina potencial perturbador o potencial anómalo y U es la función potencial
normal, asociada a un elipsoide de revolución cuya ecuación es
x 2 + y2 z2
+ 2 =1
a2 b
Entonces, la pequeña separación que existe entre la superficies W(x, y, z) = W0 y U(x, y, z)
= U0 (con U0 = W0), estará relacionada directamente con el término T(x, y, z) mediante
(Heiskanen y Moritz, 1985)
24
T
N= (Fórmula de Bruns) ,, γ = grad U
γ
donde γ es denominada la gravedad normal. Este vector tendrá la dirección de la normal al
elipsoide de referencia, tal como se indica en las figuras 3(b) y 4(b), siendo su diferencia con
el vector gravedad denominada anomalía de la gravedad ∆g. Esta última cantidad definida
nos permite obtener el potencial perturbador y como consecuencia la ondulación del geoide,
si llevamos a cabo un desarrollo en armónicos en esféricos de este potencial perturbador T
(Heiskanen y Moritz, 1985), teniendo como resultado final las importantes relaciones
S( ψ ) =
1
sen ( ψ/2)
[
- 6 sen ( ψ/2) + 1 - 5 cos ψ - 3 cos ψ ln sen ( ψ/2) + sen 2 ( ψ/2) ]
donde R es el radio medio terrestre (6371 km), G es el valor medio de la gravedad sobre la
Tierra (979.8 gales) y σ es el área de la esfera unidad. Estando por ello las integrales
anteriores extendidas a toda la esfera unidad, tal como se indica en la figura 5(a). En esta
figura y en la figura 5(b), podemos ver que el papel que juega el ángulo ψ.
(a)
(b)
Fig. 5. (a) Notaciones seguidas para obtener la fórmula de Stokes. (b) Relación entre las
coordenadas polares (ψ, α) y las coordenadas geográficas (φ, λ), en la esfera de radio unidad.
25
determinadas por toda la Tierra, entre otros datos) podemos obtener la ondulación del geoide,
tal como se indica en las figuras 6(a) y 6(b).
(a) (b)
Fig. 6. (a) Mapa de la ondulación del geoide sobre un elipsoide de revolución. (b) Imagen del
geoide en 3D mostrando los detalles de la forma del geoide, a una escala en la que se han
exagerado los valores de la ondulación para ver mejor dichos detalles.
1. La fórmula presentada para la ondulación del geoide ha sido obtenida considerando que el
elipsoide de referencia (superficie U(x, y, z) = U0), tiene el mismo potencial que el geoide
(U0 = W0). Además, esta superficie debe encerrar en su interior una masa que sea
numéricamente igual a la de toda la Tierra.
3. El potencial anómalo o potencial perturbador debe ser armónico fuera del geoide, es decir,
T(x, y, z) puede ser desarrollado en armónicos esféricos. Esto significa que el efecto de
las masas por encima del geoide, debe ser eliminado aplicando adecuadas reducciones a
los valores de la gravedad determinados. De lo contrario, no será posible aplicar la
expresión integral de Stokes.
26
de anomalías de la gravedad distribuidas por toda la Tierra. Estas fórmulas son debidas a
Vening Meinesz y fueron obtenidas por este geodesta en 1928, su expresión es (Heiskanen y
Moritz, 1985)
2π π
∫ ∫
⎧ξ ⎫ 1 dS(ψ ) ⎧cos α ⎫
⎨ ⎬= ∆g(ψ, α) ⎨ ⎬ sen ψ dψ dα
⎩ η ⎭ 4 πG α=0 ψ =0 dψ ⎩sen α ⎭
donde α y ψ son las coordenadas polares sobre la esfera de radio unidad, tal como se indica
en la figura 5(b), siendo dσ = sen ψ dψ dα y S(ψ) la función de Stokes, cuya expresión ha
sido dada anteriormente.
En efecto, puede hallarse con precisión la altura ortométrica H de un punto sin tener
conocimiento del geoide, o al menos sin un conocimiento detallado o muy preciso del mismo.
El procedimiento que se sigue para calcular las alturas ortométricas directamente sobre el
terreno se llama nivelación de precisión. A continuación vamos a describir este proceso con
cierto detalle.
27
geoide
(a)
(b)
Fig. 7. (a) Esquema del procedimiento de nivelación geométrica. (b) Diferencias de alturas
ortométricas debidas al no paralelismo de las superficies de nivel.
∫
A
WA − WA = 0 = g dn
A
donde hemos cambiado el sumatorio por la integral por ser teóricamente más riguroso. Este
resultado es imposible, en general, si consideramos sólo medidas geométricas, ya que, la
suma de incrementos de nivelación depende de la trayectoria, esto es
28
B
∫
A
∆nAB = ∑ δn ,,
A
dn = error de cierre
A
Como consecuencia de todo lo dicho, las diferencias de potencial son básicas en toda
teoría de altitudes, concluyendo que la nivelación sin medidas de gravedad, que en la práctica
puede aplicarse a pequeñas distancias (para las que las superficies de nivel son prácticamente
paralelas), no tiene significado desde un punto de vista riguroso, llevando a contradicciones
como es el error de cierre. Todo esto hace
que se considere, en trabajos geodésicos de
gran precisión como es la nivelación de
precisión, la diferencia de altura
ortométrica δHAB en lugar de la diferencia
de altura geométrica ∆nAB, ya que, tal
como puede verse en la figura 7(b), las
alturas de los puntos A y B sobre el geoide
HA y HB, son siempre las mismas con
independencia del trayecto de nivelación
que se siga entre ambos, debido a que la
definición de altura ortométrica es Fig. 8. Altura ortométrica de un punto P
consecuencia de principios físicos, no una sobre la superficie de la Tierra.
cantidad obtenida de un sumatorio.
Quedando claro qué sistema de alturas debe usarse para obtener una gran precisión, el
problema planteado es la realización de esta medida de altura, es decir, el procedimiento
operativo que debe seguirse para calcular la altura ortométrica de un punto P. Para ello,
vamos a considerar un punto P sobre la superficie de la Tierra, tal como se indica en la figura
8, designando por P0 la intersección con el geoide de la línea de la plomada que pasa por P.
Entonces, recordando la definición de número geopotencial, podemos escribir
∫ ∫
H 1 H
W0 – W = C = g dH = H g dH = g H
0 H 0
donde
∫
1 H
g = g dH
H 0
es el valor medio de la gravedad sobre la línea de la plomada entre P y P0. La expresión
anterior nos permite obtener la altura ortométrica del punto P en la forma
C
H=
g
esta ecuación no es una tautología, es realmente una fórmula de utilidad práctica, debido a
que la gravedad media g no depende fuertemente con la altura ortométrica. En consecuencia,
sin un conocimiento preciso de la altura del punto P sobre el geoide, es decir, con un valor
inicial de H suficientemente cercano a la verdadera altura ortométrica, podemos abordar el
cálculo de la gravedad g . En este sentido, podemos encontrar expresiones aproximadas de g
en diversos libros de geodesia (Heiskanen y Moritz, 1985).
Por otra parte, si se quiere aplicar la sencilla fórmula anterior es necesario hallar,
además de g , el número geopotencial de P designado por C. Para ello, un procedimiento que
29
puede seguirse es elegir un punto O al nivel del mar (es decir, sobre el geoide), eligiendo un
punto apropiado sobre la costa. Entonces, puede determinarse el número geopotencial de P
aplicando la integral
∫
P
C = W0 – W = g dn
0
siendo como ya sabemos independiente del itinerario de nivelación utilizado para relacionar
los puntos P y O. El número geopotencial se mide en unidades geopotenciales (u. g. p.). Estas
unidades están derivadas de las unidades de la gravedad y de la altura, mediante la relación
1 ugp = 1 kgal.m = 1000 gal.m
como g es aproximadamente 0.98 kgal, tenemos que C es aproximadamente igual a 0.98H.
Esta técnica es muy empleada en la actualidad para obtener las alturas del geoide
sobre el elipsoide de referencia, en trabajos geodésicos de gran precisión, basta mencionar
como ejemplo el proyecto ALGESTAR (Bürki and Marti, 1990), cuyo objetivo fue llevar a
cabo la computación de un nuevo geoide para Suiza, comprobando al mismo tiempo la
fiabilidad de las medidas GPS en una zona muy montañosa. Para ello, se obtuvieron las
ondulaciones del geoide aplicando la ecuación
N=h−H
donde h fue obtenida a partir de observaciones GPS y H a partir de la computación de los
números geopotenciales (nivelación de precisión), siguiendo las líneas de nivelación de la
Red Nacional de Nivelación que une los 40 vértices geodésicos de la Red Suiza de
Triangulación. El resultado de este proyecto fue la obtención de las ondulaciones geoide para
Suiza con una gran precisión.
En el apartado 9 indicamos que los receptores GPS permiten calcular las alturas
elipsoidales, pero es necesario obtener las alturas respecto al nivel del mar (alturas
ortométricas), para muchos fines prácticos. Entonces, las alturas elipsoidales se deben
convertir en alturas ortométricas restando la altura del geoide. Para ello, es necesario
computar las alturas del geoide, al menos con la misma precisión que la altura elipsoidal, para
30
la latitud y longitud del punto considerado. En este aspecto se centra una de las principales
aplicaciones de la geodesia física, puesto que permite obtener la altura del geoide para
cualquier punto de la Tierra. Estas alturas del geoide se refieren, generalmente, al Sistema
Geodésico de Referencia de 1980 (GRS80).
Los modelos geopotenciales pueden servir para calcular la ondulación del geoide. No
obstante, las alturas del geoide provenientes de un modelo geopotencial no son, en general,
suficientemente precisas. Por ello, es necesario determinar una corrección a las mismas. Esta
corrección se determina a partir de las anomalías de la gravedad medidas sobre el terreno,
para computar así un modelo de geoide más preciso. Debido a que las anomalías observadas
sobre el terreno, están dadas en un área limitada y no pueden por tanto utilizarse para resolver
la longitud de onda larga del campo de gravedad terrestre, es necesario considerar un modelo
geopotencial para la computación de tales longitudes de onda. Como veremos a continuación,
la contribución de esta longitud de onda larga corresponde a una aproximación suave del
geoide, para la región bajo estudio.
El cálculo gravimétrico de una altura del geoide muy precisa, para una región dada,
tendrá una gran utilidad práctica directa e inmediata para toda la comunidad de usuarios de
GPS (Kaula, 1987). Estos resultados permitirán incorporar modelos más realísticos a los
algoritmos de cálculo de las alturas ortométricas, reportando una mejora en la precisión de las
alturas mencionadas, lo que conllevará evidentes beneficios para la geo-referenciación, la
fotogrametría o el control geométrico de obras. En suma, serán beneficiarios de tales
resultados aquellos científicos y técnicos, interesados en una localización más precisa sobre el
terreno. Puesto que, usando medidas de posición con el sistema GPS obtendrán a la vez una
precisión suficiente en planimetría, junto con una altura ortométrica precisa, hallada a partir
de un modelo de geoide (cuya ondulación sea precisa) y la altura elipsoidal dada por GPS,
pudiendo realizar medidas precisas de alturas ortométricas sin nivelación (Schwarz et al.,
1987).
Fotogrametría. Tener un modelo de geoide, supone poder tomar puntos de apoyo sin
necesidad de apoyarse en las redes geodésicas, que es lo que se hace actualmente para
calibrar la altura elipsoidal (la obtenida con GPS), a altura ortométrica en la zona de
trabajo (la que se necesita para la orientación absoluta del modelo estereoscópico).
Para ello, suponemos que elipsoide y geoide son paralelos en esa zona, cosa que no es
rigurosamente cierta. La limitación del trabajo de apoyo en campo en Fotogrametría,
ya sólo estaría limitada por la capacidad de los equipos empleados y se elevaría el
rendimiento de éstos, puesto que no habría que inmovilizar equipos GPS para las
calibraciones. Además de lo mencionado anteriormente, si se dispusiese de un marco
de referencia común entre los puntos sobre el terreno y el centro de proyección de las
cámaras aéreas, se simplificaría todavía más el trabajo de apoyo de campo.
31
Caracterización agronómica y medioambiental. La posibilidad de determinar la altitud
sobre el nivel del mar de forma rápida y eficaz, permitiría añadir la altitud como
variable de estudio en los SIG (Sistemas de Información Geográfica), para su
inclusión en los posteriores análisis con las demás variables geográficas.
Vista la importancia que tiene usar un modelo de geoide preciso, vamos a ver aquí
cuál es el procedimiento operacional para obtenerlo. Para comenzar, hay que decir que las
técnicas que vamos a describir a continuación, se han mostrado herramientas eficaces a la
hora de indagar la ondulación del geoide, en distintas regiones de la Tierra (Kearsley, 1988;
Forsberg and Kearsley, 1989; Torge et al., 1989; Yun, 1994). Estas técnicas pretenden evitar
el problema que conlleva la obtención de anomalías de la gravedad en un área limitada,
puesto que con estos datos no podemos resolver las largas longitudes de onda del campo
gravitatorio terrestre. Por ello, necesitamos considerar un modelo geopotencial con el que
podemos obtener estas longitudes de onda larga. Así, en un paso previo de computación,
obtendremos las anomalías aire-libre referidas al modelo geopotencial, computando la
diferencia con las anomalías predichas por este modelo, estas diferencias serán usadas en un
procedimiento de integración con la FFT (Schwarz et al., 1990), para obtener finalmente la
ondulación del geoide, la cual en un proceso de computación posterior será añadida a la
ondulación del geoide predicha por el modelo geopotencial considerado. En suma, el proceso
a seguir consta de las etapas que a continuación serán descritas (Corchete et al., 2005).
Interpolación de los datos de gravedad. En primer lugar, hay que saber que si queremos
aplicar técnicas basadas en la Transformada de Fourier Rápida (FFT), es necesario pasar de la
distribución irregular de puntos, dada por la localización geográfica de nuestras medidas de
anomalías aire-libre de la gravedad, a una distribución regular de puntos en forma de una
rejilla de puntos equidistantes. Como ejemplo, podemos ver en la figura 9(a) los datos de
gravedad disponibles para calcular un modelo de geoide para el área ibérica. A la vista de esta
figura notamos que estos puntos no están distribuidos de forma regular, hay zonas con
muchos puntos y otras áreas que tienen muy pocos. Con esta distribución de valores no
podemos aplicar las técnicas basadas en la FFT, pues estas técnicas requieren una distribución
regular de puntos en forma de una rejilla de puntos equidistantes, como muestra la figura 9(b).
Por otra parte, antes del proceso de interpolación es necesario reducir los valores de estas
anomalías de la gravedad, con el objeto de trabajar con una colección de puntos cuyos valores
sean lo más parecidos entre ellos que sea posible, para facilitar el trabajo de la interpolación y
obtener entonces tras este proceso la mejor rejilla de valores posible. Para ello, antes de la
interpolación es muy conveniente eliminar los efectos de corta longitud de onda debidos a la
topografía y la batimetría. Esta corrección se llama corrección RTM (Forsberg and
Tscherning, 1997) y nos permite obtener un campo de anomalías aire-libre suavizado, muy
adecuado para la interpolación a una rejilla regular. Esta corrección suele ser aplicada junto
con una corrección de onda larga, obtenida restando las anomalías de la gravedad predichas
por un modelo geopotencial, a los valores de las anomalías aire-libre observadas. En suma, la
corrección total que debemos aplicar a los valores de anomalías aire-libre mostrados en la
figura 9(a) está dada por
32
pts pts pts
∆g red = ∆gfree − 2πkρ( h − h ref ) pts + c pts − ∆gGM (13.1)
donde el superíndice pts denota cada punto distribuido sobre el área de estudio de forma
aleatoria, ∆g free es la anomalía aire-libre determinada en ese punto (figura 9(a)), k es la
constante de gravitación de Newton, ρ es la densidad de la topografía (2.67 g/cm3) para la
corrección RTM en tierra o la densidad de la topografía menos la densidad del agua marina
(2.67 – 1.03 = 1.64 g/cm3) para la corrección RTM marina, h es la elevación, h ref denota la
elevación de la superficie de referencia, c es la corrección del terreno computada para puntos
terrestres y marinos y ∆gGM es la anomalía de la gravedad computada desde un modelo
geopotencial (esta computación será luego descrita).
(a) (b)
Fig. 9. (a) Distribución geográfica de los valores de anomalías aire-libre de la gravedad,
medidos para el área ibérica. (b) Mapa de las anomalías de la gravedad interpoladas tras ser
reducidas mediante la fórmula (13.1).
33
(a) (b)
Fig. 10. (a) Modelo de elevaciones del terreno proporcionado por el modelo digital del
terreno SRTM, completado con la batimetría dada por ETOPO2. (b) Superficie de referencia
obtenida mediante el filtrado 2D del campo de elevaciones representado en la figura 10(a).
∆g grid grid
free = ∆g red + 2πkρ( h − h ref )
grid
− c grid (13.2)
La corrección del terreno puede ser positiva o negativa cuando es computada en áreas
marinas, dependiendo de la forma de la superficie del fondo marino (Torge, 1989). Esto no es
posible en áreas continentales en las que la corrección del terreno es siempre positiva.
34
siguiendo el segundo método de condensación de Helmert. A continuación se indicará cómo
son computados los tres términos de la fórmula (13.3).
(a) (b)
Fig. 12. (a) Término 2πkρ( h − h ref ) de la corrección RTM. (b) Corrección del terreno de la
fórmula (13.2).
Contribución de onda larga (término N1). Está contribución se obtiene mediante un modelo
geopotencial, a través del desarrollo en serie de armónicos esféricos dado por (Heiskanen y
Moritz, 1985)
n max n n
N1 =
kM
rγ ∑ ∑P
n=2
⎛a⎞
⎜ ⎟
⎝r⎠
m =0
[
nm (sin ϕ) δJ nm cos mλ + δK nm sin mλ ]+ N0 (13.4)
donde (δJnm, δKnm) son los coeficientes geopotenciales totalmente normalizados del potencial
anómalo de a gravedad, a es el semieje mayor del elipsoide de referencia, kM es la constante
gravitacional geocéntrica de la Tierra, Pnm son las funciones de Legendre completamente
normalizadas, (r , ϕ, λ) son la posición geocéntrica de los puntos sobre la superficie del
geoide, γ es la gravedad normal sobre el elipsoide de referencia, nmax es el grado máximo de
el modelo geopotencial considerado y N0 el término de grado cero del desarrollo.
(a) (b)
Fig. 13. (a) Ondulación del geoide obtenida a través de un modelo geopotencial para el área
de estudio. Intervalo entre isolíneas: 1m. (b) Anomalía de la gravedad obtenida a través de un
modelo geopotencial para el área de estudio.
35
En la computación de la ecuación (13.4), es necesario obtener la posición geocéntrica
r del punto considerado sobre el geoide, para ello, podemos seguir el procedimiento en dos
pasos indicado por Kuroishi (1995). Según este procedimiento, calculamos en primer lugar el
radio geocéntrico elipsoidal rE asociado a las coordenadas (ϕ, λ) del punto considerado. En un
segundo paso y por medio de la ecuación (13.4), poniendo r = rE obtenemos la anomalía en
altura ξE, la cual puede ser usada como una primera aproximación de la ondulación del geoide
en el punto considerado. Finalmente, obtendremos el valor de N(ϕ, λ) en la posición
geocéntrica del punto considerado r, empleando la fórmula (13.4) con el valor r = rE + ξE.
Hay que notar que según este método de computación, r es considerado como la posición
geocéntrica de un punto P sobre el geoide, en lugar de considerar la posición geocéntrica del
punto P sobre la superficie de la Tierra. Por esta razón, siguiendo este método de computación
en dos pasos, lo que obtenemos son ondulaciones del geoide en lugar de anomalías en altura.
En la figura 13(a) podemos ver los resultados obtenidos mediante la aplicación de la fórmula
(13.4), a los puntos de la rejilla regular ubicada en el área de estudio.
donde ∆g0 es el término de grado cero del desarrollo. En la computación de la formula (13.5),
hemos usados el valor de la posición geocéntrica r obtenida previamente para la fórmula
(13.4). La figura 13(b) muestra los resultados obtenidos mediante la aplicación de la fórmula
(13.5), a los puntos de la rejilla regular ubicada en el área de estudio.
Efecto indirecto (término N2). El efecto indirecto en el geoide debido a la aplicación del
segundo método de condensación de Helmert, se puede calcular en aproximación plana
mediante los dos términos (Sideris, 1990)
h 3 ( x, y ) − h 3 ( x p , y p )
∫∫ [
πkρ 2 kρ
N2 = − h (x p , y p ) − dxdy (13.6)
γ 6γ
A
2
( x p − x) + ( y p − y) 2 3/ 2
]
donde k es la constante gravitacional de Newton, ρ es la densidad de las masas topográficas
(supuesta constante con valor 2.67 g/cm3), (xp, yp) son las coordenadas del punto de
computación, (x, y) son las coordenadas de los puntos de integración, γ es la gravedad normal
sobre el elipsoide de referencia, A es el área de estudio considerada y h(x, y) es el modelo de
elevaciones (figura 10(a)), considerando sólo elevaciones positivas, es decir, se consideran
sólo las masas sobre el geoide. La aproximación plana expresada por la ecuación (13.6) puede
ser escrita fácilmente en forma de convolución mediante (Schwarz et al., 1990)
πKρ 2 Kρ Kρ 3
N2 = − h − f ∗ h3 + gh (13.7)
γ 6γ 6γ
donde
∫∫
1
f ( x, y) = g= f ( x, y)dxdy
(x 2 + y 2 )3 / 2
A
36
Así, mediante la aplicación de la formula de convolución (13.7), podemos calcular el
efecto indirecto en el geoide, debido a la aplicación del segundo método de condensación de
Helmert, obteniendo para el área de estudio considerada aquí el resultado ilustrado en la
figura 14(a).
(a) (b)
Fig. 14. (a) Efecto indirecto en la ondulación del geoide producido en la eliminación de las
masas exteriores al geoide, según el segundo método de condensación de Helmert. (b)
Corrección del terreno asociada al segundo método de condensación de Helmert.
37
(a) (b)
Fig. 15. (a) Anomalías residuales obtenidas mediante la aplicación del segundo método de
condensación de Helmert, fórmula (13.9), a las anomalías calculadas mediante la fórmula
(13.2). (b) Ondulación del geoide obtenida integrando las anomalías residuales dadas por
(13.9), mediante la fórmula (13.10).
Cuando los términos de la formula (13.9) están todos calculados, estamos en situación
de realizar la integral (13.8). Para ello, podemos expresar esta integración en forma de
convolución usando la FFT en 1D (Haagmans et al., 1993), obteniendo el término N3 en la
forma
⎛ φn ⎞
∑
R∆φ∆λ −1 ⎜ ⎟
N3 = F1 ⎜ F1 ( ∆g cos) F1 (S) ⎟ (13.10)
4πγ ⎜ φ′= φ ⎟
⎝ 1 ⎠
donde S es la función de Stokes, F1 denota la transformada de Fourier discreta y periódica y
F1-1 es su inversa. Haagmans et al. (1993) han descrito la forma correcta de llevar a cabo la
computación dada por (13.10), por ello, siguiendo estas indicaciones podemos obtener el
valor de la ondulación residual del geoide mostrada en la figura 15(b).
Validación del geoide. Cuando sumamos los tres términos dados por la formula (13.3),
obtenemos el modelo de geoide buscado, en este caso es el geoide del área ibérica mostrado
en la figura 16(a). Para chequear la validez del modelo obtenido, debemos comparar las
ondulaciones del geoide predichas por este modelo, con las ondulaciones del geoide obtenidas
de forma independiente a este modelo. Estas medidas independientes deben haber sido
calculadas con gran precisión, para poder establecer entonces que las diferencias, entre los
valores predichos por el modelo y los valores observados o medidos, son debidas únicas y
exclusivamente al error que tiene el modelo de geoide obtenido. Para ello, lógicamente
necesitamos utilizar una colección de medidas de gran precisión, pues de lo contrario todo el
proceso de validación sería dudoso. En el área ibérica disponemos de tal colección de
medidas gracias a la red GPS-nivelación que está desplegada para toda Europa, tal como se
explicó en el apartado 4. Esta red cuyo nombre es EVRS (European Vertical Reference
System), constituye un marco de referencia fundamental para la medición de alturas con
precisión centimétrica. Concretamente, en el área ibérica esta red posee los vértices de
precisión mostrados en la figura 16(b). Cuando comprobamos el modelo obtenido y
representado en la figura 16(a), en los puntos de precisión mostrados en la figura 16(b),
obtenemos un error de 27.8 cm (Corchete et al., 2005). Este modelo no ha sido mejorado
hasta 2008, fecha en la que han sido publicados los modelos del norte (Corchete, 2008) y sur
de Iberia (Corchete et al., 2008), cuyos errores son de 12.6 y 17.0 cm, respectivamente.
38
(a) (b)
Fig. 16. (a) Modelo de geoide obtenido para el área ibérica, mediante la suma de los tres
términos dados por (13.3). (b) Red de puntos para los cuales es conocida la ondulación del
geoide con gran precisión.
39
n máx n
η=−
1
GR cos φ ∑∑
n =2 m=0
mPnm (sen φ)[− δJ nm sen( mλ ) + δK nm cos(mλ )]
En el apartado anterior hemos visto que resulta más cómodo calcular las componentes
de la desviación de la vertical (ξ, η), a partir de un modelo geopotencial mediante un
desarrollo en serie. No obstante, todavía puede ser más útil obtenerlas desde la ondulación del
geoide, pues hemos visto en el apartado 13 que los modelos de gravimétricos de geoide
(geoides locales), pueden ser mucho más precisos que el geoide derivado de un modelo
geopotencial. Esto también resulta ser válido para las componentes de la desviación de la
vertical, podemos obtener valores más precisos de (ξ, η) si partimos de modelos de geoide
más precisos. Para ello, debemos escribir (ξ, η) en la forma (Heiskanen y Moritz, 1985)
1 ∂N 1 ∂N
ξ=− ,, η=− (15.1)
R ∂φ R cos φ ∂λ
Las formulas (15.1) permiten ahora calcular los valores de (ξ, η), siempre que se conozca
previamente el modelo de geoide que nos da los valores N(φ, λ), entonces derivando
obtendríamos las componentes de la desviación de la vertical. Llegados a este punto de
precisión, hay que notar que los valores de (ξ, η) se miden en la práctica sobre un punto del
terreno, no sobre el geoide. Ello es debido a que las coordenada astronómicas (Φ, Λ), son
observadas o medidas sobre la superficie de la Tierra (no sobre el geoide), entonces debido a
la curvatura de la línea de la plomada, estas coordenadas naturales no son rigurosamente
iguales a sus valores sobre el geoide. Sucediendo que (Heiskanen y Moritz, 1985)
Φgeoide = Φ terreno + δΦ ,, Λ geoide = Λ terreno + δΛ
en consecuencia, si tenemos que
Φgeoide = ξ + φ ,, Λgeoide = η/cos φ + λ
esto implica que los valores de (ξ, η) dados por (15.1) deberán ser corregidos mediante
ξterreno = ξgeoide − δΦ ,, ηterreno = ηgeoide – δΛcos φ
o lo que es lo mismo (Smith and Roman, 2001)
1 ∂N 1 ∂N
ξ terreno = − − δΦ , , η terreno = − − cos φδΛ (15.2)
R ∂φ R cos φ ∂λ
donde las cantidades (δΦ, δΛ) aparecen resueltas y calculadas en diversas referencias
especializadas (Heiskanen y Moritz, 1985; Smith and Roman, 2001).
40
la forma más precisa y para cualquier punto sobre la superficie terrestre. Esto nos permitirá
transformar coordenadas geodésicas (φ, λ) en coordenadas astronómicas (Φ, Λ), o viceversa,
siempre que sea necesario. Para ello, será necesario disponer de un modelo de geoide preciso
para el área de estudio. Como ejemplo de aplicación de las fórmulas (15.2), podemos ver en la
figura 17 el valor que toman (ξ, η) para el norte de Iberia, obtenidas a partir del modelo
NIBGEO.
(a)
(b)
Fig. 17. (a) Componente N-S de la desviación de la vertical (ξ). (b) Componente E-W de la
desviación de la vertical (η). Ambas componentes han sido obtenidas mediante (15.2) a partir
del geoide NIBGEO.
41
Bibliografía
Bibliografía básica
42
Schwarz K. P., Sideris M. G. and Forsberg R. (1990). The use of FFT techniques in physical
geodesy. Geophys. J. Int., 100, pp. 485-514.
Sideris M. G. (1990). Rigorous gravimetric terrain modelling using Molodensky’s operator.
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